El 9 nadie se mueve

Mujeres interpretan “Un violador en tu camino” en Chiapas. Foto: Isabel Mateos, Cuartoscuro.

Escribo estas palabras el jueves 5 de marzo por la mañana. Marco la fecha porque desconozco lo que habrá ocurrido ayer, domingo, y hoy lunes estoy a la expectativa de lo que vaya sucediendo. He seguido, como cualquiera, el curso que ha ido tomando el Movimiento Feminista y, en principio, me he declarado simpatizante. Creo que son inobjetables algunos de sus lemas: “ni una menos”, por ejemplo, y creo también (lo he escrito en este mismo espacio) que son perfectamente comprensibles ciertos excesos (pintas y destrozos) usados por una buena parte de la prensa para opacar la legitimidad del Movimiento y volver invisibles las incuestionables demandas: un país en el que ninguna mujer sea acosada ni muerta por el hecho mismo de ser mujer.

Creo también que el movimiento está infiltrado sin que esto le reste, en lo más mínimo, su completa legitimidad, el que uno o muchos grupos de intereses se cuelen queriendo sacar provecho político de la indignación femenina no le quita a la protesta de las mujeres ni una micra de autenticidad. Tendríamos que estar ciegos para no ver el clima ominoso que viven, particularmente, las mujeres en este país y no hoy, que se ha vuelto totalmente visible, sino desde… me atrevería a decir, siempre. Una cosa es el fakefeminismo, como se ha llamado, y otra muy distinta los miles o millones de mujeres que no pueden vivir en paz como consecuencia de un machismo light, recalcitrante e incluso asesino.

Por esto, no me parece un Movimiento de coyuntura cuyas integrantes busquen desestabilizar al régimen, ni ninguna otra de las tonterías que he escuchado o leído, sino un Movimiento que señala unas causas reales y que revelan una gravísima injusticia y hacen de México un infierno. Distraer a la opinión pública porque pintan monumentos o existe el fakefeminismo me parecen visiones que no quieren ver lo evidente: el justificado miedo en el que vivimos todos en este país y PEOR las mujeres.

El agresor está en la casa, en la oficina, en las calles, en las escuelas, en los ministerios públicos, en los jueces… en todos y cada uno de los sitios donde hay hombres o mujeres contaminados de machismo; en los padres que agreden a sus hijas y alientan en sus hijos a ser “muy hombres,” y en las madres que no entienden que las canalladas de sus hijos son canalladas aunque sean cometidas por sus hijos. El problema está en todos lados: no sólo en el feminicida o en el violador. El problema está en cada acto que refrenda el machismo: el problema está en todos nosotros. En ti, en mí, en ustedes y en ellos y ellas. Porque la ideología, las costumbres, la moral, la religión, la política… han armado este clima o, si se prefiere: este infierno es responsabilidad de todos. Claro está que hay grados, pero nadie se salva.

Hace medio siglo participé en el Movimiento del 68, queríamos unas simplonadas en comparación con lo que ahora quiere el Movimiento Feminista. Nosotros buscábamos librarnos del monopartidismo; aspirábamos a que hubiera pluralidad, libertad política, una sociedad justa. Han transcurrido 52 años y algunas de las banderas por las que desfilé en el Paseo de la Reforma, y por las que huí, como pude, de Tlatelolco, se han conseguido a medias o de plano no se han conseguido de ningún modo. Hoy las mujeres luchan por una revolución de la conciencia, estas sí son palabras mayores, pues desde la Eva de la Biblia nacida de una costilla, o la Clitemnestra de Homero, el modelo machista ha imperado en nuestra civilización.

El remedio no es fácil, pues tendrán que descoyuntarse las costumbres y las inercias. Cambiar las ideas de una sociedad impregnada de machismo  en todos los órdenes, y entender que esa lucha será la más persistente y larga de cuantas se han emprendido, porque es fácil cambiar una ley, es fácil cambiar un régimen; pero cuando las armas son la educación y la cultura, que son las vías para cambiar al ser humano, la tarea es titánica. “El nueve nadie se mueve” me parece un buen arranque para que la gente comience a comprender.

