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La izquierda avanza ante desigualdad en Latinoamérica y Europa se asoma a la derecha

sábado, junio 25th, 2022

Mientras en América Latina la izquierda avanza, en Europa en los últimos años, la ultraderecha ha resurgido. En Latinoamérica, de 2018 a la fecha son varios los gobiernos de izquierda que han triunfado en países como Colombia, Chile, México, Honduras, Perú y Argentina. Mientras tanto, la ultraderecha en Europa también ha resurgido, y poco a poco ha ido ganando terreno en países como Francia, España e Italia.

Ciudad de México, 25 de junio (SinEmbargo).- Con el triunfo de Gustavo Petro en Colombia la izquierda se anotó una victoria más en América Latina. En los últimos cuatro años han sido cuatro los gobiernos con una marcada ideología de izquierda que se han impuesto en Latinoamérica, y según expertos en política exterior podrían llegar a ser siete si Luiz Inácio Lula da Silva, candidato a la presidencia de Brasil, gana las elecciones de ese país, el próximo 2 de octubre.

En opinión de la doctora en Relaciones Internacionales, Arlene Ramírez Urestí, el avance de la izquierda en Latinoamérica responde a que en las últimas décadas las corrientes ideológicas como la “neo izquierda” y el “neo populismo” se han enfocado en “atender a esas fibras sensibles, y atender a los grupos que han sido rezagados por muchos años, ha sido esta una oportunidad perfecta, también a partir de que la política exterior de los Estados Unidos ha bajado de intención en su influencia en la región”.

En entrevista con SinEmbargo, la experta consideró que “América Latina ha tenido una tendencia a la izquierda desde siempre, y hay que recordar lo mucho que permeó la primera oleada del comunismo en América Latina durante los años muy tempranos de la Guerra Fría, el fenómeno cubano fue un detonador impresionante de semilla de izquierda, que estuvo muy controlado justamente por la política exterior de los Estados Unidos durante la Guerra Fría y durante los primeros años del milenio”.

“Lo que hemos visto ahora es resultado de la baja de intensidad en la política exterior de los Estados Unidos, que desde el Gobierno de Donald Trump empezó, y un poco antes con Barack Obama, Joe Biden como Vicepresidente, a bajar un poco la parte de intervencionismo y de esta vigilancia permanente en América Latina, y si a eso le sumamos, además, que China está ganando mucho terreno comercial y hay lazos importantes, se va un (poder) hegemónico y llega otro, que es China, eso ha generado este boom ideológico neo populista que vemos en América Latina”, añadió.

Gustavo Petro, candidato presidencial de la coalición Pacto Histórico, muestra su boleta antes de votar en una segunda vuelta presidencial en Bogotá, Colombia, el domingo 19 de junio de 2022.

Gustavo Petro, candidato presidencial de la coalición Pacto Histórico, muestra su boleta antes de votar en una segunda vuelta presidencial en Bogotá, Colombia, el domingo 19 de junio de 2022. Foto: Fernando Vergara, AP

Para la maestra en Geopolítica, Stephanie Henaro, la pandemia generada por el COVID-19 también contribuyó a impulsar a la izquierda en Latinoamérica. “Se han juntado varias cosas, primero que nada, el malestar de la globalización, esta globalización que tuvo su apogeo en la década de los 90 y que prometía resolver las desigualdades, después el malestar social y económico que inició con la pandemia, y por último la inflación detonada por la guerra entre Rusia y Ucrania, creo que estos tres factores han hecho que los latinoamericanos busquen una solución eligiendo todo lo contrario de lo que habían vivido para intentar encontrar resultados diferentes”, dijo.

“Hay que tener muy claro que la pandemia no trajo nada que no estuviera ya aquí, el malestar social ya existía, la desigualdad ya existía, la pandemia lo que hizo fue hacerlo más evidente y con esta evidencia que ya se alargado, un poco más de dos años por la pandemia, creo que ese malestar ha hecho que los gobiernos o que los ciudadanos busquen soluciones diferentes”, agregó en entrevista para SinEmbargo.

