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Prótesis para animales devuelven la dignidad y salud que les fueron robadas

miércoles, enero 17th, 2018

Las prótesis ortopédicas para animales, actualmente están en boga, incluso ya hay clínicas especializadas para atender este tipo de problemas. La dignidad y la salud ya no es solo una cuestión de seres humanos, aseguran activistas.

Por Carmen Moraga

Ciudad de México, 17 de enero (ElDiario.es/SinEmbargo).- La utilización de prótesis ortopédicas ya no es algo exclusivo de los humanos. Existen clínicas especializadas en la colocación de estos aparatos a los animales y talleres donde fabrican órtesis personalizadas (artilugios que dan soporte al movimiento) para todos aquellos seres sintientes a quienes, por diversas circunstancias, les han tenido que amputar alguno de sus miembros o han sufrido parálisis en alguna zona de su cuerpo.

El objetivo es sencillo: mejorar su existencia, devolverles la posibilidad de caminar, si acaso de correr, pero, sobre todo, que puedan recuperar la dignidad perdida, que muchas veces les robaron. En definitiva, darles una nueva oportunidad de disfrutar de la vida para que dejen atrás el calvario que en la mayoría de los casos han sufrido. Porque, como cualquier ser humano, ellos también se lo merecen.

Estas son tres bonitas historias que lo demuestran: las de Tana, Félix y Neo.

Tana antes de la amputación de sus patas traseras. Foto: Hogar Animal Sanctuary.

TANA, LA GALGA QUE PERDIÓ LAS PATAS TRASERAS POR LA LESHMANIOSIS

Tana ha vuelto a caminar. Incluso casi puede correr como antes, la gran pasión de todos los galgos. Porque Tana es una preciosa galga de cinco años que fue adoptada cuando aún era una cachorra por Marisa y Fernando, un matrimonio jubilado, residente en la localidad madrileña de El Pardo.

“Vimos su foto en Internet, en el Centro de Recogida de Animales de Rivas-Vaciamadrid y su carita de pena nos enamoró”, cuenta Marisa. La historia de Tana no se ajusta a la de un perro maltratado, pero no deja de enternecer. Los voluntarios del centro la recogieron al recibir el aviso de que habían visto a un perro deambulando junto a las vías del tren de cercanías, detrás de las vallas metálicas que hay de protección. El riesgo que corría de morir atropellada no dejaba lugar a dudas.

Su rescate fue complicado y peligroso. La perra no se dejaba coger. “Estaba muy asustada y cuando veía llegar a alguien se escondía en un túnel”, explica Marisa. La compañía, que fue avisada por las voluntarias, se negó a parar o a distanciar el servicio mientras durara la operación de rescate. Pese a arriesgar sus vidas, varias voluntarias al final lograron atraerla y llevarla al centro de acogida. Estaba muy delgada, sin chip pero llevaba un collar de cuero. “Posiblemente se escapó o se perdió. Quién sabe”, elucubra ahora su dueña. Le diagnosticaron leishmaniosis y fue puesta en tratamiento, al que respondió muy bien.

Tana pronto se adaptó a su nueva vida con Marisa y Fernando. “Es muy buena, pero muy miedosa. Salvo con los niños, con los que se lleva muy bien. Lo que más le gusta es salir al monte a correr, a olisquear y a jugar con otros perros. Y aquí hay muchos, algunos adoptados, como Tana”.

Hace un año la enfermedad se agravó. Tana sufrió daños renales que a su vez le provocaron un coágulo que degeneró en un principio de necrosis en las patas de atrás. No hubo más remedio que amputar las partes afectadas. “Nos dimos cuenta de que algo iba mal porque un día empezó a cojear pero como no se quejaba. Afortunadamente, en el Hospital Clínico Veterinario de la Complutense le diagnosticaron el problema y han estado muy volcadas con el tratamiento de su leishmaniosis, su coagulación y sus heridas”, asegura Marisa. Se llevó a cabo la operación de amputación de las partes dañadas y todo fue muy bien.

