Posts Tagged ‘Homicidios en Veracruz’

Kevin quería ser cantante, pero se lo llevaron. Pagaron rescate y aún así lo mataron, en Veracruz

miércoles, marzo 27th, 2019

Kevin Auces fue secuestrado en Jáltipan y apareció sin vida diez días después. Su cadáver fue lanzado a un río. Sus secuestradores pidieron un pago millonario, que cobraron pero no respetaron su vida. El sueño de Kevin era convertirse en un gran cantante con su ukulele y recorrer el mundo llevando su música.

Kevin Joshua Pérez se convirtió en la víctima 510 de la lista de homicidios dolosos que se acumulan en Veracruz desde el primero de diciembre de 2018 a la fecha. El último reporte sobre secuestros dice que en ese mismo periodo de han cometido más de 150, por lo cual Veracruz actualmente ocupa el primer lugar por ese delito a nivel nacional.

Por Ignacio Carvajal

Veracruz, 27 de marzo (BlogExpediente/SinEmbargo).- “Las pequeñas cosas te llevan a las grandes”, se lee en el muro de Facebook del joven Kevin Auces. La frase acompaña la foto de dos instrumentos musicales que reposan sobre un sillón, una guitarra y un ukulele con los cuales Kevin cantaba sobre la vida, el amor, los besos cálidos, la ausencia del ser amado y los cambios constantes en la vida.

Sus letras hablan de temas juveniles, llenas de energía y amor por vivir. Las cuales han quedado para la posterioridad, pues esta semana se sumó a la lista de víctimas mortales en el estado de Veracruz. Kevin también estudió la carretera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Sotavento.

El cadáver de Kevin Joshua Pérez Auces apareció el lunes en aguas del río Chiquito, en el poblado Paso Zopilote, Cosoleacaque. El cuerpo flotaba en el caudal y sobre él una parvada de zopilotes que buscaban hacer fiesta de sus restos cuando fue localizado por pobladores que rápidamente dieron aviso a las autoridades.

Presentaba avanzado estado de putrefacción y  señales de que posiblemente había sido lanzado al río con vida, para que muriera ahogado: sus manos estaban amarradas con cuerda y también mostraba un gran pedazo de alambre de púas bien sujeto y apretado alrededor del cuello. Su rostro y su boca no dejaban lugar a dudas de que había muerto presenciando el terror.

El cadáver no presentó más lesiones. Había muerto por quedarse sin aire. El alambre atado en el cuello, con las púas, encarnadas, apagaron la armoniosa voz de Kevin Auces.

Al ser rescatado del río, el rostro del joven quedó con una imagen que resume el horror de los últimos momentos de vida.

EL SECUESTRO

El drama de la familia del joven comenzó hace unos doce días cuando fue secuestrado en su natal Jáltipan. Sujetos fuertemente armados se lo llevaron por la fuerza cuando llegaba a su casa, en una colonia popular de ese municipio, y horas después vino la petición económica a cambio de la libertad.

La familia, que rechazó el apoyo de las autoridades para gestionar la liberación, se enfrentaba a un rescate millonario. Versiones salidas del seno familiar indican que se pagó una parte del rescate, pero aún así los secuestradores lo asesinaron.

La muerte de Kevin ha generado indignación entre los jóvenes del sur de Veracruz, pues era muy estimado en los círculos artísticos, también entre los estudiantes de Ciencias de la Comunicación.

El pasado martes fue sepultado en una ceremonia muy íntima con su familia y seres queridos en donde se le recordó como una gran persona emprendedora y soñadora. En el funeral estuvieron presentes sus amigos del pueblo, alumnos de la facultad de ciencias de la Comunicación de la Universidad de Sotavento, quienes no daban crédito a lo que pasaba.

Auces buscaba un sueño, quería ser cantante y triunfar en el mundo con sus letras e interpretaciones. Su familia ya amigos lo recuerdan como un joven melancólico, pero muy alegre que sorprendía a las personas con las cuerdas de sus instrumentos y voz, y si veía a alguien afligido le dedicaba una canción para levantarle el ánimo.

Kevin era de Jáltipan, la tierra de numerosas personas destacadas en el ámbito de la música y en donde la jarana es un instrumento con el que casi se nace, pero él había optado por el ukulele, algo poco común en el sureste mexicano, y sacaba armoniosas tonadas que no dudaba en interpretar en ocasiones especiales.

En las redes sociales queda constancia de sus destellos artísticos pues se quería sumar a ese círculo de iluminados de su pueblo y que hoy dan de que hablar incluso en otros países, como Los Cojolites, David Haro, los hermanos Ernesto y Antonio García de León,  Zenén Zeferino, etcétera.

Hoy toda la familia y sus amigos lloran por la crueldad de los secuestradores, pues mataron a un joven destacado que luchaba a diario por ser una mejor versión de si y construir su camino a la fama.

Kevin Joshua Pérez se convirtió en la víctima 510 de la lista de homicidios dolosos que se acumulan en Veracruz desde el primero de diciembre de 2018 a la fecha. El último reporte sobre secuestros dice que en ese mismo periodo de han cometido más de 150, por lo cual Veracruz actualmente ocupa el primer lugar por ese delito a nivel nacional.

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Maestra y niño de 6 años que fueron “levantados” en Tantoyuca, Veracruz, aparecen muertos

lunes, abril 24th, 2017

La maestra, de 35 años, y el menor, de seis, fueron “levantados” el pasado 7 de abril junto con otro profesor y un intendente, quienes fueron ejecutados ese mismo día. Este fin de semana se reportaron en total ocho ejecuciones en la tercera entidad más violenta del país, gobernada por el panista Miguel Ángel Yunes.

Ciudad de México, 24 de abril (SinEmbargo) .- Los cuerpos de una maestra y un niño de seis años de edad, que habían sido plagiados hace más de 15 días, fueron localizados este fin de semana en Tantoyuca, Veracruz.

Las mujer, identificada como Yaru Misuri de 35 años de edad, y el menor Luis Ángel “N” habrían sido “levantados” el pasado 7 de abril junto con el profesor Augusto Rivera y el intendente Pedro Rivera Mejía por integrantes de la delincuencia organizada.

El mismo día del plagio, el profesor y el intendente fueron asesinados, sin embargo, los cuerpos de la docente y el menor fueron localizados ayer cerca de un camino de terracería en el municipio de Tantoyuca.

Hasta el momento se desconoce cómo fueron ultimadas las víctimas y si presentaban signos de tortura.

Este fin de semana también se reportaron otras seis ejecuciones en el estado, tres de ellas en la colonia Carranza, municipio de Boca del Río, bastión del Gobernador Miguel Ángel Yunes Linares y gobernada por su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez.

