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Toni Morrison y lo que nos enseñó sobre racismo en 5 libros imprescindibles, a un año de su muerte

sábado, agosto 29th, 2020

A través de sus libros, Toni Morrison fue una incansable luchadora contra la discriminación racial. Ganó el Premio Pulitzer en 1988 y fue la primera mujer afroamericana en recibir el Premio Nobel en 1993. A un año de su muerte, el 5 de agosto de 2019, recordamos su legado.

Leerla es navegar por un mar lleno de emociones; pasar de la belleza de su prosa a lo terrible de las historias de aquellas mujeres y niñas cuya vida ha sido marcada por el racismo.

Por Adriana Velarde

Ciudad de México, 29 de agosto (LangostaLiteraria).- Cuando hablamos de racismo contra la comunidad afroamericana se nos vienen a la mente múltiples escenas y eventos. Los más recientes sucedieron en Estados Unidos en mayo de este año, cuando George Floyd fue asesinado en Minneapolis por un policía blanco.

Este hecho dio un nuevo impulso al movimiento Black Lives Matter, el cual existe desde 2014 pero que este año dio la vuelta al mundo, impactando en millones de personas y medios de comunicación.

Este es sólo un ejemplo de los abusos que han sufrido los afroamericanos a lo largo de la historia, y resulta difícil creer que en pleno siglo XXI sigan sucediendo este tipo de actos sólo por el color de piel de las personas, su cultura, su religión o su idioma.

En literatura existe una escritora destacada por su lucha en contra de la discriminación racial y por los derechos civiles de la población negra, misma que plasmaba en sus libros: Toni Morrison.

Esta autora nació con el nombre de Chloe Wofford en Ohio, el 18 de febrero de 1931, y falleció en Nueva York el 5 de agosto de 2019. Ganó el Premio Pulitzer en 1988 y fue la primera afroamericana en recibir el Premio Nobel, esto en 1993. Hoy, a un año de su muerte, recordamos su trabajo y el legado que ha dejado su obra no sólo en la literatura, sino también en la sociedad.

Ojos azules (1970)

Toni Morrison escribió once novelas, algunas de ellas son La canción de Salomón, Ojos azules, Sula y la trilogía compuesta por Beloved, Jazz y Paraíso. En todas ellas las protagonistas son mujeres negras que sufren vejaciones y racismo. En Ojos azules, Pecola, una niña negra, quiere tener los ojos del color de las muñecas de las niñas blancas y cree que es fea porque no se parece a Shirley Temple, además de otros abusos que sufre en su seno familiar.

Sula (1973)

Dos niñas crecen juntas en un barrio pobre de Ohio donde los habitantes son en su mayoría afroamericanos. Al crecer, sus vidas se separan, pero una de ellas regresará al barrio donde nació para vivir su vida como le plazca y sin importarle lo que los demás piensen.

La canción de Salomón (1977)

Esta novela cuenta la historia de cuatro generaciones de una familia, donde un hombre de negocios ha tratado de ocultar sus orígenes para encajar en la sociedad blanca, mientras que su hijo tomará el camino opuesto para luchar contra la violencia de los blancos.

Beloved (1987)

La trilogía de Beloved (Bendecida en español) tiene quizás una de las historias más desgarradoras e impactantes. Cuenta la historia de Seth, una mujer que decide huir de su vida de esclava, pero antes de ser apresada decide matar a su pequeña hija de dos años para evitar que sufra lo mismo que ella por pertenecer a una raza que simplemente no es aceptada en el mundo donde vive. “Beloved” es la palabra que Seth graba en la tumba de su hija, pues sólo para una palabra le alcanzaba el dinero.

Y es aquí donde me pongo a pensar, ¿qué tan ruin puede ser el humano para obligar a una madre a matar al ser más preciado que tiene? ¿Podríamos llamarlo un acto de amor hacia un hijo para evitarle el sufrimiento del que tal vez nunca hubiera podido escapar?

El origen de los otros (2018)

La visión de la gran Toni Morrison sobre la vida y la identidad racial. ¿Qué es la raza y por qué es importante? ¿Qué motiva la tendencia humana a construir Otros? ¿Por qué la presencia de esos Otros nos asusta tanto? Basándose en sus Norton Lectures, Toni Morrison aborda estas y otras cuestiones que dominan cada vez más la política mundial: la raza, el miedo, las fronteras, los movimientos de masas, el deseo de pertenencia.

