Archive for the ‘En tres patadas’ Category

Coronavirus: ¿Se salió de madre?

viernes, junio 5th, 2020

Los modelos del Gobierno mexicano fallaron. No los de doctor Gatell, él sólo es quien da la cara, sino el Gobierno en su conjunto. Foto: Mario Jasso, Cuartoscuro.

La expresión es muy elocuente. Salirse de madre es rebasar el cauce, desbordarse, ir más allá de los límites. El problema es que cuando el río se sale de su cauce lo que sigue son inundaciones. La última semana la epidemia de COVID-19 en México pareciera haberse salido de madre, haber rebasado el cauce establecido por el propio Gobierno y comenzado a desbordarse. La pregunta es si el diseño de control de la pandemia fue erróneo desde le comienzo o si solamente, por los motivos que sean, se salió de los límites de lo planeado. Las respuestas en es momento serán todas ideológicas, por lo que no vale la pena siquiera explorarlas.

Una epidemia es una caja de sorpresa, entre otras cosas porque su expansión depende fundamentalmente del comportamiento del virus, pero también de las personas. No solo es un tema complejo por su naturaleza cultural, hay conductas, usos y costumbres que favorecen o inhiben el contagio, sino, en este caso concreto, porque se trata de una virus que, si bien pertenece a una familia conocida, de esta mutación específica sabemos muy poco, tan poco que no existe una medicina específica para combatirlo.

Los modelos del Gobierno mexicano fallaron. No los de doctor Gatell, él sólo es quien da la cara, sino el Gobierno en su conjunto. Anunciaron con una seguridad de interpretador de horóscopos que el pico sería entre el 6 y el 8 de mayo en el Valle de México y unas semanas en Guadalajara y Monterrey; establecieron como rango de muertes en 6 y 8 mil para todo el país, prepararon la reapertura con esos datos y el Presidente cantó victoria al menos tres veces antes de tener la presa en la jaula. Todo falló.

Lo que hoy sabemos a ciencia cierta es que lo que sabíamos resultó no ser tan cierto; que el modelo mexicano, basado en un sistema de vigilancia epidemiológica llamado centinela y en medidas de aislamiento social no coercitivas no dieron el resultado esperado; que, si bien no hemos tenido un problema de saturación hospitalaria, lo cierto es que ocho de cada 10 fallecidos nunca llegaron a terapia intensiva (El País, 4 de junio). Así las cosas –como dirían Warkentin y Risco– pareciera que el Gobierno federal y los estatales se enfrentan a una disyuntiva: o dejan que el agua corra, inunde, destruya y sola regrese a su cauce, con la cantidad de víctimas fatales que se presenten o toman medidas mucho más drásticas, entre ellas decretar un Estado de emergencia o excepción que limite las libertades de los ciudadanos por la pandemia, como lo hicieron muchos otros países.

Conociendo al Presidente y el temor que comparte con todos los gobernantes de pasar a la historia como represores, pero sobre todo ante la incapacidad del Gobierno de tomar medidas de mitigación al impacto económico de la pandemia (por falta de voluntad en parte, pero sobre todo porque no tiene mucho margen de maniobra) lo más seguro es que la política será administrar el caos y pasarnos a los ciudadanos la responsabilidad de cuidarnos a nosotros mismos. La receta mexicana contra el virus no podía ser más surrealista y al mismo tiempo elocuente: no robar, no mentir y no traicionar, y que el dios al que usted le rece, lo ayude. 

 

Violencia, la “nueva normalidad”

viernes, mayo 22nd, 2020

A estas alturas del partido es evidente que la estrategia de seguridad del Gobierno de López Obrador no funcionó. Foto: Margarito Pérez, Cuartoscuro.

Embebidos como estamos en la crisis económica y de salud por el coronavirus pasó casi desapercibido el informe de seguridad en el país. Fiel a su estilo, el Secretario de Seguridad Ciudadana, Alfonso Durazo, quiere ver avances donde no hay y se atrevió a hablar de una ligera mejoría, de poco más de uno por ciento, y un cambio de tendencia en abril respecto a marzo, pues hubo 50 homicidios; pasamos de 3 mil a 2 mil 950. La mejoría, si aceptamos el argumento del Secretario, tiene que ver con el calendario, no con la estrategia, pues gracias a que abril tiene un día menos que marzo, hubo menos asesinatos (qué diera el Secretario porque los meses fueran todos enanos como febrero). Esto no lo dicen, pero si comparamos abril contra el mismo mes del año pasado el incremento de homicidios es de 8 por ciento. Estamos pues, en el mejor de los casos en un estancamiento de 100 asesinatos por día que nos quieren vender como una “nueva normalidad”.

A estas alturas del partido es evidente que la estrategia de seguridad del Gobierno de López Obrador no funcionó. Sacar al Ejército a las calles es el reconocimiento silencioso de ese fracaso: la respuesta ante una política fallida es doblar la apuesta, en lugar de hacer una revisión crítica de la estrategia. La gran crítica que se ha hecho al Gobierno federal por parte de los gobiernos locales es que la Guardia Nacional “no se moja”, no se involucra en el combate directo a la criminalidad, sino que se limita a una “presencia disuasiva”. Y quizá sí, en la medida en que el Ejército y la Guardia Nacional sean visibles ese pequeño radio se vuelve seguro, pero como es evidente, no evita que una ves que se vayan o que a unos kilómetros de ahí se comentan asesinatos con absoluta impunidad.

En lo que va del sexenio no hemos avanzado un ápice en el control territorial. Los grupos de crimen organizado siguen igual o más fuertes que al principios del Gobierno de Morena. Las policías municipales y estatales están en el mismo estado de inanición, salvo casos contados que tiene más que ver con los impulsos individuales de alcaldes que se preocupan por mejorar sus policías. Los compromisos del Modelo Nacional, aprobado al año pasado, quedaron solo en buenas intenciones, pues entre lo que quedó rasurado del presupuesto 2020 estuvo el Fondo de Aportaciones para el Fortalecimiento de los Municipios (Fortamun).

