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Científicos descifran la función del genoma completo de la leucemia; podrían desarrollar nuevos tratamientos

lunes, mayo 21st, 2018

Un grupo internacional de científicos han abierto la puerta para desarrollar nuevos tratamientos contra la leucemia linfática crónica, la más común de su tipo, al descifrar cómo es que funciona su genoma completo.

Barcelona (España), 21 de mayo (EFE).- Un grupo internacional de científicos ha descifrado cómo funciona el genoma completo de la leucemia linfática crónica, el tipo de leucemia más frecuente, lo que abre la puerta a desarrollar nuevos tratamientos contra este cáncer, según un estudio que publica este lunes Nature Medicine.

El estudio, coordinado por Iñaki Martín-Subero, del español Hospital Clínic-IDIBAPS, proporciona un mapa en alta resolución de las funciones del genoma y supone una nueva aproximación a la investigación molecular del cáncer.

Según Martín-Subero, la comparación del mapa de la leucemia con el mapa de las células sanas ha revelado cientos de regiones que cambian su funcionalidad en la leucemia, lo que ayuda a comprender mejor la enfermedad y a desarrollar nuevas terapias.

Hasta ahora, los estudios moleculares de la leucemia, y de otros tipos de cáncer, se habían centrado en analizar moléculas de sólo una capa de información, que proporcionaba una visión parcial y no permitía dibujar un mapa preciso de las funciones del genoma.

“Este es un estudio sin precedentes en la investigación genómica del cáncer -en el que han participado 51 investigadores de 23 centros de 6 países- y subraya la importancia de integrar diferentes capas de información molecular para comprender mejor la enfermedad”, dijo el director de Investigación del Hospital Clínic Elías Campo, coautor del estudio.

Usando técnicas de secuenciación de última generación y herramientas de biología computacional avanzadas, han podido hacer un mapa detallado del funcionamiento del genoma de la leucemia.

“Conocer la secuencia del genoma -según Martín-Subero- no era suficiente para saber cómo funciona; para conocer sus funciones y su regulación era necesario el análisis integrador de múltiples capas epigenéticas”.

La investigadora del IDIBAPS Renée Beekman detalló: “el reto mas importante al que nos enfrentamos una vez generados los datos era cómo analizar e integrar tantas capas de información”, para lo que contaron con la colaboración del Centro de Computación de Barcelona.

“Han sido tres años intensos de análisis informáticos para poder completar el mapa funcional de la leucemia”, destacó Beekman.

Los investigadores han podido identificar con precisión regiones con funciones especificas, como las zonas oscuras del genoma, conocidas como ‘ADN basura’, pero que en realidad contienen multitud de regiones esenciales para que el genoma funcione.

“De manera similar a un mapa geográfico, donde se representan pueblos, montañas o ríos – explicó Martín-Subero-, hemos podido cartografiar por primera vez el mapa completo de las funciones del genoma de la leucemia, definiendo genes activos, genes inactivos, regiones que no contienen genes pero controlan su expresión o grandes desiertos inactivos del genoma”.

“En total -concretó- hemos identificado que el mapa del genoma contiene un total de 12 funciones diferentes”.

“También hemos podido observar cómo cambia el mapa de la leucemia en comparación con el mapa de las células sanas, y como las leucemias son capaces de crear una infraestructura molecular muy eficiente para crecer sin control. Por así decirlo, donde antes había un desierto, las células de cáncer crean núcleos industriales”, puso como ejemplo Beekman.

Martín-Subero añadió: “además, descubrimos que tan sólo tres familias de proteínas parecen estar encargadas de dicho cambio. Siguiendo con la metáfora, se podría decir que tan sólo tres empresas se encargan de construir y mantener todas las industrias”, por lo que la acción de estas tres familias de proteínas puede ser inhibida con fármacos que ya se están desarrollando.

En este sentido, Elías Campo apuntó que “quizás este es el aspecto translacional mas importante del estudio, ya que ofrece una perspectiva terapéutica mediante la cual se puedan revertir las alteraciones funcionales en la leucemia”.

“Este mapa tan completo no sólo nos permite comprender mejor la leucemia a nivel molecular, si no que también ofrece una gran fuente de información para otros investigadores para hallar un mejor tratamiento para los pacientes”, concluyó Martín-Subero.

Brócoli, col y coliflor, útiles contra leucemia linfática crónica

martes, octubre 13th, 2015

En el estudio “in vitro” se han utilizado células de pacientes de leucemia linfática crónica con distintas fases y pronóstico.

Las verduras que ayudan a  combatir la leucemia. Foto: Shutterstock

Las verduras que ayudan a combatir la leucemia. Foto: Shutterstock

Madrid, 13 oct (EFE).- La leucemia linfática crónica es la leucemia más común en los países occidentales y afecta normalmente a personas mayores de 65 años, y aunque hay distintos tratamientos, los pacientes suelen desarrollar resistencias que comprometen su supervivencia y permiten la reaparición de la enfermedad.

Ahora, un trabajo liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España y con la participación de los hospitales Gregorio Marañón y de la Princesa, ambos de Madrid, ha descubierto las propiedades farmacéuticas del indol-3-carbinol para esta enfermedad, un compuesto natural presente en las plantas del género Brassica (brócoli, col, coliflor o coles de Bruselas).

El estudio, publicado en la revista Clinical Cancer Research, demuestra que, aunque el organismo tolera bien el indol-3-carbinol, esta sustancia es tóxica para determinadas células de leucemia.

En el estudio “in vitro” se han utilizado células de pacientes de leucemia linfática crónica con distintas fases y pronóstico.

Los datos demuestran que mediante fármacos se pueden alcanzar concentraciones de este compuesto que provocan la muerte de las células leucémicas pero no de los linfocitos normales, “esenciales en el sistema inmunitario”.

Los autores del trabajo también destacan que el indol-3-carbinol “mejora notablemente” el efecto de la fludarabina, uno de los compuestos más utilizados en el tratamiento de este tipo de leucemia, incluso en pacientes con resistencia a este fármaco.

“Los resultados nos indican que el indol-3-carbinol potencia la actividad terapéutica de la fludarabina y de otros fármacos. Por eso, estos tratamientos combinados podrían utilizarse para combatir la leucemia linfática crónica, incluso en pacientes que han desarrollado recidivas (reaparición de la enfermedad) y multirresistencia a los tratamientos habituales”, explica Juan Manuel Zapata, investigador del CSIC en el Instituto de Investigaciones Biomédicas “Alberto Sols”.

La capacidad del indol-3-carbinol para combatir ciertas células tumorales permitió que hace un año Zapata y Gema Pérez -científica del mismo centro de investigación- registraran la patente de esta sustancia como nuevo fármaco efectivo para enfermedades como la leucemia linfática crónica o el linfoma de Burkitt.

Aunque por el momento esta tecnología no ha sido licitada por una empresa, su posible administración por vía oral y la existencia de estudios previos de toxicidad en humanos, que demuestran su alta tolerancia y baja toxicidad, podrían permitir una rápida aplicación clínica.