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Lecturas que abrazan: Los libros infantiles para afectados por el sismo

domingo, octubre 1st, 2017

Son por lo menos 2.2 millones de niñas, niños y adolescentes los que viven en las zonas más afectadas por los temblores de este mes en México, de los cuales la mayoría (1.2 millones) se encuentran en Puebla; 600 mil en Morelos; 200 mil en Oaxaca y otros 200 mil en la Ciudad de México. Algunos, además de experimentar en carne propia el sismo, se han quedado sin juguetes, techo o sin la compañía de un familiar.

No por ello tienen que dejar de comportarse como niños, es necesario jugar, dibujar, platicar sobre lo que pasó y sobre todo, saber que están seguros. Varias autoras han compartido lecturas y libros de actividades, platicamos con una de ellas, además de con la chilena que inició el movimiento en 2010.

Ciudad de México, 1 de octubre (SinEmbargo).– Abrazarlos, dejarlos jugar, entender que es normal que se comporten como si fueran menores. Hacerles saber que están seguros y sobre todo, que no están solos. Son algunos de los consejos que los expertos dan a los padres y familiares de niños afectados directa o indirectamente por el temblor del pasado 19 de septiembre en México.

“Hay que hablarles de qué es lo que pasó porque los niños no entienden, hablarles con verdad pero con tranquilidad, decirles que ellos están seguros aunque hayan perdido su casa, que están protegidos, que están con las personas que los van a ayudar y proteger. Contarles cuentos, hacer actividades lúdicas, tratar de que los niños tengan actividades que los puedan también distraer un poco de estos eventos.

Se les sugiere, tanto a adultos como niños, no exponerse ya a los medios de comunicación de forma excesiva, porque la mente se satura y se quedan esas imágenes improntadas en el cerebro y son imágenes que se vuelven recurrentes y obsesivas”, dice la Dra. Noemí Díaz Marroquín, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en entrevista con SinEmbargo.

Como parte de la ola de aportaciones a las que se sumó la sociedad civil, artistas y diseñadores mexicanos encontraron una buena forma de apoyar a los niños afectados: con lecturas y libros didácticos.

Es importante que los niños puedan expresar lo que sintieron. Imagen: Alejandra Anton

La diseñadora mexicana Alejandra Anton, decidió asesorarse, buscar textos ya hechos y hablar con expertos para construir un libro imprimible totalmente gratuito, para que los niños puedan desahogar las secuelas negativas que pudieron haber quedado

Este proyecto relámpago salió a raíz de una publicación que compartí en Facebook del libro Cuando la Tierra se movió hecho por el Consejo Minero  y psicólogas del Centro de Estudios y Promoción del Buen Trato de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica, en Chile; a raíz del terremoto de 2010 en ese país. Un amigo (Daniel Mendizaba, de ReCrea tu Mundo- Educación ambiental) me escribió dándome las gracias por compartirlo, pues querían imprimirlo para leerlo a los niños en albergues.

Pero, enseguida pensé que no iba a ser tan funcional, pues el libro chileno estaba enfocado a esa población, tenía otros modismos y palabras que no usamos aquí. También estaba diseñado a color, lo cual podría dificultar replicarlo (más costoso o perdería calidad al imprimirlo). Es por eso que me decidí a hacer una versión mexicanizada para imprimirse en tamaño carta, en blanco y negro; rescatando sólo algunas actividades para que pudieran imprimirse si se quisiera de manera individual: hand outs u hojas de actividad como las que usan los profesores en clase. Tuvo una gran difusión (¡nunca imaginé que la publicación se compartiera tanto!). Así que decidí hacer una versión ampliada con algunos consejos de acompañamiento emocional, juegos y otras actividades como las adorables ilustraciones de Alfonso Díaz (@MyTraveltoons)”, dice la ilustradora y diseñadora de información a Magazine.

 

Para asesorarse habló con Cecilia Valdés, del Consejo Minero en Chile, quien le confirmó que podría hacer una adaptación para los niños mexicanos. “Estuve también buscando otras referencias, como el libro de Bruno y Violeta sobreviven al Terremoto de Bernardita Muñoz y otros colaboradores chilenos. También añadí algunos juegos de los Scouts. Y recomendaciones de amigos como Fernanda Poiré de Ah que las Hilachas, quien ha trabajado en talleres con niños de poblaciones vulnerables”, dice.

La también organizadora de CreativeMornings Mexico City, menciona que se trata de un proyecto repentino, al que puso manos a la obra cuando pudo zafarse de la “vorágine informativa” que la tenía paralizada.

