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¿Se puede romper el límite de la longevidad? Expertos detectan una forma

lunes, junio 14th, 2021

Un equipo de expertos en biología y biofísica ha presentado los resultados de un análisis detallado de las propiedades dinámicas de las fluctuaciones de los índices fisiológicos a lo largo de las trayectorias individuales de envejecimiento. Los sujetos humanos sanos resultaron ser muy resistentes, mientras que la pérdida de resistencia resultó estar relacionada con enfermedades crónicas y elevados riesgos de mortalidad por todas las causas.

Madrid, 14 de junio (EuropaPress).- El equipo de investigación de Gero, una empresa de biotecnología con sede en Singapur, en colaboración con el Roswell Park Comprehensive Cancer Center de Buffalo (Estados Unidos), ha anunciado en una publicación en Nature Communications los resultados del estudio sobre las asociaciones entre el envejecimiento y la pérdida de la capacidad de recuperación ante el estrés.

Recientemente se han producido los primeros ejemplos prometedores de inversión de la edad biológica mediante intervenciones experimentales. Muchos tipos de reloj biológico predicen correctamente más años de vida para quienes eligen estilos de vida saludables o dejan los no saludables, como el tabaquismo, pero lo que aún se desconoce es la rapidez con la que la edad biológica cambia a lo largo del tiempo para un mismo individuo y, sobre todo, cómo se puede distinguir entre las fluctuaciones transitorias y la verdadera tendencia de cambio de la edad biológica.

La aparición de los grandes datos biomédicos, que incluyen múltiples mediciones de los mismos sujetos, ofrece toda una serie de nuevas oportunidades y herramientas prácticas para comprender y cuantificar el proceso de envejecimiento en los seres humanos.

Un equipo de expertos en biología y biofísica ha presentado los resultados de un análisis detallado de las propiedades dinámicas de las fluctuaciones de los índices fisiológicos a lo largo de las trayectorias individuales de envejecimiento.

Los sujetos humanos sanos resultaron ser muy resistentes, mientras que la pérdida de resistencia resultó estar relacionada con enfermedades crónicas y elevados riesgos de mortalidad por todas las causas. Se comprobó que la tasa de recuperación hasta el nivel de equilibrio de base después de las tensiones se deterioraba con la edad.

En consecuencia, el tiempo necesario para recuperarse era cada vez más largo, en adultos sanos de 40 años era de dos semanas, mientras que el de los adultos de 80 años era de seis semanas.

Si la tendencia se mantiene a edades más avanzadas, la extrapolación muestra una pérdida completa de la resiliencia del cuerpo humano, es decir, de la capacidad de recuperación, a una edad en torno a los 120-150 años.

La reducción de la resiliencia se observó incluso en individuos que no padecían enfermedades crónicas importantes y condujo al aumento del rango de las fluctuaciones de los índices fisiológicos. A medida que envejecemos, se requiere cada vez más tiempo para recuperarnos tras una perturbación, y por término medio pasamos cada vez menos tiempo cerca del estado fisiológico óptimo.

La pérdida de resiliencia prevista, incluso en los individuos más sanos y que envejecen con más éxito, podría explicar por qué no vemos un aumento evidente de la duración máxima de la vida, mientras que la duración media de la vida no ha dejado de crecer durante las últimas décadas.

Las fluctuaciones divergentes de los índices fisiológicos pueden significar que ninguna intervención que no afecte a la disminución de la resiliencia puede aumentar efectivamente la duración máxima de la vida y, por tanto, sólo puede conducir a un aumento incremental de la longevidad humana.

El trabajo de Gero demuestra que los estudios longitudinales abren una ventana completamente nueva al proceso de envejecimiento y producen biomarcadores independientes del envejecimiento humano.

“El envejecimiento en humanos presenta características universales comunes a los sistemas complejos que operan al borde de la desintegración. Este trabajo es una demostración de cómo conceptos tomados de las ciencias físicas pueden utilizarse en biología para sondear diferentes aspectos de la senescencia y la fragilidad con el fin de producir intervenciones fuertes contra el envejecimiento”, dice Peter Fedichev, cofundador y director general de Gero.

Los cambios relacionados con la edad en los parámetros fisiológicos comienzan desde el nacimiento. Foto: Cuartoscuro

En consecuencia, no es posible prolongar la vida de forma contundente previniendo o curando enfermedades sin interceptar el proceso de envejecimiento, la causa fundamental de la pérdida de resistencia subyacente.

