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Alex Mercado internacionaliza el jazz mexicano: siete países en Europa, en 2018

miércoles, julio 4th, 2018

Ha pasado por las oficinas el pianista Alex Mercado para contarnos su participación en Europa, donde internaliza el jazz junto a otras figuras como Magos Herrera, Héctor Infanzón, Antonio Sánchez. Su música es exquisita y su trabajo, incansable.

Ciudad de México, 4 de julio (Sin Embargo).- El Creador Escénico con Trayectoria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, Emisión 2017, Alex Mercado, tocará tres fechas en Chicago y una en Southampton, Inglaterra el 26 de octubre con trío local. Son siete países a lo largo de este año, donde el pianista de jazz, graba discos, da conferencias, escribe libros y da conciertos por donde lo inviten.

Es el gran hacedor de su carrera, en un mundo donde a veces la gente está sorda, pero tarde o temprano los discos llegan a su oyente natural, como le pasa a él, con su último disco Paisajes, un trabajo propio (él no hace standards) que es uno de los más escuchados en Spotify, en el género jazz mexicano.

http://www.sinembargo.mx/07-04-2018/3403633

–¿Cómo te ha ido en Europa, Alex Mercado?

–Estoy muy contento de haber participado en esta primera gira europea 2018. Fueron tres países, Rumania, un país en el que participé en el festival más longevo de Europa. En su edición 47, se llama Sibiu Jazz Festival y soy el primer mexicano que se presenta allí. Fue un concierto a piano solo. Fortalecer mi presencia en territorio europeo fue muy bueno para mí. Hay que internacionalizar el jazz mexicano. Antonio Sánchez, Magos Herrera, Héctor Infanzón, ahora me sumo yo.

El público rumano fue muy cálido. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo

–¿Cómo fue el público rumano?

–Fue muy cálido. Es un público latino, nostalgioso, siente mucho amor por el arte, es un festival que trae a un público conocedor, cautivo, muy bien producido, un sonido destacado a nivel mundial, el aforo fue de 800 personas, en la plaza Grande de Rumania. Después me fui a Bélgica, a tocar en trío con dos músicos locales, fue una bonita experiencia.

–¿Se aprendieron tu música?

–Sí. Yo ya había tocado con un baterista belga en Francia, hace dos años. Siempre estoy agradecida con los músicos que se aprenden las partituras. No es una música fácil. Mi proyecto encaja muy bien en Europa, porque allí no se tocan standards, están a la vanguardia.

–Tu música suena muy buena para todo el mundo

–Eso es cierto. Yo trato de que mi música recoja los sonidos universales, en particular la música occidental, la música clásica, que tiene ese elemento que permanece en las melodías, en la estructura, en su sobriedad, la vitalidad que le da la improvisación. Hay influencias modernas de otros estilos, en Paisajes hay mucha influencia latina, brasileña.

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–Ahora te vas a Praga

–Sí. En Europa trato de presentar lo más destacado de mi discografía, empezando con The Watcher, Refraction y Paisajes, donde la gente puede darse cuenta de mi evolución compositiva. Hay temas brillantes, hay baladas, temas rápidos, es curioso cómo el piano solo a pesar de no tener tanta discografía al respecto, puede abarcar todo el jazz. Keith Jarrett, Bill Evans tiene algunos discos de piano solo, Herbie Hancock tiene solo una…No cuentas con la interacción con otros músicos, cuando estoy a piano solo tengo que extraer todas esas ideas de mi interior. Es una interpretación más íntima. Tengo las herramientas para poder construir un concierto a piano, porque tengo las herramientas de la música clásica.

–¿Después de fuiste a Polonia?

–Sí, toqué a piano solo en un recital dentro de una sala de conciertos, un recital de cámaras pero con improvisación. Puedo invitar a la gente conservadora que escucha música clásica o a la gente que le gusta sólo el jazz. La composición es sólo un vehículo y una sorpresa para que la gente esté atrapada, para ese discurso improvisativo que siempre está.

