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Caravana con sombrero ajeno: la oposición y la seguridad en CdMx

jueves, octubre 12th, 2023

Dice un viejo proverbio que es de mal gusto hacer caravana con sombrero ajeno. Y dice bien.

Apropiarse de lo realizado por otro y presumirlo como propio es un acto de deshonestidad. Estoy seguro que los alcaldes de oposición de la CdMx están conscientes de ello. Con todo, incurren en un acto de deshonestidad al presumir como suyos los bajos índices de inseguridad en sus respectivas demarcaciones.

Casi todos los alcaldes pecan de lo mismo, pero algunos lo hacen de manera grotesca. Basta salir a la calle y constatar el teatro lúdico. Ahí están, por ejemplo, los espectaculares de Adrián Ruvalcaba (Cuajimalpa) quien se hace llamar a sí mismo el “Alcalde de la Seguridad”. Más feas son las lonas de plástico de Mauricio Tabe en las que presume haber hecho de Miguel Hidalgo la tercera alcaldía más segura de la capital. Atrás no se queda Santiago Taboada y su estrategia “Blindar Benito Juarez”, adjudicándose la reducción de la criminalidad en la alcaldía. Eso sí: nadie gana en desfachatez a Sandra Cuevas y su “Operativo Diamante”, plan ilegal de retirada de pérgolas y terrazas de restaurantes que la ex alcaldesa de Cuauhtémoc hace pasar por estrategia de seguridad.

En todos los casos se trata de caravanas con sombrero alejo. En la CdMx —como lo sabe todo mundo y según indica el artículo séptimo de su ley de seguridad ciudadana— la responsabilidad de la seguridad pública recae en el gobierno de la capital. En la entidad, existe mando único policial lo que significa, entre otras cosas, que no hay un esquema de policía municipal como en la mayor parte del país. El mando operativo está en la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), hoy dirigida por Pablo Vázquez Camacho y hasta hace un mes por Omar García Harfuch.

Todos los procedimientos disciplinarios, capacitación, incentivos, sanciones, reclutamientos y reconocimientos policiales los maneja la SSC. Son sus policías quienes investigan y trabajan en conjunto con las Fiscalías. Con excepción de la policía de investigación de la Fiscalía, en la SSC están adscritas todas las unidades policiales de la CdMx, desde las fuerzas especiales, pasando por las Ateneas y la policía turística. No hay más.

¿Qué sí hacen las alcaldías? Muy sencillo: firman contratos con la SSC para que ésta, a través de la Policía Bancaria o de la Policía Auxiliar (ambas dependientes de la SSC), les preste un puñado de policías para trabajar temporalmente en la demarcación. En la mayoría de los casos, estos se limitan a patrullar colonias en autos que (muchas veces) también son rentados por las alcaldías a la ciudad. El mando operativo, sin embargo, permanece anclado en la SSC. ¿Qué significa esto? Que en última instancia los policías que trabajan en los proyectos de las alcaldías continúan subordinados al mando central.

Cuando digo que la SSC presta un puñado de policías a las alcaldías quiero decir exactamente eso: un puñado. La policía de la CdMx es la más grande de América Latina. El personal adscrito a la corporación rebasa las 88 mil personas. Solo unos cientos policías bancarios o auxiliares son proporcionados a las alcaldías.

Para poner en perspectiva el esfuerzo de las alcaldías, el esquema Blindar BJ que presume Santiago Taboada está compuesto por 314 policías que patrullan las colonias de la Benito Juárez en tres turnos distintos. En Miguel Hidalgo son 400 y en Cuauhtémoc apenas 300, suficientes para acompañar a Sandra Cuevas en sus paseos de cuatrimoto, pero insuficientes para cuidar media docena de colonias. En seguridad, los alcaldes de la CdMx son generales sin soldados.

La CdMx puede presumir disminuciones de más del 50% en todos los delitos, incluyendo homicidio, robo de vehículo, lesiones dolosas por disparo de arma de fuego y robo a pasajeros en transporte público.[1] Esta disminución es resultado de la acción policial, del trabajo de la Fiscalía, así como de los programas integrales de prevención y atención al delito tipo Barrio Adentro y Alto al Fuego. Son éxitos indiscutibles del gobierno de la Ciudad de México. Las alcaldías son el meme del niño jugando playstation con el control desconectado.

Estamos en periodo electoral y es normal que tiros y troyanos pretendan apropiarse lo de bueno y alejarse de lo malo. Lo que no es honesto es hacer caravana con sombrero ajeno.

 


[1] Sobre esto ya he escrito aquí: Carlos A. Pérez Ricart, El milagro de la seguridad en la CdMx, Sin Embargo, 3 de mayo de 2023. Disponible en: https://www.sinembargo.mx/03-05-2023/4356231

Harfuch: Perder para ganar

miércoles, octubre 11th, 2023

Hay una mala lectura de las elecciones de 2021 en la capital de la República que permitió que Omar García Harfuch, un policía de los tiempos de Enrique Peña Nieto, compitiera en las encuestas para definir lo que, a la larga, se convertirá en la candidatura de Morena para la Ciudad de México. La mala lectura es esta: en 2021 se perdieron alcaldías ganadas en 2018 porque la “clase media” salió a votar por el PRIAN. La lectura es equívoca por muchas razones. La primera es que no existe en México una correlación válida entre clase social y partido por el que se vota, y la capital del país no es la excepción. Todo lo contrario: mientras los partidos tradicionales, como el PRD y el PRI se desplomaron en identidad de los votantes, Morena en la Ciudad de México creció y creció: de 2015 en que tenía 15 por ciento, a inicios del 2018 a 33 por ciento y a 42.6 por ciento para julio de ese mismo año. Acción Nacional es el mismo desde 2015: el 16 por ciento de los votantes de la capital. El PRI pasó del 20 por ciento a ocho por ciento y el PRD de 40 por ciento al 10 por ciento y bajando. Es es el desplome de la oposición, no de Morena. No hay un cambio relevante y significativo de los votantes en la Ciudad de México. Así, en el 2021, Morena ganó la mayoría en el Congreso local con 31 de los 33 distritos y 11 de las 16 alcaldías en disputa. Pero hubo toda una campaña de la oposición y sus medios de comunicación para decir que la ciudad se había dividido por clase social y, entonces, se dividía en oriente pobre y morenista y poniente rico y PRIANista. No fue cierto. Lo que realmente sucedió es que determinados distritos salieron a votar en contra de Morena, por el PRIAN, y los distritos morenistas se confiaron en que la ciudad siempre ha sido de izquierda. Estaba la pandemia todavía y el miedo a reunirse, junto con la certeza un poco vanidosa de que la ciudad está siepre ganada por la izquierda, pero todo con una abstención de la izquierda. Pero la izquierda sigue ahí y no necesita de un policía priista para combatir a un PRIAN que sigue sin existir realmente. De qué tamaño fue la confianza o el panico al COVID para no salir a votar en 2021. Veamos. En 2018, tratándose de una elección presidencial, votaron cinco millones 392 mil de chilangos, 70 por ciento de participación. Dos millones 600 mil votos fueron para Claudia Sheinbaum y ganó por la mitad de la votación efectiva. En 2021, votaron tres millones 960 mil de chilangos, casi un millón y medio menos que en el 2018. Sólo 51 por ciento de participación. Morena tuvo un millón menos, pero Acción Nacional medio millón también menos. No es que creciera alguno de los partidos, sino que creció la abstención. 

Analizado distrito por distrito, resultó que la Ciudad de México no se dividió en oriente y poniente, sino que en lugares de anti-obradoristas como Polanco y las Lomas de Chapultepec, la participación fue hasta de 80 por ciento, con rangos de “zapato” para Morena. Esos tiempos del “zapato” del PRI volvieron a las zonas que creen en que México es una dictadura castro-chavista-trumpista dominada por algo llamado el Foro de Sao Paulo y que tiene nexos ocultos con los masones, los comunistas de Corea del Norte, y hasta los templarios. Eso fue lo que sucedió: que las zonas panistas fueron muy panistas y las morenistas se quedaron en sus casas. No hubo movilización política en la Ciudad de México y, para colmo, hubo una línea de Ricardo Monreal para apoyar a personajes como Sandra Cuevas en la Alcaldía Cuauhtémoc. 

El segundo argumento de por qué es un total disparate que la “clase media” vota por el PRIAN es el estudio que realizó Parametría y que citaré extensamente, con disculpas anticipadas. La encuestadora Parametría ha medido votantes desde hace más de 30 años y jamás ha encontrado una correlación entre clase social, escolaridad, nivel de ingreso y preferencia partidaria en México. Pero para volver a demostrarlo, analizó sus encuestas de salida en 2021 en la Ciudad de México y, por supuesto, volvió a encontrar lo mismo. No existe una identidad de clase y una preferencia partidista. Son tan clase media los votantes de Acción Nacional como los de Morena. Tienen tanta escolaridad los del Acción Nacional como los de Morena. Tienen iguales niveles de ingreso. El asunto es otro y será mi tercer argumento contra una candidatura como la de Harfuch. 

Pero veamos lo que concluye Parametría en 2021. Dice: “De los votantes en las elecciones federales del pasado 6 de junio de 2021, tres de cada cuatro votantes se consideran de clase media: sea media-media (37 por ciento) o media-baja (37 por ciento), además de otro cinco por ciento que se considera de clase media alta.” Lo que dice Parametría es que la definición de si el votante es de clase media y sus variantes —baja, media, y alta— se les deja a los propios encuestados, no se les impone por nivel de ingreso o escolaridad. Y sigue diciendo Parametría: “Podemos observar que si bien pareciera que hay un ligero aumento en la probabilidad de voto por el PAN en la clase media-alta (30 por ciento-50 por ciento), este valor es estadísticamente indistinguible dentro de la misma clase social para la coalición de Morena (22 por ciento-42 por ciento), más importante aún, la clase alta presenta los efectos opuestos”. Es decir si del 30 al 50 por ciento que votan PRIAN se autodefinen de “clase media”, también un 22 a 42 por ciento de los que votan por Morena se definen igual. Pero en la clase alta, los valores se invierten y es Morena el que tiene de 30 a 50 por ciento. Es interesante este dato porque nos habla del mito de que las clases altas votan ofendidas porque les dijeron “fifí” en una conferencia mañanera o que los empresarios no están con la 4T que les ha dado ingresos superiores a ningún otro sexenio, incluido el de Salinas. Pero continúa el texto de Parametría: “También es importante remarcar, que si bien la clase media-alta pudiera tener un 10 por ciento más de probabilidad de votar por el PAN, este sector representa sólo el 4.7 por ciento de los votantes”. Así que, como digo, Acción Nacional es el 16 por ciento de la identidad partidaria de la Ciudad de México y puede ganar si el otro 50 por ciento se queda a ver la televisión en domingo de elecciones. 

Concluye el estudio sobre 2021 de Parametría. Leo: “Los datos en general parecen mostrar que una mayor escolaridad y un más alto ingreso se traducía en menor voto por Morena, empero al evaluar estadísticamente la significancia de esta tendencia fue posible observar que es espuria. De hecho, los modelos permitieron comprobar que independientemente de la variable utilizada para medir la clase social, objetivo o subjetiva, su efecto sobre el voto por la oposición era nulo”. 

Ahora, la pregunta es de: ¿dónde sacan que Omar García Harfuch, jefe de la seguridad en la ciudad, apela al votante prianista de la ciudad o a la que ellos aseguran es “la clase media”? Aquí hay un rosario de estereotipos y lugares comunes que no se corresponden con la realidad. El primer argumento es que, como bajó la inseguridad extraordinariamente en la Ciudad de México, la ciudadanía premiaría a Harfuch por ello. Pero, consistentemente con el discurso del Presidente López Obrador de atender las causas de la inseguridad y no sólo el tema policiaco-judicial, sino en la atención a la desigualdad, a la iluminación, al Sendero Seguro, entonces los capitalinos deberían premiar, también, al Secretario de Bienestar o a los programas sociales únicos en la capital como las becas universales a niños de primaria, el asentamiento en la capital del empleo para los jóvenes, y la captación que hizo la ciudad de las inversiones extranjeras directas, por encima de Guadalajara y Monterrey. Todo eso contribuyó a la baja espectacular de los delitos, pero no es atribuible a Harfuch. Luego viene un ninguneo de las capacidades políticas de la llamada “clase media” cuando se dice —como hizo, por ejemplo, José Cárdenas en su programa de radio— que votarían por él las mujeres, porque es sexi; que lo comparan con Batman; que tiene una simpatía casi tan desbordante como la de Xóchitl Gálvez. 

