País de sepultureros

Más de cien mil muertos, decapitados, desaparecidos, enterrados en fosas clandestinas, tirados en el basurero, reducidos a cenizas, ahogados en canales de podredumbre, muertos que cuelgan en las plazas públicas. ¿Por qué minimizamos a recuento lo que debería provocar escalofríos? ¿Será que nos convertimos todos en sepultureros? Imagen: Pinterest

Más de cien mil muertos, decapitados, desaparecidos, enterrados en fosas clandestinas, tirados en el basurero, reducidos a cenizas, ahogados en canales de podredumbre, muertos que cuelgan en las plazas públicas. ¿Por qué minimizamos a recuento lo que debería provocar escalofríos? ¿Será que nos convertimos todos en sepultureros? Imagen: Pinterest

—¿Quieres que te diga la verdad? Si la difunta no fuese una dama distinguida, no le hubieran dado sepultura cristiana.

(Hamlet, Acto V, Escena I)

Supongamos que ustedes, o yo, contáramos nuestra vida laboral a partir de cuántos muertos hemos enterrado.

Imaginemos que los indicadores de nuestro desempeño, la cuota del mes, el equivalente al presupuesto de ventas, se midiera en cuerpos eficientemente sepultados.

Supongamos que ir a la oficina no significara otra cosa que atender, físicamente, a la muerte. Confrontar día a día lo que viene con ella: el dolor ajeno, la putrefacción, la tensión de manipular un cuerpo ajeno, de escuchar nuestras ideas morales o religiosas revoloteando en la cabeza mientras dejamos caer un saco de piel y huesos sin alma (si creemos tal cosa) dos metros bajo tierra.

El oficio de sepulturero —como el de la prostitución— quizá sólo pueda desempeñarse bajo la premisa de la automatización, se me ocurre. Y se me ocurre desde mi más profunda ignorancia pero también desde la certeza de que si yo me dedicara a ello, echaría mano de la única estrategia de sobrevivencia posible: no sentir. Fingir. Erosionar las emociones, reducirlo sólo a un trabajo mecánico.

En el Acto V de Hamlet, esa maravilla bien parida por Shakespeare, hay una escena hilarante entre dos sepultureros que, en tono satírico (incluso son identificados como Clown 1 y Clown 2) discuten sobre la muerte mientras cavan la fosa para la difunta Ofelia al tiempo que lanzan cráneos dándose un festín con las osamentas del cementerio. El príncipe Hamlet los espía y se pregunta: “Esa calavera tuvo una lengua dentro, y en otro tiempo podía cantar. Cómo la tira al suelo el bribón (…) ¿Costaron estos huesos su crianza sólo para jugar a los bolos con ellos? Me duele pensarlo”

Melancólico, filósofo y poeta, azotado pues, Hamlet no puede creerlo. Tanta insensibilidad ante la muerte, le perturba. No hay que ser un experto shakespereano para suponer que el autor expresa su horror ante la muerte a través de Hamlet.

Cavilando nebulosas ideas (no tan elaboradas como las del príncipe pero igual de inútiles) me he preguntado qué haría Shakespeare si viera la relación que los mexicanos tenemos con la muerte. Este pueblo de locos donde comemos cráneos hechos azúcar, semillas de amaranto o chocolate; donde abrimos las tumbas de los muertos para limpiarlas y le escribimos provocadoras rimas a la huesuda que van desde una broma inocente hasta el reclamo político furioso o la propuesta sexual más hardcore, ruda y sin prejuicios.

Como dicen mis amigos españoles, yo creo que Shakespeare fliparía, se le saldrían los ojos, querría sentarse a escribir. México podría ser tan inspirador como Dinamarca o Escocia para tejer con hilos de sangre una señora tragedia.

