Treinta años: estribillo de tragedia

Hoy mi entorno es otro pero mi país, qué putada, parece ser el mismo. Foto: Tomada de Internet

Hoy mi entorno es otro pero mi país, qué putada, parece ser el mismo. Foto: Tomada de Internet

Era jueves y yo tenía siete años.

Y no sabía lo que era un temblor, la palabra tragedia tampoco tenía resonancia en mí.

Estaba terminando de abotonarme la camisa blanca que era el uniforme de la destartalada escuela pública donde cursaba segundo de primaria en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México; ese paraíso de calles a medio pavimentar y cables de alumbrado público inconcluso que serpenteaban por todo el barrio.

Ya desde entonces el paisaje del Estado de México era puro hormigón y asfalto, sin áreas verdes visibles y con mucha pobreza evidente.

Es que en el entorno urbano pobreza y fealdad son inseparables. En el campo es otra cosa porque los montes, los árboles y sembradíos son un remanso donde se pueden posar los ojos sin sentirse miserable.

Era jueves, eran las 7:19 de la mañana, era 1985 y yo tenía siete años.

Sentí un mareo. Conocía la palabra mareo y su significado porque desde entonces mi metabolismo quejica y vulnerable respondía con mareos a los viajes en autobús y a los juegos mecánicos.

Estoy mareada, pensé. Tan mareada que perdí el equilibrio y caí sobre mis rodillas. Entonces apareció mi madre.

Está temblando, dijo.

No hubo más palabras, me tomó de la mano, llamó a mis hermanas mayores que estaban en la casa y nos puso a salvo en la calle.

Entonces supe lo que era un temblor y entendí que era algo desastroso. Lo supe por la reacción de las vecinas que gritaban, lloraban, se hincaban y repetían rezos con sus hijos colgados de las faldas llorando también a todo pulmón contagiados por el miedo de ellas.

Mi madre estaba sorprendentemente tranquila, o aparentaba muy bien. “No va a pasar nada, espérenme aquí”.

Desde afuera la vi entrar andando como si estuviera ebria, haciendo eses por todo el pasillo de nuestra casa (que ni era nuestra ni era digna de llamarse casa) todavía en obra negra.

Los cables chicoteaban en lo alto de las calles sostenidos por esos postes gigantes como si formaran parte de un happening y me pareció que había cierta belleza en ello, no eran quijotescos molinos de viento pero hipnotizaban al mirarlos.

Luego de un rato apareció mi madre con un portafolios verde donde estaban los documentos importantes de todos y el poco dinero que tenía ahorrado. Nos abrazó.

Poco a poco pasó la sacudida.  Los gritos y llantos bajaron de intensidad haciendo un lento fade out hasta que el silencio se volvió más aterrador que el escándalo de antes.

En los rostros de los adultos había pánico, en las caras de los niños desconcierto.

Volvimos a la casa y mi madre se aferró a la disciplina de diario, se aferró a la normalidad, ahora lo comprendo, para no asustarnos.

–          Terminen de ponerse el uniforme, se nos va a hacer tarde.

Mi hermana y yo pusimos ojos de plato pero obedecimos. Resultó que una pared de la escuela –mediocre obra pública de la que se vanagloriaba el gobierno de entonces- se había caído y otra estaba a punto de desplomarse.

–          Se suspendieron las clases, señora.

Le dijo el conserje a mi madre mirándola como si fuera una loca recién escapada del manicomio.

No era para menos. Mientras ella se empeñaba en ejecutar su estrategia de normalidad para no derrumbarse y llevarnos a la escuela como si nada hubiera ocurrido, el país entero estaba paralizado y la ciudad de México se desmoronaba. Edificios emblemáticos colapsaban como mazapanes en la zona centro. El contador de muertos aumentaba a cada minuto.

Hasta un día antes en la radio sonaban “Devuélveme a mi chica o te retorcerás entre polvos pica-pica”, “We are the world, we are the children…”  y “estamos en crisis” cada bendita hora.

Pero ese diecinueve de septiembre todas las transmisiones se salpicaron de “hasta ahora podrían ser 1000 muertos, 2000 muertos… 3,000”. El contador no se detuvo durante días y días.

Ahora se dice que pudieron ser 20,000 muertos, que las cifras oficiales eran mentira. Pues sí, para eso eran oficiales. Recuerdo que fuimos a visitar a una tía que vivía cerca del centro y las calles despedían un olor penetrante a muerte.

Miro esos días tan lejos de mí y a la vez tan cerca. Han pasado treinta años justos.

Hoy mi entorno es otro pero mi país, qué putada, parece ser el mismo.

Era el PRI de entonces, se llamaba Miguel de la Madrid el Presidente en turno encargado de evadir todas sus responsabilidades, también esa, desde luego, porque después del temblor guardó silencio por tres días y no dio la cara hasta que no tuvo más remedio que pronunciarse. Los primeros rescatistas fueron miles de mexicanos improvisados y no el personal oficial asignado por el gobierno que, como siempre, llegó tarde.

