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Junius Maltby y las Praderas del Cielo o el dilema sobre la libertad humana

sábado, febrero 26th, 2022

El ilustrador Ricardo Peláez Goycochea ha adaptado un fragmento de una de las obras del estadounidense John Steinbeck al mundo de la novela gráfica, un formato que busca llegar a un público amplio para reflexionar sobre la contradicción que hay en la esencia humana entre la búsqueda del conocimiento y la libertad, y el imperativo de seguir las reglas que tenemos en la sociedad.

Ciudad de México, 26 de febrero (SinEmbargo).– Ricardo Peláez Goycochea ha llevado al mundo de la novela gráfica un fragmento de Las Praderas del Cielo, uno de los libros no tan conocidos del ganador del nobel, el estadounidense John Steinbeck.

El ilustrador mexicano hizo una adaptación libre del sexto capítulo de esta obra publicada en 1932, el cual se centra en la vida de Junius Maltby, un contador de San Francisco, que se enferma por el estrés y el ajetreo diario y decide irse a vivir al campo en donde encuentra una familia, pero en donde también se enfrenta al dilema entre la libre búsqueda del conocimiento y la responsabilidad social.

El resultado es Junius Maltby y las Praderas del Cielo que edita el Fondo de Cultura Económica (FCE) en su Colección Popular.

“Este relato me parece que en su brevedad es de una belleza, de una precisión y de una genialidad narrativa que valía la pena también darle esta nueva vida. No se trata sólo de homenajear, sino de traer a nuevos lectores en un lenguaje diferente como es la historieta, la narrativa gráfica, una novela que considero de una valía extraordinaria y de un autor que además aprecio enormemente”, comentó Peláez Goycochea en entrevista con SinEmbargo.

En la plática, el autor compartió sus apreciaciones sobre diversos temas que atraviesa la adaptación que hace al trabajo de Steinbeck. Por ejemplo, considera que no hay sociedad en donde no esté presente el dilema entre la búsqueda del conocimiento y la libertad, y el imperativo de seguir las reglas que tenemos en la sociedad.

“Sin duda es un dilema que está presente y lo curioso es que Steinbeck por supuesto que no había presenciado la aberración de lo que son las ciudades actualmente, y sin embargo ya conocía lo suficiente de esto como para darse cuenta de que había un conflicto profundo”, comentó.

Peláez Goycochea refirió además que la sociedad actual no ha cejado en esta búsqueda del conocimiento y la libertad: “Lo que sí creo es que nos encontramos desde hace mucho tiempo, desde que la humanidad es humanidad, debatiendo en esta bipolaridad entre desarrollar aquellas capacidades para el bien, para lo fructífero, para el amor, para el afecto, de lo que somos capaces como individuos y seres pensantes, y todo lo opuesto, la capacidad para la destrucción, el abuso, el crimen, el delito, la destrucción del otro y de lo otro, llámense especies o medio ambiente”.

Expuso cómo a partir de esta historia de Steinbeck “que no habla explícitamente de esto, tenga implícito todos estos aspectos” y en ese sentido indicó que “ojalá los lectores también sean capaces de extraer todas estas reflexiones y se queden con estos temas en la cabeza. Es mi máxima aspiración como co-autor de las imágenes”.

Junius Maltby y las Praderas del Cielo es editado por el Fondo de Cultura Económica.

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—¿Cómo decides hacer la adaptación de un fragmento de esta obra de Steinbeck, que tiene casi 100 años?

—Steinbeck es un autor que me parece extraordinario y absolutamente vigente en sus planteamientos narrativos, sus tesis, sus temas que le obsesionaban. Era mi manera de homenajear a un autor que como lector y como individuo me ha formado muchísimo, que aprecio entrañablemente. Es un relato de un libro muy poco conocido, sus libros más famosos son las grandes novelas Las uvas de la ira, Al este del Edén, también es muy conocida La perla por la adaptación cinematográfica que se hizo aquí en México actuada por Pedro Armendáriz y Dolores del Río. También de Las uvas de la ira y de Al este del Edén se hicieron películas. Pero este relato me parece que en su brevedad es de una belleza, de una precisión y de una genialidad narrativa que valía la pena también darle esta nueva vida. No se trata sólo de homenajear, sino de traer a nuevos lectores en un lenguaje diferente como es la historieta, la narrativa gráfica, una novela que considero de una valía extraordinaria y de un autor que además aprecio enormemente.