 

Dos de las víctimas estaban semidesnudas y la tercera fue hallada al interior de una bolsa.

La mañana del sábado, en un camino de terracería en Minatitlán, fueron arrojados los cuerpos maniatados de dos jóvenes.

Ese mismo sábado, un comando irrumpió en un bar de de Papantla y asesinó a un hombre.

Veracruz es el tercer estado más violento del país con 161 homicidios dolosos registrados hasta marzo pasado, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

 

Entre coraje y pesar, familias y amigos despiden a tres de los 11 jóvenes asesinados en Veracruz

sábado, marzo 4th, 2017

El asesinato de Shantall, Anthony y otros nueve jóvenes, deja un dolor en las familias de Veracruz, que además de justicia, exigen que las autoridades reconozcan que todas las vícitmas eran “buenas personas”. Sus muertes “merecen una investigación”, claman los familiares de las 11 personas cuyos cuerpos fueron encontrados el pasado miércoles en un vehículo en Boca del Río. Las víctimas, con signos de tortura, disparos de arma de fuego y maniatados, se encuentran entre las de una generación que ha sido arrancada por la violencia en Veracruz.

Por Itzel Loranca

Ciudad de México, 4 de marzo (SinEmbargo/BlogExpediente).- La caja de madera con los restos de Shantall Juárez Santillán fue cobijada por la tenue luz del atardecer y la sombra de las ramas del árbol bajo el que fue sepultada. Una tarde serena de jueves, muy distinta del horror y la soledad del miércoles en que la encontraron junto con otras 10 personas sin vida en Boca del Río.

Esa madrugada del 1 de marzo hallaron su cuerpo abandonado sobre una calle de la colonia Tampiquera, junto a una camioneta blanca. Casi desnudo y con el rastro de la crueldad en la sangre que cubría su piel.

Como ella, otra mujer y nueve varones más que, a decir del Gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, fueron ejecutados como resultado del enfrentamiento de delincuentes organizados. Un acto que no afecta a ciudadanos de bien, aseguró apenas un día después del hallazgo.

Sin embargo, se revelaría que ella y otro de los jóvenes hasta ahora identificados, no contaban con antecedentes penales.

Los dos, llevados por la fuerza por sujetos desconocidos mientras pasaban una noche de fiesta en el antro “Capezzio”, en la zona centro de la ciudad de Veracruz.

Sus vidas se cuentan entre las de una generación que ha sido arrancada por la violencia en Veracruz.

UNA SOLA MUERTE, TRES DESPEDIDAS

Foto: Itzel Loranca, BlogExpediente

Así como la muerte llegó en la misma infame hora, la despedida también coincidió para tres de ellos.

Detrás de la camioneta de la funeraria que se introdujo en el camino de terracería del Panteón Municipal de Veracruz, un par de vehículos ingresaron al estacionamiento. De uno de ellos, un hombre de camisa blanca y lentes oscuros descendió, junto a una mujer y un par de jóvenes.

No había lloridos, ni gritos desgarradores. Pero sus rostros cargaban un pesar solo descriptible con el silencio del momento.

Apenas audibles, los “Gracias” del padre y la madre que aceptaban las condolencias de los señores y varias mujeres, algunas jóvenes, que desde hacía casi una hora aguardaban la llegada de Shantal.

Ella, madre de un bebé al que ya no vería crecer, arrebatada sin razón con violencia de sus padres, su hermana y amigas.

Por ella, desde las tres de la tarde, varias personas con cierta impaciencia, habían tomado asiento en alguna de la bancas de concreto. La expectación era compartida por otras mujeres y hombres que en el mismo lugar y a la misma hora, aguardaban diferentes funerales.

“¿No sabe a qué hora va a ser el entierro? Me dijeron que a las tres iban a traer a varios de los muchachos. Yo vengo por la muchacha, Shantal, es que es hija de un compañero de trabajo”, comentó una mujer a un par de jóvenes recargados en una de las paredes.

“A nosotros también nos dijeron a las tres, pero venimos por un muchacho, que tampoco ha llegado”, respondieron.

Para cuando el entierro de Shantall comenzó, casi fondo del cementerio, otro funeral ya había empezado.

Apenas unos metros cerca de la entrada, un grupo de hombres, mujeres y niños, lloraban inconsolablemente por Ángel González Rivera.

Con 30 años de edad, padre de dos niñas, había sido reportado como desaparecido desde el viernes 24 de febrero, mientras conducía un taxi con número económico 3883, marca Tsuru.

En su memoria, desde el principio y hasta el final de la ceremonia, sonaron aplausos y porras que eran llevadas por el viento como un rumor por todo el panteón.

Luego de casi media hora, uno a uno, los asistentes comenzaron a marcharse. Para cuando solo unos pocos quedaron en torno a la fosa, una camioneta blanca se estacionó a toda velocidad a unas lápidas de distancia.

Eran los amigos de Ángel, quienes habiendo bajado la hielera con cervezas que prepararon para el último adiós, encendieron el estéreo del auto, dejando que la música de banda sonara a todo volumen. Al compás de la tambora, el llanto continuó.

A la misma hora, en la discreción que otorga la sencillez, Hugo Malpica, otro de los jóvenes asesinados, era enterrado en el Panteón Particular Veracruzano. Solo su familia y un reducido grupo de amigos acompañaron el descenso del féretro a las profundidades de la tierra.

HONOR NO RECONOCIDO

Foto: Itzel Loranca, BlogExpediente

Para el viernes, al Panteón Municipal de Veracruz llegaría otro cortejo fúnebre arrastrando la tristeza de una vida que fue cortada antes de tiempo. Se trataba de la familia y amigos de Anthony Vergara Capetillo.

El joven de 18 años era integrante del Pentathlón Deportivo Militarizado Universitario en Veracruz y estudiaba la preparatoria.

Esta semana había decidido, como miles de personas, disfrutar del último de los desfiles del Carnaval de Veracruz, para después ir a bailar. Lo acompañaba su vecina y amiga Shantal.

Por él, decenas de personas, en su mayoría jóvenes acudieron a la funeraria desde la madrugada. Para las 11 del día, vecinos de su misma edad, compañeros de la prepa, y los jóvenes que junto con Anthony eran parte del Pentathlón, cada uno con una flor en la mano, abordaron un camión rentado para el momento.

Los padres del muchacho y personas cercanas, subieron a una camioneta roja. Todo, casi sin mediar palabra.

El viaje hacia el Panteón fue seguido por la prensa local. La familia de Anthony permitió la presencia de medios de comunicación durante unos momentos en el cementerio, para mostrar al mundo que el chico era una buena persona.

