Deja la puerta abierta

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Descubro ahora, rondando los cuarenta años, que mi madre, esa mujer sabia y casi analfabeta no tenía razón —mis legendarias discusiones adolescentes para ver quién tenía la razón son irrisorias— no, mi madre no tenía razón: tenía experiencia. Foto: Pinterest

Mamá, a la negrita se le salen lo pie’ e la cunita

y la negra Mercé

ya no sabe qué hace’

Descubro, a un ritmo lento y a partir de vivencias que me van marcando la piel como pequeños pellizcos, que los años son el mejor antídoto contra la soberbia.

Qué bueno que tiempo y distancia no sólo son las variables de la velocidad, sino también del aprendizaje.

Descubro ahora, rondando los cuarenta años, que mi madre, esa mujer sabia y casi analfabeta no tenía razón —mis legendarias discusiones adolescentes para ver quién tenía la razón son irrisorias— no, mi madre no tenía razón: tenía experiencia. Infinitamente más experiencia que yo y por eso intentaba, con un amor animal, transmitirme lo que ella ya había vivido.

Me burlaba de ella en secreto, y a veces abiertamente, cuando me decía: negrita, así son los hombres, ten cuidado.

Y yo tan Simone de Beauvoir, tan Nacha Guevara y tan Gloria Trevi, me ofendía con la simpleza de su advertencia y refugiada en mis espesas lecturas de Michel Foucault y André Malraux pensaba —pobre de mí— que leer reemplazaba la experiencia y que los conceptos me harían más sabia que mi madre.

Ella trataba de prevenirme del acoso pero no del acoso en las calles, de ese ya me había enterado directamente con más de un episodio de hostigamiento. Los avisos de mi madre intentaban levantar una señal de alerta ya que yo estaba por iniciar mi vida laboral.

Fue muy temprano, a los dieciséis años, cuando en mi primer empleo, el jefe me llamó a su oficina y me dijo que si no le daba unos besos, me asignaría el turno nocturno en la fábrica de plásticos en la que trabajaba. Nadie quería ese turno porque salir durante la madrugada era un infierno. No hubo besos y me echaron. Lloré toda la noche con la cara vuelta hacia la pared, lloré de frustración, de angustia, lloré porque no podía hacer otra cosa. O eso pensaba entonces.

Mi madre suspiró y, sin estridencias, me dio este consejo: cuando los jefes te llamen a su oficina, deja la puerta abierta.

La historia se repitió intermitentemente.

Mi puesto era el de supervisora en un centro telefónico cuando el director de operaciones, un hombre alto, rubio, con mancuernillas Hermès y oloroso a loción Hugo Boss, se sentó junto a mí y metió la mano entre mis piernas porque le salió de los cojones hacerlo. El señalamiento generalizado que viví tras denunciarlo todavía me incomoda, porque la culpa era mía, la falda azul que llevaba aquel día de verano era demasiado corta. Pero logré conservar mi empleo y al poco tiempo el tipo fue asignado a una posición internacional y dejó el país.

Luego vinieron las reiteradas invitaciones a cenar del siguiente jefe. Como no acepté, me mandaron a las mazmorras, al congelador, al proyecto más jodido donde había que tirar como perro de trineo para ganar un pago decente cada quincena.

La historia que cuento, es vital aclararlo, no tiene nada de extraordinario, nada de especial. El cien por ciento de las mujeres que conozco cargan un anecdotario similar al mío. Es así.

Y quiero insistir en que no hablo de conceptos ni esgrimo teorías ni explico razones. Simplemente les cuento mi experiencia que sé que es la de muchas.

Sigo.

Después arribé al mundo artístico y académico y me encontré con que las cosas no eran muy distintas. No importaba si estos hombres y yo habíamos compartido lecturas de Simone de Beauvoir y otras tantas. No eran los albañiles trabajando en mitad de la calle ni el sujeto perverso que muestra el pene erecto afuera de las escuelas. Estos hombres cultos, educados, de pensamiento sofisticado y discurso bien articulado no podían sustraerse de la misma conducta: ejercer presión sexual a partir de una posición poderosa.