Porque así como es innegable que intrigamos al mundo entero por la peculiar convivencia con la muerte y nuestra Fiesta de Muertos que es tan extraordinaria y compleja como nuestra identidad; es también innegable que el mundo se sorprende ante la normalización que los mexicanos hemos hecho de los muertos. Desde que la estúpida guerra contra el narco y la corrupción sistémica convirtieron esta tierra en campo de fosas clandestinas, no hay mañana que no nos levantemos con un nuevo conteo, diez o treinta más o sólo uno, da igual: más muertos para el presupuesto de ventas. Transcurren los años y lo que debería ser escándalo, pasmo, a veces no llega siquiera al asombro.

¿Qué nos pasó?

Más de cien mil muertos, decapitados, desaparecidos, enterrados en fosas clandestinas, tirados en el basurero, reducidos a cenizas, ahogados en canales de podredumbre, muertos que cuelgan en las plazas públicas. ¿Por qué minimizamos a recuento lo que debería provocar escalofríos? ¿Será que nos convertimos todos en sepultureros?

Dentro de poco será Día de Muertos, de esos que no son de nadie pero que son de todos; será el día para celebrar a esas personas que tuvieron nombre y apellido, que tuvieron una lengua dentro del cráneo y que alguna vez estuvieron vivos, cantando.
Los que quedamos, los que vivimos ¿no deberíamos honrarlos a ellos, y sobre todo honrarnos a nosotros mismos, defendiendo la vida, indignándonos?

Cometeré la más grande de las herejías parafraseando a Shakespeare:

¿Costaron estos huesos su crianza sólo para jugar a las estadísticas con ellos? Me duele pensarlo.

@AlmaDeliaMC

31 Responses to “País de sepultureros”

  1. javier dice:

    Supongo que si digo que las personas que nos han gobernado a los mexicanos por los últimos 50 años nos han llevado a la situación tan lamentable en la que nos encontramos me darán la razón, bueno, al menos eso pienso. Es frustrante el camino que lleva nuestro país, después de estar a la cabeza de América Latina, somos ahora la cola. Pero así es, después de ser ejemplo, somos el estercolero y todo por no saber elegir a nuestros líderes, a nuestros gobernantes.

    • Alma Delia Murillo dice:

      Javier, qué tristeza ese cambio histórico, es verdad. No somos más la avanzada salvo en estadísticas de violencia y corrupción. Puf, desolador.
      Un abrazo

  2. Samuel Lechuga dice:

    Como,đe costumbre un excelente artículo,para despabilar las neuronas.
    Son varias cosas que valdría la pena comentar.
    La visión de los muertos, supongo que los que se murieron de causas naturales tiene sus raíces en las épocas prehispánicas en donde se consideraba que la vida era transitoria y el destino era mi talán , el mundo de los muertos. Aquí todo mundo se alegraba y así lo entendía y preparaba a sus difuntos para el viaje con toda clase de manjares, bebidas y hasta sus pertenencias preciadas.
    Luego vino José Clemente Orozco con su creación de la catrina, bautizada así por Diego Rivera el cual en su delirio la identificó con la sociedad aún afrancesada y decía que la catrina era una vieja rica que había muerto a ella la pueden ver en el. Museo Mural en donde está el mural un domingo en la Alameda por la ciudadela en la CDMX.
    Con la revolución empezaron a relucir finezas que traíamos arrastrando desde la conquista en donde la vida en ese entonces de los indígenas tenía muy poco o ningún valor y así siguió siendo hasta la revolución.
    Aquí cambio el panorama y eran más bien los rotos o ricos los que sus vidas no valían nada, si no pregúntenle a Pancho Villa
    Yo recuerdo un periódico el Alarma, el cual se podía leer en cualquier peluquería y me llamaban la atención los encabezados asesinado por negarse a prestarle dos pesos y cosas por el estilo y recuerdo una de las canciones que inmortalizaron a uno de tus ídolos José Alfredo Jiménez el cual escribe que la vida no vale nada y en cuantas borracheras habremos repetido esto sin siquiera ponerlos a pensar lo que en realidad implica la frase.
    Recuerdo cuando llegue por estos lares y había una muerte digamos obscura el desmadre que se armaba al inicio pensaba tanto pedo por este mal habido, hasta que comprendí que el valor que tiene la vida aquí es muy diferente del valor que tiene en otros lugares como en México.
    Por último un día me tocó certificar la muerte de un cristiano que se murió en el excusado así fue lo juro y como su muerte no fue clara tuvimos que llamar al médico forense ya para entonces tenía varios años aquí. Cuando vi la manera como examinó a esta persona me horroricé pero,al mismo tiempo recordaba a los,preparadores de los cadaveres en la universidad, al SEMEFO los fines de semana y varias situaciones en las que me vi envuelto y ahí pude constatar que esta gente no está desviada de sus facultades mentales ni son psicopatías únicamente hacen su trabajo como lo hacemos tu y yo y forma parte de su rutina .
    Lo trágico es que en estos días la vida tiene un valor en mi opinión todavía menor en México y como,dices ya son tantas muertes y crímenes que tengo la impresión de que la gente se está acostumbrando a ello se está volviendo indiferente al hecho. y esto en mi opinión es lo trágico.
    Alma te deseo al igual que a los lectores un excelente fin de semana

