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La COVID-19 derribó los esfuerzos de México para bajar brecha laboral de género: OIT

sábado, mayo 14th, 2022

La brecha laboral de género a nivel nacional es superior al promedio mundial, que se sitúa en 26.7 puntos porcentuales, pese a que las mexicanas representan el 40 por ciento de la fuerza laboral del país. Al mismo tiempo, los pagos siguen siendo desiguales y las cifras revelan que las mujeres en México tendrían que laborar cinco horas adicionales para tener el mismo ingreso que los hombres, además de que el 60 por ciento de ellas es vulnerable por las condiciones de trabajo y la falta de protección social.

Ciudad de México, 14 de mayo (SinEmbargo).– México es uno de los 30 países a nivel mundial, y el cuarto lugar en Latinoamérica, con mayores brechas laborales por cuestión de género, situación que se agravó con la pandemia de COVID-19 y por la que cientos de mujeres tuvieron que confinarse únicamente al hogar y a los trabajos de cuidados no remunerados. D

De acuerdo con un reporte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hasta 2018 México tenía una diferencia porcentual de casi 35 puntos porcentuales en su brecha laboral por cuestiones de género –con sólo el 44.1 por ciento activo del total de mujeres en edad de trabajar, frente a un 79 por ciento de los hombres en la misma condición–.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) de marzo de 2022 mostraron que la tasa de participación laboral femenina en México fue de 44.2 por ciento, es decir sólo un punto porcentual por encima de la cifra de cuatro años antes y 2.3 por ciento arriba de la cifra de 2021, cuando fue de 41.9, y aún por debajo de lo reportado en el mismo periodo de 2019, cuando se colocó en 45.4 por ciento. De hecho, previo a la crisis sanitaria, México registró sus mejores números en participación laboral de mujeres: en noviembre del 2019 se reportó el mejor mes para la fuerza laboral femenina en la economía, con una tasa de 45.50 por ciento. Ese mismo año, el promedio de los cuatro trimestres fue de 44.72 por ciento, el más alto en la historia.

Además, un estudio del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) reveló que entre 2005 y 2019, la tasa de participación económica en México experimentó un ligero incremento de 1.3 puntos porcentuales: por sexo hubo una disminución de 2.7 por ciento en la tasa de participación económica masculina, y un incremento de la Población Económicamente Activa (PEA) femenina de 4.3 puntos porcentuales.

Foto: Brecha laboral de género, OIT.

A nivel continental, el país se ubicó sólo por detrás de Guatemala (que tiene una brecha de 44.4 por ciento), al mismo nivel que Honduras (aunque este país tiene una mayor participación laboral femenina, con 50.9 por ciento), y con niveles similares con países como Nicaragua (con una brecha de 33.7 por ciento), Guyana (con una brecha de 33.9 por ciento). En el resto de Centroamérica y América del Sur, los países se mantienen con brechas de entre 20 y 30 puntos porcentuales.

Según el registro de la OIT, a nivel mundial el índice de participación de las mujeres en la población activa en el mundo se aproxima al 49 por ciento, mientras que el de los hombres es del 75 por ciento, es decir, hay una diferencia de casi 26 puntos porcentuales en todo el mundo, pero esta cifra se recrudece en algunas regiones en las que la disparidad supera los 50 puntos porcentuales. En todo el continente americano, lo países con las menores brechas de trabajo por razón de género son Canadá, Estados Unidos, Perú, Uruguay y Brasil.

“Encontrar trabajo es mucho más difícil para la mujer que para el hombre en todo el mundo. Cuando la mujer trabaja, suele hacerlo en puestos de baja categoría y en condiciones de vulnerabilidad, y se prevé pocos avances a corto plazo. Si bien el empleo vulnerable es generalizado tanto para la mujer como para el hombre, la mujer tiende a tener una presencia excesiva en determinadas clases de empleo vulnerable: hay más probabilidades de que el hombre trabaje por cuenta propia, en tanto que la mujer suele ayudar en tareas del hogar o negocios de familiares”, expone el informe de la Organización, que resaltó que este problema caracteriza en especial a los países de África del Norte y los Estados Árabes, en los que el índice de desempleo femenino supera el 16 por ciento.

En ese sentido, México y el resto de los países latinoamericanos (a excepción de Guyana y Suranime) tienen brechas de género en las tasas de desempleo menores a los 5 puntos de diferencia. Hasta el momento del reporte, en la República Mexicana la tasa de desempleo para las mujeres era de 3.6 por ciento, mientras que para los hombres es de 3.5 por ciento.

El hecho de que las oportunidades de trabajo para las mujeres apenas tengan un mínimo incremento en comparación con las cifras de 2018 ha desvelado que muchas de ellas aún se ven confinadas a realizar trabajos de limpieza en el hogar y cuidados no remunerados. De acuerdo con el Inegi, hasta 2021 las mujeres representaron el 52 por ciento de la población en México, con un total de 66.2 millones, pero sólo 45 de cada 100 mujeres en edad de trabajar en México fueron económicamente activas.

En ese sentido, los resultados más recientes de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) arrojaron que del total de la Población Económicamente Activa (PEA) -que fue de 58.8 millones de personas hasta el cuarto trimestre el 2021–, 23.2 millones eran mujeres, pero la encuesta contabilizó un total de 51.7 millones de mujeres de 15 años o más edad de trabajar, es decir que sólo 4 de cada 10 mujeres trabajan.

En comparación, 75 de cada 100 hombres eran económicamente activos hasta finales del año anterior, lo que es un total de 34.2 millones de personas de dicho género. Según la Población No Económicamente Activa (PNEA) –que agrupa a las personas que no participan en la actividad económica ni como ocupados ni como desocupados–, la tasa de hombres en este sector se ubicó en 11 millones (23.6 por ciento), en el caso de las la mujeres fue de 28.7 millones (55.3 por ciento), de las cuales sólo 4 millones 641 mil 897 mujeres dijeron estar disponibles (no buscan trabajo, pero si se les ofrece uno lo tomarían), lo cual refleja el comportamiento de la participación laboral y del confinamiento de las mujeres a las labores domésticas y de cuidado de las hijas e hijos.

En ese sentido, la organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza recalcó que la recuperación no es pareja, y que las mujeres mexicanas tienen aún un déficit de más de un millón de trabajos respecto a la tendencia previa a la pandemia. La agrupación agregó que México tiene una de las tasas de participación laboral femenina más bajas, no sólo de los países miembros de la OCDE (sólo por debajo de México se ubica Turquía), sino de toda América Latina.

Hasta 2020, la brecha salarial en México se mantenía en un 14 por ciento, frente al promedio de 13.2 por ciento de los países de la zona de la OCDE. El dato concreto muestra que las mujeres ganan un 34 por ciento menos que los hombres aún cuando empleo y educación son similares. Sin embargo, al representar más del 40 por ciento de la fuerza laboral, el trabajo de las mujeres en México mueve alrededor de 37 mil millones de pesos al día (mil 850 millones de dólares).

A nivel mundial, el desempleo es de 6.1 por ciento para las mujeres y de 5.2 por ciento para los hombres, lo que muestra una brecha de 0.9 por ciento. En el caso de México, la brecha en el desempleo es sólo de 0.1 por ciento. Foto: Brecha laboral de género, OIT.

