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ENTREVISTA | América no es Estados Unidos, América somos todos, reclama Residente

viernes, marzo 18th, 2022

El puertorriqueño Residente lanzó su nueva canción inspirada en la colonización y la esclavitud del continente, parte de su nueva música después del polémico tema junto al productor Bzrp.

Por Berenice Bautista

CIUDAD DE MÉXICO, 18 de marzo (AP).- Residente quiere que América sea para los americanos, todos, desde Tierra del Fuego hasta Canadá. Por eso lanzó This Is Not America, un grito de protesta contra las injusticias en Latinoamérica y la apropiación del gentilicio americano por parte de Estados Unidos.

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“El tema nace con esa idea de intentar promover el que se utilice la palabra América para el continente completo y que Estados Unidos se busque una palabra”, dijo Residente en una entrevista telefónica desde Los Ángeles.

“Además de lo geográfico, es una cuestión simbólica de un país adoptando el nombre de un continente. Eso inconscientemente a los latinoamericanos, y al resto del continente, es como un tipo de colonización también mental y psicológica que lleva años. Es como si de momento Alemania dijera que es Europa o Marruecos dice que es África”, agregó.

Una de las inspiraciones para la canción, dijo Residente, fue la obra del artista conceptual chileno Alfredo Jaar, quien en 1987 montó una instalación en Times Square, en Nueva York, titulada “A Logo for America” con un mapa iluminado de Estados Unidos y la frase “This Is Not America” (esto no es América), para protestar por el etnocentrismo estadounidense.

Otra fue la canción de Childish Gambino de 2018 “This Is America”, sobre los problemas de violencia armada que Estados Unidos atraviesa. En un momento, tras citar una variedad de problemas a lo largo y ancho de la región, Residente dice en su canción: “Gambino, mi hermano, esto sí es América”.

El video de “This Is Not America”, lanzado el jueves por la tarde, fue codirigido por Residente y el realizador francés Gregory Orel. Mezcla imágenes capitalistas como rascacielos y vasos desechables con otras de pueblos originarios, así como creaciones fantásticas de una Estatua de la Libertad convertida en un indígena y de una pirámide mexicana en medio de Los Ángeles.

En esta foto del 12 de julio de 2019, el músico puertorriqueño René Pérez Joglar, más conocido como Residente, posa en Nueva York. Foto: por Brian Ach, Invision, AP, Archivo.

En el video también aparecen referencias a la independentista puertorriqueña Lolita Lebrón; el músico chileno Víctor Jara, asesinado durante el golpe de Estado que instauró la dictadura de Pinochet; las personas asesinadas por las fuerzas armadas colombianas conocidas como “Falsos Positivos” y un alto funcionario brasileño, inspirado en el presidente Jair Bolsonaro, que se come un filete de res y se limpia con la bandera nacional, mientras un niño indígena del Amazonas está detrás de él.

“Tiene imágenes muy poderosas, para mí el video está bien fuerte y obviamente la canción y el video se complementan perfectamente”, dijo Residente.

“This Is Not America” tiene como invitadas a las gemelas franco-afrocubanas Ibeyi, Naomi Díaz y Lisa-Kaindé, quienes interpretan el coro.

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“Desde que las conocí me encantaron”, dijo Residente. “Trabajaron súper bien y fue bien orgánica la colaboración. No tuvimos que hacer mucho, más allá de hacer arte y fluir con lo que queríamos hacer artísticamente”.

Otros colaboradores literalmente orgánicos son gusanos microscópicos. Residente usó ondas cerebrales de estos gusanos para crear armonías. El proceso comenzó contabilizando sus neuronas, asignándoles números y a su vez designando notas musicales a esos números.

El rapero Residente. Foto: EFE, Sergio Barrenechea, Archivo.

Los gusanos “tienen alrededor de 302 neuronas, pero a pesar de la cantidad baja de neuronas, estos gusanos pueden hacer un montón de cosas: distinguen el calor y el frío, pueden entender cuándo hay peligro, se reproducen”, dijo Residente. “Lo conecté con la idea de que, en Latinoamérica, con poco nosotros hacemos un montón de cosas”.

La armonía de la onda cerebral de los gusanos se puede escuchar en la sección del coro de Ibeyi. Residente había comenzado a trabajar en la canción hace más de dos años y dijo que será parte de su próximo álbum.

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Por ahora, otro de sus lanzamientos recientes, su sesión con el rapero y productor argentino Bizarrap, alcanzó el primer lugar en tendencias musicales de YouTube y acumula más de 68 millones de vistas. La canción, una “tiradera” de rap, hace referencia a sus diferencias con J Balvin. Algo que dolió en la sensibilidad millennial fue la crítica de Residente a las canciones que el artista colombiano ha hecho para Pokémon y Bob Esponja.