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@oscardelaborbol

9 Responses to “El 9 nadie se mueve”

  1. jajaja dice:

    Tú eres científico. Debes creer en la evolución, que venimos de bestias machistas, que las hormonas, bla, bla, bla… Pero el cerebro ha estudiado siglos de ciencias exactas y sociales y hemos encontrado métodos para convivir. Pero la gente no estudia porque el exceso de tecnología malbaratada por el obsceno capitalismo rapaz hace más daño que beneficio. La hormona le gana a la neurona.

  2. Valor dice:

    En una época donde sicarios de la información como los Chapuceros, Campechaneando o Quesadilla buscan tratarnos como una masa o colectivo, el valiente filósofo Oscar de la Borbolla se levanta y dice: “Basta, yo soy individualista”. Aplausos!!!

  3. vndjeñ dice:

    el feminismo tambien tiene lo suyo. porque hacer iguales a quienes de alguna forma somos diferentes por naturaleza?…solo a los politicos y intelectuales mediocres se les ocurre eso..por poder…divide y venceras. No hay discusion en que cuanto a la igualdad en las leyes. En otros aspectos es una tonteria. Si bien en la diversidad viene establecida esa diferencia por el universo, por que seguir pautas ideologicas o filosofias incompletas que solo dividen?…por gente de miras aristotelicas, de mente plana, con intereses autoritarios.Por eso estamos como estamos…apocalipsis now!!!!

  4. Lópe Doriga,loret de mola,pepetón cardenas,el gay de closet Pedro Ferri hijar 111,carmen
    chayistegui,todos estan ardidos porque se acabó elchayo,el dinero es para el pueblo y todos
    disfrutando de los apoyos que nunca dieron los conservadores CSG,Zedillo,Fox drogo,el
    borolas,estos si son sicarios golpean a AMLO por cualquier cosa,los you tubers informan
    objetivamente,tienen su sueldo,quieren que le vaya bien a México,yo tengo amigos miles
    de you tubers,y los ideales son nobles,y estan con la 4-T que más quieres valor menciona a lo que dejaron en miseria al país y se corrompieron,ahora que el magnate gringo judio paga
    a los provocadoras de la marcha unas cuantas,y las miles van porque quieren verdaderamente reivindicaciones sociales la 4-T te duele,perdiste privilegio boot?

  5. yo dice:

    Creo que uno de los principales problemas, es asumir que existe un “feminismo” y que es posible un “movimiento feminista”, porque:
    ¿Qué tienen en común las paleras de un movimiento territorial de PRI en Naucalpan, que recluta pandilleros para ir a las marchas, con las parteras que luchan porque su trabajo sea reconocido?

    ¿Es compatible ser feminista con la idea de ser parte de un sistema que excluye a la mayoría, siempre y cuando se ocupe una posición de aparente “poder”?

    La generalización, el etiquetado de las personas, ha sido usado para justificar abusos de aquellos que son más vulnerables Entonces ¿Por qué gritar que los hombres son acosadores, cuando en realidad se trata de una minoría, quienes finalmente, también son hijos de mujeres?

    Para ser feminista, se necesita un compromiso con la verdad, aún cuando lo anterior representa ir en contra de nuestros propios intereses. La militancia parasitaria y floja, no corresponde a esa búsqueda.

    Vociferar, en lugar de intentar el diálogo, es algo que padecen la mayoría de las mujeres que se vinculan con hombres (y mujeres) violento(a)s.

  6. Sandy dice:

    Usted dice: “El problema está en todos lados: no sólo en el feminicida o en el violador. El problema está en cada acto que refrenda el machismo”, ¿Que quiere decir, que esto es la causa?
    Creo que la causa es simple y fácil de detectar, e problema es que su solución lleva muchísimos años, unos 36 años de menos calculo. La EDUCACIÓN A LOS NIÑOS QUE MAÑANA SERÁN ADULTOS PARA QUE NO ACOSEN, NO VIOLEN, NO AGREDAN, SIMILAR A LAS MUJERES, EDUCACIÓN EN TODOS LOS SENTIDOS. Los adultos de hoy ya no tenemos remedio, solo regirnos por códigos penales mas estrictos y una aplicación expedita de la ley. Solo eso, la solución no esta a la vuelta de la esquina.

  7. Honorio Méndez Serrano dice:

    Exactamente, el problema somos todos -incluidas las mujeres-, en mayor o menor grado pero somos todos.

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