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1:14pm. Fue hace un mes, pero miles de mexicanos no pueden regresar todavía a sus hogares, a sus vidas

jueves, octubre 19th, 2017

Hace un mes, a las 13:14 horas, un sismo de magnitud 7.1 mató a más de 360 personas. Para el resto, la vida que habían conocido hasta entonces, dio un giro radical. Tal es el caso de María Luisa Campuzano Fernández y sus vecinos, que desde hace 15 años habitaban un edificio en la Ciudad de México que resultó con daño estructural

Otros cientos de capitalinos no han podido regresar a sus viviendas un mes después del sismo de 7.1 grados que dejó 228 muertos en la capital. Muchos relatan que a pesar de las promesas, no han recibido ninguna asistencia financiera.

Rodrigo Díaz Mejía entra en las ruinas de un edificio derrumbado en el sismo del 19 de septiembre, en la Ciudad de México. Foto: Rebecca Blackwell, AP.

Por Rebecca Blackwell y Marco Ugarte

Ciudad de México, 19 de octubre (AP).- Con el casco puesto, Rodrigo Díaz Mejía se alza sobre un automóvil aplastado y se encarama hasta llegar a un apartamento que quedó expuesto tras el terremoto del 19 de septiembre. Adentro, halla el retrato de dos chicos colgando de una pared agrietada. Se lo pone bajo el brazo para llevárselo a la familia.

Díaz Mejía, mecánico de profesión, ha estado desde hace varias semanas metiéndose por paredes rotas y pisos agrietados, infiltrándose en las residencias derruidas del conjunto residencial Tokio 517 en el centro de la Ciudad de México, tratando de rescatar fotos, ropa y documentos para las familias que se vieron obligadas a huir. Pero ahora, dice, las persistentes lluvias y obstáculos podrían obligarle a desistir.

Aventurarse entre las ruinas se ha vuelto más peligroso, dice Díaz Mejía, señalando hacia tres edificios en la zona Portales, dos de los cuales se colapsaron.

Una cuadrilla de obreros, el 17 de octubre, despeja las ruinas de uno de los edificios colapsados por el sismo del 19 de septiembre en la Ciudad de México. Foto: Rebecca Blackwell, AP.

Un dormitorio y al fondo un closet todavía con ropa en un departamento abandonado después del sismo en el vecindario Portales, en la capital de México. Foto: Rebecca Blackwell, AP.

Miles de residentes de la Ciudad de México no han podido regresar a sus viviendas un mes después del sismo de 7.1 grados que dejó 228 muertos en la capital. Muchos relatan que a pesar de las promesas, no han recibido ninguna asistencia financiera.

Cientos de edificios tuvieron que ser evacuados tras el sismo, y la demolición de los que son imposibles de reconstruir apenas comienza. Los obreros tienen que sacar cualquier material que pueda presentar una amenaza a la seguridad pública, y entonces iniciar la ardua tarea de demoler estructuras en medio de un vecindario poblado.

Los que se vieron obligados a salir de esas estructuras se han estado quedando con familiares, en hoteles o incluso en carpas en la calle. El gobierno ha anunciado préstamos a créditos de bajo interés para que la gente pueda reparar sus viviendas o buscar una nueva, pero ese proceso seguramente será lento.

María Luisa Campuzano Fernández se ha estado quedando en un hotel desde que el sismo dañó el edificio en la Ciudad de México donde ella había vivido por 15 años.

Los inspectores le dijeron que el edificio está estructuralmente firme, pero sus paredes sufrieron daños. El motivo fue uno de los edificios adyacentes, que quedó averiado en el sismo de 1985 y que cayó contra el de ella.

Así luce las ruinas del edificio de ocho pisos colapsado en la calle Laredo de la colonia Condesa. Foto: Tercero Díaz, Cuartoscuro.

En una libreta, la mujer anotó la información sobre la asistencia que el gobierno prometió prestarle, pero no ha recibido beneficio alguno.

En el vestíbulo del edificio, donde el techo está sostenido con vigas de madera, Campuzano dice que “no ha llegado el dinero de ningún tipo y aquí estamos temblando porque aparte cada departamento está dañadísimo”.

Ana María Rodríguez Maya, arquitecta de profesión, estaba trabajando en su apartamento cuando ocurrió el sismo. Corrió hacia las escaleras, pero sentía que el edificio se desmoronaba bajo sus pies. Logró alcanzar el techo, y luego el techo de un edificio adyacente.

Otras ocho personas quedaron atrapadas adentro. Sus gritos se percibían en medio de la nube de polvo y los vecinos corrieron al rescate con palas, picos y escalerillas, hasta que los rescataron a todos.

Rodríguez dice que los vecinos permanecen en la incertidumbre. No han recibido ninguna asistencia financiera, aparte de un cheque de 3 mil pesos otorgado a una familia de cuatro personas para que pudieran alojarse en otro lugar. Ella, sus hijos, su sobrino, los dos perros y el gato están dispersos por toda la ciudad, en casas de amigos y familiares.

Sus hijos lograron llegar hasta la vivienda en la que ella vivió por 20 años y que había remodelado recientemente. Grabaron un video de las ruinas y querían mostrárselo. Pero la mujer, con los ojos llenos de lágrimas, no soporta verlo, pues dice que quiere recordarlo como estaba originalmente.