La OIT preguntó a mujeres y hombres de 142 países si preferían que la mujer tuviera un trabajo remunerado, cuidar a sus familiares y sus hogares, o realizar ambas cosas. El promedio mundial señaló que un 41 por ciento de las mujeres y un 38 por ciento de los hombres encuestados preferirían que las mujeres puedan hacer ambas actividades. Sólo un 29 por ciento de mujeres y un 28 por ciento de hombres quieren que las mujeres sólo tengan un trabajo remunerado, y un 27 por ciento y 29 por ciento, respectivamente, quieren que el sexo femenino sólo se dedique a los cuidados y trabajos del hogar.

En México, la perspectiva con mayor votación fue que las mujeres tengan un trabajo remunerado (34 por ciento mujeres y 46 por ciento hombres), frente a un 30 y 25 por ciento sobre realizar tanto labores remuneradas como trabajos de cuidados, y un 32 por ciento (mujeres) y 26 por ciento (hombres) que votó por sólo confinar a las mujeres a lo trabajos del hogar.

Esta preferencia a quedarse o no en casa, y en realizar o no los trabajos de cuidados y del hogar está muy influida por las restricciones socioeconómicas y la presión para adaptarse a los roles tradicionales en función del sexo, destacó la OIT. Algunas de las más comunes son: estar casada o tiene pareja, cree que es difícil conciliar la vida laboral y familiar, no cuenta con dinero para pagar el cuidado de los niños ni acceso a un medio de transporte y/o tiene familiares que no aprueban que las mujeres trabajen. En esa línea, un 36 por ciento de las mujeres mexicanas se dedicaron al trabajo del hogar no remunerado –cuando su lengua vehicular es indígena, el porcentaje se eleva a 46 por ciento.

“Los roles en función del sexo y las presiones a la mujer para adaptarse a esos roles varía en función de las regiones, las religiones y los hogares. Una de las formas de presión para cumplir los roles se manifiesta a través del estado civil. Por ejemplo, en las economías emergentes y desarrolladas, hay menos probabilidad de que la mujer con cónyuge o pareja tenga un trabajo remunerado o busque uno intensamente”, se lee en el reporte de la Organización Internacional del Trabajo.

Algunos de los factores que influyen en la decisión de las mujeres para no tener empleo son estar casada o tener pareja, la dificulta para conciliar la vida laboral y la familiar, y la incapacidad para pagar a alguien que ejerza el cuidado de los hijos. Foto: Brecha laboral de género, OIT.

De acuerdo con una encuesta del InMujeres, realizada en septiembre de 2021, la mayor carga del trabajo en el hogar es para las mujeres con respecto a los hombres: de una a 1.8 horas diarias más a las horas que ya le dedicaban a estas actividades. En el promedio nacional, 33 por ciento de los hogares son encabezados por mujeres, pero el Instituto detalló que esto se debe a que la razón histórica sobre los roles y estereotipos de género han atribuido al hombre en el rol de autoridad familiar, y que en los la mayoría de los hogares donde se reconoce a una mujer como jefa de hogar se debe a que hay un estatus de divorcio, separación o ser viuda.

Acción Ciudadana Frente a la Pobreza dijo a SinEmbargo que hay casi 14 millones de mujeres que están en edad disponibles para trabajar, pero que ni siquiera pueden salir a buscar trabajo debido a que se encuentran confinadas a labores domésticas y trabajos de cuidado, y que de hecho, el 95 por ciento de quienes no se encuentran disponibles para trabajar por estar realizando dichas tareas son mujeres.

LOS BENEFICIOS DE REDUCIR LA BRECHA

La OIT ha estimado que reducir la brecha de género existente en la PEA en un 25 por ciento para 2025 –el cual es un compromiso del G20, grupo del que México forma parte– generaría una ganancia económica de 148 mil millones de dólares. Esto supondría un incremento de 8.5 puntos porcentuales en la tasa de actividad femenina, lo que a su vez significaría que 4.6 millones de mujeres entrarían en la mano de obra, con el consiguiente impulso del PIB. Y aunque el panorama de la crisis sanitaria representó un retroceso en los pocos logros obtenidos anteriormente, la organización alentó a duplicar los esfuerzos en materia laboral y aprovechar la creación de empleos y la vuelta a los centros de trabajo para otorgar trabajo a las mujeres.

A nivel regional, romper la brecha laboral de género ayudaría a incrementar le PIB de Latinoamérica y el Caribe hasta un 4 por ciento.

De acuerdo con el cálculo de la OIT, de reducirse la brecha de género en lo laboral, los ingresos fiscales mundiales podrían incrementarse en 1.5 billones de dólares estadounidenses. Foto: Brecha laboral de género, OIT.

Según la organización, para mejorar la tasa de actividad de las mujeres es necesario aplicar un enfoque multidimensional. Lo anterior implica instrumentar políticas que mejoren el equilibro entre el trabajo y la vida familiar; prevengan y eliminen la discriminación de género; y creen y protejan empleos de calidad en el sector del cuidado de terceros.

La OIT ya había informado que parte de los logros que se tienen que alcanzar para reducir y eliminar la brecha es invertir en un sistema de cuidados que permita a las mujeres tener una vida laboral activa y remunerada, con lo cual se incrementaría la calidad de vida de las mismas, ya que podrían volverse independientes económicamente, no confinarse a relaciones violentas fisicoemocionales, y tener hábitos de esparcimiento que les permitan la realización personal.

-Con información de EFE

Menos salario y sólo el 35% de altos cargos son ocupados por mujeres científicas

jueves, octubre 14th, 2021

Los ingresos de las mujeres son menores que los de los hombres en las instituciones públicas de educación, ciencia y tecnología, de acuerdo con un análisis realizado por el IMCO sobre la brecha de género en la ciencia. 

Ciudad de México, 14 de octubre (SinEmbargo).– La ciencia en México, que ha estado bajo escrutinio en los últimos meses, es uno de los sectores donde también persiste la brecha de género: sólo 35 por ciento de las direcciones generales de educación, ciencia y tecnología cuentan con una mujer al frente y en ocasiones sus ingresos son menores a los de sus pares hombres, de acuerdo con el más reciente informe del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

En su análisis el IMCO sistematizó y analizó el puesto y nivel de ingresos de más de 300 mil personas que trabajan en las instituciones públicas de educación, ciencia y tecnología para identificar las principales brechas de género. Entre los principales hallazgos encontraron que:

1. Las mujeres en los sectores de educación, ciencia y tecnología están subrepresentadas en los puestos directivos. Por ejemplo, 20 de 54 instituciones de educación, ciencia y tecnología, como centros de investigación y universidades, son dirigidas por una mujer. Aunque esta proporción dista de la paridad, es superior al resto de la Administración Pública Federal, donde solo 24 por ciento de las instituciones cuentan con una mujer al frente.

En los cargos de mando medio, 39 por ciento de los puestos, que incluyen direcciones y subdirecciones de área, así como jefaturas de departamento, es ocupado por una mujer. La dirección general adjunta es el puesto con menor proporción de mujeres, ya que 29 por ciento está ocupado por mujeres.

En el nivel administrativo y operativo detectó que seis de cada 10 puestos de enlace, último nivel en la estructura federal, son ocupados por mujeres.