Aquí me detengo en otro capítulo de las encuestas, que es el de qué consideran los chilangos que son los problemas más severos de la Ciudad de México. Y no es, obvio, el narcotráfico ni el ambulantaje, sino el transporte público y el agua. La pobreza y la desigualdad son temas sentidos, al lado del empleo y la inflación. Se necesita, por lo tanto, un proyecto de izquierda que ataque estos problemas que son los de la equidad en la movilidad, en el suministro de servicios públicos, y en el empleo. Hay que decir, que Claudia Sheinbaum se despidió como Jefa de Gobierno con una aprobación de seis de cada 10 habitantes de la ciudad. No fue producto sólo de la baja en la inseguridad ni mucho menos de las labores de la policía y sus detenciones, sino de la estrategia completa de bienestar. Cuando Morena puso en el debate público la pobreza y la desigualdad en la ciudad, entre 2015 y 2018, creció 230 por ciento en identificación de sus votantes. 230 por ciento. No es Batman el que soluciona la desigualdad, es la política pública de López Obrador. Al respecto de su posición de “izquierda” el propio Harfuch ha dicho la ambigüedad más grande en toda la precampaña para la encuesta de Morena en la Ciudad de México. Dijo: “Parte de sumar y de apoyar a la próxima Presidenta de México, considero que es desde la ciudad, la ciudad es muy importante para todo el país, la estabilidad, conservar y aumentar la estabilidad en la ciudad es sumamente importante y por eso decidí participar, creo que puedo aportar muchísimo a la Ciudad de México”. 

El petate de la llamada “clase media” es mi último argumento. ¿Qué es la clase media, sino una autodefinición, como la considera Parametría? Mucha gente responde que es de clase media si tiene estabilidad laboral y de ingresos, pero, en cuanto la pierde, ya no se considera así. Hay dos maneras de definirla: el ingreso y lo subjetivo. Por el ingreso, sólo el 12 por ciento del país y la ciudad lo es. Si es por autodefinición, el número ronda el 61 por ciento. Pero ya no estamos hablando de ingreso, sino de confianza en que uno puede consumir lo necesario y un poco más. La definición de no-pobre, sería la que aplica, o pobreza moderada. Pero si vamos a hablar de ingresos, necesitarías ganar 64 mil pesos mensuales para una familia de cuatro integrantes, un salario que gana sólo el 10 por ciento de los mexicanos. No se puede medir una clase social sólo por el nivel de ingreso, sino por todas las condiciones adicionales como la movilidad, los servicios públicos, las horas de ocio y, sobre todo, eso: el tiempo. Si de verdad hacerse prianista para ganar la ciudad tiene un correlato en la realidad, sería ese: estarías apostando por el 10% de los votantes. Eso es asustar con el petate de la “clase media” y descobijar a un movimiento como el obradorista que ha sido claramente de izquierda, preocupado por la desigualdad y la inequidad, desde que López Obrador fue Jefe de Gobierno.

Hay que recordarlo para quienes no vivieron la irradiación que se dejó sentir en todo el país de la izquierda de la Ciudad de México. Hay unas fechas centrales el 26 de abril; el 6 de mayo de 2007; y el 21 de diciembre de 2009 , cuando se aprobó el aborto en la ciudad, se desnudaron 20 mil personas en el Zócalo para ser fotografiadas por Spencer Tunic; y se logró el matrimonio entre las personas del mismo sexo. Esas tres acciones se irradiaron desde la Ciudad de México y constituyen parte de su izquierda humanista, empática, y solidaria. Sin esos rasgos, ni la ciudad ni el país tendría hoy una transformación de lo político. Es la ciudad de las libertades civiles y de género, pero también la de los plebiscitos, las consultas, los presupuestos participativos. Es la del millón de ciudadanos defendiendo a su Jefe de Gobierno electo, Andrés Manuel, contra el Presidente Vicente Fox y sus abogánsters como Macedo de la Concha y Vega Memije, contra la Cámara de Diputados de Beltrones, contra la Suprema Corte de Arturo Azuela, contra Carlos Salinas y Diego Fernández de Cevallos. Es por todo lo que hemos pasado, que hoy podemos elegir alcaldes y jefes, jefas, de Gobierno. Porque la sociedad presionó a ello durante décadas de ejercicios democráticos que la autoridad electoral no reconocía. Es la ciudad del terremoto de 1985 y 2017 con sus brigadas de jóvenes y sus albergues. Es la ciudad de las huelgas estudiantiles de 1987 y 1999. La del poderoso movimiento urbano-popular. La del Zócalo de libros y música. Así fue que llegamos a hoy. Dudo mucho que un policía de la Federal Preventiva de García Luna o a nombre de la Gendarmería en las juntas de autoridades para mentirle a la población sobre la desaparición de los 43 normalistas, puedan aplicar como elegible en esta sociedad urbana caótica, festiva, y progresista igualitaria. El o la que llegue a la candidatura tiene que representar a ese movimiento que es obradorista, pero también solidario, estudiantil y urbano-popular. No puede ser que alguien a quien los medios anti-obradoristas llaman “sexi”, “Batman”, o “Guapo”, nos represente. Sería como perder todo lo hecho por ganar un simple cargo de autoridad.  

El “manotazo” de Xóchitl

martes, octubre 10th, 2023

Por fin. Ya está aquí. Que ya nadie se altere. Xóchitl Gálvez ha dado el esperado “manotazo en la mesa” y ya tiene “lista la estrategia” para ganar la Presidencia de la República: Consiste en unir a PRI, PAN y PRD con los ciudadanos y que ella sea conocida en todo el país. Se acabó el pesimismo, les dice a sus prosélitos: “No se preocupen si vamos 30 puntos abajo”.

Pero para ser un auténtico “manotazo”, que sus asesores le recomendaron para evocar el “golpe de timón” de Felipe Calderón previo al fraude de 2006, el anuncio de la candidata de la derecha fue muy raquítico.

El “manotazo” de Xóchitl ocurrió este domingo 8 en medio de todas las encuestas que exhiben el desastre de su proyecto presidencial, con desventajas de por lo menos dos a uno, y con tan mal tino que el anuncio se efectuó en el Salón Olmeca del Word Trade Center, exactamente el mismo lugar donde Claudia Sheinbaum fue declarada ganadora de la contienda interna en Morena, el 5 de septiembre.

Los impulsores y propagandistas de Gálvez, algunos públicamente desilusionados, exigían con frenesí este “manotazo” salvador en la conducción de la candidatura presidencial —¡dónde está el piloto!”—, pero ella trató de infundir entusiasmo y certeza, porque no le gusta hacer las cosas “a lo güey”.

Ante una escuálida asistencia en el Salón Olmeca, cuya principales figuras fueron Margarita Zavala, la esposa del fugitivo Felipe Calderón, y Gustavo Madero, el presidente del PAN que solapó los “moches”, Gálvez trató de tranquilizar a sus prosélitos:

“Yo sé que hay mucha gente que le gusta hacer las cosas a lo güey, pero a mí no, a mí me gusta estudiar, analizar y hacer una estrategia. Eso se llama planeación y estrategia. Y tenemos lista la estrategia. Y es una estrategia ganadora”.

También, después de unas prolongadas vacaciones, el coordinador de la campaña de Gálvez y quien ya perdió cuatro veces la candidatura del PAN, Santiago Creel, por fin estuvo presente.

“Aquí inicia la reconociliación entre partidos políticos y ciudadanos, vamos a buscar una gran reconociliación nacional, porque nos tiene que quedar claro que no podemos entender esto sin los partidos, pero los partidos no pueden lograr esto sin los ciudadanos”, disertó la senadora sobre uno de los principales puntos de su estrategia.

Pero la pretendida “reconciliación” de los partidos políticos con los ciudadanos comenzó mocha: Primero porque Alejandro Moreno Cárdenas, el presidente del PRI asociado a la corrupción, desairó ese encuentro —como todos los fueron rivales de Gálvez, sobre todo Beatriz Paredes—, y segundo porque los convocantes son en realidad panistas, priistas y perredistas embozados que usurpan el nombre y la representación de la sociedad civil.

Estos personajes supuestamente apartidistas, liderados por el magnate Claudio X. González, son los mismos organizadores de dos marchas con atuendo color rosa que defendieron al Instituto Nacional Electoral (INE) de Lorenzo Córdova y la propia Xóchitl los desnudó este domingo: “Hoy la #MareaRosa se convierte en la #FuerzaRosa”.

Y como parte de esta simulación del “manotazo” es la difusión de encuestas fabricadas para hacer creer que la distancia de Gálvez con Sheinbaum no es tan amplia.

Este lunes se difundió la de México Elige, una firma que coloca a Gálvez a sólo diez puntos de Sheinbaum. Es una maniobra embustera: El sondeo tiene una base metodológica muy endeble, porque es por internet, y su creador, Aldo Hiram Campuzano Rivera, es asesor de ella, con el inequívoco conflicto de interés.

Por supuesto que en los ocho meses que faltan para la elección del 2 de junio de 2024 habrán de ocurrir acontecimientos que moverán las preferencias electorales y, así como puede seguir el derrumbe, eventualmente se pude materializar como exitosa la estrategia de la candidata de la derecha.

En una de esas, los políticos que se esconden en España, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y Carlos Salinas, así como los que están en Estados Unidos, Ricardo Anaya y Francisco Javier García Cabeza de Vaca, vienen a reforzar la campaña de Gálvez, como parte del plan de unir a los partidos de oposición con los ciudadanos.

Por lo pronto, es positivo que ella desmienta a muchos de sus encendidos seguidores que afirman que México vive en un régimen dictatorial: “Esto no es una dictadura. Esto es una democracia. Y aquí hay elecciones. Y esa decisión la van a tomar los ciudadanos. La van a tomar ustedes. Y esto apenas empieza”.

Pues sí. Es lo obvio.

En su imaginación

lunes, octubre 9th, 2023

Una abrumadora mayoría de los periodistas, comentaristas y editorialistas de la capital mexicana se enteró, la semana pasada, del fiasco Xóchitl Gálvez. Parece que despertó con el golpe seco de una encuesta publicada en El Universal donde la Senadora panista aparece más cerca del fondo que de su competidora principal: Claudia Sheinbaum. Esa mayoría se dijo tan asombrada, que cualquiera pensaría que transitamos por una era en la que los comunicadores han perdido el olfato de sopetón, porque los datos estaban disponibles y advertían desde hace dos meses lo que ahora los sacude. Quizás deban revisar sus fuentes antes de seguir. O quizás deban ser más honestos consigo mismos.

A finales de agosto hace cinco semanasescribí lo siguiente, en un texto que llamé Xóchitl o el moderno Prometeo:

La candidatura del PRIAN, por su parte, no tendrá sorpresa: es Xóchitl Gálvez, aunque Beatriz Paredes haya puesto en evidencia que la empresaria y política hidalguense no es el ‘fenómeno’ que dicen que era. A Xóchitl apenas le alcanzará para ganar la interna y eso acomodando con calzador las fichas: cepillaron en escritorio a cualquiera que le hiciera la más mínima sombra y al final querían que Paredes renunciara aunque se pusiera en evidencia que los señores deciden la vida interna de los partidos agrupados en el proyecto de Claudio X. González.

En ese momento todavía no se daba a conocer que se había cancelado la mentada encuesta interna del Frente Amplio por México, pero ya era clarísimo que las élites estaban nerviosas porque Xóchitl no podría ganar por sí misma una interna y que, si el PRI quería, la pondría en aprietos. ¡El PRI, que ha perdido casi todo lo que ha jugado en seis años podía derrotar a la Senadora! Pfff. Pero esto no le convenía a Alejandro Moreno Cárdenas para sus grillas internas porque haría crecer a Paredes y porque complicaría sus arreglos externos al violar el acuerdo con Marko Cortés en el sentido de que el PAN llevaba mano en 2024. Poco después de publicado mi texto, Paredes sería obligada a renunciar sin haber llegado siquiera a la elección para la que armaron una enorme faramalla y un padrón de dos millones 297 mil 529 personas. Todo ese proceso, que anunciaron como ciudadano, se fue al caño.

Ya corrió un tercio de octubre. Hasta ahora, la élite intelectual y académica; una abrumadora mayoría de los periodistas y medios, y el grupo de empresarios opositores del Presidente Andrés Manuel López Obrador se vienen enterando, supuestamente, que Xóchitl Gálvez no es el fenómeno que ellos mismos pregonaron. Primero la impusieron, luego ignoraron las señales y la elevaron (en su imaginación) a nivel virgen de Guadalupe.

