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La Ley Forestal provoca jaloneo entre ONGs, pero todas exigen el respeto a DDHH de los indígenas

viernes, mayo 11th, 2018

El pasado jueves 26 de abril, pese a la oposición de activistas, con 211 votos a favor, 85 en contra y 13 abstenciones, la Cámara de Diputados aprobó el dictamen que abroga la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable publicada el 25 de febrero de 2003 y reforma la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente.

Algunas asociaciones civiles se han pronunciado para celebrar la nueva Ley, ya que algunas de las demandas fueron atendidas por los legisladores. No obstante, otras acusan que la legislación favorece la biopiratería.

Ciudad de México, 11 de mayo (SinEmbargo).- La nueva Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable finalmente fue aprobada en el Pleno de la Cámara de Diputados y las opiniones de organizaciones civiles en materia ambiental no se hicieron esperar: algunas aplauden los avances y otras más critican los retrocesos. En lo que sí coinciden es en que debe trabajarse a fin de que el reglamento impacte de manera positiva en el estado de los bosques y de las comunidades.

El pasado jueves 26 de abril, pese a la oposición de activistas, con 211 votos a favor, 85 en contra y 13 abstenciones, la Cámara de Diputados aprobó el dictamen que abroga la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable publicada el 25 de febrero de 2003 y reforma la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente.

Algunas asociaciones civiles se pronunciaron para celebrar la nueva Ley, ya que algunas de las demandas fueron atendidas por los legisladores. El Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS) contabilizó 156 modificaciones, respecto a la iniciativa original que presentó la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la Cámara de Diputados.

Entre los temas que la OSC aplaudió se encuentra la disminución de los costos económicos y de transacción en materia regulatoria de las actividades de aprovechamiento forestal. Estos criterios permitirán a las comunidades que aprovechan bosques y selvas atender problemas como incendios y plagas con mayor celeridad.

Sin embargo, la Ley integrada por 157 artículos divididos en ocho títulos prescindió de realizar una consulta entre los actores que se verán directamente beneficiados y/o perjudicados por su contenido: Las comunidades indígenas y equiparables.

“Es urgente para el Congreso de la Unión que el proceso legislativo contemple el derecho de las poblaciones indígenas y equiparables a ser consultadas antes de la aprobación de normas que les afectan. Establecieron que, al no cumplir el Congreso con este derecho, se genera una imposición de un marco legal sobre los pueblos, independientemente de si la norma en cuestión es positiva o no”, señaló el CCMSS a través de un comunicado.

Sergio Madrid, director del CCMSS, indicó que “el siguiente paso es trabajar en los vacíos y los temas que la ley no aborda y consolidar un buen reglamento para que la Ley impacte positivamente, y a la brevedad posible, el estado de los bosques y de las comunidades forestales”.

Mientras tanto, Ernesto Herrera Guerra, director de la organización civil Reforestamos, afirmó que la Ley supone “un paso adelante para el impulso del manejo forestal sustentable en México y para el fortalecimiento de las comunidades que habitan los bosques y selvas del país”. No obstante, reconoció que “como cualquier instrumento normativo, es perfectible”. También señaló la necesidad de trabajar para lograr que el reglamento de la nueva Ley “esté a la altura de lo logrado en el Congreso”, por lo que adelantó que la ONG está dispuesta a colaborar en su desarrollo.

LA LEY FAVORECE LA BIOPIRATERÍA 

En entrevista para SinEmbargo, Gustavo Sánchez​ Valle, presidente del consejo directivo de la la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales (Red Mocaf), insistió en que los pueblos y comunidades rurales se verán afectadas con la biopiratería, definida como el aprovechamiento y uso de recursos biológicos, genéticos y forestales por parte de terceros, para fines comerciales, de investigación y biotecnología, sin tener el consentimiento previo de los pueblos indígenas, quienes son los guardianes de la biodiversidad.

“La biopiratería perjudica de manera directa a pueblos indígenas, quienes a través de ejidos y comunidades son quienes tienen derecho sobre los recursos naturales”, dijo.

Para dar sustento a sus palabras, el activista hizo una comparación entre lo establecido en la Ley vigente y la que está recién aprobada y requiere únicamente del aval del Presidente Enrique Peña Nieto para su publicación en el Diario Oficial de la Federación (DOF):

La Ley de 2003 señala en el Artículo 102 que si los conocimientos de los pueblos y comunidades indígenas sobre los recursos biológicos forestales pretenden ser aprovechados, será necesario reconocer la propiedad de ese conocimiento y presentar un convenio entre el solicitante de la autorización y la comunidad titular del conocimiento, “en el que se acredite que se cuenta con el consentimiento previo, expreso e informado de ésta”. No obstante, señala el mismo artículo, el permiso podría ser cancelado si se encuentra que los requisitos no fueron cumplidos.

La Ley aprobada recientemente, por el contrario, abre candados y favorece la impunidad, según Sánchez Valle, pues el Artículo 87 de la nueva Ley omite justamente el tema de la revocación del permiso.

