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3 años después: ¿Qué ha sido de las niñas chinas cuyo genoma fue editado ilegalmente?

lunes, diciembre 6th, 2021

Tres años después de que el científico chino He Jiankui diera a conocer que experimentó con edición genética en embriones humanos, un experto explica qué se sabe y qué se desconoce de las tres niñas resultado de dicho experimento.

Por Lluís Montoliu
Investigador científico del CSIC, Centro Nacional de Biotecnología (CNB – CSIC)

Madrid, 6 de diciembre (The Conversation).- Se cumplen tres años desde que el mundo descubrió que el investigador He Jiankui, desde Schenzen (China), había cruzado todas las líneas rojas al editar genéticamente con las herramientas CRISPR varios embriones humanos y transferirlos a varias mujeres para su gestación.

De ese irresponsable experimento nacieron dos niñas, gemelas, a las que conocimos como Lulu y Nana (nombres ficticios) y tiempo después supimos de la gestación de una tercera niña.

Se trató de un experimento irresponsable porque todavía no era seguro entonces (ni lo sigue siendo hoy en día, tres años después) garantizar la seguridad y eficacia de las herramientas CRISPR en embriones humanos.

De los experimentos similares en embriones de otras especies de mamífero (ratones) sabíamos ya que era posible obtener resultados inesperados, no siempre inocuos. Por ejemplo, la alteración de secuencias genómicas parecidas pero distintas a las planeadas y la generación de múltiples variantes alélicas tras el corte producido por la nucleasa Cas9 –lo que se conoce como mosaicismo genético–.

No hay países en los que la edición genética en la línea germinal esté directamente autorizada. Tampoco en China, y está explícitamente prohibida en todos los signatarios del Convenio de Asturias de 1997, como España, que en su artículo 13 recoge que no podemos modificar el genoma de la descendencia.

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LA EXCLUSIVA DEL SIGLO

El nacimiento de los primeros seres humanos con su genoma editado con herramientas CRISPR es una de las noticias del siglo. La publicación de estas noticias catapultó la publicación de una serie de videos del laboratorio del investigador He Jiankui, donde describía orgullosamente su hazaña, que consideraba un avance científico comparable a la fecundación in vitro.

Las fechas elegidas para esta noticia (finales de noviembre de 2018) no eran fruto del azar. Del 27 al 29 de noviembre estaba anunciada la segunda cumbre internacional sobre la edición genética en humanos, en Hong-Kong. En ella, He Jiankui era uno de los investigadores invitados y su exposición estaba prevista para el miércoles 28 de noviembre de 2018. Había anticipado a los organizadores que hablaría de sus resultados in vitro editando embriones de primates y humanos.

Su exposición rompió todas las previsiones de la cumbre y se convirtió probablemente en una de las charlas científicas más vistas de la historia. Se puede recordar su única y probablemente última charla sobre este tema en este video, a partir del minuto 75.

El descubrimiento de las gemelas chinas con su genoma editado provocó el rechazo casi unánime de la comunidad científica, con algunas excepciones como la del investigador experto en edición genética George Church (Harvard), que reclamaba su derecho a opinar de forma equilibrada.

ENSOÑACIONES QUE ACABARON ENTRE REJAS

Muchísimas instituciones condenaron el abominable experimento que no debió haberse realizado. Cualquier posible explicación razonable de las intenciones de He Jiankui saltó por los aires cuando se publicaron fragmentos del manuscrito que He Jiankui había intentado publicar, infructuosamente, en revistas de primer nivel.

Quedaba patente su ensoñación mesiánica al pretender generar una estirpe de niños y niñas inmunes al síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), resistentes a la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), tras inactivar el gen CCR5 que codifica el correceptor que usa el virus para introducirse dentro de los linfocitos. No lo consiguió.