De acuerdo con el IMCO, existen contrastes entre instituciones, mientras que en la Secretaría de Educación Pública (SEP) solo 24 por ciento de los puestos de mando superior es encabezado por una mujer, en el Conacyt esta cifra asciende a 54 por ciento.

Otro ejemplo es en la Universidad Abierta y a Distancia de México (UNAD), donde el 67 por ciento de los puestos de mando medio corresponde a una mujer. La participación cae a 20 por ciento en la Comisión de Apelación y Arbitraje del Deporte.

En el nivel administrativo y operativo detectó que seis de cada 10 puestos de enlace, último nivel en la estructura federal, son ocupados por mujeres. Foto: Cuartoscuro.

2. El IMCO detectó que los ingresos de las mujeres son menores que los ingresos de los hombres en las instituciones públicas de educación, ciencia y tecnología.

“La baja proporción de mujeres en los puestos de mayor jerarquía e ingreso impacta en la brecha salarial. El Gobierno federal cuenta con un tabulador de sueldos, pero este solo limita las diferencias de ingresos en el mismo nivel de puesto”, detalla el estudio.

Aunque la UNAD es la institución con mayor proporción de mujeres en puestos de titularidad media, el ingreso promedio de las mujeres es 22 por ciento menor que el de los hombres.

Una investigación de la Unidad de Datos de SinEmbargo reveló que en México, una mujer tendrá un ingreso trimestral de 56 mil 772 pesos en promedio, si tiene un posgrado; mientras que el ingreso de un hombre, con la misma preparación, será de 81 mil 832 pesos.

Esa es la brecha salarial de género, un problema por el que todas las mujeres del mundo atraviesan. Los datos obtenidos por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), muestran que en el sector con más preparación hay una distancia de 30 por ciento en el salario.

El IMCO detectó que los ingresos de las mujeres son menores que los ingresos de los hombres en las instituciones públicas de educación, ciencia y tecnología. Foto: Cuartoscuro.

En el caso del Gobierno federal, el IMCO propone reducir las brechas de género y lograr una mayor representación de mujeres en los puestos directivos permite reconocer y considerar las necesidades diferenciadas de las mujeres, niñas y jóvenes para mejorar el acceso, permanencia y promoción de ellas en el mercado laboral y los sectores de educación, ciencia y tecnología.

Entre las medidas recomendadas están publicar el nivel de puesto y sexo de cada persona servidora pública para generar indicadores de género más precisos y actualizados con base en los registros de nómina y ampliar el número de convocatorias abiertas para los puestos de direcciones generales y de mando medio, niveles con menor participación de mujeres.

¿Qué es el FemTech y cuáles son los retos que enfrenta?

domingo, junio 6th, 2021

La ingeniería biomédica Andrea Siller compartió con SinEmbargo que los retos al hablar de la salud de las mujeres con el FemTech son las barreras culturales y los tabús que imperan, en especial, en algunas comunidades alejadas de las ciudades. 

Ciudad de México, 6 de junio (SinEmbargo).- Ahora es posible descargar una aplicación que ayude a monitorear la salud de la mujer, usar relojes inteligentes que ayuden a medir los latidos, horas de sueño adecuadas, usar dispositivos específicos que las ayuden a realizar diagnósticos. Toda esta tecnología que aborda las necesidad de la salud de las mujeres se conoce como FemTech, un término acuñado por Ida Tim, quien creó la aplicación Clue para vigilar la salud menstrual y ayudar a las mujeres a entender su cuerpo, su salud reproductiva y sexual.

La ingeniería biomédica Andrea Siller es cofundadora y directora general de la empresa Bioana, la cual se dedica a la investigación, diseño y desarrollo de tecnología médica, además participó en la más reciente edición del Festival “El Aleph” con el tema de FemTech.

“Para mí el FemTech es el desarrollo de tecnología orientado a la salud de la mujer, puede ser cualquier tipo de tecnología, puede ser un dispositivo médico o un desarrollo completamente digital, muchas veces se orienta al área digital pero yo estoy en el área más de dispositivos médicos y físicos que se complementan muy bien a una aplicación o a un desarrollo de software y por eso decimos que estamos en área de FemTech porque son dispositivos con una aplicación en mejorar la salud de la mujer”, compartió en entrevista para SinEmbargo.

Existen aplicaciones que se enfocan en la salud de las mujeres. (Imagen ilustrativa) Foto: Shutterstcok

FEMTECH Y LA BRECHA DE GÉNERO

El FemTech es una categoría que causa mucho interés y que además de impactar la salud femenina, podría ayudar a que más mujeres se dediquen a un tema relacionado con la tecnología. “En cuanto a reducción de brecha de género creo que todavía falta mucha información para ver si esto está realmente teniendo impacto en este problema dentro de nuestra sociedad, pero lo que sí creo es que cada vez vemos más ingenieras, más científicas queriendo resolver problemas dentro de esta área tan humanista que es el área médica y eso hace que incluso salgan personalidades y lleguen a un nivel muy alto como reconocidos científicos de nuestro país”, refirió la ingeniera mexicana.

Andrea ve que esta tecnología y las personalidades que han destacado, como la científica mexicana, Eva Ramón, quien logró curar el virus del papiloma humano, tendrán un impacto muy grande en las generaciones presentes y futuras. “Creo que gente que en sí está motivando a mucha gente a solucionar problemas, que ellas mismas han experimentado y de esa forma eventualmente puede llegar a ser un impacto y a reducir esa brecha”.

RETOS: FALTA DE INFORMACIÓN Y TABÚS

A pesar de vivir en una era en la que pareciera que la información de cualquier tema está al alcance de todos, la referente a la salud de las mujeres no llega a todas las personas que lo necesitan. Siller comentó que en muchas ocasiones las mujeres desconocen cosas de su propio cuerpo por falta de apertura, por tabús o por cuestiones culturales.

“Creo que las mujeres tenemos un gran camino por alcanzar en cuanto a la información que podamos tener para conocer más nuestro cuerpo, nuestra salud reproductiva, nuestra salud sexual y creo que hay gente para quien hasta cierto punto [FemTech] es un puente que enlaza esta desinformación y la hace información real”, comentó la ingeniera biomédica.

FemTech pueden ser aplicaciones digitales o instrumentos médicos que se enfoquen en la salud de la mujer. (Imagen ilustrativa) Foto: Shutterstcok

Además de que aún existen muchas personas que no tienen acceso a las aplicaciones o a diversos productos, Andrea destaca las barreras culturales como uno de los grandes retos del FemTech en México. Contó que muchas mujeres aún tienen tabús que deben dejarse atrás y romper con esas ideas que se han enseñado y que también continúan transmitiendo a otras de ellas. En cambio, desde su perspectiva, se debe reforzar el pensamiento de que cada mujer tiene el empoderamiento de conocer su cuerpo, de conocer sobre la sexualidad, problemas en su salud, “creo que nos ayudaría a concientizar más y a encontrar soluciones”.

“Hicimos un dispositivo para poder muestrear células del cérvix y nos topamos con que en comunidades marginadas, alejadas de clínicas, es muy difícil tener prevención para este tipo de cáncer, en brigadas o campañas de prevención de cáncer los doctores llegan con todo su equipo, las enfermeras van a muestrear y ver cómo andan estas comunidades y resulta que las mujeres no se dejan evaluar, no se dejan tocar y dicen ‘yo tengo esposo y nadie más me puede ver’ o se sienten muy incómodas, eso creo que está muy arraigado como tema cultural, incluso el marido no deja que otro hombre la vea, es algo que es un problema completamente social y ya no tiene que ver con tecnología, pero el acercamiento de esta información es algo que ayuda a romper esta barrera”.