—En esta novela gráfica traes a cuenta la vida de un contador que enferma por el estrés del trabajo y termina en Las praderas del cielo. Muchas personas en la actualidad viven como él, ajetreados por el trabajo sin ese aire para poder respirar. ¿Como sociedad nos hace falta soltar un poco estas dinámicas volcadas totalmente al trabajo?

—No sólo lo creo, estoy absolutamente convencido. Esta forma de organización social y este modelo economizado de la vida le está poniendo en la torre a la humanidad. Es la cosa más suicida y el modelo más aberrante que pudimos haber elegido para funcionar como núcleo social. No es en sí el trabajo, sino es la forma en cómo se entiende la acumulación económica como la única forma de trabajar. Hay muchas maneras de ser productivo y de volvernos ricos en lo personal, una manera es la forma material de acumular dinero, pero esa forma es absurda: juntar dinero es como aumentar de peso, pensar que somos más saludables mientras más kilos aumentamos.

¿Somos más ricos mientras más dinero tenemos? No. Por supuesto que es indispensable comer, alimentarnos, pero no es indispensable subir de peso hasta el infinito, hay un punto en que no sólo no es benéfico, sino absolutamente pernicioso para la salud. Exactamente eso ocurre con el dinero, no podemos acumular dinero incesantemente hasta el infinito porque hay un punto donde no sólo no nos hace bien, sino que nos hace profundamente patológicos.

—Tocas esta contradicción en la esencia humana entre la búsqueda del conocimiento y la libertad, y el imperativo de seguir las reglas que tenemos en la sociedad. ¿Existe este equilibrio?

—Vivimos como sociedad y como humanidad en un absoluto desequilibrio. Se ha privilegiado el aspecto más nocivo de aquellos que nos constituyen como entes sociales. Eso aplica no sólo para México, sino para cualquier núcleo social que nosotros encontremos en el planeta. No hay sociedad en donde este dilema no esté presente y aquellos núcleos sociales donde este dilema no está presente o parece más resuelto, el resto de los países lo ven como sociedades conflictivas. Me refiero a que las sociedades más rurales, que este modelo de desarrollo considera más atrasadas, son las sociedades que están todavía en su centro y en mayor armonía con su entorno. Sin duda es un dilema que está presente y lo curioso es que Steinbeck por supuesto que no había presenciado la aberración de lo que son las ciudades actualmente, y sin embargo ya conocía lo suficiente de esto como para darse cuenta de que había un conflicto profundo.

—¿Es una cuestión utópica poder acceder a este equilibrio o hay una manera de acceder? En la sociedad como la entendemos actualmente con grandes urbes enfermas vemos la pandemia como una consecuencia.

—Qué más elocuente que esta pandemia para hacernos ver que hemos tomado las peores decisiones como especie creyendo que nos desarrollamos postulando y enalteciendo la acumulación de riqueza de una manera totalmente insensata. Es una lógica que no tiene manera de hacer ganar a nadie y en cambio tiene garantizada la derrota de todo, incluso de aquellos que aparentemente se benefician. Es una forma retorcida y extraviada de postular qué es lo importante como sociedad. Si para eso contribuye la literatura, las obras artísticas, es mi manera de militar en pro de esa reflexión y preguntas a las que debemos de enfrentarnos como sociedad porque estamos ante uno de los acontecimientos que, como historia de la humanidad, nos ha pegado de manera más vasta y parece que no se está entendiendo cabalmente el mensaje, la trascendencia ni los orígenes del conflicto que nos ha llevado a este problema.