He Jiankui anunciando el nacimiento de los primeros bebés modificados genéticamente durante una conferencia en Hong Kong el 28 de noviembre del 2018. Foto: Kin Cheung, AP

A finales de 2019 conocimos la suerte de He Jiankui, tras meses sin conocer su paradero y circunstancias. Fue condenado por las autoridades chinas a penas económicas, de cárcel y de inhabilitación para investigar, él y sus colaboradores más directos. El éxito soñado por He Jiankui, que esperaba ser aplaudido y agasajado como salvador de la humanidad, acabó entre rejas, con la pérdida de todo prestigio y la repulsa general de prácticamente toda la comunidad científica.

¿QUÉ FUE DE LAS TRES NIÑAS?

Estas tres niñas son, a la vez, famosas y víctimas, pero es mucho lo que aún desconocemos de ellas. El debate ético actual reside en si debemos disponer de los datos generados (aunque sea para evitar volver a realizarlos sin consentimiento antes de poder garantizar su seguridad y eficacia) a partir de un experimento realizado sin los debidos permisos éticos. También en si debemos asumir, una vez realizado, que sus resultados deberían ser accesibles al resto de la comunidad científica.

Mucho se ha escrito sobre el experimento de He Jiankui. Pero ¿qué sabemos de las tres niñas CRISPR que nacieron con su genoma editado?

Esto es lo que se preguntó la periodista Vivien Marx cuando se acercaba el tercer aniversario de la noticia. Se propuso recabar toda la información que pudo y actualizar lo poco que sabemos de estas niñas CRISPR y lo mucho que todavía ignoramos. Los resultados de su trabajo han sido publicados en la revista Nature Biotechnology.

Sabemos que las dos gemelas nacieron unas semanas antes de producirse la noticia de forma, al parecer, prematura.

Sabemos que la tercera niña debió nacer en la primavera de 2019, y que la gestación de este nuevo bebé ya estaba en marcha en el momento de la cumbre internacional, como anunció el propio He Jiankui para sorpresa de todos los asistentes a la reunión científica.

Sabemos que He Jiankui ignoró un precepto fundamental en el desarrollo de cualquier terapia: la existencia de una necesidad médica. No era el caso, pues existían procedimientos de reproducción asistida pensados para parejas portadoras del virus VIH que desearan tener un hijo biológico. Además, ya existe un tratamiento crónico (cóctel de antirretrovirales) que permite mantener a raya el virus durante toda la vida de una persona.

Sabemos que He Jiankui engañó a sus colegas ginecólogos para que implantaran los embriones humanos editados indicándoles que se trataba de embriones obtenidos por un procedimiento habitual de fecundación in vitro, lo cual era cierto, pero sin alertarles que habían sido editados genéticamente. Esto, aunque en aquel momento no estaba explícitamente regulado, no estaba permitido en China.

Sabemos que He Jiankui engañó a los padres y madres de todas las parejas que participaron en su experimento, dándoles a entender que el tratamiento con CRISPR al tratar de inactivar el gen CCR5 era el único posible para evitar que sus hijos se infectaran por el VIH y desarrollaran SIDA.

No les explicó que el procedimiento médico recomendado en estos casos (padre portador, madre sana) era una fecundación in vitro, previo lavado del esperma del padre para eliminar todo rastro de virus VIH. Este procedimiento, por cierto, lo usó He Jiankui en su experimento, tal y como se deduce de su manuscrito revelado y nunca publicado.

Sabemos que He Jiankui supo (por lo menos de las dos gemelas) que el experimento no había tenido éxito al analizar una biopsia de los embriones editados y desarrollados in vitro antes de ser implantados. A pesar de ello, continuó adelante y mandó implantar los embriones para su gestación. Personalmente, este hecho creo que es el más deleznable e irresponsable de todas las decisiones erróneas que tomó He Jiankui.