Uno de los efectos esperados en la llamada postpandemia es un aumento (si aún se puede más) de las debilidades institucionales de los gobiernos nacional y subnacionales que, sumado a la crisis económica, serán el caldo de cultivo ideal para el crecimiento de los grupos de crimen organizado y de control territorial. Tener reuniones todos los días para dar seguimiento a la información de seguridad no es suficiente para bajar los índices de criminalidad, mucho menos para controlar el territorio. Cien asesinatos al día en el país no es ni debe ser tolerable. Si lo normalizamos, si lo asumimos como la “nueva normalidad”, perdemos.

Notimex, ¿dónde quedó el Estado?

viernes, mayo 15th, 2020

Notimex y los medios públicos se han convertido en instituciones de propaganda, como en los peores momentos del partidazo. Foto: Luis Carbayo, Cuartoscuro.

La crisis en Notimex, la agencia de noticias del Estado Mexicano es, más allá de lo anecdótico, pues involucra a personas públicas que en algún momento fueron aliadas y hoy se dan hasta con la cubeta, es la muestra más clara y reveladora del uso de las instituciones públicas para fines privados o partidistas. Hay entre algunos funcionarios del Gobierno de López Obrador un sentimiento de revancha, de reivindicación de sus demandas, muy similar que observamos en los primeros triunfos del PAN en los años noventa e incluso con la llegada a la Presidencia en el año 2000. La impronta ideológica es algo que se espera de cualquier Gobierno, pero respetar las instituciones de Estado es lo que da certeza jurídica y de futuro.

Notimex y los medios públicos se han convertido en instituciones de propaganda, como en los peores momentos del partidazo, lo que en sí mismo es un retroceso, pero también en trincheras personales desde las que algunos personajes dirimen sus animadversiones con otros colegas. Aunque es terrible, lo más grave no es que usen recursos del Estado para dirimir asuntos personales, sino que se obligue a los empleados de la agencia a asumir posturas, crear cuentas, atacar a comunicadores, como es el caso de San Juan Martínez –fehacientemente mostrado por el estudio de SignaLab del Iteso– o usar un programa en una televisora de Estado para defender a los cuates, como lo hizo Ackerman con Manuel Bartlett.

San Juana Martínez es ave de tempestades. Por donde ha pasado ha dejado conflicto. Se ha equivocado de punta a punta en el manejo de la agencia que hoy está en huelga, confrontada hacia el interior y con decenas de frentes abiertos hacia el exterior. Evidentemente el problema comenzó con el nombramiento: una periodista combativa y dispuesta al conflicto a la menor provocación no era evidentemente el perfil adecuado para manejar una agencia de información de Estado. Se decidió mal, no se actuó a tiempo cuando los empleados comenzaron a dar señales de que había problemas en la dirección, se dejó correr una huelga que pese a estar estallada se ignoró y hoy no parece haber más salida que la remoción de la directora con el costo político que ello tiene. Entre más tarden en tomar la decisión será mayor el deterioro de la institución y el desgaste del Gobierno.

Más de alguno pensará que es el momento de cerrar Notimex, que hoy en día las agencias de Estado tienen poca importancia y casi nada que aportar. Es una verdad a medias: las agencias nacionales hoy tienen la función de llegar allá a donde ni los medios ni las redes alcanzan a cubrir, pero sobre todo dar al mundo una visión, lo más neutral posible, de lo que pasa en el país.

Una agencia de Estado necesita visión de Estado y decisiones de Estado. Ahora sí que, parafraseando a Fito Páez, ojalá la 4T esté a la altura del conflicto.

 

Energía: la nación y el Gobierno

viernes, mayo 8th, 2020

El Presidente ha mandado varias señales en las últimas semanas de que el crecimiento de la economía le tiene sin cuidado y que lo que realmente le importa es el fortalecimiento del Gobierno. La cancelación de los contratos de generación de energía es solo una decisión más en esta lógica. Foto: Carlos Salinas, Cuartoscuro.

La reducción de los contratos para la generación de energía por vías alternas, eólica o solar, por parte de particulares, ha puesto de nuevo sobre la mesa la discusión sobre la política del Gobierno actual de favorecer a las empresas del Estado, aunque, al menos en el corto plazo, eso vaya en contra de la lógica económica del país.

En la visión de la actual administración lo mejor que le puede pasar al país es que las empresas productivas del Estado se fortalezcan económicamente y mantengan el monopolio porque eso le da al Gobierno mucho mayor margen de maniobra en la toma de decisiones estratégicas. Desde el otro punto de vista, el de los terribles neoliberales y los simplemente pragmáticos, lo mejor es que el sector energético se abra y existan privados que puedan generar electricidad o extraer petróleo de manera más eficiente y que el Gobierno se quede solo con el control estratégico.

La discusión de fondo es si lo mejor para las empresas del Estado, en este caso particular Pemex y CFE, es también lo mejor para el país. En la visión restauradora del Gobierno actual el problema de México es justamente que el Gobierno perdió su capacidad de gestión y transformación social porque se quedó sin la fuerza rectora de los grandes temas económicos. Regresarle a la CFE el monopolio absoluto de la producción de energía eléctrica (el de distribución nunca lo ha perdido) repercutirá más temprano que tarde en el alza de precios de la energía para empresas y hogares, pero fortalecerá la capacidad de gestión del Gobierno, por ejemplo, para subsidiar a quienes más lo necesiten. El retraso tecnológico de la CFE, que produce energía cara y altamente contaminante, lo cual va claramente en contra del interés nacional, se justifica en aras de un bien mayor que es el fortalecimiento del Gobierno.

La duda es si esta política energética, que es cualquier cosa menos de avanzada, es sostenible en el mediano plazo y cuáles son los costos ocultos de esta decisión; si esta visión de que lo que es bueno para el Gobierno es bueno para el país se sostiene en el tiempo. Si bien es cierto que la Comisión Federal de Electricidad es económicamente mucho más sana que Pemex, también lo es que la reconversión tecnológica en materia energética será mucho más lenta, tortuosa y cara si la dejamos solo en manos de la CFE.