—¿La sociedad actual crees que ha cejado en esta búsqueda del conocimiento y la libertad y se ha conformado con lo que ofrecen estas nuevas dinámicas de redes sociales con la antesala al metaverso donde las empresas se están volcando?

—No creo de ninguna manera que la sociedad, sobre todo en su conjunto, haya cejado en ese empeño. Lo que sí creo es que nos encontramos desde hace mucho tiempo, desde que la humanidad es humanidad, debatiendo en esta bipolaridad entre desarrollar aquellas capacidades para el bien, para lo fructífero, para el amor, para el afecto, de lo que somos capaces como individuos y seres pensantes, y todo lo opuesto, la capacidad para la destrucción, el abuso, el crimen, el delito, la destrucción del otro y de lo otro, llámense especies o medio ambiente.

Como seres humanos tenemos la capacidad tanto de lo uno como de lo otro. Este dilema lo ha tenido la humanidad todo el tiempo. Lo encontramos manifestándose de diferentes maneras según la etapa de la humanidad a la que nos queramos acercar. Pero lo cierto es que en el momento actual cada vez tenemos menos tiempo para eso y esto no es un presagio fatalista, simplemente es una realidad. Antes quizá podíamos permitirnos ignorar este dilema o irlo pateando a futuro, pero estamos en un momento donde probablemente no tengamos futuro para patear nada. Estamos ante una crisis civilizatoria en la que como especie nos jugamos inclusive la viabilidad de nosotros como especie.

La forma más triste de perder la libertad es encadenarnos a unas expectativas económicas que nunca vamos a poder cumplir. El que se enferma de codicia se enferma de codicia para toda la vida, nunca nada va a ser suficiente. Esa es una de las grandes aras de este modelo económico. Es impresionante cómo a partir de una historia que no habla explícitamente de esto, tenga implícito todos estos aspectos. Ojalá los lectores también sean capaces de extraer todas estas reflexiones y se queden con estos temas en la cabeza. Es mi máxima aspiración como co-autor de las imágenes.

John Steinbeck, “novelista proletario” por su interés en las experiencias de inmigrantes y de la clase obrera

sábado, julio 15th, 2017

Con motivo del 115 aniversario del natalicio del escritor estadounidense John Ernst Steinbeck (1902-1968), en la Cineteca Nacional se realizó la segunda sesión del ciclo Cine y literatura: John Steinbeck, a 115 años de su nacimiento, en la que se proyectó el filme Náufragos (Lifeboat, 1943), con comentarios del escritor Eduardo Antonio Parra.  

Ciudad de México, 15 de julio (SinEmbargo).- Con motivo del 115 aniversario del natalicio del escritor estadounidense John Ernst Steinbeck (1902-1968), en la Cineteca Nacional se realizó la segunda sesión del ciclo Cine y literatura: John Steinbeck, a 115 años de su nacimiento, en la que se proyectó el filme Náufragos (Lifeboat, 1943).

Narrador y dramaturgo famoso por sus novelas que lo ubican en la primera línea de la corriente naturalista o del realismo social americano, junto a nombres como Erskine Caldwell, su estilo, heredero del naturalismo y próximo al periodismo, se sustenta sin embargo en una gran carga de emotividad en los argumentos y en el simbolismo que trasuntan las situaciones y personajes que crea, como ocurre en sus obras mayores: De ratones y hombres (1937), Las uvas de la ira (1939) y Al este del Edén (1952). Obtuvo el premio Nobel de Literatura en 1962.

Los náufragos, a la que el autor escribió por encargo, de una sentada. Foto: Especial

El argumento de Náufragos, dirigida por Alfred Hitchcock en 1944, plantea que tras el hundimiento de un carguero que ha sido torpedeado por un submarino alemán, nueve sobrevivientes se aferran a un bote salvavidas. Uno de ellos es el capitán del submarino, quien ordenó el ataque, lo que genera divergencias en el resto de la tripulación.