Sabemos que las autoridades chinas primero aplaudieron y ensalzaron el trabajo de He Jiankui para, pocas horas después, borrar estas manifestaciones iniciales y sumarse a la crítica y rechazo sin paliativos que se montó desde todos los puntos del planeta. Este apoyo inicial sugiere que, de alguna manera, las autoridades chinas probablemente conocían las intenciones de He Jiankui.

Sabemos que las autoridades chinas constituyeron un comité de expertos para investigar este caso.

Sabemos que He Jiankui había prometido a los padres un seguimiento médico de las niñas nacidas hasta que cumplieran los 18 años, momento en el cual ellas podrían decidir por sí mismas si querían continuar la supervisión médica o no.

Sabemos que las autoridades chinas se han comprometido, de momento, a monitorizar de cerca a estas tres niñas hasta los cinco años de edad.

En esta fotografía de archivo del 9 de octubre de 2018, un embriólogo que formaba parte del equipo que trabajaba con el científico He Jiankui ajusta una microplaca que contiene embriones en un laboratorio en Shenzhen, en la provincia de Guandong, en el sur de China. Foto: Mark Schiefelbein, AP

Sabemos, por fuentes no identificadas próximas a He Jiankui, que, al parecer, se han producido estos chequeos médicos al mes, a los seis meses y al año del nacimiento, estando pendientes nuevos chequeos en fechas próximas. El costo de estas revisiones al parecer está siendo abonado por personas cercanas a He Jiankui.

Sabemos que ninguna de las tres niñas reprodujo la deleción que existe de forma natural en la población humana en el gen CCR5 (delta32) que bloquea la función del correceptor e impide la entrada del VIH en los linfocitos. Las personas que son portadoras de esta mutación delta32 en homocigosis son inmunes de forma natural al VIH (aunque pueden tener una mayor sensibilidad al virus de la gripe, del dengue y de la fiebre del Nilo, entre otras alteraciones de su sistema inmunitario). Tampoco era esa la intención de He Jiankui en su experimento: no pretendía reproducir la mutación delta32 y, obviamente, no lo consiguió.

Sabemos que la estrategia CRISPR-Cas9 utilizada estaba encaminada a producir un corte al final de la región delimitada por la deleción delta32.

Sabemos que la niña conocida como Lulu tenía 15 pares de bases delecionadas en uno de los dos alelos del gen CCR5 (múltiplo de tres, que podría estar asociado a una pérdida de función de la proteína codificada, o no, si los cinco aminoácidos eliminados no fueran relevantes para la función de la proteína), mientras que el otro alelo parecía estar intacto, y era por lo tanto funcional.

Sabemos que la niña apodada Nana tenía una inserción de un par de bases en uno de los alelos y una deleción de cuatro pares de bases en el otro (ninguno de los dos es múltiplo de tres), lo que podría sugerir que ambos alelos serían no funcionales por alteración de la secuencia codificada en los tripletes siguientes. Sin embargo el mosaicismo de Nana sugeriría que un porcentaje de sus células pueden no haber sido editadas, por lo que, si así fuera, Nana seguiría siendo infectable por el virus VIH.

Sabemos que la tercera niña, al parecer, tenía editado solo uno de los dos alelos del gen CCR5.

Sabemos que las tres niñas son presumiblemente mosaicos, por analogía con otros experimentos en otras especies de mamífero y por el análisis de los cromatogramas de las secuencias de ADN de las gemelas que He Jiankui hizo públicos en su presentación. Es decir, no todas las células de su cuerpo tienen las mismas versiones alélicas del gen CCR5.

El científico chino He Jiankui habla durante una entrevista en su laboratorio en Shenzhen, en la provincia de Guangdong, al sur de China. Foto: Mark Schiefelbein, AP

Sabemos que por lo menos una alteración genómica no deseada fue encontrada en el genoma de Lulu en una zona intergénica del cromosoma 1.

Sabemos que, probablemente, He Jiankui falsificó o alteró la aprobación ética de sus experimentos en la universidad u hospital donde los realizó.

