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REVISTA ARTES DE MÉXICO | Los especialistas de la noche

sábado, julio 9th, 2016
Lorenzo_Armendáriz. Chamán José Robles Cosío, Jalisco, 1993

Lorenzo_Armendáriz. Chamán José Robles Cosío, Jalisco, 1993

Artes de México: Chamanismo. Oscuridad, silencio, ausencia, núm. 118. Coordinadora: Laura Romero. Textos de: Pedro Pitarch, Johannes Neurath, Laura Romero, David Lorente Fernández, Alessandro Questa, Iván Pérez Téllez, Carlos Heiras Rodríguez, Neyra Alvarado.

Por David Lorente Fernández

Ciudad de México, 9 de julio (SinEmbargo).- Una geografía secreta: Cada noche, cuando apagamos la televisión, cerramos el libro o desconectamos el iPad y nos disponemos a dormir, asumimos probablemente la idea de que el mundo se desliza lento e inexorable hacia la tranquila región de los sueños, que se prolongará en quietud y silencio —imaginamos— hasta el amanecer.

Sorprendería reconocer la cantidad de lugares donde precisamente en ese momento empieza una intensa actividad: tras paredes de viviendas anodinas y velados sus preparativos a los ojos de profanos y curiosos, se llevan a cabo sesiones mágicas de curación y recuperación de almas perdidas, rituales para convocar espíritus, ceremonias de adivinación, peticiones y ruegos a una pluralidad de seres sagrados. Éstos se ejecutan por diversos especialistas que integran lo que se conoce como chamanismo.

Si pudiéramos situar una luz en las comunidades indígenas, zonas rurales, pueblos y ciudades no sólo de nuestro país, sino también de regiones de América del Norte, Centroamérica, América del Sur, Asia, África o el Norte de Europa —pienso por ejemplo en los lapones de Noruega—, quedaríamos fascinados ante la geografía secreta de lugares donde cada noche se celebran sesiones chamánicas, y ante la riqueza y creatividad espiritual del ser humano que no está condenada a desaparecer por los embates de la celebrada modernidad. Como indica en el prólogo a este número Margarita de Orellana, directora de la revista Artes de México, “estas expresiones religiosas […] nos remiten a una sabiduría antigua y actual, tan distante de los valores que predican y venden los que piensan que nuestras vidas modernas sólo tienen una posibilidad y una forma de ser”. El chamanismo no es un remanente arcaico de creencias y prácticas de pueblos desaparecidos o en trance de extinción; se trata de un fenómeno antiguo, pero muy moderno, que incorpora elementos y se recrea de manera incesante. Su oposición a la lógica dominante actual proviene de una forma de pensar la vida y los seres del cosmos muy distinta a la que difunden globalizadamente los medios masivos de comunicación.

Lorenzo Armendáriz Curandero nahua de la huasteca potosina 2003

Lorenzo Armendáriz Curandero nahua de la huasteca potosina 2003

HILOS RITUALES

Este número nos habla del chamanismo en México hoy. Los textos se basan en estudios actuales y en datos obtenidos durante investigaciones sobre el terreno, efectuadas en distintos lugares del país. Los autores se han preocupado más por entender lo que los chamanes dicen y hacen que por imponerles interpretaciones “desde fuera”; los artículos son un esfuerzo de traducción cultural gracias al cual el lector general puede acceder a un conocimiento sofisticado y complejo, redactado de manera accesible y sumamente amena. En este número, hay un lenguaje tan rico y libre de tecnicismos que hace de la lectura una delicia, una experiencia llena de colorido que trasluce el amor y el cuidado primoroso que el ideario de Artes de México manifiesta por la palabra. Aquí no hay lugares comunes, hay enfoques antropológicos y lecturas del fenómeno novedosos.

Las fotografías conforman un lenguaje paralelo con sutiles referencias que estimulan la imaginación del lector, pues establecen con él un diálogo a veces mediante metáforas, a veces con guiños ocultos, que intensifican lo evocador del contenido.

Iván Pérez Téllez, Huauchinango, Puebla, 2015

Iván Pérez Téllez, Huauchinango, Puebla, 2015

¿Cómo se arma el índice? No a partir de un tema central claramente delimitado —algo que sería un tanto aburrido y a la vez artificioso—, sino a partir de ciertas temáticas que aparecen aquí y allá en los distintos artículos y que se pueden seguir como si fuera una columna vertebral un tanto tácita, como corrientes subterráneas que brotan por distintos lugares manifestando variaciones sobre el mismo tema, resonancias particulares de cada pueblo indígena o de los contextos ceremoniales abordados. Los ejes comunes son como hilos de colores que unieran entre sí textiles distintos, pasando por diversas partes de la tela y de distintas maneras.

