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Memorias de un celular | 24 horas en Puebla

viernes, enero 26th, 2018

A dos horas del centro de la Ciudad de México se encuentra Puebla, un estado con nueve pueblos mágicos, que combinan la modernidad y su tradición con una arquitectura y gastronomía únicas.

Ciudad de México, 26 de enero (SinEmbargo).– Uno de los estados con mayor tradición en México, con todas sus iglesias, de las mejores gastronomías, sus dulces y atracciones, que además está muy cerca de la capital, por lo que es una buena opción para “una escapada”.

A menos de dos horas de la Ciudad de México está la Ex Hacienda de Chautla, un atractivo turístico que esta región ha sabido aprovechar, ahí se han grabado algunas telenovelas, sirve para hacer bodas y eventos especiales, pero también para que el público haga un recorrido de cooperación voluntaria por lo que ahora es uno de los hoteles de la cadena Misión, en el que se pueden ver algunas tradiciones poblanas como las ollas de barro y una fuente de Talavera.

San Pascual Baylón, el santo patrono de la cocina. Foto: Mundano, SinEmbargo

A los alrededores hay un bosque de eucaliptos, una tirolesa y el Castillo Gillow, el principal atractivo y dueño de las fotos de los visitantes, al cual se puede subir para disfrutar la vista del lugar.

El sope de Chautla. Foto: Mundano, SinEmbargo

Lo mejor, sin embargo, fueron los sopes del pueblo una vez fuera de la hacienda. Como parece tradición en México, el tamaño prometido por la señora que los hace fue mucho menor que el real. Fue una deliciosa sorpresa, estaba acompañado de nopales y cebollas asadas, bistec y un poco de requesón.

La siguiente parada: Puebla capital. En más o menos 50 minutos se llega al centro de Puebla de Zaragoza, con sus tiendas de talavera, sus iglesias, sus restaurantes, sus bares y su impresionante catedral.

El interior de la Catedral de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción . Foto: Mundano, SinEmbargo

Sedientos de recorrer la catedral, fuimos directo a “La Pasita”, un bar recomendado y que parece ser una parada necesaria para los turistas. Ahí se sirven caballitos a base de licor de frutas en distintas combinaciones por sólo 25 pesos. El clásico es el de licor de pasa con un cubo de queso.

Los shots de La Pasita. Foto: Mundano, SinEmbargo

Llegó la hora de comer y por supuesto buscábamos mole poblano que para nuestra sorpresa casi no gusta a los locales (tres personas que preguntamos dijeron que no les agradaba por ser muy dulce), como sea, encontramos un restaurante agradable cerca de El Parían, llamado “Qué chula es Puebla”, en donde servían enchiladas.

No se hace, pero me comí las enchiladas poblanas con crema. Foto: Mundano, SinEmbargo

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En la Calle 6 hay varias tiendas de antigüedades. Foto: Mundano, SinEmbargo

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Los chapulines casi tan grandes como su catedral. Foto: Mundano, SinEmbargo

El siguiente paso era Atlixco, en un viaje hacho en época navideña implicó visitar la Villa Iluminada tan promocionada últimamente por los medios. Al llegar ahí, ya de noche y después de caminar algunas cuadras obscuras y solitarias, encontramos lo que parecía más bien una feria de pueblo.

Había trenecitos que llevaban a la gente a dar todo el recorrido con comodidad, había puestos de micheladas, de hot cakes y algodones de azúcar y sí, varios focos encendidos, en un esfuerzo muy agradable por parte de este pequeño pueblo.

Los Reyes Magos en el zócalo de Atlixco. Foto: Mundano, SinEmbargo

Pero teníamos que llegar a Cholula, en donde pasaríamos la noche. Tuvimos la suerte de encontrar en Airbnb un restaurante-bar-hostal llamado Casa Sumerio por sólo 240 pesos por persona.

Para la mala suerte, el restaurante y el bar estaban cerrados por vacaciones, pero el encargado nos hizo la atenta invitación a llevar lo que quisiéramos tomar y disponer de la computadora y la bocina para poner música.

