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Cárteles latinoamericanos usan métodos ingeniosos para mandar droga hasta Oceanía

miércoles, mayo 18th, 2022

En su búsqueda por penetrar de manera más consistente la frontera final de los mercados de cocaína, los traficantes latinoamericanos han sentado los fundamentos de envíos de cocaína más efectivos hacia Australia.

Por Scott Mistler-Ferguson 

Ciudad de México, 18 de abril (InsightCrime).– La cocaína hallada alrededor de las costas de Australia ha llamado la atención sobre una variedad de métodos aparentemente utilizados para contrabandear la droga desde Suramérica.

El 15 de mayo, dos hombres fueron arrestados en Port Hedland, una remota ciudad costera en el noroeste de Australia, en posesión de 320 kilogramos de cocaína, según un comunicado de prensa de la policía. Los hombres fueron encontrados en una autocaravana repleta de drogas, cuyo valor en las calles se estima en unos 90 millones de dólares; según los informes, los hombres tenían la intención de vender la droga en gran parte del país.

Los dos sospechosos alquilaron un bote y navegaron 28 kilómetros mar adentro en dos ocasiones la semana pasada, probablemente para recibir la droga, según el informe. El bote fue visto junto a un carguero de gran tamaño desde el que aparentemente se hizo entrega de la cocaína.

El 9 de mayo, se hallaron cerca de 54 kilos de cocaína en paquetes en las orillas del río Hunter, una isla que hace parte del extenso puerto de Newcastle en Australia.

Las autoridades localizaron los paquetes al sacar del agua a un buzo inconsciente, quien, a pesar de los esfuerzos de los paramédicos murió, según recogió el The Sydney Morning Herald.

El buzo fue hallado con un equipo de buceo avanzado, que incluía un rebreather, que permite a los buzos permanecer más tiempo bajo el agua, reduce sus niveles de ruido y no libera burbujas.

Los medios locales especularon que el individuo podía estar recuperando la cocaína que alguien había soltado de un buque mercante llegado poco antes de Argentina. Esas denuncias están en línea con casos previos en los que el país del cono sur ha servido como punto de despacho de cargamentos de cocaína con destino a Oceanía.

Solo un mes antes, la Policía Federal Australiana rompió el récord regional con el decomiso de drogas más grande del sur de Australia, al descubrir 416 kilos de cocaína que fueron dejados caer desde un buque de carga.

Newcastle, a su vez, ya ha llenado titulares por su rol en el tráfico de cocaína de Australia, después de ser testigo de un decomiso de 1,89 toneladas en 2020, el decomiso más grande registrado en el país, y que fue localizado a bordo de un barco pesquero frente a la costa de la ciudad portuaria.

ANÁLISIS DE INSIGHT CRIME 

En su búsqueda por penetrar de manera más consistente la frontera final de los mercados de cocaína, los traficantes latinoamericanos han sentado los fundamentos de envíos de cocaína más efectivos hacia Australia.

Un destino excepcionalmente lucrativo, los precios promedio por kilo han subido en los últimos años, con cifras reportadas por la Comisión Australiana de Inteligencia Criminal hasta de 278 mil dólares en 2021, más del triple de lo que se observa en los mercados europeos.

Más de tonelada y media de mariguana, metanfetaminas, cocaína y otras drogas fueron incineradas en 2019 al interior de las instalaciones de la 22 Zona Militar del Estado de México.

Los traficantes latinoamericanos han sentado los fundamentos de envíos de cocaína más efectivos hacia Australia. Foto: Crisanta Espinosa Aguilar, Cuartoscuro

Esto permite compensar los costos incurridos por la gran distancia y la pericia logística requerida para llevar la cocaína a tierra por debajo. Esas empresas requieren no solo los esfuerzos de organizaciones poderosas, como el Cártel de Sinaloa, de México, y Los Urabeños, de Colombia, sino también una relación de cooperación con grupos criminales locales para recibir, almacenar y distribuir la sustancia en mercados al por menor.

La región de Oceanía, Australia y Nueva Zelanda representa más del 90 por ciento del mercado de cocaína, según un nuevo informe de las Naciones Unidas sobre tendencias globales en materia de narcóticos.

InSight Crime habló con el doctor John Coyne, jefe de vigilancia estratégica y policía del Centro de Políticas Estratégicas de Australia, sobre las relaciones que estos grupos han creado para alimentar la creciente demanda de cocaína.