El defensor ambientalista señaló que en el país ya han ocurrido casos en los que empresas, algunas extranjeras, se adjudican el conocimiento ancestral de las comunidades indígenas. Para muestra, no basta un botón:

–Una nota informativa publicada en el periódico La Jornada en mayo de 2008, da cuenta del caso de biopiratería conocido más antiguo el país: El del árbol de chicozapote, de donde se saca el chicle. La Planta fue extraída de México por una empresa trasnacional de Estados Unidos, la cual cuenta con la patente desde el año 1869.

–En 1994, Larry Proctor, dueño de la empresa POD-NERS, con sede en Colorado, Estados Unidos, adquirió un costal de semillas de frijol en el estado de Sonora. Después, tras cultivar en su país, el hombre buscó la patente y la conservó durante dos décadas. Finalmente, después de un largo camino de apelaciones, la patente del nombrado frijol enola, le fue retirada.

–Hace casi dos décadas, en 1999, un grupo de once organizaciones indígenas se pronunció para intentar detener las actividades de un programa de bioprospección en el estado de Chiapas, mismo que contó con un financiamiento de más de 2 millones de dólares por parte del Gobierno de Estados Unidos. Tras una serie de protestas de organizaciones indígenas, el plan de la Universidad de Georgia que tenía prevista una duración de 5 años para recolectar y estudiar miles de plantas y microorganismos usados en la medicina tradicional de las comunidades mayas, finalmente fue declarado inviable.

“La nueva Ley deja más laxa la regulación en materia de recursos biológicos y genéticos. Es un gran riesgo el que se está abriendo. Los interesados que pueden ser extranjeras se pueden llevar el material a otros países. Se abre un abanico bastante amplio de intereses comerciales e industriales que se puedan tener sobre estos recursos […] Le están quitando los dientes a la legislación para que haya impunidad. Vuelven tortuoso el camino de los indígenas para reclamar sus derechos y le ponen el camino más llano a quienes tienen intereses. Están alentando la biopiratería”, advirtió el activista.

Las mineras amenazan bosques y selvas de México: estudio; hay 895 proyectos, 44% sobre vegetación

viernes, noviembre 17th, 2017

El análisis en el que participaron Sergio Madrid Zubirán, Marcela Ximena Ortiz Aranda y Ariadna Ortega, con información de Cartocrítica, revela que en el país hay 895 proyectos mineros de los cuales el 44 por ciento se encuentran en áreas cubiertas por vegetación forestal.

Los bosques son los más afectados, ya que representan el 58 por ciento de la superficie forestal concesionada y los estados en los que se refleja el mayor daño son Jalisco, con 41 concesiones; Chihuahua, con 53; Durango, con 32; Sonora, con 56 y Sinaloa, con 78, que en conjunto suman 8.4 millones de hectáreas.

Ciudad de México, 17 de noviembre (SinEmbargo).- Las concesiones mineras –con apoyo del Gobierno– amenazan el manejo forestal sostenible de los bosques y selvas en México y la situación genera problemas ambientales y sociales en las comunidades, revela un análisis realizado por el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS) con apoyo de Cartocrítica.

Hoy en día, desde nuestra lectura, hay un favoritismo muy claro hacia el desarrollo de la industria minera y no se le da valor al trabajo que desarrollan las comunidades”, criticó Sergio Madrid Zubirán, director del CCMSS, en entrevista para SinEmbargo.

La investigación “Territorios forestales comunitarios amenazados por la minería en México” señala que en el país existen 64.5 millones de hectáreas de bosques y selvas, de las cuales el 22.56 por ciento está concesionado a proyectos mineros, tanto de empresas nacionales como internacionales.

El análisis aclara que el hecho de que exista una concesión no quiere decir que haya un proyecto en marcha, pero “el acto de autoridad de otorgar una concesión sobre un territorio es en sí mismo un elemento que atenta contra los derechos de los legítimos propietarios de la tierra y genera una enorme incertidumbre”.

El informe en el que participaron los investigadores del CCMSS Sergio Madrid Zubirán, Marcela Ximena Ortiz Aranda y Ariadna Ortega, con información de Cartocrítica, revela que en el país hay 895 proyectos mineros de los cuales el 44 por ciento se encuentran en áreas cubiertas por vegetación forestal, es decir, los aproximadamente 390 que están dentro de los bosques ya se encuentran en fase de exploración, desarrollo o explotación, explicó Ortiz.

Los bosques son los más afectados, ya que representan el 58 por ciento de la superficie forestal concesionada y los estados en los que se refleja el mayor daño son Jalisco, Chihuahua, Durango, Sonora, y Sinaloa, que en conjunto suman 8.4 millones de hectáreas.

Madrid Zubirán destacó que las comunidades y ejidos juegan un papel de suma importancia en la conservación y la protección de los bosques y los recursos naturales en México.