“Este trabajo del equipo de Gero demuestra que los estudios longitudinales ofrecen nuevas posibilidades para entender el proceso de envejecimiento y la identificación sistemática de biomarcadores del envejecimiento humano en grandes datos biomédicos. La investigación ayudará a comprender los límites de la longevidad y las futuras intervenciones contra el envejecimiento. Y lo que es aún más importante, el estudio puede ayudar a salvar la creciente brecha entre la salud y la duración de la vida, que sigue aumentando en la mayoría de los países en desarrollo”, afirma Brian Kennedy, catedrático de Bioquímica y Fisiología de la Universidad Nacional de Singapur.

“Este trabajo, en mi opinión, es un avance conceptual porque determina y separa los papeles de los factores fundamentales de la longevidad humana: el envejecimiento, definido como pérdida progresiva de resiliencia, y las enfermedades relacionadas con la edad, como ‘ejecutoras de la muerte’ tras la pérdida de resiliencia. Esto explica por qué incluso la prevención y el tratamiento más eficaces de las enfermedades relacionadas con la edad sólo podrían mejorar la vida media, pero no la máxima, a menos que se desarrollen verdaderas terapias antienvejecimiento”, afirma el profesor Andrei Gudkov, vicepresidente y director del Departamento de Biología del Estrés Celular del Roswell Park Comprehensive Cancer Center, coautor de este trabajo y cofundador de Genome Protection, una empresa de biotecnología centrada en el desarrollo de terapias antienvejecimiento.

“La investigación de Gero llega sorprendentemente a una cuantificación similar de la capacidad de recuperación humana -un biomarcador propuesto del envejecimiento- basada en dos tipos de datos muy diferentes: los parámetros de los análisis de sangre, por un lado, y los niveles de actividad física registrados por dispositivos wearables, por otro. Estoy muy ilusionado por ver cómo los datos de salud generados por la persona, incluidos los datos de los wearables comerciales, pueden ayudar a crear perfiles individuales y longitudinales de salud que serán fundamentales para arrojar luz sobre los fenómenos de salud a escala de la vida, como el envejecimiento, comenta Luca Foschini, cofundador y director científico de datos de Evidation Health.

Los datos del trabajo actual muestran que hay una buena diferenciación entre la fase de crecimiento y el envejecimiento. Foto: Cuartoscuro

Los autores caracterizaron la dinámica de los parámetros fisiológicos en escalas de tiempo de la vida humana mediante un conjunto mínimo de dos parámetros. El primero es un valor instantáneo, a menudo denominado edad biológica, y se ejemplifica en este trabajo con el Índice de Estado Dinámico del Organismo (DOSI). Esta cantidad está asociada al estrés, al estilo de vida y a las enfermedades crónicas, y puede calcularse a partir de un análisis de sangre estándar.

El otro parámetro -la resiliencia- es nuevo y refleja las propiedades dinámicas de las fluctuaciones del estado del organismo: informa de la rapidez con que el valor del DOSI vuelve a la norma en respuesta al estrés.

Los cambios relacionados con la edad en los parámetros fisiológicos comienzan desde el nacimiento. Sin embargo, varios parámetros cambian de manera diferente en diferentes etapas de la vida, como ya apuntaba, por ejemplo, un trabajo anterior de los mismos autores publicado en Aging US en 2018.

Los datos del trabajo actual muestran que hay una buena diferenciación entre la fase de crecimiento (que se completa en su mayor parte a los 30 años y que sigue la teoría del crecimiento universal de Geoffrey West) y el envejecimiento. A partir de los 40 años, el envejecimiento se manifiesta como una desviación lenta de los índices fisiológicos respecto a sus valores de referencia.

La motivación del ejercicio se puede asociar con olor: estudio

domingo, mayo 9th, 2021

Los expertos trabajaron con ratones y establecieron líneas independientes y evolucionadas artificialmente mediante la reproducción selectiva de roedores que muestran una alta actividad VWR.

Madrid, 8 de mayo (EuropaPress).- Un equipo de investigación dirigido por un científico de la Universidad de California ha descubierto que el olfato, o el olor, pueden desempeñar un papel importante en la motivación de los mamíferos para que realicen ejercicio voluntario.

Realizado en ratones de laboratorio, el estudio, publicado en la revista PLOS ONE, puede abrir nuevas áreas de investigación y tener relevancia para los humanos.

