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Esta mierda me supera, la novela de Charles Forsman que relata los tormentos del autorechazo

sábado, julio 13th, 2019

Sydney discute continuamente con su madre, no consigue superar la pérdida de su padre y, para colmo, las espinillas y los cambios propios de la pubertad empiezan a aparecer en su cuerpo. A todo ello hay que sumarle el amor no correspondido de su mejor amiga, que según palabras del personaje es “un mierda seca de manual” que no tiene reparo en llamarla “bollera” cada vez que se cruza con ella.

Por José Antonio Luna

Madrid, 13 de julio (ElDiario.es).- “Querido diario: que te den por culo. Es broma. No sé qué coño escribir aquí”. Son las primeras líneas en la libreta personal de Sydney, una joven de 15 años que se define a sí misma como “una aburrida chica blanca superflaca“. Trasladar los sentimientos al papel es complicado, pero lo es más cuando ni siquiera se tiene claro qué se siente. Y eso es justo lo que le ocurre a esta protagonista: no tiene ni idea de cómo sobrevivir en una montaña rusa de emociones.

Esta mierda me supera (Roca Editorial) es la última obra de Charles Forsman, autor de la historieta The End Of The Fucking World que se convirtió en todo un fenómeno gracias a su adaptación de Netflix. Esta novela gráfica intentará seguir la estela marcada por su predecesora, y por eso también contará con una adaptación televisiva que está prevista para 2020 en la misma plataforma de streaming

Todavía no sabemos si se convertirá en una comedia negra tan bien llevada como la anterior, pero lo cierto es que en las páginas de esta publicación se encuentran todos los ingredientes necesarios para que así sea. El autor ha dejado de lado la idea de una road movie a través de viñetas, aunque hay un rasgo fundamental que se mantiene: la de ser un adolescente incomprendido.


Sydney discute continuamente con su madre, no consigue superar la pérdida de su padre y, para colmo, las espinillas y los cambios propios de la pubertad empiezan a aparecer en su cuerpo. A todo ello hay que sumarle el amor no correspondido de su mejor amiga, que según palabras del personaje es “un mierdaseca de manual” que no tiene reparo en llamarla “bollera” cada vez que se cruza con ella.

“La adolescencia fue una etapa de mi vida con mucho dolor y aislamiento”, dijo Charles Forsman a ElDiario.es Por eso, no es de extrañar que vuelva a un tema que vivió en sus propias carnes y del que todavía queda por explorar. De hecho, una de las novedades es que el historietista ha añadido ciertos elementos sobrenaturales que le distancian de su habitual naturalismo. Sydney tiene un tipo de “superpoder” muy particular.

Es capaz de hacer daño a los demás con la mente, como una especie de psicoquinesis no controlada. Le ocurre de forma espontánea en dos ocasiones: cuando le insultan y cuando está a punto de tener un orgasmo. Si lo hace, se activan los poderes, se desmaya y despierta en un lugar aleatorio. “Es un poco mierda. Porque siempre estoy cachonda perdida”, lamenta ante su incapacidad de llegar al éxtasis antes de que aparezcan sombras negras a su alrededor.

Se distancia de esta forma del prototipo de superheroína, como puede ser Eleven de Stranger Things, que representa la estructura clásica de aprender a utilizar sus surrealistas habilidades para luchar por el bien. Aquí Sydney no comprende lo que ocurre y tampoco tiene demasiado interés por hacerlo. Lo que al final le preocupa es lo que a todo adolescente: sentirse integrado en una sociedad que continuamente rechaza lo que eres.

Por esta razón, lo que se presenta como un superpoder para Sydney es en realidad un calvario de aquello que desea y realmente no puede: no sufrir cada vez que le llaman “bollera” y tener relaciones con alguien sin sentirse incompleta. Forsman deja de lado toda nostalgia por el tiempo pasado y aborda el tránsito a la adultez de una forma más bien pesimista, como una etapa llena de frustraciones producidas por los cambios físicos y mentales.

