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Mito: Beber agua durante las comidas, ¿engorda?

viernes, abril 20th, 2018

En ElDiario.es rebaten el mito de que el agua debe mantenerse alejada de las comidas, pues no solo no engorda sino que incluso puede ayudar a adelgazar.

Jordi Sabaté

Ciudad de México, 20 de abril (SinEmbargo).– La Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de España publicó La Guía de Alimentación y Salud en la cual, hace polémicas aserciones a cuento de los mitos sobre el agua del grifo. En uno de los párrafos asegura que “si consumimos agua en grandes cantidades durante o después de las comidas, disminuimos el grado de acidez en el estómago al diluir los jugos gástricos. Esto puede provocar que las enzimas que requieren un determinado grado de acidez para actuar queden inactivas y la digestión se ralentice”.

“Las enzimas que no dejan de actuar por el descenso de la acidez pierden eficacia al quedar diluidas. Si las bebidas que tomamos con las comidas están frías, la temperatura del estómago disminuye y la digestión se ralentiza aún más”, prosigue el texto, que remata con la siguiente recomendación: “como norma general, debemos beber en los intervalos entre comidas, entre dos horas después de comer y media hora antes de la siguiente comida”.

¿Es esto cierto? ¿Es malo beber agua durante las comidas? ¿Retiene líquidos? Y se podría añadir: ¿engorda beber agua durante las comidas? De este modo resumiríamos todos los mitos que se han alimentado sobre la separación del agua respecto a los alimentos. Pero la realidad va por otro lado y no solo no es malo beber agua durante la comida sino que en algunos casos incluso se recomienda.

AGUA Y DIETAS

Algunas personas creen en las dietas disociadas para no engordar, según las cuáles se pueden comer todo tipo de alimentos pero procurando no mezclar los que se digieren a distinto pH, lo que implica por ejemplo no cruzar hidratos de carbono con proteínas o con agua. Se trata de regímenes con muy poco fundamento científico y mucho mito a los que no hay que hacer caso.

Por ejemplo, cuando desaconsejan el beber agua mientras se comen carbohidratos bajo la premisa de que diluimos los ácidos gástricos, la concentración de enzimas y alteramos el pH estomacal, ocurre exactamente lo contrario de lo que pronostican. En efecto, la digestión de los hidratos puede ser menos ineficiente, pero ello abunda en su menor aprovechamiento y por tanto reduce su poder calórico, ya que no son absorbidos intestinalmente. Es decir, que precisamente lo que no engordaría es beber agua durante la ingesta de hidratos.

En este sentido también ayuda el hecho de que el agua sacia y por lo tanto quita la sensación de ansiedad y hambre, haciendo que comamos menos. Por otro lado, si los hidratos se acompañan de fibra vegetal, el efecto saciante se dobla al hincharse la fibra, pero también porque la misma es más eficaz a la hora de capturar los azúcares en su interior, impidiendo que pasen al torrente sanguíneo e incluso que sean absorbidos a nivel intestinal. Es decir que rebajamos el índice glucémico de los hidratos.

AGUA Y RETENCIÓN DE LÍQUIDOS

Otro mito es el de que el agua aumenta la retención de líquidos y nos hincha. Lo que sucede es precisamente todo lo contrario: el agua actúa como diurético, mejorando la función renal al diluir las concentraciones de toxinas que tiene que gestionar el riñón y asegurando que tendremos una efectiva depuración mediante la orina. En otras palabras, ayuda perder líquidos.

Pero además diluye las concentraciones de sal en las comidas, evitando picos de tensión arterial a la vez que atenúa el efecto de la retención de líquidos propio de los excesos de sal. Y lo mismo sucede si durante la comida tomamos alcohol: la combinación con agua reducirá el grado alcohólico y facilitará la labor del hígado de transformar el alcohol en acetaldehído y finalmente en acetato. Este hecho también incide un mayor efecto diurético.

¿Y LO QUE DICE LA GUÍA?

Respecto a lo que dice la guía de la UNED, sin dejar de ser cierto es una exageración. No se puede negar que una mayor entrada de agua en la ingesta diluye las concentraciones, pero esto no tiene por qué ser necesariamente malo ni alterar el proceso digestivo, ya que el rango de pH en el que actúan las enzimas y los ácidos es amplio. Además, el cuerpo puede fabricar más si se demandan.

