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¿Cuántas cepas hay del coronavirus? ¿Influye el clima, la edad y el sexo en la mortalidad? Esto dice la ciencia

martes, mayo 12th, 2020

Con el paso de los meses, las tendencias del coronavirus comienzan a delinear un complejo patrón mientras los científicos aún tratan de descifrar algunas interrogantes sobre el origen del patógeno que paralizó al mundo.

Por Manuel Hernández Borbolla

Ciudad de México, 12 de mayo (RT).– El aumento de casos de la COVID-19 a nivel global ha comenzado a mostrar algunos patrones en el comportamiento del misterioso virus que ha sacudido al mundo entero en los últimos meses.

Pero a pesar de que con el transcurso del tiempo los efectos de la pandemia son cada vez más claros, los científicos aún luchan por tratar de dar respuestas a las muchas interrogantes que ha generado el surgimiento del virus SARSCoV2.

De ahí la importancia de juntar algunas piezas del rompecabezas en torno a cómo surgió y cómo funciona el coronavirus, cuyas consecuencias políticas y sociales han marcado el año 2020.

¿CUÁNDO SURGIÓ EL CORONAVIRUS?

Una de las incógnitas hasta ahora en torno la COVID-19 es certificar la fecha y localización exactas del origen del SARS-CoV-2, que provoca la enfermedad que se ha propagado por el mundo.

Personas hacen fila para recibir comida por la propagación del nuevo coronavirus en Buenos Aires, Argentina, el miércoles 29 de abril de 2020. Foto: AP

El 31 de diciembre de 2019, el Gobierno de China informó por primera vez a la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre “varios casos de neumonía de etiología desconocida (causa desconocida) detectados en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei”.

En un segundo informe más detallado, publicado el 12 de enero, el Gobierno de China y la OMS ubican el primer caso oficial del nuevo coronavirus el 8 de diciembre de 2019 en la citada urbe.

Días más tarde, un estudio publicado por médicos chinos en la revista especializada The Lancet situaría, no obstante, el primer caso con síntomas del nuevo virus el 1 de diciembre, también en Wuhan.

Sin embargo, una serie de hallazgos científicos posteriores han puesto en duda el hecho de que la COVID-19 tuviera su origen en esas fechas en este mercado de Wuhan, aunque existe consenso entre la comunidad científica de que el brote se originó en China.

Un mapeo genético del virus realizado por la Universidad de Cambridge, en un estudio encabezado por el genetista Peter Forster, estima que el primer humano contagiado por el virus del SARS-CoV-2 pudo presentarse entre el 13 de septiembre y el 7 de diciembre de 2019.

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“Lo que ahora es importante tener en cuenta es que el genoma más temprano en la base de datos no es necesariamente el origen de la enfermedad”, dijo Forster en entrevista con CGTN. Sin embargo, los autores aclararon que “es una mala interpretación del estudio decir que el nuevo coronavirus se originó fuera de China”.

Otro estudio filogenético reciente, realizado por el University College de Londres, señala que la pandemia por el nuevo coronavirus en humanos comenzó entre el 6 de octubre y el 11 de diciembre de 2019. La investigación no pone en duda que el brote se haya originado en China.

También se ha sumado recientemente otro análisis realizado por el médico Yves Cohen, jefe de la unidad de cuidados intensivos en dos hospitales cerca de París, Francia, que señala que un paciente que fue diagnosticado con neumonía el 27 de diciembre pasado tenía coronavirus. La esposa del paciente trabaja en un supermercado cerca del aeropuerto Charles de Gaulle, a donde llegaban vuelos de la ciudad china de Wuhan.

A partir de este hallazgo, la OMS pidió a los gobiernos del mundo practicar pruebas de coronavirus en pacientes que hubieran registrado neumonías atípicas en diciembre y noviembre de 2019, para identificar posibles casos anteriores incluso a que China informara de esa nueva enfermedad y entender mejor “el potencial de contagio”.