Pero mientras en América Latina la izquierda avanza, en Europa en los últimos años, la ultraderecha ha resurgido. Por ejemplo, el pasado lunes, el partido Agrupación Nacional de Le Pen obtuvo más de 10 veces los escaños que ganó hace cinco años, por lo que, pese a que no se llevó la victoria en las elecciones parlamentarias de dos vueltas que terminaron el domingo, ya tiene suficiente presencia parlamentaria para formar un grupo formal en la Asamblea Nacional y pedir escaños en otras comisiones del Parlamento, entre ellas las de Defensa y Política Exterior.

El sorprendente avance de la ultraderecha —junto con un aumento en el apoyo a los candidatos de extrema izquierda— socava el liderazgo del Presidente francés Emmanuel Macron, amenaza sus planes de aumentar la edad de jubilación en el país y reducir los impuestos, y redefine el panorama político de Francia.

Pero no sólo en Francia, el pasado 19 de junio, el Partido Popular de España se apuntó un enorme triunfo el domingo en el sur de Andalucía, llevándose una mayoría absoluta en la legislatura que le evitará tener que requerir el apoyo de la extrema derecha para gobernar la región más poblada del país.

Con 99 por ciento de los votos computados, este tradicional partido conservador encabezado por Juanma Moreno mantendrá su Presidencia regional del Gobierno de Andalucía al asegurar 58 escaños del Parlamento regional, tres más de los 55 necesarios para tener la mayoría absoluta. Fue un gran incremento en comparación con sólo 26 bancas que ganó en 2018, cuando Moreno ascendió al poder a través de una coalición que puso fin a más de tres décadas de gobiernos socialistas.

Sin embargo, desde hace tiempo el partido ultraderechista Vox ha empezado a resurgir en España, por lo que, incluso, ha intentado una mayor injerencia en América Latina. En las elecciones que se llevaron a cabo el pasado mes de febrero, Vox logró obtener 13 diputaciones de las regiones León y Castilla, en España, con lo que triplicaron el apoyo que en las elecciones locales anteriores obtuvieron, y se convirtieron en la tercera fuerza en el Parlamento regional.

La candidata de la ultraderecha Marine Le Pen habla durante un acto de campaña en Aras, norte de Francia, jueves 21 de abril de 2022.

La candidata de la ultraderecha Marine Le Pen habla durante un acto de campaña en Aras, norte de Francia, jueves 21 de abril de 2022. Foto: Michel Euler, AP

En septiembre de 2021, Santiago Abascal, dirigente de Vox, visitó México, momento que aprovechó para “recabar apoyos en su batalla internacional contra el grupo que aglutina a la izquierda radical latinoamericana y del que forman parte, entre otros, el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, la ministra Irene Montero, Lula da Silva, Rafael Correa y Evo Morales”, según indicó en ese momento el diario El Mundo.

Esto, debido a que senadores y diputados del Partido Acción Nacional (PAN) como Lilly Téllez, Julen Rementería, Alejandra Reynoso, Martha Márquez, Roberto Moya, América Rangel y Raúl Torres, además del legislador priista Manuel Añorve Baños, respaldaron la iniciativa conocida como Carta de Madrid, impulsada por el partido español Vox para frenar “el avance del comunismo” en Latinoamérica.

El pasado mes de febrero, Vox también celebró en Bogotá, Colombia, el foro denominado “Foro Madrid”, con el objetivo de alertar de una supuesta “amenaza comunista” en la nación sudamericana que estaba a unos meses de celebrar sus elecciones presidenciales, y que desde entonces se vislumbraba un triunfo de la izquierda.

Pese a este resurgimiento, e intentos de injerencia, de la derecha extrema, en América Latina se ha visto en los últimos tres años un avance de los gobiernos de izquierda, que aunque tiene antecedentes en países como Venezuela, Nicaragua y Cuba, en varios de los casos se impusieron tras años o décadas de gobiernos conservadores.

Por ejemplo, Colombia, que por años ha sido una nación gobernada tradicionalmente por conservadores y moderados, el pasado domingo 19 de junio de 2022, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el candidato izquierdista Gustavo Petro se llevó el triunfo con el 50.4 por ciento de los votos, con lo que derrotó al empresario conservador Rodolfo Hernández.

