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¿Qué potencia tiene el nuevo cohete lunar de la NASA? ¿Cuál es su plan de vuelo?

domingo, agosto 28th, 2022

Esta única misión costará más de cuatro mil millones de dólares. Si se suma todo desde que comenzó el programa hace una década hasta el descenso lunar en 2025, la cantidad es aún más exorbitante: 93 mil millones de dólares.

Por Marcia Dunn

CABO CAÑAVERAL, Florida, EU (AP) — Con años de retraso y un presupuesto que ha rebasado en miles de millones de dólares la cantidad inicial, el nuevo cohete lunar de la NASA será estrenado mañana en un peligroso vuelo de prueba antes de hacerlo con astronautas.

El cohete, de 98 metros (322 pies) de altura, intentará llevar una cápsula sin tripulación hasta una órbita lunar distante, 50 años después de las famosas misiones Apolo de la NASA.

Si todo sale bien, los astronautas podrían abordarlo para dar una vuelta a la Luna en 2024 como fecha más próxima, y la NASA aspira a que dos de ellos desciendan en la superficie a finales de 2025.

El despegue está programado para el lunes en la mañana en el Centro Espacial Kenendy de la NASA.

El vuelo de prueba durará seis semanas, es peligroso y podría ser interrumpido si algo falla, advirtieron funcionarios de la NASA.

El cohete Artemis de la NASA con la nave espacial Orión a bordo se dirige lentamente a la plataforma de lanzamiento 39B en el Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral, Florida, el 16 de agosto del 2022. La NASA se prepara para el lanzamiento el 29 de agosto del vuelo lunar de pruebas.

El cohete Artemis de la NASA con la nave espacial Orión a bordo se dirige lentamente a la plataforma de lanzamiento 39B en el Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral, Florida, el 16 de agosto del 2022. La NASA se prepara para el lanzamiento el 29 de agosto del vuelo lunar de pruebas. Foto: Terry Renna, AP

“Vamos a someterlo a presiones y a probarlo. Vamos a hacer que haga cosas que nunca haríamos con una tripulación a bordo para intentar hacerlo lo más seguro posible”, dijo el miércoles el administrador de la NASA, Bill Nelson, a The Associated Press.

El fundador retirado del instituto de política espacial de la Universidad George Washington dijo que hay mucho en juego en este ensayo. El incremento de los costos y los largos intervalos entre las misiones dificultarán volverlo a intentar si las cosas salen mal, subrayó.

“Se supone que será el primer paso en un programa sostenido para la exploración humana de la Luna, Marte y más allá”, dijo John Logsdon. “¿Tendrá Estados Unidos la voluntad de seguir adelante frente a una falla importante?”.

A continuación un resumen del primer vuelo del programa Artemisa, nombre que corresponde a la hermana gemela de Apolo en la mitología griega.

POTENCIA DEL COHETE

El nuevo cohete es más corto y de menor diámetro que los de la serie Saturno V que llevaron a 24 astronautas del programa Apolo a la Luna hace medio siglo. Pero es más poderoso, con una potencia de impulsión de cuatro millones de kilogramos (8.8 millones de libras).

El cohete se llama Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS, por sus siglas en inglés), aunque se está sopesando un nombre menos largo, según Nelson. A diferencia del esbelto Saturno V, el nuevo cohete cuenta con un par de impulsores principales adaptados de los transbordadores espaciales de la NASA. Los impulsores se desprenderán después de dos minutos, como lo hacían los de los transbordadores, pero no serán rescatados del Atlántico para reutilizarlos. La etapa central continuará encendida antes de separarse y caer sobre el Pacífico hecha pedazos. Dos horas después del despegue, una etapa superior llevará la cápsula Orión hasta la Luna.