PROBLEMAS QUE NO SE PUEDEN VERBALIZAR

The End Of The Fucking World mezclaba dos emociones a priori contradictorias: la violencia con el amor. Las metía en una coctelera y el resultado era una dramedia siniestra y tierna a partes iguales. En una escena podíamos ver a su protagonista meter la mano en la trituradora y en la siguiente intentando abrazar a su acompañante (probablemente sin éxito).

Sin embargo, Esta mierda me supera carece matices adorables. Todo lo que le ocurre a Sydney está bañado por la impotencia, ya se mueva en el ámbito familiar o en el amoroso. Al igual que ocurre en cómics como Paciencia o Ghost World, el conflicto gira en torno a la insuficiencia para traducir en palabras los sentimientos. La joven no solo es que tenga miedo a afrontar el futuro o a decepcionar a la gente que le rodea, sino que es incapaz de verbalizar estas dudas.

En cierto modo es ahí donde radica la esencia de series como BoJack Horseman: en mostrarnos que el estado de depresión no está causado por una razón concreta. A veces, aparecen las lágrimas cuando ni siquiera quien llora puede entender por qué lo hace, justo como le ocurre a Sydney.

De nuevo, el discurso se apoya en dibujos simples con el que mantiene el aura de fanzine de sus primeras publicaciones. Las emociones complejas son representadas con trazos sencillos, una tendencia que no parece ser nada nueva. “Es la misma razón por la que a la gente le gustaba Snoopy, de Schulz. Usó un estilo simple, pero fue capaz de representar emociones humanas complicadas”, explicó el autor a este periódico.

Puede que la conclusión de esta novela gráfica resulte brusco y desesperanzador. Quizá demasiado. Pero de lo que no queda duda es de la capacidad de Forsman para convertirse en cronista de la angustia de ser adolescente y diferente en un mundo donde lo que prima es la norma de lo habitual.

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El cómic de Charles Forsman Esta mierda me supera será adaptado en una serie de Netflix

miércoles, julio 3rd, 2019

La serie de Netflix adoptará el título original del cómic, I Am Not Okey With This, y contará en la dirección con Jonathan Entwistle, que ya estuvo al frente de The End of the Fucking World. Estará protagonizada por Sophia Lillis y Wyatt Oleff, un reparto del agrado de Forsman.

Por Pablo Gracia

Madrid, 3 de julio (EFE).- Esta mierda me supera es el último cómic de Charles Forsman, y Netflix ya prepara una serie sobre la obra, tras el éxito que alcanzó la adaptación televisiva de The End of the Fucking World, la primera novela gráfica del autor estadounidense.

Con Esta mierda me supera, que acaba de publicarse en España de la mano de Roca Editorial, Forsman ahonda en su interés por retratar las frustraciones de la adolescencia y, aunque el autor reconoce que su trabajo “a veces es involuntariamente cómico”, su última novela gráfica ofrece una nueva aproximación a los desencantos de la pubertad con un relato que “es más drama que otra cosa”, según ha explicado a Efe.

La serie de Netflix adoptará el título original del cómic, I Am Not Okey With This, y contará en la dirección con Jonathan Entwistle, que ya estuvo al frente de The End of the Fucking World.

Estará protagonizada por Sophia Lillis (It, El sueño de una noche de verano) y Wyatt Oleff (It, Guardianes de la galaxia), un reparto del agrado de Forsman, que cree que “la amistad en la vida real” de ambos intérpretes favorecerá “la autenticidad en la serie”.

“Esta mierda me supera” sigue los pasos de Sydney, una quinceañera depresiva, enamorada de su mejor amiga e incapaz de convivir con su madre. Sydney, además, esconde un secreto más allá de sus problemas: es capaz de transformar toda su rabia contenida en manifestaciones de dolor físico hacia los demás.

“Había estado haciendo muchas historias de género adolescente y pensé que sería interesante introducir un elemento sobrenatural en mis cómics”, cuenta Forsman, que se formó en el prestigioso Center for Cartoon Studies de Vermont y ha ganado en tres ocasiones los premios Ignatz, que reconocen la excelencia en el ámbito del cómic independiente.