Sólo les falta reconocer que no se les desinfla el globo porque nunca hubo, siquiera, un globo inflado. Los pulmones envejecidos de las élites apenas dieron para imponer una candidata, pero no para inflarla; y claro, mucho menos les dará para llevarla a la Presidencia. Esa es la realidad, su nueva realidad. Y en tanto no reconozcan que perdieron músculo; en tanto no acepten que Claudio X. González y su padre no son tan hábiles como se habían vendido; en tanto no asuman que necesitan, seriamente, construir un proyecto viable y no fantasías, seguirán caminando hacia su propia extinción.

Pero como no aprenden, la idea que van a intentar colocar enseguida es que como Felipe Calderón, Xóchitl Gálvez daráun golpe de timón, un manotazo en la mesa, y hará nombramientos muy mafufos o no, pero anunciará un cambio de estrategia. Y colocarán (en su imaginación), con todos sus medios y todas sus fuerzas, a una nueva Súper Xóchitlque vencerá todas las adversidades. Y venderá la andanada de artículos de Guadalupe Loaeza, Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín, Martín Moreno y otros del mismo nivel (y con el mismo prestigio) para posicionarla. Pero no podrán posicionarla. O sí, pero en su imaginación.

Estaban tan asombrados con Xóchitl Gálvez que cualquiera pensaría que estamos ante una insólita generación de opinadores y comunicadores sin olfato, pero no: han demostrado olfato en el pasado y lo tienen, hasta hoy; lo que les falta es honestidad.

***

El discurso público de Xóchitl Gálvez ha sido como tirar dardos en un bar: malas palabras; ponderar la palabrería por sobre la puntería; distractores para que no se den cuenta que no atina; varios brindis; dardos derivados a un pie. Atinarle a la diana no importa, nos dice Xóchitl: importa la diversión. Y Dios bendito, qué divertido es todo esto para ella. A risa y risa hasta que ya no lo es, porque todas las proyecciones para 2024, incluyendo las de las encuestadoras amigas, dicen que el PAN, el PRI y el PRD promedian la mitad o menos de la mitad de los votos que tuvieron en 2018.

La encuestadora que tanto los asustó la semana pasada, Buendía y Márquez, calcula 11 por ciento al PAN en la presidencial, 8 por ciento al PRI y 2 por ciento al PRD; suman 21 por ciento juntos. Covarrubias y Asociados da 17 por ciento al Frente Amplio por México y aunque no desagrega por partidos, se pueden calcular fácilmente: 9 por ciento al PAN, 7 por ciento al PRI y 1 por ciento al PRD. Y De las Heras-Demotecnia tampoco desagrega por partidos pero los engloba en 14 por ciento, es decir, algo como 7 por ciento al PAN, 6 por ciento al PRI y 1 por ciento al PRD.

En promedio, entonces, estos partidos quedan así para 2024:

PAN: 9 por ciento.

PRI: 7 por ciento.

PRD: 1.33 por ciento.

La última encuesta de Enkoll, anterior a las tres que uso para promediar, decía lo siguiente en septiembre (preferencia bruta):

PAN: 12 por ciento.

PRI: 8 por ciento.

PRD: 2 por ciento.

¿Qué nos dice esa encuesta de hace un mes (levantamiento del 7 al 9 de septiembre pasado)? Que el Frente Amplio por México perdió intención de voto en septiembre. Las cuatro encuestas son domiciliarias y esto significa que arrojan números más cercanos a la realidad y por lo mismo, parecidos entre sí.

Aquí tenemos un dato poderoso: los partidos de oposición salvo Movimiento Ciudadanono crecieron con Xóchitl Gálvez o, si se quiere, ella no contuvo la caída. Pareciera, más bien, todo lo contrario: que ella es factor de la más reciente pérdida de puntos porcentuales.

Ahora, los porcentajes de 2018, con los que perdieron esos mismos tres partidos, son estos:

PAN: 17 por ciento.

PRI: 13.55 por ciento.

PRD: 2.8 por ciento.

Esto significa que si Xóchitl aspira a perder en 2024 con al menos los mismos porcentajes con los que perdieron José Antonio Meade y Ricardo Anaya, tiene aplicarse y doblar el número de votos que trae ahorita. Y luego, si todavía le queda fuerza después de multiplicar por dos la intención de voto que trae ahorita, podría atreverse a soñar con ser competitiva.

Para alcanzar a Claudia Sheinbaum necesita frenar la caída, regresar a los tres partidos a los niveles de intención de voto que traían en 2018 y luego intentar crecer.

Todo es posible, por supuesto.

Pero como podrá ver la Senadora Gálvez, no todo son malas palabras y palabrería; distractores y ocasiones para brindar. De vez en cuando, si se toman los dardos en un bar, hay que atinarle a la diana.

***

La prematura derrota de Xóchitl Gálvez, de sus equipos y de los partidos tradicionales, que parece inevitable, provocará mucha frustración y enojo en las élites y en las estructuras que las han sostenido. Hay enojo ahora mismo pero habrá más, creo; en los siguientes años. Algunos que puedan hacerlo renunciarán a la resistencia y empezarán a ceder, negociar, buscar arreglos con la izquierda porque doce años (dos sexenios) es mucho tiempo.

Y aquí hay algo muy interesante. Los empresarios que financiaron durante años a intelectuales, periodistas y académicos del régimen anterior estuvieron en la cuasi-clandestinidad y no les será difícil acomodarse la cola para que no les estorbe entre las patas. Pero no será así para los que pusieron la cara, los mediáticos. Ellos, que comprometieron su voz para pedir una alianza opositora que básicamente mandó al caño a los partidos, no podrán acomodarse tan fácilmente a lo que parece inevitable: la mayor crisis del sistema de partidos en México quizás desde los turbulentos años entre el fin de la dictadura porfirista y el inicio de la Revolución.

La prematura derrota de Gálvez pone en evidencia que ni todos juntos (el 99 por ciento de los intelectuales, los medios, los periodistas, los columnistas, los empresarios del régimen anterior, la burocracia académica dorada, los tres partidos políticos tradicionales, el Poder Judicial, etcétera) pudieron inflarla. Insisto: yo no veo a la Senadora como un globo que se desinfla porque nunca se infló. Eso es lo que quisieron vender (y eso vieron, quizás, en su imaginación). La realidad es que no existe evidencia de que la señora registrara alguna actividad inusual que pudiera calificarse como fenómeno.

Y al no poder imponer a Xóchitl, las élites se han dado cuenta que perdieron su magia pero, además, que se ha redimensionado el poder que ejercían sobre la sociedad mexicana. Ahora tienen un poder mucho más limitado, por decirlo de manera elegante. Y como perdieron poder y perdieron los privilegios asociados al poder, vendrán años de frustración y enojo. En su imaginación estaban por regresar, tan pronto como 2024. Ahora cualquier análisis nos dice que quizás ya no regresen nunca.

Como he dicho muchas veces, este país tuvo durante décadas una oposición digna y moralmente viable: Heberto Castillo, Valentín Campa, Rosario Ibarra, Manuel Clouthier, Cuauhtémoc Cárdenas, el mismo López Obrador. ¿Ahora quieren que los mexicanos se abracen de personajes con olor a podrido como Alejandro Moreno, Marko Cortés, Jesús Zambrano y la misma Xóchitl Gálvez? Pues no. Eso no pasará, creo. Quizás, no sé, suceda en su imaginación. Pero no veo cómo, por más enojados que estén y por más violentos que se pongan, podrán regresar al poder sin haber ofrecido aunque sea una disculpa por todo el saqueo, por tantos abusos y engaños, y por el dolor que infligieron a generaciones de mexicanos.

Mujeres a favor y en contra de Harfuch

domingo, octubre 8th, 2023

Una de las razones que se esgrimen para explicar la popularidad de Omar García Harfuch en la disputa por la candidatura es su atractivo físico. Imposible saber a ciencia cierta, al menos por el momento, cuánto afecta ese factor y cuánto obedece a otros motivos menos frívolos. Después de todo, se trata del responsable de la seguridad pública del gobierno de la capital durante los últimos cuatro años. Los buenos números que exhibe su gestión seguramente explican en parte la imagen favorable a ojos de tantos ciudadanos preocupados por la criminalidad. Pero ciertamente el atractivo físico nunca ha estorbado a un candidato en campaña.

Sea cierto o no que las mujeres fortalecen los números de Harfuch, paradójicamente las razones de género podrían provocar su derrota. Recordemos que, siguiendo las pautas de las autoridades electorales y producto de una práctica impulsada por el partido mismo, Morena se ha comprometido a que sean mujeres la mitad de sus candidatos para disputar las nueve entidades federativas que habrán de elegir gobernador el próximo año. Eso significa que los varones no pueden encabezar más allá de cuatro o de cinco candidaturas. Un principio de justicia sí, pero que contradice otro de los criterios para definir a los abanderados: el candidato oficial es aquél o aquella que gane la encuesta interna.

¿Qué pasaría, por ejemplo, si en ocho o siete de las nueve entidades ganan hombres en los sondeos definitivos (o para el caso si ganan solo mujeres)? ¿Cómo se llegará a la elección final con una propuesta que sea paritaria en términos de género? Hace unos días en un video al alimón, Claudia Sheinbaum, líder del movimiento tras la ceremonia del bastón de mando, y Mario Delgado, presidente de Morena, dejan suponer que, al terminar los procesos internos, en caso de existir un conflicto entre los dos criterios, prevalecerá el de la paridad de género. En pocas palabras, si ganan hombres en siete de las nueve entidades, al menos dos de ellos (quizá tres) tendrían que dejar su lugar a la rival interna que hubiese conseguido el mejor segundo lugar.

El tema ha pasado inadvertido para la opinión pública, pero ha sido una descarga eléctrica entre los cuadros y cuartos de guerra vinculados a las precampañas. Y con razón. En este momento solo en Veracruz hay una mujer ampliamente favorita para quedarse con la candidatura, Rocío Nahle, según encuestas externas e internas. En la Ciudad de México y la mayoría de las entidades restantes los políticos que participan gozan de mayor reconocimiento de nombre que sus colegas mujeres. En otros estados aún es demasiado incierto para inclinarse en un sentido u otro. Pero es improbable que la inercia de la contienda arroje un resultado paritario, porque nos encontramos a menos de tres semanas para que inicie el levantamiento definitivo.

Para efectos de la opinión pública el tema podría ser explosivo. Mal manejado provocaría una lectura terrible en la legitimidad del proceso. En principio, supongo, la mayoría de las personas estarían de acuerdo con el criterio de paridad de género, al menos en abstracto. Y aquí un breve paréntesis: en algunos círculos se cuestiona el criterio de paridad de género para reivindicar el de equidad de género en materia de candidaturas. Es decir, las mujeres deben tener el mismo derecho para competir por los puestos, la equidad en la participación es necesaria y, en ese sentido, es correcto que la mitad de los aspirantes sean mujeres. Pero más allá de eso, la decisión, se afirma, debe ser de los ciudadanos. Si en una entidad se prefiere a un determinado hombre y no a una determinada mujer, la decisión de la mayoría tendría que ser respetada. La equidad es imprescindible, no así “la imposición” de una paridad artificial. El tema es complejo y escapa a los límites de este texto, para empezar porque la equidad no se remite exclusivamente a un asunto aritmético (igual número de precandidatos), sino también de piso parejo, o ausencia de éste, en la manera en que hombres y mujeres se disputan los puestos. Y no carece de lógica que en la composición de los cuadros que dirigen los destinos públicos debe reflejar el hecho de que la mitad de los habitantes sean mujeres. Lo dicho, un tema complejo.

Para lo que nos ocupa, sin embargo, todo indica que el criterio ya está definido: habrá paridad en la propuesta final. Pero si se opera de manera confusa puede dar lugar al “sospechosísmo”. ¿En qué entidades sacrificar a quién y por qué? ¿Cómo tumbar a un candidato que efectivamente ganó? ¿Si en la precampaña por la presidencia y en la de Coahuila Morena enfrentó el reclamo de contendientes derrotados (Marcelo Ebrard y Ricardo Mejía, respectivamente) cuál será la actitud de candidatos legítimamente ganadores que habrán de ser sacrificados?