Dentro de FemTech se encuentra el dispositivo que diseñaron en Bioana, éste hace que tomar la muestra del cérvix sea de manera intuitiva, además protege esta muestra durante su extracción, el doctor puede recoger nada más el dispositivo y llevarlo al laboratorio sin necesidad de tomar la muestra por sí solo. Este es un ejemplo de un dispositivo en el que la tecnología se desarrolla y se enfoca en la salud de la mujer.

Las mujeres aportan una perspectiva diferente en equipos de trabajo. (Imagen ilustrativa) Foto: Shutterstock

EQUIPOS MULTIDISCIPLINARIOS

En el 2013, Ana Siller, Adriana Torres y Alicia de Hoyos fundaron su compañía, un sueño al que más mujeres se han sumado con el paso del tiempo. Siller compartió que ha sido un camino padre pero nada fácil. Una de sus socias tiene dos hijas y espera otro bebé, así, comparten el tema de la familia y el éxito profesional. Señala que es necesario mucho balance, y al ser las tres mujeres lo entienden muy bien y se apoyan mutuamente, si alguna necesita el tiempo con su familia las otras apoyan y se van rotando, algo que no ocurre en todas las empresas. “Es un camino que apenas tomándolo te das cuenta de sus retos y el chiste es ir paso a paso solucionándolo cada uno”.

“Pasa también al revés si somos puras mujeres no vemos cosas que los hombres sí, entonces realmente para poder hacer innovaciones necesitas equipos multidisciplinarios de diferentes culturas, género, de todo para poder ver el cachito que cada persona ve y tener esa perspectiva sumada e integrada en un desarrollo realmente innovador. La innovación se trata de colaborar y es muy importante tener ese balance”, agregó.

Las cifras revelan la profunda deuda del país con las mujeres en salarios, seguridad, educación…

lunes, marzo 8th, 2021

México conmemoró el Día Internacional de la Mujer con una deuda pendiente en este sector de la población en materia de salud, seguridad social, educación, alimentación, vivienda y salarios, de acuerdo con cifras del Inegi y Coneval. Para Acción Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, aún no hay una perspectiva de género en las políticas públicas.

Ciudad de México, 8 de marzo (SinEmbargo).– Miles de mujeres conmemoraron su día en medio de marchas en las plazas y protestas en las redes sociales para recordar que México aún tiene una deuda con ellas en lo social, educativo y económico. Así lo expresaron hoy durante las manifestaciones y así también lo confirman los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

De acuerdo con el “Informe sobre Pobreza y Género 2008-2018”, del Coneval, el porcentaje de mujeres en esta situación se ubicó en 42.8 por ciento mientras que en los hombres fue de 41.4 en el año 2018, y aunque la diferencia no es grande, los 30 indicadores que abarca el estudio arrojan una brecha en los derechos a la salud, seguridad social, educación, alimentación, vivienda, trabajo, así como los ingresos y las características de los hogares.

Por ejemplo, la brecha entre mujeres y hombres en la tasa de participación económica aún persiste y se acentúa en situación de pobreza. En 2018, la participación de las mujeres a nivel nacional se ubicó en 52 por ciento, mientras que en los hombres fue de 83 por ciento.

En cuanto al trabajo no remunerado, para las mujeres se ubicó en 27.8 horas semanales en 2018 y para los hombres fue de 15.2.

“Nosotros nos hemos centrado en recalcar la importancia de la independencia económica de las mujeres”, dijo en entrevista María Ayala, coordinadora en Investigación en Acción Ciudadana Frente a la Pobreza. “Creemos que el que la mujer no tenga autonomía económica las pone en un lugar de vulnerabilidad y ante cierto tipo de violencia”.

Debido al contexto de la pandemia, la disminución de la Población Económicamente Activa (PEA) de mujeres fue mayor respecto de la PEA de hombres, ya que entre el tercer trimestre de 2019 y 2020 disminuyó en 9.7 por ciento, situándose en 20.2 millones al final de este periodo, mientras que la PEA de hombres decreció en 4.0 por ciento al ubicarse en 33.6 millones.

Para el cuarto trimestre de 2020 si bien se observa una mayor participación económica para mujeres y hombres, en las mujeres la recuperación fue menor, de acuerdo con las cifras del Inegi.

INGRESO LABORAL

Si bien el nivel salarial en México es bajo tanto para mujeres como hombres, en contextos de pobreza y por género se deteriora aún más. De acuerdo con el Coneval, en 2018 el ingreso laboral mediano para las trabajadoras y trabajadores que no estaban en situación de pobreza se ubicó en 30.8 y 34.2 pesos por hora, mientras que en situación de pobreza fue de 12.4 y 16.9 pesos, respectivamente. Durante el periodo de estudio (2008-2018), estos niveles presentaron variaciones de menos de cinco pesos por hora.

Aunado a los bajos niveles salariales, las mujeres perciben en promedio una menor remuneración con respecto a los hombres, independientemente de su situación de pobreza y nivel de escolaridad. En 2018 a nivel nacional por cada 100 pesos percibidos por un trabajador, una trabajadora recibió 90 pesos. Esta razón se mantuvo prácticamente sin cambios durante el periodo de estudio y en 2008 se ubicó en 87 por cada 100 pesos.

Para el Coneval, la desigualdad de ingresos laborales es un fenómeno complejo que combina problemas estructurales que incluyen al sistema educativo y su correlación con el mercado laboral, así como la falta de redistribución de las responsabilidades familiares y la discriminación laboral por razón de género.

En 2018, las mujeres en situación de pobreza recibieron 73 pesos por cada 100 pesos retribuidos a los hombres. En ausencia de pobreza la diferencia se redujo a 90 pesos por cada 100.

Estas cifras indican que la mera inserción al empleo no es condición suficiente para generar la autonomía económica de las mujeres, de manera que muchos grupos de mujeres que históricamente han participado en el trabajo remunerado no han logrado dejar atrás sus contextos de carencias económicas y sociales, refiere el reporte del Coneval.

Para la población que no está en condiciones de pobreza, un mayor nivel de escolaridad se asocia con reducciones en la brecha salarial. En 2018, las trabajadoras con educación básica fueron remuneradas, en promedio, con 81 pesos por cada 100 que ganaron los trabajadores con la misma instrucción, la relación mejora a 88 pesos por cada 100 si cuentan con el nivel medio superior, y a 96 por cada 100 si presentan el nivel superior.

Este lunes, en el marco del Día Internacional de la Mujer, Arturo Herrera Gutiérrez, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), aceptó que en México siguen existiendo brechas en las condiciones laborales de las mujeres.

Señaló como una de las principales razones la falta de un sistema nacional de cuidados, pues la mujer todavía tiene límites para incorporarse al mercado laboral.

Para Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, aunque en este sexenio se observa una paridad de genero en el Gabinete, aún no hay una perspectiva de género en las políticas públicas.

“Más allá de las personas, las políticas públicas no han tenido perspectiva de género para atender la raíz del problema. Se necesitan cambios radicales”, dijo María Ayala.

