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¿Qué son y qué no son probióticos? ¿Cómo funcionan y cuáles son sus beneficios?

domingo, abril 10th, 2022

La palabra “probióticos” cada vez suena más cuando se habla de salud y una dieta sana, sin embargo, se desconoce qué son realmente y sus verdaderas implicaciones en el cuerpo humano. Por ello, una experta explica de qué forma son beneficiosos para nuestra salud.

Madrid, 10 de abril (Europa Press).- A veces nos confundimos y llamamos probióticos a cosas que no son. Se cree que el yogur, el queso o la kombucha lo son, pero no es así. Los probióticos son microorganismos que están vivos y que en las cantidades adecuadas confieren un beneficio para quien lo consume.

“En el caso de los tres productos mencionados, si somos estrictos, no podemos denominarlos probióticos porque no sabemos qué microorganismos llevan, en qué cantidad, y además no hay estudios que nos digan que estos confieren beneficios para la salud. Sí pueden ser saludables, como alimentos en una dieta equilibrada, pero esa acción terapéutica no la tienen”, afirma en una entrevista con Europa Press Olalla Otero, doctora en Biología, miembro del equipo científico de Nutribiótica y experta en el campo de los probióticos.

Acaba de publicar El revolucionario mundo de los probióticos. Qué son, cómo funcionan y para qué sirven (Alienta Editorial), un manual en el que intenta despejar todas las dudas que existen en torno a este mundo de los probióticos, que reconoce que actualmente “está en auge”.

Así, esta experta manifiesta que los probióticos cuando se quieren usar con fines terapéuticos tienen que tener ciertas características, y para ello ve útil conocer la cepa, “que es como su DNI o nombre del microorganismo” que contiene, y que vamos a consumir, aparte de cerciorarnos de que existen estudios sobre la misma.

Después, ve fundamental conocer el origen, saber de dónde viene el microorganismo, porque pone el ejemplo de que si este está adaptado a nuestro intestino podrá crecer mejor y obtendremos con su uso más acciones beneficiosas que por ejemplo con los probióticos que obtengamos de la vaca; aparte de asegurarnos de que llegan vivos los microorganismos de ese probiótico que vamos a consumir.

Se cree que el yogur, el queso o la kombucha lo son, pero no es así. Foto: Gerald Herbert, AP

CUÁNDO PUEDEN SER ÚTILES

Así, la doctora en Biología y experta en probióticos Olalla Otero subraya que los probióticos pueden ser de ayuda en algunos tratamientos. Dice que hay mucha patología relacionada con un tipo de desequilibrio de la microbiota, desde infecciones de orina, hasta la diarrea del viajero, o para tomar antibióticos, o enfrentarnos a una gastroenteritis vírica.

“Todo esto se puede tratar con probióticos, pero también la salud mental o cerebral. Los probióticos pueden mejorar la comunicación entre el intestino y el cerebro y entonces se puede modular el humor con probióticos, con algunas cepas concretas, aparte de mejorar trastornos como la ansiedad, por ejemplo; hay bastantes estudios al respecto”, apunta la especialista.

En cuanto a si un probiótico puede sustituir a un fármaco, dice que en algunos casos sí pueden actuar como coadyuvantes en un tratamiento farmacológico, como en el caso de un antibiótico, donde se suele recomendar su toma; pero a veces se pueden emplear como terapia única, como en las diarreas del viajero o las intoxicaciones alimentarias, donde solo se puede ofrecer un suero o algún fármaco para cortar la diarrea, pero con el probiótico, si se emplea correctamente, el paciente mejorará notablemente.

Otro aspecto que menciona es que en España, por ahora, los probióticos no están clasificados como fármacos, si bien en Estados Unidos quieren cambiar la legislación al respecto. “A día de hoy son complementos alimenticios en nuestro país y se pueden adquirir sin receta. Hay cientos de marcas y cada una con formulaciones muy distintas, lo que causa cierta confusión en el consumidor. Por eso, la persona que vaya a comprar un probiótico, y dado que no todos son iguales porque no todos tienen los mismos microorganismos, es recomendable ser aconsejados por un experto”, remarca Otero.

