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La tragedia de Charlottesville exhibe a Donald Trump comiendo del plato del KKK y los neonazis

lunes, agosto 14th, 2017

Donald Trump fue blanco de fuertes críticas el domingo, tanto de republicanos como de demócratas, por no haber culpado explícitamente a los supremacistas blancos de los violentos enfrentamientos ocurridos en Virginia. Se dirigió a la nación el sábado después de que un conductor blanco arrolló con su automóvil a un grupo de contramanifestantes antirracistas en Charlottesville. Ellos se manifestaban pacíficamente contra una marcha de neonazis y nacionalistas blancos. El Presidente no señaló a ningún grupo en particular el sábado y en cambio recalcó que “muchos bandos” fueron los culpables.

¿Trump llegó demasiado lejos esta vez? Como dice el autor de este ensayo, Trump ya está, en realidad, demasiado lejos: “Todos esos prejuicios o ideas extremistas fueron recogidas por Trump en su campaña, de la forma caótica que le caracteriza, pero también sin dejar lugar a dudas. Empleaba el lenguaje que los más fanáticos llevaban tiempo usando sin tener hasta entonces ningún candidato de los dos grandes partidos que lo simbolizara de forma satisfactoria para sus intereses”.

Apenas apenas hoy, Trump condenó al Ku Klux Klan (KKK), los neonazis, los supremacistas blancos “y otros grupos de odio”, 48 horas después de que un joven blanco arrollara con su vehículo a un grupo de manifestantes antifascistas. “El racismo es el mal y aquellos que causan violencia en su nombre son criminales y matones, incluyendo el KKK, los neonazis, los supremacistas blancos y otros grupos de odio que son repugnantes a todo lo que valoramos en Estados Unidos”, dijo Trump en una declaración televisada y sin preguntas desde la Casa Blanca.

Se manifestaban contra los neonazis. Trump culpó “a ambos bandos”. Foto: AP

Por Iñigo Sáenz de Ugarte

Madrid/Ciudad de México, 14 de agosto (ElDiario.es/SinEmbargo).– Donald Trump es un hombre de verbo suelto a la hora de atacar y despreciar a sus rivales. Educado en el mercado periodístico de Nueva York, siempre se ha mostrado dispuesto a producir todo tipo de invectivas contra sus enemigos, reales o ficticios. Y nunca se ha cortado al dar nombres.

En su versión más reciente como candidato y presidente, ese talento se ha multiplicado. ¿Hillary Clinton? Corrupta hasta la médula. ¿Jeb Bush? Perezoso, pusilánime. ¿Marco Rubio? Little Marco. ¿John McCain? Prefiero los héroes que no son hechos prisioneros? ¿Los periodistas? Fake news, mentirosos, la gente más deshonesta que te puedas encontrar. ¿CNN? Lo anterior multiplicado por diez. ¿El NYT? Failed NYT, sin futuro, ahogado por las pérdidas. ¿El exdirector del FBI Comey? Mentiroso, responsable de graves filtraciones.

La lista es larguísima. Incluye también miembros de su propio Gabinete, como el fiscal general Sessions, cuyo pecado fue no haberle comunicado antes del nombramiento que iba a recusarse en todas las investigaciones relacionadas con Rusia (cómo podía saber que iba a hacer eso es un misterio). O el líder de los republicanos en el Senado, por no haber conseguido este verano que se aprobara la contrarreforma sanitaria. Da igual que seas republicano o demócrata. si te cruzas en el camino de Trump, tendrás noticias de él.

Tanta incontinencia verbal tiene una línea roja que Trump no suele cruzar desde que se metió en política. Nunca ha criticado o denunciado de forma directa a los grupos ultraderechistas, neonazis o racistas (en EU el término ‘supremacista blanco’ es sinónimo de racista).

Tras lo ocurrido en Charlottesville, tuvimos otro ejemplo de esta reserva. En su declaración inicial en Twitter y en unas breves palabras ante los medios de comunicación, condenó la violencia en términos genéricos adjudicando la responsabilidad a “los dos lados”. En la tarde del domingo, la Casa Blanca envió por email un comunicado con el que explicaba que también se refería a “supremacistas blancos, el KKK, neonazis y todos los grupos extremistas”. Pero el comunicado no estaba escrito en su nombre.