Sobre este tema, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) propuso este día la creación de un ingreso básico de emergencia para las 13 millones de mujeres de la región que perdieron su empleo en 2020 debido a la pandemia del coronavirus.

Durante la presentación del programa “Crecimiento económico con perspectiva de género”, organizado por la SHCP, Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, señaló la urgencia de paliar la difícil situación que enfrentan las mujeres. Explicó que este ingreso equivaldría a una línea de pobreza, es decir, a 120 dólares.

Refirió que la crisis por la emergencia del coronavirus provocó que en la región la tasa de ocupación de las mujeres cayera más del 12 por ciento en 2020, lo que impactó en que la tasa de participación femenina, al menos en México, cayera de 44.5 a 40.9 por ciento.

LAS JEFAS DEL HOGAR

El número de jefas de hogar en México es menor al de los jefes, aunque presentó un crecimiento importante en el periodo de 2008 a 2018. En 2008, un cuarto del total de los hogares fue encabezado por una mujer, mientras que en 2018, esta proporción creció a un tercio. Estas relaciones se presentaron tanto en contextos de pobreza como en ausencia de ésta, reportó el Coneval.

Por rango de edades (14-44, 45-64 y 65 o más), para 2018 se observó que ante mayor edad la proporción de las mujeres como jefas de hogar creció y entre los factores de este incremento se encuentra la mayor esperanza de vida en las mujeres. No obstante, también el Coneval documentó otros de carácter biológicos, económicos, sociales, laborales, sociodemográficos y culturales, entre éstos se encuentran la disolución familiar, las migraciones masculinas interna e internacional, la maternidad en soltería, la prevalencia de elevados niveles de violencia doméstica y el aumento de la participación femenina en el mercado laboral.

En 2018 estuvieron en situación de pobreza alrededor del 45 por ciento de la población en hogares con jefaturas de hombres y mujeres de 14 a 44 años, así como de 65 o más; mientras que esta privación se presentó en alrededor del 40 por ciento de la población de los hogares con jefaturas de 45 a 64 años.

En cuanto a la carencia por acceso a la alimentación, que implica que por falta de dinero al menos alguno de los integrantes de la familia ha experimentado disminuciones en la cantidad de alimentos o situaciones de hambre, para 2018 se presentó en alrededor del 10 por ciento de los hogares con jefas o jefes que no se encontraban en situación de pobreza. Esta incidencia es tres veces mayor en los hogares con jefaturas en situación de pobreza y se acentúa si la jefatura de hogar es ejercida por una mujer.

Para 2018, el 38.3 por ciento de los hogares encabezados por jefas en situación de pobreza presentó carencia por acceso a la alimentación, mientras que en los hogares con jefes con esta privación la incidencia fue 31.2 por ciento, es decir, 7.1 puntos porcentuales menor respecto de las jefas.

Pero si las jefaturas no se encontraban en condiciones de pobreza, la carencia disminuyó en más de dos puntos porcentuales. Así, para las jefas la carencia se extendió en el 12.2 por ciento de los hogares que encabezaron, mientras que en los hombres fue en el 10.4 por ciento.

MUJERES INDÍGENAS

Si tener un trabajo remunerado no es condición suficiente para lograr un mínimo de bienestar económico para las mujeres en México, cuando las trabajadoras son indígenas esta precariedad laboral aumenta debido a la discriminación y exclusión que viven, de acuerdo con el reporte del Coneval.

En 2018, tan sólo el 30.5 por ciento de las mujeres indígenas ocupadas tuvieron un ingreso laboral igual o superior a la línea de pobreza extrema –que es el valor de la canasta alimentaria–, mientras que para el mismo año esta cifra se ubicó en el 58.1 por ciento de las mujeres ocupadas no indígenas.

En el periodo de estudio, que abarca de 2008 a 2018, se presentaron retrocesos en el poder adquisitivo del ingreso laboral para ambas poblaciones. Para las mujeres indígenas, el porcentaje de ocupadas con remuneraciones iguales o mayores al valor de la canasta alimentaria se redujo en 7.5 puntos porcentuales, mientras que en las trabajadoras no indígenas fue de 5.5 puntos.

En cuanto a la pobreza extrema, en 2010, el 51.7 por ciento de las mujeres indígenas de zonas rurales presentó pobreza extrema, es decir, tuvieron ingresos inferiores al valor de la canasta alimentaria y además tuvieron tres o más carencias sociales como rezago educativo, carencia alimentaria, de vivienda o falta de acceso a la salud o a la seguridad social.

Si bien esta privación se redujo a 39.8 por ciento para el año 2018, la incidencia aún es alta, de acuerdo con el reporte del Coneval.

–Con información de EFE

La ONU propone un salario básico temporal para mujeres en países en desarrollo y evitar la pobreza

miércoles, marzo 3rd, 2021

La cantidad que recibiría cada mujer sería el equivalente al 50 por ciento del salario medio de su país, con un mínimo de 57 dólares al mes. Las mujeres trabajan en un mayor porcentaje en los sectores que se han visto más afectados por la pandemia: hostelería, servicios, entretenimiento y venta minorista.

Ginebra, 3 de marzo (EFE).- Un salario básico temporal para las mujeres en países en desarrollo ayudaría a evitar el aumento de la pobreza y de la brecha de género durante la pandemia, que ha impactado más al género femenino que al masculino, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

El plan básico que presentó hoy este organismo podría proporcionar seguridad financiera a 613 millones de mujeres en edad de trabajar que viven en situación de pobreza extrema con una inversión de apenas el 0.07 por ciento del producto interior bruto (PIB) de los países en desarrollo.

La cantidad de dinero que recibiría cada mujer sería el equivalente al 50 por ciento del salario medio de su país, con un mínimo de 57 dólares al mes.

Por ejemplo, en Zambia, donde el salario medio es 287 dólares al año, las mujeres recibirían 57 dólares al mes, en Marruecos unos 120 dólares y en Tailandia unos 180 dólares cada mes.

Este salario estaría dirigido solamente a las mujeres porque antes de la pandemia ya tenían un 25 por ciento más de posibilidades de vivir en extrema pobreza que los hombres, ya que los trabajos que realizan suelen estar menos pagados, si lo están, y sin ningún tipo de protección social.

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Además, las mujeres trabajan en un mayor porcentaje en los sectores que se han visto más afectados por la pandemia: hostelería, servicios, entretenimiento y venta minorista.

Los confinamientos ordenados a raíz de la crisis sanitaria han aumentado la violencia de género forzando a muchas mujeres a encerrarse en casas inseguras, según el organismo.

“Las mujeres están atrapadas en relaciones abusivas en sus casas con pocas opciones de escapar, lo llamamos la pandemia en la sombra”, denunció la directora de la unidad de género del PNUD, Raquel Lagunas.

La implementación de este salario temporal no actúa como una excusa para que las mujeres dejen de trabajar, sino que permitirá que muchas sobrevivan a la crisis hasta que lleguen las vacunas, explicó.

Los datos más recientes indican que las mujeres hacen alrededor de 12 mil 500 millones de horas de trabajo no remunerado cada día en todo el mundo, lo que se traduce a once billones al año.

Esta propuesta de salario mínimo no es un sustituto de políticas globales y deben estar acompañadas de medidas a largo plazo para conseguir un cambio estructural legal y social, concluyeron los expertos del PNUD.