“A mí me gustan también, es en el contexto del rap que es gracioso”, dijo el rapero boricua sobre los personajes animados. “Yo me desahogo con las letras y eso es lo que pasó”.

Residente dijo que disfrutó trabajar con Bizarrap, quien a sus 23 años también ha causado sensación con sus colaboraciones con Nathy Peluso, Nicky Jam y Tiago PZK.

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“Es un chamaquito bien bueno y bien inteligente y maduro. Fue bien divertido trabajar con él, la pasamos súper bien. Nada de estrés de parte de nosotros como artistas, fluimos bien”, dijo el galardonado con cuatro premios Grammy y 25 Latin Grammy como solista y como miembro de Calle 13.

Residente, quien suele levantar la voz ante injusticias, lamentó la pérdida de vidas de civiles, especialmente menores de edad, por la invasión rusa en Ucrania.

“Es horrible que pase a cualquier país y así como está pasando en Ucrania le pasa a Palestina a cada rato y está bueno que todo el mundo se haga consciente de cuando ocurre”, agregó haciendo referencia al conflicto palestino israelí.

Este fin de semana, Residente se presentará en el Festival Vive Latino en la Ciudad de México.

“Los pueblos indígenas son cada vez más violados, más explotados”, señala el activista Álvaro Pop

martes, julio 4th, 2017

Álvaro Pop, ex presidente del Foro de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas, analiza la situación de los pueblos originarios de cara al décimo aniversario de la Declaración de Naciones Unidas que reconoce sus derechos.

Por Jaime Giménez

Ciudad de México, 4 de julio (SinEmbargo/ElDiario.es).- Este año se cumple el décimo aniversario de la histórica Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que trataba de blindar el respeto de los derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas. Sus circunstancias particulares y su sufrimientos histórico merecían el reconocimiento expreso de estos, pero, 10 años después, no hay mucho que celebrar, denuncia Álvaro Pop, activista indígena y expresidente del Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas.

“Los pueblos indígenas son cada vez más violados, más explotados, más excluidos, obligados a migrar a los centros urbanos y a morirse en la pobreza”, lamenta Pop. Este maya q’eqchi guatemalteco es, desde enero, secretario técnico del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe, un cargo más en toda una vida dedicada a la lucha por los derechos de los pueblos originarios.

Desde su altavoz trata de desterrar mitos e insiste en la importancia de los pueblos indígenas para la supervivencia del planeta. “Somos una minoría global que alberga en sus territorios el 70 por ciento de la capacidad forestal y el 50 por ciento de la biodiversidad del mundo”, recuerda en una entrevista con eldiario.es. Los desafíos que afrontan estas comunidades, insiste, aún son muchos: desde el cumplimiento del derecho a la consulta hasta el fin de la persecución de las poblaciones locales, así como un modelo de desarrollo alternativo.

El concepto de “modernidad” importado de Europa es, a juicio del experto, uno de los principales problemas en la vida de los pueblos a los que representa. “Occidente, con su concepto de modernidad, insiste en los derechos individuales, la democracia individual, la economía individual, olvidándose de que no podemos existir sin la colectividad”, lamenta este corpulento indígena de 48 años.

Desde el desierto de Sonora hasta Tierra del Fuego, los pueblos originarios representan el 10 por ciento de la población total de América Latina, con alrededor de 50 millones de personas, según Naciones Unidas. Repartidos en cientos de comunidades a lo largo de Abya Yala –nombre ancestral que engloba al continente americano –, los primeros pobladores habitan entornos tan diversos como la imponente selva amazónica, los gélidos páramos andinos o las paradisíacas costas caribeñas.

Sin embargo, muchos de ellos enfrentan amenazas similares. Los proyectos de extracción de recursos naturales, ya sean mineros, petroleros o hidroeléctricos, conllevan en muchas ocasiones, recuerda Pop, el desplazamiento forzado de comunidades enteras. Cuando estas oponen resistencia, suelen ser perseguidas, encarceladas o asesinadas. Ocurre a menudo en México, Honduras o Brasil, pero también en países con gobiernos progresistas como Ecuador.

Indígenas guaraníes usando sus prácticas de caza en el Parque Nacional Yasuní. Foto: Dolores Ochoa /AP

Según Pop, la falta de protección de los pueblos indígenas se debe a prácticas neocoloniales asociadas a la proliferación de “gobiernos corporativos que mantienen relaciones incestuosas con las empresas”. Esta prevalencia de los intereses de inversores extranjeros sobre el bienestar de las poblaciones locales conlleva entonces que “los pueblos indígenas sean cada vez más violados, más explotados, más excluidos, obligados a migrar a los centros urbanos y a morirse en la pobreza, perdiendo sus idiomas”, denuncia el que fue en 2016 presidente del Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas.