¿Cuáles son estos hilos que vinculan los distintos textos? Son los mismos que definen al chamán y sus prácticas rituales: la importancia de la palabra sagrada, las maneras en que ocurre la iniciación, el papel de los sueños como liberación del espíritu viajero, la idea del cuerpo, cómo son los seres ante los que interceden los chamanes, en qué ámbito habitan, entre muchos otros aspectos.

Everardo Rivera, Iztaccíhuatl 1989

Everardo Rivera, Iztaccíhuatl 1989

CHAMÁN, ESPECIALISTA DE LA NOCHE

Los chamanes reciben un don en forma de aptitudes y facultades especiales que los autoriza y legitima para actuar como intercesores ante los espíritus del Otro Lado. Nacen con alguna marca corporal especial, tienen sueños fuera de lo común, sufren enfermedades de las que logran recuperarse por sus capacidades supraordinarias, sobreviven a la descarga de un rayo o reciben por herencia sus poderes.

En casi todos los casos descritos en la revista, los chamanes curan. Esto no significa que todos los curanderos tradicionales, las parteras, los yerberos o hueseros sean chamanes. Los chamanes son intercesores ante los habitantes del Mundo Otro, del Otro Lado, con quienes comparten algunas de sus cualidades y pueden dialogar con ellos para el bien de la comunidad o para lograr la salud individual (a veces también, hay que decirlo, para hacer fechorías o para combatir entre sí). Negocian con los espíritus, hablan “de tú a tú”, intercambian regalos, se casan o establecen relaciones de compadrazgo, los seducen o los sobornan con ofrendas, e incluso se enfrentan a ellos para arrebatarles el espíritu perdido de un cliente si resulta necesario. Con estos seres del Mundo Otro se vinculan de distintos modos: mediante palabras sagradas y cantos, con operaciones rituales efectuadas en sus altares domésticos, recortándoles cuerpos de papel para que éstos puedan cobijarse en ellos y relacionarse, mediante ofrendas de alimento y de objetos apetecidos por estos seres, o con estrictas reglas de conducta que imponen limitaciones al chamán durante su vida ordinaria.

Los chamanes son capaces de exteriorizar su alma en los sueños y de acceder a otros mundos en ese estado espiritual. No obstante, estas vivencias tienen a menudo un estatus de realidad igual o superior a las de la vigilia. Al proyectar hacia el exterior de su cuerpo el alma o espíritu, recorren grandes distancias y se inmiscuyen en mundos-otros poblados de espíritus, en ámbitos a menudo peligrosos y en los que, si carecieran de pericia, su alma podría quedar atrapada.

Según las concepciones de cada pueblo, los chamanes también asimilan en su propia persona a otras criaturas. Son seres múltiples. Además pueden adoptar la mirada de otros seres, es decir, ver “desde los ojos de los demás”, y entender así en sus propios términos las necesidades de los distintos tipos de espíritus que pueblan el Otro Lado, al contrario de lo que nos sucede a nosotros que estamos limitados por nuestro cuerpo físico y sólo podemos ver la realidad desde la mirada humana.

Los seres del Mundo Otro son con frecuencia seres de la obscuridad, lo que no quiere decir que sean malignos, como se concebiría en el imaginario popular. Son seres que viven en lugares sin luz solar: en las cuevas, dentro de los cerros, bajo la tierra, en barrancas, en los cursos y corrientes de agua refugiados en las profundidades. Son seres muy antiguos, pues, según los mitos indígenas, viven en la tierra desde antes del primer amanecer, cuando todo era obscuro. Además, su naturaleza es ambigua: pueden hacer el mal pero también el bien: son dueños de la fertilidad, la lluvia, las cosechas, la salud, la fuerza creadora, los animales, las plantas e influyen de manera determinante en los procesos terapéuticos del ser humano. A ellos se les atribuye la adversidad y el infortunio tanto individual como colectivo.

Como especialistas de la noche, los chamanes mexicanos analizados en los textos se caracterizan porque sus prácticas responden a tres principios: la obscuridad, el silencio y la ausencia, como bien ha señalado Laura Romero, quien coordinó este volumen, y como se destaca en el subtítulo.