Y aún así vivir en el Estado de México era una calamidad porque representaba un retraso en eras geológicas respecto de la vida en el Distrito Federal.

Las cosas no han cambiado mucho. Ante siniestros y atrocidades nacionales seguimos cantando estribillos y salmodias con el mismo contenido vergonzante: gobierno de ineficiencia, de incapacidad, de nula sensibilidad, de corrupción.

Pero quería contar esta historia para decir que a mis hermanos y a mí nos rescató mi madre, que nadie se adorne con logros institucionales. Nos rescataron mi madre y los vecinos, los amigos y los desconocidos que no dudaron en ayudar con lo que se pudiera porque se fue el agua y se fue la luz, porque mi madre perdió el empleo, porque éramos ocho hermanos a cargo de esa mujer a la que ni aquel terremoto le disminuyó las agallas.

A mis hermanos y a mí nos rescató el coraje de mi madre y la solidaridad de los vecinos, como a tantos otros mexicanos.

Resiliencia. Es una palabra que se ha puesto de moda en Psicología, “Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas” dice el diccionario.

Lo mejor que tenemos los mexicanos sigue siendo eso: nuestra capacidad de resistir, de perderlo todo y florecer a partir de la nada, de bailar y cantar con la muerte sin dejar de respetarla. Lo peor de México sigue siendo lo que todos sabemos: este sistema de gobierno podrido de un extremo al otro, cínico y pervertido hasta la entraña.

Era viernes 20 de septiembre, eran las 19:37 de la noche, era 1985 y yo tenía siete años.

Está temblando, dije.  Ya sabía lo que era un temblor y estaba a punto de comprender lo que era una réplica.

Y es que presenciaba la réplica más importante de aquel histórico terremoto pero también un loop, el funcionamiento de un disco rayado que seguiría sonando igual treinta años después.

Lo mejor de este país es la capacidad de resistencia de su gente, lo peor de este país es su sistema político, su gobierno corrupto y devastador. Lo mejor de este país es la capacidad de resistencia de su gente, lo peor de este país es … (se repite)

Tengo treinta y siete años, es diecinueve de septiembre del año 2015 y quiero reconocer –tiemblo al escribirlo– a todas las madres coraje, a todos los mexicanos honorables que se pusieron de pie y metieron el alma y el cuerpo para rescatar a alguien.

 

@AlmaDeliaMC

62 Responses to “Treinta años: estribillo de tragedia”

  1. jorge loera dice:

    Tenia 24 hoy tengo 54. Estuve en tlatelolco. Solo puedo decir…gracias Alma.

    • caripocapote dice:

      La misma historia,la misma tragedia,pero,,narrada en alta definición,excelente,,,! Cautivas!

    • coyote joe dice:

      Alma,, Tomando en cuenta la distancia de Tamaulipas a la cd de México,las televisoras y medios periodísticos nos trajeron la noticia hasta nuestro hogar y así enterarnos de la tragedia ,pero en la forma que detallas tu experiencia, sentí que en lugar de traerme la historia,, me transportaste a ella, y la fortaleza que describes de tu mamá, no podía ser de otra manera,se requiere para formar procesionales como tú

      • Alma Delia Murillo dice:

        Gracias, Coyote, mi madre como tantas otras madres que criaron solas a (o que están criando) a sus hijos en este país terminan siendo un destilado puro de entereza. La mía fue una gladiadora: resistente, leal, terrible cuando había que serlo, profundamente amorosa y con pocos asomos de ternura porque no había espacio para ellos en un entorno de sobrevivencia.
        Está por cumplir 70 años ahora y de unos cinco para acá, ya es toda ternura, pues sí, sobrevivió al naufragio, ya puede permitírselo.
        Me parece a menudo que miro su rostro en infinitos rostros de las madres trabajadoras que me cruzo por las calles.
        Chin, ya me desvié, jajaja. Pero es que ellas le siguen haciendo el 80% de la chamba al Estado, ¿sí o no?
        Abrazo, gracias por tu lectura y tus palabras.

      • MARIA CANTU HINOJOSA dice:

        SOLO TENGO FACE….SIGO A ZEPEDA PATTERSON Y AHORA ESTE RELATO DE ALMA ME HA CONMOVIDO…LO VIVI DE CERCA PORQUE DE AQUI DE TAMAULIPAS SE TUVO QUE IR ESE DIA MUY TEMPRANO EN LA MAÑANA UN COMPAÑERO DE TRABAJO YA QUE SU HIJO MAYOR ESTABA ESTUDIANDO MEDICINA EN LA UNAM…..ASI QUE TUVIMOS UN POCO DE NOTICIAS MAS CERCANAS ,…PERO LO VIVIDO POR ESTA FAMILIA….!!! ESTREMECE !!!