Por tradición, ese mercado ha sido “extremadamente amorfo”, señala Coyne. “Las bandas de motociclistas al margen de la ley son un componente crítico de las estructuras de distribución de narcóticos al menudeo a nivel nacional”, explicó. Sin embargo, organizaciones criminales italianas, de Medio Oriente y chinas mantienen su dominio en el mercado de cocaína sin que haya ningún aliado comprador dominante que los latinoamericanos puedan elegir.

En contraste, ni los carteles mexicanos ni los grupos suramericanos tienen una presencia fuerte en Australia, lo que los obliga a colaborar con los distribuidores locales. “Creo que están relacionados, pero es muy débil la relación en el terreno”, declaró Coyne y agregó que los traficantes latinoamericanos siguen estando “muy debajo del radar y muy en los niveles más altos de distribución y ventas y nunca ponen las manos en alguna transacción”.

La región de Oceanía, Australia y Nueva Zelanda representa más del 90 por ciento del mercado de cocaína. Foto: Cortesía.

Usar el puerto de Newcastle es el punto fácil para la entrada de cocaína. A unas dos horas al norte de uno de los mercados de drogas más grandes del país, Sídney, es la zona que alberga las instalaciones para uno de los nodos marítimos de mayor tráfico de Australia y el mayor puerto de carbón del mundo.

Coyne también resaltó que el puerto carece de las dotaciones de seguridad de Puerto Botany, el otro puerto a escala industrial de la región. “Hay una leve vulnerabilidad allí en contraste con otros puertos y es la gran cantidad de tráfico de veleros en los que puede ocultarse las importaciones”, declaró. Ese aspecto hace de Newcastle un destino natural para los traficantes.

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Entrevista | Cárteles de EU son los más ricos y poderosos, por eso nunca se les menciona: Hijo de Pablo Escobar

domingo, enero 22nd, 2017

¿Asesino, narcotraficante y terrorista… o Robin Hood y última esperanza de los desheredados? Juan Pablo Escobar, que tuvo que convertirse en Sebastián Marroquín para librarse del estigma de ser hijo del capo Pablo Escobar, relata en una entrevista exclusiva a RT los secretos sobre la vida y muerte de su padre, explica cómo funciona el mundo del narcotráfico y cómo es que la droga “se usa en Latinoamérica para financiar la violencia, y fuera, para financiar las fiestas”.

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Ciudad de México, 22 de enero (SinEmbargo/RT).- Juan Sebastián Marroquín, seudónimo empleado por Juan Pablo Escobar tras la muerte de su padre Pablo Escobar, ha revelado a RT el verdadero papel que juega Estados Unidos en el negocio del narcotráfico. “Si el negocio de la droga funciona de verdad es porque los cárteles latinoamericanos son muy ricos, pero son los más pobres de la línea del narcotráfico”, afirma el hijo del narco más buscado en la década de los 90. A su juicio, “los más ricos son los cárteles de los que nunca se habla”. “¿Alguna vez ha escuchado hablar de quién es el jefe del cártel de Miami, de Nueva York, de Los Ángeles o de Chicago?”, se pregunta.

“ESE DINERO NUNCA ABANDONA EU”

“Parece que los narcos colombianos fabrican la droga, la llevan a EU. y… ¿Se la compran a sí mismos, se la fuman ellos mismos? Así no es el negocio”, revela Escobar. El hijo del difunto narco explica que, por el contrario, los norteamericanos compran la droga a los cárteles latinoamericanos y quintuplican su valor “porque la cortan”. “Lleva un kilo de alta pureza y el narcotraficante gringo lo convierte en 5-8 kilos. Le paga 20 mil – 30 mil al latinoamericano, pero hace 200 mil – 300 mil con el kilo que se queda, y ese dinero nunca abandona EU.”, sostiene.

Escobar explica que, aunque después del 11-S se incrementaran los controles de manera acusada, “la droga no subió de precio y no faltó en las calles, es decir, que la ven pasar y la dejan pasar”. “Hay una enorme hipocresía que rodea a este negocio y que muy cómodamente tiene llenos de dólares a los norteamericanos (…) la diferencia es que el dinero de la droga en Latinoamérica se usa para financiar la violencia, y allí parafinanciar las fiestas”, concluye.

“SIEMPRE HA HABIDO Y HABRÁ NARCOTRAFICANTES”

Juan Pablo Escobar asegura que siempre ha habido y habrá narcotraficantes que desafíen a la democracia en todo el mundo. “Hoy es ‘El Chapo’ [Guzmán], pero mañana será Pepe Pérez o no sabemos quién”, explica el hijo del mítico narco.

