Viajar a la Península de Baja California es siempre un placer, esta vez, se cuenta la visita al Pueblo Mágico de Todos Santos, un consentido de la prensa internacional.
Ciudad de México, 4 de agosto (SinEmbargo).–El viaje inicio en San José del Cabo, donde su aparente calma contrasta con la agitación del mar que impide a los turistas meterse. Hay que moverse, a Chileno, a Santa María, a San Lucas o ¿por qué no? A Cabo Pulmo o hasta La Paz.
Hoy era el día para visitar Todos Santos y de ahí, hasta Balandra. El mapa prometía 1:15 más o menos, hasta el Pueblo Mágico que recomiendan Traveler, The New York Times, Vogue y hasta Forbes.
«Es para estar unas horas», nos recomendaron antes. Y sí, era el plan y así fue.
El recorrido empezaba bien, México (y hablaré un poco al tanteo si digo que en especial el norte) tiene unas vistosas carreteras con paisajes increíbles. En el caso de las Bajas, episodios únicos de desierto y mar.
Llegamos y como turistas, estacionamos lo más cerca del Hotel California, que tras varias pugnas ha quedado medio claro que no es al que se refieren los Eagles en su canción, de todos modos, es un spot fotografiable. No se permite pasar a los visitantes más allá de la tienda de recuerdos, el bar y la recepción.
La recomendación era tomar una margarita en el bar, pero no. Era muy temprano y lo que se necesitaba era comer.
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Antes de llegar ahí, vimos un puesto callejero lleno de gente, «seguro es algo bueno», pensamos. Lo buscamos hasta encontrarlo de nuevo y resultó ser de birria. No, ni cruda ni en Guadalajara, mejor buscamos unos tacos frescos de camarón.
Había pocos comercios abiertos, por lo que terminamos en un carrito que sólo tenía de pescado. Está bien, sólo uno para aguantar hasta el siguiente punto.
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Continuamos caminando calle arriba, entre edificios y casitas de colores y calles adoquinadas.
Había leído que Todos Santos se destacaba por su oferta cultural y artística, su aire bohemio y elegancia «cool»… quizá fue el día y la hora (era miércoles por la mañana), pero más bien vimos muchas tiendas de souvenirs y artesanías genéricas.
«Tiene una onda Sayulita, pero menos feliz», dije.
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Eso sí, los bares abren desde bien temprano, los helados son ricos y las calles muy tranquilas y bonitas. Dicen, que cerca de ahí hay playas para los aficionados al surf. Es un Pueblo Mágico que tiene su propio festival de cine y de música y es muy apreciado por los extranjeros.
Todos Santos es más que el Hotel California.
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