La inocencia del joven también ha sido defendida por el Tercer Oficial de “Los Pentas Atoyac AC”, Hugo Morales Alejo, en una carta que encontró espacio en internet.

“Vergara Capetillo era un joven bueno, estudioso, de barrio pobre, donde trataba ser ejemplo de otros chavos de barrio, de cómo salir adelante sin importar el origen y el entorno”.

El mensaje, expresa en negritas “No era delincuente” y prosigue exigiendo a las autoridades que su cruel muerte merezca una investigación.

“Al menos eso merece un joven bueno, morir con su honor reconocido”.

Casi en simultáneo, amigos de Anthony han dejado mensajes en su memoria, en la página que él tenía en la red social Facebook.

“Descansa en paz mi flako nunca te olvidaré flako serás mi angelito”, “Siempre te voy a recordar”, algunas de las palabras que jóvenes en edad de preparatoria, dedican al atleta.

Una generación que se pierde al fragor de las balas y la impunidad que la muerte goza en Veracruz.

 

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En 10 meses y 2 semanas de 2016, Duarte acumuló 872 homicidios en Veracruz; Flavino lleva 13

lunes, octubre 17th, 2016

A las 18:53 horas del lunes 25 de julio, Raquel Alejandro Rogel actualizó por última vez su fotografía de perfil en Facebook: el cabello sobre su costado izquierdo y una mueca de Mona Lisa, que de un ángulo parecía sonreír y, desde otro, estar seria. Ella se convertiría, casi dos meses y medio después, en el primer feminicidio de los últimos días del priismo al frente de Veracruz, con Flavino Ríos Alvarado, además del caso número 9 de 13 que se contarían hasta el fin de semana.

Por Violeta Santiago 

Ciudad de México, (SinEmbargo/BlogExpediente).- Raquel apenas tenía 18 años de edad cuando su hermana la identificó como la persona que durante la mañana del viernes 15 de octubre fue encontrada sin vida en las cercanías de la carretera Las Choapas–Cerro de Nanchital, cerca del rancho El Hulefante, al sur del municipio choapense. Entre la maleza, ahí estaba ella, amarrada de manos y pies con cinta gris, huellas de tortura y tres impactos de bala, entre ellos, dos ‘tiros de gracia’ que “le destrozaron el cráneo”.

De la joven poco se puede saber debido al hermetismo de la familia, pero gracias al trabajo realizado por la prensa local como Diario Presencia, se reveló que vivía en la calle Alfredo V. Bonfil, de la colonia Carmen Romano y que sus familiares, conocidos en la ciudad como “Los Kalimanes”, se habían retirado del lugar desde hace varios meses.
Un día antes de que fuera encontrada sin vida, Raquel salió de su hogar diciendo que iría a comer con una amiga, pero minutos más tarde abordó un vehículo en las cercanías de su casa, presuntamente sin ser obligada. No regresó por la noche.
Las primeras indagatorias de la Fiscalía General del Estado (FGE) exponen que la joven llegó con vida hasta el paraje en donde fue localizada y ahí recibió los disparos que terminaron con su existencia.
Con estudios hasta la secundaria y apenas habiendo alcanzado la mayoría de edad, Raquel Alejandro Rogel dejó sin concluir sus aspiraciones, pues se convirtió en parte de la estela de muerte del municipio de Las Choapas, vapuleado por la violencia durante lo últimos 4 años, y de Veracruz, desde los últimos dos sexenios.

DE DUARTE A FLAVINO

Según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), entre el 2005 y el 2010, período correspondiente al sexenio de Fidel Herrera Beltrán, se registraron 2778 homicidios dolosos en Veracruz. El ahora cónsul en España le cedió el estado a Javier Duarte de Ochoa, quien prácticamente duplicó el número de víctimas, tan sólo en este delito, lo que da un total de 4,777 homicidios y contando:

HOMICIDIOS DOLOSOS

890 en el 2011
968 en el 2012
863 en el 2013
569 en el 2014
615 en el 2015
872 en 2016 (hasta agosto)

En promedio, durante cada día que gobernó Javier Duarte de Ochoa, en Veracruz se registraron 2.3 homicidios o, lo que es igual, cada 10 horas murió una persona.

Pero Duarte de Ochoa hizo público el martes 12 de octubre que pediría una licencia para separarse del cargo temporalmente y enfrentar las denuncias en su contra, por lo que el Congreso ‘ungió’ esa misma noche a Flavino Ríos Alvarado como gobernador interino de Veracruz.

Sin embargo, apenas a 72 horas de haber tomado el cargo, el exsecretario de Gobierno y oriundo de Oaxaca, no sólo mantuvo sino que incrementó el ritmo de los homicidios dolosos: una muerte cada 5.5 horas o 4.3 personas al día, quienes no sólo son números, sino jóvenes o ciudadanos que por una u otra razón vieron sesgada su existencia.

El 13 de octubre se registraron las primeras dos víctimas, quienes eran policías estatales y de los que no se revelaron los nombres. Los elementos fueron emboscados y acribillados cerca de la Laguna de Mazatepec, en el municipio de Carlos A. Carrillo.

En el mismo municipio, un joven de nombre Ismael Torrecilla Reyes, de 22 años, fue asesinado al intentarse escapar de un grupo de hombres armados que pretendían secuestrarlo cerca de la terminal de autobuses de esa ciudad. Dos hallazgos más se sumaron en esa misma jornada, uno en Córdoba y otro en Misantla; ambas ciudades están en la zona centro del estado.

Por la madrugada del viernes 14 de octubre, un enfrentamiento armado entre civiles y policías en las calles Aldama y Benito Juárez de Potrerillo-Pueblo del municipio de Ixtaczoquitlán dejó un saldo de tres jóvenes sin vida.

Fue ese día el que también apareció muerta Raquel Alejandro Rogel y poco más tarde se contabilizó otra ejecución, aunque ahora en Tihuatlán, cerca de Poza Rica, municipio petrolero ubicado al norte del estado. Presuntamente la víctima era trabajador de Petróleos Mexicanos (PEMEX), debido al pantalón que vestía, uniforme de la exparaestatal, y tenía la cabeza cubierta con una bolsa de plástico.

A los diez muertos en apenas dos días con Ríos Alvarado al frente, se agregaron tres más del sábado 15 de octubre: a temprana hora, de nuevo en Las Choapas, los cuerpos de Elías Zamudio López, de 28 años, y Javier Villegas, de 40 años de edad, fueron encontrados en el fondo de un barranco, a un costado del camino a la ranchería Ceiba Blanca, al sur de la ciudad.