Después, Tana continuó el tratamiento en la Clínica Integra, un centro ubicado en Majadahonda (Madrid) y especializado, entre otras cosas, en tratamientos enfocados a mejorar y acelerar el proceso de recuperación en problemas ortopédicos y heridas complejas. Sus profesionales María Suárez, María Bravo, Paula González y Sara Salgado se volcaron con Tana.

A Marisa y Fernando ver a la perra privada de la posibilidad de volver a correr les partió el corazón. Entonces surgió la idea de hacerle unas prótesis para darle una segunda oportunidad.

Y ahí es cuando entra en escena Héctor Triano, técnico ortopédico y encargado de CreaOrtopedia, artífice de las prótesis de la galga.

“Generalmente solo trabajamos con niños y adultos, pero un amigo fisioterapeuta me contó el caso de Tana y me puso en contacto con la clínica. Me pareció que si habíamos solucionado problemas parecidos en humanos también era posible hacer unas prótesis para la perra. Así que comenzamos a trabajar con la clínica en este reto, poniendo con los veterinarios ideas en común”.

“Aunque la biomecánica de un perro no es la misma, tratamos el caso como se haría con un humano, sacando un molde del miembro afectado. En este caso, al ser doble la amputación, decidimos tratar primero el miembro más activo de los dos”, cuenta Héctor. “Realizamos el molde y la posterior configuración de la prótesis a medida, en plástico termoconformable de 2mm, acompañado de un forro interior para hacerlo más cómodo y evitar al máximo el impacto, ya que después de la amputación el miembro todavía tiene que crear tono muscular”.

“Tras las primeras pruebas y al ver que Tana se adaptaba bien, pasamos a la fase de crear una base, simulando la articulación que fue amputada, sobre la que poder empezar a tener una marcha más funcional y activa”, sigue contando Héctor. Después de pruebas y más pruebas, las visitas a la clínica Integra, en donde Tana es ya todo un personaje, se han convertido para la perra en habituales. Pero ahora disfruta de una mayor calidad de vida e incluso puede de nuevo corretear.

“Ha sido une experiencia increíble. Estamos muy contentos. Esperamos poder seguir trabajando en casos similares con animales y dar soporte técnico a otros que surjan en un futuro”, asegura Héctor.

Si la llegada de Tana cambió sus vidas, ahora Marisa reconoce que desde que la perra tiene las prótesis -que puede quitárselas por la noche para dormir o cuando está tranquila en casa-, su dedicación a ella es mayor. “Es que necesita más cuidados y mucha dedicación. La llevo a revisiones, a terapia, estoy pendiente de su medicación…, pero no me importa, tengo tiempo y me compensa”.

“Los galgos son perros muy especiales, muy independientes, nobles, son ‘otra cosa’”, asegura la dueña de Tana, que solo tiene palabras de agradecimiento para el equipo de profesionales que la ha tratado.

Sobre el coste de las prótesis aclara que “en Estados Unidos pueden alcanzar hasta los 2.000 euros. Pero aquí los precios son mucho más económicos. Las prótesis de Tana nos han salido por menos de 300 euros”.

EL HOGAR ANIMAL SANCTUARY, UN EJEMPLO DE GENEROSIDAD Y ENTREGA 

Tana no es el único animal que disfruta de una nueva vida gracias a unas prótesis o a artilugios fabricados a su medida para que vuelvan a tener movilidad tras sufrir traumáticas amputaciones. Son bastantes los casos que encontramos, relatarlos todos sería una tarea imposible.

Desgraciadamente, la mayoría de ellos esconden detrás historias terribles de maltrato. Animales rescatados de una muerte segura que gracias a los voluntarios, esos héroes de los hogares y santuarios, ahora viven libres y sin miedo.

Uno de esas “heroínas” es Elena Tova, fundadora y directora de El Hogar Animal Sanctuary, en cuya web ya se dan pistas de quién es. “Elena es el corazón y el alma del santuario. La ‘mamá de los animales’, como ella misma se denomina, es una entregada activista que ha pasado gran parte de su vida rescatando animales de todas las especies”. Mejor presentación, imposible.