Frente a un modelo de desarrollo que permite que comunidades situadas alrededor de una central hidroeléctrica no tengan luz en sus casas, Pop esgrime las alternativas propuestas por los pueblos originarios. Entre ellas destaca el Buen Vivir, o Sumak Kawsay, surgido en los Andes. “Esta práctica de vida debería hacernos reflexionar para que reconozcamos formas de pensamiento vinculadas a la naturaleza y a la colectividad”, sostiene.

En cualquier caso, Pop desmarca a los pueblos originarios del ecologismo. “El planteamiento ecologista ve a la naturaleza allá y al humano acá, y el humano tiene que proteger a la naturaleza. El planteamiento de los pueblos indígenas no es así. Nosotros estamos dentro y, por lo tanto, queremos que nuestro mundo se mantenga”, aclara.

“LA OBLIGACIÓN DE CONSULTAR A LOS PUEBLOS NO SE CUMPLE” 

A punto de cumplirse del décimo aniversario de la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, Pop estima que los avances jurídicos han sido importantes, pero no han solucionado los problemas. “Las normas internacionales y nacionales obligan a los Estados a construir mecanismos de diálogo y consulta mediante la participación de los pueblos indígenas, pero esto en la práctica no se cumple”, afirma.

El derecho a la consulta previa, libre e informada, que otorga a las comunidades afectadas por proyectos extractivistas el poder decisión sobre sus territorios, es uno de los más vulnerados. No obstante, existen casos recientes que muestran un cambio de tendencia, como el de la comunidad campesina de Cajamarca, en Colombia, que dijo ‘no’ a la minería en una consulta popular celebrada en marzo.

A Pop no le extraña que las poblaciones rurales de América Latina se opongan a las iniciativas mineras. “No hay un solo ejemplo de un lugar donde hubo una mina de oro o de plata y hoy haya un jardín”, expresa en referencia a las promesas que realizan gobiernos y compañías mineras sobre la reforestación de los territorios explotados.

“Existe la minería responsable, pero responsable solo ante sus accionistas. Las empresas que explotan recursos lo único que quieren son dividendos, bajo ese concepto se olvidan de las personas que viven ahí, se olvidan de la posibilidad del rescate de la naturaleza”, señala.

Cientos de mujeres indígenas se reunieron el 8 de marzo en la Amazonia sur de Ecuador para expresar su rechazo al acuerdo alcanzado entre el gobierno de Correa y el consorcio petrolero chino Andes Petroleum. Foto: eldiario.es

“LA CREENCIA DE QUE NO APORTAMOS ES FALSA”

Debido a esa resistencia que muchos pueblos indígenas mantienen ante los proyectos de extracción de recursos naturales, abundan los gobiernos que los tildan de obstaculizar el desarrollo. Lo mismo ocurre con buena parte de las poblaciones mestizas urbanas de América Latina, quienes priorizan la creación de empleo y la llegada de recursos económicos sobre los derechos de los pueblos a decidir sobre sus territorios.

Frente a esta extendida percepción que caricaturiza a los indígenas como enemigos del progreso, Pop arguye que el desarrollo económico de buena parte del planeta debe mucho a las comunidades nativas. “Los pueblos indígenas han ayudado y sostienen las economías de casi todos los países de América Latina y del mundo”, asegura. “Nos dedicamos a la agricultura y a la pesca, nuestras economías están muy vinculadas a la tierra. Por eso la creencia de que no aportamos y que somos dependientes es falsa”.

Pop reconoce que los pueblos indígenas también tienen que hacer autocrítica en algunos aspectos, como en relación a los derechos de las mujeres. “Por supuesto que hay machismo en las comunidades, hay desigualdad en la toma de decisiones”, asume este politólogo maya, que valora los aportes de mujeres indígenas vinculadas al feminismo comunitario.

Frente a los retos que los pueblos originarios tienen por delante, Pop considera que el más acuciante de ellos es la transformación de los Estados latinoamericanos en entes que garanticen el cumplimiento de los derechos indígenas. Además, plantea la necesidad de buscar una tercera vía que permita superar la “disyuntiva mortal” que obliga a elegir entre extractivismo sí o extractivismo no.

“Sin la explotación de los recursos no hay futuro porque nos quedaríamos sin teléfonos celulares y sin energía eléctrica, pero tampoco hay futuro haciéndolo. Por eso hay que construir una tercera vía para el desarrollo en donde el bienestar de todos incluya el bienestar de los pueblos indígenas, donde seamos reconocidos como ciudadanos de primera categoría”, concluye.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE ElDiario.es. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción.