Como aquel editor que me escribía por las noches para que tomáramos una copa pero jamás contestaba mis llamadas cuando, por la mañana, yo le pedía una cita para hablar de mi futura publicación que nunca ocurrió en esa editorial y que seguramente no verá mis textos mientras él esté ahí.

O como aquel otro que decía que podría publicarme sólo porque me encontraba guapa pero que era indispensable me presentara en su casa para discutir los términos de nuestra futura relación.

Como el admirado catedrático que, dando golpes en la mesa, me echó del restaurante donde comíamos y del proyecto en el que trabajábamos cuando le dije que no correspondía a sus intenciones amorosas conmigo.

Sí, tuve jefes respetuosos y profesionales, conocí y conozco a muchos hombres que no aprovechan su posición para acosar.

Sí, distingo bien entre acoso y seducción por mutuo acuerdo.

Sí, mi madre se equivocaba al generalizar y advertirme de “los hombres” como si fueran una amalgama indiferenciada. Sí, sí, sí.

Pero la experiencia de mi madre, que está por cumplir setenta años y la mía, que suma treinta y ocho, se han puesto en la mesa junto a la de mi sobrina de diecinueve que ya tuvo que sortear a un jefe vengativo porque no quiso ser cariñosa con él, y me pregunto cuáles serán las anécdotas de la de dieciséis y me pregunto, también, a qué escalofriante edad hay que aconsejarle a cualquier niña, que deje la puerta abierta.

Y no es que las mujeres tengamos o no tengamos razón: es que tenemos generaciones de experiencia en esto de lidiar con el acoso y, las que sobrevivimos, estamos cansadas de que se repita la historia. ¿De veras no podemos cambiarla?

@AlmaDeliaMC

42 Responses to “Deja la puerta abierta”

  1. Néstor González dice:

    Alma, por vicisitudes de la vida soy docente, no es algo que planeara, simplemente sucedió, y resulta que es una profesión que me gusta mucho, en enero pasado se cumplió uno de mis sueños, ser docente de historia, en un pequeña secundaria, lo hago con mucho gusto, la historia es algo que me apasiona, y revitalice mi vida, pero también me encontré a un montón de chicos que son tan vulnerables, y muchas veces eso me abruma, si lo haré bien, si podré dejar una impronta positiva.
    He intentado, con lo mejor de mí, ser imparcial, objetivo y guiarlos hacia la problematización de su realidad, con resultados muy variados, chicos que no les interesa, chicos que se han adentrado bastante, pero sobre todo con seres humanos maravillosos y con tanta potencia de hacer el bien o el mal. Es demasiado el peso, pero lo intento con gusto.
    Dentro de todos mis alumnos tengo dos, tres que me pueden bastante, muy germanófilos, muy apegados a la historia (interesantísima de Alemania), con mucha paciencia los he llevado que noten por ellos mismos las contradicciones, que problematicen, que cuestionen… pero me llena de horror cuando a la hora de preguntarles ellos se mantienen firmes y cito: “yo no veo contradicción en los nazis, son perfectos”
    Mi comentario va hacia que ahora que intento abordar ciertos temas de historia contemporánea desde un enfoque feminista, estos niños reflejan la sociedad: seguimos pensando que el feminismo es el empoderamiento de las mujeres, cambiar la dictadura del pene, por la de la vagina, hay espacios ganados, pero aún falta muchísimo, en la práctica, en el día a día, y no es fácil, llevamos ataduras, de una forma de vida patriarcal, de una forma de vida que lleva milenios, que hemos legitimado de manera errónea, en mi opinión, el cambio real, drástico, duradero, llevara generaciones, pero vale la pena seguir impulsándolo, entiendo mis limitaciones intento cambiar estos roles tan anclados en la cultura, y en especial, intento transmitirlos a estos chavitos, futuros empleados, futuros jefes, futuros usuarios de transporte público.
    Soy un hombre normal, con fallas, y me he comportado lo mejor que he podido, y quiero seguir la idea de inclusión de todas la preferencias sexuales, y la igualdad de los individuos, sigo creyendo firmemente que la equidad, y que es alcanzable, Alma, te envió mi saludo y abrazo más fraterno, esperando (ojala no estúpidamente) por una mejora real.
    Live Long and Prosper