El Presidente ha mandado varias señales en las últimas semanas de que el crecimiento de la economía le tiene sin cuidado y que lo que realmente le importa es el fortalecimiento del Gobierno. La cancelación de los contratos de generación de energía es solo una decisión más en esta lógica. Nos puede gustar o no, pero nadie puede a estas alturas decirse sorprendido.

Ley de presupuesto: el anillo y el dedo

viernes, mayo 1st, 2020

 Para que la República funcione el dedo ejecutor y el anillo del poder deben estar juntos, pero responder a diferentes cabezas. Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro.

Quien decide el gasto tiene el poder. Da igual si es en una casa, en una empresa o en el Gobierno. Las parejas batallan por las decisiones de compra, en las empresas los administradores ejercen su capacidad coercitiva a través del control de la chequera y en los gobiernos el jaloneo por el gasto es la expresión más burda y a la vez más clara de quién tiene el poder.

En el sexenio de Vicente Fox vivimos los primeros jaloneos por el presupuesto propios de una democracia. No había mayorías aplastantes para que el presupuesto se aprobara sin cambios, como sucedió durante décadas de presidencialismo. Con el advenimiento de la democracia los diputados se dieron cuenta de que además de voto tenían voz, y poder e hicieron un desbarajuste con el presupuesto. El Presidente montó en cólera pues, decía, esa no era atribución de los legisladores, lo llevó a una controversia Constitucional (109/2004) y logró echar para atrás el dictamen donde los diputados se sirvieron con la cuchara grande. El entonces Secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, sostenía que daba igual que aprobaran en la Cámara pues en la práctica Hacienda tenía la última palabra: la chequera.

En situaciones extraordinarias hay que hacer cambios al presupuesto y reorientar el gasto; en eso no hay discusión. La pregunta es si lo que requiere el Ejecutivo es mayor discrecionalidad para el gasto o mayor agilidad para adaptarse a las circunstancias. La iniciativa originalmente enviada por el Ejecutivo apunta a que se le otorgue mayor discrecionalidad y tenga la capacidad para mover dinero previamente asignado a programas que el Gobierno considere prioritarios. La propuesta que al parecer llegará la pleno del Congreso la próxima semana apunta a que existan mecanismo más ágiles de reasignación sin que este sea totalmente discrecional.

Hasta aquí todo parece bien y hasta civilizado. Hay sin embargo dos temas a considerar. El primero es esta sensación de dèjá vu en el proceso legislativo de la Guardia Nacional: se discute en la Cámara, se aprueba una ley aparentemente correcta, pero el Presidente termina haciendo exactamente lo que se le antoja sin que haya poder alguno que le ponga cara. La segunda y más delicada son los criterios para decretar la emergencia. Lo que se ha planteado hasta ahora es que basta un decrecimiento de uno por ciento para que la Presidencia pueda establecer dicha emergencia. Para evitar abusos, esta declaratoria no solo debería de contemplar otros requisitos (caída en los ingresos fiscales, cambio drástico en los criterios generales de política económica previamente presentados, etcétera) sino, sobre todo que sea un poder independiente, Banco de México o el propio Congreso, quien pueda decretar, a solicitud del Ejecutivo, dicha emergencia.

Es imposible no pensar en la frase del Presidente de que la pandemia le venía como anillo al dedo a su proyecto de transformación, pues ella encierra la tentación de todo Presidente de concentrar el poder. Para que la República funcione el dedo ejecutor y el anillo del poder deben estar juntos, pero responder a diferentes cabezas.

 

Coronavirus: el momento de los gobernadores

viernes, abril 24th, 2020

Los gobernadores ya entendieron que la grieta del monolítico y centralizado Gobierno federal está en el sistema de salud. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro.

Entre las múltiples contradicciones que ha sacado a flote la epidemia de coronavirus es lo dañada que está la relación entre los gobiernos de los estados y el Gobierno federal, en realidad central. Nuestro federalismo, como muchas otras cosas de nuestra vida pública, es de papel pues salvo en contados momentos de la historia donde los estados sacan la cabeza, nuestra vida pública pasa toda por la capital. Pero, cuando en los estados mueven la aguas, retiembla en sus centros la tierra. La revolución de 1910 fue de los estados hacia el centro y el gran cambio democrático de finales del siglo XX, también.

Uno de los rasgos más evidente de la actual administración es hacer todavía más centralista la vida pública. Con la excusa, fácilmente argumentable, de que los gobernadores malgastaban el presupuesto, el Gobierno federal decidió que sería él y sólo él quien decidiría cómo mal gastarlo. Hoy no se ejerce mejor el presupuesto, por el contrario, se concursa menos, se compra con prisas y los ahorros, los de verdad y los malentendidos, acaban difuminándose en una burocracia cada vez más ineficiente. Junto con la centralización se redujo también la presencia del Gobierno federal en los estados, que si bien ganó terreno con la omnipresencia del Presidente en la comunicación lo perdió en el contacto cotidiano con los ciudadanos.

En este contexto, varios gobernadores comienzan a levantar la voz y a aprovechar las oportunidades políticas que ha dejado el Gobierno federal particularmente por la ineficiencia que ha mostrado el sistema de salud en esta crisis. A los grandes sistemas, el IMSS y el ISSSTE, los tomó debilitados institucionalmente, con delegados desarraigados, los cual puede ser útil cuando se trata de combatir la corrupción, pero no para mejorar la salud; al Insabi, parido prematuramente, lo sorprendió sin estructura y a todos con un sistema de compras, que no termina de funcionar y genera desabasto. Todo ello ha dado a los gobernadores, bocabajeados durante todo el primer año de Gobierno de Morena, la excusa perfecta para regresar a la palestra.

Lo que tienen los gobernadores y los alcaldes que nunca tendrá el Gobierno federal, es el territorio. Por más que crezcan los programas sociales y las estructuras de la Secretaría del Bienestar, el contacto básico de los ciudadanos sigue siendo con los gobiernos subnacionales. Hoy las grandes decisiones sobre cómo enfrentar la pandemia las están tomando los gobernadores en sus estados. Cada día son más los que en rebelión abierta o velada (cuando son gobiernos de Morena) se salen del huacal. 

