Foto: ILadiaMad de Pinterest.
Antes de comenzar, imagínate que son las cinco de la tarde y que la mejor velocidad para recorrer la ciudad es en bicicleta, ¿ya? Y que te pones unos audífonos para que comience a sonar One evening de Feist.
Has visto a las personas más hermosas del mundo envejecer en un solo día. No sabes bien por qué, pero parece ser que es el castigo por no enfrentar algún demonio que les rasca el alma hasta verla sangrar.
La gente decide cuándo quiere dejar de morir de amor, escuchas decir a una jovencita que pide un au lait en el café que estás, se lo robas y lo escribes haciéndote pasar por la autora de una frase que ni siquiera es grande. Es sábado y, viéndote al espejo, te dices que hoy ya no. Enseguida te prometes que este febrero nadie te romperá el corazón. A pesar de tu esmero, te burlas secretamente de ti misma porque has visto a las personas más hermosas envejecer en un solo día. Entonces, ese mismo día envejeces, pero no por la belleza –que no tienes– sino porque en tu interior almacenas un amplificador que usas para escuchar cómo te resquebrajas también por fuera. Cómo eres adicta, en serio, a tus memorias tórridas y pasajeras: amas en modo avión. Un buen día, ese mismo día, te cansas de romperte promesas –incluidas las más pequeñas y pendejas– y abres el balcón de tu departamento que está en el tercer piso y, llena de lo único que te sobra: convicción, decides no aventarte porque es muy posible que sobrevivas si saltas desde esa altura. Siempre confundes matemáticas con destino.
Inmediatamente reconoces tu deseo por dejar de ser una ridícula, te haces para atrás, te alejas del vacío físico hasta llegar a tu minicava y te sirves un poco de tinto, pero recuerdas que hoy ya no, entonces, te enfilas hacia el clóset y eliges la chamarra negra y barata –que la gente cree de piel pero que no es– y te la pones porque es la única prenda que se parece a ti; buscas esos audífonos gigantes que te regaló la deejay de la que te enamoraste cuando eras más joven y más idiota –esa que terminó siendo una hermosa prostituta cocainómana con las tetas operadas, esa de la que siempre hablas pero nadie te cree porque es un cliché muy bien construido, esa que te rompió más de una vez– y te diriges a tu bicicleta recordando a la puta tórrida: –No te equivoques, Julieta, yo no te amo. No importa, le contestabas. Y ahora, años después que estás a punto de salirte en tu bicicleta a recorrer la ciudad, te carcajeas del flashback porque realmente no te importaba que te amara de regreso y ríes más fuerte porque no tardas en descubrir que en este tiempo, en este día que según tú has decidido un chingo de cosas, tampoco te importaría.
Sacas la pipa que te regaló tu padrastro –tipazo: se droga más que tú–, le das un toque durísimo, te pones los audífonos y comienzas a pedalear. Pacheca irresponsable. Te pitan, te gritan, te ofenden y te avientan un au lait helado en la espalda pero no reaccionas porque lo mereces.
Y no importa porque es hoy que has decido ya no morir.
Regresas a casa y miras de reojo al balcón.
No sabes a mar.
Al ver el cuadro del artículo me vino a la mente un libro de Fritz Simmon que se llama mi bicicleta, mi psicosis y yo. Cuando leo el texto se corrobora mi pensamiento.
La famosa mochila que todos llevamos en la espalda la cual nos influye en muchos momentos y nos hace pensar y actuar de una u otra manera.
Una pequeña recomendación ya que sé que la bici es tu medio para movilizarte no andes con los aidifonos puestos, porque puedes sufrir un accidente y el simple hecho de imaginarme cómo serían los sábados sin leer las locuras de la Bibi me aterroriza.
Salud esta noche con un buen Cabernet chileno o aún mejor de BCS!
Si no sabe a mar, sabe a alberca y eso es muy, pero muy falso
Como cada sábado, una delicia leerte. Saludos
Hoy, como otros tantos días, tú texto me llega hasta las entrañas y se siente bonito saberse acompañada en esta vida.
Muchísimos abrazos.
Claro que sí, buenos días, tardes, casi noches, mi amada escritora, ya tengo mi chocomilk en las rocas aquí a un lado.
Si voy a envejecer, que sea por alguien que valga la pena, y amaré no en modo avión, sino en modo estruendoso. ¿Quieres envejecer conmigo? Las paseadotas que nos daremos en la bici, nomás aclaro, paseadota, no pasadota, porque eso de andar en bici y pachecas, claramente nos lleva a envejecer y morir el mismo día. Puede ser en años, o en días, pero no en uno solo.