En su búsqueda de respuestas, la novelista revisa cuidadosamente sus propios recuerdos, así como la historia, la política y, especialmente, la literatura. A través de autores como Harriet Beecher Stowe, Ernest Hemingway y William Faulkner, la autora examina las nociones de pureza racial, el origen de la raza negra como una herramienta para definir una sociedad inmigrante con una gran variedad de procedencias y costumbres, o las formas en que la literatura emplea el color de la piel para definir a los personajes o conducir la narrativa.

Frecuentemente somos testigos de la bondad del ser humano en momentos de tragedia, pero también de lo bajo que puede caer cuando se trata de someter a los más vulnerables. El racismo funciona así, y también existe en México: ¿Cuántas veces hemos escuchado que alguien cataloga al otro como “naco”, “indio” o cuántos adjetivos calificativos despectivos se les ocurran?

Leer a Toni Morrison es navegar por un mar lleno de emociones, de tristeza y de silencio. Pasar de la belleza de su prosa a lo terrible de las historias de aquellas mujeres y niñas que no entienden por qué su vida debe ser así. Espero el día en que el racismo sea sólo historia. Que en un futuro no muy lejano nadie sea discriminado o violentado sólo por cómo luce. Está en nosotros cambiar la realidad.

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Toni Morrison acogió a Angela Davis y la convenció de escribir una de las grandes biografías de esta era

jueves, agosto 8th, 2019

“Lo que me llevó a escribir fue el silencio: tantas historias sin contar y sin examinar”, dijo Morrison al New Yorker en 2003.

Madrid, 8 de agosto (ElDiario.es).- La mayoría de los homenajes y obituarios de este martes destacan a Toni Morrison por el Nobel de Literatura que obtuvo en 1993. No había publicado ni cinco novelas cuando el tribunal sueco decidió que su escritura tenía esa mezcla de pericia y fuste que la convertiría en la primera mujer negra en nueve décadas de palmarés.

Morrison estrenó pluma a los 40 años. Suena tarde para la mayoría, pero en su caso fue la clave para esbozar unas primeras líneas que dejan sin aliento a casi todo el que las lee. “Silencioso como si estuviera oculto, no había caléndulas en el otoño de 1941. En aquél momento pensamos que las caléndulas no crecían porque Pecola iba a tener el hijo de su padre”.

La escritora Toni Morrison posa en su departamento en 1998. Foto: Jim Cooper, AP

Así comienza The Bluest Eyes (1970), sobre una niña negra, solitaria y poco querida que sueña con tener unos ojos como los de Shirley Temple. La autora neoyorquina se atrevió a irrumpir con tal dureza debido a su trayectoria como editora en el gigante Random House, igual o más importante que su labor como literata. Allí descubrió un punto ciego en el mercado norteamericano y, lo más importante, le puso luz y lo empequeñeció.

“Silencioso como si estuviera oculto, no había caléndulas en el otoño de 1941. En aquél momento pensamos que las caléndulas no crecían porque Pecola iba a tener el hijo de su padre”.

– The Bluest Eye

“Lo que me llevó a escribir fue el silencio: tantas historias sin contar y sin examinar”, le dijo al New Yorker en 2003. Pero lo que hizo grande a Toni Morrison fue saber que el vacío no se aplaca con una sola voz y por eso invirtió su tiempo en Random House en rodearse de colegas que la acompañasen en esa empresa. Angela Davis no fue la primera, pero quizá sí la más importante de todas ellas.

En esta foto del 29 de mayo del 2012, Toni Morrison recibe la Medalla de la Libertad durante una ceremonia en la Casa Blanca. Foto: Carolyn Kaster, AP

En una entrevista cruzada realizada por el periodista Dan White en 2014, ambas le contaron cómo se fraguó una de las colaboraciones más importantes de la literatura reciente. “Toni me contactó. Pero yo no estaba interesada en escribir una autobiografía. Era muy joven, creo que tenía 26 años. ¿Quién escribe una autobiografía a esa edad?”, reconoció Davis.

Corría el año 1972 y Davis, por muy bisoña que se creyese, ya había viajado por gran parte de Europa y Estados Unidos, había leído a todos los existencialistas franceses, se había relacionado con los Panteras Negras y afiliado al Partido Comunista. El FBI le había señalado como uno de los criminales más buscados, ella se había dado a la fuga y Reagan le había vetado en todas las universidades de Norteamérica. Sin duda, su vida tenía material para una autobiografía y Morrison lo sabía.