Con ella habla El caballo de Nietzsche, y ella es la que nos relata los casos de Félix, el carnero, y Neo, un perro pitbull, cuyas historias llenan de pena. Los dos llevan prótesis con las que han conseguido recuperar un poquito de la calidad de vida que hasta ese momento jamás tuvieron.

Elena Tova, directora de El Hogar Animal Sanctuary, curando al carnero Félix. Foto: El Hogar Animal Sanctuary.

FÉLIX, EL CARNERO QUE PUDO SER DEVORADO POR PERROS ASILVESTRADOS 

Félix es un carnero de cerca ocho años, al que la industria ha estado explotando durante casi toda su existencia con un único fin: preñar a las hembras, por lo que le llevaban granja en granja como semental.

En una de esas “visitas” la suerte le acompañó. Porque se puede calificar de suerte el final de su terrible historia, en la que estuvo a punto de ser devorado por los perros asilvestrados de una de estas granjas, donde le dejaban sin vigilancia de ningún tipo para que cumpliera su misión.

“Los perros guardianes están sueltos en esas explotaciones y es bastante corriente que ataquen los animales extraños. Los carneros, además, despiden un fuerte olor a macho y eso excita a los perros de la manada, que al tener poco contacto con los humanos están prácticamente asilvestrados”, relata Elena, que lamenta que “no se conoce la verdadera realidad de las granjas”.

La activista rescató a Félix de una granja del municipio madrileño de Agustín de Guadalix (Madrid), colindante a la suya. “Una noche salté la valla al oír fuertes ladridos, ladridos especiales cuyo origen reconocí de inmediato porque había visto y vivido en otras ocasiones situaciones similares”. A sabiendas de que se la estaba ‘jugando’, Elena se metió en la granja de su vecino y contempló horrorizada que la jauría “se estaba comiendo literalmente al indefenso carnero. Habían hecho ya estragos en parte de la tráquea, del ano, en tres vértebras de la columna vertebral. Un espectáculo dantesco”, rememora Elena.

Después de conseguir, no sin esfuerzo, apartar a los perros llamó a sus compañeros, y tras conseguir convencer al granjero de que les entregara a Félix, lo que les costó lo suyo, llevaron al carnero al hospital de Madrid. Allí le hicieron las primeras curas, le reconstruyeron el recto y, en definitiva, “le salvamos la vida”.

El coste de la operación fue recaudado a base de la generosidad de la gente, por medio de crowdfunding, una de las vías más habituales para conseguir fondos que tienen los albergues, centros de acogida, santuarios y hogares para animales que, sin ánimo de lucro, están desperdigados por toda la geografía española. Porque, salvo las perreras municipales, ninguno de ellos recibe subvenciones oficiales.

La recuperación de Félix ha sido larga y muy dura. La idea de las prótesis llegó después de mucho tiempo postrado sin poder moverse debido a la rigidez de sus tendones. “No se podía levantar. Para paliar su estado le aplicamos acupuntura, fisioterapia y todo tipo de terapias, pero se quedó sin poder caminar”. Eso fue hace cinco años.

“No nos conformamos y le encargamos unas prótesis para las patas delanteras a Animal Orthocare, un centro Estados Unidos especializado en este tipo de casos. Su fundador, Derrick Campana, ha tratado a toda clase de animales, para los que el grupo de profesionales de su equipo diseña y fabrica prótesis de todo tipo. Sorprende ver que entre sus pacientes hay una llama, e incluso ¡un elefante!.

Las prótesis de Félix, al ser un trabajo muy especial, han costado 1.500 euros cada una después de un descuento del 50%, cantidad que se ha podido abonar gracias a la generosidad de muchas personas, que también se han volcado en los casos de Neo o Zoe.

“Te garantizo que Félix es feliz, tiene un hogar, comida y un sitio limpio donde dormir. Pero lo más importante, recibe cariño que nunca nadie antes le había dado. Nadie le va a obligar a hacer algo que no quiera”, dice Elena. “Estos animales están viviendo la etapa mas bonita de su vida nosotras les damos cariño y seguridad pero, sobre todo, paz. Han dejado de tener miedo cuando viene un humano porque han entendido que nadie les va a pegar ni a separar de su familia”.