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ENTREVISTA | Un artista que toca el piano y escribe aforismos: Álex Mercado

sábado, abril 7th, 2018

Dice que es un artista, más allá de considerarse pianista o escritor. Todo en él es jazz y estudia siempre, como un legado propio para entender algo de la vida y del arte. The Watcher, Symbiosis y su reciente Paisajes, junto a Gabriel Puentes (batería) e Israel Cupich (contrabajo), son algunos de sus trabajos. “Detrás de cada nota musical se esconde un misterio que será revelado sólo si el espectador está listo”, está en su libro de aforismos titulado Arte, consciencia y vida.

Ciudad de México, 7 de abril (SinEmbargo).- Es un pianista virtuoso y asombroso. Algo que en el jazz no es tan común, sobre todo con este instrumento que han tocado desde Keith Jarrett, Chick Corea y Herbie Hancock, que son los tres pianistas preferidos de Álex Mercado.

Tenemos discos, uno con el baterista mexicano Antonio Sánchez, titulado Symbiosis y el reciente Paisajes, junto a Gabriel Puentes (batería) e Israel Cupich (contrabajo). Hay un libro de aforismos, donde está condensada su filosofía del arte y sus ganas de entender algo más de la vida y entrevistarlo a él es una charla larga donde la música siempre aparece como testigo.

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–En principio, ¿podríamos decir que eres un pianista de jazz?

–Sí, así me doy a conocer, pero antes que eso soy músico y antes que los dos, soy artista. Un artista que considera diversificar la expresión de todas las maneras posibles y que tiene el objetivo de dar una cara nueva a la música de jazz. Ahora, con la salida del libro, me considero un artista, en otra forma de expresión y que busca asociarlas de manera tal que pueda expresar mi identidad y el contexto social en el que vivo.

–El libro, ¿cómo es?

–Una compilación de aforismos, sobre temas como el arte, la consciencia y su relación con la vida, todo esto tiene que ver con mi proceso creativo y con la música que he desarrollado a lo largo de los años. El artista puede mejorar su experiencia dentro de la creatividad y también invito a la gente a que asuma su propia creatividad y que exprese. Es un libro para todo público que se llama Arte, consciencia y vida. Aforismos cuánticos, editado de manera totalmente independiente. Lo veo como hacer otro disco. Siempre asumí la producción ejecutiva de mis propios discos. Siempre prescindí de los canales oficiales, así que asumí la creación de mi libro sin las editoriales.

–Cualquiera que vaya a tu concierto podrá comprarse el libro o el disco, o las dos cosas

–Exactamente. Una de las ventajas es que yo cuento con una tienda ambulante, en cada uno de mis conciertos ofrezco todos mis discos y ahora el libro. En dos meses me he dado cuenta de que ahora vendo más libros que discos, pero bueno. El libro tiene un lenguaje digerible, el jazz original tiene un grado de complejidad; el libro es un modo diferente de acercarme a la gente tratando de explicar qué me pasa cuándo toco. Juan Carlos Valdez, del IMER, dice que yo improviso con las palabras.

Fanático de la composición, sólo toca música original. Foto: Cortesía

–¿Cómo ves el ambiente del jazz mexicano?

–Yo lo veo, desde el 2012, con mi disco The Watcher; puedo percatarme de su estado, me he relacionado con muchos músicos del género, el jazz se ha enriquecido en los últimos años, ha incrementado su calidad y su alcance a nivel internacional. Hay muchos músicos que tienen la inquietud de salir de nuestro país para mostrar su talento. La plataforma digital y la comunicación, hay más información de qué es hacer jazz. Ha aumentado la demanda de lugares, tal vez no del público mexicano. La poca exposición que tiene el jazz en los medios masivos y la poca educación que hay sobre el género lo hace desconocido. No sabe cómo suena, no sabe quién lo toca, me estoy refiriendo a la gente que camina por la calle.

–Sí, es cierto. Todo lo que se escucha es reggaetón

–Sí, la gente también escucha sus raíces, la música folclórica, la música ranchera, la norteña, la música popular para resumir. Es difícil que la gente se acerque a este género y el jazz navega solo. Ha habido intentos de conceder, invitando a gente que no es del jazz a algunos festivales, pero se nota el propósito inmediatamente. Popularizar el jazz, no creo en eso. En el reciente Festival de Nueva Orleans parecía más un festival de rock que de jazz. Los jazzistas no defiendo tanto el género, pues la música que hago tiene influencia de la música clásica, de la música contemporánea, pero hay ciertos artistas que están más ubicados en otros géneros que ya son populares por sus propios méritos.