Por último, durante esa tarde, en Cosoleacaque se encontró otro cadáver en las cercanías de la comunidad Monte Oscuro, el cual presentaba visibles huellas de tortura y un disparo en la cabeza. Con un total de 13 homicidios cerraron los primeros tres días de Flavino Ríos.

Decía Noé Zavaleta, periodista y autor de “El infierno de Javier Duarte: crónicas de un gobierno fatídico”, durante su visita a la Universidad Veracruzana campus Coatzacoalcos que con el cambio de gobierno estatal no se deberían ‘contar de cero’ las víctimas. Aunque el escritor hizo la declaración en el contexto de los asesinatos de periodistas, la realidad de Veracruz exige que las muertes, secuestros y desapariciones no sean borradas e se reinicien las estadísticas con la alternancia.

Las estadísticas y las historias de las víctimas revelan que la violencia se ha incrementado cada vez desde el 2010 a la fecha y la salida de Javier Duarte de Ochoa y el nombramiento del exsecretario de Gobierno sólo empeoró la situación en Veracruz, que convulsiona en medio de una espiral de violencia en las últimas semanas de un priismo que duró 86 años.

A pocos días de terminar el sexenio más lúgubre de la historia moderna de ese estado, los números rojos siguen ascendiendo. Y con ellos las familias destruidas, los sueños enterrados, la esperanza de una paz que parece haberse rendido, ahogada por la sangre de los veracruzanos.

Con Flavino Ríos, la primera mujer asesinada. Fue en Las Choapas, chica de 18 años.
Y con Flavino, la primera fosa clandestina. Fue en Chacaltianguis, en los límites con Oaxaca. De entrada, seis cadáveres, pero ONG afirma que son más.

El Fiscal, como siempre, callado, ganando tiempo al tiempo.

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Génesis Urrutia tenía 22 años; en el Veracruz de Duarte, la muerte es despiadada con los jóvenes

martes, octubre 11th, 2016

En Veracruz, según cifras de la Fiscalía General del Estado, hay más de 950 denuncias por desaparición, de ese total el 73.6 por ciento son casos de jóvenes de entre los 15 y 29 años. De acuerdo con compañeros de Génesis Urrutia, la estudiante de 22 años asesinada, la libertad es sólo un idealismo romántico que sucumbió a la violencia de un narcoestado como Veracruz. Acusan que con Duarte se volvió imposible caminar por las calles o el malecón durante las madrugadas, ir a centros nocturnos o mínimo ir a comprar al Oxxo después de las 12 de la noche.

Por Violeta Santiago

Ciudad de México, 11 de octubre (SinEmbargo/VICE.com).- Génesis Urrutia tenía 22 años. Sus amigos y compañeros la describen como una persona sociable y alegre, cuyo sueño al terminar el último semestre de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Veracruzana (UV) era tomar un año y viajar por el mundo. Ser libre.

El jueves 29 de septiembre de 2016, Génesis Deyanira Urrutia, Leobardo Arroyo, Octavio García y, en un caso aparte —pero el mismo día— Andrés García A., fueron levantados en el puerto de Veracruz; término coloquial para referirse a las desapariciones forzadas.

La idea de desaparecer es amplia en Veracruz. Es lo peor para las familias. Es no saber si la persona está viva; si lo está, no saber si sufre, si come, si realiza trabajos forzados o es presa de la trata de personas; o si ya murió y ni siquiera hay una tumba a la cual llorar.

De acuerdo a cifras de la Fiscalía General del Estado (FGE), hay poco más de 950 denuncias por desaparición, de las cuales, el 73.6 por ciento son de personas con un rango de edad entre los 15 y 29 años, es decir, jóvenes.

Estos números no llegan al Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED) del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) por falta de información de los Ministerios Públicos —figura desaparecida y ahora denominados Fiscales— que tratan las denuncias de desaparición sin el mayor interés.

Ahora la libertad es sólo un idealismo romántico que sucumbió a la violencia de un narcoestado como Veracruz.

El puerto “no siempre fue así”, comentan estudiantes de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación (FACICO) que nacieron en la ciudad ubicada frente a las aguas del Golfo de México.

Génesis fue secuestrada el pasado 29 de septiembre en el Puerto de Veracruz. Foto: Facebook Cardozo Fotografia

Génesis fue secuestrada el pasado 29 de septiembre en el Puerto de Veracruz. Foto: Facebook Cardozo Fotografia

Pero durante el sexenio de Javier Duarte de Ochoa (PRI, 2010–2016), Gobernador saliente, se volvió imposible caminar por las calles o el malecón durante las madrugadas, ir a centros nocturnos o mínimo ir a comprar al Oxxo después de las 12 de la noche.

Las avenidas se inundaron de convoyes de patrullas de la Policía Estatal y la Marina, los helicópteros sobrevolaban la ciudad a baja altura, las balaceras se volvieron parte del eco de la noche. Las “leyendas urbanas” que contaban cómo los narcotraficantes ingresaban a los antros, cerraban las puertas y se llevaban mujeres, dejaron de ser ficción cuando las desapariciones de jóvenes se volvieron una realidad difícil de digerir.

Incluso, en uno de los hechos más inverosímiles, en septiembre del 2011, los delincuentes dejaron —con la parsimonia de quien no tiene nada de qué preocuparse— 40 cuerpos frente a la plaza comercial más visitada, mientras que al mismo tiempo Reynaldo Escobar, entonces Procurador de Justicia de Veracruz, daba una conferencia en el World Trade Center, a tan sólo unos pasos.

“Antes se hablaba de balaceras y asesinatos, de participación de la delincuencia organizada y hoy hablamos de robos a negocios, de que se robaron un Frutsi y unos Pingüinos en el Oxxo”, dicta una de las frases más emblemáticas de Javier Duarte, quien convirtió a Veracruz en la región más convulsiva. Resulta que Veracruz es:

• Primer lugar nacional en desapariciones forzadas (SNSP y Asociación Alto al Secuestro)

• Segundo lugar nacional en homicidios (SNSP)

• Segundo lugar nacional en ejecuciones (Semáforo delictivo)

• Estado más peligroso para ejercer el periodismo en América Latina (Artículo 19, Reporteros sin Fronteras)

• Octavo lugar nacional en feminicidios (Observatorio Nacional de Feminicidio).