“Sería de gran importancia que todos los países con casos sin especificar de neumonía en diciembre, o incluso en noviembre, realicen test, y algunos ya lo están haciendo”, destacó en rueda de prensa el portavoz de la OMS, Christian Lindmeier, el pasado 5 de mayo.

Trabajadores trasladan los cuerpos a un camión refrigerado en Nueva York, EU, el miércoles 29 de abril de 2020. Foto: AP

El portavoz del organismo aclaró que no sería raro que el coronavirus estuviera ya fuera de China desde fechas tan tempranas, “ya que los primeros casos de la enfermedad se remontan a principios de diciembre y entra dentro de lo posible que algunos de los infectados viajaran desde Wuhan (ciudad donde se originó) a otros países”.

¿CÓMO SURGIÓ EL NUEVO CORONAVIRUS?

Diversas investigaciones científicas apuntan a que el SARS-CoV-2 provino de especies animales que luego mutaron y empezaron a propagarse entre humanos.

El equipo de Shi Zhengli, científica del Instituto de Virología de Wuhan, descubrió por primera vez que el nuevo coronavirus está vinculado con murciélagos. Según un estudio coordinado por su equipo y publicado en la revista Nature, el nuevo coronavirus en humanos tiene “un 96 por ciento idéntico a nivel de todo el genoma”, en comparación con el coronavirus presente en murciélagos.

A partir de ahí, se cree que los murciélagos son el huésped natural del nuevo coronavirus, aún cuando los receptores de la proteína S entre el virus de humanos y el de los murciélagos no son iguales. La proteína S es un aspecto clave para que el virus pueda infectar a las células de un organismo vivo.

El estudio de Zhengli y su equipo ha llevado a expertos internacionales a creer que el nuevo coronavirus evolucionó gradualmente de animales a humanos.

El 7 de febrero, la Universidad Agrícola del Sur de China publicó un estudio en el cual señala que el pangolín (similar a un armadillo) probablemente sea el huésped intermedio del nuevo coronavirus.

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Además de sus similitudes genéticas, se descubrió que su receptor de proteínas Ses “virtualmente idéntico” entre pangolínes y humanos.

Para dicho estudio, el equipo de científicos tomó muestras de 25 pangolines de Malasia interceptados por la Oficina de Seguridad Pública y la Aduana Forestal Provincial de Guangdong, de marzo a diciembre de 2019.

El pangolín es considerado el “mamífero más traficado en el mundo”, según la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN), debido a que en países como China y Vietnam su carne es considerada un manjar y sus escamas son utilizadas como ingrediente de medicina tradicional para el tratamiento de remedios como el asma, el reumatismo o la artritis.

De este modo, los científicos consideran altamente probable que el nuevo coronavirus haya mutado de especies animales a humanos a finales de 2019.

SOBRE LAS CEPAS Y LAS MUTACIONES

Hasta el momento se conocen tres cepas del virus SARS-CoV-2 que afectan a los humanos.

Según el estudio de Peter Forster y la Universidad de Cambridge, se han registrado versiones “A” del virus en los primeros casos de Wuhan, así como EU y Australia.

Esta fotografía de archivo proporcionada por el Instituto Nacional de Enfermedades Alérgicas e Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés) muestra el SARS-CoV-2 (color naranja), el virus que provoca la enfermedad COVID-19, surgiendo de la superficie de células (color verde) cultivadas en un laboratorio.

Esta fotografía de archivo proporcionada por el Instituto Nacional de Enfermedades Alérgicas e Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés) muestra el SARS-CoV-2 (color naranja), el virus que provoca la enfermedad COVID-19, surgiendo de la superficie de células (color verde) cultivadas en un laboratorio. Foto: NIAID-RML vía AP

El virus tipo “B” prevaleció en pacientes de todo el este de Asia, incluyendo a la ciudad de Wuhan, que registró más casos de la cepa “B” que la cepa “A”.

