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RESEÑA | El arte de la lógica: la importancia del razonamiento en la actual marea de la posverdad

sábado, agosto 1st, 2020

Con humor y ejemplos lúdicos, Eugenia Cheng, destacada columnista del Wall Street Journal, nos recuerda la importancia del sentido común y la intuición como brújula en un saturado universo de información adulterada, donde la reacción importa más que la verdad misma.

Pensar con claridad y actuar con inteligencia en los tiempos que corren es un desafío. La autora propone transformarnos en individuos lógicos, con argumentos consistentes, emociones identificadas y en constante disposición de entender al otro.

Por América Gutiérrez Espinosa

«La lógica se cuida de si misma; lo único que tenemos que hacer es mirar y ver cómo lo hace». Ludwig Wittgenstein

Ciudad de México, 1 de agosto (LibreríasElSótano).- No se sabe exactamente por quién ni en qué época fue empleada la palabra lógica en el sentido moderno, lo que si sabemos es que pensar es un complejo proceso que se inicia con la creación de imágenes mentales en nuestro cerebro, mismas que determinan nuestra capacidad para captar y producir ideas en momentos determinados.

Pensar es un esfuerzo reflexivo que no siempre alcanza la profundidad crítica necesaria, pues tendemos a hacerlo con intensidad y nos perdemos en nuestros propios pensamientos. Naturalmente, el curso de nuestros pensamientos se ve inevitablemente influido por nuestras emociones y por factores sociales que nos rodean, lo que significa que amoldan, modulan y evalúan nuestra forma de representar el mundo.

Por eso no basta pensar. De entre los tipos o las llamadas formas de pensamiento, hay una que casi siempre pasamos por alto: el pensamiento lógico. Pero ¿qué es lógico? Aquí es donde “a pan duro, diente agudo” y la intuición parece abandonarnos cuando más la necesitamos.

El arte de la lógica (en un mundo ilógico) es un libro inesperado, perteneciente a una serie de Grano de Sal que propone una interesante biblioteca científica del ciudadano, orientada a la divulgación de diversas ciencias sin perder el rigor. Su autora es Eugenia Cheng, una destacada columnista del Wall Street Journal, cuya especialidad son las matemáticas, precisamente la disciplina que posee una lógica perfecta y cuyo significado se traduce como: lo digno de ser aprendido.

Con humor, intertextualidad y ejemplos lúdicos, Cheng nos sacude los prejuicios para advertir que el razonamiento lógico y emocional, podrían evitar un naufragio más en la tan mencionada marea de la posverdad, donde el flujo de los pensamientos tiene que ver más con nuestra actitud hacia la verdad, en lugar de la verdad misma. En otras palabras: se trata de las formas en las que reaccionamos a la realidad que nos rodea, como por ejemplo el impacto racional o irracional que nos provocan los rumores mediáticos o las llamadas fake news.

Eugenia Cheng lanza una bengala para proyectar luz sobre conceptos que nos recuerdan la importancia del sentido común, de la intuición, pero sobre todo del funcionamiento interno y las limitaciones de la lógica. Analiza la importancia de las emociones para que todo esto funcione, pero también establece la importancia del razonamiento para no perder el rumbo en un saturado universo atestado con definiciones totales, fanatismo e información adulterada.

Este libro es sencillo, que no superficial, pues establece técnicas, procedimientos, reglas, métodos, principios o leyes usados para distinguir deducción correcta de la incorrecta; para discriminar la sospecha válida de la no válida en la vida diaria. Todo esto con entretenidos guiños literarios como en el capítulo 12, cuando se refiere a los acontecimientos que se encuentran en una escala gradual, y nos explica esto con una situación entre los personajes principales de Orgullo y Prejuicio de Jane Austen: Elisabeth le pregunta al señor Darcy cómo y cuando se enamoró de ella. Él responde: “Soy incapaz de precisar el momento, el lugar y la mirada o las palabras que sentaron los cimientos. Ha pasado demasiado tiempo”.

De ahí se desprende un interesante análisis de las llamadas -delgadas líneas y zonas grises-que de acuerdo a Cheng “no se llevan muy bien con la lógica”, pues esta busca deshacerse de la ambigüedad. Fue en este capítulo donde descubrí mis deficiencias en cuanto a pensamiento lógico: el principio del tercero excluido que nos obliga a convertir toda zona gris en blanco o negro.

También encontré algo de consuelo, cuando apunta que lo importante es evitar pretender que una zona gris no existe. Podría afirmar que después de leer este ensayo, lidiar con las zonas grises y mejorar el manejo de matices se ha convertido en un objetivo personal.

Pensar con claridad es casi un deporte de resistencia, para el que hay que entrenar con disciplina y atención. Alejarnos del pensamiento extremo parece fácil, pero actuar con inteligencia y racionalidad en los tiempos que corren es un desafío, casi un duelo a muerte con uno mismo.

Eugenia Cheng propone no sólo aspirar a convertirnos en individuos lógicos, sino transformarnos en personas inteligentemente lógicas, con argumentos consistentes, emociones identificadas y en constante disposición de entender al otro.


América Gutiérrez es Coordinadora de contenidos de Librerías El Sótano. Ha trabajado para Discovery Channel LANat GeoA&E, IMER y Penguin Random House. Siempre se pregunta: ¿en qué se parece un cuervo a su escritorio? Actualmente estudia las leyes que rigen las excepciones.

Un desafío matemático se vuelve viral, ¿puedes resolverlo?

lunes, julio 17th, 2017

El desafío matemático creado por Go Tumble tiene dos respuestas posibles, pero los creadores aseguran que sólo una de cada mil personas fue capaz de encontrar la segunda.