Ayer, estudiantes, académicos, amigos y familiares de de Génesis Urrutia, marcharon en Boca del Río para exigir el asesinato de la joven. Foto: Cuartoscuro

Ayer, estudiantes, académicos, amigos y familiares de de Génesis Urrutia, marcharon en Boca del Río para exigir el asesinato de la joven. Foto: Cuartoscuro

SOCIEDAD QUE CONDENA

Génesis había regresado en enero de este año de una estancia en la Universidad de La Loja, en Ecuador, en donde realizó una movilidad estudiantil por un semestre, como se le conoce al programa de internacionalización de la UV.

La joven destacaba por ser fotogénica, por lo que participaba constantemente en proyectos de fotografía que realizaban sus compañeros de facultad. También fue tres veces campeona nacional en ajedrez y manifestaba consciencia social. Visitaba asilos y “como parte de un proyecto, iba por todas las calles de Boca del Río y pegaba notas sobre faltas de ortografía en las paradas de autobuses”, cuenta Margarita Torres, una de sus compañeras de generación.

“Era una chica bonita que tenía la atención de los chicos y eso provocaba envidia”, expone una de sus allegadas. Si el hecho de ser agraciada físicamente ya representaba, a veces, un estigma dentro de la misma facultad, su desaparición no estuvo lejos de la condena generalizada que aludía que por el hecho de salir a divertirse, o por ser bonita, es justificable que sea objeto de actos de la delincuencia.

Los últimos datos refieren que la joven y otros tres muchachos (un estudiante de Contaduría, de la UV, y dos alumnos del Tecnológico de Veracruz) fueron privados de su libertad abordo de un taxi el jueves 29 de septiembre, entre las 16:30 y las 17:00 horas.

Sin embargo, aún no está claro ni para la Fiscalía ni para las familias cómo o en qué punto exacto se suscitó el plagio. Mientras que unas versiones señalan que el levantón ocurrió en un domicilio, la más fuerte sostiene que el incidente sucedió frente a Plaza Crystal, en la avenida Díaz Mirón.

En la zona hay nueve cámaras de seguridad y aunque los denunciantes han solicitado copia de los vídeos de vigilancia, sólo se obtuvo una cinta en la que, por su ubicación, no se logra ver nada. Las autoridades ni siquiera han podido determinar el número económico del taxi en el que se perpetró el delito.

Estudiantes se movilizaron ayer para exigir el cese de violencia y justicia para sus compañeros asesinado en Veracruz. Foto: Cuartoscuro

Estudiantes se movilizaron ayer para exigir el cese de violencia y justicia para sus compañeros asesinado en Veracruz. Foto: Cuartoscuro

“LA FACICO NO SE TOCA”… HASTA QUE LLEGA EL MIEDO

El sábado 1 de octubre una noticia paralizó a una joven que caminaba en el centro de Veracruz para revelar unas fotografías. “¿Es verdad eso? Díganme de verdad que no es Génesis”, imploraba en un comentario de Facebook una de sus compañeras al ver un anuncio con la foto de la joven en el que se leía que estaba desaparecida.

Primero había temor de que se tratara de un secuestro, lo que días más tarde se descartó porque nunca hubo contacto con las familias para exigir dinero a cambio de la libertad de los cuatro muchachos.

Grecia Bonilla, otra de sus compañeras de generación, relata que la última vez que platicó con la joven fue a raíz de una exposición que tuvieron juntas, exactamente una semana antes de su desaparición.

Recuerda que, entre las pláticas con Génesis Deyanira, ella siempre le decía que su sueño era estudiar una maestría en el extranjero, posiblemente en España. Un par de días antes de que se la llevaran, sólo la vio de lejos con dos jóvenes que no reconoció, posiblemente Leobardo y Octavio.

A este último se le vinculó con el crimen organizado, pues de acuerdo a la información dispuesta en periódicos y portales estatales, Octavio García Baruch fue detenido el 28 de diciembre del 2012, vinculado con una banda que se dedicaba al secuestro, lo cual habría sido corroborado por el padre de Génesis ante otros medios. El hermano de Octavio, Gustavo García desapareció el 12 de octubre de 2015.

Dovianid Carranza Baruch, hermana de Octavio y Gustavo, relataría —finalmente, en el noticiero matutino de Ciro Gómez Leyva— que Octavio y ella fueron secuestrados en Acayucan, Veracruz, y la familia sólo alcanzó a pagar el rescate de la muchacha. Días después la banda de secuestradores ‘cayó’ y en las fotografías difundidas salía su hermano, quien no tuvo señalamientos y quedó en libertad. Tres años más tarde , Gustavo fue sacado de su casa en Veracruz junto con otros tres jóvenes (como ahora a su hermano) y cinco días más tarde de interponer la denuncia ante la Fiscalía, recibieron una llamada en la que les decían que no los buscaran más porque habían sido ejecutados.

Esto ha bastado para vincular el caso con la delincuencia organizada, hecho que también ha afectado la imagen de la estudiante de comunicación, pues a decir de sus compañeros y profesores, la joven no tendría ninguna relación con actividades delictivas, sino que su error fue “estar en el lugar equivocado, a la hora equivocada, con las personas equivocadas”.

“Creo que las personas con las que andaba no eran las correctas; tal vez no iban por ella, iban por el chico, pero ella se encontraba con él”, señala Bonilla, quien debido a la situación de Veracruz piensa que lo mejor sería dejar el estado, buscar trabajo en otro lugar.

“Me siento preocupada, el hecho de saber que es una persona cercana que pude haber sido yo u otra persona de la comunidad universitaria empieza uno a creer que todos estamos expuestos”, agrega.

Marco Agustín Rivera Malpica, director de la FACICO, llamó a los jóvenes a protestar en la avenida Adolfo Ruiz Cortínez, tras enterarse el lunes 3 de octubre de la desaparición de la estudiante. Tanto el padre de Génesis, Edgar Urrutia Hernández, como su esposa, Ramona Ramírez Ureña, son egresados de dicha facultad.

“Queríamos sensibilizar a la gente que la tiene capturada, que la liberen, solicitamos clemencia, con angustia, piedad para ella. Llegando a esos extremos, pensamos que estuvo en mal momento, malas circunstancias y malas compañías. Todo joven puede tener errores de llevarse con alguien, pero eso no es razón para la que sea objeto de cuestiones delincuenciales”, explicó el directivo en una entrevista para VICE.

La participación fue nutrida y a partir de ese momento los alumnos se organizaron para imprimir volantes y hacer colectas para recaudar fondos e imprimir lonas. Pero con el paso de las horas y al señalar la Fiscalía General del Estado, que encabeza Luis Ángel Bravo Contreras, que —como siempre— las desapariciones de los cuatro jóvenes estaban relacionadas con el crimen organizado y que posiblemente el caso se trasladaría a la Procuraduría General de la República (PGR), los estudiantes poco a poco abandonaron las protestas y se limitaron a compartir algunos anuncios vía Facebook. Para el viernes, la vida de la facultad era normal.