Anton, quien hace unos años trabajó en un libro de acompañamiento emocional para niños diagnosticados con cáncer en el Hospital Infantil Federico Gómez comenta que su principal motivación para armar este libro fue la frustración por no porder ayudar, “me sentía muy frustrada y quise hacer algo, como todos los que han estado trabajando en las zonas afectadas o en los hospitales, albergues y acopios. Quería hacer algo para apoyar a la sociedad, desde lo que mejor que sé hacer, el diseño. También por que me di cuenta de que en la emergencia, estábamos olvidando la parte emocional que estaban viviendo los niños”.

Frida y el resto de los binomios perrunos, hacen su aparición. Imagen: libro de actividades de Alejandra Anton.

 

“Creo que es importante  permitir que los niños expresen sus sentimientos después de un evento que pudo ser muy traumático para muchos de ellos. Este es el objetivo de este proyecto y espero que pueda ayudar a quien lo use. Me encantaría, además, conocer cómo les fue a quienes usaron este material o si tienen alguna sugerencia u otra actividad que pudiéramos añadir. Mi idea es hacer un acervo un gratuito mucho más completo para poder compartirlo incluso con otros países”, finaliza la diseñadora.

Handouts Temblor on Scribd

TODO INICIÓ EN CHILE

La madrugada del sábado 27 de febrero de 2010, un terremoto de magnitud 8.8 sacudió Chile y provocó después un tsunami que en conjunto dejaron 500 mil viviendas y dos millones de damnificados; además de 156 fallecidos y 25 desaparecidos.

Las entonces funcionarias del Ministerio de Educación chileno, Yolanda Gana y Natalia García, reunieron entre sus conocidos a un grupo de expertos en las áreas de educación y psicología para hacer un libro infantil con el cual ayudar a las pequeñas víctimas del sismo. Los involucrados no se conocían personalmente, pero desarrollaron lo que luego se conoció como Bruno y Violeta Sobreviven al Terremoto.

Las autoridades de Chile adoptaron el material de manera oficial. Foto cortesía por la autora

“Las ideas que fueron surgiendo de las primeras discusiones fueron: hacer un libro que explicara por qué ocurren los terremotos; que diera un poco de historia y que ayudara a procesar la experiencia a niñas, niños y sus familias; y que fuese gratis, accesible a todas y todos a través de internet”, dice Bernardita Muñoz Chereau, psicóloga, doctora en educación y autora principal del libro a Magazine.

“En esos momentos yo estaba viviendo en Inglaterra y sentí una tremenda impotencia al contemplar a la distancia la geografía irreconocible de mi país y la devastación de tantas personas. Además recordaba vívidamente el terremoto de 1985 de magnitud 7.8, el cual experimenté a los 10 años adentro del cine de Papudo. Si bien el viejo cine colapsó dejando cubiertos de polvo y escombros a un centenar de niñas y niños, logramos salir ilesos gracias a la ayuda de muchos improvisados rescatistas. Esta experiencia la plasmé hace poco en el cuento Juana y el terremoto publicado en Chile en 2015″, continúa.

“Volviendo a 2010, tomé la invitación a escribir un libro infantil pensando en que si bien no podía ayudar a la reconstrucción material, sí podía ayudar a la reconstrucción psicológica. Esto es muy importante, ya que si miramos cómo enfrentamos desastres naturales y catástrofes, tales como los terremotos, vemos que el mismo evento puede traumatizarnos o ayudarnos a ser mas resilientes. La diferencia depende en parte de los recursos psicológicos con que contamos. Por ejemplo, entender por qué suceden y expresar nuestras emociones nos ayuda a procesar la experiencia. Además, quise que la historia dejara espacio para que cada lector/a pudiese plasmar su experiencia, con sus propias palabras y colores. Por esto tiene puntos suspensivos para que cada lector/a co-produzca el cuento. Las ilustraciones están inconclusas con la misma finalidad. Esto es vital, ya que aunque hayamos sufrido un evento colectivo, las experiencias son individuales, y todos, chicos y grandes, tenemos que elaborar nuestros miedos. Con estas ideas en mente escribí y dibujé la primera versión de Bruno y Violeta y a partir de la retroalimentación y del aporte y comentarios del grupo inicial, más un par que se sumaron en el camino, logramos en menos de un mes, terminarlo. Otros integrantes del equipo desarrollaron la guía didáctica que se encuentra al final del cuento y lo complementa, con el fin de ayudar a procesar esta experiencia después de la lectura”, dice la graduada de la Universidad de Bristol.