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–¿Traer a algunas estrellas del jazz?

–Eso sería fantástico, hay gente que trae a artistas de calidad, ahora viene Gretchen Parlato, el reciente Festival del Centro Histórico trajo a Lizz Wright, una gran cantante, va a venir Diana Krall al Auditorio Nacional, pero todos estos esfuerzos capturan al pueblo que ya sigue al jazz. No hay grandes esfuerzos para ampliar los públicos.

–Es cierto, siempre hay alguien que te recomienda escuchar jazz. Faltan los maestros

–Creo que se ha logrado con otras formas de arte, pero no en la música. La música clásica tiene una estructura más sólida, hay mil conciertos en México al año, pero de jazz no. El jazz está rezagado, de alguna manera circunscrito a la actividad cultural.

–Tiene que venir un promotor que crea en el jazz

–Quizás existan pero de manera aislada. Está el Festival de jazz de Polanco, pero de igual manera tiene el alcance de un festival que se realiza un par de veces al año. El músico tiene que hacer sus propios discos. Ahora con las plataformas digitales, uno puede ver muchas cosas, discos con diferentes calidades, pero aquí hay mucho por hacer para que el jazz se convierta en un producto consumible para muchas personas.

El jazz no es sax ni cantante con vestido sexy. No es los Krall ni los Bublés. ¡El jazz no es una persona!. Foto: Cortesía

–¿Qué te ha dado el jazz?

–El jazz es el medio donde más libertad encuentro. Sobre todo a partir de la improvisación, de hecho encuentro mucha similitud entre el lenguaje hablado y la improvisación musical. Ese estado efímero que tiene la vida se expresa en esa capacidad de ser espontáneo del jazz y eso me fascina. Hay un texto en el libro donde digo “el jazz no necesita guaridas secretas ni lugares oscuros con más sombras que personas. No necesita al final ni mendigar la atención de nadie haciendo concesiones o vendiéndose al mejor postor. No necesita acompañarse de queso y vino ni es música funcional que engalane un evento con músicos vestidos de esmoquin. El jazz no es sax ni cantante con vestido sexy. No es los Krall ni los Bublés. ¡El jazz no es una persona! El jazz no es día fstivo para que se programe una vez al año. El jazz no es pose, moda ni trending topic. El jazz no es caos, desorden ni anarquía. El jazz no está muerto, sepultado en la trompeta de Armstrong, encapsulado en los dedos de Peterson o congelado en el refrigerador de la manía conservadora”.

–¿Qué haces para difundir el jazz y tu música?

–Me mantengo muy activo en las redes sociales, creo que el músico debe actualizarse. El artista prefiere en una condición de anonimato, quizás, siente que se vende si se publicita de alguna manera. Si se difunde el jazz sin hacer concesiones se va a acercar a mucha más gente.

Un libro con sus aforismos, otra vena creativa del artista. Foto: Especial

–¿Quiénes son tus pianistas favoritos?

–Mis pianistas favoritos son Chick Corea, yo transcribí un disco y tuve la oportunidad de mostrarle las transcripciones a Chick, un disco de piano que se llama Expressions y él quedó muy impresionado. Keith Jarrett y Herbie Hancock, esos son mis tres pianistas favoritos.

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–¿Qué discos te han impresionado más o qué temas?

­–Me impresionó muchísimo el disco Now he sings, Now he sobs, uno de los primeros de Chick Corea, en el que prácticamente simboliza la nueva era del jazz contemporáneo que él personifica. Kind of Blue, de Miles Davis, es un disco que me influenció muchísimo, sobre todo por la cantidad de músicos, de pilares en la historia del jazz, que ese disco reúne. Bill Evans era el pianista, Wynton Kelly hizo otros tracks, John Coltrane…soy fanático de la composición, me sé todos los standards, aunque curiosamente contradice el hecho de que soy promotor de la música original. Me gustan todas las de Thelonious Monk, sus baladas me encantan, como “Ruby, my dear”.