Los gobernadores ya entendieron que la grieta del monolítico y centralizado Gobierno federal está en el sistema de salud. De cómo se gestione en los estados la crisis de coronavirus que se nos viene en las próximas semanas dependerá en gran medida el número de canicas con las que jueguen en la elección intermedia. 

El mayo más largo

viernes, abril 17th, 2020

Ojalá que nuestros gobernantes entiendan que por una vez tienen que dejar de hablar para escuchar el doloroso silencio de lo ciudadanos. Foto: Romina Gándara, SinEmbargo.

Por momentos quisiéramos apagar la luz y despertar en junio, más allá de las fiestas de San Antonio o incluso de San Juan, borrar mayo del calendario, aunque perdamos las ciruelas, los mangos, los guamúchiles y las pitayas. Tomar aire, hacer un bucito y dejarnos llevar por la ola, cuya cresta espumosa y brava apenas imaginamos, y dejarnos llevar hasta ver a qué playa nos arroja, con qué heridas, con cuántas pérdidas. Pero no, el que viene será el mayo más largo, sin puentes ni fiestas, sin flores para las madres ni para la virgen, sin día del maestro ni batallas de Puebla libradas con patriotismo en cada una de las primarias del país, sin día del trabajo y en muchos casos sin trabajo, con un calor mortal y virus que creíamos invernales asechando en la calima, con hospitales llenos y plazas vacías.

El pico de la pandemia de coronavirus en México, estiman los expertos, será en la segunda semana de mayo. Una fecha que hoy parece lejanísima, casi 30 días de más insulsas mañaneras, de macabras ruedas de prensa de las siete con fríos recuentos de muertes que irán creciendo exponencialmente, un mes ardiente de fiebres, con tragedias personales por pérdida de empleo que no caben en los días, de largas y calurosas noches de insomnios de empresarios desesperados por no poder pagar las nóminas, de estudiantes encerrados inventando, cual asesinos seriales, nuevas formas de matar el tiempo.

Es cierto, no hay sorpresa: lo hemos visto repetirse en cada uno de los países infectados y hemos visto como en un déjà vu  a la realidad arrastrando sin piedad a los líderes de las diferentes naciones que se negaban a aceptar la gravedad de la pandemia. Pero nadie experimenta en cabeza ajena y lo que podemos vislumbrar es solo eso, una idea vaga de lo que hay detrás de la cortina de niebla por la que avanzamos a ciegas y de la que cada uno tendrá una experiencia distinta la final del camino sin traza.

Será en junio, cuando comiencen a bajar las aguas tras el tsunami, cuando podremos medir realmente el tamaño del desastre en la salud y de la destrucción en la economía, que podremos contar las pérdidas humanas, los empleos desaparecidos, las empresas muertas. Nadie puede predecir con exactitud cómo saldremos de ello, hay estimaciones de infectados y muertos, del tamaño del golpe económico que vendrá tras la pandemia, pero de lo único que podemos estar seguros es que a la vuelta de mayo nos espera un año distinto, que nosotros no seremos los mismos, que el país será otro, que el mundo que conocíamos habrá en muchos sentidos dejado de existir.

Ojalá que nuestros gobernantes entiendan que por una vez tienen que dejar de hablar para escuchar el doloroso silencio de lo ciudadanos: el peor error que pueden cometer los políticos, los que están en el poder y los de oposición, es pensar que gobernarán al mismo México de antes del mayo más largo.

AMLO y el médico benevolente

viernes, abril 3rd, 2020

Quizá la explicación sea más sencilla y que, como el médico benevolente, lo que quiere el Presidente es que cuando nos cargue el payaso nos vayamos todos con una sonrisa. Foto: Andrea Murcia, Cuartoscuro.

Cuentan que un médico tapatío estaba frente a un enfermo terminal, cuando éste le peguntó. “Doctor, si usted pudiera pedir un deseo, ¿qué pediría?” El médico contestó sin chistar: “yo quisiera tener un corazón tan fuerte como el suyo”. El paciente se sintió aliviado. Minutos después murió de un paro cardiaco, pero feliz y tranquilo.

Por momentos pareciera que el Presidente López Obrador nos está aplicando la misma receta. Cuesta trabajo pensar que el Presidente no esté enterado de la gravedad de la situación, que de verdad crea que existen otros datos, que piense que la solución es refinar el petróleo en México con la calidad de refinerías y el costo de refinación que tenemos, pero sobre todo que realmente piense que saldremos de esto rápido y fortalecidos, que la crisis nos caerá como anillo al dedo. Cuesta más trabajo pensar que realmente crea que la crisis será transitoria (toda crisis por definición es transitoria, pero no nos pongamos exquisitos) que decreceremos menos que los que dice el Banco de México, aunque el Secretario de Hacienda comparta esa visión. La única explicación lógica es que el Presidente lo que quiere es no alarmar, sea porque en su visión paternalista del pueblo piense que es mejor no darle la información completa para no preocupar y generar más daños a las economías populares que los que de por sí tendrán, sea porque cree que las crisis con fe son menos.

El problema es que lo que ven los mercados (los mercados, esos malditos mercados) es un Gobierno pasmado en materia económica que no está tomando las decisiones que debe tomar y que, a diferencia del componente de salud de esta crisis donde hay un vocero que todos los días habla y explica lo que está pasando, la única voz que se escucha en lo económico es la del propio López Obrador negando una y otra vez la realidad, contestando con evasivas las preguntas concretas, aplicando pensamiento mágico: decir que vamos a salir fortalecidos porque no nos van a hacer cambiar es el equivalente económico al “detente” de los amuletos del sagrado corazón.

Quizá el Presidente solo esté ganando tiempo y después de su informe trimestral el próximo 5 de abril, en el que prometió dar a conocer un plan de reactivación de la economía, le dé, finalmente, permiso a los secretarios de Hacienda y Economía de aterrizar los planes y mandar mensajes que calmen a los mercados que comienzan a dar señales de nerviosismo y sobre todo de pesimismo sino a los mexicanos que solo vemos las contradicciones acumularse día con día. En materia económica el “yo creo”, el “yo tengo confianza” y sobre todo el “yo tengo otros datos” no funcionan.