El escritor Eduardo Antonio Parra y Raúl Miranda, subdirector de Documentación y Catalogación de la Cineteca Nacional, comentaron a los asistentes que el largometraje en su momento fue un proyecto polémico con el que no quedaron satisfechos Hitchcock y Steinbeck.

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Miranda apuntó que esta película no derivó de una obra literaria del Premio Nobel de Literatura 1962. “Fue un trabajo de escritura que le pidieron realizara bajo pago y que con su capacidad de escritura parece realizó en una sentada. En una semana escribió 100 páginas, lo lee Hitchcock y no le resuelve todo lo que a él le inquieta”.

La historia de Náufragos se desarrolla en su totalidad en un bote salvavidas y fue considerado un filme propagandístico polémico que derivó en un fracaso comercial, añadió Eduardo Antonio Parra.

“Steinbeck estaba descontento de la película que hizo Hitchcock, éste estaba descontento con el productor porque no la promovió, la crítica y el resultado económico ahí se manifestó”, aseveró.

UN PROYECTO FILMADO BAJO LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Comentó que el proyecto filmado cuando aún se desarrollaba la Segunda Guerra Mundial, se interpretó como una especie de símbolo o metáfora de lo que estaba ocurriendo en el mundo. “A los estadounidenses no les gustó que en la trama apareciera un alemán pragmático que se apodera del bote y manipula a los tripulantes, hasta que se hartan y se unen linchándolo”.

Parra explicó que en el filme aparecen personajes que exhiben personalidades propias y situaciones económicas e ideologías distintas: una periodista, un ingeniero, un industrial adinerado, una enfermera, un marino, un camarero negro y una mujer inglesa que lleva en brazos el cadáver de su hijo.

“Leí que en su momento la película fue considera aburrida, yo no la veo así, claro ahora se ve en otra perspectiva. Creo que en aquella época se utilizaba mucho más el cine épico de grandes producciones. Y Náufragos es una película económica realizada en un tanque y bote, eso me parece muy atractivo”, remarcó.

Indicó que aunque en el filme no aparece sangre y su narración es suave, lo que ella se ve son cosas terribles, sobre todo para la época. “En 1944, incluso en literatura, se decía que era casi imposible que mataras a un niño, y aquí lo primero que se tiene es un niño muerto, luego el suicidio de la madre, la amputación de un pie, entre un suicidio y homicidio del marinero, y el linchamiento o asesinato grupal del alemán”.

Eduardo Antonio Parra y Raúl Miranda en la Cineteca. Foto: Secretaría de Cultura

El autor de la novela Juárez, el rostro de piedra, también se dijo sorprendido de que en Náufragos no se hablara de racismo. “Sólo se menciona a los nazis y su ideología de raza superior, alude a los campos de concentración, pero no a la ideología racista. No hay un enfrentamiento entre el camarero negro y el capitán alemán”.

Por su parte, Raúl Miranda indicó que Steinbeck había planteado en la historia  a un alemán disminuido, acorralado, no tan sagaz como los construyó Hitchcock. “Es un villano como los que le gustaban, una especie de súper hombre con sentido del humor que se va apoderando de la situación, para que la caída sea un poco más contundente”.

Puntualizó que el escritor estadounidense se quejó que en la película distorsionaron lo que escribió, que al personaje de color que aparecía le quitaron su dignidad. “Steinbeck tenía un compromiso social con sus personajes más desposeídos, que en este caso era la población afroamericana”, remarcó.

La historia de James Franco, el actor que ama más la literatura que el cine

sábado, septiembre 10th, 2016

Lo dijo en el Festival de Venecia: ama más los libros que las películas y por eso cada historia que le toca dirigir está basada en grandes obras de la literatura estadounidense, como In Dubious Battle, novela de John Steinbeck

Ciudad de México, 10 de septiembre (SinEmbargo).- Escribe, dirige, actúa y a menudo engrosa su cuenta bancaria con alguna más que sugestiva publicidad de alcance global.