Sabemos que tanto la Academia Nacional de las Ciencias de EU (en su informe publicado en septiembre de 2020) como la Organización Mundial de la Salud (en su informe publicado en julio de 2021) han delimitado cuándo sería aceptable realizar un experimento similar al realizado por He Jiankui y qué múltiples condiciones deberían cumplirse antes de ser autorizado. Ninguna de ellas se cumplió en el experimento de He Jiankuui.

Finalmente, por todo lo anterior, sabemos que este experimento no debería haberse realizado.

¿QUÉ IGNORAMOS DE LAS TRES NIÑAS CRISPR?

Ignoramos dónde nacieron, la ciudad y el hospital donde se produjo el nacimiento.

Ignoramos sus nombres verdaderos y los de sus padres. Tampoco sabemos donde viven actualmente. Las autoridades chinas arguyen el máximo respeto a la privacidad y la imposibilidad legal de compartir estos detalles confidenciales de estas pacientes para no compartir estos datos.

Ignoramos su estado de salud actual. Solamente sabemos, por parte de las autoridades chinas, que su salud está siendo monitorizada y supervisada por las autoridades sanitarias del país (al menos hasta los cinco años, o hasta los 18, de acuerdo con la promesa de He Jiankui a todos los padres participantes en sus experimentos).

Ignoramos qué tipo de test médicos han sido realizados sobre estas tres niñas y los resultados obtenidos. Tampoco sabemos los test que se les realizarán en un futuro a corto, medio y largo plazo.

Ignoramos cuáles fueron las conclusiones y el informe sobre este caso del comité de expertos convocado por las autoridades chinas.

En esta fotografía del 9 de octubre de 2018, el científico chino Qin Jinzhou trabaja con embriones en un laboratorio en Shenzhen, en la provincia de Guangdong, al sur de China. Foto: Mark Schiefelbein, AP

Ignoramos el efecto real de cualquiera de las ediciones alélicas detectadas en los alelos del gen CCR5 de las tres niñas, su trascendencia funcional, y su posible afectación del sistema inmunitario.

Ignoramos la totalidad de posibles alteraciones no deseadas en genes similares en el genoma de las tres niñas.

Ignoramos la probable existencia de alteraciones genómicas no deseadas que afecten a grandes regiones cromosómicas, como las detectadas en experimentos similares sobre embriones humanos realizados in vitro, sin implantarlos.

Ignoramos si la salud mental de estas niñas está siendo evaluada, habida cuenta de su singularidad y del potencial estigma que supondrá descubrir que sus genomas fueron editados genéticamente con consecuencias imprevisibles.

Ignoramos si el conocimiento que presumiblemente tienen los padres de Lulu y Nana de sus probables distintas susceptibilidades al virus VIH determinará si tratan de igual o diferente forma a sus hijas gemelas.

Ignoramos el porcentaje y extensión del mosaicismo genómico de las tres niñas. Para saberlo sería necesario obtener biopsias de diferentes tejidos y derivar de todas ellas ADN para ser secuenciado completamente, a la búsqueda de variaciones, polimorfismos, en determinadas coordenadas.

Ignoramos el manuscrito completo que escribió He Jiankui para ser publicado en una revista de primer nivel, y del cual solo conocemos fragmentos. Desconocemos si se hará público por completo. La comunidad científica está dividida al respecto. Sus considerables y evidentes problemas éticos impedirían su publicación en revistas habituales, pero los médicos encargados de la supervisión de la salud de estas tres niñas se beneficiarían de saber exactamente las modificaciones genómicas que presenta cada una de ellas y que fueron descritas en el manuscrito.

En esta fotografía de archivo del 9 de octubre de 2018, se ve una placa de laboratorio que contiene embriones que han sido inyectados con proteína Cas9 y sgRNA PCSK9 en un laboratorio en Shenzhen, en la provincia de Guangdong, al sur de China. Foto: Mark Schiefelbein, AP

Ignoramos si se han depositado muestras biológicas (biopsias, células, ADN) de cualquiera de las tres niñas en algún biobanco para ser analizadas por otros equipos que podrían validar, o no, de forma independiente lo reportado por He Jiankui.