“Toni puede ser muy, muy persuasiva, y no pasó mucho tiempo antes de que me convenciera de que podía escribir un libro que sería más un relato político que una autobiografía individual”. Y la joven accedió.

Davis tenía las experiencias y Morrison el olfato. Esta última le hacía las preguntas precisas para que la primera plasmase en palabras la imagen mental que todos los lectores querrían conocer: “¿Cómo era la celda? ¿A qué olía?”. Durante esos meses, Angela se mudó con su editora y quedó fascinada por la capacidad de Morrison, que por entonces tenía dos niños pequeños, para encargarse de su biografía, de sus hijos, de la casa y de sus propios escritos.

“A menudo viajaba con ella a Random House desde su casa, lo que implicaba cruzar el puente George Washington. Cada vez que había tráfico, sacaba un bloc de notas y garabateaba algo. A menudo, estaba cocinando la cena para sus hijos, se daba vuelta y escribía algo en el bloc de notas. Más tarde me di cuenta de que escribía Canción de Salomón. Me impresionó su capacidad de habitar varios mundos diferentes a la vez”, recordó su pupila sobre la tercera novela de Morrison.

Angela Davis: Una autobiografía vio la luz bajo un gran sello en 1974, un momento de ligera disminución de la violencia y en el que las ideas de Davis fueron acogidas como un vademécum del black power. Pocos saben que aquella biografía temprana le debe su trayectoria a Toni Morrison, quien en palabras de la propia activista “fue una editora fenomenal. Prestó mucha atención a los detalles, pero no insistió en que mi trabajo se convirtiera en un reflejo de sus propias ideas”.

Visitantes miran un retrato de la autora galardonada con el Nobel Toni Morrison creado por el artista Robert McCurdy. Foto: Patrick Semansky, AP

De aquella colaboración surgió una enorme amistad que se ha mantenido hasta los últimos días de la mentora. Morrison, además, descubrió a algunas de las feministas más importantes en el movimiento afro de Estados Unidos, como Toni Cade Bambara y Gayl Jones, así como algunos clásicos a la altura de The Greatest, de Muhammad Ali o The Black Book, de Middleton Harris.

Pero ella no se refugiaba en la mirada de los demás, sólo se dejaba inspirar. Mientras publicaba algunos de los mejores retratos de la América xenófoba, sembraba con sus propios libros tanto respeto como recelo por la violencia salvaje, el sexo explícito y el sincero antirracismo que imprimía en todos sus escritos. De hecho, su novela Paradise (1997) fue prohibida en ciertas prisiones por temor a que pudiese incitar una revuelta.

“La Historia siempre ha demostrado que los libros son la primera trinchera en la que se libran ciertas batallas”, escribió en The Pieces I Am, su autobiografía. Siempre fiel a esa premisa, Morrison se despidió a medias de la literatura en 2010, tras la muerte de su hijo, después en 2015 y cuatro años más tarde lo hace por tercera vez.

Menos mal que, como dijo Angela Davis, “su trabajo desafía las ideologías predominantes y ofrece a las personas formas de entender el mundo que son radicales, que son transformadoras”. Y no importan las despedidas definitivas, porque eso seguirá haciéndolo para siempre.

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Toni Morrison, la primer mujer negra en ganar el premio Nobel de Literatura (en 1993), muere a los 88 años

martes, agosto 6th, 2019

Morrison, representante de la narrativa estadounidense creada por autores negros, ganó el Nobel en 1993 y el Pulitzer de ficción en 1988.

Toni ayudó a elevar el multiculturalismo estadounidense al escenario mundial y ayudó a censurar el pasado de su país, desenterrando las vidas de lo desconocido y lo no deseado, a quienes ella llamaría “los no libres en el corazón del experimento democrático”.

NUEVA YORK, 6 agosto (AP).- El premio Nobel Toni Morrison, pionera y reinante gigante de la literatura moderna cuyo poder imaginativo en Beloved, Song of Solomon y otras obras transformaron las letras estadounidenses al dramatizar la búsqueda de la libertad dentro de los límites de la raza, falleció a los 88 años.

El editor Alfred A. Knopf anunció que Morrison murió el lunes por la noche en el Centro Médico Montefiore en Nueva York. La familia de Morrison emitió un comunicado a través de Knopf diciendo que murió después de una breve enfermedad.

“Toni Morrison falleció pacíficamente anoche rodeado de familiares y amigos”, anunció la familia. “Era una madre, abuela y tía extremadamente devotas que se deleitaban con estar con su familia y amigos. La escritora consumada que atesoraba la palabra escrita, ya sea la suya, sus estudiantes u otras, leía con voracidad y estaba más en casa cuando escribía”.