La variante “C” es el tipo europeo principal, que se encuentra en pacientes tempranos de Francia, Italia, Suecia e Inglaterra. Este tipo de cepa también se registra en Singapur, Hong Kong y Corea del Sur.

El objetivo de identificar las cepas del virus es tratar de reconstruir la evolución del mismo, para rastrear un origen común y el eventual desarrollo de cada subtipo. Un hecho que es de enorme utilidad para la elaboración de una vacuna efectiva para contrarrestar los padecimientos de dicha enfermedad.
Los científicos creen que las diferentes cepas pudieron surgir a partir de diversas mutaciones.

En este sentido, investigadores del University College de Londres han identificado 198 mutaciones genéticas del nuevo coronavirus SARS-CoV-2.

“La gran mayoría de las mutaciones observadas hasta ahora en el SARS-CoV-2 que circulan en humanos son probablemente neutrales o incluso perjudiciales”, señala el estudio encabezado por Francois Balloux.

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La pandemia del nuevo coronavirus podría aumentar el número de personas en situación de pobreza. Coneval recomienda aumentar la cobertura de programas sociales. Foto: Mario Jasso, Cuartoscuro.

“Todos los virus mutan naturalmente. Las mutaciones en sí mismas no son algo malo y no hay nada que sugiera que el SARS-CoV-2 esté mutando más rápido o más lento de lo esperado” aseguró Balloux en entrevista con Reuters.

IMPACTOS REGIONALES

Hasta el 10 de mayo, en el mundo se habían registrado 3 millones 917 mil 366 casos y 274 mil 361 muertes, según datos de la OMS.

Pero a pesar del crecimiento de las cifras en los últimos meses, el impacto no ha sido igual en todo el planeta.

La región más afectada es Europa, con un millón 707 mil 946 casos y 155 mil 552 muertos.

Le sigue la región de las Américas, donde tan solo EU encabeza el número de casos con un millón 245 mil 775 pacientes confirmados y 75 mil 364 muertos (lo cual representa el 75 por ciento de todos los casos y muertes del continente).

Los contagios en América suman 1.63 millones, ya muy cerca de los 1.68 millones de Europa en los tres meses que el coronavirus le afecta. Foto: Leo Correa, AP.

Así, entre Europa y EU abarcan el 77 por ciento de los casos a nivel global y el 84 por ciento de las muertes registradas en el mundo por la COVID-19.

Sin embargo, en el resto del planeta, las cifras bajan considerablemente.

En el Mediterráneo del Este (que abarca Medio Oriente y el mundo árabe) se registraban apenas 255 mil 728 casos y 8 mil 878 muertes.

En las regiones del Sureste Asiático y el Pacífico Oeste (que abarcan a países como China, India, Japón y Australia) existen 254 mil 976 casos confirmados y apenas 9 mil 25 muertes.

La región menos afectada del planeta es África, con apenas 42 mil 626 casos y mil 369 muertos.

¿PERO A QUÉ SE DEBEN ESTAS DIFERENCIAS?

Sobre el clima, la edad y el sexo

Aunque los científicos no han llegado a conclusiones definitivas, algunas tendencias parecen señalar que factores como el clima, la edad e incluso el sexo han marcado ciertas tendencias en las tasas de mortalidad por la COVID-19.

Según un estudio preliminar del Centro de Medicina Basada en Evidencia, de la Universidad de Oxford, existe una correlación entre la latitud y el contagio de casos portadores de la COVID–19.

“La evidencia sugiere que las condiciones climáticas pueden influir en la transmisión, con condiciones frías y secas que parecen aumentar la propagación”, afirma el estudio realizado por los científicos Carl Heneghan y Tom Jefferson.

De este modo, los investigadores consideran que existe cierta correlación entre la latitud y los países que han registrado el mayor número de muertes asociadas al virus.

Lo mismo pasa con la edad.

Según un estudio del Pew Research Center “algunos de los países donde la COVID-19 ha sido más letal, incluidos EU e Italia, tienen poblaciones que se inclinan considerablemente más viejas que el promedio mundial”.