La única vacuna contra esta previsible tormenta es definir de antemano, con mucha claridad y amplia divulgación, los criterios que habrán de aplicarse en caso de tener que recurrir a este procedimiento. Establecer desde ahora bajo qué lógica se intervendría en determinada entidad y no en otra, en caso de necesitarse. Se entiende que se ascendería a los segundos lugares que más se hayan acercado al puntero. Pero también existe el criterio por parte del INE y acordado por los partidos políticos, de que las mujeres no deben ser destinadas solo a las entidades en las que el partido tiene pocas posibilidades de ganar (en el caso de Morena Yucatán, Guanajuato y Jalisco, por ejemplo). También tendrían que incluirse en aquellas en las que el partido arranca como favorito: Tabasco, Chiapas, Morelos o la capital del país.

Lo cual nos regresa a Harfuch y su principal contrincante por la candidatura de la Ciudad de México, Clara Brugada. En algunas encuestas se le da una ventaja de 13 puntos, en otras se reduce a 5. Esto abre una contienda totalmente distinta, aunque sujeta a lo que pase en el conjunto de las nueve. Para el cuarto de guerra de la exdelegada de Iztapalapa el objetivo se hace mucho más asequible. No necesitaría ganar, pero sí mantenerse a un cuerpo o dos de distancia del puntero. Para Harfuch el reto es inverso; lo que parecía un día de campo se ha convertido en una campaña frenética para arrasar en la contienda, de otra manera podría ser una victoria pírrica.

Para Morena se trata de dos candidatos competitivos, ambos con amplia ventaja para triunfar posteriormente en la elección definitiva. Pero tendría que asegurarse de que la aplicación del criterio de la paridad de género, por más bien intencionada que sea, no sea leída como un dedazo político disfrazado.

@jorgezepedap

Prevención de fraude cibernético

domingo, octubre 8th, 2023

El déjà vu obesogénico escolar

sábado, octubre 7th, 2023

¿A dónde va la salud de nuestras hijas e hijos? ¿qué pasa en nuestras escuelas donde se consumen cada día alrededor de 550 calorías en productos chatarra? 550 calorías es una tercera parte del total recomendado de calorías para un escolar. Se trata de una condición que los arroja al sobrepeso, la obesidad y a un futuro de diabetes y enfermedades cardiovasculares.

Durante 13 años hemos escuchado varias veces que se establecen lineamientos para sacar la chatarra de las escuelas, como en un acto que se repite y ya hemos vivido antes, una especie de déjà vu. En 2010, con Felipe Calderón escuchamos que se publicaban los lineamientos para sacar la comida chatarra y las bebidas azucaradas de las escuelas y nada pasó; en 2013, con Peña Nieto, volvimos a escuchar lo mismo, que los alimentos y bebidas no saludables ya no estarían en las escuelas, que se habían establecido unos nuevos lineamientos que serían obligatorios y sancionables y… nada pasó. ¿Cuál fue el secreto para que nada pasara? Nada pasó por la fuerte oposición de las corporaciones que, puede resumirse, con el comentario enviado por Coca-Cola a la consulta pública realizada para los lineamientos en 2010: “violentan la Constitución, son excluyentes, discriminatorios e inequitativos”.

Desde 2010 a la fecha sabemos que niñas y niños en las escuelas, en una sola jornada, consumen alrededor de 550 calorías, calorías vacías, que no generan saciedad, de hecho, inducen a comer demás, calorías provenientes de productos chatarra y bebidas endulzadas, calorías extras que a la mayoría le provocará aumento de varios kilos de peso cada ciclo escolar, que les llevaran a gran parte de ellos al sobrepeso o la obesidad y, muy posiblemente, a desarrollar diabetes, enfermedades cardiovasculares, etc.

La culpa se les pone a los padres de familia porque se dice que ellos son los responsables de lo que sus hijos comen y beben y, sin duda, hay cierta responsabilidad. Sin embargo, si los padres dan una alimentación adecuada a sus hijos, bastarán esas más de 550 calorías al día que consumen sus hijos en la jornada escolar para que desarrollen sobrepeso u obesidad. Y esos productos están diseñados justamente para atrapar el paladar, para ser hiperpalatables, a lo que se suma la publicidad multimillonaria que los anuncia en todas partes. Si sus hijos están en las escuelas donde predominan estos productos hiperpalatables, si sus compañeros los consumen, serán irresistibles.

Hoy, volvemos a escuchar de una iniciativa en el Congreso para sacar estos productos de las escuelas. Por primera vez, la propuesta que ahora está en el Legislativo no permitiría la repetición de esta situación, siempre y cuando no entre una mano negra por parte de un grupo parlamentario o algunos legisladores que ya en el pasado han servido a las corporaciones, cambiando unas letras, una coma, para regresarla a la Cámara de Diputados y que muera ahí congelada.

Las regulaciones que se establecieron en el pasado se diseñaron o alteraron de tal manera que no se pudieran cumplir, convirtiéndose en un gran simulacro. Siempre estuvo detrás la industria, una fina mano negra definiendo los detalles, protegiendo los intereses de las grandes empresas. Como pocas veces, el diablo ha estado en los detalles. Y todo un andamiaje elaborado para proteger la salud de la infancia de un ambiente escolar obesogénico, se viene abajo con un ligero cambio en el texto.

Seguir el origen y desarrollo de una sola política se puede convertir en una profunda radiografía de la captura del poder político por intereses privados y explicarnos por qué nos encontramos donde estamos y cuáles son sus costos sociales, económicos y en salud. En este caso, se trata de entender uno de los elementos que contribuyen significativamente al estado de salud de nuestras niñas, niños y adolescentes, y el futuro de enfermedad que se cierne sobre ellos.

Fue la administración de Felipe Calderón la que empezó con Josefina Vázquez Mota al frente de la Secretaría de Educación enfrentando la alerta de que las niñas y niños mexicanos presentaban uno de los mayores índices de sobrepeso y obesidad en el mundo. En tan solamente 6 años, entre 2000 y 2006, el sobrepeso y la obesidad en niñas y niños de 5 a 11 años de edad había aumentado cerca del 40 por ciento. La atención del mundo se puso en lo que estaba pasando en México, en ningún país el sobrepeso y la obesidad habían crecido tan rápidamente.

Ante la demanda de establecer una de las recomendaciones internacionales, de la propia Organización Mundial de Salud, la de sacar la comida chatarra y las bebidas azucaradas de las escuelas, la secretaria de Educación respondía una y otra vez con la negativa, argumentando que se enseñaría a los escolares a “realizar elecciones saludables”. Mientras, la secretaria firmaba un acuerdo con PepsiCo para implementar el programa “Vive Saludable” y con Coca-Cola para desarrollar la campaña “Movimiento Bienestar” al interior de las escuelas, para que fueran estas corporaciones las que orientaran a los estudiantes de las escuelas de educación básica en estilos de vida saludables.

La situación cambió para bien, con la entrada, al relevo, en la Secretaría de Educación de Alonso Lujambio. Los lineamientos se elaboraron con el apoyo de la Secretaría de Salud, en especial del Subsecretario de Prevención, el Dr. Mauricio Hernández, que venía de haber dirigido el Instituto Nacional de Salud Pública donde, durante años, se habían desarrollado las investigaciones de campo sobre el ambiente alimentario escolar, calificándolo de obesogénico. Los datos de entonces y de ahora, no han variado, un consumo promedio al interior de las escuelas por cada alumno de 550 calorías, calorías extras, vacías, añadidas a las consumidas en el desayuno, la comida y la cena. Exceder el consumo diario recomendado en 550 calorías convierte tanto a un menor como a un adulto en un buen candidato a desarrollar diabetes, enfermedades del corazón y algunos tipos de cáncer.

Los lineamientos fueron elaborados con muy buena base técnica, el problema vino cuando entraron en consulta pública en la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria, organismo descentralizado de la Secretaría de Economía. Ahí todo cambio, el criterio base de densidad calórica, por presión de la industria, cambió al criterio de porción. El criterio de densidad calórica establecía un máximo de calorías por 100 gramos o 100 mililitros del producto. No importaba el tamaño del producto, si en 100 gramos rebasaba el límite de calorías no entraba a las escuelas. Sin importar que el producto empaquetado pesara 15 o 40 gramos, si en 100 gramos rebasaba el límite no podía entrar. La CONAMER, al servicio de la industria en esa administración, argumentó que no tenía bases científicas el criterio de densidad calórica y estableció el criterio de la porción. Gracias a ello entró la “minichatarra” a las escuelas, el minigansito, la mini bebida azucarada y los mini mini de muchos productos que de inmediato desarrollaron las empresas para el mercado multimillonario de las escuelas.

Como parte de la Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso y Obesidad, anunciada con bombo y platillo en 2013 en un gran acto realizado en el Instituto Nacional de la Nutrición por Peña Nieto, teniendo como invitado de honor al titular de Coca-Cola Company para América Latina, Brian Smith, se refirió a una nueva versión de los lineamientos para alimentos y bebidas en las escuelas que en nada cambiaron la situación, evitando la responsabilidad de la autoridad en ellos.

El otro elemento clave para evitar que los lineamientos funcionaran, tanto los de 2010 como los de 2013, fue poner la responsabilidad de su aplicación, de vigilar que se cumplieran, en el consejo de participación social de las escuelas, que en la mayor parte de ellas no existe y en el que la participación principal es de padres de familia.

De esa manera la autoridad se desentendía de su responsabilidad y la responsabilidad se ponía en ese consejo, lo que significaba dejar la regulación sin posibilidades de operar, es decir, puro maquillaje. La propia Comisión Nacional de Derechos Humanos realizó una recomendación señalando que garantizar ambientes saludables en las escuelas es una obligación del Estado, de la autoridad educativa y de salud, que mantener la oferta de productos no saludables en las escuelas es una violación al derecho a la salud de la infancia.

La iniciativa presentada en el Senado, en estos días, reforma la Ley General de Educación, instrumento superior a los lineamientos, poniendo, por fin, después de más de 13 años de simulacro, la responsabilidad de la aplicación y vigilancia en las autoridades educativas y de salud.

Hablamos del ambiente escolar, de un ámbito donde niñas, niños y adolescentes se encuentran cautivos, donde todo lo que la institución escolar regula debe convertirse en un acto educativo y no lo contrario, como ocurre actualmente, convertidas las escuelas en espacios de mercantilización de productos comestibles y bebibles no saludables. Las escuelas generan una influencia importante en las comunidades. Las escuelas pueden y deben brindar alimentos adquiridos a los productores locales, fortaleciendo las economías de sus comunidades, pueden y deben contribuir activamente a restaurar el daño generado por la mala alimentación al tiempo que favorecen el combate a la pobreza y fortalecen la cultura alimentaria regional. Esto ocurre en Brasil donde las escuelas están obligadas a comprar a los productores locales un porcentaje importante de los alimentos y ocurre también en experiencias desarrolladas en diversas regiones de México, escuelas en zonas altamente marginadas que demuestran que se puede mejorar la alimentación de niñas y niños con productos de la región y que de esta manera se apoya la economía de las comunidades, se protege la salud y se fortalece la cultura culinaria.

Se profundiza rechazo contra PAN-PRI-PRD

viernes, octubre 6th, 2023

Debe ser terriblemente frustrante y doloroso para los dirigentes de los partidos tradicionales que están en la oposición, descubrir que, día con día, la mayoría del pueblo los ha abandonado. En tiempos de canallas, de chantajes y de traiciones, los partidos de oposición cumplen puntual y fatalmente su destino.

Son los herederos de una historia corrupta, de una revolución traicionada y fracasada, de una ideología extraviada entre las fragilidades de espíritus tibios y medianos, capaces de destruirlo todo, inspirados por sus enloquecidas fobias y sus amargas inquietudes, que no saben convencer a la gente, que abrevan en el fariseísmo de los malvados y que se humillan ante el poder del dinero, para ponerse al servicio del odio y la opresión.

Les resulta imposible entender que la mayoría del pueblo ha emprendido una frenética carrera hacia el porvenir y la esperanza, para restaurar entre las personas sencillas las relaciones generosas, gentiles, honradas, que destierren paso a paso, para siempre, las servidumbres, la explotación, las injusticias, la discriminación y el clasismo. 

La mayoría en nuestro país está integrada por millones de personas, que se consuelan con breves y efímeros momentos de felicidad durante sus azarosas vidas, que siguen adelante con la esperanza de probar, aunque sólo sea una vez más, las esquivas mieles del paraíso.

Todos los estudios demoscópicos publicados entre agosto y octubre establecen una tendencia muy clara que refleja el permanente desgaste de los partidos de oposición que integran el Frente Amplio por México, PRI, PAN y PRD. Una tendencia que difícilmente podría revertirse, porque incluye también el eclipse sistemático de su virtual candidata presidencial, la Senadora panista Xóchitl Gálvez Ruiz. Veamos registros muy puntuales al respecto.

