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Funcionarios en Jalisco sabían el daño que el río Santiago le hizo a los niños. ONGs: deben ir a prisión

domingo, febrero 2nd, 2020

En 2011, el director de la Comisión Estatal de Aguas de Jalisco, César Luis Coll Carabias, y el Secretario de Salud de Jalisco, Alfonso Petersen Farah, recibieron un estudio académico que revelaba que un 40 por ciento de niños de la región aledaña al río Santiago –contaminado por la industria sin regulación– tenía metales pesados en su cuerpo. Lo ignoraron.

El colectivo Un Salto de Vida exige la cárcel para ellos. La autora del estudio, la doctora Gabriela Domínguez, lamentó que si le hubieran dado seguimiento se hubieran atendido los menores… pero ahora es tarde.   

Ciudad de México, 2 febrero (SinEmbargo).– Huele a una mezcla entre huevo podrido, detergente y heces de ganado. El río Santiago, que pasa por el corredor industrial de El Salto hasta Ocotlán, Jalisco, está invadido por una espuma blanca tóxica. Un estudio de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí entregado en 2011 a la Comisión Estatal del Agua (CEA) de Jalisco, que a su vez notificó a la Secretaría de Salud estatal, advirtió que en promedio 40 por ciento de niños de la zona tenía metales pesados en sus cuerpos como plomo o cadmio que se quedan en el organismo por décadas. Sin embargo, los funcionarios del gobierno panista de Emilio González Márquez (2007-2013) ignoraron los resultados.

El director de la CEA Jalisco en ese periodo era el panista César Luis Coll Carabias, quien estuvo preso en 2015 por presunto desvío de 3 millones de pesos durante esa gestión. El ex Secretario de Salud estatal era el Dr. Alfonso Petersen Farah, actual Vicerrector de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG). Su primo Fernando Petersen Farah es el actual Secretario de Salud local.

“No lo podemos clasificar de otra forma más que de un crimen de Estado que contribuyó a la enfermedad y muerte que está ocurriendo aquí. Pedimos mínimo la cárcel para estos funcionarios que decidieron ocultar el estudio. Lo peor es que algunos de ellos se han mantenido en cargos en los dos sexenios subsecuentes [Aristóteles Sandoval Díaz (2013-2018) y Enrique Alfaro Ramírez (2018-actual)], es decir, no han tenido ningún escrúpulo. Nunca lo van a asumir, pero siempre ha habido un encubrimiento a la industria porque los capitales son muy grandes. Podemos acusarlos de homicidio”, aseguró Alan Carmona, de la organización Un Salto de Vida conformada por habitantes de El Salto y Juanacatlán.

Contó que han habido muertes de niños y adultos por enfermedades crónicas como cáncer, insuficiencia renal y abortos espontáneos. También se han presentado malformaciones, daños en la piel y hasta enfermedades neurológicas como depresión o esquizofrenia que han terminado en suicidios. No descarta que estén relacionados con el ambiente enfermo.

La espuma tóxica en el río Santiago, Jalisco. Foto: Arquímedes Flores, especial para SinEmbargo.

La cláusula de confidencialidad del informe venció en noviembre pasado, los resultados por fin se publicaron en diciembre y los pobladores “quedaron en shock sabiendo que está uno inmerso en este ambiente enfermo y que nuestros hijos son los más vulnerables”, dijo el habitante.

También culpan de encubrimiento al Dr. José Mario Márquez Amezcua, quien recibió el estudio y es Director General de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud de Jalisco, y al Ing. Ricardo Robles Varela, entonces Director de la Unidad Ejecutora de Abastacemiento y Saneamiento de la Comisión Estatal de Agua.

La coordinadora del estudio del Departamento de Toxicología Ambiental de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la Dra. Gabriela Domínguez Contreras, compartió en entrevista que están consiguiendo fondos a través de Conacyt o fundaciones, independientemente del Gobierno, para poder darle continuidad a los resultados de hace una década.

Si hubieran dado seguimiento a los resultados, se hubieran podido atender a los niños. Foto: Arquímedes Flores, especial para SinEmbargo.

“Este seguimiento por su puesto que lo debió de dar la Secretaría de Salud estatal en su momento”, dijo quien entregó los resultados en persona a la Comisión Estatal del Agua, la cual pidió una reunión con la Secretaría de Salud estatal de Petersen Farah. Al ver que no actuaron, sintió mucha impotencia. “Me hicieron a un lado y no me volvieron a hablar”, recordó.