“Hoy es día de fiesta para el pueblo. Que festeje la primera victoria popular. Que tantos sufrimientos se amortigüen en la alegría que hoy inunda el corazón de la Patria. Esta victoria es para Dios y para el Pueblo y su historia. Hoy es el día de las calles y las plazas”, escribió Petro en su cuenta de Twitter mientras en la sede de campaña ya habían comenzado las celebraciones y en la tarima se leía “Gracias Colombia”

Petro, de 62 años, ha prometido gobernar para “los nadies y las nadies”, es decir, las minorías y los pobres, que en Colombia alcanzan el 39 por ciento de la población, según cifras oficiales de 2021. Petro, con un discurso populista y en contra de las élites, buscaría aumentar los impuestos a los más adinerados y plantea ampliar las garantías sociales que da el Estado a la población con educación pública gratuita desde la infancia hasta la universidad, empleo con un salario básico a quienes no lo encuentren y aumento de los subsidios.

El exguerrillero Gustavo Petro, a la izquierda, su esposa Verónica Alcocer, atrás al centro, y su compañera de fórmula Francia Márquez, celebran ante sus seguidores después de ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Bogotá, Colombia, el domingo 19 de junio de 2022.

El exguerrillero Gustavo Petro, a la izquierda, su esposa Verónica Alcocer, atrás al centro, y su compañera de fórmula Francia Márquez, celebran ante sus seguidores después de ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Bogotá, Colombia, el domingo 19 de junio de 2022. Foto: Fernando Vergara, AP

En México, el 2 de julio de 2018, Andrés Manuel López Obrador, ganó la presidencia del país, convirtiéndose en el primer Presidente de un movimiento de izquierda. Desde su llegada se han implementado programas y diversos apoyos a los grupos más desfavorecidos, lo que ha sido criticado por la oposición conservadora.

Luego de ganar las elecciones del 28 de noviembre de 2021, como candidata del Partido Libertad y Refundación (Libre, izquierda), Xiomara Castro asumió la presidencia de Honduras el 27 de enero de 2022, quien, además, es la primer mujer Presidenta en la historia del país sudamericano.

Con el ascenso de Castro al Gobierno, también concluyeron 12 años continuos en los que gobernó el Partido Nacional, luego del derrocamiento de su marido y expresidente Manuel Zelaya, el 28 de junio de 2009.

En Chile, Gabriel Boric se proclamó Presidente de Chile, cargo que asumió el pasado 11 de marzo, luego de su victoria del pasado 19 de diciembre, en la que obtuvo el 55.86 de los votos, alrededor de 4.6 millones.

El triunfo de Boric, quien es considerado el Presidente más izquierdista, también puso fin a 30 años de gobiernos de centroderecha y de centroizquierda que han manejado a Chile, por lo que sus promesas de campaña se centraron en el compromiso de un cambio social en beneficio de las diversidades y minorías.

El 10 de diciembre de 2019, Alberto Fernández, asumió la presidencia de Argentina, con lo que el peronismo regresó al país sudamericano, ya que, incluso, en la investidura del mandatario se tocó la marcha peronista.

Con su llegada al Gobierno de Argentina, Fernández llegó el momento de cumplir con los compromisos que le hizo a su país, como el de revertir la recesión y una pobreza que afecta al 35 por ciento de la población y la amenaza de una nueva cesación de pagos.

En tanto, el izquierdista Pedro Castillo, un profesor rural y sindicalista de ese país, asumió la presidencia del mismo el 28 de julio de 2021, luego de una reñida contienda electoral, en la que obtuvo 59.2 por ciento de los votos, en contra de la derechista Keiko Fujimori, hija del dictador Alberto Fujimori, con 49.8 por ciento.

A su llegada, los opositores derechistas aseguraron que Castillo era “comunista” y “chavista”, calificativos que el mandatario peruano rechazó, y se comprometió a no implementar los modelos de gobierno de otras naciones.

El presidente peruano Pedro Castillo habla en una ceremonia después de que su homólogo boliviano Luis Arce lo condecoró con la Gran Cruz del Cóndor de los Andes, en el palacio presidencial Casa Grande del Pueblo, el sábado 30 de octubre de 2021, en La Paz, Bolivia. (AP Foto/Juan Karita)

El 8 de noviembre de 2020, Luis Arce, candidato presidencial del Movimiento al Socialismo (MAS) al que pertenece el expresidente Evo Morales, asumió la presidencia de Bolivia.