Ignoramos qué grado de implicación tuvieron las autoridades chinas en este experimento. Si se trató de la idea de un investigador aislado o si recibió apoyo institucional y económico para ser el primer científico que realizaba una edición genética sobre embriones humanos con el resultado de un bebé editado.

Ignoramos qué grado de implicación tuvieron algunos colaboradores extranjeros en el éxito de este experimento.

Ignoramos por qué ninguno de los diversos colaboradores extranjeros a quienes He Jiankui abiertamente confesó su intención de generar bebés editados nacidos de embriones humanos editados genéticamente con CRISPR decidió acudir a las autoridades, chinas o de su país, y alertar a la comunidad científica del experimento éticamente inadecuado que se iba a producir de forma inminente.

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¿Qué dice la OMS en sus primeras recomendaciones sobre edición genética humana?

viernes, julio 16th, 2021

La necesidad de regular este campo surgió después de que He Jiankui, un científico chino, anunciara que había logrado modificar genéticamente a dos bebés gemelos para evitar que contrajeran el VIH.

Ciudad de México, 16 de julio (RT).- El Comité Asesor de Expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó sus primeras recomendaciones sobre la edición genética en humanos, tras dos años de investigación en la que han participado científicos, pacientes y organizaciones religiosas.

En 2018, después de que se conociera el caso de He Jiankui, un científico chino, que afirmó ser capaz de modificar embriones humanos, lo que resultó en el nacimiento de gemelas con aparente inmunidad al VIH, la OMS encargó a un comité de expertos en edición genética elaborar una serie de recomendaciones sobre mecanismos de gobernanza nacionales, regionales y mundiales para la edición del genoma humano.

El comité reconoce los beneficios potenciales de la edición del genoma humano “para mejorar la salud humana y la medicina”, dando como ejemplos, el tratamiento y la prevención de trastornos genéticos, nuevas formas de promover la resistencia a las enfermedades, contribuir al desarrollo de vacunas, entre muchos otros, destacando que ya lograron notables avances en este sentido, por ejemplo para tratar el VIH.

No obstante, afirman que existen áreas de incertidumbre en cuanto a los posibles beneficios y riesgos, por ejemplo, los rasgos manipulados del genoma humano “podrían transmitirse a generaciones posteriores”. También, mencionan la falta de diversidad en las colecciones de muestras humanas o los retos relacionados con las clínicas deshonestas, investigaciones ilegales, poco éticas o inseguras.

El científico chino He Jiankui conmocionó al mundo al afirmar que había ayudado a crear los primeros bebés con edición genética. Foto: Kin Cheung, AP

El comité recomienda que la OMS asuma un papel de coordinación en los casos de regulación de la edición del genoma, fomento de la cooperación internacional, apoyo de las revisiones éticas de la investigación genética y asesoraminto a los gobiernos de una manera que garantice la coordinación de los estándares internacionales.

Asimismo, se tocaron cuestiones relacionadas con los derechos de propiedad intelectual, destacando la importancia de garantizar el acceso equitativo a intervenciones de edición del genoma humano, como la de trabajar con los países de recursos limitados. El comité recalca la necesidad de crear un conjunto de valores y principios éticos, basados en los objetivos y prioridades de la salud pública. Entre las próximas tareas del organismo internacional, también está la creación de un registro global para la posibilidad de revisar experimentos con genoma humano.

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En el documento de la OMS indicaron que tienen previsto crear un grupo de trabajo para poder evaluar el avance de las nuevas tecnologías y promover las actualizaciones de las regulaciones.