El misterio de la colonia de pingüinos Rey que habita Bahía Inútil en Chile

lunes, junio 12th, 2017

El lugar no es sólo una atracción turística y un lugar para la conservación de la especie. Sus propietarios, una familia fueguina, promueven en él el desarrollo de estudios que tratan de resolver los muchos interrogantes que aún existen en torno a estos animales.

Por María Luisa Maestre

Bahía Inútil (Chile), 12 de junio (EFE).- La historia de la colonia de pingüinos rey que habita en Bahía Inútil está envuelta en el misterio. Nadie sabe por qué estos simpáticos visitantes han vuelto tras miles de años a este paraje, uno más de los grandes atractivos turísticos de la Patagonia chilena.

Una ruta costera de poco más de un centenar de kilómetros lleva desde Porvenir, la capital de la provincia de Tierra del Fuego, hasta el Parque Pingüino Rey, en Bahía Inútil. La carretera discurre entre la pampa inabarcable, salpicada de guanacos (llamas) e inmensas estancias ovejeras, y un mar gélido y gris como pocos.

El parque es una sucinta instalación privada que se autoabastece energéticamente con placas solares y aerogeneradores. Posee un pequeño centro de visitantes donde se les imparte una breve charla introductoria y proporciona una detallada relación de las estrictas normas a seguir para garantizar la tranquilidad de los animales.

Los turistas se sorprenden de las mil preguntas que hoy permanecen sin respuesta sobre el origen de la colonia. Se sabe que esta especie poblaba en abundancia buena parte de la Isla Grande de Tierra del Fuego, y también que desapareció por completo de este territorio, quién sabe por qué, hace miles de años.

Desde entonces, las costas fueguinas no habían sido sino lugar de paso en sus migraciones desde la Antártica, las Islas Malvinas o las Georgias del Sur.

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Con cierta frecuencia se avistaban ejemplares aquí y allá por breves espacios de tiempo. Sin embargo, en 2006 empezaron a llegar pequeños grupos para quedarse, y la colonia ha continuado creciendo hasta hoy, que ya cuenta con unos 80 individuos, la mitad de ellos, crías nacidas en este mismo entorno.

Una valla de madera con espacios habilitados para observar sin ser vistos separa a los turistas y observadores de los pingüinos. Ellos se encuentran a una veintena de metros, ajenos a la curiosidad y simpatía que generan. Las aves se mueven con divertida torpeza dejando ver sus características siluetas, pintadas en blanco, negro y un llamativo anaranjado que le cubre parte del cuello y el pecho.

Los turistas parecen olvidarse del frío y del tiempo contemplándoles a simple vista, escudriñando detalles con sus prismáticos o grabando con sus cámaras cada movimiento y gesto.

Aunque el parque permanece abierto buena parte del año, el verano austral es, sin duda, el mejor momento para programar una visita. En época de cría resulta tierno e interesante contemplar a los polluelos al cuidado de su padre o a ambos progenitores turnándose para incubar un único huevo en una somera hendidura arañada en la tierra.

El lugar no es sólo una atracción turística y un lugar para la conservación de la especie. Sus propietarios, una familia fueguina, promueven en él el desarrollo de estudios que tratan de resolver los muchos interrogantes que aún existen en torno a estos animales.

Los turistas se sorprenden de las mil preguntas que hoy permanecen sin respuesta sobre el origen de la colonia. Foto: YouTube EFE

Claudia Godoy, la veterinaria del centro, explica que una de las líneas de estudio es la monitorización de sus procesos migratorios: “por el momento, parece que no se alejan mucho en sus migraciones y se quedan en aguas del Estrecho de Magallanes”.

Otro motivo de estudio es la relación de la especie con el pueblo Selknam, los antiguos pobladores de Tierra del Fuego, extinguidos por brutales cacerías humanas en el siglo XIX.

Estudios antropológicos y arqueológicos pretenden poner algo de luz en torno a un contacto, al parecer, evidente: ¿Cazaban estas aves para alimentarse? ¿Los consideraban animales mágicos? ¿Hervían sus cuerpos para extraer su aceite?

La participación privada en la conservación de los espacios y la protección de la naturaleza es habitual en Tierra del Fuego, sino que sucede en otros espacios, como el parque Karukinka, de 300 hectáreas, propiedad de la organización no gubernamental Wild Conservation Society.

Éste es precisamente uno de los valores que el guía turístico experto en la Patagonia Marcelo Noria intenta transmitir a las personas a las que acompaña.

“Siempre es una alegría compartir con la gente cómo una iniciativa privada puede romper con la costumbre paternalista de que sean sólo los gobiernos quienes tomen las decisiones sobre los lugares a proteger o las medidas a desarrollar”.