    • Suárez dice:

      La culpa de los muertos es de los Aztecas . Su propensión a la antropofagia corre por las venas de los sicarios mexicanos del siglo XXI . Quiénes están atrás de los estudiantes de la escuela de Ayotzinapa,? Qué autoridades están coludidas con el crimen organizado ? La izquierda del peje, heredera de los peores años del Pri, es decir, de los gobiernos de Echeverría y López Portillo , qué tuvo que ver con este sainete ?
      Desde ahorita recomiendo votar por Ricardo Anaya o Jorge Castañeda para las presidenciales de 2018.

      • Samuel Lechuga dice:

        Los aztecas sacrificaban a sus prisioneros de guerra y cuando escaseaban a los jóvenes mancebos por cuestiones religiosas y si mal no recuerdo, corríjanme si estoy mal el comer las partes sobrantes de los sacrificados formaba parte del rito.
        La saña con que se cometen estos crímenes no tiene nada que ver con ninguna cuestión genética pues en ese caso la mayoría llevaríamos esta información genética. Yo más bien pienso que esto obedece a una causa social
        De tus comentarios políticos no entro a la discusión pues están fuera del tema, solo te recuerdo que el que empezó con la guerra al narco fue un PANISTA. Saludos

      • Winston Smith dice:

        Antes me muerdo un huevo que votar por cualquiera de esos dos nefastos …

    • Raúl Velasco dice:

      En Suiza nadie se morirá tirando una caquita en el guáter ?
      En fin . Lo bueno de la era digital es que caben mitómanos y mentirosos. Que por cierto escriben con 4 pezuñas y ni así.

      • Samuel Lechuga dice:

        Raúl se que parecería increíble el caso estuvo así. Estaba de guardia para la ciudad y en mi sector hay un par de casas para gente sin casa. El hecho es que uno de ellos le dio un paro cardiaco durante la defecacion y me llamaron a certificar la muerte como se hace normalmente aquí. El caso es que como no fue una muerte clara tuvimos que llamar al forense para que siguiera con el caso.
        Yo sé de otro caso este fue un profesor de la UAM que murió de la mis a manera, este último fue compañero mío

    • Alma Delia Murillo dice:

      Samuel,
      El recorrido que haces es tremendo… yo creo que dice mucho de la transición histórica de un pueblo cómo va cambiando su relación con la muerte y sus muertos. Leí tu comentario dos veces, sentí escalofríos. Un abrazo grande, gracias por tu compañía constante aquí.