Carlos Heiras, Rodríguez San Pedro Tziltzacuapan Veracruz 2007

Carlos Heiras, Rodríguez San Pedro Tziltzacuapan Veracruz 2007

UNA EXPRESIÓN PROFUNDA SOBRE EL CHAMANISMO

Qué puede obtener un lector interesado en este volumen? Puede encontrar un panorama sucinto y apasionante de una realidad, en gran parte secreta y de difícil acceso, que caracteriza a buen número de las actuales comunidades indígenas y rurales de México. Los diferentes artículos nos introducen en una filosofía vivida, una forma de pensar y tratar los elementos del paisaje y a sus seres reales e imaginarios. Esto realza la riqueza y creatividad de las muy diversas expresiones culturales y espirituales de las poblaciones mexicanas. Permite atisbar respuestas actuales, cotidianas, prácticas, al sentido de la vida, cuyo tratamiento en estas páginas rezuma hondura y sensibilidad.

No se trata de reunir un conjunto de reportajes curiosos y exóticos sobre el tema, tan de moda, del chamanismo. Este número de Artes de México supone un esfuerzo por sacar a la luz un tipo de conocimiento obtenido tras años de investigación por los autores, fenómenos que forman parte de mundos complejos que exigen largas investigaciones para ser vislumbrados, no ya entendidos. En realidad, el chamanismo es la excusa, lo que late en el fondo es algo más profundo: las posibilidades vitales que coexisten a nuestro alrededor en este momento, las distintas maneras de ser hombre y de estar en el mundo o, como señaló hace un siglo el poeta Paul Éluard, amante de las vanguardias: “hay otros mundos, pero están en éste”.

Disponible en librerías y en esta página. Una sección curada por Artes de México para SinEmbargo

 

REVISTA ARTES DE MÉXICO | Los poderes radicales del chamanismo

sábado, mayo 7th, 2016
Chaba'ajom con incensario. Foto: Lorenzo Armendáriz/Artes de México

Chaba’ajom con incensario. Foto: Lorenzo Armendáriz/Artes de México

Inauguramos una sección especialmente confeccionada para PUNTOS Y COMAS. Se trata de una nota curada por los editores de la legendaria publicación mexicana, que este año arriba a los primeros 28 años de vida, retratando el lado profundo de un México definido por una cultura poderosa y singular, no siempre vista o valorada

Por Alberto Ruy Sánchez

Ciudad de México, 7 de mayo (SinEmbargo).- “Ya véngase a dormir, Laurita, nada más se está acabando los ojos.” La antropóloga Laura Romero transcribía en la noche, a la luz fugitiva de un foco amarillento, las entrevistas que había logrado durante el día. Doña María, la partera más anciana del pueblo nahua de San Sebastián Tlacotepec, la cuidaba y le enseñaba cada día algo nuevo. Laura, insaciable, posponía el momento de acostarse hasta que doña María le dio un argumento irrefutable: “Ustedes nomás aprenden leyendo. Todo lo hacen con su cabeza, por eso andan como locos. Nosotros no aprendemos sólo de los libros, aprendemos cuando soñamos. Ahí se nos abren los ojos. Así que ya véngase a dormir.” Y se fue a dormir al lado de doña María.

Durante seis años Laura estuvo escuchando y observando de cerca, tratando de comprender de qué manera se mira en la oscuridad y por qué procedimientos esas personas privilegiadas, que nacen dos veces, los chamanes o ixtlamatki, se vuelven capaces de curar, de aliviar males físicos y espirituales, de detectar el padecimiento gravísimo que es “la pérdida del alma” y establecer los remedios eficaces para contrarrestarla. Cuenta que si bien hay especialidades entre los chamanes: las hierbas, los huesos, los partos, todos ellos tienen en común algo que los hace distintos: “ellos sí saben”, dicen en la comunidad. Porque los chamanes han nacido y se han preparado para leer en las cosas del mundo lo que los otros no pueden ver. “La habilidad chamánica, dice Laura Romero, consiste en percibir y mirar lo ausente y escuchar lo que el silencio revela.”

Los chamanes saben leer la piel de cada persona de otra manera. Con el tacto miran. Con tabaco o cal o incienso, barajas, huevos, granos de maíz crean maneras de diagnosticar los males. Todo eso, con palabras poderosas y gestos, se vuelve parte del lenguaje ritual para erradicarlos. El lenguaje que el Chamán pronuncia con las cosas de su entorno para su entorno: “La actividad chamánica es un acto enunciativo que emplea el lenguaje para crear y recrear el mundo.” El chamán huye del ruido tóxico cotidiano y de la luz hiriente. Explora los límites de lo humano para que su comunidad pueda atacar las dañinas ausencias del alma.