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ENTREVISTA | El odio que sufren las minorías en EU es extremadamente peligroso: Antonio Sánchez

domingo, octubre 8th, 2017

El baterista mexicano ha vivido en los Estados Unidos durante 25 años. Se ha comprado hace poco una casa con sótano en Nueva York, donde compuso los temas, tocó todos los instrumentos, grabó y mezcló todo el disco: Bad Hombre. Es un trabajo oscuro, donde pudo sacar toda su rabia y frustración por alguien a quien le cuesta llamar “Presidente”.

Ciudad de México, 8 de octubre (SinEmbargo).- Antonio Sánchez sea probablemente hoy el músico con mexicano con más fama internacional que existe. Después de ganar varios premios por su trabajo musical en Birdman, la laureada película de Alejandro González Iñárritu, unió fuerzas con el cineasta español Fernando León de Aranoa para hacer el documental Política, Manual de Instrucciones.

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Allí puede escucharse su tamborileo emotivo, ese tocar la batería como si fuera el único instrumento que existe sobre la tierra y decir desde allí cosas importantes, trascendentes. Fue el tiempo en que se compró una casa en Nueva York, donde lo primero que miró era el sótano, pues quería tener un estudio de grabación en su casa.

Allí grabó Bad Hombre, una apasionada suite de improvisaciones de tambores solistas, a través de texturas electrónicas que crean fuegos artificiales de autoexpresión y ferviente auto-purga del talentoso músico de 45 años.

Bad Hombre alinea su poderoso mensaje musical con una alerta sociopolítica, basada en la preocupación de Sánchez por Estados Unidos, el país donde reside y por su país natal, México, donde estos días ha venido para ver a su familia (entre ellos su abuelo, el famoso Ignacio López Tarso) y traer solidaridad a sus parientes y amigos.

“He estado en este país por casi 25 años y realmente creo que es un país único de inmigrantes de diferentes razas, orígenes y religiones que en última instancia pueden coexistir. Pero Donald Trump ha agitado un sentido falso, equivocado de nacionalismo. Me han burlado y me han intimidado innumerables veces en las redes sociales porque me opongo abiertamente a las opiniones y políticas de Trump y estoy muy entusiasmado con ello”, dice Antonio, músico desde hace muchos años de Pat Metheny.

“Cuando el trolling adquiere su forma más fea, sería sobre mi herencia mexicana y sobre cómo somos un puñado de sanguijuelas que chupan en los recursos del gobierno. Sobre cómo los agresores pagaron seguramente mi educación, nosotros no pagaríamos impuestos y todo bajaría de esa forma”, añade.

Bad Hombre desata algunos de los tambores más viscerales y variados de la carrera de Sánchez. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo

Bad Hombre desata algunos de los tambores más viscerales y variados de la carrera de Sánchez, impulsados ​​por toda la ardiente pasión de un grito de guerra. Bad Hombre confirma a Antonio Sánchez, el baterista como narrador de cuentos, como uno de los músicos más talentosos e innovadores de su generación.

Una aplicación en el teléfono de su esposa le sirvió para hacer el arte del disco Bad Hombre. Foto: Especial

“He seguido un enfoque similar y un proceso creativo para cada uno de mis discos solistas anteriores, tratando de contar una historia a través de buenas melodías, armonías atractivas y sólidos surcos. La narración de cuentos es una parte crucial de mi proceso de composición e improvisación y quería desafiarme a escribir el equivalente de una novela musical. Eso llegó a buen término con mi álbum anterior, The Meridian Suite (una pieza de más de una hora, destinada a ser reproducida ininterrumpidamente desde el principio hasta el final). Pero quería que Bad Hombre contara una historia completamente diferente”, continúa Sánchez.

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Simultáneamente, la “banalidad del mal” personificada en la candidatura de Donald Trump puso en llamas los sentimientos de Antonio.

“El arte es un reflejo de la vida. Un nivel sorprendente de ira, frustración y conciencia había crecido en mí debido a la situación política de los Estados Unidos. El surgimiento de Donald Trump y su retórica xenófoba y racista contra los mexicanos y otras minorías me molestó y enojado profundamente porque soy un mexicano nativo y no había otra manera de interpretar su retórica sino como un insulto y una amenaza, esa experiencia dictó qué tipo de historia este álbum iba a decir”.