    • Samuel Lechuga dice:

      Porque tiene que haber una dictadura. No sería mejor que lo hiciéramos juntos. Seguro resultaría más productivo.
      Padre que incentivos a tus alumnos a aprender la historia

      • Manuel F dice:

        La señorita Murillo parece personaje del túnel del tiempo, aquella serie de ficción de los años setentas donde los protagonistas estaban en todo en las mejores circunstancias posibles. En el túnel de Alma Delia el acoso es lo de hoy , mañana el baila que baila bailarina , pasado Gabriela mistral incomprendida , en fin. Sus heroínas batallan en contra de los antagonistas del México cliché , es decir ; priístas siniestros , capitalistas viriles, antipejes que se oponen “ al cambio verdadero ” , etcétera . Sin embargo , sospecho que escribe para la tribuna o más bien para su porra fiel : “ y cómo no te voy a quereeer ” versa la barra de los Pumas de la UNAM ; porque percibo un amarillismo de espectáculo disfrazado de protesta social que , lamentablemente , se parece a los artículos de fondo del “ Vanidades ”

      • Livia Alicia dice:

        Pues vete a opinar a la página de vanidades o de televisa… Cuanta envidia y cuanta estupidez en tus palabras. Hablas como todo buen priísta que piensa que cualquier persona que ejerce su libre albedrio de pensamiento (Y que encima de todo tiene mucho talento) es un pecado imperdonable para ti y tu pobre criterio. Pero pues, ¿Qué crees? Que Zinacantepec donde su “Alteza Ignorantísima se refugia una semana si y otra también (Porque ahí si le aplauden todas sus estupideces), por fortuna no es este lugar. Si no te gusta cómo o escribe Alma, se entiende, todos pensamos distinto, pero di algo inteligente por favor. Crítica con bases, ofrece una comentario constructivo y deja de repetir el cuentito de que Alma escribe como Corín Tellado, o como Mary Rodriguez Ichaso, porque dudo que siquiera sepas de quien te estoy hablando. Por favor piensa, ordena tus ideas, acaba la primaria, consiguete otro trabajo y vive de manera honrada tu vida. No vendas tus ideas para comer, eso sí es abyecto y de muy poco valor humano.

      • mcjaramillo dice:

        Fíjese si al final de ese túnel, qué maravilla, ya no habitaran personajes como usted.

      • Andrea. dice:

        Crítica justa y respetuosa. Felicidades.

      • Francisco dice:

        Manuel f peñabot,
        Foro equivocado, aqui pierdes tu tiempo, no vas a conseguir no tortas ni frutsis, Ve a los foros del universal o milenio, ahi atascate

    • Alma Delia Murillo dice:

      Mi Néstor queridísimo, no sabes qué gusto me dio encontrar aquí tu comentario y enterarme de que ser maestro te está cambiando la vida. Qué ganas de camuflarme y colarme un día entre los adolescentes y escuchar todo y a todos.
      Lo que me cuentas de tus dos alumnos admiradores de la superioridad de la raza aria es tremendo, sé que hay todo un movimiento entre jóvenes mexicanos al respecto… Maldita ultramodernidad. Te mando un abrazo grandísimo, felicidades por tu nueva experiencia como maestro, qué gran privilegio.

  2. Jonathan dice:

    Alma, ya tenía rato que no te escribía. Es difícil ser mujer. Nunca podré decir cuánto porque estoy en la posición contraria. ¿Dónde, cómo es el cambio, cuánto durará? No hay respuestas sencillas.
    Los hombres somos culeros, no lo voy a negar. Ayer incluso me saqué de onda, pues tomando el camión, no me había percatado que mucha gente lo estaba esperando, quise subir primero y de repente escucho una voz que dijo “dejen subir primero al señorito”. Se me hizo de lo más estüpido.
    No hablo en nombre de los hombres, pues no soy quién para juzgarlos, pero si hablo por mí y te puedo decir que estar en una sociedad así es horrible, porque si eres un hombre de poder tienes privilegios y ventajas sobre las mujeres. Pero si eres un don nadie, las mujeres te ven mal, te juzgan, pues un hombre sin poder no está cumpliendo el imperativo machista. ¿Cómo combatir una práctica que daña a las mujeres pero que al mismo tiempo es el arquetipo de “el” hombre?