Una imagen del nuevo Estados Unidos en la era Trump. Foto: AP

El mensaje nacionalista, aislacionista y xenófobo de Trump desde los inicios de su campaña encontró un apoyo rotundo en grupos de la extrema derecha habitualmente alejados del Partido Republicano (no tanto en algunas zonas del Sur). Resultó inmensamente efectivo para los intereses de Trump, una persona que no ha votado en varias ocasiones a lo largo de su vida, en especial entre los muy conservadores votantes de religión evangélica –un sector de votantes mucho más numeroso que los neonazis–, a los que no les preocupó la escasa moralidad personal del candidato en su vida matrimonial.

Pero los ultraderechistas resultaban mucho más útiles en las trincheras de la campaña, produciendo material favorable a Trump y adaptando su mensaje racista de siempre a las prioridades marcadas por el millonario. La idea de que los programas de discriminación positiva en favor de las minorías –que nunca gustaron a los republicanos– habían terminado perjudicando a los blancos, ahora supuestamente una minoría amenazada. El rechazo al feminismo y la victimización del hombre blanco. Los ataques a lo que llaman “políticamente correcto” como coartada para seguir abusando de las minorías que, por no ser blancos, no son auténticamente estadounidenses. El odio a la inmigración, sobre todo si viene de México.

Todos esos prejuicios o ideas extremistas fueron recogidas por Trump en su campaña, de la forma caótica que le caracteriza, pero también sin dejar lugar a dudas. Empleaba el lenguaje que los más fanáticos llevaban tiempo usando sin tener hasta entonces ningún candidato de los dos grandes partidos que lo simbolizara de forma satisfactoria para sus intereses.

Ese sentimiento de excitación ante los progresos de Trump en las primarias republicanas, y la euforia tras su victoria en noviembre, quedan bien resumidas en las palabras de Rocky Suhayda, presidente del Partido Nazi Americano (las mayúsculas en el original): “Tenemos una fantástica OPORTUNIDAD aquí, amigos, que quizá nunca se repita. Las declaraciones de la campaña de Donald Trump, nos MUESTRAN que ‘nuestras ideas’ NO son tan ‘impopulares’ como la gente de la Corrección Política ha contado a todos”.

Trump estaba blanqueando las ideas de la extrema derecha y convirtiéndolas en respetables en la medida de que resumían el mensaje del que podía ser, y lo fue, el candidato de los republicanos.

El momento del ataque. Decenas resultaron heridos y una mujer que protestaba murió. Foto: AP

A los elogios a Trump se sumó en las primarias David Duke, exlíder nacional del Ku Klux Klan que alcanzó cierta notoriedad en los 90 al conseguir ser el candidato republicano al cargo de gobernador de Luisiana. Duke afirmó en su programa de radio que “votar contra Trump es traicionar tu herencia cultural” y animó a sus oyentes a convertirse en voluntarios de su campaña.

Cuando preguntaron a Trump si aceptaba ese apoyo, el entonces candidato se hizo el loco y no le dio importancia. Dos días después le insistieron sobre lo mismo en CNN, y dijo no conocer a Duke: “No sé nada sobre David Duke. No sé nada sobre supremacistas blancos”. Era falso. En el año 2000, en uno de sus tanteos sobre si se presentaba o no a las elecciones, sabía muy bien quién era Duke y que era un racista.

Trump sabía que su mensaje conectaba con ciertos sectores fanáticos muy activos en Internet. No era sólo el candidato que se enfrentaba a la odiada Hillary Clinton. Era además el que simbolizaba sus ideas y que mostraba una actitud ambivalente hacia la violencia en los mítines, como cuando añoraba la época en que cualquiera que intentaba reventar un acto político, como muchos lo hicieron en sus mítines, se llevaba una buena tunda antes de que lo echaran del local.