“No tiene justificación posible que no hayan hecho nada. Desgraciadamente a diez años muchas situaciones que se hubieran podido prevenir, corregir, atender, revertir, a lo mejor ahora para muchos niños ya fue tarde”, aseveró la Doctora Domínguez.

“LA REGULACIÓN HA SIDO NULA”

“Nunca hemos visto un río sin espuma”, recordó Alan, habitante de la región del río Santiago. “Desde principios de los años ochentas ya estaba presente. La contaminación química por las industrias comenzó desde la instalación de la primera fábrica textil en 1906 y posteriormente la de Nestlé en 1936. El crecimiento del corredor industrial, que fue a partir de las políticas de apertura comercial en los ochentas y con mayor intensidad en los noventa con el Tratado de Libre Comercio, nos tiene metidos en este ambiente tóxico e insoportable”.

Otro estudio del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) reveló que el 94 por ciento de las industrias aledañas al río Santiago incumplen con la NOM-001-SEMARNAT-1996 y vierten 507.5 toneladas diarias de contaminantes.

Vía telefónica, Alan enlistó las empresas que producen en el corredor. Dice que hay más de 600, entre ellas, las trasnacionales Nestlé, IBM, Hershey’s, Honda y mexicanas como Papel San Francisco y Empaques Modernos de Guadalajara.

“Uno de los argumentos de la CEA y del IMTA para no darnos los resultados era que se ponían en riesgo las ventajas competitivas de las industrias si la población y otras industrias conocían qué tipo de contaminantes estaban vertiendo”, afirmó el activista de Un Salto de Vida.

“La regulación ha sido nula. No ha habido una política de vigilancia, sanciones y clausuras efectivas. La prueba está que la contaminación es peor”, añadió.

La actividad industrial arroja contaminantes al río sin regulación. Foto: Arquímedes Flores, especial para SinEmbargo.

El Gobierno de Jalisco actual manifestó en un comunicado de prensa que aunque el informe fue realizado hace una década, toman los resultados como una referencia que permite robustecer el plan integral de acciones “para recuperar” el río Santiago.

Resaltó que durante 2019 la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (Profepa) realizó 358 visitas de inspección e interpuso ocho sanciones y 11 clausuras. Hay 263 procedimientos abiertos y 76 en etapa de dictaminación.

ARSÉNICO, CADMIO, PLOMO… EN NIÑOS

En 2009, el Gobierno panista de Emilio González planeaba construir una presa en la barranca del río de Santiago, por lo que el agua contaminada llegaría a los ciudadanos. La sociedad civil se opuso y exigió un estudio de riesgo en salud antes de echar la primera piedra. Ante los resultados se canceló la obra.

En 2011, la coordinadora del estudio del Departamento de Toxicología Ambiental de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la Dra. Gabriela Domínguez Contreras, presentó los resultados en una reunión con miembros de la Comisión Estatal del Agua y de la Secretaría de Salud.

En una muestra de 330 niños de seis poblados aledaños al río Santiago el arsénico (relacionado con cáncer) estuvo presente en más del 40 por ciento de los niños de Juanacatlán y La Cofradía; el cadmio (causa daño renal) fue hallado en 98 por ciento de menores de El Salto, 71 por ciento de Juanacatlán, y 84 por ciento en la Cofradía y en 77 por ciento de los de Puente Grande. 

La presencia de plomo en la sangre de los niños muestreados de Juanacatlán estuvo en el 93 por ciento, y del 60 al 80 por ciento de los niños de El Salto y Juanacatlán presentaron ácido mucónico por ingesta de benzeno, un contaminante asociado a cáncer.

Tabla: Estudio de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

El estudio surgió por el proyecto de una presa en el río Santiago. Foto: Primavera Téllez Girón García.

“Encontrar tantos metales en tan porcentaje de niños es algo muy preocupante, porque ahí no vemos el efecto en cada uno de ellos de manera aislada, sino es un efecto combinado donde se dan sinergias y se potencian los daños”, dijo en entrevista la Dra. Gabriela Domínguez.