Pocos autores se levantaron con un estilo tan rápido y espectacular. Tenía casi 40 años cuando se publicó su primera novela, The Bluest Eye. A principios de sus 60 años, después de solo seis novelas, se había convertido en la primera mujer negra en recibir el Premio Nobel de literatura, elogiada en 1993 por la academia sueca por su “fuerza visionaria” y por profundizar en “el lenguaje en sí, un idioma que quiere para liberar ”de las categorías de blanco y negro. En 2019. Apareció en un aclamado documental, Toni Morrison: The Pieces I Am.

Morrison ayudó a elevar el multiculturalismo estadounidense al escenario mundial y ayudó a censurar el pasado de su país, desenterrando las vidas de lo desconocido y lo no deseado, a quienes ella llamaría “los no libres en el corazón del experimento democrático”. En sus novelas, historia – historia negra – Era un tesoro de poesía, tragedia, amor, aventura y buenos chismes, ya sea en el pequeño pueblo de Ohio en Sula o en la gran ciudad de Harlem en Jazz. Ella consideraba la raza como una construcción social y, a través del lenguaje, mejor mundo que sus personajes sufrieron para alcanzar. Morrison tejió todo, desde la literatura africana y el folklore esclavo hasta la Biblia y Gabriel García Márquez en las comunidades literarias más diversas pero armoniosas.

“La narrativa nunca ha sido simplemente un entretenimiento para mí”, dijo en su conferencia Nobel. “Es, creo, una de las principales formas en que absorbemos el conocimiento”.

En esta foto de archivo del 27 de febrero de 2013, la autora Toni Morrison firma copias de su último libro Home. Foto: AP

Ganadora del Premio Pulitzer de 1988 por Beloved, fue una de las presencias más regias del mundo del libro, con su extensión de trenzas canosas; sus ojos oscuros y perspicaces; y voz cálida y teatral, capaz de rebajarse a un gruñido misterioso o elevarse a un falsete humorístico. “Esa bella y perspicaz dama”, la llamó James Baldwin.

Sus admiradores eran innumerables, desde colegas autores, estudiantes universitarios y trabajadores hasta Barack Obama, quien le otorgó una Medalla Presidencial de la Libertad; a Oprah Winfrey, quien idolatraba a Morrison y ayudó mucho a expandir sus lectores. Morrison compartió esas altas opiniones, etiquetando repetidamente una de sus novelas, Beloved, como “perfecta” y rechazando la idea de que el logro artístico exigía una aceptación silenciosa.

“Maya Angelou me ayudó sin que ella lo supiera”, dijo Morrison a The Associated Press durante una entrevista en 1998. “Cuando estaba escribiendo su primer libro, Sé por qué canta el pájaro enjaulado, era editora en Random House. La estaba pasando tan bien y nunca dijo: ‘¿Quién soy yo? ¿Mi librito?'”.

“Decidí que … ganar el premio (Nobel) fue fabuloso”, agregó Morrison. “Nadie iba a tomar eso y convertirlo en otra cosa. Me sentí representacional. Me sentí americano. Me sentí de Ohio. Me sentí más negra que nunca. Me sentí más mujer que nunca. Sentí todo eso, y puse todo junto, salí y lo pasé bien ”.

Morrison, la segunda de cuatro hijos de un soldador y una trabajadora doméstica, nació Chloe Ardelia Wofford en Lorain, Ohio, una ciudad de acero a las afueras de Cleveland. Sus padres la animaron a leer y pensar, y los niños blancos de su comunidad no la impresionaron. Recordando cómo se sentía como una “aristócrata”, Morrison creía que era más inteligente y daba por sentado que era más sabia. Ella era una estudiante con honores en la escuela secundaria y asistió a la Universidad de Howard porque soñaba con la vida entre intelectuales negros.

En Howard, pasó gran parte de su tiempo libre en el teatro (se rió fácilmente), conoció y se casó con un arquitecto jamaicano, Harold Morrison, de quien se divorció en 1964. Tuvieron dos hijos, Harold y Slade.

Pero aunque ella enseñó allí, Howard la decepcionó. La vida en el campus parecía más cercana a una escuela que termina que a una institución de aprendizaje. Los manifestantes, entre ellos el ex alumno de Morrison Stokely Carmichael, exigían igualdad. Morrison también quería eso, pero se preguntó de qué tipo.