El libro y las actividades se realizaron entre varios especialistas en educación y psicología. Imagen: Especial

Así, el Ministerio de Educación de Chile lo adoptó como el recurso oficial de reparación psicológica al imprimir y distribuir 300 mil copias acompañadas de una caja de lápices, entre las niñas y niños de las comunidades más afectadas. “Luego, UNESCO y otras instituciones gubernamentales, ONG y diversos medios nacionales e internacionales, lo han difundido y utilizado. Hasta existe una versiónn en Inglés. Ahora, al saber que Bruno y Violeta han llegado a México, siento mucha gratitud y alegría”, dice Bernardita.

Muñoz, quien en los últimos 15 años ha publicado más de 30 libros infantiles en Latinoamérica, combina su pasión por la literatura infantil y juvenil (su novela más reciente, El Diario de Noelia, trata sobre su experiencia de crecer en dictadura) con su investigación en torno al rol que la evaluación de aprendizajes juega en la inequidad del sistema educacional, manda un mensaje a los mexicanos para salir adelante:

“Lo mismo que descubren Bruno y Violeta: las cosas materiales se pueden reemplazar, pero estar juntos y a salvo, es lo más importante. También que cuando la Tierra tiembla, los desastres suelen ocurrir en las ciudades, en lo que los seres humanos hemos construido. Si observan los árboles, los cerros y montañas, los lagos y bosques, descubrirán que la naturaleza se sobrepone a todo. Finalmente, este terremoto ha dejado en evidencia que si bien hay políticos corruptos que deben hacerse responsables de la caída de edificios construidos sin cumplir con planes reguladores, por ejemplo, la gran mayoría de los mexicanos han demostrado un gran sentido comunitario y solidario. El terremoto es un gran remezón que muestra que somos seres colectivos que al organizarnos, podemos mejorar nuestras circunstancias”, finaliza.

OTROS ESFUERZOS

CUANDO LA TIERRA SE MOVIÓ

El pintor y titiritero Arturo López Barrera, alias “Pío”, puso a disposición del público, a través de su perfil de Facebook, una serie de ilustraciones imprimibles, basadas en el libro Cuando la tierra se detuvo, adaptado a los niños mexicanos.

Se puede ver completo en este enlace.

Imagen: Pio Cineamano

MINIFANZINE

Por su parte, la fotógrafa Dana Albicker hizo un fanzine de descarga gratuita, que incluye actividades divertidas relacionadas con el sismo; tips para relajarse y espacios en blanco para que los niños expresen su sentir.

Imagen: Fanzine (Dana Albicker)

Ve el Fanzine aquí. Y aquí.

EL DÍA QUE TODO SE MOVIÓ

Imagen: Facebook (Pixelatl)

El grupo de contenidos multimendia Pixelatl, creó con ayuda de varios colaboradores de todo el país esta historia a todo color, inspirada en el texto Cuando la tierra se movió, creado por el Consejo Minero de Chile.

Descárgalo aquí.

Los niños mexicanos se enfrentan al reto de superar el trauma por el terremoto

lunes, septiembre 25th, 2017

El pasado 19 de septiembre el pánico se desató en las escuelas, y la mayoría de los niños esperaron llorando a que sus padres llegaran por ellos, algo que se dificultó en colonias como la del Valle, la Roma y la Condesa, en la Ciudad de México, donde colapsaron varios edificios, entre ellos el colegio Enrique Rébsamen, donde 19 menores y siete adultos perdieron la vida.

La Unicef estima que 5 millones de niños viven en las zonas afectadas por el terremoto del martes, que se suman a los 2 millones de niños que padecieron el del 7 de septiembre, de magnitud 8.2 y que dejó 98 muertos, la mayoría en los estados de Oaxaca y Chiapas.

La SEP decidió reanudar hoy las clases de manera escalonada en la capital y los cinco estados afectados por el sismo -Morelos, Puebla, México, Guerrero y Oaxaca- hasta garantizar la seguridad en todos los edificios educativos y las zonas en que estos se encuentran.

Por Paola Martínez Castro

México, 25 sep (EFE).- Los niños de la capital mexicana empiezan hoy el regreso gradual a sus escuelas y se enfrentarán al reto de superar el trauma que vivieron cuando un fuerte terremoto los sorprendió dentro sus aulas el martes pasado y sacudió sus vidas y la de sus familias.

Aunque el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) está a favor del pronto regreso a clase tras la tragedia, su representante en México, Christian Skoog, admite que los menores tendrán “miedo a revivir” lo ocurrido el martes en sus escuelas.