ONU prevé que en 2021 la COVID-19 dejará hasta 121 mujeres desempleadas por cada 100 hombres

miércoles, septiembre 2nd, 2020

Un nuevo informe de la organización destaca que la realidad para las mujeres puede ser peor de lo previsto, pues en la medición de pobreza sólo se observa la reducción del PIB, pero deja de lado otros factores de la pandemia que pueden impactar especialemnte a las mujeres.

“Las mujeres son más proclives a estar en el sector informal, a tener trabajos menos seguros y menos acceso a protección social, por lo que son menos capaces de mitigar shocks”, aseguran especialistas.

Naciones Unidas, 2 de septiembre (EFE).- La pandemia del coronavirus va a aumentar de manera dramática la pobreza entre las mujeres y ampliar aún más la brecha de género en este ámbito, alerta un estudio presentado este miércoles por la ONU.

Según la organización, se espera que como consecuencia de la crisis la tasa de pobreza entre las mujeres aumente un 9.1 por ciento entre 2019 y 2021, frente al descenso del 2.7 por ciento que se proyectaba antes.

La investigación, encargada por ONU Mujeres y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo a la Universidad de Denver, apunta que la pandemia tendrá un fuerte impacto general en términos de pobreza, pero subraya que afectará de forma “desproporcionada” a las mujeres, especialmente a aquellas en edad de tener hijos.

Así, el documento apunta que para 2021, por cada 100 hombres de entre 25 y 34 años en situación de pobreza extrema habrá 118 mujeres, una brecha que se prevé que crezca hasta las 121 por cada 100 para 2030.

En 2021 se calcula que habrá en el mundo 435 millones de mujeres y niñas viviendo en extrema pobreza, una subida de 47 millones como consecuencia del impacto de la COVID-19. Según las proyecciones, las cifras no volverán a los niveles previos a la pandemia hasta 2030.

La realidad, avisa el informe, puede además ser mucho peor, pues en los cálculos sólo se están teniendo en cuenta las caídas previstas del Producto Interior Bruto (PIB) en los países y no otros factores de la pandemia que pueden impactar con especial fuerza a la mujer, como el abandono del mercado laboral para cuidar de los hijos.

La crisis del coronavirus, según el texto, está afectando de manera especial a las mujeres ya que muchas trabajan en sectores fuertemente golpeados como el turismo, la hostelería y el trabajo doméstico y están en mayor riesgo de perder su empleo.

Por ejemplo, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en junio se estimaba que un 72 por ciento de los trabajadores domésticos en todo el mundo habían perdido su puesto por la pandemia. En ese sector, el 80 por ciento de los empleados son mujeres.

“Las mujeres son más proclives a estar en el sector informal, a tener trabajos menos seguros y menos acceso a protección social, por lo que son menos capaces de mitigar shocks”, explicó a Efe Ginette Azcona, especialista de Investigación y Datos de ONU Mujeres.

Al mismo tiempo, apunta, la pandemia ha expuesto nuevamente el enorme desequilibrio de género que se da en el ámbito del trabajo no remunerado y, especialmente, en la atención a niños y familiares.

La crisis, según esta experta, pone de manifiesto los problemas del actual modelo de cuidados -una tarea que asumen de forma desproporcionada las mujeres- y subraya la necesidad de que el sector público actúe para garantizar cosas como servicios de atención infantil asequibles.

Actualmente, un 59 por ciento de las mujeres pobres del mundo viven en el África Subsahariana, que es también la región con mayor tasa de pobreza extrema y lo seguirá siendo tras la pandemia.

En Asia Meridional, donde se han logrado importantes avances en los últimos años, se espera una fuerte subida de la pobreza femenina como resultado de la crisis, según ONU Mujeres.

También en Latinoamérica se prevé que la situación de la mujer empeore y que, en el tramo de edad de 25 a 34 años, se registren 117 mujeres en extrema pobreza por cada 100 hombres y que los avances que se pronosticaban para los próximos años sean claramente menores, apunta Azcona.

Según ONU Mujeres, en el conjunto del mundo la pandemia supondrá una marcha atrás de unos diez años en el trabajo para erradicar la extrema pobreza, una de las metas clave fijadas para 2030 en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que ahora parece aún más difícil de alcanzar.

Peña dejó profunda desigualdad entre ricos y pobres, hombres y mujeres: encuesta 2018 de Inegi

miércoles, julio 31st, 2019

Sobre la brecha salarial de género, el ingreso promedio de mujeres es de 13 mil 595 pesos y de los hombres es de 21 mi, 962 pesos. Si son mayores de 60 años, un hombre gana 21 mil pesos y la mujer 16 mil 631 pesos. Quienes hablan una lengua indígena ganan 8 mil 330 pesos.

Una persona con primaria recibe un sueldo de 8 mil 500 pesos, alguien con posgrado 86 mil 880 pesos, pero si es mujer gana 61 mil y un hombre más de 100 mil pesos.

Ciudad de México, 31 de julio (SinEmbargo).- La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIHG) 2018, retrató un país de desigualdades: entre ricos y pobres, hombres y mujeres, indígenas y personas con discapacidad.

Los datos presentados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) muestran que el ingreso de los hogares por trabajo no creció en los últimos dos años, a pesar de ser la principal fuente de ingresos.

De acuerdo con Edgar Vielm, Director General de Estadísticas del Instituto, la ENIGH 2018 se compone de encuestas a 87 mil 826 viviendas, que representan a 125 millones 091 mil 790 habitantes y se levantó de agosto a noviembre de 2018.

Los principales resultados indican que el ingreso total trimestral de los hogares es de 53 mil 012 pesos. Por trabajo, el ingreso es de 33 mil 382 pesos. En 2016, era de 33 mil 266, lo que representa un aumento del 0.3 por ciento.

La encuesta divide los hogares mexicanos por diez deciles, los primeros son los de menor ingreso y los últimos los que más reportan. De acuerdo con la encuesta, los del primer decil tuvieron un ingreso promedio de 9 mil 113 pesos, en 2016 fue de 9 mil 084 pesos. Es decir, son 101 pesos diarios por hogar.

Para el último decil, el ingreso es de 166 mil 750 pesos, es decir, mil 853 pesos diarios. Los más pobres concentran el 1.8 por ciento de los ingresos y el otro extremo, el 36 por ciento.

En zonas urbanas, el ingreso trimestral fue de 55 mil 495 pesos y las rurales, mi, 853 pesos. Por deciles, el ingreso diario por perceptor en el primer decil en zona urbana es de 46 pesos y en el último, 804 pesos. En cuanto a zona rural el del primer decil el ingreso diario es de 37 pesos y el del último decil, es de 709 pesos.

Por grupo, las personas con discapacidad ganan 11 mil 438 pesos, cantidad menor a alguien que reporta ninguna y gana 18 mil 663 pesos. En este caso sufren más las personas con discapacidad para hablar y escuchar.

Sobre la brecha salarial de género, el ingreso promedio de mujeres es de 13 mil 595 pesos y de los hombres es de 21 mi, 962 pesos. Si son mayores de 60 años, un hombre gana 21 mil pesos y la mujer 16 mil 631 pesos.

Los hablantes de lengua indígena ganan 8 mil 330 pesos y las personas que se consideran indígenas: 12 mil 864 pesos.