El restaurante-bar de Casa Sumerio. Foto: Mundano, SinEmbargo

Confiados, salimos a buscar vida nocturna que ‘alguien había dicho’, que habría en Cholula. No la hubo. La mayoría de los bares a la redonda cerraban a las 12 am, por lo que sólo alcanzamos a tomar un trago en la gloriosa Cervecería Chapultepec, originaria de Guadalajara y que tiene todo su menú en 18 pesos (para este año aumentó a 19 pesos).

La Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, hasta arriba de la montaña. Foto: Mundano, SinEmbargo

Al otro día no había mucho qué hacer más que ir a visitar la Pirámide de Cholula, con su iglesia, su montaña y sus túneles. No lo hicimos. Había una gran fila para entrar y como prometimos regresar pronto (a la Cervecería Chapultepec) mejor fuimos a comer algo típico.

Paramos en La Tía Tere, un lugar con un menú muy variado que incluía pozole, ceviche, camarones y por supuesto, mole, cemitas, chanclas, chalupas y pelonas.

Después de escuchar la descripción de cada una de éstas, opté por una chancla. Un estilo de torta ahogada rellena de carne de res, que en lugar de estar bañada en salsa, lo estaba en la grasa que despedía la longaniza alrededor. Así como suena, lo mejor es que estaba muy buena y el exceso de grasa valió la pena.

La famosa Chancla poblana. Foto: Mundano, SinEmbargo

El paseo terminó con una michelada de más de un litro en la terraza del bar “1000 Amores Cholula”, con una buena vista hacia el centro de la ciudad y hacia la pirámide.

Memorias de un celular | Todos Santos: más que el Hotel California

viernes, agosto 4th, 2017

Viajar a la Península de Baja California es siempre un placer, esta vez, se cuenta la visita al Pueblo Mágico de Todos Santos, un consentido de la prensa internacional.

Ciudad de México, 4 de agosto (SinEmbargo).–El viaje inicio en San José del Cabo, donde su aparente calma contrasta con la agitación del mar que impide a los turistas meterse. Hay que moverse, a Chileno, a Santa María, a San Lucas o ¿por qué no? A Cabo Pulmo o hasta La Paz.

Hoy era el día para visitar Todos Santos y de ahí, hasta Balandra. El mapa prometía 1:15 más o menos, hasta el Pueblo Mágico que recomiendan Traveler, The New York Times, Vogue y hasta Forbes.

“Es para estar unas horas”, nos recomendaron antes. Y sí, era el plan y así fue.

El recorrido empezaba bien, México (y hablaré un poco al tanteo si digo que en especial el norte) tiene unas vistosas carreteras con paisajes increíbles. En el caso de las Bajas, episodios únicos de desierto y mar.

La carretera entre cactus. Foro: Daniela Medina, SinEmbargo

Llegamos y como turistas, estacionamos lo más cerca del Hotel California, que tras varias pugnas ha quedado medio claro que no es al que se refieren los Eagles en su canción, de todos modos, es un spot fotografiable. No se permite pasar a los visitantes más allá de la tienda de recuerdos, el bar y la recepción.

La recomendación era tomar una margarita en el bar, pero no. Era muy temprano y lo que se necesitaba era comer.

Bienvenidos al Hotel California. Foro: Daniela Medina, SinEmbargo

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Un altar dentro del hotel. Foro: Daniela Medina, SinEmbargo

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Las reglas claras desde siempre. Foro: Daniela Medina, SinEmbargo

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La fachada original. Foro: Daniela Medina, SinEmbargo

Antes de llegar ahí, vimos un puesto callejero lleno de gente, “seguro es algo bueno”, pensamos. Lo buscamos hasta encontrarlo de nuevo y resultó ser de birria. No, ni cruda ni en Guadalajara, mejor buscamos unos tacos frescos de camarón.

Había pocos comercios abiertos, por lo que terminamos en un carrito que sólo tenía de pescado. Está bien, sólo uno para aguantar hasta el siguiente punto.

