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Los migrantes buscan nuevos puntos de ruta para cruzar la frontera sur de México y llegar a EU

martes, marzo 23rd, 2021

El Gobierno federal enfocará su estrategia para atacar las redes de migrantes que buscan lucrar con las familias que intentan conseguir el “sueño americano”. A esto se le suma que por primera vez y tras un año de pandemia, México anunció el control terrestre para actividades no esenciales en su frontera sur por la COVID-19.

Villahermosa (México), 23 de marzo (EFE).- Los migrantes que buscan llegar a Estados Unidos están cruzando la frontera sur de México desde nuevos puntos poco utilizados como el río Grijalva, en la frontera del estado de Tabasco con Guatemala, dijo este martes el titular del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño.

Ante el panorama migratorio, el funcionario federal anunció que la Secretaría de la Marina implementará en los próximos días un operativo para vigilar la rivera del río Grijalba.

“Hay que vigilar el Ceibo-Tenosique (en la frontera de Tabasco con Guatemala). Ya están pasando en lanchas muchos migrantes por el río Grijalva. Han agarrado otra ruta, ya no es la ruta de Ciudad Hidalgo”, dijo en referencia a la ruta habitual que es cruzar por el río Suchiate y llegar al suroriental estado de Chiapas.

Las autoridades estadounidenses detuvieron a 100 mil 441 indocumentados en febrero. Foto: EFE

Garduño estuvo en Villahermosa, capital de Tabasco, para el abanderamiento y ceremonia de presentación de los agrupamientos adiestrados para el control de la frontera y el rescate humanitario.

Francisco Garduño aseguró que el cierre de frontera para actividades no esenciales será pacífico, con estricto respeto a los derechos humanos de las personas migrantes, mediante un plan de “contención controlado y seguro”.

Aseguró que el Gobierno federal enfocará su estrategia para atacar las redes de caravanas migrantes que se lucran con las familias que buscan cumplir el sueño americano.

El funcionario del INM justificó la presencia de las fuerzas federales en la frontera sur para combatir el tráfico de personas y trasiego de drogas. Foto: EFE

“Lo que nosotros debemos atacar son a esas redes que convocan caravanas (…) Las utilizan para estar pasando (indocumentados), entre 100 y 150, a un costo de hasta 4 mil 500 dólares”, manifestó.

Garduño afirmó que de enero a la fecha se ha identificado a 31 mil 496 personas que están de forma irregular en el país.

El funcionario del INM justificó la presencia de las fuerzas federales en la frontera sur para combatir el tráfico de personas y trasiego de drogas, entre otros delitos.

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“Estamos aplicando la ley de una migración controlada, segura y de contención. Porque están usando a los niños como pasaporte de migrantes adultos para transitar en nuestro país hacia los Estados Unidos”, finalizó.

La región vive una potente ola migratoria hacia Estados Unidos desde la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca a finales de enero y las autoridades estadounidenses detuvieron a 100 mil 441 indocumentados en febrero, frente a los 78 mil 442 del primer mes del año.

Por primera vez y tras un año de pandemia, México anunció la pasada semana el control terrestre para actividades no esenciales en su frontera sur, alegando que se debía controlar la propagación del coronavirus.

Este lunes, la Cancillería de México y el INM anunciaron también el fortalecimiento y mejora de los protocolos migratorios en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, tras varias problemáticas denunciadas recientemente por extranjeros al pasar por los filtros migratorios de la terminal aérea.

Migrantes sufren secuestros y violencia extrema en la frontera sur de México, denuncia MSF

miércoles, octubre 30th, 2019

La organización Médicos Sin Fronteras informó que en menos de un mes atendieron a once migrantes víctimas de secuestro y tortura en la localidad de Tenosique, Tabasco.

MADRID, 30 Oct. (EUROPA PRESS) -Los migrantes que atraviesan la frontera sur de México procedentes de Guatemala han sufrido secuestros y situaciones de violencia extrema que alcanzan incluso el nivel de tortura, según Médicos Sin Fronteras (MSF), que ha lamentado el contagio de prácticas abusivas que ya se habían detectado en la parte norte, limítrofe con Estados Unidos.

La ONG ha atendido en menos de un mes a once migrantes víctimas de secuestro y tortura en la localidad de Tenosique, en el estado mexicano de Tabasco. La cifra iguala ya el número total de casos de los primeros ocho meses del año en este punto, lo que evidenciaría una clara tendencia al alza de la violencia.

La responsable de actividades médicas en Tenosique, Gemma Pomares, ha informado de que entre los pacientes hay personas que “recibieron impactos de arma de fuego, agresiones con armas blancas, abusos sexuales y otras torturas como descargas eléctricas en áreas genitales y el ano”. “Varios de ellos relataron que fueron obligados a presenciar violaciones a sus compañeros”, ha añadido.