El pasado 15 de agosto del 2023 la consultora De las Heras-Demotecnia publicó, entre otras conclusiones, que mientras el 52 por ciento de las mil 400 personas entrevistadas cara a cara, en todo el país, manifestaron que se identifica con el partido Morena; sólo 11 por ciento expresó simpatía por el PRI; nueve por ciento por el PAN y un pobre dos por ciento mostró inclinación por el PRD.

El 17 de agosto del 2023, en una encuesta realizada por la consultora Enkoll para las empresas de comunicación W Radio y el periódico El País, a mil 214 personas, cara a cara, en todo México, el 54 por ciento expresó que nunca votaría por el PRI en una elección presidencial; el 15 por ciento mostró rechazo por el PAN; 12 por ciento dijo que jamás votaría por Morena, en tanto que el siete por ciento señaló que jamás sufragaría por el PRD. 

En sentido contrario, en esa misma encuesta de Enkoll del 17 de agosto del 2023, el 53 por ciento expresó que sí se identificaba con Morena; 12 por ciento mostró empatía por el PAN; 12 por ciento se dijo proclive al PRI y sólo el uno por ciento expresó inclinación por el PRD.

El 13 de septiembre del 2023 la consultora Enkoll publicó su más reciente encuesta por encargo de W Radio y el periódico El País, con una muestra de mil 250 personas en toda la República, de las cuales el 55 por ciento dijo que jamás votaría por el PRI; 15 por ciento mostró rechazo por el PAN; 12 por ciento expresó que nunca votaría por Morena y siete por ciento rechazó al PRD. Por el contrario, 51 por ciento dijo que se identifica más con Morena; el 12 por ciento expresó afinidad por el PAN; nueve por ciento se dijo proclive al PRI y sólo uno por ciento expresó simpatía por el PRD.

Dos encuestas publicadas en la primera semana de octubre del 2023 tienen un mensaje demoledor para la alianza opositora de PRI-PAN-PRD, aglutinada en el Frente Amplio por México, con Xóchitl Gálvez Ruiz como su abanderada.

El pasado martes 3 de octubre del 2023 la consultora Covarrubias y Asociados publicó una encuesta realizada cara a cara, con una muestra de mil 500 personas en todo el país, en la cual concluye que el 58 por ciento votaría por la coalición Juntos Hacemos Historia, que integran Morena-PT-PVEM y que muy distante quedaría el Frente Amplio por México del que forman parte PAN-PRI-PRD, que sólo captaría la simpatía del 17 por ciento.

Un día después, el miércoles 4 de octubre del 2023, destacada en su primera plana, el periódico El Universal, de la Ciudad de México, publicó una encuesta de la consultora Buendía y Márquez, sobre una muestra de mil 200 entrevistas, cara a cara, en todo el país, en la cual concluye que el 42 por ciento expresó que nunca votaría por Xóchitl Gálvez Ruiz, la candidata del Frente Amplio por México, que integran PAN-PRI-PRD, en tanto que el rechazo para Claudia Sheinbaum Pardo, aspirante de la coalición Morena-PT-PVEM sería sólo del 12 por ciento.

En la presentación de su encuesta Buendía y Márquez pondera: “Cuando se presenta a los encuestados un simulacro de boleta electoral con nombres de candidato(a)s (también denominado ‘careo’), los porcentajes de intención de voto son los siguientes: Claudia Sheinbaum (Morena-PVEM-PT) 50%; Xóchitl Gálvez (PAN-PRI-PRD) 20%; Samuel García (Movimiento Ciudadano) 7%; y Eduardo Verástegui, quien busca ser candidato por la vía independiente, 4%. El 19% de los encuestados no manifestó preferencia por ningún candidato(a)”. 

“En términos de preferencia electoral -explica la consultora Buendía y Márquez-, usando una boleta genérica (sin nombres de candidato[a]s, solo con emblemas de los partidos), Morena obtiene poco más de la mitad de las simpatías de los encuestados (53%) y sus probables socios de coalición -PVEM y PT- 5 puntos adicionales. Los partidos del Frente Amplio por México, por su parte, suman 21% de las preferencias (PAN 11%; PRI 8%; PRD 2%). Finalmente, Movimiento Ciudadano obtiene 6%”. 

El derrumbe de los partidos de oposición es evidente y consistente, si consideramos que en los comicios de diputados federales del 6 de junio del 2021 el PAN sumó el 18.24 por ciento de los votos; el PRI obtuvo entonces el 17.73 por ciento de los sufragios y con las uñas el PRD mantuvo el registro con apenas el 3.64 por ciento de la votación. Enfrente, Morena registró el 34.09 por ciento, su aliado el Partido Verde Ecologista de México sumó 5.43 por ciento y el Partido del Trabajo, su otro socio electoral, el 3.24 por ciento.

La mayoría del pueblo ya abandonó a los partidos tradicionales de oposición, PAN, PRI y PRD. El repudio es creciente. El tránsito fatal de la oposición rumbo al 2024 será de inexorable agonía.

Octubre y las mujeres

jueves, octubre 5th, 2023

“¿Qué se odia de nosotras?”

Cecilia Suárez

Sin duda que octubre es un mes con muchas fechas emblemáticas y para mí más pues mi padre murió el día primero del mismo. Sin embargo, por el momento  mencionaré una variedad de fechas a tener en cuenta en este mes: para la Iglesia Católica, es del Rosario u ofrecer flores; para la salud, la prevención de cáncer de mama; para la niñez, el festejo de Día de Brujas; el glorioso 2 de Octubre que no se olvida, y podría seguir, más me detendré y platicaremos del 17 de octubre, día en que se promulga el derecho al voto a a mujer mexicana.

Así es, octubre es importante y emblemático para el país por este motivo. Fue ni más ni menos que un 17 de este mes hace ya setenta años que el Presidente Adolfo Ruiz Cortines otorgó el voto a las mujeres en el país, vía su Artículo 34 constitucional que a la letra dice:

“Son ciudadanos de la República los varones y mujeres que, teniendo calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos…”.

Este derecho nos da, finalmente después la posibilidad de que hagamos valer nuestra voz, por la vía del voto, y nuestro sentir, aportar a la construcción de esta bella Patria. Por ello es tan significativo que por primera ocasión en la historia tengamos en el umbral a una mujer Presidenta de este país. 

Paso a hacer un recorrido de la historia y datos que le agregan más significados a este hecho.

Por hoy, representamos el 52 por ciento de los 127 millones de población con la que cuenta nuestro país y cuya edad media en el 2020 era de 29 años.  

Fueron Aurora Jimenez Palacios, de Baja California, y María Lavalle Urbina, de Campeche, las primeras mujeres en ser electas a puestos de elección popular. Una a la Cámara Baja y otra al Senado de la República, ambas abogadas. Por ello no es casualidad que al día de hoy tanto Campeche como Baja California cuenten con mujeres gobernadoras.  

Tenemos mucho que agradecer a toda esa lista visible e invisible de mujeres que nos han abierto camino para que 71 años después este país cuente con una mujer al frente de la responsabilidad máxima.

Sin embargo, la agenda de las mujeres va mucho mas allá del voto y por hoy se suma desde México, al grito mundial de exigir una justicia ante su mayor derecho: el derecho a vivir una vida libre de violencia. Así es, y para ello tomo las palabras de Cecilia Suárez, actriz mexicana, que expuso ante el mundo lo que les sucede a las mujeres en todo el planeta: 

“Abusos, violaciones….. y en 2017, 87 mil mujeres fueron privadas de su vida intencionalmente, y de esas, 50 mil por compañeros íntimos, sentimentales o familia”.

Increíble, inaceptable que la deshumanización esté en estos niveles y que se busque “asesinar nuestras palabras” como dice Cecilia.  

Que el mes de octubre sirva no sólo para recordar ese derecho de hace 70 años, sino para que la rabia y el dolor mundial por estas muertes sin razón, sirvan para que surjan acciones desde lo individual, pasando por lo colectivo y políticas públicas mundiales en favor de que nuestras palabras y vidas no sigan siendo asesinadas.

Hagamos valer nuestro voto en todos los sentidos.

¿Tenemos suficientes policías?

jueves, octubre 5th, 2023

Qué gran institución es el INEGI. Todas las semanas —sin excepción— el Instituto difunde alguna encuesta, indicador, índice o estadística que ayuda a comprender la complejidad nacional. Cada publicación es una evocación de lo enorme de México, de la inmensidad de sus retos.

La semana pasada tocó el turno al Censo Nacional de Seguridad Pública Estatal (CNSPE), un ejercicio anual que permite mirar (y comparar) el estado que guardan las instituciones encargadas de la seguridad pública en cada estado de la Federación. Es un clavado a las condiciones de las policías estatales del país. Tres datos llamaron poderosamente mi atención.

El primero, que en la última década apenas ha crecido el número de personal adscrito a las policías estatales. Si en 2013 trabajan 214 mil personas en éstas, al cierre de 2021 la cifra apenas era superior a los 221 mil, tan sólo el 3% más. Considerado el crecimiento demográfico, podemos decir que los estados pretenden combatir la delincuencia con el mismo número de policías que hace una década. Un despropósito.

El segundo dato es un hallazgo que permite constatar que hay policías estatales francamente inexistentes. En Baja California la policía estatal tiene 950 funcionarios, incluyendo personal operativo y administrativo. Colima, estado que tiene el peor índice de homicidios por habitante en el país (113 por cada 100 mil habitantes), tiene menos de 700 policías estatales. Sinaloa, con su enorme problema de narcotráfico, no tiene un cuerpo estatal que supere las dos mil personas.

En contraste con las casi nulas capacidades de algunas fuerzas policiales, resalta la Ciudad de México con casi noventa mil personas en su Secretaría de Seguridad Ciudadana. Eso la convierte en el cuerpo policial más grande de América Latina. Ni duda: no todo mexicano tiene la misma protección. Las estadísticas del INEGI también sirven para echarnos en cara las desigualdades estructurales. Las reflejadas por el último y el tercer punto son tremendas.

El CNSPE nos recuerda que, en promedio, en México hay menos de un policía preventivo (0.9) por cada mil habitantes. En algunos estados, el promedio no llega ni a 0.3 (Sonora, Chihuahua, Jalisco, Sinaloa, Querétaro, Baja California y Coahuila). En contraste, la Ciudad de México tiene una tasa de 3.7. ¿Es mucho? ¿Es poco? Veamos: en 2017 el Consejo Nacional de Seguridad Pública fijó que el estado de fuerza mínimo aceptable debía ser de 1.8 policías estatales por cada mil habitantes. Hoy tenemos la mitad de esa métrica.

No se trata solo de un tema de cantidad, sino de calidad. En los últimos dos años ha caído en 34% el número de policías estatales que cuentan con Certificado Único Policial (CUP), el documento que acredita que los policías cuentan con conocimientos, perfil, habilidades y aptitudes para su puesto. En algunos estados como Guerrero, Tlaxcala, Zacatecas o Hidalgo, más del 40% de su fuerza no tiene CUP. Es decir, no están preparados para realizar su trabajo.

La responsabilidad es compartida, pero fácilmente identificable. Por un lado, está la de los estados que no invierten en sus policías y apuestan a que la Federación les resuelva sus problemas de seguridad. Viven en una lógica de incentivos perversos. Por otro lado, no deja de ser menos cierto que parte del rezago estatal es responsabilidad del gobierno federal que en el último lustro ha eliminado subsidios y programas que tenían el objetivo de apuntalar a las policías estatales. El correlato de la decisión de Palacio Nacional de apostar todas las canicas a la Guardia Nacional es el desmantelamiento de las policías estatales.

Duele decirlo, pero, en su conjunto, el Estado mexicano no tiene mejores capacidades y recursos en seguridad de las que tenía hace cinco años. La Guardia Nacional todavía no alcanza el nivel operativo que en su momento tuvo la Policía Federal y son pocas las policías estatales (por no hablar de las municipales) que muestran mejorías evidentes. Si a todo esto sumamos una Fiscalía General de la República (FGR) con un déficit de miles de agentes ministeriales (será tema de otra columna), lo que tenemos frente a nosotros es un panorama desgarrador.

No, no tenemos suficientes policías. Y ahí estará siempre el INEGI para recordárnoslo.