Sobre si son inocuos, y su uso puede perjudicar nuestra salud, esta experta expone que podemos elegir mal el probiótico que tomamos, de forma que, aunque sus consecuencias no son graves para nuestra salud, sí pueden pasar dos cosas: no pasar nada y que no consigamos el efecto deseado con su toma, solo hayamos perdido el dinero de su compra; o bien puede sentarnos mal, y que por ejemplo tengamos hinchazón o incomodidad abdominal, que remitirán una vez dejemos de tomar el probiótico.

¿CUALQUIER PERSONA PUEDE TOMAR UN PROBIÓTICO?

En cuanto a si cualquier persona puede tomarlos, la miembro de Nutribiótica refiere que sí, si bien se aconseja siempre que estos sean pautados por un profesional de la salud formado en microbioterapia y microbiota, ya sean médicos, dietistas-nutricionistas farmacéuticos u otros.

Los probióticos no interaccionan con los fármacos, pero sí impactan sobre la microbiota, por lo que se afectará a la fisiología intestinal y, por tanto, podría tener un impacto en la farmacocinética. Foto: Mark Lennihan, AP

Asimismo, recalca que el tiempo de intervención con probióticos dependerá del caso a abordar y del tipo de disbiosis, siendo en algunos casos semanas, mientras que en otros los tratamientos pueden durar un periodo largo.

Aquí señala que no interaccionan con los fármacos, pero sí impactan sobre la microbiota, por lo que se afectará a la fisiología intestinal y, por tanto, podría tener un impacto en la farmacocinética.

Sobre por qué no está tan extendido su uso, Otero lo achaca a la falta de tiempo de los especialistas sanitarios con cada paciente, y dice que luego que en el currículo de la carrera de Medicina no se toca apenas el cuidado de la microbiota, no hay asignatura sobre ello, aunque el interés del colectivo sobre los probióticos es cada vez mayor “gracias a su esfuerzo”.

Recuerda aquí que los probióticos se emplean especialmente desde hace décadas, pero de forma más extendida, que lo use cualquier profesional, la gran explosión ha tenido lugar en la última década, según confiesa. De hecho, reconoce que son muchos los profesionales sanitarios que señalan que son sus pacientes los que se los demandan.

CONCEPTOS ERRÓNEOS O MITOS QUE DEBEMOS DESTERRAR

En este sentido, Olalla Otero lamenta que no todos los profesionales tienen esa visión tan amplia de hasta dónde está implicada la microbiota en la salud, cuando podemos modular su composición con probióticos. Cree que se pueden usar más de lo que se emplean ahora, más que para acompañar el antibiótico o cuando el niño tiene la diarrea vírica, que es cuando lo receta el pediatra.

También opina que en los próximos años se avanzará en el conocimiento de la microbiota y su implicación en otros trastornos y los profesionales se están actualizando cada día más. “No vamos a curar muchas patologías con probióticos, pero sí mejorará el tratamiento si además del fármaco que toque acompañamos con un probiótico el cuidado de la microbiota”, resalta.

Olalla Otero opina que en los próximos años se avanzará en el conocimiento de la microbiota y su implicación en otros trastornos y los profesionales se están actualizando cada día más. Foto: CSIC vía EFE

Por otro lado, pone en valor que no vale cualquier probiótico para todo, ya que cada cepa es específica para una acción concreta y debemos conocer esas cualidades de cada una de las cepas para poder escoger el probiótico específico para el trastorno.

PROBIOTICOS Y COVID

En última instancia, y preguntada sobre la posible relación que existe entre los probióticos y la COVID-19, esta experta señala que en las personas infectadas con el virus SARS-CoV-2 se altera la composición de su microbiota y sufren una disbiosis.