Y lo mismo ocurre con la temperatura del agua: muy fría tendría que ser para que alterara el proceso digestivo de forma significativa, ya que durante la ingesta y la digestión subimos la temperatura corporal, de modo que neutralizamos la temperatura del agua con eficiencia, pues el cuerpo está preparado para responder. La temperatura del agua no altera la digestión a no ser que sea por el fenómeno llamado hidrocución.

Para terminar, respecto a si es mejor beber antes o tras las comidas, como recomienda la Guía de Alimentación y Salud de la UNED, la respuesta es que depende de lo que nos pida el cuerpo. No hay una norma fija y todo dependerá del tipo de comidas y, desde luego, de si tenemos sed.

¿Paracetamol o ibuprofeno? 10 errores y confusiones comunes entre ambos

domingo, abril 16th, 2017

Son los dos analgésicos más populares pero, tanto por su acción como por sus efectos secundarios, se aconsejan para distintas dolencias. Aquí una guía para ocuparlos con responsabilidad y claro, primero consultar al médico.

Por Jordi Sabaté, Consumo Claro

Ciudad de México, 16 de abril (SinEmbargo/ElDiario.es).– Paracetamol e ibuprofeno se han vuelto tan comunes a nivel doméstico que llenan nuestros cajones más allá del baño y los botiquines. Son de libre prescripción y nadie nos informa eficazmente sobre cuáles son los límites tolerables o en qué ocasiones son oportunos y en cuáles otras están contraindicados.

Los tomamos como si fueran caramelos al mínimo asomo de jaqueca, malestar, molestia o cansancio, ignorando que pueden resultar incluso mortales. Estos son los diez principales mitos, confusiones, abusos y malos usos que se hacen de estos dos analgésicos. Poner orden en ellos tal vez ayude a mejorar nuestra salud y prevenir disgustos a largo plazo.

Tomar ibuprofeno para la jaqueca

El ibuprofeno es un antiinflamatorio no esteroideo  poco eficaz a nivel neurológico, por lo que su capacidad de intervención en las migrañas o las jaquecas, el clásico dolor de cabeza, es limitada. Por otro lado, los beneficios que conllevaría doblar la dosis se contraponen con los riesgos que provoca dicho aumento.

El ibuprofeno es un irritante estomacal que puede provocar úlceras en dosis altas y aumentar el sangrado de estas. Para las jaquecas y las migrañas es mucho más eficaz el paracetamol a las dosis recomendadas, ya que sí incide en el dolor a nivel neurológico.

Ingerir paracetamol para los dolores inflamatorios

Como paraminofenol que actúa sobre las postraglandinas, los mediadores celulares responsables de la aparición del dolor en el sistema nervioso, el paracetamol es eficaz para eliminar la señal de dolor, pero no reduce la inflamación que puede estar provocándolo, como en el caso de la menstruación, golpes con hematomas, dolores musculares, etc. En estos casos el analgésico indicado es el ibuprofeno, que sí es un antiinflamatorio.

Tomar ambos para el dolor de espalda

Recientes revisiones de la organización Colaboración Cochrane parecen determinar que ninguno de los dos es eficaz para el dolor de espalda, ni tampoco en el de cuello, relacionado con hernias discales y pinzamientos. Sin embargo, el ibuprofeno sí puede ser eficaz para eliminar el dolor asociado a las inflamaciones musculares alrededor de la lesión.

Acercarse o superar la dosis recomendada de paracetamol

El paracetamol presenta una gran ventaja respecto al ibuprofeno a nivel del sistema digestivo, ya que no es agresivo con este. En cambio la dosis normal en un adulto para que surta efecto, que está en 4 gramos por día, está muy cercana de la dosis tóxica, especialmente en personas que consuman alcohol habitualmente.

La dosis tóxica de paracetamol puede provocar importantes daños a nivel del hígado, ya que este medicamento se metaboliza en gran parte en este órgano y en exceso puede consumir el glutatión, principal antioxidante que protege al hígado, provocando una necrosis hepática. Si el abuso de paracetamol supera los diez gramos en una persona adulta -diez píldoras- el riesgo de muerte no es descartable. De hecho, el paracetamol es un medicamento recurso frecuente en los suicidios.

