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Kimberly Clark manipuló por años precios de toallas, pero ahora se dice feminista

sábado, abril 2nd, 2022

Cada 8 de marzo, cientos de empresas emprenden campañas de marketing con lemas del movimiento de mujeres y feminista sobre el empoderamiento femenino y el alto a la violencia. Este año no fue la excepción y hasta Kimberly Clark de México se sumó.

Ciudad de México, 2 de abril (SinEmbargo).- Una de las empresas que durante seis años manipuló los precios de toallas femeninas inició una campaña publicitaria para normalizar la sangre menstrual y protestar por la violencia contra mujeres.

“Normalicemos la sangre de nuestra menstruación, no de la violencia”, dicen los espectaculares de Kotex, propiedad de Kimberly Clark de México, del empresario Claudio X. González Laporte.

Las compañías sancionadas por manipular precios fueron Essity México, Kimberly Clark de México y Productos Internacionales Mabe. Foto: Andrea Murcia, Cuartoscuro.

La campaña formó parte de la estrategia publicitaria con motivo del 8 de marzo cuando se conmemora el Día Internacional de la Mujer. La conmemoración que es de protesta, es desde hace años utilizada por las empresas para vender productos con lemas tomados de marchas y de colectivos feministas.

Las empresas se pintan de morado, —color que históricamente se liga al movimiento feminista— se dejan unas semanas y luego vuelven a lo habitual.

Este año, Kotex tomó las palabras e iniciativas de un grupo pequeño de mujeres que iniciaron una campaña para hablar de menstruación, pedir la gratuidad de productos para niñas y quitarles el Impuesto al Valor Agregado (IVA).

El reto inicial fue nombrar las palabras “menstruación” y “sangre” en medio de tabúes.

En México es todavía algo normal comprar un paquete de toallas femeninas y que éste lo entreguen en una bolsa negra porque la menstruación es considerado un tema del que no debe hablarse por ser un tema de las mujeres; en otros casos es visto como algo sucio.

Las mujeres feministas también hicieron énfasis en que las niñas y adolescentes necesitan acceder a los productos de gestión menstrual porque en muchos casos se ven obligadas a faltar a la escuela en sus periodos al no contar con toallas femeninas.

Las empresas, cada 8 de marzo, se apropian de iniciativas y exigencias del movimiento feminista. Foto: Graciela López, Cuartoscuro

Puede que para algunas mujeres el gasto en toallas femeninas no sea significativo, pero no es así para todas.

De acuerdo con una investigación realizada por SinEmbargo, una mujer gastará más de 36 mil pesos en productos para su menstruación durante su vida reproductiva.

Una mujer desde los 10 años —edad en la que aproximadamente llega la primera menstruación— se enfrentará a un aparador en un centro comercial en el que podrá escoger, entre más de diez marcas y más de 30 productos, la toalla o tampón que le ofrezca mayor absorción y mayor protección de olores; tendrá que comprar toallas para el día, para la noche, pantiprotectores “diarios”.

De acuerdo con los precios actuales del mercado, una mujer gastará en estos productos 34 mil 480 pesos y la cantidad llega a los 36 mil pesos si se le suma la compra de medicamentos para combatir los cólicos menstruales.

Este gasto básico, ya que no es decisión de la mujer comprarlos o no, profundiza problemas como la brecha salarial de género y prácticas como el “impuesto rosa”, que es el sobreprecio de un producto que se ofrece con características “para mujer”.

Y a pesar de ese gasto, las mexicanas todavía se enfrentaron a tres empresas, incluida Kimberly Clark de México con su marca Kotex, que controlaron los precios de esos productos.

Esta fue la empresa que lideró la manipulación de los precios de productos sanitarios en el mercado mexicano de 2008 a 2014 y fueron sus principales directivos los que organizaron las reuniones secretas con Productos Internacionales Mabe y Essity Higiene y Salud México, de acuerdo con el expediente IO-004-2017 del caso que llevó la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece).

Según la versión pública, que se encuentra en la sección de Resoluciones de la Comisión, fue Fernando González Velasco, entonces Director de Ventas Productos al Consumidor de KCM, quien estableció los términos del acuerdo y organizó las reuniones en las que se compartió información para aumentar precios y quitar promociones de pañales para bebé, productos para la gestión menstrual y para la incontinencia.