“Ese contexto prohibicionista es el garante de que la reaparición sistemática de personajes como Pablo Escobar, con la capacidad militar y económica para permear todas las estructuras de Estado y doblegarlo militarmente o a través de la corrupción o del miedo”, afirma. El hijo de ‘El Chapo’ sugiere “revisar esas reglas que están permitiendo y gestando la creación sistemática de narcotraficantes con las capacidades de desafiar la democracia”.

EL DESTINO DE UNA FORTUNA

Juan Pablo Escobar asegura que logró salvar su vida después de la muerte de su padre “pagando por ella”. “Nos tocó entregar absolutamente todo lo que mi padre nos había dejado como herencia, ya sean propiedades, obras de arte, dinero en efectivo, automóviles, motocicletas, todo tipo de vehículos, aeronaves, todo”, explica el hijo del difunto narcotraficante. Recuerda cómo todos esos bienes pasaron no solo a manos de “los enemigos” de su progenitor, que fueron a quitárselo todo “a punta de pistola”, sino también a las autoridades.

“Esa gran fortuna que él amasó, terminó sirviendo para financiar durante años a aquellos que lo buscaron para matarlo (…) no puedes negociar, simplemente te toca decir que sí a todo lo que te digan. Haces lo que sea con tal de salvar tu vida”, concluye.

¿CÓMO MURIÓ PABLO ESCOBAR?

Sobre la muerte de su padre, Juan Pablo Escobar asevera “manejar la versión real” de lo ocurrido, que -afirma- es incómoda tanto para EU como para Colombia. “Si le preguntas a los norteamericanos, ellos fueron los que, supuestamente, lo mataron y, si le preguntas a los colombianos, fueron las autoridades colombianas. La realidad que yo conozco es que ninguno de los dos fue”, afirma.

Según su versión “fue un grupo de mafiosos, los Pepes, que tenían la ayuda de las autoridades estadounidenses y colombianas”, aunque –explica– estas dos últimas “no participaron en el operativo en el que mi padre decidió finalmente quitarse la vida”.

“ESPERABAN QUE FUERA PABLO ESCOBAR 2.0”

Juan Pablo Escobar confiesa que todos esperaban que se convirtiera en el “Pablo Escobar 2.0”. “Era el camino más fácil para mí, ese era el que estaba marcado para mí. Pero yo nunca apoyé la violencia”, explica.

“Esa experiencia de ser millonario por esa vía de la ilicitud, ya la tuve por cuenta de mi padre, y nos trajo unas consecuencias que a día de hoy, a 23 años de su muerte, seguimos pagando”, explica. “Aprendí la lección de vida, lo tuve todo y fui dueño de nada; mientras más dinero teníamos, menos libertad teníamos y más pobres vivíamos”, añade.

Asimismo, Escobar critica las producciones de televisión que se han realizado sobre la historia de su padre y los mitos que han engrandecido la difícil vida de su familia. Sobre el triunfo del ‘No’ del plebiscito por la paz entre el Gobierno colombiano y las FARC, afirma no entender por qué le dieron a la población la oportunidad de votar por un acuerdo si “la paz debe llevarse siempre, sin consultarlo, porque la paz es lo más importante”.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE RT. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción.

ENTREVISTA | Estamos frente a un cambio histórico en la política de las drogas: Ioan Grillo

lunes, agosto 29th, 2016

El periodista inglés radicado en México presenta su libro Caudillos del crimen. De la Guerra Fría a las narcoguerras, donde pinta un mapa de los principales cárteles latinoamericanos. El contexto donde se desarrolla el negocio de las drogas es macabro y desolador. Sin embargo, el reportero abre una puerta de esperanza en la legalización de la marihuana que ha comenzado a darse en algunos lugares del mundo.

Ciudad de México, 29 de agosto (SinEmbargo).- El mapa de los cárteles latinoamericanos que ha pintado el periodista británico radicado en México Ioan Grillo es macabro y desolador. El autor del bestseller El Narco, investiga en este libro a diversas organizaciones delincuenciales del continente,  a través de un recorrido por los nuevos campos de batalla de la región.

Caudillos del crimen se centra en cuatro familias del crimen: el Comando Rojo en Brasil, la Shower Posse en Jamaica, la Mara Salvatrucha en Centroamérica y los Caballeros Templarios en México.