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El científico He Jiankui es condenado a tres años de prisión por modificar genéticamente a bebés

lunes, diciembre 30th, 2019

He también deberá pagar una multa de 3 millones de yuanes (430 mil dólares; 384 mil euros) después de que un Tribunal de Shenzhen le declarase culpable de editar de forma ilegal genes de los embriones con fines reproductivos.

Además de He, antiguo profesor de la Universidad Sureña de Ciencia y Tecnología de Shenzhen, también han sido condenados otros dos científicos, Zhang Renli (a dos años de prisión) y Qin Jinzhou (a 18 meses) por participar en el experimento.

Pekín, 30 dic (EFE).- El científico chino He Jiankui, que saltó a la fama a nivel mundial a finales de 2018 tras afirmar que había conseguido crear bebés manipulados genéticamente para resistir al VIH, fue condenado hoy a tres años de prisión por su experimento.

Según una breve nota publicada por la agencia estatal Xinhua, He también deberá pagar una multa de 3 millones de yuanes (430 mil dólares; 384 mil euros) después de que un Tribunal de Shenzhen le declarase culpable de editar de forma ilegal genes de los embriones con fines reproductivos.

El artículo agrega que tres bebés modificados genéticamente nacieron del experimento.

Además de He, antiguo profesor de la Universidad Sureña de Ciencia y Tecnología de Shenzhen, también han sido condenados otros dos científicos, Zhang Renli (a dos años de prisión) y Qin Jinzhou (a 18 meses) por participar en el experimento.

La sentencia a estos dos científicos, procedentes de instituciones médicas de la provincia de Cantón, quedará en suspenso durante dos años, aunque sí que tendrán que hacer frente a multas.

Según el veredicto, los tres científicos, que se declararon culpables de los cargos que les imputaban, “no estaban cualificados para trabajar como doctores” y “violaron conscientemente las regulaciones y principios éticos del país” sobre este tipo de prácticas.

La información añade que el equipo de He falsificó un certificado de revisión ética y que reclutó a ocho parejas para crear bebés manipulados genéticamente para resistir al VIH.

Según la investigación, implantaron embriones genéticamente modificados en las mujeres. Dos de ellas quedaron embarazadas, dando luz a los tres bebés.

En noviembre del año pasado, el científico chino sorprendió a la comunidad internacional al afirmar que había conseguido crear a las primeras gemelas manipuladas genéticamente para resistir al VIH, lo que acarreó numerosas críticas.

Las autoridades chinas, tras una investigación preliminar, aseguraron que He “llevó a cabo la investigación ilegalmente para conseguir fama personal y ganancias”.

También determinaron que “evitó la supervisión, recaudó fondos y organizó a investigadores por su cuenta para llevar a cabo la investigación sobre edición genética de embriones humanos con fines reproductivos, algo que está prohibido por la ley china”.

En una conferencia en la Universidad de Hong Kong -su última aparición pública, en noviembre de 2018-, He se mostró “orgulloso” por el uso de la técnica de edición genética CRISPR/Cas9 en las dos gemelas y recalcó que el estudio no tenía el objetivo de eliminar enfermedades genéticas, sino de “dar a las niñas la habilidad natural” para resistir a una posible futura infección del VIH.

Más de 120 académicos de la comunidad científica china hicieron entonces una declaración conjunta en la que señalaron que “cualquier intento” de hacer cambios en los embriones humanos mediante modificaciones genéticas era “una locura” y que dar a luz a estos bebés conllevaba “un alto riesgo”.

La OMS emite declaración en contra de la experimentación con bebés genéticamente modificados

jueves, agosto 1st, 2019

Aunque no sea una ley, la recomendación puede “frenar el entusiasmo” de quienes pretenden seguir adelante con el desarrollo de la tecnología, dijo a Wired Carolyn Brokowski, experta en bioética en la Universidad de Yale.

Ciudad de México, 1 de agosto (RT).- El pasado 26 de julio la Organización Mundial de la Salud (OMS) divulgó una declaración en la que llamaba a prohibir la creación de bebés genéticamente modificados. Según el Director General de la organización, doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, ello “plantea desafíos éticos y técnicos únicos y sin precedentes”.