Si son mayores de 60 años, un hombre gana 21 mil pesos y la mujer 16 mil 631 pesos. Foto: Andrea Murcia, archivo, Cuartoscuro.

Una persona con primaria recibe un sueldo de 8 mil 500 pesos. Alguien con posgrado 86 mil 880 pesos, pero si es mujer gana 61 mil y un hombre más de 100 mil pesos.

Por regiones también persisten las brechas. El ingreso promedio trimestral más alto está en la Ciudad de México, con 79 mil 085 pesos, Nuevo León con 68 mil 959 y Baja California, 68 mil 778 pesos. Los últimos estados son Oaxaca con 31 mil 592 pesos, Guerrero con 29 mil 334 pesos y al final Chiapas con 26 mil 510 pesos.

El Coeficiente de Gino, indicador que mide la desigualdad, sitúa a México con 0.426 puntos.

Sobre en qué se gasta el dinero, la ENIGH señala que los hogares gastan más en carne, cereales y alimentos diversos. Le siguen verduras, leche, bebidas alcohólicas y no alcohólicas, por encima del gasto en frutas.

Un hogar urbano promedio destina 3 mil 574 pesos en el cuidado de la vivienda y uno rural, mil 225 pesos. En cuidados de la salud, un hogar urbano gasta al trimestre 866 pesos y uno rural, 744 pesos.

El Presidente del Inegi, Julio Santaella, dijo que la encuesta está alineada con el tema de desarrollo y el acceso de los hogares a los servicios para poder satisfacer sus necesidades.

”Se busca entregar un panorama de los ingresos y gastos de las familias. De dónde vienen, cuánto es y a qué se destina.

También su entorno, la infraestructura y la satisfacción de los derechos sociales y la carencia hay en los hogares. En esta ENIGH hay mayor cobertura geográfica y es la mayor muestra en la historia”, detalló.

Análisis de la OIT concluye que las empresas con mujeres directivas tienen más ganancias

miércoles, mayo 22nd, 2019

Casi el 58.8 por ciento fueron empresas pequeñas y el resto grandes y medianas, de lo que la OIT dedujo que cuanto mayor es la empresa más baja es la probabilidad de tener una directora general. Sin embargo, los especialistas consideraron que no es suficiente tener mujeres en puestos directivos, sino que su representación debe ser de, al menos, un 30 por ciento para que su presencia realmente redunde en beneficios empresariales.

Ginebra, Suiza, 22 de mayo (EFE).- Tres de cada cuatro empresas que han promovido la presencia de mujeres en cargos directivos han registrado un aumento de sus beneficios del 5 al 20 por ciento, según un análisis realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a partir de encuestas a 13,000 compañías de setenta países.

En este estudio, el organismo de la ONU mide la aportación de las mujeres en el sector privado y las ventajas de contar con ellas no sólo como empleadas, sino también como jefas de equipos y responsables ejecutivas.

“Aunque esperábamos constatar una incidencia favorable de la diversidad de género en el éxito empresarial, los resultados que hemos obtenido son más que elocuentes”, declaró la directora de la Oficina de Actividades para los Empleadores de la OIT, Deborah France-Massin, al presentar estos resultados ante la prensa.

El impacto positivo de la presencia femenina en puestos de responsabilidad no se limita a aumentar los beneficios, ya que el 57 por ciento de las empresas entrevistadas también resaltó que ello contribuyó a atraer y retener a profesionales con talento.

Un 54 por ciento de firmas indicó que se habían notado “mejoras en materia de creatividad, innovación y apertura” y un porcentaje similar destacó los efectos favorables para su reputación.

Si se tienen en cuenta los múltiples esfuerzos de las compañías para mejorar sus beneficios en apenas un uno a un tres por ciento, no cabe duda que facilitar el acceso de las mujeres a cargos directivos constituye una vía más fácil y efectiva, de acuerdo con el análisis.

De las 13,000 compañías que participaron en la encuesta, 73 por ciento fueron nacionales o locales y el resto multinacionales.

Por tamaño, casi el 58.8 por ciento fueron empresas pequeñas y el resto grandes y medianas, de lo que se deduce que cuanto mayor es la empresa más baja es la probabilidad de tener una directora general.

En el estudio, las regiones más representadas fueron Latinoamérica y el Caribe (32.7 por ciento), Asia y el Pacífico (20.2 por ciento) y Europa y Asia Central (19.4 por ciento).

A escala macroeconómica, la OIT ha establecido que a mayor integración laboral de las mujeres mejor comportamiento tiene el Producto Interior Bruto (PIB), según un análisis de datos de 186 que corresponde al periodo 1991-2017.

Sin embargo, los especialistas de la OIT consideraron que no es suficiente tener mujeres en puestos directivos, sino que su representación debe ser de, al menos, un 30 por ciento para que su presencia realmente redunde en beneficios empresariales, lo que sólo ocurre en el 40 por ciento de compañías.

La OIT también identificó los factores que dificultan el acceso de la mujer a puestos de toma de decisiones, entre ellos la necesidad de estar disponibles en todo momento y en cualquier lugar.

Esta exigencia, que en muchos casos forma parte de la “cultura empresarial”, afecta de forma desproporcionada a las mujeres con respecto a los hombres, dado que sus responsabilidades domésticas y familiares son mayores.

El camino que queda por recorrer hacia la igualdad de género todavía es muy largo, como lo demuestra el hecho de que cuanto más se asciende en la jerarquía de una empresa más difícil es encontrar mujeres.

“Menos de una tercera parte de las empresas participantes en la encuesta han alcanzado el umbral crítico de contar con un consejo de administración integrado por lo menos por un 33 por ciento de mujeres”, explicó France-Massin.

Peor aún, una de cada ocho empresas señaló que su consejo de administración está integrado exclusivamente por hombres.

En los últimos 27 años la brecha de género en el trabajo sólo ha mejorado un 1.9%, afirma la OIT

jueves, marzo 7th, 2019

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo las más afectadas por la desigualdad son las mujeres con hijos menores de seis años quienes viven “la penalización profesional de la maternidad”, que no se limita al acceso a un empleo, sino que sigue a las mujeres durante gran parte de su trayectoria profesional y obstaculiza sus posibilidades de llegar a puestos de liderazgo.

Por Isabel Saco

Ginebra, 7 de marzo (EFE).- La brecha de género en el trabajo apenas ha disminuido en los últimos 27 años y en 2018 la probabilidad de trabajar para una mujer era 26 por ciento inferior a las de un hombre, una mejora de apenas el 1.9 por ciento con respecto a 1991, reveló la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Ese resultado contrasta con un estudio reciente y que evidenció que el 70 por ciento de las mujeres prefieren tener un empleo a quedarse en casa, algo en lo que, además, el 66.5 por ciento de hombres están de acuerdo.

“Ya no se puede afirmar de manera creíble, en ninguna región ni con respecto a ningún grupo de ingresos, que las diferencias en cuanto a empleo entre hombres y mujeres obedecen a que las mujeres no quieren trabajar fuera del hogar“, dijo la jefa del Área de Género, Equidad y Diversidad de la OIT, Shauna Olney, en una rueda de prensa.

Las más afectadas por la desigualdad son las mujeres con hijos menores de seis años, que sufren lo que ha dado por llamarse “la penalización profesional de la maternidad”.