“El ejercicio, que es esencial para la salud física y mental, puede ayudar a prevenir la obesidad y otras enfermedades y trastornos relacionados con la inactividad en los humanos -señala Sachiko Haga-Yamanaka, profesora asistente de biología molecular, celular y de sistemas en UC Riverside y autor principal del estudio-. A algunas personas les gusta hacer más ejercicio que a otras, pero no se comprende bien por qué es así”.

Para determinar las contribuciones genéticas a los rasgos voluntarios relacionados con el ejercicio, Haga-Yamanaka y su equipo sometieron a los ratones a correr voluntariamente con ruedas, o VWR, un comportamiento ampliamente estudiado en el que los roedores corren espontáneamente cuando se les da acceso a ruedas.

Su colaborador y coautor Theodore Garland Jr., profesor de evolución, ecología y biología de organismos en la UCR, estableció líneas de ratones independientes, evolucionadas artificialmente mediante la reproducción selectiva de ratones que muestran una alta actividad VWR.

Los ratones normales, los que no fueron modificados genéticamente de ninguna manera, constituían los controles. Para su sorpresa, los investigadores encontraron que los ratones de alto nivel desarrollaron diferencias genéticas en su sistema olfativo que les hicieron percibir los olores de manera diferente a los controles.

“El sistema olfativo se diferenciaba genéticamente entre las líneas de alto nivel y las de control durante el proceso de reproducción selectiva con varios receptores quimiosensoriales en grupos de genes de receptores específicos que se expresan de manera diferencial entre los corredores de alto nivel y los controles -explica Haga-Yamanaka-. Nuestros resultados sugieren que estos receptores quimiosensoriales son ubicaciones de rasgos importantes para el control del ejercicio voluntario en ratones”.

Las implicaciones de los hallazgos para los humanos son difíciles de pasar por alto. En los centros de fitness, gimnasios y deportes de equipo, las personas reciben muchos estímulos olfativos del entorno y de otras personas cercanas.

Los investigadores se centraron en el órgano vomeronasal, el órgano olfativo accesorio en anfibios, escamatos y la mayoría de los mamíferos, incluidos los roedores. Foto: EFE

“No es inconcebible que algún día podamos aislar los productos químicos y usarlos como ambientadores en los gimnasios para que la gente esté aún más motivada para hacer ejercicio -aventura Garland-. En otras palabras: rociar, oler y ponerse en cuclillas”.

Los investigadores se centraron en el órgano vomeronasal, el órgano olfativo accesorio en anfibios, escamatos y la mayoría de los mamíferos, incluidos los roedores. El órgano vomeronasal detecta feromonas, sustancias químicas que los animales producen y liberan al medio ambiente, que desencadenan cambios de comportamiento y fisiológicos en quienes reciben las moléculas.

Las señales detectadas por las neuronas receptoras sensoriales vomeronasales se procesan luego en la amígdala y el hipotálamo del cerebro, lo que induce respuestas conductuales y cambios endocrinológicos.

“Tomados en conjunto, nuestros resultados muestran que los receptores vomeronasales son lugares característicos de la conducta de ejercicio voluntario en ratones -señala Haga-Yamanaka-. Las líneas de alto corredor y de control proporcionan un modelo sólido para determinar la contribución de la genética a los rasgos relacionados con el ejercicio voluntario”.

Ahora los investigadores planean realizar experimentos para aislar determinadas sustancias químicas producidas por los ratones, tal vez de su orina, y determinar si estos productos químicos aumentan la motivación para hacer ejercicio y cómo lo hacen.

Trombosis en cerebro es una respuesta inmune del cuerpo a vacuna de AstraZeneca: estudio preliminar

sábado, marzo 20th, 2021

El fármaco podría producir anticuerpos que, a su vez, estimularían la formación de coágulos de sangre, según científicos alemanes.

Ciudad de México, 20 de marzo (RT).- Un equipo de investigación del Hospital Universitario Greifswald (Alemania) ha descubierto un mecanismo que podría conducir al desarrollo de trombosis de senos venosos cerebrales en pacientes que recibieron la inyección de AstraZeneca.

Los científicos recibieron seis muestras de sangre de personas que sufrieron trombosis después de inocularse el antídoto de la farmacéutica anglo-sueca. Las muestras fueron proporcionadas por el Instituto Paul Ehrlich, el organismo responsable de la aprobación y el seguimiento de todas las vacunas en Alemania.