    • Alma Delia Murillo dice:

      Huy, Tlatelolco fue tremendo.
      Gracias a ti por leer. Un abrazo grande.

    • Náhuatl dice:

      En el 85 en el sur vivía , cerca de perisur, donde nada grave pasó y la vida transcurrió como si convivieran dos ciudades ( mundos ) diferentes.
      Recuerdo que algunos opinadores de izquierda entre risitas socarronas de trago en trago en la cantina la guadalupana , celebraron el derrumbe de televisa Chapultepec. Y arengaron que el fin del monopolio , irónicamente , se lo íbamos a deber a la madre naturaleza.
      También los radicales de izquierda no han cambiado mucho desde aquel jueves 19. Siguen creyendo que la solución a los problemas de México es dinamitando las instituciones demócráticas y la abolición de la propiedad privada. Creo que la motivación que los mantiene es el resentimiento y el complejo de clase.Efectivamente las cosas no cambian nada cuando todos piensan igual creyendo que son diferentes.

      • Edmundo Hernández dice:

        El asunto no solo son las izquierdas con todos sus defectos, vicios y falta de capacidad para proponer, sino el “sistema” que incluye a todos: derechas, centros, izquierdas, oposición a modo o no, bonita o fea (AMLO) nos corresponde a todos no dejar que el país se convierta en algo peor…. habrá que arrebatárselo al narco, al gobierno, al estatu quo, a quién nos impida hacer de nuestra hermosa patria un lugar mejor para vivir.

  2. Siempre admirable tu columna, hoy me sorprende la coincidencia de lo que escribí también, tu perspectiva a los siete años, la mía a los 15, sobre el mismo hecho: http://jesusorduna.blogspot.mx/2015/09/terremoto-de-1985-ya-nada-es-igual_18.html?m=1

    • Alma Delia Murillo dice:

      Leí tu texto, Jesús, tu recuento de datos es brutal.
      Y qué mierda que la palabra “solidaridad” se haya convertido después en basura institucional. Carajo.
      Un abrazo.

      • jose cortez dice:

        Gracias Alma……..Aun que yo ,No soy del DF, lo vivimos.como todos los Mexicanos, tu respuesta fue muy clara le respondes a Jesus, Y un cachetadon al perverso, de Nahualt……No entendio tu respuesta de seguro, Es verdad Alma, Soliraridad ya valio madres.el maldito gobierno, la prostituyo!!

  3. Livia Alicia dice:

    Alma: Gran texto, gracias por reflejar lo que pasó en tu relato, que es tristemente la verdad. Este terremoto lo superamos por nosotros, no por la inútil ayuda gubernamental. Yo era apenas adolescente y estaba despierta, una de mis hermanas ya estaba en la secundaria y cuando comenzó a temblar, todos nos reunimos en el patio y solo atinábamos a mirarnos nerviosos y abrazarnos mientras todo a nuestro alrededor crujía y se movía inmisericorde con toda la fuerza de la que es capaz nuestra corteza terrestre. Nosotros no pedimos a ningún familiar, ni perdimos nuestra casa, pasamos unos días sin luz y nada más. El agua nos fue racionada, pero aun así los vecinos nos ayudamos para conseguirla y poder contar con este líquido tan importante en nuestras casas. No entendí lo que pasaba bien a bien hasta la noche del día siguiente cuando vivimos la réplica y cuando unas semanas después, debido a la crisis económica salí a buscar trabajo y vi por primera vez los edificios derrumbados de la Colonia Roma y Tlalpan. La forma en la que MMH y los indignos priistas que nos siguen gobernando actuaron en ese momento fue poco menos que criminal. Hoy te puedo decir que a 30 años tengo un vivo recuerdo de todo lo que paso y veo con tristeza que esta ciudad solo se ha maquillado un poco, pero no está lo preparada que debe estar, para otro nuevo sismo. Si observas en el centro todavía hay edificios dañados que “Continúan en pie” como mudos testigos de ese ayer de muerte y dolor. Hoy esta ciudad se está transformando y todo es “Crecimiento vertical” No importa que se estén violando las leyes de construcción y los usos de suelo, lo que importa es vender, enriquecerse que al fin, los muertos serán otros y nos los “Empresarios” que tan diligentemente están dispuestos a ganar más dinero a costa de construir edificios como la torre de condominios en Plutarco y Troncoso que está afectando desde la construcción de sus cimientos a las casas dúplex que tienen la “Mala suerte” de estar junto a este “Gran negocio”. No aprendemos de nuestros errores, ese es el problema, no terminamos con este ciclo interminable de ignorancia y riesgo permanente, vivimos de prisa y sin pensar. Un abrazo y gracias de nuevo por tanto talento.