En este sentido, las poblaciones de Europa y América del Norte son más longevas que en otras regiones. La edad media en Europa es de 43 años, mientras que en Norteamérica es de 39 años.

En contraste, la población de Oceanía tiene 33 años de edad media, Asia 32 años, América Latina 31 años y África apenas 20 años de edad.

Ilustración proporcionada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) en enero de 2020 del 2019 Novel Coronavirus (2019-nCoV).

Ilustración proporcionada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) en enero de 2020 del 2019 Novel Coronavirus (2019-nCoV). Foto: CDC vía AP, Archivo

De acuerdo con Hans Kluge, director regional de la OMS en Europa, “los adultos mayores tienen un riesgo significativamente mayor de enfermedad grave después de la infección por la COVID-19”.

En abril pasado, el experto señaló que ésta es una observación muy importante para la región europea, ya que de los 30 principales países con el mayor porcentaje de personas mayores, todos menos uno (Japón) son países de Europa, incluyendo los países más afectados, como Italia, España y Francia.

“Sabemos que más del 95 por ciento de estas muertes ocurrieron en personas mayores de 60 años. Más del 50 por ciento de todas las muertes fueron personas de 80 años o más”, señaló Kluge.

Otra variable es el sexo, ya que de acuerdo con datos de la iniciativa Global Health 50/50, los hombres son más propensos a morir por coronavirus que las mujeres.

“Los datos hasta ahora no proporcionan un patrón claro en términos de quién tiene más probabilidades de infectarse con la COVID-19. Sin embargo, muestra que entre los casos confirmados, los hombres mueren constantemente a un ritmo mayor en los países donde hay datos disponibles”, señala el estudio.

Asimismo, un reciente estudio publicado en el European Heart Journal, encontró que la sangre de los hombres tienen niveles más altos, en comparación a las mujeres, de una enzima utilizada por el nuevo coronavirus para infectar células.

Dicha enzima, convertidora de angiotensina II (ACE2, por su sigla en inglés), se encuentra en el corazón, riñones y otros órganos.

Todos ellos, factores que empiezan a delinear algunas tendencias para comprender mejor el virus que paralizó al mundo.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE RT. VER ORIGINAL AQUÍ. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN.

¿Qué tanto sabe la ciencia sobre el coronavirus, la enfermedad que ha acabado con la vida de miles?

sábado, marzo 28th, 2020

¿Qué se sabe de este virus que ha infectado a más de medio millón de personas en el mundo? ¿Qué proteína usa para entrar en las células humanas? ¿Cuánto tiempo puede permanecer en aerosoles y en superficies de plástico o de cobre? ¿Puede una persona contagiarse dos veces? ¿Las embarazadas lo pueden transmitir a sus hijos?

Por Noemí G. Gómez

Madrid, 28 marzo (EFE).- Desde que se detectaron los primeros casos en diciembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan, la comunidad científica se afana por escudriñar el nuevo coronavirus SARS-CoV2, porque solo así, conociendo su evolución, su genética y su actividad en las células humanas, se puede afinar en tratamientos y vacunas.

Pero ¿qué se sabe de este virus que ha infectado a más de medio millón de personas en el mundo? ¿Qué proteína usa para entrar en las células humanas? ¿Cuánto tiempo puede permanecer en aerosoles y en superficies de plástico o de cobre? ¿Puede una persona contagiarse dos veces? Y las embarazadas, ¿lo pueden transmitir a sus hijos?

Los investigadores de todo el mundo tratan de contestar todas las preguntas porque “cuanto más se conozca del virus que causa la enfermedad Covid-19 más se afinará en los tratamientos y en las vacunas”. Foto: AP

Estas son solo algunas de las preguntas que investigadores de todo el mundo tratan de contestar porque “cuanto más se conozca del virus que causa la enfermedad Covid-19 más se afinará en los tratamientos y en las vacunas”, recuerda a Efe el científico español Raúl Rabadán, de la Universidad de Columbia en Nueva York (EU).