En esas reuniones estuvo presente, según la misma documentación, Pablo Roberto González Guajardo, actual Director General de la empresa e hijo del empresario Claudio X. González Laporte.

Todo esto ocurrió mientras los productos de Kimberly Clark eran los de mayor circulación en México, en específico Huggies, Kleen Bebé, PullUps (pañales de bebé), Kotex (toallas) y Depend y Diapro (pañales para adulto).

En la publicidad del 8 de marzo de Kotex no solo se utilizó el trabajo de mujeres que han realizado activismo por la menstruación, sino también el de víctimas de violencia y mujeres desaparecidas.

En México, un paquete de toallas femeninas tiene un rango de precios que va de los 24 a los 80 pesos. Foto: Shutterstock.

En los espectaculares también se invita a conocer las acciones de la empresa para ayudar a las mujeres víctimas de violencia, sin embargo, familiares de Wendy Sánchez, joven desaparecida en Nayarit en enero de 2021, publicaron en redes sociales una queja por el uso de una fotografía en uno de los comerciales de Kotex.

El objetivo del comercial es justo difundir los acompañamientos que hacen a mujeres víctimas de violencia.

Sus familiares escribieron lo siguiente en su cuenta de Instagram:

“Mi hermana […] no es parte de un esfuerzo de visibilización por parte de Kotex esto simplemente en la falta de empatía de parte de marca, agencia, casa productora y todas las manos que vieron y aprobaron esa idea. ¿Por qué usar las fichas y nombres de tantas y reducirlas a tan poco? Wendy no es una cosa que se pueda usar solo un segundo, Wendy es y seguirá siendo hija, hermana, amiga, artista, persona, ser humano, hasta que a mis papás, mis hermanos, sus amigos y a mi se nos cansen los pies de caminar gritando su nombre”.

Y agregan: “Por eso me parece deplorable que su imagen sea usada de esa manera, para terminar diciendo que Kotex ayuda a mujeres en situación de violencia, cuando existimos cientos de colectivos buscando ayudas para seguir en labores de búsqueda […] si tu campaña no pone al centro a las víctimas no estás sumando, esta vez solo usaron el nombre y el dolor, para darle un storytelling [creación de una historia] a una iniciativa que se siente vacía”.

Es hora de hablar de las toallas femeninas. ¿Por qué el impuesto? ¿Quién detiene el uso de la copa?

domingo, marzo 7th, 2021

Las opciones para la gestión menstrual de las mujeres atraviesan distintos problemas en México y en gran medida son provocados por el Estado: el Congreso de la Unión negó quitar el IVA a las toallas femeninas; hay una crisis en la venta de tampones y el uso y promoción de la copa menstrual avanza a marchas forzadas.

Ciudad de México, 7 de marzo (SinEmbargo).- La menstruación es un acto natural del cuerpo de las mujeres. Las acompaña, en promedio, 40 años de su vida, pero, a pesar de ello, gestionarla es costoso en México y las opciones que podrían disminuir su precio no cuentan con un pleno respaldo de las autoridades sanitarias.

A esto se suma que el Congreso de la Unión ha impedido que se quite el Impuesto de Valor Agregado (IVA) a productos como las toallas femeninas y tampones, lo que significa que cada año sólo las mujeres pagan cerca de tres mil millones de pesos en los impuestos a estos productos, de acuerdo con una estimación de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

“Son tres mil millones de pesos que solamente pagan las mujeres cada año de su vida. Si pensamos que los productos de higiene menstrual no son un lujo, ni de los que se pueden prescindir […] hay mujeres que no tienen acceso a estos productos porque significa una cantidad muy importante de sus ingresos o porque simplemente no pueden”, comentó a SinEmbargo la Diputada Tagle, de la Comisión de Igualdad de Género de San Lázaro.

En la Ciudad de México, las opciones se han reducido aún más, a causa de la Ley de Plásticos que prohibió la venta de tampones en la capital del país bajo el argumento de que esos y otros productos no eran “realmente indispensables”, según expuso la titular de la Secretaría del Medio Ambiente local, Mariana Robles.

 Mientras tanto, la copa menstrual, una opción sustentable, que evita un gasto constante y que resulta menos agresiva para el cuerpo de las mujeres, aún tiene una venta restringida, ya que sólo una marca mexicana ha logrado obtener el registro de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).