  3. Toño Hernandez dice:

    Muy bueno el artículo de la Srita Murillo, y también los comentarios (hasta ahorita)
    Y efectivamente, hemos perdido la capacidad para sorprendernos e indignarnos ante la barbarie en que esta antes bella nación se ha convertido, quizá porque traemos en nuestros genes la capacidad de hacer fiesta hasta de nuestra propia tragedia.
    Un ejemplo son los huehues tlaxcaltecas, que parodian en epoca de carnaval y desde hace dos siglos a la clase burguesa, que hasta este día nos tiene agarrados de los… esos…
    Saludos a todos.

    • Alma Delia Murillo dice:

      Quizá, Toño, hacer fiesta de nuestra propia tragedia sea nuestro sello particular… lo que está cabrón es tolerar con tal pasividad los genocidios, y me hago cargo de la palabra: genocidios.
      Gracias por tu lectura.

  4. Livia Alicia dice:

    La banalización de la vida que tenemos es producto de la cosificación de la que somos sujetos. Se nos ha enseñado a desconectarnos de nuestras emociones y a no sentir el mínimo de empatia por nadie. El individualismo y el beneficio propio imperan en nuestra sociedad. Nuestro problema va más allá de Posadas o de la tradición prehispánica, se sustenta en el no pensar, herencia de la pésima educación que recibimos. México es sinónimo de una masa de analfabetas funcionales. Somos el país del Narco-PRI y del NO PASA NADA. Despertar de ese estado de inconsciencia es urgente para dejar de ser los pendejos de siempre. Un abrazo y de nuevo gracias por la reflexión de tus palabras.

    • Roberto dice:

      Viene aquí a decir lo mismo : Narcoprí.
      Puede hacerla feliz un priista ?
      Le interesa alguno ?
      De flojera. Ni cómo ayudarla.

      • Livia Alicia dice:

        Pues seré muy feliz cuando tú y todos tus compañeritos de Cártel (NARCO-PRI y TODOS sus partidos paleros) estén en prisión pagando por sus delitos, no solo amenacen con meter a la cárcel a la marranita duarte, faltan muchos como: Los hermanitos moreira, fidel herrera, mario marín, carlos salinas, foxito, marthita, sus mijitos, morenito valle, el niño muerde, calderoncito y su títere esposita, gutierrez de la torre y toooda su familia, chayito robles, manlio y las mijitas de ambos, barttlet, layda, los chuchos, el ratón mancera, padierna y su marido, los figueroa alcocer, aguirre rivero, los ruiz massieu, los añorve, ivonne ortega, roberto borgue, manuelito velazquez con todo y su mami, los murat y gabinito cué, femat, malova, chuayffet, nuño, amlo, etc. Etc., Como ves pura basura humana, no amenacen con “Limpiar” su casa, háganlo y dejen de ROBAR, MENTIR, ASESINAR, DESAPARECER, SIMULAR, SAQUEAR, etc. Etc.

    • Alma Delia Murillo dice:

      El individualismo, la forma de vida diseñada para sentir pánico de perder los pequeños privilegios no me alcanzan como causa, querida Livia, ¿por qué nos volvimos tan jodidamente indiferentes ante el valor de la vida humana? ¿es tan grande nuestro miedo? ¿nuestra deshumanización?… Te mando un abrazo grande.

  5. alma Delia Mota Martínez dice:

    Leo su artículo y me cuestionó del por qué los extranjeros y muchos mexicanos, se preguntan cómo podemos “acostumbrarnos” a vivir la muerte de cientos de miles, y “no hacer nada”. Pero están equivocados, todas las madres, padres, hermanos, amigos, conocidos, de nuestros familiares desaparecidos o asesinados, e incluso, uno que otro político, estamos luchando contra ese debacle que a muchos les interesa dejar como un “estado normal de vuda”. Supongo que esas personas que cuestionan nuestra apatía, están relativamente tranquilos y felices, viviendo en países cuyos gobernantes no hacen tratos con delincuentes, o mucho mejor, sus funcionarios no son ladrones, proxenetas, apátridas o asesinos.
    Me enorgullece nuestra cultura dedicada al Día de Muertos, con todas sus incógnitas, suspicaz para algunos, pero plena de amor al recuerdo de aquéllos que pasaron ya “a mejor vida”. Son tantas las fallas que tenemos como humanos, que vale la pena aferrarse a aquéllo que alegra nuestro espíritu, pese a tanta violencia, dolor, tristeza e impotencia que padecemos en México.