Según los últimos datos, en diez años la diferencia entre las mujeres sin hijos pequeños y las mujeres con hijos menores de seis años que trabajan ha pasado del 5.3 al 7.3 por ciento, siendo la razón principal de ello que la presencia de las mujeres del primer grupo en el mercado laboral ha aumentado.

La penalización de la maternidad no se limita al acceso a un empleo, sino que sigue a las mujeres durante gran parte de su trayectoria profesional y obstaculiza sus posibilidades de llegar a puestos de liderazgo.

Lo demuestra el hecho de que sólo el 25 por ciento de gerentes con hijos menores de seis años sean mujeres, mientras que la proporción de mujeres en cargos directivos aumenta al 31 por ciento si no tienen hijos pequeños.

Fuente: OIT

La OIT, además, ha establecido en un reciente informe que a nivel mundial persiste una diferencia de remuneración del 20 por ciento entre hombres y mujeres, una realidad de la que no se salvan ni los países considerados más evolucionados en la materia.

Islandia es el único que ha alcanzado plena paridad en las oportunidades de trabajo para hombres y mujeres, pero todavía no ha conseguido igualdad de remuneraciones, por lo que el Gobierno ha anunciado medidas concretas para cerrar la brecha salarial el próximo año.

Con ese fin ha tomado una serie de medidas que van desde la certificación de empresas que pagan por igual a hombres y mujeres que realizan un trabajo de valor similar al establecimiento de un sistema para que las firmas privadas rindan cuentas a este respecto.

Otro aspecto que preocupa a la OIT es que la rentabilidad de la educación que obtienen las mujeres -en términos de empleo- es menor que para los hombres, como lo evidencia el que a nivel mundial el 41.5 por ciento de mujeres con título universitario no trabajen, mientras que en el caso de los hombres sólo se trata del 17.2 por ciento.

Aparte de la “penalización” de la maternidad, la mujeres se ven perjudicadas por ser las que asumen en general el cuidado de personas dependientes, sean por vejez, enfermedad o discapacidad; así como el trabajo doméstico.

La directora del Departamento sobre Condiciones de Trabajo e Igualdad de la OIT, Manuela Tomei, dijo que para que esto cambie no es suficiente eliminar todo aquello que hace posible la discriminación y establecer reglas de cumplimiento voluntario.

Agregó que los países deben dotarse de leyes específicas que garanticen no sólo la igualdad de trato y de oportunidades, sino igualdad de resultados, elementos que también deberían estar incluidos en los convenios colectivos.

“Cuando esto se deja a la buena voluntad de las empresas, el impacto que se tiene es limitado”, aseguró Tomei.

En México, sólo el 36 por ciento de los investigadores son mujeres: UNAM

domingo, marzo 11th, 2018

El porcentaje mundial es de menos del 30 por ciento, mientras que en Latinoamérica y el Caribe llega al 45 y en países asiáticos y árabes la situación es peor, informó Miriam Peña, secretaria académica del Instituto de Astronomía.

Ciudad de México, 11 de marzo (SinEmbargo).– “La humanidad no está aprovechando la capacidad intelectual de las mujeres en el desarrollo científico, y es importante que eso se promueva. Se necesita que tanto hombres como mujeres participen en ese desarrollo porque hay problemas por resolver, como la pobreza o el cambio climático”, dijo Miriam Peña, secretaria académica del Instituto de Astronomía.

Al dictar la conferencia de apertura de la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, que se celebró el 11 de febrero a iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas, la científica señaló que esos porcentajes son muy bajos, dado que el sector femenino representa la mitad de la población, informó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en un comunicado.

En México, explicó, hay 27 mil 800 integrantes del Sistema Nacional de Investigadores de todas las disciplinas, lo cual representa sólo el 0.2 por ciento de la población. De ese total, sólo el 36.6 por ciento son mujeres. Aunque hay un avance, dado que en 1990 ellas representaban 21 por ciento, aún falta mucho.

La astrónoma reconoció que la participación femenina en el ámbito científico ha existido desde la antigüedad, pero siempre en números muy pequeños. “Hemos estado rezagadas en ese sentido”, afirmó en el auditorio Paris Pishmish del IA.

Las mujeres, en general, no son apoyadas para realizar una carrera científica aunque demuestren que tienen capacidad. Cuando lo logran, se desarrollan más lentamente por factores como el embarazo y la maternidad, y obtienen poco reconocimiento. “Ocurre que a igualdad de méritos para un trabajo, se selecciona al varón. Y en igual puesto, ellas obtienen un salario menor”.

Miriam Peña, secretaria académica del Instituto de Astronomía de la UNAM. Foto: DGCS

En México sucede lo mismo; tampoco son estimuladas para seguir una carrera, y mucho menos si es científica en física o matemáticas. Aún persiste la idea de que no tienen capacidad intelectual y de que su rol social es criar a los hijos y hacer labores domésticas.

Aunque parezca que hombres y mujeres reciben la misma educación, no es así, consideró la universitaria. Desde el nacimiento se hace una diferenciación: las bebés son suaves, tiernas y visten de rosa; los bebés son traviesos, entretenidos y visten de azul. Más adelante, las niñas deben ser coquetas y femeninas, y los niños, fuertes, aguerridos, inteligentes, aventureros y ganadores. En los juguetes también hay distinciones: los de ellas son para cuidar bebés o cocinar, y los de ellos para correr, jugar a los superhéroes y pensar.

Aún más: se espera que el desarrollo de las mujeres sea en el plano social, que sean bonitas, arregladas y educadas para conseguir un buen marido, y cuando una dice que quiere ser científica sus padres le preguntarán por qué y dirán: “¿No las has visto? Son feas, desarregladas, no tienen impacto social, tampoco ganan mucho”. Se trata de una visión popular que se promueve hasta en series de televisión.

No nos dejemos impresionar, sentenció la secretaria académica del IA. “Las jóvenes deben seguir una carrera científica si es su interés, porque son capaces. No hay prueba de que tengamos menos capacidad intelectual, podemos y debemos desarrollar una carrera en el área”.

Deben seguir el ejemplo de otras mujeres “fantásticas y atrevidas”, que han demostrado su capacidad en el medio científico, como Aglaonike de Tesalia, que en la Grecia antigua predijo eclipses; Hipatia, matemática griega, quien fue cabeza de la escuela neoplatónica en la Biblioteca de Alejandría e inventora de un astrolabio y un destilador de agua.

Trótula de Salerno, que en la Edad Media ocupó una cátedra de medicina en la escuela de la especialidad; Caroline Herschel, asistente de su hermano William, quien descubrió ocho cometas y presentó un trabajo en la Royal Society en 1798, y la primera en recibir un pago por su trabajo científico; y la más conocida de todas, Marie Curie, primera mujer en ganar un Premio Nobel, en 1903, cuando lo obtuvo en el área de Física, y que en 1911 obtuvo el de Química por sus trabajos en radioactividad.

Por último, Miriam Peña mencionó que esos galardones han sido otorgados a 844 hombres, 48 mujeres y 27 organizaciones. De ellas, 16 obtuvieron el Nobel de la Paz, 14 el de Literatura; 12 el de Fisiología y Medicina; cuatro el de Química; dos el de Física y una el de Economía. En las ciencias duras, muy pocas han sido reconocidas.