Creer que el ibuprofeno ataca al hígado

El mito de que el ibuprofeno es nocivo a nivel hepático es frecuente, pero lo cierto es que es bastante inocuo para este órgano, al menos comparado con el paracetamol. Por eso se recomienda a personas con problemas hepáticos en lugar del paracetamol, aunque siempre con mesura. Sus efectos nocivos se muestran sobre todo en el estómago y el intestino, aunque también un abuso puede crear problemas a nivel renal.

Tomar paracetamol para la resaca

El paracetamol está indicado para dolores de cabeza y es el más eficaz de los dos. Sin embargo, tras la ingesta de alcohol este medicamento potencia sus efectos tóxicos tanto a nivel hepático como renal. Por lo tanto, mucho mejor optar por el ibuprofeno o una aspirina.

Ingerir ibuprofeno para la gripe

Como la mayoría antiinflamatorios no esteroideos, el ibuprofeno actúa a nivel de las plaquetas en el plasma destruyéndolas. Las plaquetas intervienen en la coagulación de la sangre pero también son un importante factor de crecimiento celular. La gripe, como la mayoría de las infecciones víricas, reduce y desestabiliza el nivel de plaquetas en sangre, por lo que la acción del ibuprofeno todavía dejaría más bajo este nivel, aumentando el peligro de hemorragias. Para la gripe se recomienda el paracetamol por sus menores riesgos.

Creer que el paracetamol ataca al estómago

El paracetamol, en dosis normales, es bastante inocuo a nivel estomacal. Precisamente se recomienda a personas con úlceras. El abuso de ibuprofeno por encima de las dosis máximas recomendadas -entre tres y cinco pastillas de 600 mg por día- sí puede producir importantes problemas estomacales e incluso cardíacos si dicho abuso se prolonga en el tiempo más allá de las dos semanas.

Acostumbrarse a tomar estos analgésicos diariamente

Estos analgésicos no deben tomarse a la ligera. Su uso debe ser solo ocasional y mucho mejor si va bajo prescripción médica. De lo contrario, si los tomamos de modo sostenido, podemos sufrir problemas graves a largo plazo.

Creer que deben evitarse durante el embarazo y la lactancia

No se han detectado apenas trazas de ninguno de estos dos medicamentos en la leche materna, aunque en el caso del ibuprofeno se desaconseja a partir del tercer trimestre de embarazo y también en la lactancia de manera preventiva. Sin embargo y desgraciadamente tanto el paracetamol como el ibuprofeno tienen importantes efectos a nivel medioambiental, ya que no se degradan del todo dentro del cuerpo y parte de la dosis ingerida se expulsa con la orina y va al medio.

Las plantas depuradoras no consiguen eliminarlos totalmente y pasan a los ríos, lagos y al mar, donde pueden tener efecto tóxico sobre algunos animales o bien acumularse en su grasa, de modo que se produzca un fenómeno de bioampliación en peces como los túnidos.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE ElDiario.es. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción.

La primavera llegó: un manual de supervivencia para alérgicos al polen

domingo, abril 9th, 2017

La primavera no es bienvenida por todos, pues aunque no hay cifras precisas de cuántas son las personas afectadas por las alergias ambientales, un estudio de Doctoralia concluyó que más del 50 por ciento de los mexicanos padecerá alguna en su vida. A continuación algunos consejos para disminuir los síntomas.

Por Jordi Sabaté, Consumo Claro

Hay varias maneras de reducir la picazón en los ojos y la nariz. Foto: Shutterstock

Ciudad de México, 9 de abril (SinEmbargo/ElDiario.es).– “Marzo ventoso y abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso”, reza la sabiduría popular para describir la estación en la que estamos. Parece que en 2017 se seguirá este patrón climatológico y natural, pero esto no tiene que ser necesariamente bueno para la mayoría, pues muchas personas padecen alergias.

Las gramíneas, los plátanos de sombra, los olivos, la parietaria y muchas otras plantas durante estos meses, hacen que la primavera no sea del gusto de todas y todos. Para una porción creciente de la población esta estación significa un tormento de cansancio, mucosidades, escozor de ojos, pitidos en los oídos y ahogos debidos al asma.

La culpa la tiene el polen de las plantas y árboles antes citados, que flota en el aire en grandes masas y se mueve gracias al viento con el fin polinizar otros individuos de la misma especie y situados a distancia. Por el camino, penetra en nuestra boca y fosas nasales y se pega a las mucosas, la ropa, o el líquido lacrimal que empapa nuestros ojos, provocando una reacción autoinmune que conocemos como alergia primaveral.