Además, Trump sí tenía un pasado racista. Como promotor inmobiliario, fue demandado por el Departamento de Justicia en 1973 por su política para impedir que hubiera inquilinos de raza negra en los edificios que gestionaba en Nueva York. Con ocasión de un crimen especialmente salvaje –la violación múltiple de una mujer blanca mientras corría en Central Park–, pidió la pena de muerte para los acusados, la mayoría negros, en un anuncio a toda página en el NYT. Cuando se demostró que eran inocentes, insistió en su culpabilidad. Su padre había sido detenido en 1927 en un enfrentamiento de centenares de simpatizantes del KKK con policías de Nueva York, aunque al final no se presentaron cargos contra él.

Si había alguna duda, Trump la despejó en el discurso de su toma de posesión el 20 de enero. Enarboló la bandera del “America First”, la expresión que movilizó a los aislacionistas de extrema derecha para oponerse a la entrada de EEUU en la Segunda Guerra Mundial contra los estados fascistas. Música para los oídos de los ultras. Trump siempre ha sido SU candidato y el presidente ha devuelto el favor con creces.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE ELDIARIO.ES. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción.

¿Hablan Peña y Trump? ¿De qué? Un asesor del magnate revela diálogo “regular” entre ambos

lunes, diciembre 5th, 2016

Anthony Scaramucci, un alto asesor del equipo de transición de Donald Trump, dijo a un grupo de líderes empresariales convocado en una reunión bipartidista por el grupo No Labels que el Presidente electo Trump es un partidario del libre comercio que busca hacer negocios más justos, “no chatarra”. Dijo que habla regularmente con el Presidente Peña, algo que no ha sido informado en México.

Ciudad de México, 5 de diciembre (SinEmbargo).– Miembros del equipo de transición de Donald Trump estarían tratando de apaciguar las preocupaciones entre los líderes empresariales de Estados Unidos sobre la posibilidad de que la próxima administración pueda desencadenar una guerra comercial con México, Canadá y otros socios comerciales importantes en los próximos cuatro años.

De acuerdo con una nota del diario en línea The Hill, Anthony Scaramucci, consejero principal del equipo de transición de Trump, dijo a un grupo de importantes empresarios que el Presidente electo es un simpatizante del libre comercio que busca hacer negocios más justos, no arruinarlos.

“No creo que estemos buscando dañar el TLCAN, lo que estamos buscando es hacerlo más justo”, dijo. “Él [Trump] tiene una gran relación, por cierto, con el Presidente mexicano. Hablan regularmente”, reveló Scaramucci refiriéndose a Trump y al mandatario Enrique Peña Nieto.

Scaramucci, sin embargo, aseguró que, durante años, los funcionarios responsables del Comercio en Estados Unidos no utilizaron los “procesos de revisión” creados por el propio TLCAN para asegurar un cumplimiento justo del tratado para Estados Unidos, lo que implicó la pérdida de 70 mil fábricas en ese país desde la entrada en vigor del TLCAN, en 1994.

Estas conversaciones no han sido reveladas en México por Los Pinos. Todo lo contrario: la hostilidad entre México y Estados Unidos parece crecer.

La Mesa Directiva del Senado anunció hoy que se reunirá esta semana con la Secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, para conocer la estrategia del Gobierno federal frente a la llegada del republicano a la presidencia de Estados Unidos.

De acuerdo con la información, el encuentro fue gestionado por el presidente del Senado, el verdeecologista Pablo Escudero, quien explicó que la intención es conocer, de primera mano, las acciones que tiene contempladas el Gobierno federal.

Ayer, el Vicepresidente electo de EU, Mike Pence, aseguró que hay una gran variedad de maneras en las que su país puede hacer que México pague el muro fronterizo prometido por Trump, por ejemplo, incluir el tema en una renegociación del TLCAN.

“Pienso que hay una variedad de maneras de hacer pagar por un muro fronterizo. El Presidente electo (Trump) encontrará la mejor forma de cómo avanzar. Y algo de esto será hecho a través de negociación”, dijo Pence en el programa dominical This Week al ser cuestionado sobre la negativa a pagar por el muro hecha por el Presidente Enrique Peña.