    • Alma Delia Murillo dice:

      Sí, Jonathan, no hemos dejado de comprarnos arquetipos para uno y otro género, las ideologías son rígidas (aunque se disfracen de buenas) y son peligrosas porque atentan contra el entendimiento de la realidad compleja y contra la inteligencia.
      Debe ser duro para ustedes cumplir con estándares o elegir no cumplirlos y aún así, hacerse dueños de su masculinidad. Todo eso es real pero también es real que muchos hombres, en posiciones de poder, abusan particularmente de las mujeres. Por eso digo que, más que los conceptos, revisemos las experiencias.
      Te mando un abrazo, gracias por tu comentario tan reflexivo y honesto.

  3. Francisco dice:

    Discrepo contigo respecto de ” los años son el mejor antídoto contra la soberbia” La prueba son la camara de senadores, diputados, gobernadores, funcionarios públicos y políticos en general Bola de viejos decrépitos ambiciosos, sin verguenzas, arrogantes y estúpidos que ni volviendo a batir cambiarían si misera existencia

    • Alma Delia Murillo dice:

      Bueno, para la mayoría, para todo ser humano con dos grados de conciencia sobre sí mismo; esos personajes de los que hablan, ya no se tienen a sí mismos.
      Un abrazo

  4. Alan dice:

    Excelente recomendación. Me permito complementarla, ahora en estos tiempos de redes sociales: “Deja la puerta abierta, Y EL CELULAR GRABANDO”.

    Espero que con eso se pueda terminar con ese acoso/abuso, o como le quieran decir… Para mí son hijeces de la chingada!

    • Alma Delia Murillo dice:

      Eres interesante, Alan, como todas las campañas van dirigidas a las mujeres: Deja la puerta abierta, no te calles, no estás sola, aprende a defenderte, corre, no te arriesgues… etc. Y pocas están dirigidas a los hombres: deja de agredir, deja de abusar, revisa tus niveles de violencia, pregúntate porqué haces lo que haces… Es como si diéramos por hecho que nada puede cambiar y sólo podemos reaccionar responsivamente y no revisar la raíz del fenómeno…

  5. Jorge dice:

    Alma Delia como cada sabado
    Me conmueve tu lectura
    Hoy en especial
    Sigue por este buen camino
    Ya somos legion los almadelias

  6. Livia Alicia dice:

    Alma: Buen día, recibe un abrazo este día del niño. El acoso laboral, social, familiar, etc. Es una lección bien aprendida por toda la sociedad. Todo lo que nos expresas en tu texto se repite día a día con todas las mujeres de este planeta, no importa la edad, ni la creencia, ni a posición social. Como mujer sigues siendo objeto de un sistema que te agobia porque insiste en estigmatizarte, en victimizarte y en buscarte solo problemas. Por otro lado se encuentra el feminismo que hoy se empeña en crear una lucha contra los hombres y en volverlos nuestros enemigos como si ahora tuviéramos que repetir el mismo sistema pero cambiando al hombre ahora como víctima y a la mujer como victimaria. Perverso este sistema que nos divide y enfrenta. Me parece que se sigue olvidando que hay que cambiar el patrón educativo en nuestras casas. Tenemos que vivir de otra forma y entender que nada va a cambiar, si como padres y madres seguimos sin educar de forma igualitaria a nuestros hijos, si las nenas ayudan en los quehaceres y los niños no, si no les enseñamos a entender la importancia del estudio y de aprender a pensar pues estamos muy mal. Si a ellos les toleramos la violencia, no les enseñamos a respetar y los convertimos en perfectos porkis somos entonces la raíz del problema. Seguimos reproduciendo los estereotipos de siempre: Mujer humillada, abusada, (Rica o pobre, no importa), pero eso sí: Ignorante y sometida es lo normal y es aceptable. Y por otra parte el hombre cumple el papel de golpeador, ignorante, dominador, etc. pues no vamos a avanzar. Aquello de: “Nos quejamos de los machos y los producimos en serie” es una gran verdad. La educación en casa es primordial para parar estos abusos, no solo hay que festejar el día del niño, hay que educarlos para que sean seres pensantes, no los porkis y las victimas perfectas del futuro.