Es James Franco, el actor parecido a James Dean y quien acaba de presentar en el Festival de Cine de Venecia su película In Dubious Battle, basada en la novela homónima de John Steinbeck (1902-1968), para demostrar entre otras cosas cuánto ama los libros, mucho más incluso que las películas.

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La película cuenta con un elenco plagado de estrellas en pequeños papeles, desde la cantante Selena Gomez hasta Bryan Cranston (Breaking Bad), Robert Duvall y Ed Harris, entre otros, con el propio director como protagonista, informó dpa.

Franco, que creció leyendo obras de Steinbeck, dice sentir conexión con la obra del escritor, que también vivió en California, como él. La novela no es una de las más famosas, como The Grapes of Wrath (Las uvas de la ira), pero la eligió porque también tuvo mucho éxito cuando se publicó en 1936 y fue muy leída.

La trama de In Dubious Battle se centra en unos recolectores de manzanas que se enfrentan a su patrón porque les paga menos salario del prometido. Los trabajadores se unen para hacer una huelga, en un conflicto que según James Franco, doctor en Filología Inglesa por Yale, es todavía actual, dado que los políticos “no se interesan por la clase trabajadora y los dejan de lado cada vez más”.

“Amo más la literatura que el cine”, dijo Franco en Venecia, mientras termina su nueva película como director,  The Long Home, basada en la novela de William Gay.

Su nueva película como director y protagonista está basada en una novela de John Steinbeck. Foto: Facebook

Su nueva película como director y protagonista está basada en una novela de John Steinbeck. Foto: Facebook

UN ACTOR PARECIDO A JAMES DEAN

James Franco nació en California el 19 de abril de 1978. Tiene un notable parecido a James Dean, personaje que encarnó en una serie televisiva que obtuvo excelentes críticas y le supuso el Globo de Oro en 2001.

Con fama de intelectual y un tanto transgresor, sólo se ha dedicado a coquetear con la línea oscura de la marginalidad. Una vez apareció dando una entrevista a la cadena MTV con rastros de estar intoxicado con alguna sustancia extraña.

Sus balbuceos recorrieron la red y el video fue muy visto en YouTube. Otra, también en MTV, mientras oficiaba de presentador con su colega Seth Rogers, subió al estrado portando un cigarro que parecía contener marihuana. Una fotografía tomada al azar lo mostró luego durmiendo en plena clase en Yale, donde cursaba un doctorado en Artes. Y hasta allí.

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Quizás porque no son muchos los escándalos que ha protagonizado y tal vez porque ha demostrado ser un gran actor, como lo comprueba el hecho de su postulación a un Oscar como protagonista de 127 horas, la película de Danny Boyle (Slumdog millionaire), es que este chico “bonito pero raro”, ha logrado encantar a propios y extraños, manteniendo un pie firme en la industria del entretenimiento y mucho de su corazón en la alta cultura.

La ruta que recorre Franco, precisamente no es la habitual. El actor de Piña express, Comer, rezar y amar y Milk, entre otras, es un intelectual dedicado a coleccionar títulos universitarios (graduado en literatura, cine y artes por Yale y otras tres universidades), es un lector voraz de Shakespeare y Milton, entre otros grandes de la tradición literaria inglesa, escribe cuentos (ha publicado un libro titulado Palo alto que destruyó la crítica especializada).

Hace unos años animó en el MOMA una performance de la famosa artista serbia Marina Abramovic, que se llamó  “The artist is present” (El artista está presente): una persona del público (en este caso, el conocido actor), se sentaba en silencio frente a Abramovic el tiempo que quisiera o pudiese. La escena quedaba documentada mediante una foto en la que se inscribía la cantidad de tiempo que el participante duró. James aguantó 60 minutos.

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Las imágenes de James Franco que suelen captar los paparazzi son aquellas en las que la estrella de Hollywood aparece cargando una buena cantidad de libros. Y eso sí que es raro en la Meca del cine.