“Hay cepas probióticas con acción antiviral y que pueden impedir que un virus penetre en la célula hospedadora, en este caso la célula humana. Se están estudiando algunas cepas probióticas que podrían impedir la unión del SARS-CoV 2 con nuestras células humanas. Se está empezando a estudiar un poco pero, como ocurre con otros virus, algunas cepas probióticas sí se ha probado que puedan ser de utilidad”, concluye.

¿Qué síntomas puede causar la COVID en el aparato digestivo? Un experto los explica

martes, febrero 22nd, 2022

Aunque las afectaciones respiratorias suelen ser más comunes, la COVID también puede incidir en el aparato digestivo, ¿de qué forma? ¿por qué algunos presentan estos síntomas y otros no? Un experto explica a continuación.

Madrid, 22 de febrero (Europa Press).- Después de dos años de pandemia hemos aprendido bastantes cosas de cómo afecta la COVID-19 a nuestro organismo en general, y al aparato digestivo en particular. Si bien la afectación respiratoria es la más llamativa, no son raros los pacientes con síntomas relacionados con el aparato digestivo.

Así, según explica el doctor Diego Sánchez Muñoz, especialista y referente en esta materia en Andalucía, y director médico y fundador de IDI-Instituto Digestivo, en la infección aguda por COVID-19 son relativamente frecuentes la aparición de nauseas, de vómitos, de dolor abdominal y de diarrea que, aunque generalmente leves, pueden ser de cierta entidad en pacientes con enfermedades crónicas digestivas previas que pueden verse agravadas.

Por otro lado, indica que el hígado también puede verse afectado, presentando muchos pacientes elevación de las enzimas hepáticas (transaminasas), al igual que ocurre en otras infecciones víricas. Es más, mantiene que el comportamiento es “muy variable” de unas personas a otras, pero en general la infección por la cepa predominante actual, que es la Ómicron, parece haber reemplazado ciertos síntomas que fueron más típicos con las primeras cepas de la infección por SARS-CoV-2.

El hígado también puede verse afectado, presentando muchos pacientes elevación de las enzimas hepáticas (transaminasas), al igual que ocurre en otras infecciones víricas. Foto: Joel Carrett, AP

“De esta forma, un síntoma muy característico de los pacientes afectados durante los primeros meses de la pandemia fue la pérdida de olfato y de gusto, y actualmente prácticamente son síntomas marginales. Del mismo modo, la sintomatología digestiva parece ser también menos frecuente en los pacientes infectados por la variante Ómicron que, hablando de forma muy generalizada, parece producir síntomas más parecidos a los de un resfriado o de una gripe que las infecciones por cepas en anteriores oleadas”, agrega.

Ahora bien, sobre por qué la COVID-19 afecta a algunos pacientes al aparato digestivo y a otras no, el doctor Sánchez Muñoz indica que la variabilidad en la presentación clínica de estos pacientes infectados sigue siendo algo que todavía no está bien aclarado. “El espectro es tan grande que los pacientes pueden estar totalmente asintomáticos y pasar una infección de forma silenciosa, a pacientes muy graves que, desgraciadamente, pueden fallecer. Evidentemente, el tener factores de riesgo, como edad avanzada, enfermedades crónicas o inmunosupresión son predisponentes a que la enfermedad sea más sintomática y más grave”, agrega.

Desde el punto de vista digestivo dice que ha tomado gran relevancia en los últimos meses el papel que puede jugar la microbiota intestinal en la defensa frente a la afectación digestiva: “La microbiota es la población de bacterias y otros microorganismos que viven en nuestro intestino delgado, y que son indispensables para el proceso de la digestión de los alimentos, pero no solo eso, sino que además son fundamentales en el equilibrio inmune a nivel intestinal y a distancia”.