Y esto está siendo posible, y a mayor velocidad que en el pasado, porque ahora existe tecnología puntera que ha permitido, por ejemplo, que la secuenciación del genoma de este nuevo coronavirus en distintos pacientes se conociera en pocos días y se compartiera en bases de datos genómicas abiertas a toda la comunidad científica.

LOS ANTEPASADOS DEL VIRUS

Precisamente, el análisis de la composición genética del virus aislado de más de cien pacientes de todo el mundo y su comparación con virus en animales, fue lo que permitió al equipo de Rabadán dibujar un mapa de la evolución del coronavirus, el cual dio pistas sobre sus antepasados y sobre los cambios genéticos que le han permitido entrar en las células y mantener la infección en humanos.

La composición genética de un virus, dice Rabadán, tiene información muy precisa del origen, de los mecanismos de adaptación a un nuevo huésped, en este caso de la adaptación a humanos, y de cómo está evolucionando a medida que se transmite en la población.

Un operario esparce desinfectante en una acera en el Senayan Sports Complex ante el brote de coronavirus, en Yakarta, Indonesia. Foto: AP

Un trabajador municipal rocía desinfectante en una acera en el centro de Río de Janeiro, Brasil. Foto: AP

El coronavirus de Wuhan es muy parecido a otros virus aislados en murciélagos y se asemeja en ciertas partes de su genoma al SARS, síndrome respiratorio agudo severo, de 2003: en concreto, se sabe que un ancestro del nuevo coronavirus tomó parte del genoma de un antepasado de SARS (de ahí que se llame ahora al virus SARS-CoV2).

Este proceso de coger parte del genoma de otro -recombinación- le permitió adquirir “nuevas habilidades” como la de entrar en células humanas. En concreto, se piensa que el nuevo coronavirus, en un momento que el equipo de Rabadán establece en 2009, tomó información de una proteína llamada “Spike” de ese antepasado del SARS; esta proteína es la llave que el virus necesita para entrar en la célula.

Las camas están alineadas dentro del Centro de Convenciones Espacio Riesco como parte de su transformación en un complejo hospitalario improvisado para el tratamiento de nuevos pacientes con coronavirus en Santiago, Chile. Foto: AP

Un trabajador con mascarilla limpia una ventana en Nueva York. Foto: AP

Por lo tanto, en el caso del virus originado en China esa llave es la misma que en SARS.

Y el virus es capaz de entrar en la célula humana gracias a esta proteína “Spike” (la llave) que se une a otra denominada ACE2 (la cerradura), que se encuentra en nuestras células y cuya estructura completa fue recientemente publicada en Science por científicos chinos.

EL VIRUS PUEDE PERMANECER TRES HORAS EN AEROSOLES

El tiempo medio de incubación de este virus que se transmite por gotículas despedidas al toser o estornudar, o por tocarse con las manos contaminadas los ojos, nariz o boca es de 5.1 días, por eso, advierten los expertos, la cuarentena de 14 días parece razonable.

Este virus se propaga más fácilmente que el SARS (una persona lo puede transmitir con síntomas leves e, incluso, siendo asintomática) y se estima que cada paciente puede infectar a otras 2 ó 3 personas.

La enfermera Laurie Kypers toma una muestra nasofaríngea de un paciente al interior de un auto en una estación de pruebas para COVID-19 para pacientes de la Universidad de Washington. Foto: AP

Un trabajador sanitario comprueba la temperatura corporal de un pasajero en un vehículo de transporte público en un control de salud en Bangkok, Tailandia. Foto: AP

Los científicos creen, y así se publicó en The New England Journal of Medicine, que el SARS-CoV2 es detectable en aerosoles hasta tres horas, en el cobre hasta cuatro horas y en el cartón 24.

En plástico y acero inoxidable puede permanecer entre dos y tres días, pero esta vía no parece la más efectiva, avisa el ISGlobal.