Grillo pone al descubierto diversas redes delictivas donde confluyen pandillas, mafias, escuadrones de la muerte y cultos religiosos. Uno de sus objetivos principales es interpretar los mecanismos de la violencia demente así como las motivaciones de los adictos al gatillo.

Mezcla de empresarios, terroristas y estrellas de rock, los caudillos del crimen lanzan los ataques propios de una guerrilla, operan como fuerzas políticas e intimidan gobiernos, combaten a sus rivales y se hacen cargo de una gran parte del comercio mundial de estupefacientes, armas y seres humanos.

En las favelas de Brasil, los “comandos” del crimen están en un combate urbano cuerpo a cuerpo contra la policía y contra sus rivales; se trata de un conflicto que ha causado más muertes incluso que la guerra del narco en México.

Honduras se ha convertido en uno los países con el índice más alto de asesinatos; ahí las pandillas de Maras desplazan a miles de personas, muchas de las cuales huyen a Estados Unidos como refugiados.

Los guetos de Kingston, Jamaica, son los campos de exterminio de las pandillas; además, esa ciudad cuenta con una de las mayores fuerzas policíacas homicidas en el mundo. La pregunta más importante es por qué América Latina se ha inundado con tanta sangre en los albores del siglo XXI.

“Este ya no es un problema que los políticos puedan darse el lujo de ignorar. La economía criminal ya afecta a la gente: la gasolina en tu carro, el oro en tus joyas, tus impuestos en pesos (o dólares o euros) que financian la guerra contra las drogas”, dice Grillo.

“La red de las cuatros familias criminales en este libro se extiende por todo el hemisferio, hasta todo tipo de lugares inesperados. Influye en el precio de los limones en los bares neoyorquinos, en agentes secretos británicos, estrellas de la Copa del Mundo, candidaturas para ser sede de las Olimpiadas, preguntas sobre el inicio de los motines de Londres. En verano de 2014 estuvo relacionada con 67,000 niños sin acompañantes que llegaron a la frontera sur de Estados Unidos, en lo que el presidente Barack Obama llamó una crisis humanitaria. Aunque no todos venían huyendo de las balas, algunos mostraron evidencia fehaciente de que los matarían si volvían a casa. Obtuvo menos publicidad con el hecho de que decenas de miles de adultos de la región también estaban llegando a la frontera sur para pedir asilo político. Hay quienes preguntan por qué importa que los países vecinos se derrumben. Ésta es una de las razones.”, agrega.

Ioan Grillo ha reporteado sobre Latinoamérica desde 2001 para medios internacionales, incluyendo Time Magazine, Reuters, The New York Times, CNN, The Associated Press, NewsHour de PRS, GlobalPost, Houston Chronicle y el Servicio Mundial de la BBC. Su primer libro, El narco: en el corazón de la insurgencia criminal mexicana, fue traducido a cinco idiomas y fue finalista del Premio Orwell y el Los Angeles Times Book Prize.

–Cuando investigabas para este libro, ¿no tenías miedo de estar mitificando a los grupos criminales de la droga?

–La cobertura de la delincuencia organizada en México y Latinoamérica presenta ese reto a los periodistas. Los conflictos de la violencia en el continente son nuevos, se debaten entre la guerra y el crimen. No hay reglas claras y ni los periodistas ni los políticos alcanzamos a dimensionar realmente estos conflictos. ¿Cómo debemos cubrir una narcomanta? ¿Debemos mostrar o no un cadáver, sobre todo cuando a veces son los propios grupos del crimen organizado los que dicen que asesinan a menudo para obtener publicidad? Entrevistando a los sicarios y a los jefes criminales, tanto encarcelados como los que están libres, me hizo entender que es necesario hablar con los asesinos para entender bien qué está pasando. El impacto en la política y en la vida de tanta gente que han tenido esos crímenes nos obliga a entender bien lo que sucede. Un libro no crea más delincuentes, mitifican más las series y las narconovelas que un libro y ni siquiera esos productos son culpables de esta realidad tan cruel. Hay causas más fuertes como la impunidad y el aislamiento social de muchos jóvenes, la falta de asistencia, de salud, de educación, que explican el fenómeno del narcotráfico y sus crímenes. En todo caso, con la narcoficción lo que puede suceder es que la gente crea que Teresa Mendoza, La Reina del Sur, La Reina del Pacífico, Sandra Beltrán y la actriz Kate del Castillo sean todas la misma persona (risas)

–Según tu libro, el crimen plantea un Gobierno paralelo. Por otro lado, uno piensa que es una decisión política la que puede acabar con esto…