El director médico y fundador de IDI-Instituto Digestivo refiere también que desde el inicio de la pandemia se conoce que la COVID-19 se instala, entre otras células, en el estómago y en el intestino delgado. “De hecho, se postuló la realización de pruebas de antígenos en heces ya que el virus se excreta por las mismas y además, el estudio de las aguas fecales es fundamental para evaluar la evolución de los contagios en ciertas áreas. De esta forma, probablemente las personas cuya microbiota intestinal sea más sana y más fuerte, sean las más resistentes a la afectación digestiva de la infección por COVID-19 y, por tanto, sean las que menos síntomas en este sentido manifiesten”, añade.

Sobre por qué la COVID-19 afecta a algunos pacientes al aparato digestivo y a otras no, el doctor Sánchez Muñoz indica que la variabilidad en la presentación clínica de estos pacientes infectados sigue siendo algo que todavía no está bien aclarado. Foto: Frank Augstein, AP

Pero no solo eso, sino que la propia infección por el virus, según advierte, igual que ocurre con otras infecciones o colonizaciones por microorganismos en el intestino puede provocar una alteración en dicha microbiota, lo que conocemos como “sobrecrecimiento bacteriano”, y no son raros los pacientes que, una vez pasada la infección aguda, presentan sintomatología digestiva como hinchazón abdominal, cambios en el hábito intestinal, digestiones lentas y pesadas, o náuseas, entre otros síntomas digestivos.

Con ello, este especialista ve recomendable de cara a una infección por SARS-CoV-2 es fundamental mantener una alimentación sana, rica en fibra, variada, con abundante hidratación, evitando alcohol y otros tóxicos y, en caso necesario, tomar alguna medicación para mitigar algún síntoma que aparezca. “Por lo dicho anteriormente, quizá pueda ser una buena idea suplementar con probióticos específicos durante los días de convalecencia para fortalecer nuestra microbiota, si bien, esto no está demostrado”, avisa.

En última instancia, el doctor Diego Sánchez Muñoz, especialista y referente en esta materia en Andalucía sostiene que hay que tener en cuenta que el mejor tratamiento frente a la COVID-19 es la protección, propia y mutua. “Esto pasa por las medidas por todos bien conocidas de mascarilla, distancia y ventilación. Tampoco hay que olvidar que la vacunación ha ayudado a que toda la sintomatología y la gravedad de la infección sea bastante más leve, por lo que creo que debemos hacer llamamiento a la responsabilidad individual y colectiva para acabar lo antes posible con este mal sueño que estamos viviendo”, sentencia el experto.

Trasplante fecal, un tratamiento para combatir más de una patología

sábado, noviembre 6th, 2021

El tratamiento consiste en trasplantar bacterias intestinales de las heces de un paciente a otro, para recomponer la microbiota de un paciente a través de la donación de otro.

Madrid, 6 de noviembre (EuropaPress).- Pensamos en un trasplante de microbiota fecal y nos llama mucho la atención. Consiste en trasplantar bacterias intestinales de las heces de un paciente a otro, y con el objetivo de lograr un cambio drástico en la microbiota del paciente receptor. Hoy en día se realiza en un número cada vez más creciente de centros hospitalarios en España. Vamos a conocerla y ver en qué se emplea y sobre qué se investiga hoy en día.

En una entrevista con Europa Press, el doctor Xavier Aldeguer, miembro de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) y gastroenterólogo especialista en el tema, recuerda que hay antecedentes de hace milenios donde ya se usaba esta técnica, por ejemplo desde los emperadores chinos, si bien resalta que ha despertado “muchísimo interés” en los últimos diez años, con numerosos trabajos de investigación en marcha sobre este campo.

Recuerda que se trata de un tratamiento que se basa en recomponer la microbiota de un paciente a través de la donación de otro. “La microbiota también es un órgano, y que tenemos de 10 elevado a 13 microrganismos en nuestro colon, un número que se asemeja al número de estrellas del Universo, y un órgano que ya se sabe que interacciona con nuestro cuerpo”, agrega.

Aclara el también especialista de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), actualmente la única indicación clínica aceptada para este tratamiento es una infección intestinal, una colitis infecciosa causada por el clostridium difficile, una bacteria que provoca una colitis muy grave, normalmente en pacientes sometidos a múltiples intervenciones hospitalarias, y a muchas tandas de antibióticos.