“Vivimos en una de las peores épocas de la historia política estadounidense. La intolerancia y el odio que las minorías están experimentando diariamente en Estados Unidos es extremadamente peligroso cuando es implementado por algunos de los seguidores más fervientes por Trump. Amigos míos han sufrido abuso verbal y físico”, dice Antonio.

–Háblame del disco…

–Este es un disco para mí muy diferente, que ha marcado una nueva etapa de en mi carrera. El disco de llama Bad Hombre y tiene connotaciones políticas, por lo que está pasando en los Estados Unidos por nuestro actual Presidente. Me cuesta llamarlo Presidente…Es un disco muy experimental, que hice todo en mi casa. Empecé a hacer un montón de improvisaciones. Quería una sonoridad diferente. Tomé la batería acústica y un montón de sonidos electrónicos. No programé nada, toqué la batería antes y metí lo electrónico después. Se lo he enseñado a muchos amigos músicos, entre ellos a Pat Metheny, quien me ha dicho que nunca había escuchado algo así. Lo cual no está nada mal, para el exceso de música que hay ahora.

–¿Qué significa para ti sonoridad?

­–Siempre he sido de la opinión de que los bateristas tenemos que esforzarnos el doble para demostrar que somos músicos también. Hay muchos bateristas que le dan mal nombre a la batería definitivamente, porque a veces es utilizada como un evento olímpico más que como instrumento musical. Siempre que hago clínicas estoy haciendo hincapié en la musicalidad y lo melodioso y lo armónico que puede ser una batería. La sonoridad de este disco es muy importante. Yo, como soy jazzista, estoy trabajando con instrumentos muy particulares: un bajo acústico, piano y mi instrumento de vientos predilecto es el saxofón tenor. Entonces estás jugando con esos instrumentos, que tienen una sonoridad muy establecida. Lo que me gusta de este tipo de proyectos es que usas sonidos que no existen. Después de haber hecho Birdman, me empezó a interesar más esos sonidos que evocan imágenes. De pronto estás componiendo en blanco y negro y descubres el color. Eso es para mí la electrónica.

Posee una casa en Tlalpan, donde viene regularmente. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo

–¿Qué valor tiene el silencio para ti?

­–Mucha gente dice que es más importante que las notas que tocas. Y es cierto. El espacio en una composición musical es algo tan importante como las notas que ha escrito. La música en su mejor forma de expresión es cuando hay mucho contraste. Me gusta que el oyente sea tomado por sorpresa, no me gusta que mi música sea predecible.

–¿Has mejorado como compositor?

–He descubierto muchas cosas de mi mente musical, estaban seguramente ahí, pero mi evolución ha llegado a esto por ahora. Por muchos años fui baterista de muchos artistas, luego decidí ser compositor y ahora estoy viendo lo importante que es tener una discografía increíblemente variada. El disco que sigue después de este será un disco de big band, nada que ver con éste.

–¿Quién te inspira, Jack DeJohnette, por ejemplo? Me gusta mucho cuando toca con varios artistas, sus discos en solitarios son un poco raros…

–Sus discos son raros, a veces, es cierto. Jack DeJohnette siempre ha sido uno de mis favoritos, sobre todo porque es alguien muy difícil de imitar. Jack tiene sencillamente una sonoridad, lo que me inspira mucho, además de que es mi amigo. He hablado muchas veces este tema con él y siempre me dice de hacer un esfuerzo por no repetir la cosas. Lo cual es riesgoso, porque estás flotando en el espacio sin saber qué va a pasar y a veces DeJohnette suena increíble, otras veces suena raro. Me gusta mucho Tony Williams, por ser sumamente innovador.

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–Pensaba en él al escuchar tu disco…

­–Sí, claro. Ahora la tecnología nos permite hacer cosas muy desarrolladas. Si Tony Williams pudiera hacer un disco ahora, con esa curiosidad sónica que tenía, un compositor tan diferente, sería genial. Roy Haynes sigue siendo un personaje que me sigue inspirando. Tiene 92 años y me recuerda a mi abuelo, Ignacio López Tarso, que sigue trabajando y eso lo mantiene joven.