Quizá la explicación sea más sencilla y que, como el médico benevolente, lo que quiere el Presidente es que cuando nos cargue el payaso nos vayamos todos con una sonrisa.

La 4T, enferma de credibilidad

viernes, marzo 27th, 2020

Esta pérdida de credibilidad habla de un fuerte desgaste del discurso y la gran distancia entre la promesa y los resultados. Foto: José Méndez, EFE.

Dos encuestas ponen ya a López Obrador por debajo del 50 por ciento de aprobación. La de GEA-ISA, dada a conocer el miércoles, y el tracking poll de Consulta Mitofsky y El Economista que el día de ayer daba al Presidente 50.1 por ciento de aprobación con una tendencia a la baja desde diciembre y con una semana fatídica por lo que seguramente hoy amanecerá en 50 o un poco por debajo. Es un asunto meramente simbólico, pues en la práctica no cambia un ápice las decisiones de Gobierno ni la manera de comportarse del Presidente, simplemente indica que ha pasado a un momento en que hay más ciudadanos que desaprueban su actuación de los que lo aprueban.

Son solo dos encuestas, es cierto, y también lo es que son las únicas que hasta ahora reflejan el efecto coronavirus. Para darnos una idea de lo que significa este nivel de aprobación son más o menos los números que tenían Fox y Peña Nieto a estas alturas de su mandato, lo que desvanece la idea del Presidente todo poderoso que nunca bajaría del pedestal del apoyo popular. Dos datos de la encuesta de GEA-ISA reflejan claramente este cambio de estatus. Cuando se pregunta qué tanto le cree a usted al Presidente López Obrador el derrumbe de la credibilidad en un año es bestial. Si bien el número que dice creerle poco es más o menos estable (entre 45 y 47 por ciento) los que decían creerle mucho (los amlovers) pasaron de 30 a 14 por ciento, mientras que los que dicen no creerle nada (los amhaters) creció de 16 a 37 por ciento. Esta pérdida de credibilidad habla de un fuerte desgaste del discurso y la gran distancia entre la promesa y los resultados.

Otro dato que refleja la pérdida de credibilidad es la pregunta de si el Gobierno de López Obrador representa una nueva etapa de la vida de México (la famosa Cuarta Transformación) o solo un Gobierno más. Hace un año 60 por ciento pensaba que era una nueva etapa; hoy solo 40 por ciento cree en el discurso de la 4T, mientras 47 por ciento lo considera un Gobierno como cualquier otro. Más aún, hoy el referéndum sería una pésima idea, pues de acuerdo con esta encuesta 46 por ciento votaría por la revocación.

Vienen meses difíciles para la administración de López Obrador. De cómo salga librado de la pandemia depende en gran medida el futuro del sexenio y su proyecto de trasformación del Estado. En materia económica la batalla es por decrecer lo menos posible, las predicciones que se han publicado andan entre 3.7 y 4 por ciento y que la recuperación comience en el último trimestre del año, pero, si como dice López-Gattel, la emergencia se prolonga hasta octubre, la economía podría comenzar a recuperarse hasta el 2021, con un fuerte efecto electoral para Morena y el Presidente. Eso, por supuesto, considerando que en materia de salud todo sale como lo tienen planeado y que la 4T se recupere de la falta de credibilidad que hoy le aqueja.

El momento meme

viernes, marzo 20th, 2020

Lo que cambió en estos 12 meses es que las redes han revolcado al Presidente por una seguidilla de malas decisiones. Foto: Presidencia vía Cuartoscuro.

Las redes, las benditas redes, se convierten en animal maldito cuando se voltean. Las mismas redes que crean personajes los destruyen con proporcional velocidad con la que los crean. Las redes, como Saturno, devoran a sus hijos predilectos: los hacen, los crecen y luego los derrumban para tragarlos. Son implacables y no tienen consideraciones ni memoria. No es personal, así son esas olas que igual arrastran y llevan lejos, que destruyen y arrojan al acantilado.

El punto de no retorno en las redes es el momento meme, ese instante en el que el político pasa del personaje que generaba opinión y movía las voluntades a convertirse en el punto de encuentro de la carrilla, la mala leche, la venganza anónima de quienes se sienten decepcionados, traicionados o simplemente obtienen placer en destruir.

El momento meme suele coincidir con una baja en la popularidad. López Obrador dice estar muy bien en las encuestas a pesar de las campañas en su contra, pero no es cierto: ni hay tales campañas, pues son los mismo grupos de oposición, poco articulados e ineficientes que hace un año cuando el Presidente estaba en la cumbre, ni su popularidad está muy bien. Lo que cambió en estos 12 meses es que las redes han revolcado al Presidente por una seguidilla de malas decisiones y desencuentros particularmente con las clases medias urbanas que son las que hacen opinión.

En el mes 15 de sus respectivos gobiernos Fox había perdido 22 puntos de popularidad al pasar de 72 a 50; Calderón, que comenzó con poca legitimidad, había subido cuatro puntos, de 61 a 65; Peña comenzaba su despeñadero al pasar de 57 a 43 y López Obrador ha perdido 13 puntos, al pasar de 75 a 62, la mayoría de ellos de diciembre para acá (los números pueden verse de “la encuesta de encuestas”, un promedio que construye Oraculus con datos de todas las encuetas publicadas). El caso más parecido al de Andrés Manuel es sin duda el del Fox, pues ambos comparten una gran decepción -producto de enormes expectativas- y la falta de resultados como motores de la caída, y a su propia boca como el acelerador de este proceso. La mañanera paso de ser la tribuna más importante de la nación y el púlpito desde donde se reforzaba la creencia y se condenaba a los infieles a la fuente más importante de memes y chistes de las redes sociales. Cada salida del Presidente genera más desgaste político y mayor virulencia.