El típico taco de pescado. Foro: Daniela Medina, SinEmbargo

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Foro: Daniela Medina, SinEmbargo

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Foro: Daniela Medina, SinEmbargo

Continuamos caminando calle arriba, entre edificios y casitas de colores y calles adoquinadas.

Había leído que Todos Santos se destacaba por su oferta cultural y artística, su aire bohemio y elegancia “cool”…  quizá fue el día y la hora (era miércoles por la mañana), pero más bien vimos muchas tiendas de souvenirs y artesanías genéricas.

“Tiene una onda Sayulita, pero menos feliz”, dije.

Un ejemplar de la “Gringo Gazette”. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

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Foro: Daniela Medina, SinEmbargo

Eso sí, los bares abren desde bien temprano, los helados son ricos y las calles muy tranquilas y bonitas. Dicen, que cerca de ahí hay playas para los aficionados al surf. Es un Pueblo Mágico que tiene su propio festival de cine y de música y es muy apreciado por los extranjeros.

Todos Santos es más que el Hotel California.

“it’s margarita o’clock” en el Tequila SUnrise. Foro: Daniela Medina, SinEmbargo

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Foro: Daniela Medina, SinEmbargo

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Foro: Daniela Medina, SinEmbargo

Memorias de un celular | Un mofongo y tostones en Puerto Rico

viernes, enero 6th, 2017

La capital de Puerto Rico a través de su gastronomía en fotos. Una cerveza, el malecón, el castillo, mariscos y muchos, muchos plátanos.

Ciudad de México, 6 de enero (SinEmbargo).– El malecón es la puerta de entrada a los cruceros, cientos de turistas desembarcan ahí cada día como una primera impresión de la capital boricua, la isleta de San Juan, en donde la arquitectura del siglo XVI y XVII y la inevitable influencia estadounidense se mezclan.

Su gastronomía tiene como base el mofongo y los tostones, o sea el plátano verde frito, acompañado de carnes, pero también hay lugares en los que se preparan pescados y mariscos deliciosos

Las calles de San Juan. Foto: Cortesía para SinEmbargo

Las calles de San Juan. Foto: Fernanda Ruiz/Cortesía para SinEmbargo

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El mofongo con churrasco. Foto: Cortesía para SinEmbargo

El mofongo con churrasco. Foto: Fernanda Ruiz/Cortesía para SinEmbargo

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Chicarrón de queso, por supuesto con plátanos. Foto: Cortesía para SinEmbargo

Chicharrón de queso, por supuesto con plátanos. Foto: Fernanda Ruiz/Cortesía para SinEmbargo

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Un bistec encebollado con platanitos fritos. Foto: Cortesía para SinEmbargo

Un bistec encebollado con platanitos fritos. Foto: Fernanda Ruiz/Cortesía para SinEmbargo

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Salmón en crema de ajos rostizados. Foto: Cortesía para SinEmbargo

Salmón en crema de ajos rostizados. Foto: Fernanda Ruiz/Cortesía para SinEmbargo

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Foto: Cortesía para SinEmbargo

Un atardecer desde el Castillo del Morro. Foto: Fernanda Ruiz/Cortesía para SinEmbargo

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Croquetas de yuca. Foto: Cortesía para SinEmbargo

Croquetas de yuca. Foto: Fernanda Ruiz/Cortesía para SinEmbargo

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La cerveza "Magna", hecha en la isla. Foto: Cortesía para SinEmbargo

La cerveza “Magna”, hecha en la isla. Foto: Fernanda Ruiz/Cortesía para SinEmbargo

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Dorado con mejillones, calamares y camarones en salsa criolla. Foto: Cortesía para SinEmbargo

Dorado con mejillones, calamares y camarones en salsa criolla. Foto: Fernanda Ruiz/Cortesía para SinEmbargo

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Foto: Cortesía para SinEmbargo

Un mapa del pequeño y viejo San Juan. Foto: Fernanda Ruiz/ Cortesía para Mundano

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Foto: Cortesía para SinEmbargo

En el Paseo del Morro se pude ver muchas personas ejercitándose día y noche. Foto: Fernanda Ruiz/Cortesía para Mundano