EL REZAGO DE LA GESTIÓN MENSTRUAL EN MÉXICO

El tema de la menstruación ha sido siempre destinado al silencio. A las mujeres se les enseñó a ocultarlo porque muchas personas lo consideran algo sucio o estrictamente privado. Sin embargo, en los últimos años se empezaron a enlistar las responsabilidades que las autoridades deben tener al respecto.

El rezago en México es claro, ya que mientras en otros países una mujer puede decidir en la farmacia si compra una toalla, un tampón o una copa, la única opción que hay en el país es la primera, la más tradicional.

En el país, de hecho, no existen estudios sobre las necesidades de las mujeres en la menstruación por lo que no ha sido considerado un tema de agenda pública, según señala la iniciativa para reformar el Artículo 115 de la Ley General de Educación en Materia de Higiene Menstrual presentada en la Cámara de Diputados y que hasta el momento está en calidad de “pendiente”.

“No se han generado campañas de difusión sobre higiene menstrual mostrando todos los métodos, productos sanitarios femeninos y hacer una distribución gratuita de estos, dando preferencia a aquellos más amigables con el medio ambiente. Todo ello acompañado de información objetiva, científica y laica, sobre los ciclos menstruales que permita a las mujeres detectar condiciones no normales en su estado de salud y prevenir padecimientos graves”, puede leerse en la iniciativa de ley.

Esta es la situación en México: la toalla sanitaria es la opción que está garantizada para la mayoría, aunque por su costo —con IVA— tampoco se puede hablar de una cobertura al 100 por ciento. Incluso se habla ya de “pobreza menstrual”, que es la falta de acceso a productos sanitarios, educación sobre higiene menstrual, sanitarios e instalaciones para lavarse las manos. Cuatro de cada 10 mujeres viven en situación de pobreza, según los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

EL “LUJO DE MENSTRUAR”

De acuerdo con los precios actuales del mercado, una mujer gastará en estos productos 34 mil 480 pesos y la cantidad llega a los 36 mil pesos si se le suma la compra de medicamentos para combatir los cólicos menstruales. 

Este gasto básico profundiza problemas como la brecha salarial de género y prácticas como el “impuesto rosa”, que es el sobreprecio de un producto que se ofrece con características “para mujer”.

En septiembre pasado, durante la discusión del Paquete Económico para 2021, se intentó quitar el impuesto a los productos para la menstruación. La Diputada Martha Tagle contó a este medio que hay mujeres que no tienen acceso a estos productos porque significa una cantidad muy importante de sus ingresos o porque simplemente no pueden, por ejemplo.

“Las mujeres en reclusión no tienen garantizado el acceso o las que viven en situación de calle […] Tenemos no sólo que eliminar los impuestos, sino también lograr que las mujeres puedan acceder a estos productos de una manera fácil y sencilla”.

El 21 de octubre, se tendría la resolución de quitar o no el IVA a los productos menstruales como parte de la miscelánea fiscal; aunque se votaría en general, se decidió separar la votación de este tema en específico. Finalmente fueron 2018 votos en contra, 185 a favor y 11 abstenciones en contra de la propuesta.

Posterior a eso, la Diputada Verónica Beatriz Juárez Piña mostró su inconformidad: “A nosotros nos parece, y desde aquí le decimos a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, que las mujeres en este país pagamos 3 mil millones de pesos más que los hombres por el único hecho de ser mujeres”.

En la votación, la Diputada Abelina López Rodríguez gritó: “Yo voté en contra. ¿Y saben por qué?, ¿saben por qué? Yo no voy a preferir una toalla sanitaria por dejar que se recaude… […] Yo no voy a permitir una toalla sanitaria por dejar que se sigan muriendo personas de COVID. En el mundo hay 40 millones de personas…”.

A casi cinco meses de haberse desechado, la Diputada Tagle considera que aunque no es la primera vez que se presentan iniciativas relacionadas con el tema de los impuestos a los productos de higiene menstrual, nunca había tenido la fuerza que ha adquirido estos días.

“De entrada es importante que a estas alturas estamos ya hablando de un tema tan importante como la menstruación. Y cada vez hay mayor conciencia de todos los temas relacionados con la gestión de la menstruación”, comentó.

Para la Diputada Lorena Villavicencio, del Grupo Parlamentario de Morena, todas las iniciativas de mujeres enfrentan resistencia, pero que “mientras exista un número importante de mujeres insistiendo, habrá condiciones para empujar las reformas”.