Hay que esmerarse y pensar. Foto: Juan Pablo Zamora, Cuartoscuro

Ciudad de México, 17 de julio (SinEmbargo/Infobae).- Este desafío matemático fue creado por Go Tumble y subido a Wikr, donde se convirtió en viral.

Tiene dos respuestas posibles, pero los creadores aseguran que sólo una de cada mil personas fue capaz de encontrar la segunda.

Hay que esmerarse y pensar creativamente.

Para ver las respuestas, mire más abajo.

Foto: Infobae

Todos comienzan sumando 1 más 4, con el lógico resultado de 5. Luego, los resultados se van sumando en la cuenta de la línea siguiente. Así, 2+5 es 7, más 5 del resultado anterior, es igual a 12. Y 3+6 es 9, más los 12 del resultado anterior, suman 21. Por eso, 8+11+21 = 40, es el primer resultado posible, al que llegan muchas personas.

La segunda posibilidad, más sofisticada, es tomando el signo + como de multiplicación y sumando al resultado la primera cifra de la cuenta. Así, en la primera cuenta hay que sumar 1 a 1 x 4 , en la segunda línea hay que sumar 2 a 2 x 5, en la tercera hay que sumar 3 a 3 x 6 y en la última hay que sumar 8 a 8 x 11, lo que daría un resultado de 96.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE INFOBAE. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción.

La industria del videojuego se cuestiona qué es, qué transmite y qué efectos persigue

sábado, enero 7th, 2017

El videojuego es un medio nuevo, está en sus primeras fases de desarrollo, pero es necesario, según algunos creadores, de que pensemos en él, que seamos conscientes de qué impacto tiene en la audiencia, de qué significa para sus vidas, de qué estás fomentando: ¿les estás alentando a pensar, a sentir? Es algo crucial.

Foto: Shutterstock

Foto: Shutterstock

Por Violeta Molina Gallardo.

Madrid, 5 enero (EFE).- Que el videojuego es un medio de expresión aún en pañales es una de las reflexiones más recurrentes de la industria del ocio interactivo, pero algunos creadores empiezan a levantar la voz para pedir una reflexión más consciente de qué es un videojuego, qué mensaje transmite y qué efectos persigue.

“Tenemos que ampliar las maneras en que pensamos, describimos y definimos los videojuegos. No es infrecuente en la cultura popular que las cosas se hagan sin pensar en ellas. Si vuelves la vista a los años 30 del siglo pasado, quienes hacían películas no pensaban en que lo que hacían tuviera relevancia y fuera a perdurar. Se limitaban a hacer las películas”, explica a Efe Warren Spector.

El responsable de Deus Ex y Epic Mickey, que lleva tres décadas vinculado al mundo del ocio interactivo, critica la falta de reflexión que rodea al proceso creativo del videojuego, una “herramienta de aprendizaje” capaz de contribuir a la construcción de la identidad del individuo y a despertar su espíritu crítico.

“El videojuego es útil para muchas cosas. Nos ayuda a evadirnos de estas vidas tan complejas que llevamos. Pero lo interesante es que creo que nos ayuda a comprender de qué queremos escapar. (…) Hay algo único para cada uno de nosotros en la experiencia que construimos mientras jugamos, aunque no se alcance con todos los juegos, y es que nos permite contar nuestra propia historia”, dice.

Tanto Spector como el director creativo de la saga Watchdogs, Jonathan Morin, y el responsable de Dishonored, Harvey Smith, coinciden en que el buen videojuego ha de plantear preguntas y dilemas al jugador -ente inteligente-, no brindarle una experiencia cerrada.

“Un gran juego es aquel que te hace comprender algo acerca de ti mismo, no el que te cuenta cosas de su creador”, subraya Morin, quien a su vez reconoce que un videojuego es un instrumento para lanzar mensajes.

En Watchdogs, una reflexión sobre esta civilización que se expone tanto en la red y en la que se plasman “ciertas contradicciones políticas”, subyace la pregunta de si “estamos deshumanizando a la sociedad en el proceso de la economía o en nombre del progreso”. Pero Morin insiste en que se trata de una llamada a la reflexión, no de una consigna.

En el caso de Dishonored, no hay referencias directas a la política ni se fuerza ningún mensaje, pese a que “habla mucho de desigualdad económica”: “Hay riquezas ostentosas y personajes que se mueren de hambre, así que intuyo que el juego es político por naturaleza, de manera implícita”, apunta Smith.

El mensaje no sólo puede hacerse evidente con personajes y acción, también puede regar las mecánicas del juego, aclara el desarrollador.

A Smith le impactó escuchar al creador del simulador espacial “Elite”, Ian Bell, confesar que había construido sin querer unas mecánicas de juego que fomentaban un comportamiento capitalista.

“Me transmitió esa noción de que las mecánicas conllevan una política y de que has de reflexionar acerca de si lo que transmites en un juego es realmente lo que quieres expresar. ¿Es intencionado o no?”, destaca.

Por su parte, Morin pide un mayor diálogo entre desarrolladores: “Somos un medio joven y tenemos que tener paciencia y hablar sobre él. (…) No sabemos qué dará de sí, yo no creo que entienda todavía su profundidad”.

El objetivo, creadores más reflexivos que reten con sus creaciones a la audiencia.

“El videojuego es un medio nuevo, está en sus primeras fases de desarrollo, pero es necesario que pensemos en él, que seamos conscientes de qué impacto tiene en la audiencia, de qué significa para sus vidas, de qué estás fomentando: ¿les estás alentando a pensar, a sentir? Es algo crucial”, concluye el responsable de Dishonored.