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La "sangriiia" contiene ron caribeño. Foto: Cortesía para SinEmbargo

La “sangriiia” contiene ron caribeño. Foto: Fernanda Ruiz/Cortesía para SinEmbargo

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Pan francés con coco. Foto: Cortesía para SinEmbargo

Pan francés con coco y piña para finalizar el viaje. Foto: Fernanda Ruiz/Cortesía para SinEmbargo

 

Memorias de celular | Holbox, el “hoyo negro” en el Caribe

viernes, noviembre 11th, 2016

Estas son algunas de las memorias fotográficas que es posible guardar de Holbox, una isla en el Caribe mexicano, con experiencias, paisajes y personas inigualables.

Ciudad de México, 4 de noviembre (SinEmbargo).– Las islas suenan de por sí paradisiacas y aquellas semi vírgenes enclavadas en el mar Caribe tienen que serlo. Conocer Holbox (cuyo significado es “hoyo negro”) es conocer un pueblo con magia -que no mágico-, es hablar a diario con los nativos y también con aquellos turistas que de las ciudades y de los países más lejanos llegaron hace años para quedarse ahí.

Es tener que confiar en las personas y en las embarcaciones. Que experimentar y creer de verdad que hay experiencias que por naturaleza no son posibles capturar con una cámara. Es atascar una bicicleta en el fango y quedarse sin dinero porque los cajeros sirven para nada.

Es comer una langosta al mojo de ajo o pescar para que el capitán pueda preparar el ceviche más fresco que has probado, “si no no comes”. Es caminar sobre bancos de arena, observar a los flamingos mientras danzan para comer.

Es hundirse en un ojo de agua y ver los distintos tonos de azul en el mar.

Son las micheladas de Maggy, es Nancy, es “El Zopi” y los meseros de la Hot Corner. La espera en El Colibrí y la calma de Aldo. Los miles de mosquitos (afortunadamente sin zika) y la arena suave. Los chistes contra chilangos y las ofrendas mayas. Su acento que suena más a Yucatán que a Quintana Roo.

Es pensar “aquí sí me quedaría”.

El primer atardecer. Foto: Mundano, SinEmbargo

El primer atardecer. Foto: Mundano, SinEmbargo

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La bici, transporte necesario, barato y a veces medio complicado. Foto: Mundano, SinEmbargo

La bici, transporte necesario, barato y a veces medio complicado. Foto: Mundano, SinEmbargo

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Un ceviche sobre la playa. Foto: Mundano, SinEmbargo

Un ceviche sobre la playa. Foto: Mundano, SinEmbargo

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¿Ya me morí? Foto: Mundano, SinEmbargo

¿Ya me morí? Foto: Mundano, SinEmbargo

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Los necesarios carritos de golf. Foto: Mundano, SinEmbargo

Los necesarios carritos de golf. Foto: Mundano, SinEmbargo

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Las miches de La Anémona. Foto: Mundano, SinEmbargo

Las miches de La Anémona. Foto: Mundano, SinEmbargo

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El muelle del Tiburón ballena. Foto: Mundano, SinEmbargo

El muelle del Tiburón ballena. Foto: Mundano, SinEmbargo

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Una vista cualquiera en Holbox. Foto: Mundano, SinEmbargo

Una vista cualquiera en Holbox. Foto: Mundano, SinEmbargo

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El arte urbano tiene también lugar privilegiado. Foto: Mundano, SinEmbargo

El arte urbano tiene también lugar privilegiado. Foto: Mundano, SinEmbargo

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Colas de langostas al mojo de ajo. Foto: Mundano, SinEmbargo

Colas de langostas al mojo de ajo. Foto: Mundano, SinEmbargo

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El atardecer desde el muelle. Foto: Mundano, SinEmbargo

El atardecer desde el muelle. Foto: Mundano, SinEmbargo

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Recomendación: las tostadas de pescado al chipotle de la Hot Corner. Foto: Mundano, SinEmbargo

Recomendación: las tostadas de pescado al chipotle de la Hot Corner. Foto: Mundano, SinEmbargo