La llegada de Arce a la presidencia boliviana, con más del 50 por ciento de los votos, se dio luego de la declinación y huida de Morales, en noviembre de 2019, y de que Jeanine Áñez, asumiera temporalmente el Gobierno de Bolivia.

A estos triunfos se podría sumar el de Lula da Silva, quien pinta como como principal favorito en las próximas elecciones presidenciales de Brasil, de acuerdo con encuestas publicadas por medios internacionales, lo que cerraría el círculo del indudable avance de las izquierdas en la subregión.

En tanto, en Europa en donde la ultraderecha tiene una fuerte presencia es en Polonia, en donde los dos partidos, Ley y Justicia (PiS) y Polonia Solidaria (SP), que mantienen el Gobierno de ese país, son de ideología conservadora, nacionalista y con arraigados valores cristianos, de acuerdo con Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB).

En Hungría, la extrema derecha se mantiene en el Gobierno desde hace 12 años, bajo el mandato de Viktor Orbán, y compuesto por la Federación de Jóvenes Demócratas-Alianza Cívica Húngara (Fidesz-MPSz) y el Partido Popular Cristiano Democrático (KDNP).

Mientras que en Italia, la ultraderecha ha ido ganando terreno mediante gobiernos de coalición, por lo que ya hay presencia de ella en algunas instituciones.

Este resurgimiento de la ultraderecha, según explica Ramírez Urestí se da porque “el ciudadano empieza a percibir que la Unión Europea se ha quedado corta, se ha quedado con un bajo desempeño en la Unión, el movimiento unionista fue muy fugaz, en realidad a la Unión Europea le ha generado mucho trabajo, le ha costado un reto muy grande el poder desarrollar para los gobiernos una política de unidad, lo que estamos viendo, esta otra polarización, son respuesta de los grupos más jóvenes de la población, este cuestionamiento a ¿qué beneficios tengo de estar integrado en la Unión? el renunciar, quizá a la propia nacionalidad y sacrificar el desarrollo nacional”, indicó.

“Las disparidades en Europa han generado el fortalecimiento de la ultraderecha, que hay que recordar que siempre ha sido parte de Europa, y hay que remontarnos, no nada más a la Segunda Guerra Mundial sino a la historia en realidad de Europa, y lo que sucede es que hoy cuando viene este cuestionamiento y se detona”, añadió la experta.

La ultraderecha europea ha comenzado a ganar simpatías entre los jóvenes. Foto: Jens Meyer, AP.

Henaro coincidió en que en Europa existe un malestar social que se detona por la pandemia de COVID- 19, a lo que se agrega el factor migración y el cierre de fronteras durante la contingencia sanitaria que inició en 2020.

“Cuando la economía va mal, hay que buscar un culpable, y ese culpable generalmente es el extranjero, el inmigrante, que es percibido como el que llega a robarle las oportunidades a los locales. Creo que este puede ser el escenario actual de Europa, recordemos que cuando hay migración, la extrema derecha es el grupo que dice que va a acabar con la inmigración y que le va a dar más oportunidades a los nacionales”, dijo la Maestra en Geopolítica.

Ramírez Urestí señaló que ambas posturas, izquierda latinoamericana y ultraderecha europea, podrían generar afectaciones en la medida en que avance la guerra entre Rusia y Ucrania, lo que podría “generar encontronazos no solamente en el plano político y en el plano social, sino en el plano comercial, vamos a ver de repente estas competencias voraces por los mercados, plagadas de discursos políticos y de retórica que va a buscar que la población favorezca o respalde los proyectos”.

Para ambas expertas es difícil que Latinoamérica se una en un sólo bloque como varios de los gobiernos de izquierda en el continente han contemplado, por diversos factores, como el territorial, el económico y el político, que dificultaría que América Latina se integre para hacer un contrapeso real a Estados Unidos, y a otras potencias opositoras.

“Hay varios políticos que han hablado de la integración latinoamericana, yo creo que es un ideal que tiene más peso en lo ideológico que lo que puede tener realmente en lo económico, para empezar nuestras cadenas de suministro no son complementarias, y esto se refleja en el bajo porcentaje de comercia intracontinental que tenemos, solamente el 19 por ciento del comercio del continente es intracontinental, y también hay una realidad geopolítica, que creo que es difícil de vencer, tenemos un continente que es de difícil acceso, y que tiene a varias zonas divididas, por cuestiones geográficas, y esto aumenta mucho los costos de comercio”, consideró Henaro.