 

La maquinaria cae sobre edificios mientras las familias despiden y lloran los recuerdos de una vida

miércoles, octubre 18th, 2017

En la colonia Del Valle– igual que en otras zonas del sur de la capital–, ya no se vive de la misma manera desde el 19 de septiembre. Sus habitantes se enfrentan al dolor de ver la intimidad de los hogares derrumbados, los recuerdos de toda una vida, expuestos a los ojos de todos. E irrecuperables.

Las labores de demolición, y las calles acordonadas a su alrededor, han afectado severamente a este vecindario de clase media. La labor ha sido manual, a pico y pala para salvaguardar el resto de edificios que lo rodean. En total, son entre 150 y 200 los inmuebles que serán demolidos, según cifras preliminares del Instituto para la Seguridad de las Construcciones capitalino.

Por Martí Quintana

México, 18 oct (EFE).- Entre una nube de polvo que empaña la vista, varios vecinos siguen las labores de demolición de uno de los edificios colapsados por el terremoto en la Ciudad de México, donde se trabaja las 24 horas para acabar con este esqueleto de cemento y recuerdos.

Una montaña de escombros, de entre los que se vislumbran muebles, electrodomésticos y ropa, se acumula frente al inmueble de Concepción Béistegui 1503, en la colonia Del Valle de la Ciudad de México, la más afectada por el terremoto del 19 de septiembre, que dejó 369 muertos, 228 de ellos en la capital.

En menos de una semana, el edificio ha perdido tres de las seis plantas que tenía.

La labor ha sido manual, a pico y pala para salvaguardar el resto de edificios que lo rodean. En el techo del inmueble, que antes fue el cuarto piso, trabajan hoy ocho operarios, entre arneses y cuerdas.

Llega una retroexcavadora, que se suma a las dos grúas ya presentes. Se espera que en las próximas horas pueda entrar maquinaria pesada cuando se terminen de demoler las plantas más altas, cuentan a Efe fuentes de Protección Civil.

Mientras avanza este trabajo hormiga, incansable y duro, alrededor de la zona acordonada algunos familiares y trabajadores de establecimientos cercanos no pierden vista los derribos.

“Me siento un poquito peor porque estuvieron bajando cosas. Y vimos cómo las aventaban por la ventana. Se sintió muy feo, tanto que cuidábamos nuestras cosas. Incluso pedimos que nos dieran un niño Dios, pero no quisieron”, relata a Efe Magdalena Hernández, propietaria del 302.

Su marido, Jorge Martínez, explicó que, con una grúa, solo los dejaron pasar cinco minutos para recuperar algunos objetos, acompañados de un miembro de Protección Civil.

“Como estaba lleno de polvo casi no sacamos nada”, aseguró el hombre, que solo pudo sacar una televisión del que fue su hogar durante décadas.

Jorge reclamó hoy más sensibilidad a las autoridades. Una petición que se ha hecho extensiva en muchos damnificados.

“No nos dejan acercar [a los escombros], pero [nuestras pertenencias] ya están abajo y ya no corren ningún peligro”, relató este jubilado que mantiene la esperanza, aunque pequeña, de que cuando acaben los derrumbes podrán buscar entre las ruinas algunos de sus objetos queridos.

Las labores de demolición, y las calles acordonadas a su alrededor, han afectado severamente este vecindario de clase media.

Rosalía Arenas es una peluquera que lleva casi un mes sin trabajo. De 15 clientes diarios, ahora con suerte tiene dos. Además de una barbería inundada de polvo.

“Vamos para el mes sin trabajo. No hay paso, no hay ventas, la gente tiene que buscar la manera de circular. Y aquí está cerrado desde el sismo”, explicó la mujer.

Esta queja es extensible a otros puntos de la capital donde alguno de los edificios quedaron severamente dañados por el terremoto, y esperan su demolición o reparación estructural.

En total, son entre 150 y 200 los inmuebles que serán demolidos, según cifras preliminares del Instituto para la Seguridad de las Construcciones capitalino.

Como en Génova 33, en la turística Zona Rosa, donde vecinos y trabajadores de locales aledaños esperan impacientes la demolición de este edificio de oficinas de diez plantas.

“Muchos mexicanos damnificados, ahora cuántos más desempleados. Urge solución”, reza una pancarta, visibilizando las dos caras de una misma tragedia.

En Concepción Béistegui 1503 los recuerdos de familia están hoy a la vista de todos.

En la pared de una de las habitaciones hay una decena de fotos colgadas. Tres personas sonríen ante cámara, una mujer mayor abraza un niño. En color sepia, un muchacho mira travieso el objetivo con un caballito de palo entre las manos.

Jorge fue jefe de mantenimiento durante muchos años en un hospital de la capital. Entre las pertenencias que más le desconsuela perder está un mural con instantáneas que le hicieron los compañeros el día de su jubilación.

“Esto es lo que da más tristeza. Yo me senté, me senté a llorar y no veía que estaba llorando. Solo veía cómo caían las cosas. Las lágrimas le salen a uno cuando menos lo piensa”, señala este hombre de 77 años.

El dolor de ver la intimidad, los recuerdos de toda una vida, expuestos a los ojos de todos. E irrecuperables por el legítimo dueño.