“En estos casos está indicado el trasplante de microbiota fecal porque esta bacteria es muy resistente, y se ha visto que gracias a esta técnica se le puede combatir. En concreto, se restituye el ecosistema bacteriano de un paciente a partir de donante sano, algo que hace que la bacteria quede diluida, quede desplazada por el resto, y se controla así su actividad. En general ha conseguido el tratamiento curativo de esta enfermedad”, celebra el gastroenterólogo.

Ahora bien, el doctor Aldeguer destaca que se está estudiando su viabilidad por ejemplo en aquellos casos de resistencia a antibióticos, donde se están recabando muchas evidencias y perspectivas de que puede suponer una vía útil frente a este acuciante problema.

“Hay una carrera para tratar a gérmenes que a nivel hospitalario son más resistentes, lo que está provocando que continuamente se empleen antibióticos más potentes y se forme una guerra biológica, a la que las bacterias se adaptan. Aquí parece que el trasplante de microbiota fecal es una muy buena alternativa para conseguir controlar y regenerar el ecosistema bacteriano que hace que estas bacterias multirresistentes se encuentren bajo control y se recuperen los pacientes”, sostiene.

Otra campo donde se está investigando mucho, según reconoce, es en cómo el trasplante fecal puede ayudar frente a la colitis ulcerosa, una enfermedad inflamatoria intestinal, y donde se ha visto que en su forma leve presenta respuestas interesantes.

BUSCAR LA MÁXIMA COMPATIBILIDAD

Ahora bien, Aldeguer llama la atención sobre un campo en el que actualmente se está trabajando mucho, la compatibilidad del donante de trasplante de microbiota fecal, igual que sucedería con los trasplantes de órganos; una investigación que, a su juicio, permitirá dar “un salto adelante” como terapia.

“Se está estudiando cuáles son las condiciones o características que hacen a una persona como el donante perfecto para un determinado receptor. Esto es muy importante porque en colitis ulcerosas, en un estudio, por ejemplo, sucedió que del tercio de pacientes que respondió al trasplante de microbiota fecal, el 90 por ciento eran del mismo donante”, pone de manifiesto el experto de la FEAD y de la SEPD.

Precisamente, el doctor Aldeguer recuerda que en Cataluña se ha planteado un consorcio de centros para crear un biobanco de heces, con el que guardar de forma centralizada muestras de pacientes, y con el objetivo de identificar cuál de estos donantes es especialmente adecuado. “De esta forma se podrá disponer de un pool especifico de superdondantes para determinados tipos de patologías. Es un aspecto sobre el que se está trabajando”, resalta.

No obstante, aparte del matching, otro problema que puede plantear el trasplante de microbiota fecal, según indica, es que hasta el momento este trasplante normalmente se hace por vía endoscópica: “Se hace un preparado a partir de heces de un donante, para que se forme un líquido que, a través de una colonoscopia, se irriga el colon. Es una técnica invasiva que puede ser problemática para pacientes, por ejemplo, con una colitis con clostridium difficile“.

De hecho, lamenta que para la colitis por clostridium difficile un sólo trasplante sí es suficiente, pero, por ejemplo, para la resistencia frente a los antibióticos son necesarios diversos trasplantes, esto es, irrigaciones en el colon incluso día sí, día no, y durante un par de semanas; algo que para la logística no sólo de un hospital es difícil, sino también para el plano familiar o laboral de una persona.

Eso sí, el doctor celebra que se está trabajando para que este trasplante de microbiota fecal se realice a partir de cápsulas que puedan tomarse. “Hay algún estudio pero todo es un poco incipiente, si bien sería la solución frente a estas técnicas invasivas”, reconoce Aldeguer.