Pomares ha denunciado “un crecimiento exponencial de los secuestros en esta área y un aumento en la crueldad y los métodos de tortura que emplean los grupos delictivos que operan en esta zona”, según un comunicado de la ONG.

El coordinador general de MSF en México, Sergio Martín, ha reconocido que “era cuestión de tiempo” que los “altos niveles de violencia” de la frontera norte se trasladasen también a la parte sur del país. En su opinión, no son si no “las consecuencias humanitarias del endurecimiento de las políticas migratorias, diseñadas para infligir un mayor sufrimiento a las miles de personas que buscan desesperadamente salvar sus vidas”.

Martín ha tachado de “inaceptable” la “falta de protección y crueldad” sobre estas personas, que han narrado en la consulta médica y psicológica haber sido arrastradas a casas abandonadas donde se les obligó a desnudarse, atadas con lazos durante horas, expuestas a la intemperie a altas temperaturas y bajo las inclemencias del tiempo a cambio de que proporcionaran los números de teléfono de sus familiares.

A unos días de que la Guardia Nacional custodia la frontera sur cae el flujo migratorio

lunes, junio 17th, 2019

La Policía Naval -de la Secretaría de Marina- lleva varios días realizando operativos de información, que también resultan ser disuasorios, a orillas del río Suchiate, del lado mexicano.

Suchiate (México), 17 jun (EFE).- La creciente presencia de fuerzas de seguridad mexicanas, en su mayoría Policía Naval, en las laderas del río Suchiate, que separa México de Guatemala, ha conllevado un marcado descenso de los cruces de migrantes indocumentados en este tradicional punto fronterizo.

Israel López Ordóñez, originario de Guatemala y balsero de profesión, comentó a Efe que desde hace una semana el flujo migratorio cayó sustancialmente, lo que impactó en los bolsillo de quienes trasladan de un lado a otro mercancías, pero también personas.

Reconoció que el costo por el trayecto que cobra a los migrantes indocumentados es de 25 pesos (unos 1,3 dólares), para cruzarlos de un lado a otro.

“Sí ha bajado bastante (…) y nada va a ser igual. Hay mucha expectativa, las cosas ya no serán iguales porque al ver la presencia de la autoridad aquí la gente ya no se va atrever a pasar”, apuntó.

Afirmó que desde que se anunciaron las nuevas políticas migratorias por parte de México -que incluyen el despliegue de miles de efectivos de la Guardia Nacional en el sur y sureste del país- han dejado de verse a cubanos, haitianos y africanos.

En su mayoría, quienes todavía se atreven a cruzar por este punto caliente son de El Salvador, destacó.

“Eran bastantes las personas que venían del Congo, de Haití, de Cuba. Pero de estos lugares ahora ya no” llegan, aseveró.

Más de mil 500 balseros trabajan en este paso natural en el río Suchiate donde dos ciudades -Ciudad Hidalgo y Tecún Umán- son un foco comercial y hay decenas de pequeños empresarios que cruzan a diario para comprar mercancía.

Para el vendedor de maíz Zeferino Rodas, la mayor presencia de fuerzas de seguridad ha impactado directamente en su negocio.

“Nos estamos viendo perjudicados”, denunció el comerciante, acostumbrado también al cruce de migrantes a través de las barcas de los balseros.

La Policía Naval -de la Secretaría de Marina- lleva varios días realizando operativos de información, que también resultan ser disuasorios, a orillas del río Suchiate, del lado mexicano.

Y ello ya ha impacientado a las asociaciones cooperativas de balseros de ambos países, quienes a modo de protesta han alzado la voz para defender su fuente de ingreso.

Mientras que las fuerzas de seguridad se asientan en la frontera entre México y Guatemala y dificultan el trabajo habitual de los balseros, en todo el estado de Chiapas continúa el lento -y a ratos confuso- despliegue de la Guardia Nacional.

Este es el nuevo organismo de seguridad impulsado por el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y uno de las principales herramientas que contempla para frenar la migración en un plazo de 45 días desde el 7 de junio, cuando se logró un acuerdo con Estados Unidos para frenar los aranceles.

La Alcaldesa de Suchiate, Eloína Hernández Aguilar, reconoció estar preocupada “por no saber cuál es la misión de la Guardia Nacional”, pero confió en que logre frenar la migración.

En una rueda de prensa desde el municipio de Tapachula, en Chiapas, el Subsecretario para América Latina y el Caribe, Maximiliano Reyes Zúñiga, informó este lunes que se han desplegado más de 426 miembros de la Guardia Nacional en la frontera sur.