El autor admite la influencia de la película Scanner (David Cronenberg, 1981) a la hora de incluir en la trama poderes telequinéticos, ya que “Scanner es una de las mejores películas sobre mutantes y quería hacer mi propia historia sobre X-men, aunque más centrada en la ansiedad y no tanto en héroes”.

Como ya hiciera con The End of the Fucking World, Forsman recurre a un estilo minimalista que bebe “de las primeras tiras cómicas de la prensa norteamericana”.

Aplaude “el trabajo que Netflix hizo con The End of the Fucking World” y confiesa “no preocuparse demasiado con los detalles de la adaptación”, aunque reconoce que su “mayor miedo está en que el tono de la serie se aleje de lo que expreso en mis páginas”.

Un tono que en principio “estaba pensado para un público adulto”, pero que con la adaptación televisiva de The End of the Fucking World ha sido descubierto y aceptado por el público joven, “lo que de alguna manera valida las historias, porque significa que están sonando como ciertas para los adolescentes”, según su autor.

Charles Forsman presenta en España el cómic de The End Of The F***ing World

viernes, julio 6th, 2018

Charles Forsman presenta en España el cómic de The End Of The F***ing World, serie que se ha convertido en todo un fenómeno en Netflix y de la cual se anunció, recientemente, una segunda temporada.

Por José Antonio Luna
Ciudad de México, 6 de julio (ElDiario.es/SinEmbargo).- The End Of The F***ing World es la dramedia de Netflix con la que deberíamos haber empezado el año. James y Alyssa son los Bonnie y Clyde o los Thelma y Louise de una nueva generación, pero no solo protagonizan una historia más de amor en la carretera. Su viaje se sitúa a medio camino entre un puñetazo en el estómago y una suave caricia, sin reparos cuando se trata especialmente de lo primero. Aunque si la adaptación televisiva es negra, el fanzine original lo es todavía más.

La historia fue escrita y dibujada por Charles Forsman en 2013, año en el que, como indica en su página, también consiguió alzarse con varios premios y colarse entre diversos rakings de los mejores cómics. Sin embargo, es ahora cuando ha alcanzado su mayor reconocimiento. Ha pasado de ocupar las estanterías para convertirse en píldoras audiovisuales de menos de 20 minutos, trasladando a la pequeña pantalla la esencia de la historia original publicada en “Oily Comics”.

The End Of The Fucking World ha dejado de ser un título desconocido para convertirse en tendencia mainstream a través de redes sociales, donde demuestra su poderío a base de memes. Por ello, teniendo en cuenta a los devotos del papel, Roca Editorial ha aprovechado el tirón para publicar la edición española de las aventuras creadas por Forsman. Un road trip, pero a través de viñetas.

La serie se ha convertido en tendencia mainstream a través de redes sociales. Foto: ElDiario.es

¿En qué momento esta historieta indie termina convirtiéndose en una serie de Netflix? “Nunca se me pasó por la cabeza. Soy un dibujante y hacer estas revistas en mi estudio está muy alejado del mundo de la televisión y del cine”, confiesa a eldiario.es el autor de The End Of The Fucking World.

Para Forsman, la vida no ha cambiado demasiado tras la adaptación, solo obtuvo “algo de reconocimiento online y, por supuesto, un poco más de dinero”. A pesar de ello, añade que “la gente está más impresionada por la serie de televisión” que en él como dibujante, algo que, según este, “era de esperar”.

“La gente está más impresionada por la serie de televisión que en mí como dibujante, algo que era de esperar”, señala el autor. Foto: Especial

Imagen: Especial

La miniserie protagonizada por Alex Lawther (James) y Jessica Barden (Alyssa) vuela más allá del cómic y se ha permitido modificar algunos elementos de la obra de Forsman, quien confiesa que “le encantó” el resultado audiovisual. Continúa diciendo que “sabía que estaban haciendo un buen trabajo”, pero que “no esperaba” enamorarse tanto de esta versión. “Es un poco más dulce que mi cómic, pero es alentador ver a tantas personas conectadas con la historia”, matiza.