    • Alma Delia Murillo dice:

      Sí, Alma, al final lo ético es elegir la opción vital, la de celebrar. Pero a veces qué difícil.
      Un abrazo, gracias por leer.

  6. mcjaramillo dice:

    Ese disentimiento del horror, suele ocurrir, cuando éste se manifiesta casi a diario. Quizá sea un mecanismo de defensa que algunas gentes necesita para no perder el juicio.
    Sea como fuere: mejor perder el juicio que vivir en la infamia.
    Un abrazo con todo mi reconocimiento por tus palabras.
    Besos

    • Alma Delia Murillo dice:

      Es tremendo, querida, tristísimo esto que pasa. Nada más sintomático, por ejemplo que EPN tendiéndole la alfombra a Trump para que viniera a humillarnos… es vergonzoso en la identidad esta pérdida de valor, de límites… que ni siquiera ante la muerte reaccionamos. Un abrazo grande.

  7. jimmy dice:

    Desde el punto de vista neurobiológico el Homo Sapiens esta programado para matar (Why we snap, R. Douglas Fields), y en los mamíferos el indicador de asesinatos dentro de las mismas especies se la llevan las suricatas (16 %) y los homo sapiens tiene aproximadamente el 2 % de incidencia (en la época medieval era del 12 %, aunque en la edad de piedra solo era del 3 %). En la época de la colonización (exterminio) de América se enviaron (expulsaron) a los asesinos, criminales, etc. de Europa en grandes cantidades para poblar el continente y lamentablemente el “gen del mal” se ha propagado a través de las generaciones (The psychopath inside, James Fallon). El continente americano tiene los indices mas elevados del mundo de crimines cometidos por porcentaje de la población y paradojicamente la riqueza mas abundante del planeta. En México, los últimos 10 años han sido un viacrucis para la población en general, mas de 300,000 muertos (guerra civil), con instituciones en decadencia y con un pútrido presidente que se pregunta si esta jodiendo (o se levanta con joder) a México (Jose Camilo Cela, diferencia entre joder y jodiendo). A levantar la ofrenda pues y a pensar en los que se han ido, que de pronto nos visitan por un par de dias!!!!

    • Pichi dice:

      Jim.
      Comentas y citas generalizaciones estúpidas.
      Tu afirmación de que en el continente americano existen altísimos .. blablabla….¡¡¡. Es una pend…
      Las criminalidades más bajas del mundo se encuentran en Chile y Uruguay.
      Puro “conocimiento” cantinflesco. Buuu ¡¡

      • jimmy dice:

        @Pichi, sal de tu ranchito mental, edúcate, lee y deja de ser un TROLL!!!Tal vez si le creas a la ONU: “El informe de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, con cifras para 2012, señaló que en el mundo se registraron alrededor de 437.000 homicidios dolosos, de los cuales más de una tercera parte ocurrieron en el continente americano con 36%, seguido de África con 31% y Asia con 28%. Europa tuvo sólo 5% de los crímenes intencionales y Oceanía 0,3%.”

    • Alma Delia Murillo dice:

      Sí, nuestro lado animal, mamíferos y cazadores innegables, algo tendrá que ver pero yo creo que lo que nos ocurre a nivel sistmémico no pasa por ahí, quizá si respondiéramos instintivamente de verdad, seríamos una sociedad más sana… no lo sé. Gracias por leer.