NAVE LUNAR

La cápsula de la NASA está automatizada con alta tecnología y lleva el nombre de la constelación, una de las más brillantes en el cielo. Con tres metros (11 pies) de alto, es más espaciosa que la del programa Apolo y llevará a cuatro astronautas en lugar de tres. Para este vuelo de prueba, un maniquí completo de tamaño normal vestido con un traje naranja de vuelo ocupará el asiento del comandante, y estará dotado de sensores para la vibración y la aceleración. Otros dos maniquíes fabricados de materiales que simularán el tejido humano —cabezas y torsos femeninos sin extremidades— medirán la radiación cósmica, uno de los mayores peligros en los vuelos espaciales. En un torso se probará un chaleco protector de fabricación israelí. A diferencia del cohete, la cápsula Orión fue lanzada antes al espacio y dio dos vueltas a la Tierra en 2014. Esta vez, el módulo de servicio fabricado por la Agencia Espacial Europea estará conectado a la cápsula Orión para darle propulsión y suministrarle energía con cuatro paneles solares.

PLAN DE VUELO

El vuelo de la cápsula Orión se supone que durará seis semanas, desde su despegue en Florida hasta su caída en el Pacífico, el doble de lo que serán las misiones con astronautas a fin de probar los sistemas. Tardará casi una semana en alcanzar la Luna, a 386 mil kilómetros (240 mil millas) de distancia. Tras pasar cerca del satélite de la Tierra, la cápsula ingresará en una órbita distante hasta un punto lejano de 61 mil kilómetros (38 mil millas). Así, la Orión se ubicará a 450 mil kilómetros (280 mil millas) de la Tierra, una distancia mayor que la del programa Apolo. La prueba más grande tendrá lugar al final de la misión, cuando la Orión penetre la atmósfera a 40 mil kilómetros por hora (25 mil millas por hora) hacia su caída en el Pacífico. El escudo térmico es del mismo material que el de las cápsulas Apolo para que resistan temperaturas de reingreso de dos mil 750 grados centígrados (cinco mil grados Fahrenheit). Pero el diseño avanzado anticipa los regresos más rápidos y a mayores temperaturas de parte de tripulaciones que viajen a Marte en el futuro.

POLIZONTES

Además de los tres maniquíes de prueba, el vuelo lleva varios polizontes para efectuar investigaciones del espacio profundo. Diez satélites del tamaño de una caja de zapatos se desprenderán de la cápsula cuando la Orión se dirija hacia la Luna. El problema es que estos minisatélites llamados CubeSats fueron instalados en el cohete hace un año y las baterías de la mitad de ellos no pudieron recargarse debido a las postergaciones en el lanzamiento. La NASA prevé que algunos fallen, dado el bajo costo y naturaleza de alto riesgo de esos minisatélites. Se prevé que los CubeSats que medirán las radiaciones funcionen bien. También se prevé que funcione correctamente un dispositivo de prueba de vela solar que se dirigirá hacia un asteroide. Además, la Orión llevará algunos fragmentos de rocas lunares que Neil Armstrong y Buzz Aldrin recogieron en el Apolo 11 en 1969, y un perno de uno de los motores de su cohete, rescatado del mar hace algunas décadas. Aldrin no asistirá al lanzamiento, de acuerdo con la NASA, pero tres de sus colegas lo harán: Walter Cunningham, del Apolo 7, Tom Stafford del Apolo 10 y Harrison Schmitt, del Apolo 17, el penúltimo hombre en posarse sobre la Luna.

Esta imagen combinada muestra al cohete Saturno V de la misión del Apolo 12 en la plataforma de lanzamiento en el Centro Espacial Kennedy, en Florida, en 1969, a la izquierda, y, a la derecha, el nuevo cohete de la NASA del programa Artemisa con la cápsula Orión en la parte superior, el 18 de marzo de 2022, en el mismo lugar.

Esta imagen combinada muestra al cohete Saturno V de la misión del Apolo 12 en la plataforma de lanzamiento en el Centro Espacial Kennedy, en Florida, en 1969, a la izquierda, y, a la derecha, el nuevo cohete de la NASA del programa Artemisa con la cápsula Orión en la parte superior, el 18 de marzo de 2022, en el mismo lugar. Foto: AP

APOLO CONTRA ARTEMISA

Más de 50 años después, el programa Apolo sigue siendo el mayor logro de la NASA. Con la tecnología de la década de 1960, la NASA requirió sólo ocho años para pasar del lanzamiento de su primer astronauta, Alan Shepard, a posar a Armstrong y Aldrin sobre la Luna. En contraste, Artemisa se ha prolongado más de una década a pesar de estar basado en el efímero programa de exploración lunar Constellation. Doce astronautas del programa Apolo caminaron en la Luna de 1969 a 1972, sin permanecer más de tres días en cada ocasión. Para el programa Artemisa, la NASA echará mano de una reserva de 42 astronautas y ampliará el tiempo que las tripulaciones estarán en la Luna a por lo menos una semana. El objetivo es crear una presencia lunar de largo plazo que dé viabilidad al envío de personas a Marte. Nelson, de la NASA, se ha comprometido a anunciar las primeras tripulaciones de Artemisa a la Luna después del regreso de Orión a la Tierra.