“Pensé que querían integrarse con fines nefastos”, dijo. “Pensé que deberían exigir dinero en esas escuelas negras. Ese era el problema: los recursos, el mejor equipo, los mejores maestros, los edificios que se estaban derrumbando, no estar en una escuela secundaria junto a algunos niños blancos”.

En esta foto de archivo del 25 de noviembre de 2005, el autor Toni Morrison escucha a los mexicanos Carlos Monsivais durante la conferencia de profesores de Julio Cortázar en la Universidad de Guadalajara en la ciudad de Guadalajara, México. Foto: AP

En 1964, respondió a un anuncio para trabajar en la división de libros de texto de Random House. Durante los siguientes 15 años, tendría un impacto como editora de libros, y como una de las pocas mujeres negras en la publicación, eso solo habría asegurado su legado. Ella defendió a autores de ficción emergentes como Gayl Jones y Toni Cade Bambara, ayudó a presentar a los lectores estadounidenses a escritores africanos como Wole Solinka, trabajó en una memoria de Muhammad Ali y libros de actualidad de activistas como Angela Davis y Black Panther Huey Newton. Un proyecto especial fue editar The Black Book, una colección de todo, desde anuncios en periódicos hasta letras de canciones que anticipaban su inmersión en la vida cotidiana del pasado.

A finales de los años 60, era una madre soltera y una escritora decidida que había sido presionada por su futuro editor, Robert Gottlieb de Alfred A. Knopf, para decidir si escribiría o editaría. Sentada a la mesa de su cocina, desarrolló una historia basada en el recuerdo de una niña negra en Lorain, violada por su padre, que deseaba ojos azules. Llamó a la novela El ojo más azul.

Morrison se enorgullecía del regalo de aplicar “tinta invisible”, haciendo un punto y dejando que el lector lo descubriera, como su decisión de retener el color de la piel de sus personajes en Paradise. Su debut como autora llegó en El apogeo del Movimiento de las Artes Negras y llama a la literatura como protesta política y social. Pero Morrison critica por indirección; ella era política por lo que no dijo. Se asumieron el racismo y el sexismo; ella escribió sobre sus efectos, ya sea en The Bluest Eye o en Sula, una historia de amistad y traición entre dos mujeres negras.

“Los escritores que más me afectaron fueron los novelistas que escribían en África: Chinua Achebe, Las cosas se desmoronan, fue una gran educación para mí”, dijo Morrison, quien había estudiado a William Faulkner y Virginia Woolf como estudiante de posgrado. AP en 1998.

“Tomaron su mundo negro por sentado. Ningún escritor negro (en Estados Unidos) había hecho eso, excepto Jean Toomer con Cane. Todos los demás tuvieron alguna confrontación con los blancos, lo que no quiere decir que los africanos no, pero lingüísticamente hubo una suposición. El idioma era el idioma del centro del mundo, que eran ellos.

“Entonces eso me permitió escribir The Bluest Eye y no explicar nada. Eso fue completamente nuevo! Fue como un paso hacia un mundo completamente nuevo. ¡Fue liberador de una manera que nada había sido antes!

No tenía agente y varias editoriales la rechazaron antes de llegar a un acuerdo con Holt, Rhinehart y Winston (ahora Henry Holt and Company), que lanzó la novela en 1970. Las ventas fueron modestas, pero su libro causó una profunda impresión en The New York John Leonard de Times, uno de los primeros y continuos defensores de su escritura, al que llamó “tan preciso, tan fiel al discurso y tan cargado de dolor y asombro que la novela se convierte en poesía”.

Ambientando sus historias en comunidades segregadas, donde el incesto y el suicidio no fueron más escandalosos que un letrero que dice “COLOREADO SOLAMENTE”, Morrison escribió sobre los soñadores para quienes el precio era a menudo la muerte, ya sea la trágica elección de la madre de asesinar a su bebé, y ahorrar desde la esclavitud, en Beloved, o la comunidad negra que implosiona en Paradise.

Al igual que Faulkner, sus personajes están agobiados por el legado y la tragedia en curso de la esclavitud y la separación. Para los sureños blancos de Faulkner, perdedores de la Guerra Civil, el precio es culpa, rabia y locura. Para los esclavos de Morrison y sus descendientes, supuestamente liberados, la historia sigue como el grupo más implacable.

“El futuro era puesta de sol; el pasado algo para dejar atrás “, escribió Morrison en Beloved, en el que el fantasma de la hija asesinada regresa para perseguir y obsesionar a su madre.