“He aceptado las recomendaciones provisionales del Comité Asesor de Expertos de la OMS de que las autoridades reguladoras de todos los países no deben permitir ningún trabajo futuro en este ámbito hasta que se hayan sido examinadas debidamente sus implicaciones”, afirmó Adhanom, refiriéndose a la opinión del consejo de científicos creado en diciembre del año pasado.

Los instrumentos de gobernanza necesarios para la prohibición efectiva de las manipulaciones con el genoma serán elaborados en el próximo encuentro del comité de expertos, que se celebrará en Ginebra a finales de este mes.

“Dada la incertidumbre actual, sería desafortunado para cualquier país o institución hacer algo que contradijera a la OMS”, explicó Carolyn Brokowski. Foto: Claudia Aréchiga, Cuartoscuro

REACCIÓN DESDE LA COMUNIDAD CIENTÍFICA

Aunque no sea una ley, la recomendación puede “frenar el entusiasmo” de quienes pretenden seguir adelante con el desarrollo de la tecnología, dijo a Wired Carolyn Brokowski, experta en bioética en la Universidad de Yale.

“Dada la incertidumbre actual, sería desafortunado para cualquier país o institución hacer algo que contradijera a la OMS”, explicó.

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Por su parte, el genético Fiódor Urnov, de la Universidad de Berkeley, afirmó que la medida es correcta pero no puede puede ser eficaz contra los individuos capaces de editar el genoma por iniciativa propia, como en el caso del chino He Jiankui, que anunció haber modificado el ADN de unas gemelas en noviembre del año pasado.

“Felicito a la OMS por haber adoptado una postura sobre lo que creo que es el lado correcto de la cuestión. […] Pero sólo se trata de personas que operan dentro de los marcos regulatorios establecidos y por definición esto no puede abordar lo que un actor deshonesto puede hacer”, afirmó el investigador.

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Científico chino crea las primeras bebés genéticamente editadas; hay horror y reclamos en el mundo

domingo, diciembre 2nd, 2018

Hong Kong, 2 diciembre (AP).- A principios del año pasado, un ignoto investigador chino se presentó a una exclusiva reunión en Berkeley, California, en donde científicos y especialistas en ética discutían una tecnología que sacudió a la industria hasta los cimientos: una herramienta emergente para “editar” genes, las cadenas de ADN que forman el patrón de la vida.

El joven científico, He Jiankui, vio el potencial de esta herramienta, llamada CRISPR, para transformar no sólo genes, sino también su propia carrera.

En visitas a Estados Unidos buscó a precursores del CRISPR como Jennifer Doudna de la Universidad de California, Berkeley, y el doctor Matthew Porteus, de la Universidad de Stanford, así como grandes pensadores sobre su uso, como el especialista en ética de Stanford, doctor William Hurlbut.

La semana pasada, estos científicos vieron, atónitos, como He se apropiaba de una conferencia internacional que ayudaron a organizar con una afirmación asombrosa: dijo que ayudó a hacer a las primeras bebés genéticamente editadas, a pesar del claro consenso de los científicos de que, por ahora, no deben hacerse cambios genéticos que se transmitan a generaciones futuras.

El director de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, Francis Collins, dijo que el experimento de He es una “desgracia importante” que protagoniza “un científico que aparentemente creyó que era un héroe. De hecho, cruzó todos los límites, científicos y éticos”.

¿PERO CÓMO FUE QUE NADIE LO DETUVO?

Para ser honestos, los científicos dicen que no hay forma para evitar que alguien juegue con ADN, sin importar las leyes o estándares vigentes. CRISPR es barato y fácil de usar, motivo por el cual los científicos se preocuparon de que algo así sucediera casi en cuanto fue inventada la tecnología.