“Yo lo veo muy difícil, sinceramente, porque en el mismo bloque Latinoamérica, fue lo que falló con el bolivarianismo y con ese primer intento, incluso con Mercosur, ¿por qué falla Mercosur? porque hay unas profundas desigualdades, entre la desigualdad hay desigualdad, es muy difícil que América Latina construya un mismo bloque, porque entre las izquierdas también hay diferencia, hay niveles de izquierda”, dijo por su parte Ramírez Urestí.

– Con información de AP y The Conversation

La rebelión contra Washington: Grant analiza la “Marea Rosa” de América Latina: Lula, Chávez, Evo…

lunes, enero 18th, 2021

Will Grant, reconocido corresponsal de la BBC en Latinoamérica, expone en un voluminoso libro cómo se desarrolló el momento histórico denominado como Marea Rosa, donde la izquierda gobernaba parte de América Latina. Esta forma de hacer política, con un fuerte componente populista, ha marcado un legado para líderes tan distantes como Bolsonaro o Trump.

Hugo Chávez, Lula da Silva, Evo Morales, Daniel Ortega, Rafael Correa y Fidel Castro son los protagonistas de ¡Populista!, investigación que cubre desde el ascenso al poder de Chávez en 1999 hasta la muerte de Castro en 2016.

Por Juan Carlos Gómez

Bogotá, 18 de enero (EFE).- Hugo Chávez, Lula da Silva, Evo Morales, Daniel Ortega, Rafael Correa y Fidel Castro son líderes de la historia de Latinoamérica que tienen mucho en común y que han marcado -y todavía marcan- la vida de miles de personas en el continente.

Ellos protagonizaron lo que se denominó la Marea Roja -en el mundo anglosajón, Pink Tide (Marea Rosa)-, un momento histórico en el inicio del siglo XXI donde la izquierda gobernaba sin complejos parte de América Latina e imponía un nuevo camino al futuro, alejándose de la alargada sombra de Estados Unidos.

Para Will Grant, reconocido corresponsal de la BBC en Latinoamérica desde 2007, aquellos años, que van desde el ascenso al poder de Chávez en 1999 a la muerte de Castro en 2016, surgió una forma de hacer política con fuerte componente populista cuyo legado ha inspirado a líderes tan distantes y distintos como Bolsonaro o Trump.

Así lo expone en un voluminoso y entretenido libro, publicado estos días en el Reino Unido por la editorial Head of Zeus y titulado Populista! The Rise of Latin America´s Twenty-first Century Strongman (!Populista! El ascenso del hombre fuerte del siglo XXI en América Latina).

Pendiente de su publicación en español, Grant, en una entrevista con EFE desde Ciudad de México, analiza las claves de esta radiografía de nuestra historia reciente que él ha vivido con entusiasmo tanto en los palacios de gobierno como en “villas miseria” de América Latina.

Pregunta: ¿Cómo surgió la idea y la necesidad de este libro?

Respuesta: He visto el proceso de lo que se llamó “Pink Tide” y creo que muchos incluyeron a todos como si fueran la misma cosa; Chávez, Evo, Lula, Ortega…como si fueran la misma experiencia. Eso me parecía muy equivocado. He tratado de hacer un ejercicio para aclarar las diferencias y subrayar las similitudes entre estos líderes.

P: Empiezas hablando del populismo, el matiz especial que tomó con esta nueva política y su legado, ¿por qué?

R: Trato de demostrar que la llegada de Chávez al poder no surgió de la nada; Lula llegó por unas circunstancias que se dieron; Morales fue fruto del interés de la gente de Bolivia de tener a uno de los suyos en el poder, hartos del servilismo ante Washington. Y esa había sido la experiencia de muchos pueblos de América Latina. La llegada de Chávez al poder en Venezuela en 1999 fue el punto de partida.

La idea era presentar el legado de estos líderes y sus movimientos políticos. Cada uno llegó en unas circunstancias y un contexto individual en cada país, pero a su vez tenían muchas cosas en común.

