Posts Tagged ‘Festival de Cine en Guadalajara’

Un público para todos los cines: Inicia el Festival de Cine en Guadalajara

viernes, marzo 4th, 2016
El director del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, Iván Trujillo. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

El director del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, Iván Trujillo. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Con Suiza como invitado de honor y varios homenajes, entre ellos al actor español Antonio Banderas, inicia hoy el tradicional encuentro fílmico en la capital del Estado de Jalisco. Entrevistamos a su director, Iván Trujillo

Ciudad de México, 4 de marzo (SinEmbargo).- Hoy, a las 20 horas, en el Auditorio Telmex, tendrá lugar la gala de inauguración del 31 Festival Internacional de Cine en Guadalajara.

Será la película suiza de Alain Gsponer, Heidi, la encargada de dar el puntapié inicial en el tradicional encuentro fílmico que en esta edición tiene, precisamente, a Suiza como invitado de honor.

Suiza, como bien apunta el programa del festival, no sólo es una nación de chocolates, entidades financieras y relojes, sino que también se nutre con grandes figuras del cine como Marc e Ivan Allégret, Alain Tanner, Léa Pool y desde luego el enorme Jean-Luc Godard, que además de francés tiene la nacionalidad helvética.

[youtube zhUWLTiYkpo]

Entre los homenajes se destaca el Mayahuel al Cine Iberoamericano que recibirá el actor español Antonio Banderas, así como la distinción a “Un rostro del cine mexicano”, el Mayahuel de Plata, al director, guionista, actor, bailarín y comediante mexicano Alfonso Arau, conocido entre otras cosas por su aclamada Como agua para chocolate.

En su edición 31, el festival también presenta el quinto aniversario de Premio Maguey, entregando el Premio Maguey Queer Icon a la cantante española Mala Rodríguez.

[youtube Vqm8_GjKDBc]

El cineasta y productor Marc Forster, cuya película Monster’s Ball impulsó la carrera de la actriz estadounidense Halle Berry, también recibiráun homenaje por parte del festival. Forster (1969) es un cineasta nacido en Alemania, pero criado en Davos, Suiza. En 1990, con tan sólo 20 años de edad se trasladó a Nueva York, donde se graduó y empezcó a rodar documentales.

[youtube Y-94HNhLJBs]

Entrevistamos al director Iván Trujillo y la charla, que versó como es lógico sobre cine, fue amena y reveladora, un modo de honrar el séptimo arte nacional que en los inicios de su histórico festival en Guadalajara, del 4 al 13 de marzo, se apresta a vivir una fiesta llena de películas y buenos propósitos artísticos.

–¿Qué sientes ante la perspectiva de un nuevo festival?

–Es un momento de tomar aire. Me encuentro muy entusiasmado, contento de cómo ha quedado la programación.

–Cuando asumiste tomaste una papa caliente, ¿verdad? Nadie pensaba que ibas a a durar tanto

–(risas) Bueno, sí, cuando asumí el Festival Internacional de Cine en Guadalajara no tenía director, pero lo cierto es que tomé un encuentro de grandes proporciones y lo bueno es que mis predecesores habían hecho un buen trabajo. Asumí con la ventaja de conocer el festival, a cuyas ediciones había asistido en su totalidad. Incluso había sido parte del Patronato. Estar metido en él es otra cosa, claro. Tiene unas dimensiones enormes, muchas secciones y es lo que siempre digo, un festival de festivales.

Entusiasmo y amor por las películas. Inicia hoy la fiesta del cine. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Entusiasmo y amor por las películas. Inicia hoy la fiesta del cine. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

–¿Compite con otros festivales como el de Morelia?

–Yo celebro que existan encuentros como el de Morelia y Guanajuato, está también el de Los Cabos. Qué bien que Morelia sea tan exitoso. Lo que estamos viviendo realmente es una “festivalitis”, no es malo eso; por ahí ya pasaron Francia y España. En México son 100 los festivales de cine que se llevan a cabo. Me gusta el DOCSDF, que también se nutre de mucha programación documental que tenemos en Guadalajara. Los festivales son en cierto modo competencia, pero ahora hay muchas películas para todos los festivales. Son muchas las producciones. Guadalajara es la temporada de primavera, Guanajuato es verano, Morelia es otoño y ojalá surja un buen festival de cine en México para el invierno.

–¿El festival sigue en la Expo?

–Hace cinco años que lo hacíamos allí y tuvo grandes ventajas. Sacamos así al festival de un hotel. Se trata de un encuentro son salas llenas y los participantes estaban lejos de la población, algo que resolvió hacerlo en la Expo, pero esta vez regresamos al centro de la ciudad, donde se inició esta fiesta cinematográfica, utilizando lugares emblemáticos, como el Corredor Chapultepec, el Museo de las Artes (MUSA), el Museo de Arte de Zapopan (MAZ), la Rambla Cataluña, el Corredor Vallarta, el Teatro Jaime Torres Bodet, el Cineforo, el Auditorio Telmex, la Casa Zuno, la Alianza Francesa, la Biblioteca Juan José Arreola, así como otros municipios del estado de Jalisco como Autlán de Navarro y Puerto Vallarta. Por otro lado, la oferta gastronómica e histórica que ofrecen Guadalajara es única, al punto de que ya tenemos una sección dedicada a la gastronomía, tal como existe en Berlín y San Sebastián. Aprovecharemos también el Teatro Diana, donde haremos la clausura y las presentaciones de libros se llevarán a cabo en el Primer Piso, un lugar emblemático también para el jazz en Guadalajara.