    • Horacio dice:

      Estaríamos mejor con Lopez Obrador……

    • Alma Delia Murillo dice:

      Lo del agua fue brutal porque nos hizo comprender la fragilidad en serio.
      Recuerdo que comprendí por primera vez lo importante que era, lo extraño que resultaba de pronto no poder abrir el grifo o la llave del patio y que el agua saliera como siempre…
      Sí, este país ha sido más devastado, drenado y masacrado por todos los políticos en el gobierno (de cualquier partido son igual de corruptos) que por cualquier siniestro de la naturaleza.
      Qué pena.
      Un abrazo.

  4. Escribano dice:

    Querida Alma.
    En este dia tan especial, me auno ati en la felicitación a ese pueblo que se entregó a ayudar a sus semejantes. Y lo volveran a hacer siempre que sea necesario. Y el gobierno volverá a ocultar su cabeza en un hoyo siempre que sea necesario. Beso y abrazo.

  5. joell dice:

    Un abrazo fraterno a todos nuestros hermanos mexicanos que perdieron un ser querido y todavía
    Siguen viviendo con esa pena y un reconocimiento al señor Plácido Domingo ,digno representante, no solo del mexicano, sino, también del ser humano

    • Alma Delia Murillo dice:

      Hola Joell,
      Qué tal eso… de niña no comprendía porqué de pronto Plácido Domingo era más importante que Miguel de la Madrid, el mismísimo presidente de la República… pues sí, porque tenía más entereza y calidad humana.
      Abrazo

  6. Samuel lechuga dice:

    Querida Alma excelente narrativa, a mi me toco en el Hospital de La Raza y me toco ver como se desplomaron los edificios de Tlaltelolco, como se cuartearon las paredes del Hospital de Especialidades donde trabajaba.
    Se suspendieron todas las actividades programadas en el hospital y nos fuimos a ayudar en el servicio de urgencias del Hospital general de La Raza y ahí viví lo mas espantoso que he vivido en vida mía que fue el estar confrontado con todo el dolor y sufrimiento de la gente a la cual asistimos. Muchos independientemente de las heridas muchas graves nos preguntaban por sus familiares y al decirles que no sabíamos se me partía el corazón el ver la cara de desesperacion de ellos.
    Cuando se medio normalizó,la situación y pudimos regresar a casa no había ni camiones ni metro hacia el norte de la cuidad en donde vivía y al regresar a pie a casa el panorama me recordaba un film que entonces fue bastante famoso The Day after que finalmente trataba de la destrucción de la,tierra por una guerra nuclear entre Rusia y EU.
    Luego vino el despertar y enfrentarnos a la realidad, media ciudad destruida, miles de heridos, muertes, perdidos y gente sin casa.
    Algo,que recuerdo es que diversos países ofrecieron ayuda a México y el oligofrenico presidente de la Madrid la rechazo diciendo que eramos autosuficientes.
    Era admirable el tesón y energía con el cual mucha gente trabajo incansablemente muchas veces arriesgando su vida. También lo fue la disponibilidad de mucha gente a ayudar a ofrecer lo que tenían o podían dar para ayudar a los damnificados.
    Este es mi México. Qué pasaría si se unieran así para mejorar la situación en general. Creo que al gobierno le dio miedo,toda esta muestra de solidaridad entre nosotros.
    Veinte años después pienso si cuando estuvimos en la mierda salimos de ella entre nosotros porque ahora no lo podemos hacer. Citó el slogan de Obama Yes we can! Saludos y buen fin de semana

    • Jaime dice:

      Señor Lechuga .
      Cómo pudo estar en dos lugares al mismo tiempo ?
      Le recuerdo que en Tlatelolco se cayó el edificio Nuevo León y no varios como usted cita.
      Otro rasgo que quedó de aquel septiembre negro de 1985 , fue la mitomanía enfermiza de algunos defeños.

      • respondon dice:

        Así se hacen las noticias, la mito manía que no es una enfermedad, por lo tanto la mito mania enfermiza me suena a pleonasmo.
        Tal vez estando relativamente cerca de la Raza a Tlatelolco.pudo observar una nube de polvo y dado a la crisis se imagino muchos edificio derrumbados.

      • ¿ Pinocho ? dice:

        Así o más mitómano. Osea que desde la Raza observó la nube de polvo que se levantó en Tlatelolco y dedujo que todos los edificios se cayeron cuando el único que colapsó fue el Nuevo León.
        Su melodrama tergiversado es digno de Laura Bozzo. .

    • kid dice:

      Me llama la atención que se ostente como redactor destacable y posea una ortografía y redacción deplorables.
      Es lo malo de sentirse muy acá señor Lechuga.

    • Alma Delia Murillo dice:

      Todos tenemos nuestros recuerdos y la memoria es así: una gran mentirosa.
      Podemos estar seguros de que lo que contamos ocurrió exactamente como lo contamos pero el cerebro es un gran desconocido.
      Lo que sí sé es que los mexicanos nos podemos dividir entre quienes vivimos ese temblor y quienes no. Y que este país podría rehacerse de las piedras si no tuviéramos a esa partida de parásitos políticos drenándolo todo.
      Abrazo, Samuel.