Si estamos en este grupo de desafortunados, los siguientes consejos pueden ayudarnos a paliar los desagradables síntomas de la alergia, aunque el grado en que debamos aplicarlos dependerá de nuestras circunstancias personales y la severidad con que nos afecte el polen de una u otra especie.

Usar mascarilla y lentes de sol los días secos, soleados y ventosos

En estos días la cantidad de polen en el aire será mucho más alta y por tanto aumentará la probabilidad de que nos veamos afectados. La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC recomienda las gafas y aprueba las mascarillas como método paliativo, aunque advierte que no todas tienen igual eficacia. En este sentido, funcionan las que están homologadas y que tienen un sistema de filtro.

El motivo es que pueden filtrar partículas de hasta 0.3 micras de diámetro, cuando los pólenes más pequeños están en torno a las 15 micras. Ahora bien, si nos las ponemos debemos ser muy disciplinados y evitar quitárnoslas en plena calle si sentimos agobio o calor, ya que entonces el polen se pegará a su cara interior y la alergia empeorará.

Usar filtros antipolen en el coche

En el caso de alérgicos al polen severos, se recomienda el uso de filtros anti polen para la ventilación y el aire acondicionado del coche, que se pueden comprar en tiendas de recambios y podemos colocar nosotros mismos o encargar que nos los pongan.

Conducir con las ventanas cerradas

Adicionalmente a los filtros y por ser coherentes, las personas reactivas al polen deben evitar en todo momento bajar las ventanas cuando están en un coche en marcha.

Beber líquidos

Al beber líquidos limpiamos la boca del polen que pueda haber entrado y además hidratamos las mucosas, con lo que las hacemos menos reactivas frente al polen

Lavarnos la cara y los orificios nasales con frecuencia

Del mismo modo, el agua arrastrará el polen que se haya depositado en los ojos y las fosas nasales y sentiremos mayor alivio.

Tomar saunas húmedas o infusiones templadas

Evidentemente si tenemos acceso a una, la sauna de vapor humedecerá nuestras mucosas y los bronquios; un sustituto pueden ser las infusiones templadas.

Ventilar la casa solo si es necesario y por las noches

Al ventilar entraremos el polen en casa, lo cual no es nada bueno. Si no podemos evitar hacerlo, mejor por la noche, cuando la carga de polen en el aire es más baja debido a un aumento de la humedad y el frío.

Lavar sábanas y toallas con mayor frecuencia

Si ventilamos, el polen se depositará en sábanas y toallas, con lo que irá directo a nuestra cara y mucosas.

Evitar los parques públicos urbanos

Una manera de evitar los síntomas es con la higiene adecuada. Foto: Shutterstock

Este tipo de parques conjugan la contaminación ambiental, que aumenta nuestra reactividad al polen, con las gramíneas del césped y diversos árboles que se polinizan con el viento.

Ducharnos al entrar en casa

La mejor opción para evitar el polen que queda en el pelo y la ropa, es ducharnos solo llegar a casa y ponernos ropa que no haya entrado en contacto con el aire de la calle.

Lavar la ropa cada vez que regresemos a casa

Si somos reactivos severos, es una buena solución el lavar la ropa cada día, o al menos sacudir bien chaquetas, pantalones y jerseys para que suelten el polen que tienen pegado.

Secar la ropa en casa

Evidentemente, lavar la ropa para quitar el polen y luego secarla al aire libre, no es una buena idea. Lo mejor es un tendedor casero o la secadora, si se dispone de ella.

Duchar a nuestras mascotas con mayor frecuencia

No se trata de ducharlas cada día, pero sí aumentar la frecuencia si somos alérgicos y salimos a pasear con nuestros amigos peludos. El motivo es que el polen se les acumulará entre el pelo.

Mantener las habitaciones húmedas…

La humedad en una habitación hará precipitar la carga de polen del aire y la depositará en el suelo, con lo que respiraremos una atmósfera menos reactiva; además, nos mantendrá las mucosas hidratadas. Se pueden usar humidificadores o atomizadores.

 …salvo si somos alérgicos a los ácaros

El motivo es que el polen hace a algunas personas más reactivas también ante los ácaros del polvo, que viven bien en condiciones de calor y humedad. Si queremos evitar la alergia estos bichos en nuestras habitaciones, lo mejor es usar el aspirador a fondo y luego mantener un ambiente seco y no demasiado caluroso.

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