Y hay una larga historia en la ciencia y medicina de investigadores que lanzan prematuramente experimentos que se han topado con desaprobación y horror, algunos de los cuales han resultado en prácticas comunes, como la fertilización in vitro.

La edición de genes para reproducción está prohibida en Estados Unidos y casi toda Europa. En China, hay normas ministeriales que prohíben la investigación con embriones que “violan principios éticos o morales”.

Pero resulta que He no fue precisamente reservado con sus objetivos. Buscó a expertos internacionales en las universidades Stanford y Rice, en donde había hecho trabajos de posgrado, y en otras partes en busca de consejo antes y durante el experimento.

¿Los científicos que estaban al tanto de su plan debieron comentarlo o disuadirlo? La respuesta no es clara.

“No cae en la categoría de responsabilidad legal, sino responsabilidad ética”, dijo Collins.

La Comisión Nacional de Salud, la Academia de Ciencias Chinas y la misma universidad de He dijeron no saber lo que hacía y desde entonces lo han condenado.

Sin embargo, tres científicos de Stanford — Hurlbut, Porteus y el exasesor de He, Stephen Quake — tuvieron mucho contacto con él en los últimos años. Ellos y otros científicos sabían o tenían fuertes sospechas de que He intentaba hacer bebés genéticamente editados.

Stanford no respondió al pedido de una entrevista.

Quake, profesor de bioingeniería, fue uno de los primeros en conocer la ambición de He. Cada vez que su antiguo estudiante estaba en la ciudad, se reunía con él y He le contó hace unos años de su interés de editar embriones para hacer a los bebés resistentes al virus del sida, dijo el profesor.

El científico chino He Jiankui habla en una entrevista en Shenzhen, China. Foto: AP

Hurlbut cree que conoció a He a principios de 2017, cuando él y Doudna, coinventora de CRISPR, tuvieron su primera de tres reuniones con científicos y éticos prominentes para discutir la tecnología.

Desde entonces, He regresó varias veces a Stanford y Hurlbut dijo que “pasó varias horas” hablando con He sobre situaciones en las que la edición de genes sería apropiada.

Porteus dijo que sabía que He había hablado con Hurlbut y dio por sentado que éste había desalentado al científico chino. En febrero, He pidió reunirse con Porteus y le dijo que había recibido permiso de un consejo de ética de un hospital para seguir adelante.

“Creo que esperaba que fuera más receptivo y fui bastante negativo”, dijo Porteus. “Estaba molesto con su ingenuidad, estaba molesto con su imprudencia”.

Michael Deem, un profesor de bioingeniería en la Universidad Rice y asesor de la tesis doctoral de He, dijo que trabaja con He desde que el científico regresó a China alrededor de 2012, que está en el consejo y tiene “una pequeña participación” en las dos compañías genéticas de He en Shenzhen. Deem defendió las acciones de He diciendo que el equipo investigador hizo experimentos previos en animales.

“Tenemos varias generaciones de animales que fueron genéticamente editados y tuvieron crías viables” y mucha investigación de los efectos involuntarios en otros genes, dijo Deem. Agregó que estaba presente en China cuando algunos participantes del estudio dieron su consentimiento para intentar la edición de genes en embriones.

No existe un organismos internacional para el control de reglas bioéticas, y los cuerpos científicos y universidades pueden utilizar otras herramientas.

“Si alguien rompe esas reglas, los científicos te pueden aislar, las revistas negarse a publicar, empleados a emplear, financiadores a financiar”, dijo Hank Greely, profesor de derecho y genética en Stanford.

Claro, a veces lo que empieza mal termina bien.

En 1978, el doctor Robert Edwards fue denunciado cuando anunció a la prensa la primera “bebé de probeta” del mundo, Louise Brown. Su trabajo después lo hizo merecedor de un Premio Nobel y la fertilización in vitro ha ayudado a millones a tener hijos.

Y este año, Louise Brown — madre de dos hijos concebidos a la antigua — cumplió 40.