–Bueno, no diría un Gobierno paralelo sino un poder paralelo. La diferencia tal vez resulte sutil pero es importante. No es un control como el que tiene el Estado islámico en muchos territorios. En los pueblos latinoamericanos tomados por el crimen organizado, el Gobierno todavía entra –a veces armado hasta los dientes-, todavía cobra impuestos, recoge la basura, cobra la luz. El crimen tiene allí otro poder, al decidir quién entra o sale del pueblo y tener cooptados en muchos casos a la policía y a los políticos locales. El sicariato es una fuerza armada paralela y controla gran parte de la economía local mediante la extorsión y haciéndose cargo de la agricultura. Ahora bien, no se trata de una decisión política exclusiva que pueda acabar con el crimen organizado. En México, por ejemplo, el Estado es totalmente corrupto, pero esa trama de corrupción es muy compleja, es por capas, no es que el Gobierno de manera vertical esté ligado directamente al crimen. El mismo Estado se encuentra fracturado por intereses en contrario. Cuando el Gobierno manda el ejército a un lugar dominado por los sicarios, ¿qué sucede?, que los sicarios se esconden y vuelven a salir cuando el ejército ya no está. Es la estrategia de la guerrilla, aunque la guerrilla tiene intereses muy distintos a los de los cárteles.

Un mapa del crimen en Latinoamérica. Foto: Especial

Un mapa del crimen en Latinoamérica. Foto: Especial

–Una decisión política podría ser la legalización de las drogas

–Sí, efectivamente. En ese sentido, estamos frente a un cambio histórico en la política de las drogas y estoy a favor de legalizar algunas drogas, no todas. La visión que tenía Richard Nixon cuando creó la guerra contra las drogas era que con su accionar no iban a existir las drogas y como bien sabemos eso no sucedió. El consumo de drogas aumenta año tras año en los Estados Unidos. La ONU instituyó el eslogan “Un mundo sin drogas en el tercer milenio” y eso tampoco pasó. Tenemos que convivir con la droga y por tanto tenemos que construir como sociedad una nueva política sobre el tema. Esa nueva política está en proceso. Hay que buscar el optimismo. Son muchas las cosas malas que suceden. El crimen en México ha generado tanto sufrimiento. También en el continente. Se ha perdido un millón de vidas a causa de la guerra del narco en Latinoamérica. Mientras en el mundo bajan las cifras de muertos por crimen organizado, en el continente no paran de aumentar. Hay que buscar las soluciones e investigar como periodistas colabora con esa búsqueda.

–No es una competencia de quién es el más malo, pero tu libro muestra que no hay grupos de criminales más sanguinarios que los mexicanos

–Pero no es personal. Cuesta admitirlo. Es una forma de maldad, es cierto, y es una maldad impresionante, pero quienes cometen esos crímenes tienen la lógica de la guerra de mediana intensidad. No pasa todo por personas crueles, sino por la lógica de un conflicto armado permanente. Hombres que mandan, hombres que obedecen, como pasaba en Vietnam cuando llegaban los soldados estadounidenses y cometían atrocidades, masacres. Hay que sembrar el terror y lo hacen con la violencia, con la crueldad.

–¿Esta investigación te puso en riesgo en algún momento?

–Todos los periodistas que cubrimos el crimen organizado corremos riesgos. Un tipo me acusó de ser la DEA y me amenazó con darme un balazo en la cabeza, estuve en medio de balaceras, con el ejército y la policía muy agresivos…aquí en México a diario matan un periodista, en lugares como Tamaulipas o Veracruz, ha habido un ataque sistemático a la prensa y sin embargo los periodistas mexicanos siguen trabajando, se hace un gran periodismo en este país.

–¿Qué te dejó escribir el libro?

–Hace 16 años que vivo en México y que investigo sobre el tema. Lo que siempre me deja un libro es que hay que buscar la esperanza por donde sea. Como periodista creo que la solución a la violencia en México y Latinoamericana depende, es cierto, de una voluntad política fuerte y pensada, armar una policía que funcione, darle educación y asistencia a los jóvenes…sin dejar de desestimar la fuerza de la sociedad civil que no debe dejar de presionar e insistir para que el problema se solucione. En la cuestión de las drogas, todos cumplimos un papel. Crecí en Brighton, vi morir a jóvenes adictos morir a causa de la heroína, los países ricos que consumen también juegan un rol y hay que explicar esto a los jóvenes drogadictos de las naciones desarrolladas. Si te drogas, habrá consecuencias, no sólo para ti.