  7. Samuel lechuga dice:

    Hay una falta son treinta y no 20 años. Por esta y mis faltas de ortografía pido dosculpas

  8. Jorge dice:

    Gracias Alma Delia por este excelente Articulo
    La mitad de mi vida ha estado ligada a la Ciudad de Mexico,
    Pero en 1985 , vivia en Vallarta, creci en el centro de la ciudad. A la vuelta de la sexta delegacion
    En la calle de Ayuntamiento. Y conocia casi todos los edificios que se derrumbaron
    La perdida fue terrible en todos sentidos
    Saludos

    • Alma Delia Murillo dice:

      Debió ser terrible ver tu vecindario caerse en pedazos.
      Cuántas pérdidas, y cuánta grandeza y cuánta miseria destaparon.
      Un abrazo, Jorge, gracias por tu lectura.

  9. rgallardo dice:

    30 anos, tres decadas, muchos quedaron ahi. La gran ciudad de Mexico sobrevivio a la hecatombe, muchos fueron los sacrificados, hoy un recuerdo y un abrazo.

  10. Renil dice:

    La culpa fue de los aztecas por asentar la ciudad en el lago y de los españoles por aferrarse a esta idea . El 90% de los edificios colapsados estaban allí.
    Hoy en la Ciudad de México tenemos una democracia plena, ojalá que morena no la eche a perder . Hemos avanzado muchísimo con Marcelo Ebrard y Miguel A Mancera.

    • Alma Delia Murillo dice:

      Jajajaja, no Renil, “la culpa” no es de nadie.
      La humanidad se ha asentado históricamente cerca del agua, es lo obvio, lo lógico, lo requerido para sobrevivir. Muchas civilizaciones han florecido así y luego han desparecido porque la naturaleza no perdona.
      Pero un gobierno sí es responsable de administrar las crisis como esta, y el nuestro falló, es una verdad histórica, bien sabido, conocido y recordado por muchos de nosotros que de la Madrid se hizo pendejo durante tres días y que al principio la policía vigilaba los edificios en lugar de ir a levantar escombros para rescatar personas; bueno, hasta tuvo el desatino el presidente de entonces de no pedir ayuda oportuna a otros países. Eso se llama responsabilidad no asumida.
      Un abrazo.

  11. rgallardo dice:

    Alma Delia va para todos aquellos que partieron en ese jueves de tragedia.

    En la fría y lluviosa mañanita del domingo tapalpeño.
    La vida es sueño,
    Y los sueños, sueños son.
    Escribe Saramago que todos traemos nuestra muerte, al nacer nace, viene, llega y al morir se va con nosotros.
    Es tan densa la vida, encierra, contiene, agrupa, abraza tanto, que sería indescriptible vivir más de un instante.
    La pena, la alegría, el dolor, la tristeza, el vacio, el tedio, la plenitud, el gusto, la risa, la ira, el llanto, las despedidas, las bienvenidas, la partida, la llegada, el placer, el miedo, la gracia, la melancolía, el olvido, el recuerdo, el amor, el odio, la ternura, el desprecio, la querencia, la añoranza; el cumulo de sentires del ser humano de agolparse, de juntarse, de vivirse juntos y al unísono serian imposibles de sostenerse, de soportarse, causarían el efecto en nuestro corazón, de aquella primigenia explosión del big bang que creó el universo.
    Por ello es que solo vivimos un instante, es un instante el ahora, un momento, una pequeñísima fracción del tiempo, un parpadeo, un destello, un fulgor, y con ese instante es con el que construimos el pasado, el recuerdo en el que almacenamos nuestros sentires y con ese instante vivimos nuestro presente, nuestro ahora, nuestro momento, nuestra fecunda, eterna y efímera vida, y en ese instante imaginamos el futuro casi siempre inimaginable hasta que se convierte en el ahora, en ese solo instante de vivir.
    Y la muerte siempre está ahí, inseparable compañera de ese instante, como una parte de la vida, como una parte nuestra, no se podría dar una sin la otra, y también es un instante, en el que se cambia, el hola por el adiós, en el que se apaga el brillo de los ojos, en el que se va el aliento en el ultimo, postrero, indetenible, imparable, exacto, puntual suspiro.
    Y ahí está, sorpresiva, silenciosa, formal, imperceptible, paciente, muda, apaciguadora, indolora, inseparable, impostergable; es el límite, la puerta, el dintel, la frontera, el bordo; final e inicio, salida y entrada, y solo un instante en el que se separa el cuerpo del espíritu, la presencia física por el recuerdo, en el que se transforma el ahora por el siempre y la finitud por la eternidad y solo es un instante.
    Entonces mientras perdure este instante, de sentir y de vivir, va para todos un abrazo fraterno.