    • Alma Delia Murillo dice:

      Livia querida, tienes toda la razón. El asunto es complejo, se trata tanto de mirar el sistema que “masculiniza” ciertos privilegios pero también de mirar a la condición humana, la manera en que hombres y mujeres ejercemos nuestros vínculos. Es terrible que la ideología del feminismo se enquiste y no deje lugar al pensamiento complejo, a la mirada profunda, sí. Creo que tiene que ver con los niveles de violencia sí, pero sobre todo, con el larguísimo tiempo que ha sido ejercida, siglos y siglos y siglos de lo mismo. Es como cuando los soldados regresan de la guerra y luego saltan apenas escuchan tronar un cuete o un portazo… no lo justifico, trato de entender de dónde viene. Y tenemos tanto por hacer y es verdad, la postura rígida no ayudará en nada. Te mando un abrazo, gracias por tu mirada lúcida en este espacio y por aventurarte a discutir con los que insisten en manifestarme su desprecio, jajaja, pero querida, el chiste se cuenta solo: “Me empeño -con todo mi interés- cada sábado en demostrarte que no me interesas para que veas que de verdad no me interesas” A mí ya me hace gracia.

  7. jajaja dice:

    El problema de envejecer en un país como México, tener experiencia mexicana, es un arma de doble filo. Los expertos mexicanos promedio no ven el panorama favorable. Recordando a los malditos pillos priistas y derivados nos hacen tener cero esperanza en arreglar la situación social en seguridad, empleo, salud y tranquilidad. Los expertos mexicanos canosos casi todo lo ven negro, al menos los que no son pillos por decisión ó por falta de valor.

  8. mcjaramillo dice:

    Dejar la puerta abierta. Buena idea; ¿y si la cierra el jefe? Hay varias opciones que dejo a la imaginación de ustedes.
    Besos, querida Alma.

    • Alma Delia Murillo dice:

      Sí, querida McJaramillo, hay que aprender a defenderse. Pero como le decía a alguien comentarios más arriba, llama la atención que todos los mensajes estén dirigidos a nosotras: deja la puerta abierta, no te calles, aprende a defenderte, corre… y casi no haya esa resonancia social en los mensajes masculinos: no abuses, no violentes, revisa por qué actúas así, por qué tocas sin permiso, en qué te convierte lastimar y abusar… Tremendo lo que implica, ¿no?

      • mcjaramillo dice:

        Ya lo creo que es tremendo, en principio, porque somos las mujeres quienes mayormente educamos a los hijos. Imagina que con la misma insistencia en que advertimos a las niñas lo hiciéramos también con los niños, inculcándoles desde la infancia el respeto que se le debe a toda persona.

  9. Chavalcohol dice:

    Lo malo es que dicen que uno aprende a ser hijo cuando es papà y a ser padre cuando eres abuelo, y mientras ya la cagaste muchas veces. Como padre de dos mujeres universitarias, entiendo perfecto lo podrido de los tiempos y no puedo sino animarlas a todas a que como dijimos en la marcha de la semana pasada: no se callen. Te abraza, tu chavalcohol

    • Alma Delia Murillo dice:

      Pues sí, querido Chavalcohol, por eso reflexionaba sobre la humildad que viene con los años y la experiencia… pero, repetiré mi hallazgo como changuito de feria, jajaja, porque vale la pena pensarlo entre todos: Llama la atención que todos los mensajes estén dirigidos a nosotras: deja la puerta abierta, no te calles, aprende a defenderte, corre… y casi no hay mensajes ni resonancia social hacia la conducta masculina: no abuses, no violentes, revisa por qué actúas así, por qué tocas sin permiso, en qué te convierte lastimar y abusar… Tremendo lo que implica, ¿no?
      También te mando un abrazo grande y otro a tus hijas. Gracias por seguir en este espacio.