Tras el análisis, los investigadores descubrieron que una respuesta inmune al fármaco podría implicar la generación de anticuerpos que normalmente se forman solo cuando un organismo necesita curar una herida a través de la coagulación de la sangre, informa el portal NDR. Estos anticuerpos luego “activan” las plaquetas y podrían estimular la formación de coágulos de sangre, particularmente en los senos venosos del cerebro.

Las conclusiones del equipo, que aún no se han publicado en ninguna revista científica, fueron compartidas por la Asociación Alemana de Investigación de Trombosis y Hemostasia (GTH), que emitió una nueva guía para los pacientes que reciben la vacuna.

Según señaló el organismo, el equipo de Greifswald encontró un “mecanismo patológico importante”, admitiendo que tal complicación es “específica y muy rara”. También indicó que el descubrimiento no descarta una situación en la que la trombosis en los pacientes que recibieron la vacuna de AstraZeneca fue provocada por “otras causas”.

La GTH también destacó que registró al menos 13 casos de trombosis de los senos venosos cerebrales en los vacunados con el fármaco de AstraZeneca en Alemania, incluidas 12 mujeres y un hombre de entre 20 y 63 años. Todos los pacientes tenían síntomas similares que probablemente fueron causados ​​por un “evento inmunológico”, agregó el organismo.

¿LA EVIDENCIA DEL VÍNCULO?

Los científicos alemanes no son los primeros en señalar un vínculo entre la vacuna y la trombosis. Anteriormente, especialistas noruegos presentaron conclusiones similares. Mientras tanto, el regulador sanitario del Reino Unido anunció que no existe evidencia de que el antídoto de AstraZeneca causa los coágulos de sangre (tromboembolismo venoso).

Al respecto, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) estipuló este jueves que el fármaco es seguro y efectivo, tras una semana de revisión. La conclusión llevó a algunas naciones europeas, que antes habían suspendido el uso de la vacuna por preocupaciones sobre sus riesgos para la salud, a reanudar su administración entre la población.

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Células inmunes descubiertas en pulmones pueden mejorar defensa contra los virus: estudio

lunes, enero 11th, 2021

Los investigadores han identificado un grupo diverso de células inmunes en los pulmones que son clave para la defensa contra la reinfección por virus de la gripe. Lo mismo podría ocurrir con la reinfección por otros patógenos que causan enfermedades respiratorias.

Madrid, 11 de enero (EuropaPress).- Un equipo de investigación de la Universidad de Basilea, en Suiza, ha descubierto células inmunitarias residentes en los pulmones que persisten mucho después de un ataque de gripe, según publican en la revista Science Immunology.

Los experimentos con ratones han demostrado que estas células auxiliares mejoran la respuesta inmunitaria a la reinfección por una cepa diferente del virus de la gripe. El descubrimiento podría generar enfoques para el desarrollo de vacunas más duraderas contra virus de rápida mutación.

Al comienzo de la pandemia de coronavirus, algunos ya comenzaron a plantear la cuestión de cuánto tiempo dura la inmunidad después de pasar el SARS-CoV-2. Ahora ha surgido la misma pregunta con respecto a la vacuna COVID-19. La memoria inmunológica desempeña un papel clave: una interacción compleja de células inmunes, anticuerpos y sustancias de señalización que permite al cuerpo luchar contra patógenos conocidos de manera muy eficiente.

os investigadores describen dos tipos de células T auxiliares en los pulmones. Foto: AP

Investigadores dirigidos por la profesora Carolyn King, del Departamento de Biomedicina de la Universidad de Basilea, han identificado un grupo diverso de células inmunes en los pulmones que son clave para la defensa contra la reinfección por virus de la gripe. Lo mismo podría ocurrir con la reinfección por otros patógenos que causan enfermedades respiratorias.

En experimentos con ratones, los investigadores caracterizaron un grupo de células T de memoria en el tejido pulmonar que permanecen durante mucho tiempo después de un ataque de gripe.

“Se sabe relativamente poco acerca de las células T de memoria que permanecen en el tejido –explica Nivedya Swarnalekha, coautora principal del estudio–. Los estudios anteriores se han centrado en las células de memoria en la sangre y el tejido linfático pero tiene sentido que el cuerpo mantenga un depósito de estas células en los tejidos afectados por la infección, donde los mismos patógenos o similares podrían invadir nuevamente”.

En su estudio, los investigadores describen dos tipos de células T auxiliares en los pulmones. Un tipo libera sustancias de señalización en caso de reinfección para equipar a otras células inmunitarias con “armas” más letales en la lucha contra el patógeno. El otro tipo, previamente caracterizado principalmente en tejido linfático y se cree que está ausente en el tejido pulmonar, ayuda a las células inmunitarias productoras de anticuerpos (células B) y se localiza estrechamente con ellas en el pulmón.