El chamanismo tiene que ver con la medicina tradicional pero también con ritos agrícolas, con ciclos y fluctuaciones de los climas, sus azotes y virtudes, con procesos familiares y hasta políticos. El chamanismo incide en las relaciones humanas y nos habla con profundidad de su naturaleza. Los Chamanes son piedra angular de la comunidad. En ella, dice Laura, el Ixtlamakeh   es “como director de una compleja orquesta ontológica donde cada músico aporta sus notas y sus silencios, cede el turno, escucha al otro y sigue su partitura. Y, a veces puede realizarse la ejecución sin él al frente.”

Principales de Tenejapa. Foto: Lorenzo Armendáriz/Artes de México

Principales de Tenejapa. Foto: Lorenzo Armendáriz/Artes de México

UNA ROSA DE LOS VIENTOS CHAMÁNICOS

Etnohistoriadora reconocida varias veces con el Premio Fray Bernardino de Sahagún, Laura Romero vivió cotidianamente ese mundo chamánico nahua durante seis años con extrema delicadeza. La misma con la que nos comunica su experiencia y su riguroso aprendizaje en un  texto central del número 118 de la revista libro Artes de México que ella coordinó con la dirección editorial de Margarita De Orellana. En él, ocho exploraciones distintas de mundos chamánicos forman una especie de rosa de los vientos del chamanismo mexicano y ayudan a comprender el fenómeno del chamanismo en general.

Aunque cruza distintas etnías y muy diferentes religiones, en Durango, en Chiapas, en Puebla, en Veracruz, en Nayarit o en la huasteca potosina el fenómeno adquiere lógicamente formulaciones propias, siempre asombrosas, que dan sentido a la vida de un México profundo pero extendido que tantas personas normalmente desconocen y muchas veces ven con enormes prejuicios y burdos estereotipos.

El chamanismo es uno de los fenómenos sociales más elaborados y complejos y a la vez de los más simplificados y mal entendidos por quienes practican o desean un esoterismo fácil, folclorizante o muy comercial. Por eso era importante que una edición de Artes de México estableciera con extremo rigor y al mismo tiempo con un público amplio en mente, los textos mínimamente indispensables para comprenderlo en su diversidad. Y también en su seductora belleza.

Una edición donde quien nada sabe del fenómeno tenga una iniciación con paso firme y a la vez una páginas donde hasta el que más sepa pueda descubrir, completar lo que sabe con el conocimiento y la experiencia de otros, imaginar nuevos caminos.

Ofrendas de muertos. Foto Ruth Lechuga /Artes de México

Ofrendas de muertos. Foto Ruth Lechuga /Artes de México

Dice la historiadora Margarita De Orellana que si se emprendiera una historia del chamanismo en México ésta tendría necesariamente cientos de volúmenes. Con esa conciencia ha decantado los rasgos esenciales del fenómeno en ocho exploraciones imprescindibles. Lo importante es que cada autor de esta edición ha sido de verdad testigo muy cercano y  a la vez se ha planteado el reto de comprender y compartir su experiencia y sus reflexiones. Más el asombro de vivirlas.

Chamán silenciador. Foto: Lorenzo Armendáriz/Artes de México

Chamán silenciador. Foto: Lorenzo Armendáriz/Artes de México

El antropólogo Pedro Pitarch, quien nos ha ofecido recientemente dos libros fundamentales, verdaderos parteaguas para comprender las nociones de alma y cuerpo en el mundo maya actual,  La cara oculta del pliegue, y La palabra fragante (ambos editados por Artes de México), esplora el principio del silencio en los rituales tzeltales de Chiapas. “Silencio es el nombre de los cantos chamánicos en las tierras altas de Chiapas. En conjunto los cantos se llaman ch’ab, que significa silenciar. Los cantos dirigidos a recuperar las almas extraviadas o secuestradas se llaman ch’abtayel, esto es, hacer enmudecer. Y los cantos dirigidos a detener las emociones contaminantes de los espíritus y de los muertos son biktal ch’ab, algo así como empequeñecer o apagar por medio del silencio.”  Según lo vivido por Pitarch, la función principal de las palabras cantadas por los chamanes tzeltales en sus rituales curativos o incluso preventivos es silenciar, calmar, sofocar el ruido tóxico del mundo de los espíritus.

La muerte pasa de aquel mundo al nuestro en forma de ruido. Contra ella, el chamán extiende una barrera dilatada de cantos de transe y otros rituales llenos de silencios que se convierten en cerco protector. Lograr el mutismo de los espíritus parranderos es la salud de los cuerpos vivos.

