Los libros para escapar de la realidad y poder después volver a ella

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Los medios del capital moldean los juicios y los gobernantes parecen obrar en una galaxia muy distante. Foto: Shutterstock

He decidido leer un libro por día. Sé que no cumpliré con el objetivo, pero que me acercaré lo más posible a mi ideal. Para ello, estaré menos tiempo en las redes sociales, veré menos series, pasearé menos, estaré más tiempo en casa, tumbada en el sillón, con un libro en la mano.

Mi nueva pasión lectora no es tan nueva. Leo de manera voraz desde que aprendí a los tres años de edad a juntar una letra con la otra, desde los titulares del diario Crónica, en Argentina. Sin embargo, nunca como hasta ahora había sentido esa manta de refugio que constituyen los libros, quizá porque de un tiempo a esta parte la realidad se me ha hecho más insoportable que de costumbre.

Un ser querido está muy enfermo. Un ser amado está muy lejos. La realidad política tanto en México como en Argentina me duele como a todos un poco más cada día y no encuentro el camino de hacer algo más pesado, real, que firmar una petición en change.org.

Son tiempos confusos, donde la falta de racionalidad y de certeza, la poca voluntad para hablar de cifras, de números irrefutables, han sido reemplazadas por una “opinología” de cartón, donde todos “blablean” sin sustancia.

Los medios del capital moldean los juicios y los gobernantes parecen obrar en una galaxia muy distante, donde viven seres muy distintos a aquellos que los votaron y les dieron el poder.

No hay empatía generalizada por el que sufre, por el que tiene hambre, por el que muere antes de tiempo descuartizado por bestias que trabajan para monstruos escondidos e inasibles.

Esa Latinoamérica que parecía que iba a resplandecer en el siglo XXI vuelve a conjugar el tiempo de sus habitantes echando mano de vocablos que creíamos superados como “secuestro”, “trata”, “desaparecidos”, “tarifazos”, “falta de educación”, “represión”, “hambre, hambre, hambre”.

Y en todo ese maremagnum enloquecido, en algún rincón, esperan los libros. Como un promontorio para escapar de la realidad, es cierto, pero también como un espacio donde las horas se suspenden y permiten cobrar fuerza para lo que vendrá.

Como en aquella primera escena de El palacio de la luna, de Paul Auster, cuando Marco Stanley Fogg no sabe qué hacer con su vida y antes de descubrirlo se pone a leer cada uno de los libros heredados de su tío.

Leer para tomar impulso. Para tomar buenas decisiones cuando llegue el momento. Leer para saber qué hacer cuando haya algo que se pueda hacer.

No he leído todavía un libro por día. Pero han sido varios los que he terminado en las últimas semanas, más allá de aquellos que debo leer por trabajo.

Muchas razones me ayudan a recomendar fervientemente El cártel, de Don Winslow, un ladrillo de 700 páginas que nos muestra como en un espejo cómo ha sido la terrible Guerra del Narco que, Felipe Calderón mediante, nos tiene al borde del abismo en México.

La amiga estupenda, de Elena Ferrante y su manera de regresarme a la emoción primera de la lectura, cuando leer un libro alcanzaba para todo, incluso para la justificación de la existencia humana. Sobre todo para eso.

El libro de los americanos sin nombre, de la hija de panameños Cristina Henríquez y su manera amorosa y certera de contarnos sin dramas extra el drama de los inmigrantes en los Estados Unidos.

La poesía de Julia Santibáñez en su flamante Ser Azar (Abismos Editorial), donde renueva la esencia aforística que subyace en todo buen poema…

Leer como una manera de estar vivo en medio de tanta muerte e indiferencia.

Leer para que cuando nos llegue la hora final, nos encuentre más que confesados, muy bien leídos.

3 Responses to “Los libros para escapar de la realidad y poder después volver a ella”

  1. Moni querida, andamos caminos similares en estas época. Similares decepciones, similares miedos, similares angustias, similares alegrías encontradas en las páginas de los libros.
    Gracias por este texto entrañable.

  2. David dice:

    Súper de acuerdo con la elecciòn de Paul Auster!

  3. Candida Peguero Albuerme dice:

    Es la realidadde nuestros países, cierto.

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