En algún momento de la crisis por COVID-19, por una cuestión de salubridad, el Presidente tendrá que abandonar o al menos cambiar la estrategia de la rueda de prensa diaria. Es una gran oportunidad para romper la inercia negativa, pero López Obrador ha demostrado que aquel dicho de que “la vida te da muchas oportunidades callarte, no las desaproveches” no está en su refranero popular.

 

Pancracio mañanero

viernes, marzo 6th, 2020

El choque entre reporteros y paleros era inevitable. Foto: Cuartoscuro.

La vida siempre pone frente a uno el libro correcto en el momento adecuado. Ayer sucedió. Lo encontré en el prólogo a Las historias prohibidas de Pulgarcito del poeta salvadoreño Roque Dalton (Ed. Baile de sol. Islas Canarias, 2009). En él Rafael Menjivar Ochoa escribe: “el poder necesita gritar como predicador en iglesia de dudosa santidad: los feligreses no deben dejar de ver hacia el frente, hacia él, que cuenta historias de apocalipsis aterradores e improbables, pero fascinantes.  Una simple mirada de reojo al vecino de la izquierda propiciaría -por comparación- la revelación: los gestos del hombre santo son ridículos, su voz es ofensiva, sus palabras no llevan a ningún lado… Y en encanto se rompe”.

Y no, no estaba describiendo las mañaneras de los últimos días sino las formas de poder. Bastó que durante el ritual que oficia día con día el Presidente los feligreses voltearan a verse los unos a los otros y comenzaran a atacarse para romper el encanto. Lo habían advertido miembros del gabinete, analistas, críticos y seguidores del Presidente: gobernar con la palabra tenía enormes riesgos, aceleraría el desgaste y propiciaría el desencuentro. Sucedió.

El choque entre reporteros y paleros era inevitable. “Basto una mirada de reojo al vecino de la izquierda…” para darse cuenta de que lo que ahí sucedía era cada vez más  una manipulación que una rueda de prensa, que lo que menos fluye en las mañanas es información, aunque se hable durante dos horas de los asuntos nacionales. Las mañaneras tienen todos los días un tema a cargo de algún funcionario y el resto es una mezcla de preguntas a modo, choros lucidores, pequeñas trampas para ver si tropieza el Presidente y, por supuesto, alguna que otra pregunta seria y bien planteada que busca obtener información puntual sobre asuntos relevantes, pero son la excepción.

Lo que se rompió esta semana con la confrontación entre los periodistas y los pseudo periodistas no es el ambiente fraterno entre colegas de la prensa sino la confianza básica en que lo que ahí sucede es real. Nunca dudamos de la calidad como luchador del Perro Aguayo, pero todos sabíamos que el resultado era manipulado y establecido de antemano. Lo mismo comienza a sucederle a muchos mexicanos con la conferencia mañanera: ahí está el Presidente enfrentando día a día a representantes de algunos medios, pero eso cada vez parece más un pancracio que un rueda de prensa.

Con la popularidad a tope y el recurso fresco de los pésimos resultados del Gobierno anterior todos los días se podía salir a ruedo, enfrentar el toro “con historias de apocalipsis aterradores” y llevarse las orejas del enemigo como trofeo. Año y medio después, con la popularidad a la baja, resultados mediocres y la ineficiencia del Gobierno como marca de la casa, cada salida al ruedo la posibilidad de una cornada será mayor.

El público no quiere ver a los tancredos, quiere las faenas prometidas del matador. Pero, como en la escena descrita por Menjivar, hoy “sus palabras no llevan a ningún lado”.

 

La CNTE, el círculo vicioso

viernes, mayo 17th, 2019

Lo que quiere la CNTE es que quede claro que en materia laboral se aplique el Artículo 123 y no se imponga ninguna restricción. Foto: Especial.

La CNTE le tomó ya la medida al Presidente. Más aún, los únicos que se le ponen al tú por tú, a lo únicos que no les asusta ni su popularidad ni su poder son los maestros organizados en torno a la Coordinadora. Derrotaron al Gobierno en Michoacán con el bloqueo de las vías férreas y hoy tienen al Secretario de Educación y al Congreso contra las cuerdas en la discusión de las leyes secundarias, donde se definirán los detalles sobre, por ejemplo, los mecanismos para la obtención de una plaza y la promoción. La obtención de plazas “será el punto fino a definir”, reconoce el Secretario Esteban Moctezuma. Y sí, pues la ambigüedad con la que quedó redactado el texto constitucional, merced de las prisas para aprobar la reforma, lo que hizo fue posponer la discusión y llevarla a un terreno donde el grupo mayoritario de Morena, PES, PT no necesita de los votos de la oposición que, paradójicamente, era la única defensa que tenían los políticos morenistas.

Lo que quiere la CNTE es que quede claro que en materia laboral se aplique el Artículo 123 y no se imponga ninguna otra restricción. Este artículo contempla designaciones “mediante sistemas que permitan apreciar los conocimientos y aptitudes de los aspirantes”, pero también dice que “los trabajadores gozarán de derechos de escalafón”. En la práctica la Coordinadora lo que busca es que el sistema regrese a donde estaba hace seis años donde los sindicatos disponían de un cierto número de plazas y de un mayor control sobre los ascensos.

El otro gran tema es el de la plaza automática para egresados de las normales rurales, de acuerdo con el decreto emitido por Lázaro Cárdenas. El círculo vicioso con estas escuelas, pensadas para que hijos de campesinos fueran los educadores en el campo, comienza con el cardenismo que los convirtió en una espacie de apóstoles del socialismo. En los sesenta algunas de ellas se radicalizaron y se convirtieron en la base de la guerrilla rural, principalmente en Guerrero y Chihuahua. La estrategia de los sucesivos gobiernos desde Miguel Alemán a la fecha ha sido ahogarlas presupuestalmente, lo que ha provocado que sean organizaciones que aprendieron a vivir en las calles en búsqueda de recursos y que los niveles de aprovechamiento sean muy bajos, particularmente en matemáticas. De acuerdo con estudios de la propia SEP, son maestros muy mal calificados para la enseñanza que repercute en un bajísimo nivel de aprendizaje de sus alumnos.