PREOCUPA LA SEGURIDAD

Después otra cosa muy importante que menciona hace referencia al tema de la seguridad porque, según cuenta, se han visto ya ejemplos en humanos de que se ha transferido la obesidad a través de trasplante de microbiota fecal, o incluso ha habido la activación de una enfermedad autoinmune en algún paciente tras la realización de esta técnica.

“Hay temas de seguridad que todavía no se tienen controlados, y si además se añade que hoy en día se podría encontrar la posible transmisión de la COVID-19. Son muchos temas en investigación hoy en torno al campo del trasplante fecal”, insiste el experto.

Aunque el doctor Aldeguer dice que hay que ser prudentes antes de plantear esta terapia de forma más extensiva hasta que resuelvan estas incógnitas que ahora mismo intenta dilucidar la investigación, para el experto la buena noticia es que el trasplante de microbiota fecal representa “un tratamiento de futuro” para otras patologías como la resistencia antibacteriana, o en la Enfermedad Inflamatoria Intestinal, actualmente controlables pero para las que representaría una muy buena alternativa.

La microbiota intestinal depende en gran medida de la dieta que se sigue, afirma nuevo estudio

viernes, enero 22nd, 2021

Según la investigación, las personas con una dieta rica en alimentos saludables y de origen vegetal era “más probable” que tuvieran altos niveles de microbios intestinales “buenos”, frente a los que comen más alimentos vegetales altamente procesados, según una nota de la Universidad de Trento, una de las participantes la investigación.

 Madrid, 22 de enero (EFE).- Los microbios que viven en nuestro intestino tienen un fuerte vínculo con nuestra salud, y el conjunto de ellos, la llamada microbiota, depende también, en gran medida, de la dieta que seguimos, según un estudio que publica Nature Medicine.

Investigadores británicos, italianos y estadounidenses identificaron que esos microbios se relacionan, positiva o negativamente, con el riesgo que tiene un individuo de padecer ciertas enfermedades.

Las dietas ricas en ciertos alimentos de origen vegetal están vinculadas “con la presencia de microbios intestinales que se asocian con un menor riesgo de desarrollar afecciones como la obesidad, la diabetes de tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares” indica la investigación.

Las personas con una dieta rica en alimentos saludables y de origen vegetal era “más probable” que tuvieran altos niveles de microbios intestinales “buenos”, frente a los que comen más alimentos vegetales altamente procesados, según una nota de la Universidad de Trento, una de las participantes la investigación.

En el estudio se identificaron 15 microbios intestinales asociados con menores riesgos y otros tantos con enfermedades comunes.

Así, por ejemplo, tener una microbiota rica en las especies Prevotella copri y Blastocystis se asoció con el mantenimiento de un nivel de azúcar en sangre favorable después de una comida.

Otras especies se relacionaron con niveles más bajos de grasas en la sangre después de la comida y con marcadores de inflamación.

Una de las firmantes del estudio, Sarah Berry, del King’s College de Londres, consideró que, dada la composición altamente personalizada del microbioma de cada individuo, “podemos ser capaces” de modificarlo para “optimizar nuestra salud eligiendo los mejores alimentos para nuestra biología única”.

El también firmante Tim Spector, del mismo centro educativo destacó que “cuando comes, no sólo nutres tu cuerpo, sino que alimentas los billones de microbios que viven dentro de tu intestino”.

8 puntos básicos sobre la microbiota intestinal, el “órgano olvidado” que influye en nuestra inmunidad

miércoles, noviembre 11th, 2020

En concreto, uno de los puntos que hoy en día más debería conocer la población sobre su microbiota es que afecta mucho a nuestra inmunidad, tan importante en tiempos de COVID-19.

Madrid, 11 de noviembre (Europa Press).- Tenemos microorganismos en todo el cuerpo. En la piel, en los oídos, en la boca, en la nariz, en los pulmones, en el intestino (la famosa microbiota intestinal). Estos suponen hasta dos kilos de nuestro peso total y tenemos millones de ellos.

