Apagar la humanidad antes de Trump

La posibilidad de tener en el cargo de Hombre Más Poderoso Del Mundo a un payaso anaranjado y sobrebronceado del que nos hemos burlado por meses, ahora es muy real. Foto: Internet

La posibilidad de tener en el cargo de Hombre Más Poderoso Del Mundo a un payaso anaranjado y sobrebronceado del que nos hemos burlado por meses, ahora es muy real. Foto: Internet

Así es, amiguitos, esta semana hemos votado por presionar el Botón de Apagar la Humanidad antes de ver lo que el “mundo libre”, como los gringos llaman a las zonas del planeta donde tienen injerencia, será si Donald Trump se convierte en presidente de EU. Me he topado con varios, algunos buenos, artículos que instruyen a los mexicanos de preocuparse antes de lo que pasa en su propio país que de lo que pasa afuera, y me parece una postura entre ingenua e irreal: nuestro destino está ligado con el de nuestros vecinos del norte, aunque quizá no de manera equitativa.

La posibilidad de tener en el cargo de Hombre Más Poderoso Del Mundo a un payaso anaranjado y sobrebronceado del que nos hemos burlado por meses, ahora es muy real, y mientras los estadounidenses sensatos se ponen a temblar y los asesores de Trump se dan a la tarea de, ejem, crear una estrategia política de verdad, de esas que se recitan ante un congreso y no se gritan furiosamente en frases cortas mientras tu pelo salta de un lado a otro, al mundo le llegan a diario noticias de un racismo renacido que ha quitado la vida a muchos afroamericanos inocentes y ha hecho que el resto se cuestione si la igualdad es situacional, o sea, si depende de las condiciones externas y no de, bueno, la certeza de que todos los seres humanos son iguales y tienen los mismos derechos fundamentales. Al racismo de esta índole ya lo habíamos palomeado: lo dábamos como resuelto y ahora, el Homo Sapiens erguido, con celular en mano y defensor de la igualdad, podía avanzar un paso más hacia delante y ocuparse del siguiente asunto en la agenda, a saber, la equidad entre géneros, el calentamiento global, los derechos de los animales o alguna otra cosa pendiente.

Sin embargo, los seres humanos no corremos en línea recta sino en espiral; hay un movimiento, eso es indudable, pero después de un rato volvemos a tener las mismas vistas que creíamos haber dejado atrás. Una espiral y no un círculo porque la perspectiva es nueva, tiene que ser nueva, pero ¿más superficial? ¿Más profunda? O sea, ¿la espiral corre hacia fuera o hacia dentro? Un Trump en la presidencia responde a los miedos más primigenios de la población estadounidense, al igual que el regreso del PRI a nuestra presidencia respondió a una serie de decepciones y, principalmente, a unas débiles esperanzas de cambio que no se vieron jamás justificadas por argumento racional alguno. Corrimos en la espiral y ahora volvemos a encontrarnos en un sitio similar, que si bien no es el mismo exactamente, tiene las mismas vistas: corrupción, censura, violencia creciente, impunidad y una clase política que da vergüenza. Habíamos sacado al PRI, creído en una alternancia democrática y ¡zas! En nuestra idea de lo que es la evolución, estamos de vuelta en la ilustración del orangután que arrastra los nudillos en el suelo.

Dicen que quien no conoce su historia está condenado a repetirla, pero hoy yo propondría un axioma nuevo: quien cree que su historia es historia, está condenado a repetirla. Quien cree que los errores se corrigen y se quedan así para siempre, quien cree que no se puede desandar un paso andado justamente por ver los procesos históricos como una línea recta. Tanto nuestros vecinos del norte como nosotros confiamos demasiado y bajamos la guardia, dejamos de tener la imaginación malévola que nos habría permitido considerar como reales tanto el regreso del PRI y lo que ello implica, para nosotros, como la subida a la presidencia de un escandaloso fascista que vivió toda su vida para y dentro de la televisión, para ellos. Los procesos históricos y políticos son mucho más complejos que una sola espiral: son miles de espirales de distintos anchos girando a distintas velocidades, entrelazándose, opacándose entre sí. Son un engrane que con nuestras pequeñas decisiones individuales remolcamos hacia un lado o hacia el otro. Hacia la “evolución”: es lo que habíamos creído siempre. Pero esta continua sensación de déjà vu indica otra cosa. Indica que no tenemos ni la más mínima idea de hacia dónde estamos corriendo.

3 Responses to “Apagar la humanidad antes de Trump”

  1. Claudia Aguado dice:

    Muy bien expresado y estoy de acuerdo contigo.
    Sigue escribiendo lo haces súper bién !

  2. jajaja dice:

    De tener un gobierno suficientemente bueno, y una sociedad que trabajara a la par con ese gobierno, el tema Trump sería irrelevante. Los excesos de Trump lo harían caer dentro de sus propio país antes que un pais con un buen gobierno sufriera la torpeza Trump. Pero como México no es uno de esos países sólidos, entonces Trump se vuelve una calamidad nacional. Ya tendríamos dos trabajos, tratar de mejorar (principalmente en corrupción) y arreglárnoslas con el desastre económico que representaría el Trumpudo con sus embargos de muros y cancelación de tratados de comercio.

  3. Samuel dice:

    Mas que espiral es una superficie de Mobius donde la vista panoramica es de miedo. Sinceramente, el destino nos esta alcanzando y cualquier dia de estos desaparece la humanidad.

Leave a Reply