–Se filma mucho en México, el asunto es quién ve cine mexicano en nuestro país

–Efectivamente, creo que ese es el meollo del asunto, pues seguimos teniendo una exhibición copada por Hollywood, aunque somos el quinto consumidor de cine en el mundo. Seguramente se va a hablar de ello en el Festival, pues habrá debates muy enfocados sobre todo desde los actores nacionales. ¿Cómo hacemos para que nuestras películas se vean? Esa es la gran duda. También es cierto que ya hay muchas plataformas y hay gente que está haciendo películas exclusivamente para la computadora, lo que ha cambiado y está cambiando el tema de la exhibición.

INVITADO | Diego Martínez Ulanosky, un cineasta que escribe, un escritor que filma

sábado, febrero 27th, 2016
Una vida dedicada al cine, que no a las palomitas...Foto: Shutterstock

Una vida dedicada al cine, que no a las palomitas…Foto: Shutterstock

Este fin de semana, cuando hablaremos de cine como si fuéramos expertos y jugaremos nuestra quiniela a los Oscar ostentando un fervor inusitado por el muy de moda Leonardo DiCaprio, constituye una excelente oportunidad para hablar de cine o hacer que hablen de cine los que saben y lo padecen

Ciudad de México, 27 de febrero (SinEmbargo).- Hacer cine en México es un dilema. Ser comercial o ser de festival. Esa es la cuestión. Tanto el público que llena las salas como el grupo reducido de festivaleros que levanta el pulgar para definir quién es un verdadero cineasta, insiste en dividir las aguas del séptimo arte, cuando al final terminan limitándolo.

Los productores de cine insisten en calcar fórmulas para uno u otro lado. Si quieren hacer una película comercial, como es muy difícil competir con los efectos especiales y con la animación de mega estudios americanos, suelen escoger comedias románticas con bajos valores de producción en las que puedan recuperar algo de la inversión con lo que obtengan de la taquilla.

Si quieren hacer un filme “de arte”, como erróneamente lo llaman, muchas veces imitan a otros directores, apuestan por fórmulas ya probadas y la mirada auténtica de un verdadero cineasta es cada vez más difícil de encontrar, porque hay muy pocos espacios para exhibirlas y un público cada vez más atestado de entretenimiento que ve cada vez menos cine de autor.

Tal vez la democratización de los medios y canales de exhibición logre llegar a un mundo cada vez mayor de público con contenido diferente. Foto: Cortesía

Tal vez la democratización de los medios y canales de exhibición logre llegar a un mundo cada vez mayor de público con contenido diferente. Foto: Cortesía

La única manera de financiar cine pareciera ir por la vía de los estímulos fiscales o de los fondos destinados para este fin. La ley 189 permite a una empresa destinar el 10% del impuesto a las ganancias a hacer cine. Entonces los productores consiguen una empresa, arman una carpeta y esperan durante meses la respuesta de un jurado de expertos para ver si les permiten hacer una película, que podrá ser financiada hasta el 80 por ciento por esta vía.

Una vez realizada, la película espera con ansias ser estrenada; pero ahí está surge un problema aún más grande: la distribución. Las grandes cadenas en general apuestan a las fórmulas ya probadas, priorizando los estrenos “importados” o las comedias románticas con malas actuaciones y argumentos poco profundos.

Y grandes películas, tal vez por falta de publicidad o por un público poco acostumbrado a ver otro tipo de cine, se estrenan un fin de semana y a duras penas pueden mantenerse en exhibición (o en horarios centrales).

El resultado de este proceso es que muchos productores hacen películas que al final quedan enlatadas. Algunas recorren el mundo y son aplaudidas por la crítica especializada, pero no pasan de ahí. Y para que las estrenen algunos hacen pactos muy poco convenientes con grandes distribuidoras que se quedan con la mayor parte del pastel y al final no reciben casi nada.

Esta es la razón por la que el mercado cinematográfico en México es casi una ilusión. El público no apuesta por el cine local, las salas no apuestan por el cine de calidad, los productores no tienen incentivos para que las películas sean estrenadas, y las nuevas voces son cada vez menos escuchadas.

El círculo vicioso vuelve a comenzar. El público solo recibe cierto tipo de películas y no apuesta por ver otro cine, entonces las salas no apuestan por el cine de calidad. Y al final hay poco espacio para el surgimiento de grandes realizadores, porque aunque puedan ser geniales, la gente no los ve.