  10. juan encinas dice:

    ¡ TODOS los hombres son iguales !
    No hacía falta probarlos todos, le contestaron…Je!
    Por nivelar tantito la balanza conviene mencionar
    a las que seducen al jefe, o al profesor, mucho más frecuente ellas que ellos.
    Como tú dices, Alma, no hablo de conceptos ni de teorías.
    También es verdad que no va de por medio la chamba si se niega uno.
    Respondiendo a la pregunta, tiene razón Alan, usando bien las redes caerán muchos peces gordos, y no solo en este tema.

    • Alma Delia Murillo dice:

      Sí, Juan, no ayudan en nada esas generalizaciones, es que cuesta comunicar que el cuestionamiento no es contra los hombres, ni contra todos ni contra unos pocos, sino contra un sistema cultural que históricamente ha favorecido esas prácticas “masculinas” manteniéndolas no sólo impunes sino elevándolas a nivel de orgullo identitario. Está cabrón ver al tal Julión con sus millones de seguidores, en pleno 2016, que le aplauden porque dijo que las mujeres que no saben trapear y preparar una buena sopa no sirven para nada. Y es sólo un ejemplo, los medios, la cultura, los movimientos así tienen tal resonancia social que la batalla es gigante… nomás digo.
      Un abrazo

  11. PMC dice:

    El domingo 24 de abril, día de la marcha en contra del acoso a las mujeres, veíamos la marcha y comentábamos sobre lo importante de la marcha; uno de los comentarios fue que a las mujeres se les paga menos, y muchas veces son más preparadas, llego el momento en que me estrellé en una pared misógina con una frase que estaba escuchando, “Así debe de ser porque el dinero en manos de una mujer es un peligro”, vi estrellas del gran golpe, Esas palabras eran dichas por una mujer.
    Hasta ahora sigo preguntándome ¿Qué Paso?, sintiendo una gran congelación y al mismo tiempo un gran fuego.

    • Alma Delia Murillo dice:

      Pasó, creo, la posmodernidad y la ultramodernidad, estas que han permitido que todos estemos convencidos de que nuestra locura individual, es la mejor manera de estar en el mundo, y la convirtamos en dogma y hasta en divinidad.
      Es complejo lo que ocurre, pero fíjate cómo, desde hace siglos, el mensaje es uno: las mujeres pueden recibir pasivamente la enseñanza de todo mundo: cómo gastar el dinero, cómo usar el propio cuerpo, cómo decidir sobre la maternidad, cómo ser mamás, cómo …
      Un abrazo.

  12. Escribano dice:

    Querida Alma.
    Tu articulo me parece una denuncia muy importante del acoso hacia la mujer. El título manifiesta una solución: dejar la puerta abierta. No callar el acoso. Denunciar por todos los medios posibles. Te mando un beso y abrazo, sin acoso.

  13. Enrique Lechuga Ballesteros dice:

    Estimada Alma:
    |
    Hay un largo camino por recorrer para lograr erradicar el uso del sexo como moneda de cambio. Tenemos que enseñar a los que nos rodean, empezando por nuestros hijos, a valorar y respetar tanto a ellos mismos como a los demás. Sin eso, será muy difícil que se avance en el sentido correcto.
    No basta decir que esa perniciosa actitud está mal, hay que hacer como hizo tu mamá; hay que decirles que hacer: dejar la puerta abierta, grabar con el celular, gritar si es necesario para llamar la atención, huir. Es importante inculcar que no se está destinado a ser una irremediable víctima, que debemos alzar nuestra voz.
    |
    Debemos darle mayor relevancia al ‘ser’ que al ‘tener’, darle a las posesiones materiales su justo valor y no convertirnos en esclavos del poseerlas. Cuando aprendamos que nuestra dignidad vale más que un puesto, que nuestros ideales valen más que un teléfono, un auto o una mejor calificación, entonces avanzaremos hacia una sociedad en la que se valore a las personas por lo que son sin distinción de género, posición social, raza o apariencia.
    |
    No perdamos la esperanza; podemos influir en los que nos rodean. Sobra decir que el mejor método para enseñar es a través del ejemplo.
    |
    Recibe un fuerte abrazo.