“Yo no creo que ella estuviera involucrada en eso (el crimen organizado), ella estaba justamente en contra de ese tipo de personas, creemos que fue un daño colateral”, comparte José Reina, quien como alumno de la FACICO está indignado, pero también tiene miedo. “En estos momento nadie deja de ser susceptible a situaciones de este tipo, expuestos por el simple hecho de ver u opinar; muchos sí quieren apoyar, pero también tiene miedo a represalias”.

Los jóvenes de Veracruz ya no sólo temen expresar solidaridad a una compañera. Tienen miedo de que les pase algo por divertirse, por salir, por no conocer a fondo la historia de algún ‘amigo causal’. De equivocarse y no tener la oportunidad de ‘vivir para contarla’.

El profesor José Luis Cerdán Díaz, sociólogo y catedrático de la UV, al analizar la situación habló sobre la existencia de una “legitimación de la violencia a partir de conductas personales” y argumentos como “quién te manda a andar en la calle”, situaciones normales en otras ciudades, pero que se convierten en una condena en Veracruz.

Los días transcurrían y no había señales claras de que las autoridades realmente estuviera buscando a los jóvenes “como tampoco lo hubo en un montón, en cientos de casos anteriores”, reafirma el profesor, quien se refiere a la marcha de los estudiantes del pasado lunes como “una forma conmovedora no dejar de hacer el intento, dignificar el caso y presionar a la autoridad para que no se hagan pendejos”.

En el 2011 un profesor de Pedagogía de la Universidad Veracruzana fue asesinado. Años después también se registraron las muertes de varios egresados de la FACICO, pero la facultad se quedó callada, especialmente por amenazas directas que paralizaron a la comunidad estudiantil y docente. Y del miedo, al terror: “Un campo abierto; unos para la impunidad y otros para hacerse ‘guajes'”, remata José Luis Cerdán.

“En Veracruz el mal gobierno que estamos viviendo es uno de los principales factores para que estas cosas se den. Como estudiantes levantamos la voz, pero cada día se presentan peores situaciones”, concluye una de las alumnas entrevistadas.

GUERRACRUZ

Mientras que del 2004 a la fecha el grupo delictivo de Los Zetas tomó el control del estado de Veracruz, desde Pánuco, al norte, hasta Las Choapas, al extremo sur, en la actualidad estas células han visto disminuido su zona de influencia debido a las disputas existentes con otros cuatro cárteles: está el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel de Sinaloa y el Cártel del Golfo (CDG).

La pelea de la plaza se torna evidente a través de los mensajes de los mismos grupos encontrados en cuerpos regados por todo el estado y en los que se adjudican homicidios y se lanzan amenazas unos a otros. No sólo a través de cartulinas clavadas con picahielos en cuerpos decapitados, sino también en mantas colocadas en pasos peatonales se leen dichas advertencias; además, la guerra entre las bandas rivales ha llevado a conformarse alianzas, principalmente en contra de los ‘de la última letra’.

Debido a las circunstancias que rodean el caso, algunos alumnos de la FACICO que fueron entrevistados solicitaron que no se escribieran sus nombres completos. Otros negaron a seguir realizando declaraciones y unos más ni siquiera estuvieron de acuerdo en participar.

Por su parte, la dirección de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, que el primer día aseguraba a medios locales que no pararían las marchas, antes del hallazgo de los cuerpos embolsados cambió su discurso y mencionaba cautela para “no entorpecer las investigaciones” y “ser prudentes”.

El miedo permeó en las entrañas de los estudiantes y profesores, quienes a una semana de la desaparición de su compañera y a cuatro día de actividades, prácticamente dejaron de lado las acciones de protesta. La FACICO se concentró más en un evento de seguimiento de egresados que en reclamar que la vida una joven que nunca debió desaparecer, hasta que finalmente se le encontró muerta y se reavivaron las actividades para reclamar justicia y seguridad.

Como Génesis, ser joven en Veracruz es sinónimo de muerte; además, ser mujer y ser guapa no es una ventaja en un estado en donde los fiscales han llegado a decir a las madres de las jovencitas desaparecidas que no se preocupen porque los delincuentes no les harán daño a las chicas por ser bonitas.

A daño se refieren con perder la vida. Porque de acuerdo con historias de las pocas sobrevivientes, de mujeres que fueron escogidas por los criminales por ser bonitas, lo que viven es un infierno y, a esas alturas, la muerte resulta menos dolorosa que una vida de violencia, sentencian muchas familias.

Las autoridades de Veracruz, las que investigan el caso de Génesis, son las mismas que le dijeron a Araceli Salcedo en el 2012 que a su hija, Fernanda Rubí, quizá “la mandó a pedir algún narco porque era bonita”. Araceli Salcedo confrontaría en octubre del 2015 a Javier Duarte de Ochoa y se convertiría en una de las principales voces de los colectivos, un grupo de madres, familiares y amigos de los cientos de desaparecidos de la entidad, que se organizan para buscar lo que la Fiscalía no se digna a hacer. “No, señor gobernador. No se escuda, sus fiscalías no sirven de nada, nos ayudan en nada, señor. Aquí está su pueblo mágico donde nos desaparecen a nuestros hijos y usted como si nada”.

Javier Duarte, el gobernador que convirtió a todo el estado en un ‘Pueblo Mágico’, una fosa gigante, un cementerio clandestino, está a semanas, días de irse. Y el caso de Génesis y de los otros tres jóvenes levantados parece precipitarse al mismo destino que el de casi un millar de personas: olvido por parte de la sociedad, impunidad hacia los responsables, criminalización de las autoridades. Una semana de atención, dos día de protestas y de ahí, a las estadísticas.

Depende, entonces, de los mismos jóvenes no enterrar en el olvido a las Génesis de Veracruz. Justicia para los desaparecidos, para los muertos; seguridad para los jóvenes.

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ADIÓS, “GENEVIEVE”

El viernes 7 de octubre, en un camino de terracería entre dos poblados pertenecientes al municipio de Camarón de Tejeda, a más de 50 kilómetros del puerto de Veracruz y lugar del plagio, jornaleros encontraron nueve bolsas con restos humanos.

El contenido era macabro, desgarrador: seis personas cuyos miembros estaban revueltos con crueldad y saña, quemados con ácido. Los peritos de la Fiscalía del Estado, señaló la prensa de la región, tuvieron que armar un ‘rompecabezas humano’ para poder determinar de qué persona era cada brazo, pierna o torso. Una muerte salpicada de brutalidad y horror.