De hecho, en días pasados el Congreso de Michoacán aprobó reformas a la Ley de Educación para garantizar el ejercicio pleno del derecho a la educación en torno a la menstruación y el acceso a los productos de gestión menstrual en las escuelas públicas. 

Con este cambio, se busca facilitar el acceso gratuito a los productos de gestión menstrual para niñas y mujeres que lo requieran, en las escuelas públicas pertenecientes al Sistema Educativo Estatal. La reforma no solo contempla la gratuidad de los productos, sino también jornadas de promoción de otros productos como la copa menstrual, la toalla de tela y el calzoncillo absorbente.

EL LENTO AVANCE DE LA COPA

El 11 de abril del 2016, la Cofepris emitió una alerta sanitaria en contra de la copa menstrual por no contar con un registro sanitario en México que avalara la calidad de los materiales empleados en su fabricación y decretaron que: “carece de evidencia científica avalada” por esta institución.

La información que presentó en agosto de 2020 la Comisión de Equidad de Género de la Cámara de Diputados, consideró que esa decisión fue un “intento por causar miedo y desprestigio hacia un producto que atenta contra el uso indiscriminado y constante de desechables”.

La copa surgió como una alternativa a los productos desechables; se introduce en la vagina y horas después se saca para descargar la sangre. Se puede usar hasta por 10 años por el material del que está hecha que es de grado médico.

Para 2021, solo hay una marca mexicana que cuenta con el registro de la Cofepris: ProFemm. En entrevista, Sally Elena Santiago, gerente de marca de esa distribuidora, comentó que en el mundo la copa se vende sin ningún problema, dependiendo de las normas de cada país que garantizan que la copa y los materiales de los que está hecha son compatibles con el cuerpo de las mujeres.

En el caso de México, en 2017, la Cofepris autorizó la venta de la marca DivaCup, pero desde entonces toda la comercialización de las copas menstruales ha sido sólo por Internet o a través de redes de apoyo de mujeres. “No te la encuentras en una farmacia y se dificulta el acceso de las mujeres que no están dentro de esos nichos que son muy específicos”, expresó Santiago.

La también investigadora agregó que por esa razón es complejo hablar de la copa, no porque sea una herramienta o producto malo en sí, sino porque le hace falta difusión. “Si se quieren quitar los tampones ¿qué pasará? Hay quienes dicen que están las toallas de tela y copas menstruales pero ¿quién habla de ello, dónde las encuentras, dónde están disponibles?”.

Detalló que para ampliar el uso y la información sobre la copa se deben atender crear varias estrategias para atender las dudas de su uso, sobre la menstruación y la accesibilidad y sobre todo la disponibilidad, ya que puede haber un trabajo de concientización, pero si no está en los canales, además de Internet, se trata de una estrategia incompleta.

#MenstruaciónDigna: colectivo busca que en México no se cobre impuestos a toallas, tampones…

martes, agosto 25th, 2020

El proyecto Menstruación Digna México busca impulsar el tema de la menstruación en distintos ámbitos para hacer que ese tema pase de lo privado a lo público, ya que se requieren políticas educativas y de salud para todas las mujeres.

Ciudad de México, 25 de agosto (SinEmbargo).- Diversas organizaciones civiles y congresistas de distintos partidos lanzaron la iniciativa #MenstruaciónDignaMéxico para comenzar la discusión en torno a este tema y que empiecen a considerarse las políticas públicas necesarias para que la menstruación deje de ser un asunto privado, se garantice el acceso a la salud para las mujeres y se aplique la tasa cero a productos como toallas femeninas y tampones.

Lo que se busca es posicionar la gestión menstrual en un tema de agenda política y disminuir las desigualdades estructurales que impiden a niñas, adolescentes y mujeres vivir una menstruación digna.

En el primer foro realizado en México, diversas especialistas hablaron sobre lo que significa menstruar en el país, un tema considerado tabú durante años y que está rodeado de prejuicios y machismo. Anahí Rodríguez, investigadora del Instituto de Estudios sobre Desigualdad, explicó en su ponencia que aunque las mujeres están condicionadas a no hablar de menstruación, para realizar cambios en la ley debe haber una transformación de la opinión pública y de mentalidad, ya que la gestión menstrual “no es ni lujo ni privilegio, es derecho”.