La activista quiere que se sepa que los otros animales son “muy sensibles”, “tanto o más que los humanos”: “lloran a la ser separados de sus crías, sufren y dejan comer de tristeza”.

LA DESGRACIA Y LA SUERTE DE NEO, EL CACHORRO PITBULL 

Neo es un cachorro de raza pitbull que tiene ahora 10 meses. Hace tres que lo encontraron en Valencia en una barriada. Una mujer humilde que tiene una protectora lo recogió de la carretera cuando iba en coche, al ver que se movía algo entre unos matorrales. “Iba arrastrando las patitas con las pezuñas totalmente ensangrentadas. Del esfuerzo de arrastrarse, del roce del cemento, los huesos se le había quedado al aire. Estaba flaquito, flaquito”, recuerda Elena.

Al hacerle radiografías comprobaron que Neo que tenía la espalda rota, o bien porque le habían molido a palos o bien porque le había atropellado un coche. Además, el cachorro tenía el estómago lleno de piedras y de astillas del hambre que había pasado y casi todos los dientes rotos en su intento de alimentarse.

La mujer que lo encontró y se lo llevó hizo lo que pudo. Le trató con antiinflamatorios pero sus escasos recursos no le daban para más. Neo, para su suerte, terminó en El Hogar Animal Sanctuary. Allí comprobaron los grandes y posiblemente irreversibles daños que había sufrido. Como consecuencia de su graves lesiones tenía incontinencia urinaria y las posibilidades de que se quedara paralítico de por vida eran grandes.

“Había dos opciones: operar la espalda y fabricarle una silla de ruedas, o luchar para ver si podíamos lograr que recuperara algo de movilidad”. Elena relata que consultaron a varios neurólogos “porque nosotros somos muy de luchar y ahora que Neo está creciendo es el momento de operar”.

El trabajo que están realizando con Neo es admirable. Le dan a diario masajes en los músculos y tendones; le vacían varias veces los esfínteres; le aplican electroestimulación para que no vaya perdiendo más musculatura y no sienta dolor… Y ahora están estudiando varias prótesis, aunque por el momento ninguna ha dado el resultado deseado. “Hemos comprado otro aparato para que le corrija la postura y ver si puede ir recobrando sensibilidad poco a poco. Con mucho esfuerzo, quizá llegue un día en el que Neo pueda caminar por sí mismo”, añade Elena.

Mientras dan con la solución adecuada, las activistas cuentan que están pidiendo que alguien done una cinta de andar de humanos para que el cachorro pueda hacer ejercicios cuando llegue el momento. Porque en El Hogar nadie tira la toalla por ninguno de sus habitantes.

El cachorro Neo en El Hogar Animal Sanctuary. Foto: Hogar Animal Sanctuary.

¿POR QUÉ GASTAR DINERO CON ESTOS ANIMALES? 

Los activistas son conscientes de que hay gente que no entiende que se invierta dinero para este fin. Elena Tova nos da su respuesta: “Es por justicia, por ética. Los animales sienten dolor como nosotros y, como nosotros, tienen una única vida. Pero somos los humanos los que hemos dispuesto de ella, casi siempre para mal”. Cuando los rescatamos es el momento de darles los derechos fundamentales que tienen que tener. Son seres sintientes”.

“También lo hacemos por amor, son parte de nuestra familia y como tal, hemos prometido que les vamos a querer y cuidar el resto de su vida. Nos han enamorado, son nuestro día a día. Con nuestros familiares nos volcaríamos, ¿por qué no con ellos?”, enfatiza.

También Marisa, la dueña de Tana, replica a los que creen que dedicar tanto esfuerzo e invertir recursos económicos en un animal es un derroche o algo “absurdo”: “Los animales tienen el mismo derecho que cualquier otro ser vivo a tener otra oportunidad. Se lo merecen. Ellos te lo dan todo”.