  12. Claudia dice:

    Alma, me uno a tu reconocimiento público a las mujeres y hombres que rescataron a miles de personas. Yo no tenía edad para saber lo que sucedía, pero hoy entiendo que si este país sigue en pie es por nosotros.
    Gracias por este relato.

    • Alma Delia Murillo dice:

      De acuerdo, Claudia… el milagro de la resiliencia en México se debe a los mexicanos, no a nuestro sistema político.
      Abrazo

  13. Francisco dice:

    Mi respeto y admiración a todas las guerreras que sostienen a México, a pesar de los gobiernos que hemos tenido. Las guerreras nunca se cansaran de poner de pie a este país, espero que los corruptos si se cansen un día de desmoronar el esfuerzo de tantos.
    “”Un recuerdo para ellos de gloria ……”

  14. Luciano García dice:

    A dos meses de cumplir 20 años, edificio B1 del Centro Urbano Benito Juárez. Tenía unos pocos meses de haber llegado a la gran ciudad a cursar estudios superiores. Pensé que era uno mas de los típicos temblores de la Ciudad de México. Pero no, fue el peor de la historia. Mi estupor no me permitió horrorizarme, pero pasado el temblor y al ver algunos de los destrozos, tuve miedo. A la distancia mi madre lloró durante dos días, hasta que llegué con mi padre, que había viajado lo mas pronto que pudo para buscarme. Esa noche del 19 de septiembre dormí con un amigo que me dió asilo junto con una paisana que era vecina en la colonia Roma y al otro día regresamos para recoger unas cosas de ella y emprender el regreso. Ahí nos encontró mi padre y junto con la paisana recogimos maletas y regresamos al terruño.
    Esa fue mi experiencia del 85.
    No puedo darle mas emoción a mi relato porque a treinta años del suceso sigo estupefacto
    Un abrazo, Alma Delia. Me uno a tu reconocimiento y coincido contigo que México y los mexicanos tenemos una gran resistencia con malos gobernantes y también malos gobernados.
    Hasta luego

    • Alma Delia Murillo dice:

      No era para menos, Luciano, quedar así, estupefacto, es lo que ocurre delante de lo que nunca antes habíamos vivido ni presenciado. Tremendo.
      Hoy un amigo me contaba que él (tenía 8 años) y sus papás se regresaron a Guanajuato después del temblor, decidieron que no querían correr otro riesgo así en la ciudad de México. Supongo que hubo una diáspora importante en aquél año y el siguiente de gente que prefirió no volver a saber de temblores capitalinos.
      Abrazo

  15. respondon dice:

    Una historia muy conmovedora, con frases en ingles que no entiendo, pero al fin, fresilla la morra, después de vivir en Neza.
    Pero olvido definir que es personal asignado por el gobierno.
    Una lista de personal que trabaja en el gobierno que entro de inmediato en acción.
    Agentes de transito para control vehicular y permitir el paso a ambulancias, patrullas bomberos.
    Personal medico de Salubridad, IMSS, ISSTE; CRUZ VERDE.
    Personal de la Marina, para resguardar edificios de la misma marina, conasupo y otros en la avenida Juarez.
    Personal del Ministerio Público, para empezar dar fe de los muertos.
    Personal de Semefo, para sacar fotos y huellas y embolsar a los muertos,
    Que tiempo consideran prudente para echar andar un plan para hacer frente, si el ultimo temblor había ocurrido en el 57 (28 años atrás)
    La disculpo pues solo tenía 7 años.

    • Alezia dice:

      Señor Lechuga alias el respondón. Tiene una ortografía peor que terremoto.

      • Samuel Lechuga dice:

        Perdón pero yo no soy el respondón. Yo ,o que escribo lo firmo con mi nombre y no con pseudónimos. Por otra parte respondiendo a un comentario de arriba yo no me jacto de ser un gran redactor ni siquiera me dedico a ello. Yo soy medico y como llevo varios años trabajando en otro idioma mi redacción y mi ortografía no es la mejor lo se. Lo único que deseo al dar mi opinión es compartir con ustedes las vivencias que tuve y solo eso.
        El Sr, Respondón no creo que haya estado,presente como muchos de nosotros en la zona de desastre y debo decir que fue bastante agotador el trabajo tanto física como psíquicamente. Y realmente Sr. Respondón la policías y demás autoridades brillaron por su ausencia y se lo digo con conocimiento de causa.
        Algo que es triste es ver como se pierden en los detalles de la gramática, redacción u ortografía en lugar de comentar el tema tratado. Me permito hacer una analogía con nuestra diputada Carmen Salinas la cual en medio de todos los problemas que hay salió con su propuesta parlamentaria de hacerle un homenaje a TinTan, así ustedes con su ortografía y redacción..