Esas partes “más dulces” a las que se refiere el dibujante se dejan entrever desde el mismo título, censurado por Netflix para ocultar la palabra fucking. No obstante, el dibujante aclara que también existe una versión del cómic camuflando ese mismo insulto. “Ya es bastante difícil conseguir que la gente que no está familiarizada con los cómics termine comprándolos, así que quise eliminar esa barrera”, menciona.

Para Forsman, la vida no ha cambiado demasiado tras la adaptación, solo obtuvo “algo de reconocimiento online y, por supuesto, un poco más de dinero”. Foto: ElDiario.es

No es la única diferencia. Mientras que el James de la serie mete su mano en una freidora “solo para ver si así sentía algo”, el del cómic es mucho más gore: la introduce en la trituradora de la basura y acaba sin dedos. El epílogo tampoco es el mismo. La producción televisiva deja la trama abierta, dando pie a una posible segunda temporada, pero el fanzine aporta algo más. “No quería que fuera un final tan abrupto y realmente me enamoré de Alyssa, así que quería mostrar lo mejor de su vida después de James”, explica Forsman.

Pero que sea distinto no quiere decir que alguno de los dos formatos sea mejor (o peor) que el otro. De hecho, ciertos momentos brillan especialmente al trasladarse al ámbito audiovisual, donde además de la imagen se incluye otro elemento: el sonido. “Creo que la escena del baile que aparece cuando irrumpen en la casa se hizo aún más poderosa, porque puedes escuchar la música y es más fácil representar la alegría en pantalla”, opina el artista.

EMOCIONES COMPLEJAS CON TRAZOS SIMPLES
The End Of The Fucking World tiene el mérito de mezclar dos emociones a priori contradictorias: la violencia con el amor. Pero, ¿cuál de las dos es más importante? Forsman cree que “ambas lo son”. Por un lado está la oscuridad, que el dibujante confiesa que “tenía en la cabeza cuando era adolescente”, ya que fue un momento de su vida en el que experimentó “mucho dolor y aislamiento”. Por otro lado están los momentos dulces entre James y Alyssa, una parte que su creador considera “muy importante” porque al fin y al cabo es lo que “la mayoría de humanos necesita o busca”.

Llama la atención que tales sentimientos, con la complejidad que conlleva representarlos, estén ilustrados con sencillas líneas que no por ello dejan de estar cargadas de significado. “En eso consiste la caricatura, ¿no?”, se pregunta Forsman de forma retórica. “Es la misma razón por la que a la gente le gustaba Snoopy, de Schulz. Usó un estilo simple, pero fue capaz de representar emociones humanas complicadas”, dice el artista gráfico.

The End Of The Fucking World tiene el mérito de mezclar dos emociones a priori contradictorias: la violencia con el amor. Foto: ElDiario.es

Otro aspecto que destaca es la representación de unos roles que escapan de los tabúes y los clichés en favor de la naturalidad, ya sea para hablar de la menstruación o de relaciones homosexuales. Ni James es el típico “hombre salvador” ni “Alyssa” es la típica mujer débil convertida en complemento de un road trip. “Decidí representar a estos personajes como humanos. No consideré si esto es lo que un hombre o una mujer haría”, argumenta el diseñador.

“Con trece años y medio encontré un gato en el bosque. Lo reventé con una piedra. Después de aquello maté a más animales. Los recuerdo todos”, revela James en las primeras páginas del cómic. Lo que comienza con un sociópata nihilista y peligroso, un Dexter Morgan en potencia, acaba convirtiéndose en una obra con sabor agridulce similar a Amor a quemarropa.

Paradójicamente, esa parte agria de la mezcla también resulta reconfortante. ¿Continuará la trama? Forsman asegura que por su parte “no habrá otro cómic”, pero que en cuanto a la serie no está tan claro. “Tendrás que esperar para verlo”, concluye. Según ha revelado Netflix, quizá no haya que esperar tanto para comprobarlo.

“Con trece años y medio encontré un gato en el bosque. Lo reventé con una piedra. Después de aquello maté a más animales. Los recuerdo todos”, revela James en las primeras páginas del cómic. Foto: ElDiario.es

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