¿QUÉ SIGUE?

Hay mucho más por hacer antes de que los astronautas se posen de nuevo en la Luna. En un segundo vuelo de prueba serán enviados cuatro astronautas a darle la vuelta a la Luna y de regreso, quizá incluso en 2024. Un año más o menos después, la NASA tiene el objetivo de enviar a otros cuatro astronautas, y de ellos dos descenderán en el polo sur lunar. Orión no contará con un módulo de descenso lunar como el utilizado en las misiones Apolo, así que la NASA ha contratado a SpaceX de Elon Musk con el fin de que facilite su nave espacial Starship para el primer alunizaje del programa Artemisa. Otras dos compañías privadas están desarrollando trajes para realizar las caminatas lunares. La Starship, con aspecto de ciencia ficción, se acoplaría con la Orión en órbita en la Luna, llevaría a dos astronautas hasta la superficie y los regresaría a la cápsula para volver a Tierra. A la fecha, la Starship sólo se ha elevado 10 kilómetros (seis millas). Musk desea lanzar la Starship para que dé vuelta a la Tierra con el Super Impulsor Pesado de SpaceX antes de intentar un descenso en la Luna sin tripulación. Un inconveniente: la Starship necesitará ser recargada en un depósito de combustible en órbita alrededor de la Tierra antes de dirigirse a la Luna.

Una astronauta en Lanzarote, España, se alista para Artemis, nueva carrera a la Luna

martes, noviembre 16th, 2021

El programa Artemis, de la NASA y ESA enviará a la primera astronauta a la Luna.

Por José María Rodríguez

Lanzarote (España), 16 nov (EFE).- Cuando dentro de dos años y medio la NASA aborde el reto de regresar a la Luna, es probable que la frase que Neil Armstrong dejó escrita para la historia en 1969 cambie ligeramente. ¿Será un “pequeño paso para una mujer” el que inaugure la nueva carrera espacial? “Hombre o mujer, será un gran paso para la Humanidad”, defiende una de las candidatas a darlo.

A sus 43 años, la bióloga Kathleen Rubins es la cuarta mujer estadounidense que más tiempo ha pasado en el espacio, en concreto 300 días, una hora y 31 minutos, sumando sus dos vuelos en naves Soyuz a la Estación Espacial Internacional (EEI): 115 días en 2016 y 185 entre 2020 y 2021. Sus cifras incluyen tres paseos espaciales.

“Kate” Rubins es la primera astronauta de la NASA que se enrola en el programa de formación en geología que organiza desde 2017 (con el paréntesis obligado de la pandemia) la Agencia Espacial Europea (ESA) para enseñar a los candidatos a volar en futuras misiones a la Luna o a Marte a “leer en las rocas” y a recolectar las mejores muestras.

El curso se celebra siempre en Lanzarote, en el archipiélago español de las islas canarias. Sus organizadores tienen claro el motivo: no hay lugar en la Tierra que se parezca más a lo que los astronautas se encontrarán en la Luna o en el Planeta Rojo que el Parque Nacional de Timanfaya y sus alrededores, no solo por sus paisajes “marcianos”, sino también por las diferentes etapas del vulcanismo que pueden verse en la isla, recientes y muy antiguas.

La astronauta de la NASA Kathleen Rubins monitorea el cultivo de bacterias en una placa de Petri. Foto: A.Romeo, ESA

Su directora, Loreana Bessone, sabía que la NASA se iba a sumar al curso en cuanto fuera avanzando el programa Artemis. Solo la elección del nombre del programa que llevará de vuelta a la Luna a la NASA, la ESA y el resto de sus socios públicos y privados es toda una declaración de intenciones: alude a Artemisa, la diosa griega de la caza, una mujer fuerte. La hermana gemela de Apolo, el nombre que quedó unido a la gesta histórica de Armstrong, Aldrin y Collins.