    • Alma Delia Murillo dice:

      ¿Y a los hombres, Enrique? ¿qué les decimos a los hombres? “No abuses, no violentes, revisa por qué actúas así, ¿por qué tocas el cuerpo de una mujer sin permiso?, ¿en qué te convierte lastimar y abusar?, tu masculinidad no depende de cuánto poder ejerzas; si agredes, pagarás por tus actos…”
      Creo que una de las raíces del problema, es que no hay mensajes -o no con tal resonancia y difusión como para las mujeres- que inviten a los hombres a revisar su conducta.

      • juan encinas dice:

        Creo que a los hombres, Alma,
        como a las numerosas misóginas,
        habría que castigarles, de la misma
        forma que si se pasan un alto, sobornan,
        o le dicen cien veces “güey” a la autoridad.
        La civilización toma muchas generaciones,
        pero a partir de que se empieza a educar,
        y nunca antes

      • Francisco dice:

        La iglesia implicitamente pone al hombre como sujeto abusador y con poder de elección y a la mujer como objeto de deseo y sin decisión. ” No desearás a la mujer de tu próximo” Las religiones tienen la mayor de culpa por solapar el abuso a las mujeres, y desafortunadamente las mujeres son el mayor soporte de esas mafias que las humillan, las someten y las abusan.. Ironías de la vida. hacen falta muchas más Almas, Carmens, San Juanas, Dennises y muchas mujeres valientes

  14. Jorge Luis dice:

    ¿cojones? a caso ¿eres española?

    • juan encinas dice:

      La expresión es así, no se dice que le sale de los testículos ni de los blanquillos.
      Viene de España, como estas frases con las que nos comunicamos, pero las pueden usar otras nacionalidades.
      C’est la vie !
      ( y no soy francés…)
      ¿ y tú, eres argentino ?

  15. Dulce dice:

    Alma querida,
    Son muy lamentables las experiencias que narras, finalmente en algo no estoy de acuerdo contigo. Yo soy Ing de profesión, en ese entonces solo el 5% de Ing graduados eramos mujeres, en un mundo “dominado” por hombres , jamás recibí ningún tipo de acoso o insinuación guarra por parte mis compañeros, al contrario. y he tenido jefes de muchas nacionalidades: varios españoles, brasileños, mexicanos , estadounidenses y hasta un pakistaní, ninguno jamás me ha acosado o abusado de su posición. A lo mejor nací con suerte o con una cara de “soy una hija de puta si te metes conmigo”. Como sea, agradezco a todos los hombres con los que me he cruzado en mi carrera, de todos ellos aprendí mucho.

  16. Dulce dice:

    Alma querida,
    Son muy lamentables las experiencias que narras, finalmente en algo no estoy de acuerdo contigo. Yo soy Ing de profesión, en ese entonces solo el 5% de Ing graduados eramos mujeres, en un mundo “dominado” por hombres , jamás recibí ningún tipo de acoso o insinuación guarra por parte mis compañeros, al contrario. y he tenido jefes de muchas nacionalidades: varios españoles, brasileños, mexicanos , estadounidenses y hasta un pakistaní, ninguno jamás me ha acosado o abusado de su posición. A lo mejor nací con suerte o con una cara de “soy una hija de puta si te metes conmigo”. Como sea, agradezco a todos los hombres con los que me he cruzado en mi carrera, de todos ellos aprendí mucho.

    • Cristina dice:

      Puede ser,te felicito pero generalísando es todo lo contrario por lo que me han contado muchas mujeres y lo que he vivido yo que gracias a Dios no fueron muchas las veses .tambien puede ser que eres muy muy fea

  17. Ninnete dice:

    Alma
    me encanto tu articulo , la verdad es que el acoso en algunos sitios es el pan de todos los días y luchar entre un feminismo mal entendido no ayuda mucho, bueno y que me dices cuando eres la única mujer que destaca en un grupo de hombres, donde no te valoran y creen que el club de tobi lo es todo… me encanta leerte

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