“Si tienen sentimientos muy fuertes, muy negativos, es importante tratar de superar esto, a veces necesitan apoyo psicológico profesional”, apunta en entrevista con Efe.

Y es que los niños estaban en el colegio cuando el sismo de magnitud 7.1 en la escala de Richter golpeó a las 13:14 horas con fuerza el centro y sur del país, justo el día en que se conmemoraban 32 años del poderoso terremoto que causó miles de muertos en capital y el derrumbe de cientos de edificios.

Ese sismo marcó un antes y un después en el país, que desde entonces realiza simulacros para preparar a la población ante otro terremoto, endureció las reglas de construcción e instaló alertas que avisan con unos 50 segundos de anticipación de un temblor.

Pero ese día la alarma sonó casi de manera simultánea al inicio del movimiento telúrico, porque el epicentro se localizó entre los límites de los estados de Morelos y Puebla, a solo 120 kilómetros de la capital del país.

Ello impidió que los niños salieran con anticipación de sus aulas, como ocurre al sonar de la alarma sísmica y como habían ensayado dos horas antes en el simulacro conmemorativo del terremoto del 19 de septiembre de 1985.

Una niña de la escuela República de Costa Rica observa su escuela cerrada hoy, lunes 25 de septiembre. Foto: EFE

Varios niños de la escuela República de Costa Rica conversan a las puertas de su escuela hoy, lunes 25 de septiembre. Foto: EFE

La pequeña Brenda Sánchez cuenta a Efe que durante el terremoto -que ha dejado un saldo preliminar de 321 fallecidos, 183 de ellos en Ciudad de México- sintió “que se iba a caer todo”, aunque asegura: “Fui casi la única que tuvo la calma”.

“No tuve miedo, pero sí lloré por mi casa, por todo”, apunta la niña, quien explica que sus padres le han dicho que en el caso de un sismo debe “ir a un lugar seguro”.

Ese día el pánico se desató en las escuelas y la mayoría de los niños esperaron llorando a que sus padres llegaran por ellos, algo que se dificultó en colonias como la del Valle, la Roma y la Condesa, donde colapsaron varios edificios.

En el Colegio Enrique Rébsamen, ubicado en el sur de la capital, una parte de la estructura se desplomó y causó la muerte de 19 niños y 7 adultos.

Aunque “los niños sufren mucho el trauma, al mismo tiempo son capaces de cambiar su estado emocional más que los adultos”, señala Skoog, quien resalta que ver a los amigos puede ser muy positivo, al igual que hablar de lo que ha pasado.

En ese momento, dice , “hay una demanda muy fuerte de parte de la Secretaría de Educación Pública (SEP)” para capacitar a los maestros, con el objetivo de que “puedan manejar la situación y hablar con los niños en la manera apropiada”.

“Es necesario abordar el tema sin demasiado detalles, ser sensible” porque “algunos quieren hablar, pero otros no”, y algunos lo pueden expresar a través de las artes, señala el representante de Unicef, quien agrega que actualmente están identificando dónde se puede empezar este trabajo.

La SEP decidió reanudar hoy las clases de manera escalonada en la capital y los cinco estados afectados por el sismo -Morelos, Puebla, México, Guerrero y Oaxaca- hasta garantizar la seguridad en todos los edificios educativos y las zonas en que estos se encuentran.

Para los padres, detalla, la recomendación es escuchar a los menores y dedicarles tiempo, ahora más que nunca es importante porque “los niños necesitan sentirse seguros y protegidos”.

Skoog llama a los padres a estar “muy atentos” a cambios en el comportamiento de los niños y a hablar con expertos y otros padres de familia sobre cómo gestionar la tristeza o el trauma.

Además de que se asegure el regreso a clases cuanto antes, ya sea en sus escuelas o en otras temporales, resalta la necesidad de crear espacios en los albergues donde los niños afectados puedan jugar, recuperarse de la experiencia y recibir el apoyo necesario a nivel emocional.

“Lo más importante es que puedan regresar a ser niños, reír, bailar, jugar es una forma de bajar la tensión”, sostiene.

Daniel Esteve, padre de Brenda, dice que lo primero fue saber cómo vivió su hija el sismo, preguntar si tuvo temor, para conocer “su estado emocional”.

Después, “enseñarle a sentir la empatía por la situación que se está viviendo en el país” y hablar sobre las medidas a tomar por “si pudiera ocurrir algo similar”. “Es mejor que sepan y que estén preparados”, apunta.