  8. armandito dice:

    De que nos asombramos? Siempre hemos sido asi. Lo traemos en el ADN!! Viva la Muerte!! *(pero de otros).

  9. Luciano García Guzmán dice:

    Conocí a uno de esos muertos. Lo vi jugar maquinitas cuando era niño. Se enojaba porque llegaba con solo un peso y a veces lo retaban y le ganaban. Él quería terminar el juego con ese peso, porque era el único que tenía ya que sus padres eran (son) de escasos recursos y a duras penas tenían para comer.
    Lo mataron porque con su inteligencia, iba escalando puestos en la organización criminal local. Ya tenía esposa y un hijo. Estaba preparando un festejo por el primer año o el tercer año, no recuerdo, de ese hijo. Lo llamaron de improviso para hacer un trabajo. El jefe local le encargó, junto con algún subalterno, que llevara a una de sus parejas a cierto lugar fuera de la ciudad. La Marina ya lo estaba esperando en un punto de la carretera, pero él no se detuvo. Dio velocidad a su viejo vehículo deportivo y logró poner espacio, pero decidió parar para que su preciada pasajera se escondiera entre los matorrales. Los marinos casi lo alcanzaron, pero él se les escapaba y decidieron usar el calibre 50 y ahí quedó. Los disparos los alcanzaron y se convirtieron en uno más de esos muertos que celebramos en estos días. Su mujer y su hijo se han perdido entre las tantas víctimas de la corrupción social de este país.
    Saludos, Alma Delia. Siempre te leo, aunque no siempre te enteres
    Hasta luego

    • Alma Delia Murillo dice:

      Uf, Luciano, la historia que cuentas se me incrustó en el pecho. Qué país, carajo. Qué tendrá que pasar para que rompamos esta maldición… Gracias por compartirla. (No tienes que comentar, ni que leer, ya sabes que lo aprecio profundamente pero jamás te sientas obligado) Un abrazo grandísimo. (Yo también siempre leo los comentarios aunque ya no siempre los responda, me alcanzó el destino de la falta de tiempo)

  10. Patricia Ivison dice:

    De las mejores columnas que te he leído. ¡Gracias, de verdad!

  11. Daniel Sarmiento dice:

    Hola Alma. Muy buena tu reflexión. y preguntas.Y difícil saber si veremos el término,el cambio de esta sociedad brutal y salvaje en que México se ha convertido.. Yo veo en principio dos causas. Una de ellas es una sociedad que ha dejado que la impunidad sea la regla y no la excepción. El hecho de que alguien pueda quitar desde lo más preciado -la vida- hasta hacerse de los recursos públicos sin que se rindan cuentas alienta a que otros sigan el ejemplo y,este ejemplo se vaya convirtiendo tristemente en forma de vida.,en cultura.
    Por otra parte,la lucha por sobrevivir,vivir o destacar en esta sociedad de “úsese y tírese” se ha vuelto tan dura,tan difícil para los que no forman parte de la oligarquía dominante que deja poco, muy poco tiempo para ser solidario con aquellos con quienes la muerte se ha ensañado por decisión de otros.Por eso de admirarse las ONG´s y otras organizaciones que, a riesgo de la propia vida,luchan contra los señores de la muerte que viven en la impunidad.
    Muy diferente recordar y honrar en una tradición a aquellos muertos en el propio proceso de la vida (por extraña que parezca al mundo) a hacer de causar la muerte con toda intención una forma de vida para hacerse de riquezas y poder.
    Solo me queda desear que llegue el día en que volvamos a celebrar el “día de muertos” y no estos “años de muertos”. Que la muerte a celebrar sea la de la mortal impunidad..
    Un afectuoso saludo Alma Delia!

  12. Jorge Lopez dice:

    Alma Delia buenos días ¿cuentas con un correo electrónico donde pueda comentar un tema contigo? Saludos

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