Los investigadores pudieron demostrar que la presencia de estas células en la proximidad directa de las células B productoras de anticuerpos condujo a una respuesta inmune más eficiente contra un virus de la gripe diferente.

“Estas células T auxiliares podrían ser un punto de partida interesante para vacunas contra la gripe de mayor duración”, dice David Schreiner, el otro coautor del estudio, que agrega que podría ser posible, por ejemplo, complementar las vacunas con agentes que promueven la formación de estas células T auxiliares que migran al tejido. Con ese fin, se necesitan más investigaciones y desarrollo, reconocen.

La violencia de género provoca secuelas cerebrales en mujeres maltratadas, dice investigación

lunes, noviembre 23rd, 2020

El análisis morfológico mostró una relación entre las alteraciones en estas regiones y diferentes mecanismos causales potenciales, como las experiencias adversas sufridas durante la infancia, el estrés postraumático consecuente a la violencia, y diversas situaciones traumáticas sufridas durante las relaciones violentas, como son los intentos de estrangulamiento, los traumatismos cerebrales y la misma gravedad de la violencia.

Madrid, 23 de noviembre (EuropaPress).- El equipo de investigación del proyecto Believe de la Universidad de Granada (UGR) ha determinado las numerosas alteraciones cerebrales que provoca la violencia de género en las mujeres maltratadas, en el que supone el primer estudio de este tipo que se realiza a nivel mundial utilizando técnicas de resonancia magnética estructural con una metodología de “cerebro completo“.

Este estudio, realizado en el Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento, supone la primera investigación sobre las diferencias estructurales entre mujeres supervivientes y no víctimas utilizando esta metodología.

La mayoría de los estudios de neuroimagen previamente realizados con mujeres supervivientes se habían centrado en el estudio de una zona concreta del cerebro vinculada con el estrés postraumático. La presente investigación amplía el objetivo de estudio, analizando el cerebro en su totalidad.

Según explican los investigadores de la UGR Miguel Pérez y Natalia Hidalgo “se conoce ampliamente que la violencia de género provoca multitud de secuelas en las mujeres que la sufren, pero, sin embargo, han sido poco estudiadas las alteraciones cerebrales consecuentes a sufrir esta violencia”.

En esta investigación participaron 60 mujeres de entre 18 y 62 años, a quienes se realizó una resonancia magnética estructural en el Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la UGR para analizar su cerebro completo, esto es, las 160 áreas que lo componen. De ellas, 28 eran supervivientes de violencia de género.

MENOS VOLUMEN Y SUPERFICIE CEREBRAL

Los resultados de este estudio mostraron diferencias cerebrales estructurales entre las mujeres que no habían sufrido violencia de género y las víctimas en términos de área, volumen y grosor en el surco lateral y las áreas temporales, frontales, occipitales, parietales y límbicas.

Las mujeres víctimas de malos tratos mostraban menos volumen y superficie cerebral en surco temporal derecho e izquierdo, el giro inferior frontal, el córtex cingulado anterior izquierdo y el precúneus y occipital derechos, principalmente.

Además, el análisis morfológico mostró una relación entre las alteraciones en estas regiones y diferentes mecanismos causales potenciales, como las experiencias adversas sufridas durante la infancia, el estrés postraumático consecuente a la violencia, y diversas situaciones traumáticas sufridas durante las relaciones violentas, como son los intentos de estrangulamiento, los traumatismos cerebrales y la misma gravedad de la violencia.

“En nuestro estudio encontramos que un número importante de mujeres supervivientes de violencia de género muestran secuelas cerebrales tras la violencia. En estas mujeres, encontramos además una asociación de dichas alteraciones con determinadas experiencias adversas sufridas, como son el estrés postraumático, los intentos de estrangulamiento, traumatismos cerebrales provocados por su pareja y eventos traumáticos durante la infancia. Las alteraciones encontradas podrían así ser explicadas por estos posibles mecanismos causales”, señala Hidalgo.

Una de las contribuciones de estos resultados es, precisamente, el descubrimiento de esta compleja interrelación entre diferentes variables relacionadas con la violencia de género que están provocando una serie de alteraciones cerebrales, no estudiadas ni evaluadas normalmente, pero que puede ocasionar consecuencias en la vida cotidiana de las mujeres supervivientes.