Me llama mucho la atención una especie de fanatismo casi evangélico con sus seguidores. Con López Obrador, Chávez, Bolsonaro o Trump, siempre se encuentra algo así entre sus seguidores, la idea de que “este es el hombre que nos va a sacar de estas circunstancias”. Este concepto es muy interesante.

P: Una de las características de estos gobiernos es que están sostenidos por un solo hombre ¿esa es la marca principal del populismo?

R: Creo que es realmente clave en la política en América Latina. Esa es la figura de una persona fuerte, más fuerte que la oposición, donde todo viene de arriba a abajo aunque digan lo contrario (…). Es uno de los elementos que vincula a todos los actores de este libro. Es una característica muy notable en las Américas en el siglo XXI.

P: Otros puntos en común son el culto a la personalidad y la apropiación de los símbolos nacionales.

R: Es el concepto que ya dijo Chávez en un mitin que estuve yo en Caracas cuando dijo: “yo no soy yo, ¡yo soy el pueblo, carajo!”. Repitió las palabras de Gaitán (“Yo no soy yo personalmente, yo soy un pueblo que me sigue”: Jorge Eliécer Gaitán, líder liberal colombiano asesinado en 1948), y las puso en el siglo XXI.

Este concepto, creo, cada vez lo vamos a ver más como manera de llegar al poder a través de las urnas. No hay que olvidar que ningún ejemplo de estos líderes, salvo Fidel, llegaron al gobierno por las armas.

Will Grant, corresponsal de la BBC para México, Central América y Cuba, posa en entrevista, el 12 de enero de 2021. Foto: EFE

P: El libro está dividido por capítulos y cada uno de ellos se expone la vida de un líder. Arrancas con Chávez, sigue Lula, Evo, Correa, Ortega y dejas al final a Fidel Castro. ¿Hasta qué punto Castro es el padre de este movimiento?

R: Al incluir a Castro al final del libro no quiero decir que es él el que maneja los hilos, solo quería mostrar que él dio con su forma de vivir y gobernar una especie de “estrella”, de Norte, para los movimientos políticos del siglo XXI, especialmente para Chávez. Además trato de terminar con Fidel porque para mí, su muerte en 2016 marcó un punto y final de la Marea Roja.

P: En la portada del libro aparecen Chávez y Bolsonaro. ¿El presidente de Brasil es un buen ejemplo de este tipo de líderes? ¿es un heredero de este tipo de populismo?

R: La tapa ha provocado bastante debate. No estoy diciendo que Chávez es Bolsonaro, ni muchos menos. Digo que el populismo no es ideología de derecha ni de izquierda: es solo poder. Hay ejemplos en Venezuela o Nicaragua donde es muy difícil llamarles de izquierda como tal.

El ejemplo de Bolsonaro es interesante. Hay elementos populistas de este siglo: apoyo de un movimiento evangélico, un esfuerzo por vincularse con el pueblo, la negación de la oposición, el desprecio por la prensa, descrédito de la ciencia…

P: En la lectura del libro se puede echar de menos otros dirigentes como los expresidentes de Argentina Néstor Kirchner y Cristina Fernández, o la presencia de Andrés Manuel López Obrador. ¿Por qué?

R: Luché mucho para hacer o no un capítulo sobre Argentina y los Kirchner, pero al final decidí no incluirlos por dos razones: el peronismo es difícil de entender como izquierda aunque sin duda es populista; y también miré mucho el concepto de machismo, solo escogí hombres. Es el concepto de caudillo.

Respecto a López Obrador, en 2006 no ganó las elecciones por los pelos. Si hubiera ganado tendría que estar en el libro.

P: Una sorpresa del libro es que hablas desde el terreno ¿cómo un periodista anglosajón -que aprendió español en Castellón (España)- puede transmitir el sentimiento de América Latina?

R: He tratado de poner primero las voces de las personas; que ellos hablen. Es mi versión de América Latina y soy optimista. La clase política actual es preocupante, hay muchas desconexión entre los que tienen y no tienen. El pueblo está muy frustrado. Pero, repito, soy optimista sobre la gente de acá. Es gente muy resistente; pueden estar viviendo los peores momentos -ahora en Cuba o en Venezuela, o con la covid-19- pero tienen esa habilidad de asimilar las dificultades y salir adelante. Esa habilidad me fascina y me dan más ganas de contar estas realidades.