      • Respondon dice:

        Sr.Lechuga no ocupa que lo defienda, pero me confunden con usted., pero terremoto no es falta de ortografía. Alezi@, tu redacción asi lo entendí.

    • Alma Delia Murillo dice:

      Pues yo no lo disculpo a usted, Respondón, porque puede consultar en incontables sitios en línea qué fue lo que hizo Miguel de la Madrid en aquellos días, cómo evadió su responsabilidad y las pésimas decisiones que tomó.
      Es histórico, conocidos por todos.
      O pregúntele a alguien que sí se acuerde.
      Para las palabras en inglés o en francés o maya siempre podrá consultar un diccionario, así le hago yo cuando no entiendo algo.
      Gracias por su tiempo, le mando un abrazo.

  16. Cecilia Castillo dice:

    Querida Alma Delia excelente texto desde tu perspectiva infantil. Yo tenía 26 años y vivía enfrente del multifamiliar “Juárez” en Antonio M. Anza y mi trabajo estaba en Lucas Alamán. El recorrido hacia allá fue desgarrador. Banquetas levantadas, personas envueltas en ´sábanas con las pocas pertenencias que pudieron rescatar. Más tarde por la situación de verificar la seguridad del edificio, me fui con familiares a la zona de Polanco, ahí era, como hasta la fecha, otro México, no se fue la luz, ni el agua. Que bien que destacas el verdadero sentido de la solidaridad y la fortaleza valiente de tu madre. Abrazos.

    • Alma Delia Murillo dice:

      Lo que habrás visto, Cecilia queridísima, estabas en la zona cero.
      Claro, las tragedias hacen eso, de chingadazo tiran todos los velos y queda al descubierto, más que nunca, la desigualdad social.
      Un abrazo.

  17. Enrique Lechuga Ballesteros dice:

    Estimada Alma:
    |
    El enfrentarse al inmenso poderío de la naturaleza nos fuerza a darnos cuenta de la enorme fragilidad del ser humano y de la posibilidad de que lo que atesoramos, personas, posesiones, animales, puede esfumarse en segundos.
    También nos enfrenta con lo mejor y lo peor del ser humano en momentos de crisis. En 1985, tuve la suerte de poder participar en acciones de ayuda a los menos afortunados; pude también ser testigo de actos heroicos de muchas personas y actos viles de otras.
    |
    Un reconocimiento especial a tantos mujeres y hombres de nuestro país que han sacado adelante a sus familias aun a costa de tener enfrente un gobierno que va desde la pasividad por incapacidad hasta la rapiña de algunos de sus miembros.
    |
    Gracias por compartir tus vivencias, sentimientos y recuerdos con nosotros.
    |
    Recibe un fuerte abrazo.

    • Alma Delia Murillo dice:

      Sí, decía Benito Taibo en un texto que en 1985 muchos mexicanos se dieron cuenta de que llevaban dentro a un ser humano.
      Y sí.
      Un abrazo grande, gracias por tu lectura.

  18. Gabriela Solis dice:

    En 1985, todavía faltaban dos años para que yo naciera, pero leer tu texto me erizó la piel. Qué don el tuyo de tener siempre a la mano el adjetivo preciso, el que refleja la intensidad de la emoción sin dejar que se desborde. Mucho abrazo para ti.

    • Alma Delia Murillo dice:

      Gracias, Gabriela querida.
      Tu comentario me ilumina, esto de arriar palabras es dificilísimo, ya tú sabeh`
      Un abrazo enorme.

  19. val dice:

    SI CLARO ALMA HAY TANTAS HISTORIAS DESGARRADORAS Y EJEMPLARES Y QUE POR SUPUESTO TODOS LOS QUE TENEMOS MEMORIA DEL EVENTOS SI CAMBIO LA VISION DE LA VIDA Y CLARA MAS CERCA DEL ANIVERSARIO. A MI MI PADRE HABÍA FALLECIDO UN MES ANTES Y MI MAMA TAMBIEN FUE Y ES AUN UNA BENDICIÓN Y UN PREMIO QUE DIOS ME PERMITIÓ TENER, SUPONGO QUE ALGO MUY BUENO TUVE QUE HACER PARA TENER SEMEJANTE MADRE, TAMBIÉN ELLA SACO LA CASTA Y CON DIFICULTADES Y CON SIETE HIJOS SALIMOS ABANTES. SALUDOS ALMA , NARRAS EN FORMA ESPLENDOROSA

    • Alma Delia Murillo dice:

      Gracias, Val, pues sí, un entorno difícil puede afinar el espíritu de algunas personas de manera extraordinaria.
      Pero de otras no, a otras las arruina, las deja enanas, lamentables.
      Así es esto de la condición humana y por eso es fascinante.
      Un abrazo grande.