Los restos humanos fueron trasladados al Servicio Médico Forense (SEMEFO) de Xalapa, capital del estado, en donde finalmente el sábado los padres de Génesis Deyanira Urrutia Ramírez, Leobardo Arroyo Arano y Octavio García Baruch confirmaron a través de tatuajes o cicatrices que se trataban de los estudiantes desaparecidos.

Mientras que en las planchas de metal se observaban los hilos de sangre y ropas rasgadas, algunos reporteros hicieron hincapié en la presencia de arena en los restos y vestiduras. ¿Habrían estado enterrados y los ‘vomitaría’ el crimen como parte de la presión hecha por los universitarios?

Las respuestas no son claras, pues la Fiscalía, que no pudo hallarlos con vida, mantiene altos los índices de impunidad en estas situaciones. De más de 900 desapariciones forzadas en Veracruz, difícilmente hay detenidos. En la mayoría de los casos, los expedientes quedan olvidados una vez que se encuentran los cuerpos, como si no importara nada más, como si la justicia fuera sólo un eslogan, parte de la publicidad falsa del Gobierno del “Veracruz Próspero”.

La comunidad universitaria se derrumbó al conocer la noticia. Hubo resignación, coraje y llanto, pero también se mantuvo la apatía por parte de jóvenes fuera de la generación de la chica. Se convocó a una nueva marcha el lunes por la mañana, mientras que los restos de Génesis se trasladaron a su ciudad de origen, a Jáltipan, en el sur de Veracruz, en donde también fue Señorita Independencia y la Flor más Bella.

“No hubo año que no concursara, iba en ajedrez, era una cerebrito; no puedo creer el dolor de sus padres, que son excelentes profesores”, comenta Gloria Montiel, compañera de preparatoria de Génesis, en Nanchital, lugar en donde los padres de la estudiante de la UV dan clases de Taller de Lectura y Redacción, Literatura y Ciencias de la Comunicación.

En Facebook, compañeros de la universitaria crearon la página Hasta Encontrarte Génesis, primero para su localización, y ahora para compartir sus experiencias con ella, a manera de homenaje, pero también como un aliciente para protestar y actuar, pues lo que sea que esté pasando en Veracruz tiene que detenerse ya.

Génesis Urrutia era conocida en la FACICO como Genevieve (Geneviève), un nombre en francés que en castellano es Genoveva, pero que la joven usaba como alias por el parecido con su primer nombre. Ahora, entre sus amigos y compañeros duele recordar su sobrenombre, porque pareciera “Génesis vive”, lo que originó la etiqueta #GeneVive.

Ésta es la condena de ser joven —o médico, abogado, periodista, taxista, comerciante, ama de casa, estudiante, maestro, obrero, desempleado— en Veracruz, a donde, a diferencia de la emblemática canción de Agustín Lara, muchos no podrán volver a sus playas lejanas, porque ni siquiera sabemos si siguen entre nosotros o yacen cubiertos de arena de alguna fosa clandestina en algún paraje solitario.

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Otra vez policías de Veracruz; y otra vez, matanza a sangre fría: 25 tiros para una madre y su hijo

jueves, junio 16th, 2016

Los policías de Martínez de la Torre, Veracruz, “sacaron las pistolas y mataron a mi madre y a mi hermano le pegaron un tiro en la cabeza”, acusa testigo. “Intentamos llevar a mi mami a la batea de la camioneta, pero se nos resbalaba con la sangre”, cuenta Héctor, de 9 años, sobreviviente. “Los policías me trajeron a firmar un papel en blanco. Pero no soy pendejo y no los firmé”, cuenta Francisco Sarro, el jefe de familia.

El viudo. Querían que firmara hojas blancas. Foto: BlogExpediente

El viudo. Querían que firmara hojas blancas. Foto: BlogExpediente

Por  Miguel Ángel León Carmona

Martínez de la Torre, Veracruz, 6 de junio (BlogExpediente/SinEmbargo).– “Mi mamá les dijo a los policías que no dispararan porque llevaba niños, pero no le hicieron caso y sacaron sus pistolas. Sólo me acuerdo que a mi hermano le pegaron un tiro en la cabeza y le atravesó la bala. Yo estaba junto a él. A mi mami la intentamos cargar para llevarla a la batea, pero ya pesaba mucho y se nos resbalaba con la sangre”, cuenta Héctor, un pequeño de nueve años, a sus compañeros de primaria.

Los niños le llevan flores blancas de crisantemo y lo llenan de abrazos. Casi no entra a la sala de su casa: allí solía ver películas con su familia y hoy se exponen dos féretros de cedro que lo llevan hasta el llanto. Se trata de Ricardo Sarro López, de 18 años, y Axaharim López Ronquillo, de 34 años. Ambos murieron a quemarropa el pasado lunes 13 de junio con armas de fuego sujetadas por policías municipales de Martínez de la Torre, Veracruz. Tema que para la Fiscalía General del Estado, se trató de una confusión.

Y no hay más pesquisas.

Ya en el fondo del patio arenoso está el padre de Héctor, don Francisco Sarro Vaillard, un charro acostumbrado a montar toros y soportar temperaturas infernales en las cosechas de tomate. Hoy es un hombre desahuciado, su mirada está perdida en el infinito.

Apenas se levanta de su asiento para recibir las condolencias. El contorno de sus ojos lo marcan ojeras rojizas tras 48 horas de sin dormir ni comer, recreando la escena y las 25 balas que impactaron contra su primogénito y su esposa, cayendo en cuenta que ya nada puede hacer.

Si se levanta a compartir su desgracia es para exigir justicia y evidenciar a los servidores públicos de su municipio. “Los policías ministeriales me trajeron a firmar unos papeles. Pero pendejos no somos, eran hojas en blanco. Además, el presidente municipal, Rolando Olivares Ahumada, ha declarado que ya se comunicó con la familia. Eso es mentira. A mí nadie me ha hablado. Nadie ha venido a ayudarnos”.

Comparte el viudo de 35 años, mientras arrastra una silla de plástico para relatar lo sucedido el pasado lunes, la noche que policías municipales no les marcaron el alto ni les pidieron salir del vehículo con las manos arriba. Menos les importó que hubiera menores adentro. Vaciaron su cargamento y luego se echaron a correr.

“FUE UNA SALIDA FAMILIAR”

“Fuimos, como cada año, a la feria de San Antonio Rayón, en Jonotla, Puebla. A todos nos gusta el jaripeo. Vimos las carreras de caballos, mis hijos los más pequeños se divirtieron en el brincolín. Todo iba bien hasta que cayó la noche y las torretas se encendieron detrás de nosotros. Los peritos dicen que fueron 25 disparos contra el parabrisas”, introduce don Francisco a la historia de terror en el norte veracruzano.

