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Tres libros para descargar gratis y leer en libertad

sábado, enero 30th, 2016
Foto: Especial

Foto: Especial

Los libros son gratis y ya están a disposición de los lectores, gracias a los buenos oficios de la Brigada para Leer en Libertad, que dirige la promotora cultural Paloma Saiz

Por Ezra Alcázar

Ciudad de México, 30 de enero (Sin Embargo).- La Brigada Para Leer en Libertad ha trabajado durante sus seis años de existencia en crear círculos de estudio, mesas de debate, tianguis y ferias de libros en lugares de la Ciudad de México y área conurbada que hasta ahora no habían tenido un fácil acceso a la cultura.

Entre esos trabajos el que podría ser el más importante es la edición y regalo gratuito de libros, y esta vez han puesto a disposición de todos los lectores en México tres libros de escritores extranjeros que han venido a México para la Feria Internacional del Libro de Texcoco que se lleva a cabo del 27 al 31 de enero.

Foto: Brigada para leer en libertad

Foto: Brigada para leer en libertad

El poeta cautivo, de Alfonso Mateo Sagasta

Esta es una historia para los amantes del Quijote y las aventuras cervantinas. El poeta cautivo cuenta la historia de Jerónimo de Pasamonte, un veterano de Lepanto que ha  pasado dieciocho años cautivo de los turcos, llega a Madrid con la  ilusión de encontrar un librero que quiera editar su autobiografía  titulada Vida y hechos de Jerónimo de Pasamonte. La misma noche  de su llegada,  mientras cena en un mesón escucha la  lectura de un  libro en el que  se habla de él como de un vulgar  ladrón. El libro está  escrito por un  tal Miguel de Cervantes y se  titula El Ingenioso hidalgo don Quijote  de la Mancha. A partir de ese momento,  Pasamonte dividirá su  tiempo entre la búsqueda  de  editor, el cobro  de un pagaré y las  indagaciones sobre quién es ese tal Miguel de Cervantes que tan injustamente lo ha tratado.

Manuscritos del Che. Foto: Especial

Manuscritos del Che. Foto: Especial

Guevara, historias, de Carlos Soria Galvarro

El escritor, periodista e historiador boliviano Carlos Soria Galvarro ha sido de las pocas personas que han tenido acceso a los diarios del Che en Bolivia, mismos diarios que estuvieron a punto de ser subastados en Inglaterra por miles de dólares, y que han pasado por muchas manos para ser hoy un testimonio de los días del Che en Bolivia.

A partir de ese acercamiento y la investigación que hizo sobre los diarios, Soria Galvarro, escribió el libro Andares del Che en Bolivia, de donde ahora se extraen algunos textos. También hay que mencionar que el escritor boliviano ha traído a México un juego facsimilar de los diarios para donarlos a la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, donde se encuentra la biblioteca Guevarista con el acervo de Paco Ignacio Taibo II.

Foto: Brigada para leer en libertad

Foto: Brigada para leer en libertad

El hombre de la Leica, de Fermín Goñi

Fermín Goñi regresa a los álgidos días del año 1936 en España, para contar la historia de Emilio Mola, el hombre de la Leica, que fue el ideólogo de la sublevación militar contra la República Española. La historia que tantas veces hemos escuchado sobre la Guerra Civil Española, pero contada desde el ángulo contrario, desde el lado de los malos.

Goñi se arriesga con este libro a caer en el síndrome de Estocolmo, y hacer que algunos lectores se enamoren del malvado Mola; sin embargo la investigación que hizo y los testimonios recogidos hacen de los comunicados de Mola y sus encuentros clandestinos para la conspiración un absurdo de patriotismo que anula las libertades, así como el miedo absoluto al comunismo y la masonería de los que tanto temía Mola.

El hombre de la Leica es, sin duda, un libro que los lectores disfrutarán incluso sin tener antecedentes sobre la historia de España.