–¿Qué significa tocar con Pat Metheny?

–Las cosas que he aprendido a lo largo de estos 17 años que llevo tocando con él, son grandiosas. Poder aprender de alguien con una discografía tan variada, es algo que me inspira muchísimo. Tiene una ética de trabajo tan poderosa y tan ambiciosa que me encanta estar con alguien que me hace sentir como que no he hecho nada. Tengo que seguir trabajando, no importa las cosas que he logrado, siempre hay alguien que ha logrado mucho más. Pat Metheny es uno de ellos.

–¿Cómo es el tema de los músicos mexicanos de jazz?

–Creo que no somos profetas en nuestra tierra. Me acuerdo cuando venían los grupos españoles, más patéticos y arrasaban con el mercado aquí en México, ese tipo de cosas te hacen entender dónde está la mentalidad mexicana. He tenido un poquito más de popularidad en México, gracias a lo de Birdman y también al hecho de que me he formado afuera. Eso ayuda. Todos los de mi generación son increíblemente creativos, además me mantengo en contacto con Chick Corea, con Metheny, etc.

–¿Tú no podrías desde tu lugar hacer algún festival y atraer a más gente?

­–Sí, pero no te imaginas cómo es mi agenda. Me pasan muchas cosas por la cabeza. Apenas me doy abasto para hacer todas las cosas obligadas. No desecharía jamás esa idea, sobre todo para ayudar a muchos músicos que han dejado vivo el jazz en nuestro país.

–¿Qué dirías tú que tienes como baterista?

­–Creo que a la gente le gusta que toco de manera emocionante. Y creo también que tengo una sonoridad que se ha forjado a base haber empezado a tocar rock en México, después me fui a los Estados Unidos a aprender el jazz. Además de la influencia de gente como Chick Corea, Michael Brecker, Pat Metheny.

–Michael Brecker (1949-2007), qué pérdida…

–Sí, es una pérdida que se siente todavía. Su presencia era tan poderosa y tan positiva, además. Se extraña su tipo de energía, era una persona muy linda.

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–Fernando Toussaint se fue muy pronto, también, a los 62 años…

–Sí, era un genio. Toda la familia tiene talento musical, que por desgracia la tragedia los ha envuelto, lo que ellos dieron al jazz mexicano es invaluable.

–¿Cómo fue la experiencia de Birdman?

–Para mí lo mejor fue haber estado hombro a hombro con Alejandro González Iñárritu. A mí me inspiró mucho estar en contacto con alguien que no es músico pero que es un maestro en lo que hace. Él es una persona increíblemente culta en general y particularmente con la música, eso le dio un nivel de profesionalismo y de profundidad que otros cineastas no tendrían.

Siempre he sido de la opinión de que los bateristas tenemos que esforzarnos el doble para demostrar que somos músicos también. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo

–¿Te dolió no ser candidato al Oscar?

–Me dolió el que no consideraran al score algo digno para una candidatura. Fue algo tan arriesgado lo que hizo Alejandro González Iñárritu que eso sólo tendría que haber sido premiado. Siento que la Academia está dominada por gente que piensa de una manera muy específica, muy conservadora, con respecto a la música. Fíjate que con The Revenant, tampoco estuvo como candidato al Oscar Ryuichi Sakamoto. Hay reglas muy arcaicas y que no ayudan a la causa para que se innove la música de películas.

–¿Cómo es la relación con tu abuelo, Ignacio López Tarso?

–Crecí con mi abuela. Mis padres se separaron cuando yo tenía un año, vivíamos en Chiapas y con mi madre regresamos al DF, para vivir con mis abuelos. Mi abuelo fue como un padre para mí. Lo que tiene de interesante mi abuelo en cuestión con mi carrera es que fue muy importante ver a alguien que hace lo que ama y el ver que nunca fue un artista frustrado y que pudo mantener a una familia numerosa de una muy buena manera.

El Festival de Sídney invoca el espíritu de Dalí y mexicaniza a Morrissey

jueves, enero 7th, 2016

Hasta el 26 de enero, el Festival de Sídney presentará 11 estrenos mundiales entre sus 157 actividades artísticas, 89 de ellas gratuitas, y la participación de 902 artistas de 22 países, entre ellos España y México.