La familia ocupó sus lugares en la camioneta a las 14 horas; al volante iba doña Axaharim; de copiloto, don Francisco; en la parte trasera, tres de sus cinco hijos, de izquierda a derecha: Aimé de 15 años, Héctor de 9 y Ricardo de 18.

La tarde en tierras poblanas concluyó como los cinco esperaban: aplaudieron las suertes de charros con sus lazos y apostaron a jinetes sobre caballos pura sangre. Antes de volver compartieron su última comida en la plazuela del pueblo. Fue alrededor de las 21 horas cuando decidieron regresar a casa. Ahí la noche trágica inició.

Doña Axaharim no pisaba el acelerador a más de 90 kilómetros por hora, don Francisco, cabeceaba por el sueño; ya sereno, pues su domicilio estaba a unos 20 minutos de distancia. El reloj en los celulares marcaban las 23 horas.

“En eso vimos que una camioneta color blanca nos rebasó, iba a exceso de velocidad, yo ni hice caso en un principio, pero a los dos minutos mi mujer me movió la pierna y dijo, “Paco, algo explotó atrás en la camioneta”, luego gritó espantada: “Paco, son balazos, nos viene persiguiendo la policía”.

Don Francisco, mientras traga saliva y cierra los ojos tras recordar, continua con el relato: “Yo le dije párate, párate, porque si no nos van a seguir tirando. Nos detuvimos y dos patrullas nos cerraron el paso, las número 030 y 031. Todavía apagaron las torretas, vi que eran seis policías, vi que tampoco se detuvieron y cargaron cartuchos”.

El huérfano. Foto: BlogExpediente

El huérfano. Foto: BlogExpediente

“TODO PASÓ EN UN MINUTO”

“Fue un minuto, poquito menos, lo que duró la emboscada. Sonaban tres, cuatro balazos, paraban y volvían a cargar, yo les decía a mis hijos, agáchense… y tiros y tiros y tiros. Todos estábamos agachados, pero mi mujer se enderezó y dijo que se detuvieran por los niños. Fue lo último que alcanzó a hablar. Ahí me la mataron”.

“Cuando terminaron de disparar los polis se nos acercaron, yo me quedé paralizado, creí que nos iban a matar a todos, pero cuando me vio se sorprendió y se echó para atrás. Luego se dio la vuelta y todos salieron corriendo”.

“Le dije a mis hijos que me ayudaran a llevar a su madre a la batea para atenderla, pero yo le vi el rostro y la sangre. Se fue inmediatamente. Entonces corrimos a donde estaba Ricardo, pero tampoco, quise moverlo y su cabeza se fue directo contra el siento”.

Sesenta segundos bastaron para acabar con la vida de dos personas. Sin embrago, según comparte don Francisco Sarro, los cadáveres de los suyos permanecieron tres horas sobre el asfalto de la carretera federal Amozoc-Nautla, en la congregación Emiliano Zapata.

SOÑABA CON SER FEDERAL DE CAMINOS

De vuelta al sepelio en la casa de los Sarro López, a uno de los féretros de cedro lo custodian cadenas de estudiantes del telebachillerato de Puntilla Aldama, jóvenes uniformados lloran al “Charris” o al “Rica”, como lo conocieron en las aulas. Un joven llevadero, impaciente por iniciar su carrera profesional comerse al mundo.

Para hablar del finado, Felipe Castañeda Iturbide se ofrece; lleva un lirio blanco en sus manos y tres años de recuerdos como su alumno, suficiente para exigir justicia ante los micrófonos, preocupado, dice, de la inseguridad que asedia a los jóvenes de la región.

“Fue un joven aplicado, de promedios arriba del 9. Con sueños, como cualquier chamaco. Varias veces me pidió que lo orientara pues planeaba con un empleo como federal de caminos. Yo le dije que le convenía cursar el área de humanidades para perfilarse en lo que quería desde la preparatoria”,

“Los jóvenes deben andar con cuidado, es peligroso por acá, sino son asaltos son accidentes”, comparte el profesor, antes de pasar lista y gritar el nombre del estudiante con el folio 014IB054, asentado en su credencial que se expone sobre un altar floreado.

AXAHARIM, LA MADRE

Don Francisco pide disculpas y se dedica a secar su llanto. No puede hablar de su amada, sólo muestra una foto en la pantalla de su celular donde se le ve sonriente a la mujer de 34 años, de ojos color miel, cabello corto y piel canela. La misma que hace dos décadas alebrestó al charro de la barba de candado, el mismo que hoy está desecho.

Ante el ánimo de don Francisco le ayuda Aimé, de 15 años, quien junto su hermana se han dedicado a acomodar las cajas de aceite y pan que la gente obsequia para los gastos que implica el funeral. La adolescente comparte mientras talla el hombro de su padre:

“La recuerdo jugando con nosotros voleibol, planchando nuestros uniformes, diciendo que no nos desveláramos para llegar a tiempo a la escuela. Mi mami era una persona alegre. No me gusta entrar a verla en la sala. Adentro de una caja, no”.

Palabras, que apenas la zozobra y el estado anímico describen a las dos personas asesinadas por policías municipales de Martínez de la Torre. Esta tarde sus cuerpos fueron sepultados en su comunidad, Sanzapote, San Rafael, Veracruz, donde el pueblo entero ya camina hacia el camposanto con veladoras y prendas oscuras.

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Fiscalía General de Veracruz investiga el ataque contra líder transportista

miércoles, noviembre 4th, 2015

Alvarado, Ver., 4 Nov (Notimex).- La Fiscalía General del Estado (FGE) investiga el ataque en contra de Alfonso Enríquez Boussart, líder transportista en la ciudad de Veracruz, ocurrido la víspera en la comunidad de Antón Lizardo.

En un comunicado, la dependencia señaló que, de acuerdo con un reporte médico, el empresario resultó herido, sin embargo, se encuentra estable y fuera de peligro.

En la agresión perdió la vida un delegado de Tránsito del estado, un escolta perteneciente al Instituto de la Policía Auxiliar (IPAX) y dos de sus trabajadores que al momento del atentado se encontraban con él.

Según las primeras indagatorias, Enríquez Boussart supervisaba un inmueble en construcción de su propiedad, cuando se realizó la agresión en contra de él y las personas que lo acompañaban.

La Fiscalía General del Estado ya realiza las investigaciones correspondientes, tanto de la mecánica de hechos como de carácter pericial, para determinar el origen de los hechos y la identidad de los agresores, a fin de castigar a quien resulte responsable.