La 4T explicada a los niños

miércoles, octubre 4th, 2023

La otra tarde, me topé con Agustín Hernández y su hija, Sofía, de diez años en una de las avenidas que a diario tomo para pasear. Él se dedica al comercio y la niña estudia el quinto de primaria. Después de comentarme alguna de estas videocolumnas que hago para Sin Embargo, me dio una tarea:

—¿Podría explicarle a los niños de la edad de Sofía qué es lo que estamos viviendo? Como una 4T para niños —me propuso. 

Y ese es el tema de esta videocolumna que, espero, cumpla con el propósito de hacerle inteligible a la niña Sofía lo que, de otra forma, serían puros disparates de Xóchitl Gálvez, mentiras bochornosas de Loret de Mola, y una serie interminable de “mañaneras”. Y aquí voy. 

Lo primero que tienes que saber, Sofía, es qué pasó en 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador obtuvo 30 millones de votos, es decir, el 53 por ciento de la votación. De la elección del 2012 en que ganó Peña Nieto del PRI al triunfo de López Obrador, hubo un aumento de 11 millones que votaron por primera vez. Esos 11 millones que no habían participado antes decidieron usar su voto para cambiar el régimen. López Obrador, entre 2012 y 2018, duplicó sus votos, es decir, los ciudadanos que quisieron que fuera el Presidente, aumentaron de 15 a 30 millones. De eso hablamos cuando decimos que empezó ahí una revolución pacífica, hecha de votos y no de fuerza. Este punto es crucial porque el obradorismo no es sólo una persona, sino millones que ven en el dirigente, Andrés Manuel, la representación de sus demandas, emociones, y esperanzas. Habrás escuchado a los opinadores de la televisión y el radio decir que los que apoyamos a la 4T somos unos ilusos, que no pensamos, que no sabemos, que nos engañan, que votamos sólo con el corazón. Bien. Pues de eso se trata justo la irrupción de los siempre habían sido excluidos de los asuntos públicos. Entran con la sabiduría política que les da su propia experiencia: que tanto el PRI como el PAN saqueron al país, lo entregaron a las empresas extranjeras o a sus amigos, y destruyeron lo que era de todos: el petróleo, la comida, la luz, la seguridad pública, la salud en las clínicas y hospitales, y una larga lista. Son millones que llegaron a una conclusión: nada de ese régimen y su ideología, el llamado “neoliberalismo”, les benefició en 30 años, ni les beneficiará nunca. Todo lo contrario: los salarios se encogieron, los empleos desaparecieron, y la pobreza aumentó. Muchos emigraron a Estados Unidos. Te pongo un ejemplo, Sofía. En ese modelo del neoliberalismo, los gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto, le concesionaron el 11 por ciento del territorio nacional a tan sólo 14 compañías mineras. Esto quiere decir que muchos pueblos, sin siquiera saberlo, están parados sobre el subsuelo que le pertenecía por 30 o 50 años a un particular que puede excavar ahí en busca de minerales. Otro ejemplo es lo que hizo el Presidente Carlos Salinas de Gortari hace treinta años cuando obligó a los campesinos a vender o rentar sus tierras comunales. Las tierras eran de todos y por eso había luchado Emiliano Zapata y las había repartido Lázaro Cárdenas. Pero Salinas los obligó a alquilarle sus tierras a los ganaderos al desaparecer a la Conasupo y al Banrural, es decir, a quien les compraba el maíz, el frijol, el trigo y también a quien les prestaban dinero. Por eso, muchos se fueron.

Pero, ¿cómo le hizo López Obrador para tener más de la mitad de los votos totales, duplicando a los suyos en tan sólo seis años? La respuesta es que visitó tres veces cada uno de los dos mil 469 municipios del país, en sus tres campañas para la Presidencia: 2006, 2012 y 2018. En cada una de ellas, sin importar si había cinco o diez personas, escuchó a la gente. Y con las demandas que tenían fue concentrando en un solo tronco lo que la gente quería: acabar con la corrupción. Así, si la gente les decía que habían privatizado, por ejemplo, el agua y que ahora la tenían que pagar muy cara, les explicaba que el encargado de la Conagua, con Fox, era un exdirector de Coca Cola y de Leche Lala, Jaime Jáquez, y que le había dado el agua de las personas a esas dos empresas. También les explicaba que las empresas más ricas de México no pagaban impuestos, como todos los demás. Los gobiernos sólo de Calderón y Peña Nieto, es decir el último del PAN y el último del PRI, les habían perdonado el pago de impuestos por 366 mil millones, con lo que, por ejemplo, se podrían construir 26 mil hospitales. Eso es corrupción porque, además, ese perdón al cobro de impuestos se daba a cambio de que esas empresas financiaran las campañas electorales del PRI y del PAN. Así que Andrés Manuel escucha a la gente y ésta a él. Y se va hilando lo que se llama el obradorismo. 

Pero en 2018 sucede otra cosa importante, además de la irrupción de millones que ejercen su derecho a votar. Y es el fin del sistema de partidos en México, uno que se había construido en 35 años. A eso le llamaban los catedráticos la “transición democrática”, que no fue más que el relevo entre el PRI y el PAN con un mismo modelo “neoliberal” de saqueo y corrupción. Había elecciones pero daba un poco lo mismo quién ganaba entre el PRI y el PAN. Los partidos reciben miles de millones de pesos para mantener a sus empleados, incluso cuando no hay elecciones. Miles de millones cuesta también el Instituto Electoral, el Tribunal Electoral, la propaganda electoral que transmiten en la radio y la televisión. Entre el PRI y el PAN también se repartieron los organismos autónomos como el de la Transparencia, el de la Competencia, el de las Telecomunicaciones. Para ello, los partidos proponían a sus catedráticos preferidos que entraban gracias a ellos y les servían en reciprocidad. Ese sistema se cayó en el 2018 y no logra recomponerse porque, para arreglar algo, lo primero que tiene que hacerse es reconocer que está descompuesto. Y el PRI y el PAN no lo han hecho. En cambio, el lugar que debieron ocupar, se lo apropió un junior de la élite, Claudio X. González, que es el heredero de quien fabrica el papel de baño y los pañuelos desechables. En lugar de reconstruir al PRI y al PAN, les propuso que se unieran en un solo Frente contra López Obrador. Así, sólo están en contra y tienen que inventar noticias falsas todas las semanas para tratar de convencernos de que, con ellos, todo estaba mejor. Otra opción es convencernos de que, al menos, Morena y su Gobierno, son tan malos como los gobiernos del PRI y del PAN. Pero no lo consiguen porque muchos todavía nos acordamos de la crisis del Fobaproa que provocaron Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo en los años noventas del siglo pasado y que dejó a millones de personas sin propiedades. Ese episodio, Sofía, conocido como la crisis del “efecto tequila” hizo que las personas que habían adquirido un préstamo de los bancos, tuvieran que pagar hasta cuatro veces, su valor. Y, al mismo tiempo, los bancos se autoprestaron, desviaron dinero para las empresas de sus compadres, y terminaron rescatadas con nuestro dinero por el Gobierno de Zedillo. A lo mejor no lo sabes, Sofía, pero tú debes 102 mil pesos de ese desfalco que sucedió antes de que nacieras y que se llama Fobaproa. No hemos tampoco olvidado la Presidencia frívola de Vicente Fox que hizo ricos a quienes habían contribuido a su campaña y, también, a sus hijastros. No nos hemos recuperado de la matanza que fue la guerra de Felipe Calderón contra el narcotráfico que dirigió un señor que trabajaba para ellos, para los narcos, Genaro García Luna, nada más ni nada menos que el Secretario de Seguridad de Calderón. No consiguen que nos creamos las mentiras de la oposición porque estamos viviendo una experiencia individual, familiar y colectiva que todos los días nos muestra que la economía se recupera, que no nos hemos endeudado, que los salarios han aumentado, que hay trabajos. ¿Cómo hablar de una “destrucción de México” cuando ni siquiera ellos podrían decirnos tres cosas que se han destruido? 

El Gobierno de López Obrador que terminará en un año, ha construido muchas cosas que son mejores que las del PRI y el PAN. Tiene dos pilares: la contención de la pobreza y la construcción de obras. Habrás oído, Sofía, que hay programas sociales que le dan dinero a los más desprotegidos por 35 años de “neoliberalismo”. Como los campesinos que tuvieron que dejar sus tierras o como los que debían dinero y perdieron todo en el Fobaproa. Ellos tienen derecho a recibir una compensación por las injusticias que se han cometido con ellos. No valen menos por ser pobres, o viejitos, o discapacitados, ni dejan de ser mexicanos por eso, y deberíamos todos de preguntarnos por nuestra responsabilidad como país para con ellos. Así que tienen derecho a que se les compense y López Obrador encontró una manera de que reciban sus apoyos sin intermediarios que luego se los robaban, y puedan cada mes o dos disponer de esos recursos que son la contribución de todos nosotros para tratar de aliviarles un poco en su situación porque ellos contribuyen a la nuestra por medio de la desigualdad. Habrás escuchado que la oposición en la radio y la televisión dicen que ese dinero no es un derecho, que los hace ser flojos, y ya no hacer nada. Pues te digo una cosa, Sofía: en cinco años, hay nueve millones que han salido de la pobreza, la desigualdad entre los más ricos y los más pobres bajó de 21 veces a 15. Y los que reciben apoyos directos son los que más horas trabajan. Están las becas a los estudiantes como tú. Quizás tú la recibas o no, pero no importa. La idea es que la reciban todos los niños y adolescentes que van a la escuela. Todos, no sólo los que sacan dieces, porque sacar 10 no es un talento personal, sino que depende de si vives cerca de tu escuela o a dos horas en camión y metro, si tienes libros en tu casa o no, si tienes un lugar para hacer las tareas o las debes hacer en un mercado. Por eso tiene que ser para todos, porque el Estado mexicano no tiene como función reconocer el talento —ni que fuera el Óscar— sino en tratar de limar las injusticias.   

En las obras realizadas, habrás escuchado sobre el nuevo aeropuerto Felipe Ángeles, el de Tulum, el Tren Maya, el Corredor Transístmico —de Oaxaca a Veracruz—, del Proyecto de energía solar en Sonora y los canales de riego en el Pacífico o la dotación de agua para Monterrey. Todo eso crea empleos de quienes los construyen —200 mil sólo en el Transístmico— pero no es ese el propósito, sino desarrollar regiones enteras del país olvidadas porque se consideraban que no eran buen negocio para los privados. Por ejemplo, Sofía: en el norte, un 23 por ciento de los que nacieron pobres, morirán pobres; mientras que, en el sur, ese porcentaje es de 67 por ciento. Se necesita que el Estado actúe para atemperar esta situación y es por eso que se han hecho obras en el sur, por primera vez en 30 años. Pero si has escuchado a Xóchitl Gálvez decir que los mexicanos del sureste son más flojos que los del norte, eso se debe a que no han tenido oportunidades, no a su “cultura laboral”. De todos modos, que una niña pueda vender gelatinas y terminar con contratos con el Gobierno por mil 400 millones de pesos, sin que haya sido corrupta, no es posible, ni en el norte ni en el sur. Sólo el dos por ciento en el sur y el siete por ciento en el norte podrán subir en la escala social en una sola generación. Es un país injusto por clase social, etnia, género, color de piel, aspecto, zona geográfica en la que le tocó nacer, y es responsabilidad del Estado mexicano aligerar esa desigualdad. 

Y así llegamos a la parte que más me gusta de lo que ha sucedido en tan sólo cinco años de Gobierno de la 4T y es lo que llamo el “arraigo republicano”, que no es más que el renovado orgullo por pertenecer a México en este momento de su historia, tras la larga noche del “neoliberalismo”. No es un asunto de vivir aquí porque quienes han sido los más entusiastas obradoristas viven y trabajan ahora en Estados Unidos. Y mandan sus ahorros a sus familias. México es un país en el que los más ricos sacan sus ahorros de aquí para no pagar impuestos y los más pobres los regresan en forma de remesas desde Estados Unidos para ayudar a sus familias. Los migrantes se sienten representados por López Obrador, en parte, porque están fuera del país por culpa del desastre del PRI y el PAN. De su corrupción y su nulo interés en la nación que no es donde acaban las fronteras, sino donde hay mexicanos. A lo mejor no me lo entiendes, tú que habrás nacido por ahí de 2013, pero no había existido el orgullo por el país en, por lo menos, sesenta años. No el nacionalismo que rechaza todo lo que no es de aquí, que inventó el PRI, o el entreguismo de querer ser como los españoles, que inventó el PAN, sino el sentirse parte de una Patria que te incluye, que no te dice todos los días “naco”, “prieto”, “vieja”, “joto”, “huevón”, “macuspano”, “indio pata rajada”, “inculto”, “iluso”. Sino que te incluye y eres el motor del cambio desde un pasado terrible a un presente todavía con esperanza. Es pertenecer, no a un país, sino a una República, es decir, a la democracia de la mayoría antes excluida y cotidianamente ninguneada. 