Festival de Sídney Foto: EFE

Festival de Sídney Foto: EFE

Rocío Otoya

Sídney (Australia), 7 ene (EFE).- El Festival de Sídney arrancó hoy con una programación que incluye un sofisticado espectáculo circense inspirado en una obra perdida de Salvador Dalí y la mexicanización de temas de Morrissey, ex líder de la banda The Smiths.

“Celebramos nuestro 40 aniversario con el deseo de no ser demasiado nostálgicos porque queremos mirar hacia adelante”, dijo a Efe el director del Festival de Sídney, Lieven Bertels, quien aseguró que 2016 lleva una vez más “lo mejor del mundo a la ciudad”.

“Tenemos una historia importante de presentaciones de artistas de todo el mundo, entre ellos de España y Latinoamérica”, remarcó Bertels.

Hasta el 26 de enero, día de nacional de Australia, el Festival de Sídney, presentará 11 estrenos mundiales entre sus 157 actividades artísticas, 89 de ellas gratuitas, y la participación de 902 artistas de 22 países, entre ellos España y México.

Uno de los mayores atractivos es “La Veritá”, un sofisticado espectáculo que combina danza, circo y música del director Daniele Finzi Pasca e inspirado en un telón de fondo pintado por el genio surrealista Salvador Dalí en la década de 1940.

El telón original de Dalí, que fue encontrado recientemente en un almacén de un teatro de Nueva York, iba a ser usada para “Tristan Fou” (“Tristán loco”), un espectáculo de ballet inspirado en el clásico “Tristán e Isolda” que el artista catalán imaginó y nunca fue llevado a los escenarios.

“Birdman o la inesperada virtud de la ignorancia”, que ganó 4 premios Óscar incluyendo a su director Alejandro González Iñárritu tendrá un toque de locura especial porque el “extraordinario jazzista mexicano y autor de la banda sonora del filme, Antonio Sánchez, tocará la partitura en vivo”, explicó Bertels.

Las canciones atormentadas de Morrissey, el líder de la banda The Smiths, calan en el público de una forma inesperada cuando se interpretan en español y matizada con ritmos mexicanos gracias al concierto “Mexrrissey”, liderado por el productor Camilo Lara.

La compañía de teatro catalana Antigua i Barbuda, fundada en 2002 Jordá Ferré, presentará la instalación “Arquitectura de Feria”.

La instalación crea un espacio lúdico con cocinas de gas, retretes, secadores de cabello, bicicletas, máquinas de coser que son transformadas en un parque de entretenimiento con noria y carrusel en la que “niños pueden divertirse y los padres operar las máquinas”, indicó Bertels.

Asimismo, el actor japonés Yudai Kamisato tenderá puentes entre su país y Perú con la presentación del unipersonal “+51 Aviación, San Borja”, que alude a la dirección que tenía a su abuela en Lima y su travesía desde Tokio y Okinawa a ese lugar y su interacción con la comunidad peruano-nipona.

En el concierto gratuito de apertura, el Festival de Sídney presentará a la banda estadounidense de rock psicodélico The Flaming Lips, que fue nombrada en 2002 por la revista “Q” como una de las “50 bandas para ver antes de morir”, así como la presentación de sinfonías y piezas operísticas al aire libre en la bahía de la ciudad.

La diva postmoderna Meow Meow presenta el espectáculo de cabaret “La sirenita”, en el que subvierte el cuento de Hans Christian Andersen, mientras que la coreógrafa y bailarina belga Teresa De Keersmaeker presenta el espectáculo “Vortex Temporum” con la “música espectral” del fallecido compositor francés Gerard Grisey.

Y para despertar la fuerza creativa del público, el festival tiene la instalación “Ciudad efímera”, que invita a los visitantes a construir las estructuras de una metrópolis con cajas de cartón y en la que se puede sobrevolar a lo largo de una tirolesa de 170 metros.

El Festival de Sídney, en el que han desfilado a lo largo de 40 años La Fura dels Baus, Manu Chau, Joaquín Cortés o Chic Corea entre otros, inyecta unos 35 millones de dólares (33 millones de euros) a la economía de la ciudad.