En estos meses también investigadores del Hospital de la Unión de Wuhan han demostrado que las embarazadas infectadas no transmiten a sus hijos el virus, aunque son necesarios, aseguran, más estudios.

QUÉ NO SE SABE DEL VIRUS

Una de las incógnitas aún por aclarar es si una persona se puede contagiar dos veces, aunque ya hay estudios en macacos que dicen que no y que la infección primaria podría proteger de exposiciones posteriores.

También hay que averiguar cuál fue esa especie puente entre murciélagos y humanos, aclarar por qué en la mayoría de los niños los efectos son leves, por qué afecta más a hombres que a mujeres o si habrá una nueva oleada y con qué efectos.

Modelo comparativo de proteasa M (pro) de coronavirus SARS-CoV-2. Foto: AP

Pero además, la comunidad científica tendrá que determinar si hay marcadores genéticos o epidemiológicos que indiquen si un paciente va a desarrollar síntomas serios.

EN BUSCA DE TRATAMIENTOS Y VACUNAS

A día de hoy no hay ninguna vacuna ni medicamento antiviral específico para prevenir o tratar la Covid-19, aunque sí se pueden aliviar los síntomas. Estados Unidos y China han comenzado a ensayar en humanos prototipos de vacuna y decenas de países, también España, han empezado a testar fármacos ya existentes contra el SARS-CoV2.

Por ejemplo, desde España se está abordando en varios ensayos clínicos posibles soluciones con medicamentos que se han empleado en el tratamiento del ébola, la malaria o el sida y que se probarán en grupos de pacientes voluntarios de Madrid, Cataluña o el País Vasco.

Si bien los ensayos clínicos tienen sus tiempos y etapas, los experimentos con algunos medicamentos, como en el caso de remdesivir o la hidroxicloroquina, han empezado en fase III (la última de las etapas de los ensayos clínicos antes de ser aprobados por las agencias reguladoras), lo que puede suponer en este caso ventajas.

No obstante, hay que esperar y a día de hoy nada puede sustituir al aislamiento.

Las 4 CLAVES para entender por qué el coronavirus se está expandiendo por todo el mundo

martes, marzo 17th, 2020

La Organización Mundial de la Salud estima que el ritmo reproductivo básico (R0) del coronavirus se encuentra entre 1.4 y 2.5. Es decir, una persona infectada por este virus lo transmite, de media, a entre 1.4 y 2.5 personas. Comparado con la gripe común (R0 de 1,3), el nuevo coronavirus es más contagioso, pero este se queda muy atrás con respecto a virus como el del sarampión (R0 de 12-18), las paperas (R0 de 4-7) o la varicela (R0 de 6-9).

Por Esther Samper

Madrid, 17 marzo (ElDiario.es).- En estos momentos, ya hay más de 179 mil casos confirmados de COVID-19 y más de 7 mil  fallecidos por esta causa en todo el mundo. Cuando el brote apareció en China el diciembre pasado, pocos imaginaban que el virus SARS-CoV-2 llegaría a traspasar las fronteras y a difundirse por la Tierra en tan solo unos meses, provocando una pandemia. De los 195 países que existen en el mundo, el nuevo coronavirus ya ha conseguido llegar a 162 y los pronósticos anticipan que se extienda todavía más. De hecho, diversos expertos en Salud Pública predicen que entre el 40 y el 80 por ciento de la población mundial podría infectarse por este microorganismo durante este año.

Paradójicamente, el nuevo coronavirus no es especialmente eficiente en el contagio entre personas comparado con otros virus. La Organización Mundial de la Salud estima que el ritmo reproductivo básico (R0) del coronavirus se encuentra entre 1.4 y 2.5. Es decir, una persona infectada por este virus lo transmite, de media, a entre 1.4 y 2.5 personas. Comparado con la gripe común (R0 de 1,3), el nuevo coronavirus es más contagioso, pero este se queda muy atrás con respecto a virus como el del sarampión (R0 de 12-18), las paperas (R0 de 4-7) o la varicela (R0 de 6-9). ¿Cómo, pese a estos datos, el virus SARS-CoV-2 está consiguiendo llegar a casi todos los rincones del mundo? Existen cuatro factores claves que explican su difusión mundial.