“El plomo y el cadmio son metales que se quedan en el organismo. El plomo se aloja en hueso y puede permanecer hasta 60 años, y el cadmio se aloja en riñón y ahí se queda hasta 40 años. Al hacer daño por el resto casi de la vida útil de las personas, no hay una reversibilidad posible”, explicó.

En los determinantes sociales el estudio documentó que en El Salto, la población más afectada por tóxicos, el 28 por ciento no era derechohabiente hace una década y otro 12 por ciento no contaba con clínicas de salud gratuitas. En Juanacatlán, el 18 por ciento no tenía seguridad social.

Una presa contaminada en Zacatecas es saneada con microorganismos que absorben metales pesados

sábado, diciembre 9th, 2017

Científicos mexicanos han logrado reducir en un 30 por ciento los niveles de metales pesados, como el mercurio, en la presa El Pedernalillo, o La Zacatecana que por siglos ha sido contaminada por la extracción minera empleando microorganismos .

Por Érika Rodríguez

Zacatecas, Zacatecas. 8 de diciembre de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Un grupo de científicos de la Unidad Académica de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UACQ UAZ) ha aislado y caracterizado algunos microorganismos como potencial biorremediador, que disminuyen en 30 por ciento la presencia de metales pesados —principalmente mercurio (Hg)— en la presa de El Pedernalillo, en la comunidad La Zacatecana, en Guadalupe, Zacatecas.

En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el maestro en ciencias Rubén Octavio Méndez Márquez, docente investigador de la UACQ de la UAZ y líder de este proyecto de biosustentabilidad, especificó que trabaja en él desde hace dos años, junto con las maestras Fuensanta del Rocío Reyes Escobedo, Linda Elibeth Reyes Escobedo y Mercedes Núñez, quienes colaboran en el Laboratorio de Microbiología, en coordinación con el Laboratorio de Análisis Fisicoquímicos de Aguas y Suelos del Programa de Químico Farmacéutico Biólogo (QFB), así como Fabián Solano Elías y Daniela Lizbeth Troncoso Vázquez, egresados de la institución académica referida de la UAZ.

“En el Laboratorio de Microbiología desarrollamos proyectos clínicos, ambientales, ecológicos y biosustentables. En este último campo, buscamos biorremediadores como alternativas y soluciones de problemas ambientales. En Zacatecas es muy conocida la acumulación histórica de mercurio y otros metales pesados como cadmio (Cd), arsénico (As), plomo (Pb) —por mencionar algunos—, en la presa de El Pedernalillo, mejor conocida como la presa de La Zacatecana, en donde particularmente, a lo largo de siglos de extracción minera, ha generado acumulaciones importantes de mercurio, así como una serie de alteraciones en la homeostasis de habitantes de las zonas aledañas y de la capital zacatecana”.

MICROORGANISMOS RESISTENTES

El grupo de investigadores de la UAZ ha aislado y caracterizado una serie de organismos —hongos, bacterias, microalgas— que mediante inducción de enzimas con proteínas especializadas disminuyen las concentraciones de mercurio a nivel ambiental en 30 por ciento.

Los organismos absorben parte de la concentración del metal pesado, lo incorporan a su biomasa y queda confinado al organismo. Entre estos organismos se encuentran los hongos del género Penicillium, Aspergillus y algunas especies de cándida como Candida albicans.

Méndez Márquez explicó que entre los principales hallazgos de este estudio, se encuentra haber detectado en los microorganismos una resistencia a los metales pesados más alta de lo que esperaba el grupo de investigación. Otro es que en los distintos muestreos, temporalidades y horas del día, el equipo encontró géneros micóticos muy similares, lo que es reiterativo en cuanto a las especies detectadas.

“Debido a la presencia de estos microorganismos, hemos comprobado que vamos por buen camino. Hasta donde hemos estudiado, la presencia de metales pesados no se puede eliminar con estos biorremediadores en su totalidad, pero sí disminuir en una cantidad importante mediante modificaciones químicas. Los microorganismos que tienen estas actividades biorremediadoras son bacterias, hongos, microalgas e inclusive organismos como algas marinas, lirios acuáticos y otro tipo de plantas con actividad bioacumuladora —es decir, que por su sistema reticular y sus raíces adquieren parte de esa concentración de metal pesado y la incorporan en su biomasa—. Se podría decir que son ‘acarreadores’ del metal pesado y disminuyen su efecto tóxico en el ambiente e incluso algunos organismos como Aspergillus, Penicillium y Rhizopus cambian la valencia del metal, lo que disminuye su toxicidad original”.

