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Música y cerebro: ¿Por qué nos gusta tanto escucharla solos y acompañados?

martes, abril 19th, 2022

Es bien sabido que la música forma parte de la historia de la humanidad y que es benéfica para la salud de quienes la disfrutan, pero ¿qué tanto? Expertos detallan todos los beneficios que el escuchar música (solo o acompañado) conlleva.

Por Nieves Fuentes Sánchez
Investigadora. Área de Psicología Básica, Universitat Jaume I

M. Carmen Pastor
Profesora Titular de Psicología Básica, Universitat Jaume I

Raúl Pastor Medall
Profesor de Neurofarmacología, Universitat Jaume I

Madrid, 19 de abril (The Conversation).- En el año 1871 Charles Darwin afirmó que la música es una de las facultades más misteriosas de las que está dotado el ser humano. El efecto de la música sobre nuestro cuerpo y mente es algo que ha mantenido perplejos a filósofos e investigadores desde tiempos remotos. Sin embargo, a día de hoy tenemos un mayor conocimiento sobre cómo se procesa la música en el cerebro y por qué es tan importante para los seres humanos.

LA MÚSICA TIENE HISTORIA

La música juega un papel muy importante en nuestra vida diaria. Según un estudio reciente, tanto adolescentes como adultos dedicamos al menos tres horas del día a escuchar música.

La importancia de la música en la vida cotidiana no es una cuestión relacionada con el mundo moderno sino algo que se ha dado a lo largo de la historia de la humanidad. De hecho, se han encontrado instrumentos musicales fabricados a partir de huesos de buitre datados de hace 40 mil años.

Curiosamente, a diferencia de otros estímulos como la comida o la bebida, escuchar música y tocar un instrumento musical parecen actividades irrelevantes para la supervivencia de los individuos. Por tanto, ¿por qué seguimos escuchándola y produciéndola desde tiempos inmemorables?

A diferencia de otros estímulos como la comida o la bebida, escuchar música y tocar un instrumento musical parecen actividades irrelevantes para la supervivencia de los individuos. Foto: Javier Cebollada, EFE

Una posible explicación a esta pregunta radica en el poder que tiene la música sobre nuestras emociones. Es capaz de provocar y regular estados emocionales muy potentes.

Por ejemplo, cuando estamos tristes y ponemos música alegre nuestro estado de ánimo puede mejorar. Por el contrario, cuando estamos en un estado de nerviosismo y ponemos música tranquila podemos pasar a otro de relajación.

Pero ¿por qué la música tiene la capacidad de producir estas respuestas emocionales, generalmente positivas? La razón se debe al hecho de que la música activa ciertas áreas cerebrales asociadas con la emoción y el placer, al igual que otros estímulos relevantes como las drogas o el dinero.

¿QUÉ ÁREAS DEL CEREBRO SE ACTIVAN CON LA MÚSICA?

El procesamiento de la música se produce en la corteza auditiva (conjunto de áreas que se encargan de procesar la información que proviene del sentido de la audición).

Adicionalmente, la música activa otras áreas cerebrales asociadas con el placer y las emociones. Por ejemplo, el núcleo accumbens, una estructura que forma parte del circuito de recompensa, llamado así porque se activa ante estímulos típicamente recompensantes como el chocolate o el dinero. También activa la corteza prefrontal, encargada de funciones más complejas como la regulación de las emociones, y el sistema límbico, un conjunto de estructuras esenciales para el procesamiento emocional.

Curiosamente, a diferencia de lo que ocurre con otros estímulos recompensantes, la escucha de música impulsa el hipocampo, estructura que forma parte del sistema límbico y que tiene un papel fundamental en la memoria. Tal hecho sugiere que la memoria tiene un papel importante durante la escucha de música.

La música activa otras áreas cerebrales asociadas con el placer y las emociones. Foto: EFE

Aunque la música es capaz de producir respuestas muy intensas en las personas oyentes, se sabe que no todas las personas reaccionamos de la misma forma. Algunas experimentan la escucha de música como algo muy recompensante y placentero mientras que otras presentan una inhabilidad para experimentar placer.

Sorprendentemente, se ha demostrado que las personas que conciben la música como algo muy recompensante tienen una mayor conectividad entre las áreas mencionadas anteriormente.

MÚSICA QUE PRODUCE CAMBIOS QUÍMICOS

Además de activar ciertas áreas del cerebro relacionadas con el procesamiento auditivo y emocional, la escucha musical también produce cambios químicos en el cerebro.

Un estudio reciente ha demostrado que la escucha de música produce la liberación de dopamina (un neurotransmisor que participa en la detección de estímulos placenteros y recompensantes) en el circuito de recompensa. Esto indica que la escucha de música puede tener propiedades similares a otras experiencias recompensantes, tales como los motivos primarios (por ejemplo, la comida o bebida) o secundarios (por ejemplo, el dinero).

Además, la escucha de música produce la liberación de otros neurotransmisores importantes en la conducta social como es el caso de la oxitocina. ¿Sabías que esta hormona tiene un rol muy importante en las conductas de apego de los mamíferos?

En resumen, a día de hoy sabemos que la música tiene la capacidad de activar múltiples áreas cerebrales y producir, a su vez, que nuestro cuerpo reaccione de diferentes formas. Por ejemplo, escuchar música agradable y alegre produce un aumento en el nivel de sudoración y tasa cardíaca.