Pence añadió:

“Estoy seguro que nuestro Presidente electo mantendrá su promesa al pueblo estadounidense: protegeremos la frontera, construiremos un muro, terminaremos la inmigración ilegal de una vez por todas y encontraremos una manera de que nuestros vecinos (mexicanos) paguen por él”.

Pero el asesor de Trump dijo ante empresarios que su tarea en el equipo económico de Trump ha sido estudiar el impacto que ha tenido en la economía estadounidense el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que Trump calificó como “el peor acuerdo comercial jamás firmado en cualquier lugar”, durante la campaña presidencial.

Las promesas del TLCAN fueron muchas. En 1993, fecha en que se firmó, las promesas que se crearon dieron la ilusión de que era la entrada de México al primer mundo. Que el desarrollo económico se haría notable, luego de su puesta en marcha, con más empleos, mejores salarios. La esperanza venía con otra promesa: un día, los mexicanos dejarían de irse a Estados Unidos a buscar trabajo remunerado.

A 22 años de la firma del acuerdo y ante la llegada de Donald Trump, todo lo anterior está en duda. Hubo más empleo, pero no hubo una mejora en el salario: los mexicanos tienen, de hecho, el más bajo de todo América Latina. El país favoreció durante años el mercado externo sobre el interno y ahora, el cierre de la frontera causa alerta. Incluso se pone en riesgo la alimentación, sobre todo de los más desprotegidos.

A más de dos décadas, el TLCAN está lejos de cumplir las promesas con las que se promovió su aceptación y hoy, la amenaza que significa Trump deja al descubierto todo lo que se dejó de hacer sexenio tras sexenio.

Legisladores del PRD protestan en el Senado contra Trump; no admitiremos un trato así, dicen

martes, marzo 29th, 2016

El coordinador perredista recordó que desde hace una semana los legisladores iniciaron varias acciones contra el racismo que emplea el republicano en su campaña electoral.

Senadores del PRD colocaron mega mantas con la leyenda #MXCONTRATRUMP en el Senado de la República. Foto: Cuartoscuro

Senadores del PRD colocaron mega mantas con la leyenda #MxContraTrump en el Senado de la República. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 29 de marzo (SinEmbargo).- Senadores del Partido de la Revolución Democrática (PRD) se manifestaron este día en la sede legislativa ubicada en Paseo de la Reforma, Ciudad de México, contra el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump.

Unos 15 legisladores, encabezados por Miguel Barbosa Huerta, presidente de la Cámara Alta, colocaron mega mantas en las ventanas del Senado con la leyenda #MxContraTrump en rechazo a las declaraciones del magnate neoyorquino contra los mexicanos.

También decoraron una figura del ex Presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940), padre de la nacionalización petrolera, con un cartel que rezaba “Arriba México, abajo Trump”

Estas acciones buscan “la participación de todos y todas las instancias de Gobierno, sociedad, y todo aquel que quiera expresarse en contra de quien ha hecho de la denigración, xenofobia y racismo” su estrategia electoral, dijo el presidente del Senado.

“No seremos la generación de mexicanos que nos quedemos callados ante la agraviante y ofensiva campaña de Trump”, aseguró Barbosa.

El coordinador perredista recordó que desde hace una semana los legisladores iniciaron varias acciones contra el racismo que emplea el republicano en su campaña electoral.

“Nunca admitiremos un trato así por [parte] de nadie”, aseveró Barbosa y exhortó a los latinoamericanos y al Gobierno de Estados Unidos a rechazar el mensaje del aspirante republicano, pues con su ideal “se pone en riesgo la estabilidad y la paz del planeta”..

Trump, favorito en la carrera republicana por la candidatura a la Casa Blanca, ha insistido en que construirá un muro entre ambos países que pagará México y que deportará a los 11 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos.

Además, ha tachado de criminales y narcotraficantes a los inmigrantes mexicanos y señalado que impedirá que empresas de Estados Unidos inviertan al otro lado de la frontera.