Eso es lo que ha sucedido en cinco años, Sofía. Espero no haber sido muy confuso en mis explicaciones y es que no hay nada sencillo en esta historia y es por eso que nos resulta tan apasionante. 

La izquierda ante sí misma

martes, octubre 3rd, 2023

¿Andrés Manuel López Obrador ha encabezado un gobierno auténticamente de izquierda, el primero desde Lázaro Cárdenas del Río? ¿Las banderas de libertad, justicia social y democracia ondean vigorosas o lucen deslavadas o rotas? ¿En cinco años el movimiento progresista está contento y orgulloso del proyecto que prometió combate a la corrupción y la impunidad, o se asume insatisfecho pero aún ilusionado? ¿Ya impera la frustración o prevalece el ánimo ante los resultados contra la pobreza, la inequidad y la violencia?

Exactamente en un año, López Obrador reposará en su hamaca en “La Chingada”, su quinta de Palenque, Chiapas, y habrá iniciado, salvo que los mexicanos decidan un cambio radical hacia la derecha, el segundo gobierno federal de Morena con Claudia Sheinbaum —quien se formó en la izquierda desde su niñez—, pero desde ahora está en curso la revisión crítica de este sexenio y hasta de las definiciones del que sigue.

En este contexto aparece el segundo libro que escribimos Alejandro Páez y yo, Izquierda, que escudriña, desde la mirada de dos periodistas, el siglo de esta corriente ideológica que va de 1923 a 2023, un periodo que denominamos “la terca travesía”, porque sin su resistencia y consistencia, pese a todos sus defectos y errores, no habría llegado al gobierno de la República —que es sólo un sector del poder público— en 2018.

“El pasado importa tanto como el futuro. Son dos tiempos que se acompañan”, decía el periodista Julio Scherer García sobre la importancia de tener presente el pasado para construir el porvenir, que en el caso de la izquierda siempre será más adverso que para la derecha, poseedora del poder económico y, por ende, el poder mediático.

Es ya sabido el discurso de la derecha ante este gobierno —la destrucción de todo— y se conoce también el programa que propone —la vuelta al pasado—, y nada cambiará ese diseño en las campañas que vienen, pero la reflexión sustantiva debe venir desde la izquierda sobre lo que se hizo, lo que no se pudo hacer, lo que se quedó corto o ni se inició siquiera en el gobierno de Lopez Obrador.

A la luz de los ideales revolucionarios de los hermanos Flores Magón, con cuyos restos de Ricardo entrando a México en 1923 inicia el libro, y de las luchas obreras, campesinas, estudiantiles, populares y hasta armadas a lo largo del siglo XX y hasta el triunfo de 2018, es imperativo examinar desde la izquierda si el proyecto de la Cuarta Transformación ha sido consecuente y si es preciso ratificar o rectificar convicciones.

Si la Cuarta Transformación reivindica también los derechos políticos para que un ciudadano sea igual a un voto, independientemente de su condición económica, ¿se ha consolidado en México un régimen democrático de derecho o prevalecen prácticas que escamotean la voluntad popular? ¿Tienen vigencia las libertades que consagra la Constitución, entre ellas la de expresión, o se persigue a los críticos, incluidos los periodistas?

Tras décadas de un depredador modelo neoliberal, que desmanteló el incipiente Estado de bienestar, como se acredita en el libro, ¿se garantizan ya los derechos sociales a la educación de calidad, de salud, de alimentación y laborales, o debe haber una exigencia radical para con seguirlo?

¿Se han incorporado al desarrollo nacional, desde los lugares donde viven, a millones de mexicanos que han decidido ya no irse a Estados Unidos, y se ha robustecido no sólo el orgullo de ser mexicano, sino de pertenecer a un proyecto que piensa en el progreso colectivo y no sólo en el éxito individual?

Izquierda documenta el papel vil del Ejército mexicano en episodios clave en la historia del más reciente siglo, con desapariciones, torturas y matanzas contra movimientos sociales ordenadas por autoridades civiles y militares, y por eso es fundamental analizar la influencia actual y futura de las Fuerzas Armadas.

Y urge también evaluar desde la izquierda qué tanto se avanzó y está pendiente el combate a las dos grandes enfermedades nacionales, la corrupción y la impunidad, y qué tanto también todos los gobernantes, no sólo el Presidente de la República, han estado a la altura de sus cargos y encargos.

El libro Izquierda, que Alejandro Paez y yo ponemos a consideración de todos los mexicanos, es memoria, sentido crítico y también orgullo, como le planteamos en el prólogo:

“Nos urgía decir que tantos muertos y tantos movimientos reprimidos han quedado en la memoria colectiva a pesar de todos los esfuerzos por borrarla; que se ha generado una especie de linaje, uno solo, que se escapa al plural peyorativo. Es izquierda, puño en alto. Una sola izquierda”.

Oportunidades perdidas

lunes, octubre 2nd, 2023

Algunos dijimos, en estos cinco años, que la oposición estaba frente a la oportunidad de regenerarse a sí misma después del fracaso electoral de 2018. También dijimos que Morena podría emprender una ruta para sacudirse la deshonra de haberle abierto las puertas a un Germán Martínez, a una Lilly Téllez o a un Manuel Velasco, a pesar de que representaban a la derecha más radical y antiderechos o de plano la corrupción, como es el caso del tercero en esta corta lista con apenas algunos ejemplos. Pero no aprendieron de sus propios errores y los alcanza un nuevo ciclo electoral presidencial sin haber atendido el reto.

En el caso tres de los partidos más viejos de México (PRI-PAN-PRD), el error de no reconfigurarse agudizará su crisis de credibilidad y confianza; perderán votos y por lo tanto posiciones, y se pondrán muy cerca de su propia extinción. En el caso de Morena se pierde la oportunidad de demostrar que no se debe renunciar a los valores sólo para acceder al poder si lo que se quiere es realmente transformar a una sociedad.

PRI, PAN y PRD se gastaron cinco años de engaño en engaño, tratando de denigrar al Presidente; repitiendo que se iba a reelegir, como decían los intelectuales; advirtiendo hasta en foros en el exterior sobre una supuesta dictadura, como decían los medios; inventándose una anomalía democrática que pretendía acabar con las libertades, como pregonaban los privilegiados en la academia. Y lo hicieron para no voltearse a ver; lo hicieron por comodidad, porque mientras trasladaban en otro la culpa de su propio fracaso evitaban reconocer que esa paja en el ojo ajeno era una pira en el propio.

Contrario a lo que era urgente, el PRIAN le hizo caso a un hijo del privilegio, Claudio X. González, y atendió el discurso de los grupos de interés mediáticos, intelectuales y académicos. Y rara vez, en estos cinco años, el PRIAN volteó hacia su entraña. Se volvió la catapulta del odio de las élites hacia Andrés Manuel López Obrador, como esas mismas élites esperaban, y gastó un tiempo que era el preciso para transformarse y para decirle a la sociedad: hemos sino lo que hemos sido, pero entendimos la lección.

El resultado es el que conocemos: las ofensas que lanzaron al Presidente se volvieron ofensas para sus seguidores, quienes se afianzaron en su militancia. Las ofensas ya no fueron sólo para el Presidente, entonces, sino para toda la base social del Presidente.

Una de las razones por las que tampoco funcionó la estrategia de los arrepentidoses justamente el haber adoptado, como partidos políticos en oposición, un discurso de odio propio de las élites. Imagínense: Vicente Fox maldiciendo todos los días a las bases sociales del Presidente; diciéndoles que eran unos imbéciles –él, sin calidad moral para decir algo. Lo que hizo fue endurecerlas más; volverlas ahora sí activas militantes.

Varios entre ellos, los más impresentables, citaron a los supuestosarrepentidos de haber votado por AMLOpara decir que el líder de izquierdas se estaba quedando solo. Lo que provocaron es un efecto contrario: un endurecimiento de los seguidores del Presidente y lo escuchamos a gritos el pasado 15 de septiembre: la consigna es un honor estar con Obradorvolvió a las calles porque, en realidad, nunca se fue de las calles: todos esos que en los tiempos de vacas flacas habían gritado es un honor estar con Obrador ahora lo volvieron gritar, con más ganas. Pensar que de este lado está un hombre que los abraza a diario y que del otro está un odiador decrépitoVicente Foxgritándoles groserías, es razón suficiente para que cualquiera se afiance en el Zócalo y no lo suelte jamás.

El discurso de los partidos de oposición no debió ser el de Héctor Aguilar Camín, el de Javier Lozano o el de Fox. Debió ser exactamente lo contrario. Pero no hubo inteligencia en Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano. A diferencia de lo que sucedía en el pasado, podían decir groserías al Presidente o a sus seguidores sin que mediara siquiera el autocontrol: pues se encantaron mentando madres y llamado pendejoa López como lo hizo Fox hace unos díaso hasta peor. Bonita manera de buscar votos. Lo único que el PRIAN logró fue darle de comer basura a su base, pero no logró convencer a los que realmente necesitaba: los de abajo.

Durante cinco años predicaron odio en las iglesias del odio, a las que acuden los que odian. Esos feligreses odiadores quedaron encantados con los sermones diarios de mentadas de madre y ellos, los apóstoles del odio, también. Los más enamorados fueron los que sembraron el odio desde las élites, hasta que la realidad los alcanzó. Cinco años sin decir, una sola vez y con humildad: nos equivocamos. Cinco años de fracaso en fracaso y allí están los números: el PRI se irá a la mitad de la votación de 2018, el PAN igual y lo que queda del PRD, Jesús Zambrano y Jesús Ortega, deberán buscarse otro barco para seguir a flote porque el que explotaron todos estos años se les acabó.

El PRIAN llega a 2024 sin haberse reformado y con malas noticias: ni con ayuda de casi todos los consorcios de medios, de casi todos los intelectuales, de casi todos los empresarios en la élite y de casi todos los burócratas dorados de la academia han logrado hacer crecer a Xóchitl Gálvez. Y no sé si se han dado cuenta que su estrategia los dejará fuera del poder durante doce años al hilo, si bien les va. E insisto: si bien les va, porque no veo al PRD en las elecciones de 2030 y quizás ni al PRI, y es posible que el PAN regrese a los tiempos de su fundación y esas no son malas noticias si se entiende el mensaje que le mandan los ciudadanos.

Debieron refundarse. Debieron refundarse y dejar de lado a las élites cargadas toxicidad; las que los usaron durante cinco años para expresar su odio personal a López Obrador. Debieron crear ciudadanía de verdad, no anclarse a las organizaciones que simulan ser ciudadanas y que están cargadas de panistas que se avergüenzan de llamarse panistas; de perredistas que se avergüenzan de quienes son y de priistas que ya no tienen cabida ni en su propio partido. De hecho, esos priistas no tendrían cabida en una sociedad moderna, tampoco. Y eso me lleva de regreso a Morena.

Morena debería entender la deshonra de haberle abierto las puertas a Germán Martínez, a Lilly Téllez o a Manuel Velasco y ya no abrirse más a los priistas o panistas que están utilizando a la izquierda para lavarse la cara. Morena no debería sumar a caciques del priismo o del panismo y respetar la memoria de Heberto Castillo, de Rosario Ibarra de Piedra, de Valentín Campa y de Rubén Jaramillo y de otros que lucharon contra la adversidad y entregaron su vida por una causa de izquierda.

En los municipios y en los estados, como a nivel federal, muchos integrantes de las viejas estructuras priistas se están colando en Morena para no perder el poder. En Morena lo saben y las bases lo ven, y es muy amargo que los viejos verdugos de obreros y campesinos ahora traigan la camiseta de la Cuarta Transformación. Cuidado. El tsunami de 2018 trajo mucho cascajo, pero eso no justifica que para 2024 se siga fincando una nueva sociedadcon ese cascajo.

Porque si Morena no se depura y sigue acomodándose alacranes en el seno, ¿qué le queda a un ciudadano frente al desmoronamiento de las opciones electorales? Porque si Morena, que abiertamente se dijo representar algo distinto, no cuida a quiénes afilia, ¿qué opciones le deja a los ciudadanos de buena voluntad? Sólo el desamparo.