Romper el círculo parte de reconocer que el derecho fundamental es del niño y por entender esta historia que está llena de contradicciones e injusticias, pero también de cochupos e intereses creados a lo largo de los años. Lo que mejor saben hacer los maestros de Oaxaca, Guerrero, Michoacán es cierto, es protestar, porque esa ha sido su experiencia. Pero, así como el gran error de la Reforma de Peña fue satanizarlos, el de López Obrador puede ser santificarlos: atar la Reforma a cumplir la palabra del Presidente, empeñada con la CNTE, convertiría al Gobierno en rehén permanente de sus demandas, algunas legítimas y muchas otras que no los son.

Piedras simbólicas

viernes, abril 26th, 2019

Pero poner una primera piedra simbólica, como anunció el Presidente López Obrador que hará el próximo lunes en Santa Lucía, es el símbolo del símbolo. Foto: Cuartoscuro

Colocar la primera piedra de una obra es un símbolo de poder, es la germinación de un proyecto por el dedo divino del Presidente, Gobernador, Alcalde o cualquier autoridad en edad de merecer. Es el dedo creador ejerciendo su voluntad. Pero poner una primera piedra simbólica, como anunció el Presidente López Obrador que hará el próximo lunes en Santa Lucía, es el símbolo del símbolo, un metasímbolo, es la voluntad de la voluntad. Esta tan absurdo como lo que hacía Peña Nieto de inaugurar obras inconclusas (como la Línea Tres el tren eléctrico de Guadalajara). Si fuéramos serios le chiflaríamos a cualquier autoridad que haga esto, pero para suerte de los presidentes no los somos.

La primera piedra de Santa Lucía será simbólica porque es falso que sobre ella se edificará un aeropuerto. Santa Lucía no solo no tiene proyecto ejecutivo, ni siquiera un diseño conceptual porque para ello se necesita tener los estudios aeronáuticos que no son enchílame otra o caliéntame otra chela. Hacer las cosas bien implica tiempo de estudio y análisis de datos para tomar las decisiones correctas. El señor Riobóo, el asesor del Presidente en esta aventura, tiene la corazonada, porque es alguien con experiencia, de que ahí se puede hacer un aeropuerto civil dado que ya hay uno militar, pero no hay aún un estudio de factibilidad definitivo que nos diga que se pueden operar simultáneamente, sin riesgos y con eficiencia (esta último es fundamental) los aeropuertos de México y Santa Lucía.

La primera piedra simbólica tiene más que ver con el momento político. Si alguna habilidad destacada tiene López Obrador (y vaya que tiene varias) es la de cambiar de tema a su antojo. Tras la crisis mediática por su silencio sobre el asesinato de una familia en Minatitlán, la primera gran piedra en el camino con la que se topa en cinco meses, el Presidente puso en una sola semana tres temas que le han sido particularmente rentables ante la opinión pública: el combate al huachicol, donde aventó cifras muy suyas por decirlo de alguna manera e imposibles de validar; dejó ver de nuevo la posibilidad de hacer una consulta para enjuiciar a ex Presidentes, el as bajo la manga porque esa la gana con 99 por ciento, pero que será solo una eterna amenaza; y el aeropuerto de Santa Lucía que es el símbolo, carísimo, de derrota del neoliberalismo.

López Obrador estará este fin de semana en Minatitlán y lo mejor que puede pasar es que saque el empate a cero, esto es, que salga de ahí sin recibir gol. Pero, lo más probable es que, como está el ambiente, pierda por más de uno. Si las redes se calientan sábado y domingo el lunes estaremos hablando de otro tema, de otras piedras, la simbólica y si se quiere también del montón de piedras del cerro inadvertido. Un error de diseño en una obra que no ha comenzado es una anécdota; la incapacidad del Estado de brindar seguridad entierra presidentes.

Medios y transparencia

viernes, abril 12th, 2019

Eso que López Obrador llama transparencia en los medios no es sino una forma de control de información que han buscado todos los hombres de poder. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro.

El Presidente de la República puso sobre la mesa un debate tan añejo como controversial: ¿deben los medios de comunicación revelar sus fuentes de información? A su estilo, López Obrador soltó la piedra para ver quién la recogía y llevó la discusión ya no solo al derecho de los periodistas a no revelar sus fuentes sino a si los medios están o no obligados a la transparencia.

Los medios, lo hemos dicho en otras ocasiones, son empresas privadas de interés público. Como empresa privada tiene obligaciones que implican dar a conocer su información financiera al Gobierno a través de sus declaraciones fiscales, pero hasta ahí, y el Gobierno está obligado a proteger esa información que es de carácter privado. Al ser una empresa de interés público, cada medio decide, en aras de generar confianza, qué procesos hace del conocimiento de su audiencia. Algunos deciden hacer explícito su compromiso editorial, otros su libro de estilo, o incluso tener mecanismos de defensoría de la audiencia. Pero eso, que  es una decisión propia, es también, visto de una manera amplia, una estrategia de vinculación con el mercado, en la que el Gobierno no tiene incumbencia alguna.

Con el Gobierno pasa exactamente lo contrario. Éste está obligado a transparentar toda su información salvo aquella que explícitamente, por razones de seguridad o de protección de datos personales, la ley le permite reservar. Y la razón es muy sencilla: los dueños de la información somos los gobernados porque nosotros pagamos con nuestros impuestos cada peso que ejerce el Gobierno y por lo mismo tenemos derecho a saber cómo y por qué se gastó (que no existan, por ejemplo, documentos de los planes y programas de Gobierno como el de fomento a la lectura o de combate al huachicol no es un asunto menor, puede tener consecuencias serías al momento de explicar el gasto ante la Auditoría Superior de la Federación).

Buscar meter a los medios a la lógica de revelar sus fuentes como un mecanismo de transparencia no solo es un despropósito sino un atentado a la libertad de expresión. Es entendible que a los políticos les caigan en el hígado las filtraciones de información y nada les hace más daño en el ejercicio del poder que quedarse con la duda de quién fue el “traidor” que pasó a la prensa un documento. Pero eso solo le importa a él. Dicho de otra manera, eso que López Obrador llama transparencia en los medios no es sino una forma de control de información que han buscado todos los hombres de poder y que algunos logran en mayor medida que otros, pero, por suerte, ninguno completamente.