“El IVA para 64 millones de mujeres en productos para la menstruación es injusto e inequitativo, no se puede pagar un impuesto por menstruar. Existe la tasa cero y eso garantiza el acceso a esos productos, por ejemplo, hasta antes de 2013 la goma de mascar tenía casa cero, podemos vivir sin goma pero no sin productos para menstruar”, comentó.

Una investigación realizada por SinEmbargo arrojó que una mujer gastará hasta 36 mil pesos en productos para su menstruación durante su vida reproductiva.

Ese es un gasto básico, ya que no es decisión de la mujer comprarlos o no. Así se profundizan problemas como la brecha salarial de género y prácticas como el “impuesto rosa”, que es el sobreprecio de un producto que se ofrece con características “para mujer”.

También es un tema de acceso a derechos y economía del hogar, ya que la suma se incrementa por las características de los hogares, por ejemplo, si una familia está conformada por cuatro o cinco integrantes y hay al menos tres mujeres que menstrúan, el gasto anual puede llegar a los 8 mil pesos en promedio por año.

Anahí Rodríguez agregó que además de la economía hay otros factores que provocan una pobreza menstrual. Por ejemplo, la falta de infraestructura “en la Ciudad de México, el 36 por ciento de la población no tiene abastecimiento de agua, eso dificulta, por ejemplo, el uso de copa menstrual”.

La situación se va complicando; las mujeres en situación de calle, continuó, tienen que decidir si comen o compran toallas y tampones, ya que la menstruación ocurre tengas o no casa.

La Diputada Lorena Villavicencio de la bancada del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que también participó en el foro y fue cuestionada sobre cómo sería la aprobación de dar tasa cero a los productos menstruales en el Congreso.

“Les voy a decir, el machismo se refuerza en los ámbitos de poder. Tenemos un dato alentador: 241 diputadas, lo que puede facilitar cualquier tipo de modificación, pero no todas ellas tienen un compromiso y militancia con las causas de las mujeres, no hay conciencia de género. Si la tuvieran podríamos definir los presupuestos, pero los partidos ejercen una especie de control sobre muchas mujeres que pueden parar iniciativas”, aseveró.

LA IMPORTANCIA DE HABLAR

Sally Santiago, investigadora en Estudios de la Mujer de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) habló sobre la relevancia de atender la salud menstrual. Dijo que además de que puede ser molesta por los padecimientos como el flujo abundante y/o  cólicos que impiden a las mujeres realizar sus actividades, están las construcciones sociales que remiten a la vergüenza y a todo lo negativo que tiene la menstruación socialmente.

“El tabú y el silencio tiene un mandato de ocultar la menstruación porque es la interpretación que otros le dieron, son los discursos biomédicos y religiosos […] La salud menstrual no es relevante porque nos enseñan que es normal sufrir, crecimos con la idea de que así tiene que ser y lo tenemos que aguantar, que es una desventaja y la tenemos que sufrir. Se nos enseña a que no se note, ocular los síntomas, que nadie se entere, ocultarlo de la mirada masculina, tenemos la menstruación en el clóset”, señaló.

Al menos en las últimas dos décadas, en países como Estados Unidos y Argentina se ha logrado colocar el tema del acceso a los productos básicos para la menstruación, ya sea entregándolos de manera gratuita en escuelas y cárceles o al menos quitándoles el IVA, pero en México apenas se encuentran dos puntos de acuerdo en el Congreso que no prosperaron.

Incluso, agregó Elena, en nuestro país a la copa menstrual todavía no se levanta la alerta sanitaria de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). Sin embargo, la que ya está a la venta tiene un costo de más de 500 pesos, lo que aún no la hace accesible para todas las mujeres, además de que su uso requiere condiciones como acceso a agua limpia y sensibilización.

“Si no se tienen esas condiciones económicas y materiales, la infraestructura adecuada para la higiene, estamos hablando ya de pobreza menstrual. La menstruación tiene que ver con los derechos humanos, es un tema social y de salud, que puede significar la mejoría de la vida para todas las mujeres […] Se debe politizar y hablar de ello y hacer de algo personal algo político”, concluyó.

De acuerdo con datos que brindó Jimena Muñoz, fundadora de la organización Elefante Rosa, una mujer menstrua, en total, dos meses al año, hasta 2 mil días en su vida y la mitad de su vida; el 20 por ciento de las mujeres no realizan sus actividades comunes por dolor menstrual intenso.