La escucha de música produce la liberación de otros neurotransmisores importantes en la conducta social como es el caso de la oxitocina. Foto: Laurent Gillieron, EFE

DOBLE DOSIS DE MÚSICA SI ES EN GRUPO

Paradójicamente, la escucha de música es una actividad que solemos hacer en compañía. De hecho, hacerlo de esta forma puede ser incluso más recompensante y agradable. Por ejemplo, solemos asistir a conciertos en grupo, compartimos gustos musicales con nuestros amigos, formamos parte de bandas musicales, etc. Pero ¿por qué nos gusta escuchar música en grupo? ¿Existe algún mecanismo biológico que explique este fenómeno?

Es bien sabido que los seres humanos somos seres sociales por naturaleza. Establecer vínculos con otras personas tiene enormes beneficios para nuestra salud y bienestar físico y mental.

En este sentido, la música juega un papel muy importante para el establecimiento o fortalecimiento de estos vínculos. A este respecto, un modelo teórico propuesto recientemente defiende que la escucha de música activa circuitos neuronales cruciales para el entendimiento social. Por ejemplo, la corteza prefrontal o la ínsula, estableciendo una relación entre la conducta social y el procesamiento musical.

Asimismo, la liberación de dopamina y oxitocina durante la escucha de música puede aumentar el sentimiento de sentirnos bien y facilitar la conexión con otras personas. Adicionalmente, se ha demostrado que escuchar música en grupo reduce el cortisol (una hormona cuya liberación se produce en situaciones de estrés).

En consecuencia, la escucha de música, y concretamente hacerlo en grupo, puede generar reacciones neuroquímicas que benefician al sistema inmune y reducen el estrés, lo que ayuda a mejorar la salud mental de los individuos.

Sumado a los beneficios biológicos anteriormente mencionados, la escucha de música en grupo tiene beneficios a nivel social puesto que incrementa la cooperación, promueve las conductas prosociales y disminuye aspectos negativos como los estereotipos que dan lugar a prejuicios que, a su vez, pueden desencadenar la discriminación.

La escucha de música, y concretamente hacerlo en grupo, puede generar reacciones neuroquímicas que benefician al sistema inmune y reducen el estrés. Foto: Amy Harris/Invision/AP

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La música genera en el cerebro las mismas sustancias placenteras que el sexo: estudio

miércoles, febrero 8th, 2017

La universalidad de la música y su capacidad para afectar profundamente a las emociones sugieren que existe un origen evolutivo, por lo que “estos nuevos descubrimientos aportan más pruebas sobre la base biológica evolutiva de la música”.

Los investigadores midieron las reacción de los participantes en el estudio, 17 en total, a los estímulos musicales. Foto: EFE

Londres, 8 de febrero (EFE).- Las mismas sustancias químicas que regulan en el cerebro las sensaciones placenteras generadas por el sexo, las drogas recreativas o la comida intervienen en el disfrute de la música, según un estudio que publica hoy la revista Nature.

La investigación, desarrollada por la Universidad McGill de Montreal (Canadá), ha permitido constatar, por primera vez, que el sistema opioideo influye en las áreas del cerebro humano que se activan con estímulos placenteros.

“Esta es la primera prueba de que los opioides propios del cerebro están directamente implicados en el placer musical”, destaca Daniel Levitin, uno de los autores del estudio.

Los trabajos anteriores del experto y su equipo llegaron a producir mapas de las áreas del cerebro que se activan con la música, pero solo pudieron sospechar que esos químicos neuronales eran los responsables del placer.

Para este último experimento, los científicos bloquearon de manera selectiva y temporal los citados opioideos a través del uso de naltrexona, un medicamento empleado habitualmente en tratamientos para la dependencia de opiáceos y alcohol.

A continuación, midieron las reacción de los participantes en el estudio, 17 en total, a los estímulos musicales y constataron que incluso sus temas favoritos dejaban de generar sensaciones placenteras.

“Las conclusiones respondieron a nuestras hipótesis. Pero las anécdotas, las impresiones que compartieron con nosotros los participantes después del experimento, fueron fascinantes”, explica Levitin.

Un sujeto dijo que sabía que la canción que acababa de escuchar era una de sus preferidas, pero que no le había producido las mismas sensaciones que en ocasiones anteriores y otro aportó: “Suena bien, pero no me dice nada”.

La universalidad de la música y su capacidad para afectar profundamente a las emociones sugieren que existe un origen evolutivo, por lo que “estos nuevos descubrimientos aportan más pruebas sobre la base biológica evolutiva de la música”, opina Levitin.

Los científicos también recuerdan que ciertas actividades que disfrutamos los humanos, como tomar alcohol, practicar sexo o jugar a las cartas, entre otras muchas, pueden también generar dependencias que dañan nuestras vidas y relaciones.

Por esos motivos, consideran que los avances en el estudio del origen neuroquímico del placer son una pieza clave para la neurociencia en general, a pesar de que los expertos solo han desarrollado recientemente las herramientas y métodos necesarios para efectuar este tipo de investigaciones en humanos.

Según Levitin, este ha sido el estudio “más difícil y complicado” en el que ha participado su equipo “en 20 años de investigaciones”.

“Cada vez que se da una droga recetada a un estudiante universitario que no la necesita por motivos de salud, hay que asegurarse de que no tendrá efectos secundarios nocivos”, advierte el investigador.

En este sentido, se requirió a los 17 participantes que se sometieran a análisis de sangre en el año anterior al experimento, para comprobar que no tenían condiciones que podrían empeorar con el fármaco.