“De hecho tenemos más microorganismos que células humanas. Integrado en la fisiología del individuo, la microbiota se considera un órgano más, que colabora en el mantenimiento del equilibrio del ser humano con el medio”, afirma Blanca García-Orea Haro nutricionista clínica, especializada en nutrición digestiva y hormonal, y con un máster en microbiota humana, con motivo de la publicación de Dime qué comes y te diré qué bacterias tienes (Grijalbo).

En concreto, uno de los puntos que hoy en día más debería conocer la población sobre su microbiota es que afecta mucho a nuestra inmunidad, tan importante en tiempos de COVID-19. “En nuestro cuerpo tenemos microorganismos (bacterias, virus, hongos, parásitos, arqueas y más) que conforman nuestra microbiota. Dentro de estos, los hay ‘buenos’ y ‘malos’, y siempre es preferible que predominen los ‘buenos’ frente a los ‘malos’, porque si la microbiota mala es la predominante no hay nadie que nos defienda, mientras que estos microorganismos buenos son los que nos van a defender frente a patógenos”, relata.

Cambios diarios como comidas o los antibióticos pueden provocar cambios en la composición o la muerte de algunos de nuestros inquilinos intestinales. Foto: Andy Rain, EFE

Ahora bien, la dietista-nutricionista subraya la forma de potenciar esta “microbiota buena”: “Como están vivos podemos potenciarlos a través de nuestra alimentación, especialmente a través de la fibra procedente de fruta, legumbre, o frutos secos, por ejemplo, aunque también a través de las proteínas del huevo, de la carne o del pescado. Así nuestra inmunidad será mejor y también mejorará nuestra calidad de vida”.

Por otro lado, resalta que nadie tiene la misma microbiota que otra persona. “Todos somos diferentes en este sentido, la vamos adquiriendo del ambiente, de la lactancia materna, vamos compartiendo bacterias con quienes vivimos, incluso con nuestras mascotas, aunque también la adquirimos del aire que respiramos, o de lo que comemos, por eso no hay dos microbiotas iguales”, remarca, al mismo tiempo que indica que algunos estudios aseguran que la microbiota humana ya se forma desde la gestación.

Aquí llama la atención sobre otro punto que puede influir en nuestra microbiota, y en que descienda esa “microbiota buena” durante esta pandemia, el tema de la higiene excesiva (y necesaria) que estamos primando para evitar la infección por coronavirus. “Ahora mismo somos más limpios que hace años por la COVID-19. Esto también nos afecta y ha hecho que perdamos mucha “microbiota buena” porque estás todo el rato desinfectando. Está bien para no enfermarte de COVID-19 pero así tampoco consigues bacterias buenas”, asegura García-Orea.

Aparte de la alimentación, y de la higiene, dice que sobre nuestra microbiota también influyen el ejercicio físico, el sueño, así como la edad, la salud de la boca, la medicación (especialmente los antibióticos), o la ansiedad y el estrés que tengamos, además de los tóxicos ambientales. “Por ejemplo, si tenemos sartenes rayadas hace que esos tóxicos o metales pesados pasen a la alimentación y nos los comemos después”, advierte.

A su vez, recuerda que existen “bacterias buenas o amigas”, denominadas “probióticas”, como Lactobacillus o Bifidobacterium que, además de proporcionar beneficios para la fermentación, ayudan a impedir que otras bacterias malas o patógenas colonicen el intestino.

Cuidar nuestra microbiota para tener una mejor calidad de vida, y durante esta pandemia, porque influye en nuestra inmunidad. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro

“Los alimentos fermentados, como el kéfir, el chucrut, el yogurt, o el queso curado contienen probióticos. Mientras que los prebióticos, el alimento de los probióticos o ‘bacterias buenas’ pueden encontrarse en frutas y verduras, como la alcachofa, la achicoria, la remolacha, la cebolla, la calabaza, así como en cereales como la avena y en otros”, detalla la nutricionista clínica.