PD: Te la cambio la rola por esta de Queen https://www.youtube.com/watch?v=JlRyk4CXXCI
PD2: Te dejo mis besos y abrazos anti troll, ya sabes que de esos hay bien muchotes, exacto, trolles, pero más muchos besos y abrazos para ti solita de mi parte. Aparte que te tapan del frío tan frío.
PD3: Ponme aunque sea las dos palomitas, pa´ saber que te llegaron mis besos ¬¬
PD4: ´Taas bien bonita en la nueva foto.
Exquisito!
Me emocionas, Gracias por escribir así , te Amo. Tu Fan número Uno
Con sinceridad, no me gustó para nada. Aun así continuaré leyéndote.
….PARA ENVEJECER EN UN SOLO DÌA….
…imagina que te avisan que murio tu hermano, despues de dolorosa enfermedad, muy joven, al igual que tù…. lo que duele…es que de joven uno no piensa en la muerte…todos, sin excepciòn creemos que llegaremos a viejos…
aunque a cada rato andemos diciendo: ¡mugre vida!….Asì, pensabas que tù y tus hermanos iban a llegar a viejos, y siempre que se reunieran, se hablaran, chatearan, iban a estarse riendo de las mismas babosas ingenuidades de la infancia, de la adolecencia, de adulto joven….Y entonces “te cae el veinte”…
Y te das cuenta que “ya empiezas a restar”, Y te ves al espejo y te das cuenta que HAS ENVEJECIDO!,
¿adonde se fuèron tantos años?,
¿porquè no me di el tiempo para hablar màs con mi hermano?,
¿porquè no me di el tiempo para vernos màs?
¿porque nunca le dije que admiraba su lucha, su esfuerzo en la vida yque lo necesitaba?,
Asì yo; la ùltima vez que hable con un hermano,
percibìa en su voz una tristeza infinita,
quice con palabras, recordarle quien era èl no hace muchos años,
quice con mis palabras infundirle coraje para no dejarse vencer…
resumièndole su vida, y dicièndole que era muy afortunado con los hijos y esposa que tenìa,
y con sus logros econòmicos…
Pero en sus frases cortas, , yo sabìa que se estaba despidiendo de mi…
Y me contuve para que no gemir, y que no oyera que estaba yo llorando
mis lagrimas escurrian por mi cara… pero yo sonreìa o reìa con èl…
Asì nos despedimos con un “ahì te vez loco, luego hablamos”…..
Y en ese momento fui e hice una maleta y salì, rumbo a la terminal….
compre un pasaje para Guadalajara….y en el trayecto mio, el murio….
Y cuando entre a la sala de velaciòn y desde la puerta vì en el fondo su ataud…
Es un golpe muy fuerte, el ver muerto a alguien tan joven….
Ahì, es donde “me cayò el veinte” de la lejania que tenìa con la familia,
De poner enfrente primero el trabajo, la profesiòn,
Y PARA ENVEJECER UN DIA, sòlo necesitas la muerte de un hermano (a), de un hijo, de tu padre o de tu madre….
porque eso, la muerte; es lo que te unifica de nuevo….Y propone un nuevo comienzo si nos lo proponemos…
El artìculo Bibiana F., es o corresponde a un tìpico adulto joven de hoy,
Con una explosiòn de consumismo impresionante de todo tipo…incluso el ver a las personas como de usese y tirese….Cosas que a la par, es lo que Bibiana F., describe en este su artìculo…
La depresiòn, el no sentido de la vida, el sentir que nadie los quiere, o saber que sòlo te usaron y un “ahì te ves”; ….. el quererse arrojar por el balcòn, o el salir a la calle y ponerse los audifonos para acabar de aislarse màs y no oir a NADIE….etc., etc.,
Bibiaba F., describes perfectamente al joven de hoy educado en el consumismo; por los padres, por la sociedad, por las escuelas, por todo….Y que para que funcione este modelo de economìa, lo que menos necesita es
a individuos concientes e integrados para empezar con su familia. Donde por vìa de la parte afectiva, se fortalezcan todos sus individuos; para florecer las personas que van a ser el resto de su vida.
Para no ser victimas de este mundo de hoy para el que sòlo eres un CONSUMIDOR o UN OBJETO DE CONSUMO.
..
Donde debe florecer la persona que vamos a ser el resto de nuestra vida, Y que si no es ahì, afuera ¿donde?
pum!