Bessone da un consejo a los periodistas que asisten al retorno de los cursos de la ESA a Lanzarote. Deberían fijarse en Kate Rubins, dice, “probablemente la próxima vez que la vean estará en la Luna”.

Cuando le mencionan por la posibilidad de que sea ella u otra compañera la que esta vez descienda en primer lugar del módulo lunar, Rubins recuerda que todavía no han sido elegidas las tripulaciones que volarán en las naves Orión hacia la Luna, pero también que la NASA tiene decidido que en ellas habrá mujeres.

¿Será esta vez “un pequeño paso” para una mujer?, le preguntan, recordando las célebres palabras pronunciadas por Neil Armstrong el 21 de julio de 1969. “Hombre o mujer, será un gran paso para la Humanidad”, responde, antes de subrayar el “honor” que para ella representa formar parte del programa lunar Artemis.

Kate Rubins está en Lanzarote para aprender geología con los mejores instructores científicos en esta materia de la ESA, al frente de los cuales está el geólogo italiano Francesco Sauro, que enseña que el paisaje y las rocas “se pueden leer” y cuentan una información extremadamente valiosa para quien sepa observar.

La Agencia Espacial Europea (ESA) ha retomado este año sus cursos de formación en geología en Lanzarote para astronautas que pueden estar involucrados en el futuro en misiones a la Luna o Marte. Foto: EFE/Alessio Romeo (ESA)

Los participantes en esta sesión del curso de formación de la ESA PANGEA. Foto: ESA–A. Romeo,

La astronauta estadounidense tiene la lección aprendida: “Cuando volvamos a la Luna, tendremos recursos limitados, tiempo limitado en el espacio y una cantidad limitada de rocas que podremos traernos a la Tierra, así que elegir bien será muy importante”.

Lo mismo piensa su colega de la ESA Andreas Mogensen. Este ingeniero danés de 46 años tiene ya experiencia en el espacio (estuvo diez días en la EEI en 2015) y también aspira a ser uno de los elegidos por la ESA para volar con Artemis a la Luna.

Sabe que con el curso de Lanzarote suma méritos: “Cuando vayamos a la Luna y, en el futuro, ojalá, a Marte, uno de los focos principales será la geología”, dice.

“Para mí, lo más valioso está siendo aprender a comprender las rocas. Si puedes leer en ellas, en esencia puedes leer la historia de la Tierra”, argumenta Mogensen.

Al elegir Lanzarote como campo de entrenamientos para astronautas, la ESA no solo piensa en la Luna, mira a más largo plazo, apunta también a Marte. Al preguntar por las razones, de nuevo sale el parecido del paisaje, los paralelismos que existen entre los volcanes del Planeta Rojo y los de Canarias…

En la imagen facilitada por la ESA, la astronauta Kathleen Rubins (i) y el ingeniero Robin Eccleston (d) exploran la montaña del Señalo, en Tinajo (Lanzarote). Foto: EFE/Alessio Romeo (ESA)

Los alumnos del curso Pangea 2021 de la ESA tuvieron la oportunidad de examinar diferentes tipos de meteoritos de varias colecciones. Foto: ESA–A.Romeo

Pero Loredana Bessone y Francesco Sauro explican la clave: en Lanzarote hay diferentes ejemplos, pasados y recientes, de cómo interactúan los volcanes, el agua y la vida. “Estamos buscando si hubo vida en Marte, que pudo haber tenido unas condiciones muy parecidas a las que hay en Lanzarote, por ejemplo, en lugares con aguas termales o anomalías térmicas”, detalla Sauro.

La clase la completa Bessone, con una alusión a las centenarias técnicas de los agricultores de Lanzarote, que cubren los campos con escoria volcánica: “Casi cada piedra es un ambiente para la vida. Hay piedras que tienen porosidad y ofrecen protección a la vida. Todo lo que se utiliza en Lanzarote para dar agua a las plantas, ese lapilli, es un ambiente donde la vida podría prosperar”.