Como ya es costumbre con la Brigada Para Leer en Libertad, los tres libros pueden ser descargados en formato electrónico y completamente gratis desde la página http://brigadaparaleerenlibertad.com/

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¿Cómo leen las nuevas generaciones a Gabriel García Márquez?. Escribe: Ezra Alcázar

sábado, enero 9th, 2016

Gabo con mariposas amarillas, sus preferidas. Foto: Cortesía Editorial PlanetaCiertamente, el movimiento literario del Boom ha caído en cierto descrédito entre los jóvenes escritores y lectores; lo que no ha menguado es la figura de Gabriel García Márquez, venerado por estos y aquellos en forma indistinta, como lo demuestra este texto entrañable del joven periodista y narrador Ézra Alcázar

Ciudad de México, 9 de enero (SinEmbargo).- Ahora que me siento como si estuviera frente al pelotón de fusilamiento, recuerdo que el primer libro de cuentos que leí completo se llama Doce cuentos peregrinos, que no fue mi intención leerlo,  sino que un día apareció en casa y por no tener más que hacer me puse a leer un libro que me llevaría a descubrir que la luz es como el agua y que la imaginación nos puede hacer navegar por lugares insospechados. T

ambién descubrí, con los seis o siete años que tenía, que hay mujeres que se alquilan… la de ese libro se alquilaba para soñar. Hace aproximadamente 15 años que ese libro me presentó a una bella durmiente que a falta de aviones en mi cotidianeidad, me he dedicado a buscar en cualquier tipo de transporte.

Hace ya más de un año que murió el Gabo y su muerte me llevó a experimentar algo de lo más extraño.

DENOSTAR A LOS GRANDES MAESTROS

Por alguna razón hay quienes sienten ser más listos que otros por denostar a los grandes maestros, como si el haber hecho esa diatriba contra un grande lo pusiera un escalón encima de él sólo por haberla dicho.

Recuerdo haber discutido con un sinfín de compañeros sobre el Gabo, en una facultad donde hay “revolucionarios”, “periodistas”, “escritores”, “políticos” y disque “científicos sociales, García Márquez era de los más nombrados, pero no para bien.

Yo no vine a decir un discurso, yo sólo vine a mandar un correo; pero mientras pueda vivir para contarla voy a seguir agradeciendo todo lo que me dio Gabo, dice el joven periodista y escritor Ezra Alcázar. Foto: Especial

Yo no vine a decir un discurso, yo sólo vine a mandar un correo; pero mientras pueda vivir para contarla voy a seguir agradeciendo todo lo que me dio Gabo, dice el joven periodista y escritor Ezra Alcázar. Foto: Especial

Incluso maestros que se decían grandes periodistas (aun cuando en años no habían escrito nada más allá de su nombre) decían que Gabo no era periodista, que era un cuentacuentos barato al que la suerte le había dado el Nobel.

También estaban los compañeros que habían tocado la “alta literatura”, esos que habían convertido un ejemplar francés de La peste, de Albert Camus, en libro sobaquero y que la literatura de Márquez les parecía inferior. El día que murió el Gabo todos callaron.

GARCÍA MÁRQUEZ NOS DIO TANTO

García Márquez nos dio tanto que pasarán más de Cien años de soledad después de la muerte del último humano para que su marca se borre de este mundo. García Márquez nos dio geografía cuando junto a otros gritó al mundo que de este lado también se escribía y se escribía bien; nos dio también una extensión geográfica con Macondo, una extensión geográfica porque ese lugar donde dicen vive el realismo mágico es simplemente una reproducción generalizada de Latinoamérica a la que le han quitado el velo para magia misma del continente.

Uno de los primeros libros que leí empezando el semestre fue Noticia de un secuestro; esa mañana me puse a escribir un correo a la adjunta de la materia para justificar mis últimas faltas, fue ahí que recordé que García Márquez cumpliría años ese día; corrí al librero y me encontré con las mariposas amarillas que ahí viven.

Debo a Gabo, tal vez, mi vocación por contar historias, la escritura de cuentos tan apegada a la realidad que podrían ser crónicas periodísticas, Gabo me enseñó que el realismo mágico no es más que la realidad vista de una forma diferente.

Yo no vine a decir un discurso, yo sólo vine a mandar un correo; pero mientras pueda vivir para contarla voy a seguir agradeciendo todo lo que me dio Gabo.