Que los medios transparenten la forma en que construyen su información ayuda a generar credibilidad; que se les obligue a dar a conocer sus fuentes de información, limita la capacidad de construir más y mejor información.

Bátiz: Un fiscal que le sirva

viernes, enero 18th, 2019

Bernardo Bátiz. Foto: Cuartoscuro.

Bernardo Bátiz será el primer Fiscal General de la República. Antes de él los Procuradores: la mayoría de muy triste memoria, algunos hicieron la lucha, pero todo fracasaron. ¿Hay condiciones para que el ahora Fiscal sea mejor que las decenas de procuradores que le antecedieron? Ninguna real, solo la fe en que Bátiz es, además de una gran jurista y un buen político un hombre de buena fe. Pero es no basta.

El problema del nuevo Fiscal como el de los anteriores Procuradores es su dependencia directa al poder ejecutivo. El presidente lo designó, a través de un complejos sistema de simulación (algunos de los candidatos no perdonaron la burla y tuvieron comparecencias de diez minutos) pero finalmente fue una designación presidencial disfrazada, tan es así que desde hace al menos un mes todos sabíamos que el Senado lo designaría independientemente de quien se apuntara al proceso (y no tengan duda, si por algo no termina el periodo el sustituto es Gertz Manero)

Bátiz dice que será un Fiscal independiente porque él es independiente; López Obrador dijo, desde el segundo debate presidencial, que el fiscal sería independiente “de facto” (es decir, porque lo digo yo y me obedecen). Ninguna de las dos cosas, ni el dicho del Fiscal ni el del presidente aseguran la independencia. Es un exceso de voluntarismo o, para decirlo en plata pura, de demagogia. No se trata de la buena o mala voluntad del nuevo fiscal, todos creemos o queremos creer que tiene la mejor intención de hacer su trabajo, pero el hilo conductor ahí está y la tijera la tiene Andrés Manuel. Lo sabe el fiscal y lo sabe el presidente. Por eso ambos sonríen, aunque no se rían de lo mismo.

Si tuviéramos un fiscal independiente no sería atribución del presidente si hay o no punto final, si condena o no a los expresidentes de la república, mucho menos hacer una consulta popular para que sea el pueblo quien decida si se les juzga o no. Si tuviéramos un fiscal independiente no habría riesgo de que la justicia se utilice políticamente; no habría duda de si los cargos contra el excandidato Anaya fueron inventado o efectivamente merece estar bajo proceso o de plano en la sombra; Romero des Champs estaría más preocupado por explicar su enriquecimiento que por publicar desplegado zalameros para alagar a López Obrador.

Pero no lo tenemos ni lo tenderemos en este sexenio. El presidente y la obediencia ciega de los morenistas no quisieron eso para el país. López Obrador prefirió un Fiscal que le sirva a un Fiscal que sirva.

AMLO: Gobernar con el Ejército

viernes, diciembre 21st, 2018

Ninguna solución al problema de seguridad es mágica ni de corto plazo. Foto: Cuartoscuro.

López Obrador está dispuesto a militarizar no solo la seguridad, también la obra púbica y el desarrollo urbano. Nunca habíamos visto tal presencia del Ejercito en el gobierno. Nos quejamos, con razón, de la militarización en el gobierno de Felipe Calderón que aumentó el presupuesto de las Secretarías de Defensa y Marina de manera desproporcionada, en el nuevo gobierno las cosas van más allá y más de prisa.

Convertir la base militar de Santa Lucía en el nuevo aeropuerto es una decisión polémica, con virtudes y defectos, pero que ya está tomada. Que el aeropuerto lo construyan los militares usando el proyecto de la Terminal 2 de la ciudad de México es meter a las fuerzas armadas al manejo de recursos públicos, con los inconvenientes y riesgos que ello tiene.  La única explicación es que lo que busca AMLO es evadir las licitaciones y los “engorrosos” trámites de la administración público, pero ¿van las fuerzas armadas a transparentar cada peso que ejerzan?, ¿responderán a las solicitudes de información?, ¿se someterán a la vigilancia externa que implica un proyecto de esta magnitud? Este no es un asunto de seguridad nacional, si el Ejército de mete de contratista habrá que tratarlo como contratista y si por algún motivo estalla un escándalo de corrupción el descrédito no será para X o Y ingeniero militar sino para la Sedena.

Por si esto no fuera suficiente, el Ejército se convertirá también en un desarrollador inmobiliario en los terrenos de la antigua fábrica de armas para, con ese dinero, construir bases militares en todo el país. Tiene toda la lógica del mundo deshacerse de activos de alto valor económico que ya no aportan valor estratégico y operativo para destinar ese recurso a centros que sí lo tengan, pero, otra vez, meter al Ejército a hacer negocios conlleva el riesgo de la corrupción y el descrédito.

Suponiendo que no habrá corrupción porque los miembros de las fuerzas armadas ya fueron todos tocados por el manto salvador del presidente, más riesgoso aún que meter al Ejercito a los negocios es aprobar la Guardia Nacional tal como ha sido propuesta por Morena. Un mando único militar para una guardia nacional militar, con esquema operativo militar no puede sino terminar en la imposición de una lógica militar de la seguridad pública, exactamente lo mismo que Morena criticó de la Ley de seguridad interior y que la Corte ya declaró inconstitucional. Reformar la constitución para darle el mando único de la seguridad a un mando militar, más allá de los efectos perversos en materia de derechos humanos, terminará de nuevo en la Corte con un desgaste inútil para todos.

Ninguna solución al problema de seguridad es mágica ni de corto plazo. Tener autorizada la guardia nacional en fast track como quiere el secretario de seguridad Alfonso Durazo no adelantará resultados, pero si puede meter al país en un callejón sin salida.

Nunca habíamos visto un presidente que se apoyara tanto en las fuerzas armadas para gobernar. Esta transformación no la entiendo.

(La próxima semana no habrá En Tres patadas. Felices fiestas. Nos vemos en enero)