En Chiapas se espera concentrar el 40 por ciento de los 6 mil miembros de la Guardia Nacional -unos 2 mil 400 elementos- que estarán en varios puntos del territorio centrados exclusivamente en atender el fenómeno migratorio.

De manera paralela a este aumento de los controles migratorios, el Gobierno de México continúa defendiendo su plan de desarrollo de Centroamérica y busca estrechar lazos con sus vecinos del sur.

Para tal fin, López Obrador anunció este lunes que se reunirá el jueves en Tapachula con el Presidente de El Salvador, Nayib Bukele, para presumiblemente abordar el fenómeno migratorio y el programa de desarrollo para Centroamérica.

Crónica de un “secuestro”

martes, junio 11th, 2019

El Canciller Ebrard encabezó la delegación mexicana en EU. Foto: Embajada de México

Washington, D.C.—Después de siete dramáticos días, en los que México estuvo al borde del abismo, el gobierno de López Obrador aceptó desplegar 6 mil efectivos de la Guardia Nacional en la frontera con Guatemala y acelerar la instrumentación del programa “Quédate en México” para combatir los flujos migratorios. A cambio, Trump retiró su amenaza de imponer aranceles punitivos a todas la exportaciones mexicanas a partir de ayer lunes.

El pacto se alcanzó al cabo de una maratónica reunión de casi 12 horas el viernes, en el séptimo piso del Departamento de Estado donde se ubican las oficinas del encargado de la diplomacia del país más poderoso del mundo. Precedida por Marcelo Ebrard, y con el apoyo de Martha Bárcena y personal especializado de la Embajada de México, la delegación llegó a las 8:55 de la mañana confiada en que no se prolongaría más allá del almuerzo. Era el tercer día consecutivo de negociaciones en las que, según Ebrard, se había avanzado.

Al llegar, antes de ingresar a la sala de acuerdos, fueron despojados de celulares, laptops y aparatos electrónicos presuntamente para evitar grabaciones secretas. Esto forzó a Ebrard a tener que salir cada vez que tenía que llamar a AMLO.

Fuentes estadounidenses y mexicanas consultadas que pidieron no ser identificadas dijeron que zanjar diferencias probó ser mucho más complicado. Describieron la negociación de “dura” y “dificilísima”. Sin laptops y celulares, los mexicanos tuvieron que hacer uso de documentos, escritos y datos memorizados para sacar adelante la insólita negociación.

Los negociadores estadounidenses–Pat Cipollone, consejero jurídico de Trump, John Creamer, encargado de negocios en México, James McCament, número dos del Departamento de Seguridad Interna y el Embajador Michael McKinley, asesor del Secretario de Estado–iban decididos a exprimir a Ebrard para forzarlo a suscribir un tratado permanente de “tercer país seguro”.

El ambiente en el salón era tenso. Hubo un momento en que ambos lados pensaron que la negociación iba a colapsarse y que no habría acuerdo. Pero los estadounidenses temieron que si la tronaban corrían el riesgo de hacerle un daño irreparable a la relación. Se dieron cuenta que Ebrard no iba a dar su brazo a torcer. Al menos no esta vez. Recularon. Aceptaron la contrapropuesta mexicana de ampliar el programa “Quédate en México” bajo la condición de que si en 90 días no logran reducir drásticamente los flujos migratorios, el “tercer país seguro” regresa a la mesa.

El equipo mexicano. Foto: Embajada de México

Luego vino el reto de buscar un “equilibrio” en la redacción de la declaración conjunta entre los cuatro puntos acordados–Guardia Nacional, Quédate en México, plazo de 90 días y desarrollo regional. Estados Unidos se oponía a incluir el desarrollo económico en Centroamérica–tema prioritario para AMLO–como una de las metas. Terminó cediendo pero sólo si se planteaba como reiteración de lo acordado en la declaración de diciembre de 2018 que, hasta ahora, es letra muerta.

Ebrard estuvo en consulta permanente con López Obrado a pesar de que le quitaron el celular. Los estadounidenses hicieron lo propio con asesores de Trump en la Casa Blanca y con el Secretario de Estado Mike Pompeo, quien aparentemente llegó hacia el final y conversó a solas con el Canciller mexicano.

Alrededor de las 6:30 pm, la Oficina del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, a cargo de la relación cotidiana con México, se compadeció de los hambrientos mexicanos. Compraron sándwiches y ensaladas en la cafetería de la planta baja y se los llevaron al piso siete. Hasta ese momento habían comido sólo galletas y cacahuates de las maquinas en los pasillos.

Imposible descartar que el despojo de celulares y las 12 horas de encierro en las que estuvieron incomunicados y sin comer, haya sido parte de la estrategia de máxima presión contra Ebrard y su equipo.