  20. Adriana dice:

    a mi también, me salvó mi madre…muchos años antes de terremoto 85. Me ha conmovido tu texto Alma, larga vida para ti y para nuestro México

  21. Atl Cruz Ajorio dice:

    Contemporánea Alma Delia:
    Gracias por compartir lo que vio la niña que fuiste aquel día; nuestras experiencias son similares; en mi barrio un cable se cayó y chamuscó a un perro que pasaba, recuerdo que le salía humo, su olor, el cable debajo de él y, a una circunferencia prudente, un círculo humano que prevenía a la gente de acercarse.
    Tienes razón, el sistema de poder sigue en los suyo, aniquilando la vida en pos de más poder, de más tener, estrangulando mientras dice yo te ayudo; tan entonces como ahora, avorazandose de la manera más grosera. Y la gente buena, que sigue resistiendo, sin embargo, me parece que la solidaridad y la ternura se están desgastando en ésta lucha por sobrevivir, el sistema que nos acorrala y acorrala, nos pone un número con fecha de caducidad cercana, y entonces nos enfrenta arteramente a esa pregunta que nadie quiere contestar, aunque todo el mundo sabe la respuesta ¿o yo o el otro? pero la humanidad todavía combate, todavía nos resistimos, nos aferramos a una otredad alternativa, el otro y yo y todos.

    • Alma Delia Murillo dice:

      No sé si tengas razón, Atl, pero deseo que la tengas: que nos aferremos al otro, al Otro, así en mayúsculas como una deidad colectiva es el salto sociológico que nos está haciendo falta en estos tiempos donde Dios/ el Absoluto/ Yo no puede ser nada más que el culto a sí mismo en el que vivimos.
      Ojalá estemos por llegar al fin de la Posmodernidad de la que Nietzsche hablaba.
      La vida se aferra, esa sí, la humanidad también.
      Abrazo grande.

  22. Enrique Lechuga Ballesteros dice:

    Estimada Alma:
    |
    El enfrentarse al inmenso poderío de la naturaleza nos fuerza a darnos cuenta de la enorme fragilidad del ser humano y de la posibilidad de que lo que atesoramos, personas, posesiones, animales, puede esfumarse en segundos.
    También nos enfrenta con lo mejor y lo peor del ser humano en momentos de crisis. En 1985, tuve la suerte de poder participar en acciones de ayuda a los menos afortunados; pude también ser testigo de actos heroicos de muchas personas y actos viles de otras.
    |
    Un reconocimiento especial a tantos mujeres y hombres de nuestro país que han sacado adelante a sus familias aun a costa de tener enfrente un gobierno que va desde la pasividad por incapacidad hasta la rapiña de algunos de sus miembros.
    |
    Gracias por compartir tus vivencias y recuerdos con nosotros.
    |
    Recibe un fuerte abrazo.

  23. Chin Won dice:

    Alma Delia,
    Es importante tener presente a los ciudadanos Radioaficionados Mexicanos y del Mundo por tan importante labor desempeñada, explico: La ciudad quedó totalmente aislada del mundo por la vía telefónica, era imposible siquiera hablar a Toluca, los Radioaficionados del Mundo guardaron total y absoluto silencio en todas las bandas, actitud que “enchina” la piel a quienes conocemos que normalmente son “periqueras” donde se mantienen conversaciones en diversos idiomas, dejando en su totalidad las ondas Hertzianas para el uso exclusivo de los Radioaficionados Mexicanos, quienes con una organización ejemplar, comenzaron a servir a la ciudadanía en total coordinación con sus colegas de los paises que solicitaban ó recibian reportes del estado de sus familiares. Cientos de miles de mensajes fueron transmitidos, dícese que los registros indicaban reportes que sumaban mas de 20K fallecidos.
    Quienes tuvimos oportunidad de participar, gozamos del mas alto honor y satisfacción de haber servido a nuestra Patria.

    Namasté

    • Alma Delia Murillo dice:

      Gracias, Chin Won, por hacer esa mención aquí.
      Absolutamente de acuerdo.
      Carajo, ¿cuándo entenderemos que la ciudadanía tiene más ética y profesionalismo que cualquiera de nuestros partidos políticos en turno?
      Me cuesta pensar que alguna vez ellos se pusieran de acuerdo para hacer algo como lo que relatas.
      Un abrazo

  24. erreoceka dice:

    Algún día lo tenía que aceptar en público: yo no hice nada ese día, tenía 18, estaba en la prepa y a lo más que atiné fue a acompañar a mi abuela al centro de la ciudad para ver si mi abuelo, que trabajaba de velador en esa zona, estaba bien. Después, fue recluirme en casa, esperar noticias… maldita inseguridad!

    • Alma Delia Murillo dice:

      Bueno, eras un crío, no todos reaccionamos igual, la buena noticia es que, sin duda, la vida te pondrá delante de otra situación en la que podrás reivindicar aquello.
      Los inseguros solemos dejar pasar muchas oportunidades y luego la conciencia arde durante años. Lo sé bien.
      Un abrazo.

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