Movimiento Ciudadano y Ebrard o el traje a la medida

domingo, octubre 1st, 2023

La construcción del suspenso en una historia se alimenta de la incertidumbre y los giros inesperados. De elementos como “no nos vamos de Morena, pero estaré en la boleta presidencial” (Marcelo Ebrard); Samuel García sería el mejor candidato presidencial de Movimiento Ciudadano (Enrique Alfaro), también puede ser mi esposa (Samuel García), las puertas no están cerradas a Marcelo Ebrard (Dante Delgado). Una novela por entregas.

Y luego están los datos duros: este sábado la dirigencia nacional de Movimiento Ciudadano (MC) estableció los requisitos y los tiempos para registrar candidato a la silla presidencial, prácticamente un retrato hablado. Se exigen 500 mil firmas de apoyo en al menos 50 por ciento de las entidades del país antes del 3 de noviembre. Una cuota enorme para un partido tan pequeño, considerando que PRI, PAN y PRD exigieron 150 mil firmas para ser precandidato del Frente Amplio. Solo cuatro de sus aspirantes lograron alcanzar esa meta y, desde luego, ninguno llegó al medio millón que ahora exige MC. Y por si hiciera falta, se dijo que la mitad de las candidaturas de este partido serán otorgadas a militantes y la otra mitad a ciudadanos, condición que no reúne Marcelo, al ser un político y miembro de Morena. Pero el líder de MC, Dante Delgado, aclaró ahora que el ciudadano también puede haber tenido tareas públicas (como las de canciller, se entiende).

¿Qué ciudadano o qué militante puede levantar medio millón de firmas de apoyo diseminadas en la mitad de la república en un mes? Marcelo Ebrard sin duda, Samuel García, gobernador de Nuevo León, quizás. Xóchitl Gálvez con todo y su boom mediático no lo consiguió, por ejemplo. Con todo, y a pesar de esta especie de convocatoria a la medida, el proceso interno en MC ha sido de idas y vueltas. Dante se inclinaría por Marcelo, entendiendo que su incorporación como candidato tendría un arrastre favorable al voto y le llevaría a posiciones protagónicas que no ha tenido, salvo en Jalisco y Nuevo León. De entrada, sumar a las decenas de diputados ebradistas convierte a MC, desde ahora, en fiel de la balanza en muchas votaciones estratégicas en las cámaras, estos últimos meses. Y podrían ser más en el próximo sexenio.

Pero lo que entusiasma a Dante no necesariamente apasiona a los principales alfiles del partido, los gobernadores Enrique Alfaro y Samuel García, que ven con reservas la entrada de un aliado que cambiaría la correlación de fuerzas dentro de la organización.

Las cosas parecían haberse zanjado, en favor de estos alfiles, con la candidatura de Samuel García a la presidencia, lo cual cerraba el paso a Ebrard. Pero eso cambió hace unos días, cuando el gobernador de Nuevo León fue advertido de las implicaciones políticas y jurídicas de pedir licencia y dejar el escenario local durante unos meses en manos de un congreso estatal dominado por la oposición. Todo indica que García prefirió recular y eso le abrió a Dante una oportunidad para hacer un nuevo guiño a Ebrard.

¿Qué impacto tendría la candidatura de Marcelo en MC? Para efectos del resultado final, ninguno. La ventaja de Claudia Sheinbaum incluso podría ampliarse, pues se asume que, al dividir el voto de la oposición, se reduce la competitividad de Xóchitl Gálvez la abanderada de PAN y PRI.

Pero las consecuencias para lo que sigue podrían ser enormes. Hasta ahora MC ha sido un partido de ideología ambigua y con una agenda política dictada por la coyuntura. Una tercera vía que resulta muy atractiva como contenedor, pero con muy poco contenido sustantivo. Dante Delgado se ha cansado de señalar a la socialdemocracia europea como su referente, pero en la práctica ha sido poco más que una agencia de colocaciones para aprovechar el hastío de algunos votantes frente a las otras alternativas. Ebrard y su corriente podrían dotarlo de ese contenido de centro o centro izquierda real y convertirlo en un contrapunto constructivo para Morena.

Paradójicamente algo de eso había en el diseño original para la sucesión por parte de Andrés Manuel López Obrador. Al proponer que el segundo lugar de la encuesta se convirtiera en coordinador del futuro Senado, el presidente intentaba evitar perdedores y mantener al partido sin rupturas. Pero también entrañaba un segundo designio: colocar a Ebrard en posición de fuerza dentro del poder legislativo y, en esa medida, inevitablemente convertirlo en complemento, pero también en contrapunto del poder ejecutivo. Y López Obrador no podía ignorar la influencia moderadora que eso supondría en la definición de leyes, presupuestos y políticas públicas. ¿Por qué? Porque si bien la pluma de vomitar del tabasqueño han sido las élites conservadoras, del otro lado nunca ha permitido el ascenso de las tribus de la izquierda tradicional o radical a los puestos claves dentro del movimiento. No les dio la jefatura de la capital (entregada primero a Ebrard y luego a Sheinbaum, quien contra lo que se piensa no procede de las fracciones radicales), no les entregó la presidencia de Morena (Yeidckol Polevnsky y Mario Delgado), ni les dio posiciones dentro del gabinete. Una y otra vez AMLO ha parado las propuestas de la extrema izquierda que han intentado colarse en las fracciones parlamentarias. En suma, en la sucesión decidió entregar el bastón de mando a Claudia Sheinbaum, con quien se siente cómodo, pero quiso dejar a Ebrard como una contención moderada para evitar radicalismos que pudieran poner en riesgo la estabilidad. Una vacuna en el Senado en caso de que algunos de estos grupos presionasen en exceso a Sheinbaum en Palacio Nacional. En cierta forma una coartada para la presidenta, un escudo de protección.

Nada de esto será posible ahora que parece inminente la ruptura por parte de Ebrard con Morena. Pero quizá lo que no pudo hacer desde adentro podría hacerlo desde afuera. Aun cuando en trinchera ajena, para el movimiento de la 4T sería más conveniente negociar cambios e intenciones con un MC que sea efectivamente centrista pero con conciencia social, que con un PRI mercenario, como se intentó con las reformas constitucionales de esta administración. Más digno discutir a fondo proyectos de país con fuerzas que puedan ser afines, que entregar vergonzantes prebendas a organizaciones oportunistas como el PVEM y el actual PRI.

 Todo esto, claro, si Ebrard y MC llegan a un acuerdo y el excanciller es capaz de dotar a este partido del contenido del que ha carecido. Lo sabremos el 3 de noviembre.

@jorgezepedap

Dilemas Éticos

domingo, octubre 1st, 2023

La infeliz civilización del placer

sábado, septiembre 30th, 2023

La humanidad ha rebasado ya la capacidad de los recursos limitados del planeta a través de una economía que se enfoca en crear la mayor riqueza al menor tiempo posible para un grupo de corporaciones globales que se han impuesto en todos los continentes e islas que habitamos. Hay que producir más y al menor costo para que las ganancias sean mayores, para que las acciones suban sus valores en las Casas de Bolsa, en una economía basada en la especulación y el lucro que transfiere los costos ambientales y sociales a la población.

Y en medio de esta vorágine: ¿Dónde queda el individuo, dónde queda su vida en comunidad? ¿Dónde queda la convivencialidad que se encuentra en el origen de la felicidad?

La producción y el consumo han sido secuestrados por el objetivo del placer, del placer individual, egoísta y fugaz, el placer del consumo, del hiperconsumo. En la historia de la conquista y colonización occidental puede encontrarse este secuestro desde sus orígenes. ¿Cuál fue uno de los principales objetivos en la conquista del nuevo mundo? ¿Cuál fue el primer propósito del mercado de millones de esclavos llevados de África al Caribe y al continente americano? Este fue la producción de azúcar de caña, un producto estimulante, que provoca descargas de dopamina y que puede llegar a tener un carácter adictivo. Un producto para el placer.

Junto al azúcar, uno de los cultivos más desarrollados en las plantaciones esclavistas fue el tabaco, otro producto con carácter altamente adictivo y con serias consecuencias en salud. Tanto al tabaco, como el alcohol, otro producto de la caña, como la azúcar, se han convertido en productos e ingredientes que tienen un fuerte impacto en la salud de la población. Son parte fundamental de las grandes adicciones civilizatorias, de los llamados determinantes comerciales de la salud. Los tres provocan dependencia y, en muchos casos, adicción, cumpliendo un objetivo que tienen las grandes corporaciones: lograr que los consumidores consuman sus productos y lo hagan en grandes cantidades. Los tres son parte fundamental de los llamados determinantes comerciales de la salud, productos cuya presencia masiva y alto consumo se han convertido en la principal causa de enfermedad y muerte.

Al revisar las estadísticas globales se encuentra que la mayor parte de las enfermedades y causas de muerte son provocadas, principalmente, por los cambios en la dieta, en lo que comemos, provocados por la invasión de los productos ultraprocesados, en los que el azúcar juega un papel central junto con las grasas y la sal. Los ultraprocesados han llegado a sustituir los alimentos y su elaboración en las cocinas de los hogares, son productos que son el resultado de procesos en los que se pierden las características alimenticias de los frutos de la tierra. Por ejemplo, el trigo y el maíz son procesados para obtener harinas refinadas que no tienen más que calorías vacías. Productos que son combinados con compuestos químicos artificiales – saborizantes, colorantes, emulsificadores- para volverlos hiperpalatables, adictivos, desplazando a lo largo y ancho del planeta las culturas culinarias que se formaron durante cientos y miles de años como resultado de la relación profunda de las diversas culturas humanas con los ecosistemas que habitaron.

Todo dirigido a generar una descarga de dopamina, a generar una sensación de placer, a buscar un mayor consumo del producto. Desde lo que comemos, hasta las dinámicas en las redes sociales que buscan provocar la adicción a las pantallas desde muy temprana edad, enganchando a través de estímulos de recompensa que buscan provocar esas descargas de dopamina, de placer, nos vemos sumergidos en una sociedad infeliz secuestrada por los estímulos placenteros.

La felicidad, a diferencia del placer, no es egoísta, se vive en compañía, en comunidad, más que recibir es compartir, es dar. La felicidad se asocia más a la serotonina que a la dopamina generada por diversos estimulantes. Se ha encontrado que, a mayores descargas de dopamina, muy frecuentes entre las personas que sufren adicciones, menor es la producción de serotonina, menor es nuestra capacidad de felicidad. Muchos aspectos se derivan de esta situación, las generaciones que se están desarrollando en un mundo gobernado por el hiperconsumo y la búsqueda del placer fugaz, pierden las capacidades de la concentración, de la contemplación, de la lectura, de la convivencialidad. Suelen ser más competitivas, menos cooperantes, más reactivas e, incluso, violentas.

En una colaboración anterior, hablamos de las Zonas Azules. Se dio la casualidad de que semanas después se estrenó en una de las plataformas de streaming, Netflix, una serie sobre los poblados identificados como Zonas Azules; comunidades donde existe un mayor porcentaje de centenarios viviendo en buenas condiciones. Si las personas viven más y en buenas condiciones es porque su vida es más placentera, agradable, confortable, grata, plácida. Lo que hay en común en esas Zonas Azules es que la vida no ha sido secuestrada por la constante activación de la dopamina, son más comunidades de la felicidad que del placer. Pueden beber un vino y experimentar el placer una copa, pero no son alcohólicas. Lo que si son es “convivenciales”. Se alimentan de alimentos y mantienen sus culturas culinarias, vinculadas a los productos de la tierra en su región. Mantienen actividad física y viven en comunidad, tiene la capacidad de contemplar.

Por todos los ámbitos hay un retorno a la convivencialidad. En diversos países la educación en las escuelas está retomando los valores de la comunidad, de la observación, de desarrollar el apoyo mutuo, de reconectar a las niñas y niños con el entorno natural. Las iniciativas surgen para el trabajo y apoyo en común entre productores y consumidores, entre vecinos. Se establecen redes en las que los jóvenes pueden viajar a granjas y trabajar a cambio de comida y hospedaje, aprendiendo la agroecología. Revaloramos nuestra comida, nuestra cocina y podemos convivir cocinando.

Resistimos. La resistencia se da desde la lucha por proteger nuestro entorno, nuestra la cultura, nuestros alimentos, hasta la protección de nuestro ámbito más personal. Hay un movimiento para retomar la felicidad en comunidad que incluye el restaurar nuestra relación con el entorno, incluso, regenerándolo. Es urgente alinear el que hacer social en esta dirección. Parece difícil, pero es la única esperanza.