Mientras, afuera, en la entrada diplomática sobre la Calle C, un nutrido grupo de reporteros, camarógrafos y fotógrafos nos habíamos congregado desde las 9 de la mañana para el proverbial “stakeout”. Transcurrían las horas sin saber qué estaba pasando adentro. La seguridad no nos dejó entrar ni para usar el baño. Se negaron a ponernos escolta. Pocos quisimos movernos de la pequeña área acordonada a la que nos confinaron por si salía Ebrard. Un alma caritativa nos mandó una buena dosis de cacahuates y nueces. Personal de la Embajada de México secundó el gesto con botanas.

La luz llegó cuando empezaba a oscurecer. A las 8:31 de la noche, Trump anunció ufano que había acuerdo y suspendía “indefinidamente” la amenaza arancelaria. Minutos después Ebrard salió de su cautiverio para confirmarlo. Dijo que era un acuerdo “equilibrado” que neutralizó “propuestas y medidas más drásticas”. Y que el despliegue de la Guardia Nacional y “Quédate en México” eran políticas que ya estaban en curso. Se congratuló de haber logrado desactivar una bomba de tiempo con el potencial de hacer añicos a la economía mexicana y partes de la estadounidense.

La mano dura de Trump funcionó. Una opción distinta hubiera sido no aceptar negociar con la pistola en la sien. México es un país soberano no el patio trasero de Trump. Pero las instrucciones de AMLO para Ebrard eran otras. “Hablar quedito”. “Sin balandronadas”. “Amor y paz”. Queda la duda de si el “berrinche” de Trump, como lo llamó Nancy Pelosi, fue sólo “bluff”. Lo sabremos si y cuando México se atreva a poner a prueba al bully del vecindario.

México cumplió los dos objetivos mínimos que se fijó cuando Ebrard voló de emergencia a Washington: evitar la imposición de aranceles y rechazar un acuerdo de “tercer país seguro”. Más que victoria fue un profundo alivio. El gobierno de México hizo lo que creyó más conveniente para los intereses nacionales. Negoció de buena fe. Estados Unidos no. México logró lo menos peor.

Twitter: @DoliaEstevez

Usuarios se quejan por el arribo de migrantes a México; “ellos fueron solidarios tras los sismos”, les responden

viernes, octubre 19th, 2018

Usuarios de redes lamentaron hoy que los “miles de migrantes vayan a quitarle el trabajo a los mexicanos”. Y entonces reapareció aquel día, cuando ellos, seres humanos que buscan mejores condiciones de vida, trabajaron por México.  “Los migrantes son personas que nos necesitan, así como nosotros los necesitamos en el sismo”, opinó una usuaria en Twitter.

 Ciudad de México, 19 de octubre (SinEmbargo).- Después de que usuarios de redes se quejaran por la llegada de centroamericanos a México, otros recordaron que migrantes ayudaron después del sismo de magnitud 8.2 que azotó a México el 7 de septiembre del 2017.

El año pasado, justo después de que decenas de mexicanos murieran y miles se quedaran sin casa, migrantes centroamericanos detuvieron su viaje para ayudar en Ixtepec, Oaxaca.

La fotografía de las personas solidarias frente a los escombros que dejó el movimiento telúrico se viralizó y reunió reacciones positivas el año pasado. Hoy revive.

Usuarios de redes lamentaron hoy que los “miles de migrantes vayan a quitarle el trabajo a los mexicanos”. Y entonces reapareció aquel día, cuando ellos, los que buscan mejores condiciones de vida, trabajaron por México.

Los hombres que se unieron a las labores de rescate se hallaban en el albergue del migrante Hermanos en el Camino, el cual fue fundado en febrero de 2007.

La posada, creada por iniciativa del Padre Alejandro Solalinde, recibe al año cerca de 20 mil personas que atraviesan México para llegar a los Estados Unidos.

Los migrantes que demostraron su solidaridad con el pueblo oaxaqueño viajan en el tren de carga llamado “La Bestia”. Lo hacen en condiciones precarias y evadiendo riesgos de la ruta.

Usuarios calificaron como hipócritas las reacciones contra la caravana en comparación con el agradecimiento que el año pasado mostraron cientos cuando un grupo de migrantes colaboró en la emergencia del sismo de septiembre

“Los migrantes son personas que nos necesitan, así como nosotros los necesitamos en el sismo”, opinó una usuaria en Twitter.

Algunos lamentaron la poca empatía de las y los mexicanos cuando el país enfrenta problemáticas similares con Estados Unidos, donde los migrantes mexicanos han sido calificados por su Gobierno como delincuentes y se ignora que se trasladan en búsqueda de mejores oportunidades.