El también encargado del Laboratorio de Microbiología Sanitaria de la UACQ de la UAZ expuso que establecer mecanismos de modificación de formas tóxicas de metales pesados es una alternativa generada de manera natural por dichos microorganismos. Entre los microorganismos que el equipo de investigadores ha detectado como la mejor alternativa de tratamiento, ya que presentan mayor efecto biorremediador, son los hongos de tipo Aspergillus niger y levaduras como Candida albicans, esto debido a su resistencia a las altas concentraciones de mercurio.

“Le llamamos ‘de biorremediación’ porque estamos remediando algo que nosotros mismos como seres humanos alteramos en el pasado, pero que gracias al uso de estos organismos podemos hacer este proceso más amigable, además de económico y viable de forma ambiental. Anteriormente se han hecho otras propuestas de remediación química o por extracción —como una planta de extracción de mercurio—, procesos que son sumamente costosos, que no son redituables económicamente hablando y que finalmente no se han implementado en la laguna”.

Rubén Méndez Márquez, químico farmacéutico biólogo, explicó que para los aislamientos micológicos, el equipo de científicos ha realizado cuatro muestreos en distintas temporalidades y zonas de La Zacatecana, para obtener cultivos de hongos a distintas concentraciones de sales mercuriales como el óxido de mercurio (HgO).

“Estas especies que surgieron en la laguna de manera natural han evolucionado y actualmente gracias a sus procesos adaptativos activos presentan una resistencia sorprendente a la contaminación, lo que significa que si utilizamos este tipo de organismos aislados originalmente de estos entornos, nos podrían ayudar de manera importante por sus mecanismos moleculares a disminuir los efectos toxicológicos en un tratamiento ecológico”.

EFECTO DE BIORREMEDIACIÓN

Agregó que actualmente el equipo de investigadores también trabaja en un análisis a profundidad del espacio físico de la laguna, por metodologías como sondas de sumersión para analizar el agua a distintas profundidades y determinar las áreas con mayores concentraciones de estos hongos biorremediadores, acción que no han finalizado debido a la necesidad de equipos como lanchas y muestreadores especiales.

“Lo que hemos hecho es el análisis en la parte perimetral, a distintas temporalidades y horas del día para exacerbar más la presencia de estos organismos, que han coincidido en los distintos muestreos. Otras partes de la investigación, por ejemplo, la encabezada por la maestra Fuensanta Reyes, han detectado levaduras y plantas también con estas propiedades biorremediadoras. Cuando tenemos una interacción simbiótica entre estos dos organismos —planta y hongo— se incrementa el efecto de biorremediación”.

Por su parte, Fuensanta del Rocío Reyes Escobedo, docente investigadora en el área de Microbiología, de la UACQ de la UAZ, expuso que mediante monitoreo del ambiente, el equipo de científicos ha identificado la levadura Saccharomyces cerevisiae como potencial biorremediador al ponerla en contacto con metales pesados y evaluar su concentración al inicio y al final de la experimentación.

“Con este organismo también tuvimos muy buenos resultados a nivel laboratorio, ya que disminuyó la concentración en un alto porcentaje. Ahora estamos tratando de valorar a partir de muestras en el ambiente y exponerlos a agua, lodo y otras sustancias volatilizadas en la presa de La Zacatecana, para valorarlos con respecto a otros microorganismos. Una vez que hayamos finalizado de contabilizar la disminución de concentraciones de metales pesados en el ambiente real —lodo y agua—, hacerlo llegar directamente a las autoridades correspondientes para establecer medidas ambientales a gran escala en dicha presa”, expuso.

Reyes Escobedo, también maestra en ciencias de la salud con especialidad en salud pública, exteriorizó un agradecimiento a los integrantes del Laboratorio de Análisis Fisicoquímicos de Aguas y Suelos de la UACQ de la UAZ por su participación en el proyecto en relación con la experimentación química.

Rubén Méndez indicó que el equipo ya concluyó la primera etapa de este proyecto, que consistió en el aislamiento y caracterización de los organismos cultivados a nivel laboratorio; la continuación radica en aplicar parte de estos hongos para cuantificar el efecto que presentan en un entorno real —laguna de La Zacatecana—, para lo que requieren extraer muestras de suelo y agua y saber cuál es el efecto que generan en la muestra, con el uso de metodologías analíticas e instrumentales que permitan evidenciar la modificación en un antes y después de la aplicación del organismo.