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Estudio sugiere que la domesticación creó perros hipersociables por la amplificación de sus genes

miércoles, julio 19th, 2017

Una variación genética podría estar relacionada con la hipersociabilidad que poseen los perros y que les permite conectarse socialmente con los humanos, revela estudio.

Madrid, 19 de julio (EFE).- Los perros tienen un grupo de genes que están ligados a una mayor sociabilidad en su comportamiento, según un estudio que sugiere que la domesticación creó canes hipersociables debido a la amplificación de esos genes y no como resultado de un aumento de la cognición social del animal.

La especial relación entre hombres y perros ha sido el centro de múltiples investigaciones durante décadas, pero el papel de la genética en la evolución del comportamiento canino sigue siendo muy poco conocida, así como su diferencia con el de los lobos, según el estudio publicado hoy por Science Advances.

La explicación a por qué los perros son el mejor amigo del hombre podría encontrarse en sus genes, revelan científicos. Foto: EFE

Hipótesis sobre el distinto comportamiento en perros y lobos dicen que los canes son más proclives a la solución de problemas sociales, pero nuevas evidencias sugieren que los lobos socializados por el hombre pueden tener resultados similares o mejores en esos aspectos sociocognitivos.

Un grupo de expertos, dirigido por Bridgett von Holdt de la estadounidense Universidad de Princeton, se concentró en el área cromosómica implicada en la sociabilidad canina y cuya eliminación en humanos causa el síndrome de Williams-Beuren (WBS), que es congénito y se caracteriza por un comportamiento hipersocial.

En el estudio se analizó el ADN, el comportamiento de perros domésticos, de lobos grises socializados por el hombre, así como datos de diversas razas de canes procedentes del Amercian Kennel Club.

La Universidad de Princeton analizó la genética de estos animales y encontró que los lobos también pueden ser sociables con los humanos. Foto: Especial.

Los resultados señalan que variaciones en los genes GTF2I y GTF2IRD1 parecen estar conectados con la hipersociabilidad en perros, un elemento clave de la domesticación que les diferencia de los lobos.

Los investigadores estudiaron el comportamiento de canes domésticos y lobos grises con ejercicios de sociabilidad y resolución de problemas, uno de los cuales consistía en que abrieran una caja con una recompensa, tarea que debían realizar solos y en presencia de un humano que mantenía una actitud neutra.

Los perros dedicaron más atención a los estímulos sociales e interés ante humanos que no conocían, lo que les llevó a pasar la mayor parte de tiempo de la prueba mirando a la persona, cuando estaba presente, en comparación con el comportamiento de los lobos.

Los resultados, según VonHoldt “pueden explicar las diferencias de comportamiento entre perros y lobos, facilitando así su coexistencia con las personas”.

El estudio indica que es necesario un enfoque integral de los datos genéticos y de comportamiento para entender los fundamentos moleculares de las diferentes características asociadas con la domesticación.

Reflexión por el derecho de los no humanos: Satanizar el animalismo

miércoles, febrero 3rd, 2016

“Cuando reclamo el derecho a la libertad para un animal de zoológico o el de una vaquilla a no ser torturada, ¿estoy negando acaso la solidaridad, tolerancia o ayuda inmediata para un refugiado, un homosexual perseguido o una madre con su nevera vacía y apagada porque le cortaron una luz que sólo enfriaba alambres?”, cuestiona animalista.

Decenas de manifestaste realizaron una protesta pacifica en las inmediaciones de la Monumental Plaza de toros México, en la cual exigían la abolición de la Fiesta Brava.  Foto Cuartoscuro.

Decenas de manifestaste realizaron una protesta pacifica en las inmediaciones de la Monumental Plaza de toros México, en la cual exigían la abolición de la Fiesta Brava. Foto Cuartoscuro.