EL EJE INTESTINO-CEREBRO

Por otro lado, hace referencia al importante eje intestino-cerebro y en el que la microbiota juega un papel importante y ejerce de conexión entre ambos: “Conecta las ‘neuronas del intestino’ con las que tenemos en la cabeza, favorece una comunicación bidireccional y por eso sabemos si tenemos hambre o no, si estamos nerviosos. La frase ‘cagarse de miedo’ no es casualidad, ya que vas al baño con diarrea ante un acto importante, por los nervios. La microbiota la tenemos en todo el cuerpo, en todas las mucosas, en los pulmones, en el estómago, lo único es que en el colon es donde más cantidad de microorganismos tenemos”.

Según insiste, la microbiota regula el desarrollo y la función del cerebro, por lo que a su juicio es evidente el papel “tan destacado” que desempeña la microbiota en los cuadros de ansiedad, de estrés e incluso en el caso de enfermedades neurodegenerativas. “Más allá de avisarnos cuando nos toca comer, el eje cerebro-intestino influye en el estado de ánimo, en el comportamiento y, por tanto, en nuestro bienestar y en la evolución de determinadas patologías neurológicas”, asegura García-Orea.

En definitiva, insiste en que es importante cuidar nuestra microbiota para tener una mejor calidad de vida, y durante esta pandemia, porque influye en nuestra inmunidad.

“Si tú tienes una enfermedad, la alimentación no te va a curar, pero sí favorecerá que sobrelleves la enfermedad con mejor calidad de vida”, sentencia Blanca García-Orea Haro.

Una alimentación enriquecida con cacao controla los niveles de glucosa y la salud intestinal

sábado, mayo 9th, 2020

Al final del estudio se evaluaron parámetros relacionados con el control de los niveles de glucosa y la salud intestinal, así como la composición de la microbiota intestinal y los niveles de metabolitos derivados de las bacterias en las heces, tales como los ácidos grasos de cadena corta o el lactato.

MADRID, 09 a de mayo (EUROPA PRESS).- La ingesta de cacao modifica la microbiota intestinal de individuos con diabetes tipo 2, según un estudio realizado por investigadores del CIBERDEM en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN-CSIC).

La diabetes conduce a disbiosis, una alteración del equilibrio normal entre las distintas poblaciones de bacterias que habitan en el intestino. En este sentido, el estudio ha demostrado por primera vez un efecto positivo del cacao modulando esa microbiota desajustada en ratas con la enfermedad.

“Estas modificaciones, además, se asocian directamente con una mejora del control de la glucosa sanguínea y de la salud intestinal en estos animales”, han comentado los expertos, quienes han utilizado ratas ‘Zucker’ diabéticas y obesas (ZDF), un modelo animal muy empleado en experimentación porque padecen obesidad severa, hiperglucemia, hiperlipidemia y resistencia a la insulina.

Durante diez semanas, de la décima a la vigésima de vida, un grupo de estas ratas fue alimentado con una dieta estándar mientras que otro grupo se alimentó con una dieta enriquecida con un 10 por ciento de cacao.

Al final del estudio se evaluaron parámetros relacionados con el control de los niveles de glucosa y la salud intestinal, así como la composición de la microbiota intestinal y los niveles de metabolitos derivados de las bacterias en las heces, tales como los ácidos grasos de cadena corta o el lactato.

Productores y artesanos del cacao y del chocolate lo ofrecen en forma de bebidas como el tejate. Foto: Isaac Esquivel, Cuartoscuro.

“Aunque estos estudios sobre los efectos del cacao en la microbiota intestinal aportan interesantes conclusiones, por sí solos no son suficientes para dilucidar los mecanismos exactos de acción o la causalidad entre los cambios observados en el microbioma y las mejoras metabólicas inducidas por el cacao en los animales diabéticos”, han explicado.

Los investigadores abogan por un análisis más complejo de la situación y, en este sentido, adelantan que en el CIBERDEM acaban de comenzar el estudio metabolómico, de los metabolitos o moléculas pequeñas en este caso producidas por el microbioma intestinal, de las ratas con y sin diabetes.