La Unicef estima que 5 millones de niños viven en las zonas afectadas por el terremoto del martes, que se suman a los 2 millones de niños que padecieron el del 7 de septiembre, de magnitud 8.2 y que dejó 98 muertos, la mayoría en los estados de Oaxaca y Chiapas.

 

“La mayor, de 14, no habla; la de 9 no quiere contar”. 5 millones de niños necesitarán ayuda: Unicef

domingo, septiembre 24th, 2017

Pressia Arifin, representante de la Unicef en México y quien en los últimos días ha recorrido la Ciudad de México, Oaxaca, Puebla y Morelos, señaló que ha encontrado casos en los que niños afectados por los dos recientes terremotos en el país no paran de llorar o no quieren regresar a sus casa por miedo a correr algún riesgo.

Con base en cifras oficiales, la Unicef calcula que, por los grandes sismos y más de dos mil réplicas ocurridos recientemente en México, alrededor de cinco millones de niños requieren atenciones psicoemocionales.

Por Gardenia Mendoza

Ciudad de México, 24 de septiembre (LaOpinión/SinEmbargo).- Los Montero tratan de ser optimistas y coinciden en que ser sobrevivientes del sismo de 7.1 grados del pasado 19 de septiembre que mató a más de 300 ya es una fortuna y, aunque están a punto de derrumbar su departamento, no se sienten infelices excepto por el cambio de actitud de sus hijos.

“La mayor, de 14 años, ya no habla; la de nueve, no quiere contar lo que pasó en la escuela y, el más chico, de siete, pregunta cuando regresaremos a casa cuando no sé qué decirle“, comenta Ana Claudia Hernández, la madre de familia que ahora vive en un albergue temporal para damnificados en la colonia Escandón.

Sus hijos experimentan algunos síntomas que se conocen como estrés postraumático y, de acuerdo con las Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), deben ser focos de atención después de acontecimientos violentos.

Con base en cifras oficiales, la Unicef calcula que, por los grandes sismos y más de dos mil réplicas ocurridos recientemente en México, alrededor de cinco millones de niños requieren atenciones psicoemocionales.

“Los niños están asustados“, advierte en entrevista con este diario Pressia Arifin, representante en México de Unicef, quien en las últimas horas recorre la Ciudad de México, Oaxaca, Puebla y Morelos. “Encontramos casos en que no paran de llorar durante días o no quieren regresar a la casa por miedo a que ocurra otra vez y todo esto confirma de que los niños quedan con traumas“.

Brenda Montero, en un albergue temporal de la colonia Escandón juega con un perrito que halló. Foto: Gardenia Mendoza

Otras manifestaciones son: pesadillas, comportamiento agresivo, falta de control de esfínteres (orinarse en la cama), principalmente en las noches, o quedarse en silencio durante días.

Patricia Bermúdez, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), recomienda a los padres animar a los menores a expresarse. “Lo importante es que ellos puedan platicar cómo vivieron la experiencia, que empiecen a hablar, o podrían quedar con miedos de por vida”.

Pero es un trabajo arduo para los padres afectados. Mientras los Montero piensan sobre qué harán los próximos meses para empezar de cero, en el albergue un grupo de voluntarios vestidos de payasos, cuentacuentos y pedagogos intentan alegrar el día a los muchachos y todo parece normal, pero cuando se quedan solos vuelven al ensimismamiento.

Por ahora la familia encontró un buen lugar como residencia temporal: es un club deportivo privado que abrió sus espacios de salones amplios regaderas, alberca y áreas para juegos y los chicos pueden retozar la mayor parte del día, pero, cuando se encuentran inactivos, vuelven al ensimismamiento.

“Al menos no han dejado de comer“, advierte Ana Claudia, la madre, sentada arriba de una colchoneta mientras intenta llenar unos documentos de trabajo porque ahora más que nunca necesita cumplir con sus deberes laborales para buscar una renta. “Espero que poco a poco mejoren.Ve a ver a los niños“ – pide la mujer a su esposo Osvaldo Montero.

Este se levanta y cuando se aleja, ella llora. “Es la segunda vez que me pasa esto: cuando era niña yo vivía en la calle de Jalapa, en la colonia Roma, y también nos tuvieron que desalojar porque el edificio quedó casi en ruinas y desde entonces no me siento bien, soy muy nerviosa“.

Arisin, de Unicef, recomienda que hoy más que nunca se debe trabajar de la mano entre gobierno y sociedad civil para dar la atención psicoemocional que demanda la niñez afectada.

“Es importante el pronto regreso a clase, a una vida lo más normal posible con la reconstrucción para que quede el menor daño posible”.

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