Por Julio Ortega Fraile

Ciudad de México, 03 de febrero (SinEmbargo/ElDiario.es).- Nunca he escuchado a un misionero de un orfanato en Tanzania, ni a un oftalmólogo de Médicos Sin Fronteras desde Somalia, ni a un bombero español voluntario en Haití o Nepal, ni a un policía que se negó a participar en un desahucio aun sabiendo que lo sancionarían, quejarse por cualquier iniciativa o logro en la defensa de los derechos de los animales. Me estoy refiriendo a los animales no humanos. Tampoco a un miembro de la Marea Blanca (defensa de la Sanidad Pública), de la Marea Naranja (defensa de los Servicios Sociales), de la Marea Verde (defensa de la Educación Pública), de la PAH (defensa de los Afectados por la Hipoteca), de la Marea Roja (Desempleados en Lucha) o de Plebiscito Vinculante (Soberanía Ciudadana).

Todos los anteriores luchan dejándose tiempo, dinero, lágrimas, salud y, no pocas veces, la vida por unos principios que consideran irrenunciables. La unión de ciudadanos y su presión para alcanzar en cualquier rincón del planeta una sociedad más justa e igualitaria para las personas, erradicar la violencia, paliar las terribles consecuencias de las hambrunas, las guerras, la persecución sea cual sea el pretexto, la esclavitud, la discriminación o los efectos devastadores de un capitalismo feroz: esos mismos objetivos son un recurso en boca de quienes demonizan al Movimiento Animalista.

Un recurso despreciado en sí mismo pero que se convierte en un tesoro, puntual y desechable después, cuando se trata de utilizarlo para denostar e intentar destruir lo que tanto les molesta: que se incluya a los animales no humanos. Echan mano de él aunque no les inquietan ni les quitan el sueño esas tragedias, pero necesitan apelar a ellas para seguir disfrutando de una vigilia en la que aplauden o participan de actos que implican crueldad. Al final, qué mejor arma que esa en la que, llevándose otros el riesgo de salvar vidas, se la arrogan ellos para justificar las que arrebatan sin asumir el menor peligro.

Si protestas contra la caza, salen sus representantes y defensores hablando de los niños hambrientos y de sus vientres abultados; algunos incluso se permiten calificar públicamente de delincuentes a los animalistas, como es el caso de don Santiago Iturmendi, presidente de la Federación de Caza de Castilla y León (Tenemos derecho a cazar. ¡Cojones!).

Si es contra la tauromaquia, saltará a las redes Francisco Rivera, consternado por los recortes sociales (en los que, en un ejercicio de cinismo, incluye las subvenciones taurinas, como incluye las escuelas de tauromaquia en Educación). Y si es contra la peletería, se pronuncia la Conferencia Episcopal clamando por el aborto; nada que pueda sorprender en quienes no han tenido ni una sola palabra de crítica para el Obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, al afirmar que esa cuestión era más grave que la Guerra Civil.

Iba a escribir que es curioso pero creo que queda más ajustado decir ruin. Es ruin que quienes sin hacer nada por miserias que aquejan, oprimen, hieren y matan al ser humano se acuerden de ellas no ya para dotarlas de preferencia sino de exclusividad. No estoy hablando de antropocentrismo, sino, simplemente, de hipocresía. Cuando reclamo el derecho a la libertad para un animal de zoológico o el de una vaquilla a no ser torturada, ¿estoy negando acaso la solidaridad, tolerancia o ayuda inmediata para un refugiado, un homosexual perseguido o una madre con el refrigerador vacío y apagado porque le cortaron una luz que sólo enfriaba alambres? La verdad es que su peculiar “universalidad” de la justicia, la paz o la igualdad no sólo no llega a todas las especies que habitan nuestro mundo sino tampoco a todas las etnias, colectivos, situaciones políticas, económicas o sociales; ni tan siquiera alcanza a toda su ciudad, su barrio o sus vecinos: ese universo raquítico se limita a menudo a ellos mismos y a los suyos, a sus vínculos familiares y de amistad, o a sus colegas de disfrute ante la brutalidad con ciertos seres vivos. Para de contar.

Encierro en Tórtola de Henares. Foto: Jon Amad/ Igualdad Animal

Encierro en Tórtola de Henares. Foto: Jon Amad/ Igualdad Animal.