1. NADIE ERA INMUNE AL COMIENZO DE LA EPIDEMIA

Un paciente es trasladado en una unidad de contención sobre una camilla, en el Hospital Columbus Covid 2 de Roma. Foto: AP

Aunque el nuevo coronavirus comparte el 80 por ciento de su genoma con el virus SARS (que surgió en China en el año 2002), no se conocen casos de personas que sean previamente inmunes a este virus. Esto significa que absolutamente toda la población mundial puede, teóricamente, infectarse por este microorganismo. Sin personas inmunes que hagan de “barrera” frente al coronavirus, este microorganismo es capaz de expandirse “libremente” y con rapidez entre un elevado número de personas. Así, la inmunidad de grupo o rebaño necesaria para parar la difusión del virus solo aparecería cuando un gran porcentaje de una población (más allá del 60 pro ciento) hubiera sufrido el COVID-19 y se hubiera recuperado, convirtiéndose en inmunes a este coronavirus.

En otras epidemias, como la gripe A de 2009, cierto porcentaje de la población era inmune a este virus. Concretamente, las personas más ancianas que habían pasado la letal gripe española de 1918 y sobrevivieron eran inmunes al virus de la gripe A. La gran similitud entre ambos virus provocó que los anticuerpos que produjeron los mayores 90 años antes siguieran siendo efectivos frente a esta nueva versión de la gripe de 2009, lo que fue un factor que contribuyó a limitar la extensión de la epidemia entre las personas de mayor edad.

2. LAS PERSONAS ASINTOMÁTICAS SON CAPACES DE TRANSMITIR EL CORONAVIRUS

Una pareja sale de un cine AMC en Los Ángeles durante la pandemia del coronavirus. Foto: AP

El papel del contagio de coronavirus a partir de personas asintomáticas ha sido y sigue siendo un asunto controvertido desde el inicio de la epidemia. Pese a que había dudas de que este tipo de contagio fuera posible, la detección de múltiples focos de contagio por parte de individuos que no mostraban síntomas ha terminado por confirmar que, efectivamente, este fenómeno es posible. ¿Cuán frecuente es?

A comienzos de febrero, la OMS explicaba que la infección sin síntomas por el virus SARS-CoV-2 podría ser rara y que la transmisión desde una persona asintomática era muy rara con otros coronavirus, como se había visto con el MERS. En aquel entonces esta organización explicaba que el contagio por casos asintomáticos parecía no tener peso en la epidemia.

Sin embargo, en la actualidad, conocemos mejor de qué manera la transmisión asintomática está influyendo en la extensión del coronavirus y no son buenas noticias. Un análisis de las infecciones en Singapur y China muestra que entre dos tercios y tres cuartos podrían haberse contagiado a través de personas que todavía estaban incubando el virus y no habían desarrollado síntomas. Aunque son necesarios más estudios para cuantificar con garantías la participación de esta forma de contagio (sobre todo a partir de los niños), los datos indican cada día con más fuerza que este tiene un peso evidente en la difusión del virus.

La OMS ha difundido datos preliminares que muestran que los pacientes liberan más virus precisamente en las etapas iniciales de la enfermedad, incluso antes de mostrar síntomas. El director del Centro de Investigación de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota, Michael Osterholm, informó hace unos días que “ahora sabemos que la transmisión asintomática probablemente juega un papel importante en la transmisión del virus” y que “está absolutamente claro que la infección asintomática puede impulsar la pandemia de una forma que hace muy difícil su control”.