En diversas ocasiones, la organización civil ha destacado la importancia del manejo forestal comunitario, ya que actualmente, el 70 por ciento de los bosques mexicanos se encuentra precisamente bajo el resguardo de los pueblos. El informe sostiene que el país cuenta con 11 mil 843 núcleos agrarios forestales, pero 4 mil 997 de ellos tienen alguna fracción de su territorio bajo concesión.

Madrid Zubirán indicó que en la mayoría de los sitios boscosos la gente vive en alto nivel de marginación, con pocos servicios y nula atención gubernamental, por lo que además de brindar protección a los ecosistemas, realizan actividades forestales como modo de subsistencia.

“Los bosques son parte de los medios de vida de cerca de 12 millones de personas que habitan en las comunidades forestales en México y gran parte de la economía de dicho sector de la población mexicana está vinculada con las actividades forestales. El bosque proporciona una extensa gama de productos que pueden ser aprovechados, entre ellos, plantas medicinales, madera para construcción, resina para la producción de tíner y pintura, entre otros”, señaló.

En la siguiente tabla, el análisis enlista algunos conflictos entre mineras y comunidades agrarias propietarias de terrenos forestales:

Varios ejidos forestales que a lo largo de al menos 25 años han trabajado en el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales se han visto afectados por el traslape de sus territorios con una concesión minera. Algunos de ellos han sobresalido por sus esfuerzos en favor del manejo forestal sustentable y han recibido la certificación internacional del Forest Stewardship Council (FSC), reconocida internacionalmente por tomar en cuenta altos estándares en los temas ambiental, social y económico. A continuación algunos ejemplos:

El marco legal, en teoría, obliga a las autoridades mexicanas a respetar los derechos de los pueblos indígenas y comunidades equiparables, no obstante, en la práctica, las mineras y el propio Gobierno impulsan proyectos mineros sin importar que se vulneren sus derechos.

Por otro lado, la Ley Minera está redactada en favor del desarrollo de la minería, sin tomar en cuenta otros elementos como es el cuidado del medio ambiente y el respeto a los derechos de los dueños de las tierras, en este caso, las comunidades, reprochó el líder del Centro Civil.

“El Gobierno Federal ha hecho todo en favor del desarrollo minero, pensando en los beneficios para la economía nacional, pero sin tomar en cuenta los enormes impactos negativos ambientales y sociales que pueda tener en las regiones. Las administraciones de los señores [Vicente] Fox, [Felipe] Calderón y [Enrique] Peña Nieto parecerían una continuidad. Particularmente en estos 17 años, a partir del 2000 que se emprende esta política en favor del desarrollo de la minería, sin importar los impactos que puedan causar en el medio ambiente y en las comunidades campesinas”, recriminó.

ÁREAS NATURALES ¿PROTEGIDAS?

A la fecha, destaca el análisis, las autoridades impulsan políticas públicas desarticuladas que no permiten “avanzar genuinamente hacia la sustentabilidad”, ya que las concesiones mineras se empalman incluso con Áreas Naturales Protegidas (ANP), con predios que reciben un Pago por Servicios Ambientales (PSA) o con territorios que tienen aprovechamiento forestal maderable (AFM).

En territorios de ANP federales, por ejemplo, hay 2 mil 521 concesiones mineras; 3 mil 742 en áreas de AFM; mientras mil 243 en predios con PSA.

Al respecto, Madrid Zubirán declaró que es notoria una política pública “sin un proyecto y sin coordinación hacia el sector rural: Por un lado, hay un esfuerzo gubernamental por el cuidado del medio ambiente y de los recursos naturales, pero de manera paralela, toma mucha más velocidad el otorgamiento de concesiones. Vemos como sociedad acciones contradictorias en el cuidado del medio ambiente”.

En el mismo sentido, la investigadora Ortiz Aranda criticó que “mientras en un lugar el Gobierno está promoviendo pago por servicios ambientales y que haya un aprovechamiento forestal, por el otro está entorpeciendo el trabajo de las comunidades [con el otorgamiento de concesiones mineras]”.

Ante este panorama, subrayó la enorme importancia que tienen los bosques, debido a la biodiversidad que albergan y a la función que desempeñan en retienen y almacenar bióxido de carbono, con lo que contribuyen a mitigar el cambio climático.

Finalmente, Madrid Zubirán aseguró que el próximo Gobierno mexicano tiene los siguientes retos por desafiar:

• Establecer mecanismos que le permitan a los ejidos y comunidades forestales acceder a información pertinente y oportuna con la que puedan tomar decisiones informadas sobre su territorio.

• Avanzar hacia la modificación del artículo sexto de la Ley Minera, de tal manera que se elimine el carácter preferente de dicha actividad.

• Generar en las instituciones gubernamentales el compromiso de impulsar políticas públicas y actos de autoridad para las regiones forestales de manera articulada y coordinada, siguiendo principios de respeto a los derechos de las comunidades, sustentabilidad ambiental y uso sostenible de los recursos naturales.

• La obligatoriedad del cumplimiento del principio de “consentimiento, libre, previo e informado” para la realización de cualquier proyecto extractivo en territorios ejidales y comunitarios.