Si tanto les importa el ser humano, ¿por qué no les turba que nos formen y nos desarrollemos en sistemas que alientan y protegen la violencia, o que prevalezca la supremacía de valores como raza, religión o poder adquisitivo en su vertiente más aberrante?; ¿por qué la evolución y el avance en los derechos sociales en cuestiones que, siendo un puro ejercicio de libertad y que a nadie dañan, se clavan en la moralidad de aquellos que siguen teniendo prestos el “maricón”, “si es que la violaron porque iba provocando”, “que se vayan a su puto país” o “no me extraña que se la cargara, no paraba de tocarle los cojones”?. Los mismos que ante la agonía de un toro torturado se levantan, aplauden, sonríen y gritan “¡olé!”. Los mismos, exactamente, que dicen que ese toro ha nacido para eso. Los mismos, al fin, que aseguran que los animales no pueden tener derechos.

Pero ¿qué se va a esperar de quienes han hecho de la mendacidad coartada para sus actos y disfraz para las consecuencias de los mismos?. Nunca vimos ni veremos a Rouco Varela, tan filántropo desde su ático de 370 metros cuadrados, exponerse a la malaria enseñando en un barracón-escuela en Sudán. Tampoco vimos a El Juli (un matador que, por cierto, pregonó a los cuatro vientos su altruismo al organizar una corrida benéfica el pasado año y que, seis meses después de celebrada, como se denuncia desde los propios medios taurinos, no ha rendido cuentas de la misma y da la callada por respuesta cuando se le pregunta) sostener una pancarta durante el 15M (es un movimiento social surgido de la indignación popular y que desató tras la Manifestación del 15 de mayo de 2011); ni a Gerardo Abril, presidente del Patronato del Toro de la Vega, recogiendo chapapote; ni a los cazadores viajando a África para algo más que para matar a un león y colgar su cabeza en su salón.

Hay quienes entendemos que ambas luchas, por los animales humanos y por los no humanos, son necesarias y compatibles. Es más, son complementarias y posiblemente son la misma. Nos partimos el alma para que no existan campos de refugiados (por no haber razones para su éxodo) ni perreras; para acabar con la explotación laboral o con los circos con animales; para terminar con la desasistencia sanitaria o con la experimentación animal; para cerrar corredores de la muerte o mataderos; para detener, en definitiva, o al menos mitigar tanto sufrimiento con independencia de quién lo padezca.

Y llegan entonces los que nos critican y condenan -transformados por obra y milagro de la abstinencia obligada de crímenes (legales) contra animales si logramos nuestro objetivo-, en adalides de una defensa de los humanos que, en el fondo, les trae sin cuidado en la mayoría de los casos, y en la forma también. Apenas hay que escarbar para descubrir que no hay generosidad en el Arzobispo Emérito de la Archidiócesis de Madrid cuando habla de caridad desde ese ático cuya reforma costó medio millón de euros; tampoco empatía en un torero por muchos críos que suba a sus hombros; ni atisbo de sensibilidad en un escopetero aunque cuelgue una foto de un niño desnutrido justo después de poner la de sus hijos junto al cadáver ensangrentado del jabalí al que disparó y acuchilló.

“¿Y los humanos, qué?”. ¡Vete a pasear tu falsedad! No dan ganas de decirles otra cosa al escuchar sus palabras tras comprobar cuáles son sus actos. Muchas y muchos podrán darnos lecciones de abnegación, valor y desprendimiento pero desde luego no son esas y esos a los que revuelve que luchemos por los derechos de todos los animales. Quien está realmente ocupado en combatir el sufrimiento de alguien que padece no dispone de tiempo ni guarda dentro de sí la intención de censurar a los que hacen lo mismo sin mirar razas, cuentas corrientes, afiliaciones políticas, credos ni especies. Y mucho menos desear para unos lo que tanto le atormenta en otros. La empatía, si es fingida, puede servir de coartada y, si es selectiva, actuar como bálsamo de conciencias; pero sólo es real cuando no deja fuera a nadie.

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