Mara'akame Julio Robles en el tuki, templo oscuro del oriente. Foto: Lorenzo Armendáriz/Artes de México

Mara’akame Julio Robles en el tuki, templo oscuro del oriente. Foto: Lorenzo Armendáriz/Artes de México

En otra región y otro mundo mental, en el complejo y muy vital universo huichol, los chamanes son los Marakate (plural de mara’akame): “los que saben soñar”. Pero los sueños son experiencias peligrosas, muy difíciles de controlar. Donde todas las fuerzas nocturnas pueden ser benéficas o dañinas y algunas veces las dos cosas al mismo tiempo. En contra de los lugares comunes que circulan sobre el mundo huichol, Johanes Neurath derriba toda posibilidad de pensarlo como un mundo idílico donde el hombre convive en armonía con la naturaleza.

Los chamanes huicholes son seres nocturnos que con enormes dificultades y esfuerzos rituales se mantienen a flote en el agitado mar de la negrura. Ello buscan el amanecer del desierto, porque “la obscuridad es ruidosa y se opone al silencio transparente del desierto.” Tal vez sea él quien con más agudeza ha penetrado las paradojas del mundo huichol contemporáneo. Y es autor de un libro clave sobre el arte huichol ritual: La vida de las imágenes (editado por Artes de México).

 Foto: Lorenzo Armendáriz/Artes de México


Foto: Lorenzo Armendáriz/Artes de México

INQUIETUD Y SEDUCCIÓN

David Lorente Fernández explora el mundo de los graniceros, los que fueron alcanzados por un rayo en la Sierra de Texcoco, donde convertirse en chamán es aprender a soñar. Aprender a ver con los ojos del espíritu pero también a entrar en otro mundo transformándose constantemente. Entrar a un carnaval ritual de metamorfosis. El granicero cambia también sus ojos, la perspectiva de su mirada, logrando ver naranjas y plátanos donde otros sólo ven nubes agresivas y granizo. Aprenden a ver con los ojos de los espíritus.

En un proceso acelerado de modernización, el mundo chamánico se multiplica entre los nahuas de Cuacuila. Iván Pérez Tellez relata el fascinante y complejo rito de iniciación necesaria, sus increíbles horizontes míticos, su incesante creación de imágenes inquietantes. No menos fascinante es el mundo que nos cuenta Alessandro Questa en Puebla, donde la dinámica mitológica y práctica del chamanismo es evidente. Carlos Heiras Rodríguez muestra cómo en la Huasteca potosina los espíritus mueven las cosas y surge un ejército de seguidores de papel, cuerpos habitables por espíritus y creados para la ocasión.  Porque de cualquier modo cada persona es muchas y está en muchas cosas. Neyra Alvarado nos sitúa entre los tepehuanes de Durango, donde los chamanes son los que “saben fumar”. Todos añaden dimensiones y rumbos al universo chamánico que aquí se perfila con precisión y riqueza formal.

 

 Ofrendas por silencio en Tenejapa. Foto: Lorenzo Armendáriz/Artes de México


Ofrendas por silencio en Tenejapa. Foto: Lorenzo Armendáriz/Artes de México

El chamanismo crea espacios, inventa y cuida paisajes que van de lo visible a lo invisible y cultiva las fuerzas que en ellos actúan. El chamanismo señala el movimiento del mundo en su diversidad aguda. Hay quienes quieren verlo como un mundo estático y pasado, un ancla. Pero es brújula y es quilla. Es puntada tensa y nudo corredizo de las otras redes sociales, las que están vivas en las comunidades. Lo que de verdad sí se mueve en México.

 Por otra parte, la dimensión estética del chamanismo es muy amplia y va desde la palabra cantada, verdadera poesía contemporánea de México, hasta la estética hipercodificada de las ofrendas. Hay grandes fotógrafos detrás del fenómeno chamánico y muchos antropólogos que han querido hacer sólo fotos testimoniales se han ido convirtiendo en creadores excepcionales. “En estas páginas, dice Margarita De Orellana, intentamos atrapar y compartir momentos de vida que nos deslumbraron y nos iluminaron sobre ciertos resquicios de México cargados de sentido y de belleza.” Todo eso, en sus múltiples facetas, está presente en esta edición que con el escueto título de Chamanismo y el enigmático subtítulo de Obscuridad, silencio, ausencia, Artes de México propone como un libro de seducción, de inquietud y de referencia sobre este fenómeno.    

El lunes 9 de mayo, a las 18.00 horas, en la librería Rosario Castellanos (Tamaulipas 202, colonia Condesa), el número 118 de Artes de México dedicado al Chamanismo será presentado por Laura Romero, Margarita De Orellana, Iván Pérez Téllez y Johanes Neurath. Dentro de la Feria del Libro Independiente.

 

Una sección curada por ARTES DE MEXICO  http://www.artesdemexico.com