La estrategia principal en prácticamente todos los países durante las fases iniciales de la epidemia ha sido contener al virus mediante el control y cuarentena solo de los casos con síntomas y de los casos sospechosos en contacto con estas personas con síntomas. Puede que este haya sido un factor clave para el fracaso a la hora de poner freno al coronavirus en el mundo: ignorar a los casos asintomáticos. Esto también podría explicar por qué Corea del Sur está teniendo éxito en controlar la epidemia, ya que este país realizó cientos de miles de tests tanto a personas asintomáticas como sintomáticas para confirmar la presencia del virus y así tomar medidas en todas ellas.

Aquí en España, por ejemplo, no se realizaban pruebas de laboratorio salvo que las personas sospechosas mostrasen los síntomas típicos de la enfermedad (con grandes excepciones como la familia Real y diversos círculos políticos). Esto implicaba que los casos asintomáticos quedaban fuera del radar de las autoridades sanitarias, con la posibilidad de que estas contagiaran a las personas de su alrededor. ¿Fue esta la razón de la explosión de contagios comunitarios sin que se pudiera identificar el origen? Es una de las posibles explicaciones.

3. EL COVID-19 SE CAMUFLA CON GRIPES Y RESFRIADOS

Una mujer con una mascarilla en la mano y que utiliza como protección ante la pandemia del nuevo coronavirus se toma una selfie con un amigo. Foto: AP

Si el COVID-19 se manifestase con síntomas y signos particulares, sería fácil identificar a las personas que lo padecen y aislarlas del resto, sin necesidad de realizar pruebas de laboratorio. Desafortunadamente, el virus SARS-CoV-2 emergió en pleno invierno en China, cuando las epidemias de gripes y resfriados estaban en su apogeo. Era el camuflaje perfecto para un virus que causa, en el 80 por ciento de los casos, síntomas leves que pueden confundirse perfectamente con estas infecciones respiratorias tan frecuentes.

Un porcentaje nada desdeñable de las personas que se han infectado y se han recuperado del COVID-19 no saben siquiera que esto ha ocurrido. Habrán pensado que han tenido un resfriado o una gripe como otra cualquiera. Es más, muchas de estas personas han transmitido el virus a otras sin ni siquiera saberlo pues hacían vida relativamente normal, difundiendo virus por su entorno sin señales de alarma, hasta que llegó a una persona de riesgo. En estas circunstancias, controlar la difusión de un virus es una tarea prácticamente imposible.

4. NO EXISTE VACUNA PARA EL CORONAVIRUS Y, CUANDO LLEGUE, SERÁ DEMASIADO TARDE PARA FRENAR LA ACTUAL EPIDEMIA

En general, la producción de nuevas vacunas es un proceso arduo que requiere, en el mejor de los casos, varios años de investigación y desarrollo. Foto: AP

A pesar de que el coronavirus presenta múltiples características que le garantizan difundirse por el mundo, podríamos evitar que esto ocurriera si contáramos con una vacuna efectiva contra este microorganismo. Desafortunadamente, aunque hay multitud de científicos en diferentes puntos del planeta que están investigando contrarreloj vacunas contra el virus SARS-CoV-2, es extremadamente difícil que alguna de ellas vea la luz antes de un año o año y medio.

En general, la producción de nuevas vacunas es un proceso arduo que requiere, en el mejor de los casos, varios años de investigación y desarrollo y un potente respaldo económico detrás, sin garantías de éxito. Aunque se han conseguido desarrollar vacunas contra multitud de virus (como contra los virus de la gripe, el sarampión o el ébola) hay virus que resultan esquivos a esta estrategia terapéutica (como en el caso del VIH que provoca el SIDA).

Aún no sabemos en qué escenario desembocará la actual epidemia. Si el coronavirus se convertirá en un virus estacional que ataque a la población cada año como si fuera una gripe virulenta, si se podrá llegar a contener (algo muy improbable, dada la extensión de la epidemia) o si estará presente de forma permanente como un resfriado que aparece de vez en cuando entre las personas. En caso de que el virus siga con nosotros en el futuro la vacuna será la mejor baza para ponerle freno, sin poner, además, en jaque la economía global.

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