Además, la experiencia de ir a una sala de cine, ese momento único cuando se apaga la luz y te dispones durante una hora y media a vivir en la piel de personajes, a explorar mundos, a sentir emociones complejas, al lado de gente desconocida que están viviendo lo mismo que tú pero que tal vez nunca vas a conocer, es una experiencia única que ha ido perdiendo adeptos gracias a la proliferación de aplicaciones como Netflix, de la piratería internética que permite ver un estreno a veces antes de que salga en las mismas salas.

Hay tanta oferta de entretenimiento hoy que las salas de cine peligran. Entonces las grandes cadenas tienen aún menos incentivos para exhibirlas. Y aunque hay algunas salas, como la Cineteca o el Cine Tonalá y algunas aplicaciones como Mubi que apuestan al cine de calidad, son dirigidas a fragmentos del mercado muy pequeños. Pero tal vez, en vez de ser una limitante, esta realidad podría ser una oportunidad. Tal vez el error sea seguir midiendo el éxito de una película por la asistencia a las salas.

Lo difícil de las películas es exhibirlas. Que las salas las mantengan en cartel. Que el público vaya a verlas. Foto: Cortesía

Lo difícil de las películas es exhibirlas. Que las salas las mantengan en cartel. Que el público vaya a verlas. Foto: Cortesía

LOS FESTIVALES DE CINE EN MÉXICO

Dentro de este caos, hay una cantidad enorme de festivales de cine en el país (Morelia, Guadalajara, Los Cabos, Distrital, Ficunam, Ribiera Maya, Ambulante, por mencionar solo algunos). Entonces los realizadores siguen encontrando espacios, aunque sean a veces fugaces, para mostrar el resultado de su visión. Pero hasta en esos lugares a veces las voces son muy repetitivas y pocos llaman la atención.

En definitiva, hacer cine no es lo difícil. Porque existe Eficine, existe Foprocine, existe la tecnología que permite hacer una película hasta con un iPhone (recomiendo ver Tangerine, que se estrenó en el Festival de Sundance y fue grabada íntegramente con un iphone 5s).

[youtube ALSwWTb88ZU]

Lo difícil de las películas es exhibirlas. Que las salas las mantengan en cartel. Que el público vaya a verlas. Que las distribuidoras no se coman todo el pastel. Pero los realizadores tienen nuevos medios para llegar a un público. Así como la televisión cede terreno al consumo de entretenimiento on demand (Netflix es sólo un ejemplo que gana cada vez más terreno), las salas de cine también ceden terreno a medios alternativos menos monopolizados.

Lo importante es encontrar la manera de que más gente los vea. Porque no creo que ningún realizador haga cine para verlo con su familia y nada más. Muchos lo hacen para expresar una visión, o al menos para entretener. Tal vez la democratización de los medios y canales de exhibición logre llegar a un mundo cada vez mayor de público con contenido diferente. Y a partir de eso las salas tengan necesidad de darles otro tipo de contenido.

Alguna vez el cine fue concebido solo para las salas. Pero en 2015 se hicieron 140 películas nacionales y las fueron a ver 6 millones menos de personas a salas de cine. Sería una lástima que tantas películas se quedaran sin ser vistas.

Definitivamente el cine, como todo el entretenimiento en este mundo invadido de millenials con ADD, está cambiando. Hay muchas maneras de llegar a la audiencia. Lo importante, como realizador, es resaltar y buscar una voz propia. No imitar fórmulas porque ahí están. Y dejar de lado esa visión obsoleta de que el cine de calidad no puede ser comercial. Porque lo único que genera esa grieta es limitar.

Grandes talentos como Alonso Ruizpalacios con Güeros, como Julio Hernández Cordón con Te prometo anarquía, deberían llegar a más gente. A un público pensante y exigente que aún no tuvo la suerte de conocerlos pero que ahí está. Y que tal vez no va al cine porque lo único que hay en su sala cercana es Star Wars. Y no porque sea mala, sino porque ya la vio.

Quién es Diego Martínez Ulanosky: Nació en Buenos Aires en 1977 y vive en México desde 2002. Es cineasta, escritor y productor de TV. Antes de dedicarse a su pasión por el cine y la literatura estudió Relaciones Internacionales, probó ser creativo publicitario, vivió un tiempo en Escocia, dirigió la revista Dr. Jekyll & Mr. Hyde, dio clases en escuelas indígenas del sur de Argentina, fue fotógrafo y actor de obras de teatro independientes. Trabajó durante cinco años en MTV, produciendo y dirigiendo programas sobre música. En 2009 fundó Caponeto, productora de contenidos que realiza series de TV y digitales, documentales, videos de arte, cine y teatro. Produjo series como Soy tu Fan, Un día en la vida, Joystickeros, Instinto Asesino y Gud Nite. Como escritor participó en antologías de cuentos como Cerati Siempre seremos prófugos y Café Tacuba, escribió artículos sobre política y cine en revistas y actualmente termina su primera novela.