“Un avance más complejo del proyecto es asegurar que estos organismos biorremediadores funcionen en diversos lugares, más allá de los efectos que tienen localmente en La Zacatecana, este sería un objetivo que vislumbramos a largo plazo. Antes de eso necesitamos tener la certeza total de que estos hongos están generando un efecto biorremediador en esta presa, ya que el hecho de que presenten resistencia a los metales pesados no necesariamente es sinónimo de que sea remediador, pero esa es una referencia importante que nos sirve como base para escalarlo a algún otro entorno contaminado como los lixiviados de minas activas o no activas para, de alguna manera, mitigar los metales pesados que se encuentran confinados y que causan problemas ambientales importantes”.

Una etapa principal es saber que se tiene el efecto estudiado y una vez comprobado escalarlo a la siguiente actividad, que es la biorremediadora. El maestro Rubén Méndez expresó su apertura para colaborar con otros grupos de investigación o instituciones académicas para el fortalecimiento de este estudio.

“El enfoque que da una persona a un proyecto de colaboración suele ser limitado, mientras más personas participen, los proyectos se enriquecen. Actualmente no pensamos en trabajos individuales sino en la colaboración en equipo como algo fundamental”, finalizó.

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Científicos desarrollan un “anguila” robot que mide el nivel de toxicidad en el agua

martes, julio 25th, 2017

El “Envirobot” es capaz de detectar metales pesados en el agua y medir su nivel de toxicidad por medio de sensores biológicos.

Ginebra, 18 de julio (EFE).- Un grupo de investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) ha desarrollado una anguila robótica que puede encontrar las fuentes de contaminación y medir la toxicidad del agua contaminada gracias a sus sensores, tanto de forma remota como autónoma.

El invento, llamado “Envirobot”, se mueve como una anguila, está equipado con sensores químicos, físicos y biológicos que miden el agua a su alrededor que está a 1.5 metros “sin perturbar la vida acuática” y envía los datos a un ordenador en tiempo real, explicó la escuela en un comunicado.

El instrumento, que está aún en periodo de prueba, logró mapear con éxito las variaciones de conductividad en el agua y generó un mapa de temperatura, lo que representa un primer paso para el objetivo final del robot que es el de ser capaz de detectar metales pesados como el mercurio u otros contaminantes.

Los robots que nadan “pueden tomar medidas y enviar datos en tiempo real -mucho más rápido que si tuviéramos estaciones de medición instaladas alrededor del lago Leman”, destacó el director del Laboratorio de biorobótica de la escuela de Lausana, Auke Ijspeert.

El experto recordó, además, que “en comparación con los propulsores convencionales impulsados por robots submarinos, es menos probable que el robot se quede atrapado en algas o ramas a medida que se mueven”.

Además de poder seguir una trayectoria programada con anterioridad, este robot tiene “el potencial de tomar sus propias decisiones y rastrear independientemente la fuente de contaminación”, por ejemplo, nadando constantemente en la dirección a las zonas que presenten más toxicidad.

El robot se compone de numerosos módulos que contienen cada uno un pequeño motor eléctrico lo que le permite moverse suavemente a través del agua, un diseño modular que también posibilita a los ingenieros cambiar su composición y variar su longitud según sea necesario.

“El robot puede ser fácilmente desmontado, transportado a un depósito de agua remoto, por ejemplo, y volver a poner juntos para comenzar las pruebas”, dice Behzad Bayat, miembro del equipo de investigadores.

Algunos de los módulos contienen sensores de conductividad y temperatura, mientras que otros tienen cámaras pequeñas y sofisticadas que se llenan de agua cuando el robot nada.

Estas cámaras contienen sensores biológicos miniaturizados que albergan bacterias, pequeños crustáceos o células de peces.

Los sensores observan cómo reaccionan estos organismos cuando entran en contacto con el agua, indicando los niveles de toxicidad del agua en general.

Estos sensores ya han demostrado ser altamente eficaces en experimentos de laboratorio, aseguran los responsables del proyecto, financiado por el Programa Nano-Tera, una iniciativa gubernamental que busca situar a Suiza en la vanguardia de la revolución tecnológica.