La escritora estadounidense Toni Morrison. Foto: EFE

“Y si no se quedó atrás, bueno, quizás debas pisotearlo. Vida esclava; vida liberada: cada día era una prueba y una prueba. No se podía contar con nada en un mundo en el que incluso cuando eras una solución, eras un problema”.

El avance de Morrison se produjo en 1977 con Song of Solomon, su tercera novela y la historia de la educación sexual, social y ancestral del joven Milkman Dead. Fue el primer trabajo de un escritor negro desde Native Son de Richard Wright en ser una selección completa del Libro del Mes y ganó el premio del Círculo Nacional de Críticos del Libro. También fue el primer libro de Morrison que se centró en un personaje masculino, una novela que le permitió “salir de la casa, des-domesticar el paisaje”.

Pero la corriente principal era otro tipo de educación. Al revisar Song of Solomon, el autor Reynolds Price reprendió a Morrison por “la omisión comprensible pero debilitante de los personajes blancos activos” (más tarde se retractó). Cuando Beloved fue ignorado por un Premio Nacional del Libro, se publicó una carta de protesta de 48 escritores negros, incluidos Angelou y Amiri Baraka, en The New York Times Book Review, señalando que Morrison nunca había ganado un importante premio literario.

Beloved ganó el Pulitzer y Morrison pronto ascendió a la cima del mundo literario, ganando el Nobel y presidiendo el premio no oficial del club de lectura de Winfrey, fundado en 1996. Winfrey eligió Song of Solomon, The Bluest Eye, Paradise y Sula a lo largo de los años y enumeraría todas las obras de Morrison como una de sus favoritas. Winfrey también protagonizó y ayudó a producir la versión cinematográfica de 1998 de Beloved.

Como con tantos otros galardonados, la ficción post-Nobel de Morrison fue vista de manera menos favorable que su trabajo anterior. Morrison no recibió grandes premios competitivos después del Nobel y fue criticado por su trama incómoda y su lenguaje pretencioso en Beloved y Paradise. Pero una novela publicada en 2008, A Mercy, fue muy elogiada. Home, una breve novela sobre un joven veterano de la Guerra de Corea, salió en 2012 y fue seguida tres más tarde por un drama contemporáneo, God Help the Child.

Otras obras de Morrison incluyeron Playing in the Dark, una colección de ensayos; Dreaming Emmet, una obra de teatro sobre el adolescente asesinado Emmett Till; y varios libros para niños en coautoría con su hijo, Slade Morrison (quien murió de cáncer en 2010). En noviembre de 2016, escribió un ensayo altamente citado de Nueva York sobre la elección de Donald Trump, calificando su ascenso a la presidencia como una marca de lo que los blancos se conformarían para mantener su estatus.

“Las consecuencias de un colapso del privilegio blanco son tan aterradoras que muchos estadounidenses han acudido en masa a una plataforma política que apoya y traduce la violencia contra los indefensos como fuerza. Estas personas no están tan enojadas como aterrorizadas, con el tipo de terror que hace temblar las rodillas ”, escribió.

“William Faulkner entendió esto mejor que casi cualquier otro escritor estadounidense. En Absalom, Absalom, el incesto es menos tabú para una familia sureña de clase alta que reconocer la única gota de sangre negra que claramente ensuciaría la línea familiar. En lugar de perder su “blancura” (una vez más), la familia elige el asesinato “.

Enseñó durante años en la Universidad de Princeton, de la que se retiró en 2006, pero también tenía un apartamento en el centro de Manhattan y una casa frente al río en el condado de Rockland de Nueva York que se incendió en 1993, destruyendo manuscritos, primeras ediciones de Faulkner y otros escritores y numerosos recuerdos familiares Hizo reconstruir la casa y continuó viviendo y trabajando allí.

“Cuando no estoy pensando en una novela, o en realidad no la estoy escribiendo, no es muy buena; el siglo XXI no es un lugar muy agradable. Lo necesito (escribir) para mantenerme estable, emocionalmente ”, le dijo a AP en 2012.

“Cuando terminé The Bluest Eye… no estaba contenta. Recuerdo que me sentí triste. Y luego pensé: ‘Oh, ya sabes, todo el mundo está hablando de hermandad’. Quería escribir sobre cómo son realmente las amigas. (La inspiración para Sula). De repente, el mundo entero era un lugar realmente interesante. Todo lo que contenía era algo que podía usar o descartar”.