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Tlapa, el rincón de México con la mejor pizza estilo Nueva York

viernes, enero 26th, 2018

Una ciudad en Guerrero que es una cuna de migrantes que al regresar de Estados Unidos, vienen con el dinero y las recetas suficientes para hacer del pueblo una sucursal del vecino del norte conocida como Tlapa York.

Por Andalusia Knoll Soloff / Traducido por Elvira Rosales

Ciudad de México, 26 de enero (SinEmbargo/ViceMedia).– Hace poco, durante una visita a Tlapa, una empolvada ciudad escondida en la zona montañosa del estado de Guerrero, al sureste de México, mis amigos me preguntaron si quería ir a comer una pizza. No quería ser grosera, pero soy neoyorkina; no pude evitar hacer un gesto escéptico. Pero entonces, recordé que el apodo de este lugar era “Tlapa York” y pensé que valdría la pena intentarlo.

La migración de Tlapa a Nueva York comenzó a finales de los 80, y eventualmente se convirtió en un sitio de paso espiritual para los jóvenes de Tlapa y las ciudades de montaña circundantes. Isabel Margarita Nemecio, quien trabajó durante casi una década ayudando a migrantes recién deportados en Tlachinollan, un centro local de derechos humanos, dice que la mayoría trabajó en la industria restaurantera de Nueva York, por lo que las pizzerías de Tlapa representan un papel muy valioso para los deportados. “Las pizzerías locales se han convertido en una referencia regional que le da a Tlapa cierto estatus como ciudad”, afirma.

Nos dirigimos a los límites de la ciudad, donde se encuentra La Pizzería Siciliana, anidada entre un río seco, un vertedero y una pequeña carretera. La Siciliana parece el típico establecimiento Tex-Mex, está decorada con cráneos de vaca, herraduras y cactus por todas partes, pero su especialidad es la pizza estilo New York.

El propietario, Evaristo Ayala González, emigró a Nueva York en los años 90. Trabajó en diferentes tipos de restaurantes: Gray’s Papaya, chinos y griegos. Pero siempre tuvo una fascinación por la pizza. Eventualmente, fue contratado como lavaplatos en una pizzería, y poco a poco, prestando atención a lo que sucedía a su alrededor, aprendió la forma de hacer pizza. Un día, cuando el chef no llegó a trabajar, González se ofreció y pronto se convirtió en cocinero de pizza.

La Siciliana, en la región montañosa de Guerrero. Por: Andalusia Knoll Soloff/Vice

Cuando González regresó a México algunos años después, notó que las pizzerías comenzaban a tener éxito: “Tlapa es una ciudad donde la gente converge de todos los pueblos en la montaña. Todas estas personas migraron a Estados Unidos y regresaron, convirtiendo este lugar en un excelente mercado para la pizza”, me explica.

Los condimentos más comunes para la pizza en México son la cátsup y la salsa Valentina. En Siciliana, puedes pedir ambas salsas, pero también encontrarás molinos de ajo y hojuelas de chile seco en cada mesa. “No le pongo cátsup o Valentina a la pizza, nada de eso”, dice firme Ayala González. “Sólo ajo y chile, nada más y nada menos”.

“Es muy difícil construir una casa aquí sin ir al norte a trabajar”, dice Alfonso Villalva, mientras toma un descanso atender a los clientes en Pizzería Dany. Hay pocas cosas en Pizzería Dany que te indican que estás en México y no en Nueva York. La decoración es similar y la corteza de la pizza es delgada y crujiente como debe ser una rebanada de NYC. Está abierto los siete días de la semana de 10 AM a 10 PM, y siempre hay un flujo constante de comensales, ya que está a pocas cuadras de la plaza principal de la ciudad.

La pizza mexicana es una de las más populares, pero no tanto como la hawaiana. Por: Andalusia Knoll Soloff/Vice

“Siempre me ha gustado la pizza. Pensé: ‘Necesito avanzar en la vida, voy al norte y trabajaré en una pizzería'”, continúa Villalva. Durante diez años, trabajó en una pizzería de Brooklyn, donde ganó alrededor de $600 dólares por semana. Desilusionado por la vida como ciudadano de segunda clase sin papeles, Villalva regresó a su hogar con bastante dinero, lo que le permitió construir una casa para él y su familia en las cercanías de San Nicolás Zoyatlán. Todos los días viaja 30 minutos hasta Pizzería Dany, donde su trabajo es hacer “un poco de todo”. La rebanada de pizza más popular es la hawaiana; pero la favorita de Villalva es la pizza mexicana, con frijoles refritos, chorizo y chiles.

Aquí, una rebanada de pizza cuesta $18 pesos, aproximadamente 1 dólar, con lo que te puedes comprar un tercio de una rebanada en Nueva York (el precio promedio de una rebanada individual es de $2.75 dólares). Pero si ganas el salario mínimo en Tlapa, sólo podrías comprar tres rebanadas al día; en Nueva York, podrías pagar tres rebanadas por una hora de salario.

Tres banderas ondean afuera de la pizzería de González: Italia, México y la bandera estadounidense. Desde la elección de Trump, me cuenta que algún borracho ocasional lo molesta para que quite la última. Él responde con calma: “Italia inventó la pizza; estamos en México; y Estados Unidos es donde aprendí a hacer esta pizza”.

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La garnacha no conoce fronteras: verdaderos antojitos mexicanos en New York

viernes, noviembre 24th, 2017

Gorditas, sopes, huaraches, flautas y mucho más en este lugar de mexicanos para mexicanos.

Por Pável Gaona

Ciudad de México, 24 de noviembre (SinEmbargo/ViceMedia).–Darle la primera mordida a una buena gordita de chicharrón prensado después de haber comido varios días de fast food gringo es como al fin probar los labios de tu amor verdadero. Queso, crema, frijoles, masa de maíz doradita y, por supuesto, salsa, son la materia prima básica de toda garnacha mexicana que se respete. La forma, los tiempos de cocción, los tamaños y rellenos son los que varían y los que hacen que una garnacha sea distinta la una de la otra, pero su ADN es básicamente el mismo. Tan imprescindibles son en la dieta de los mexicanos que los siguen a pesar de fronteras: no necesitan de visas ni pasaportes para instalarse en otras tierras, y no hay poder humano capaz de deportarlas ni desterrarlas. Este es el caso de ‘Antojitos Mexicanos’, una garnachería que se ha instalado en la calle 181 de New York desde hace un par de años, para beneplácito de los paladares latinos de la zona.

Esta historia sabrosa tiene como pionera a doña Catalina, originaria de Oaxaca. Cuando toda la familia emigró a Nueva York hace más de 20 años, ella, para ayudar a la economía de los suyos, empezó a vender comida mexicana en la Calle 28 Downtown. La especialidad de Doña Catalina eran las gorditas, tamales, champurrado y arroz con leche, recetas que aprendió de forma empírica en tierras oaxaqueñas. Después de ser completamente ambulante y luego de años de trabajo duro, vino la oportunidad de comprar un carrito y al fin obtener su permiso. Años después finalmente logró hacerse de un pequeño local, donde hoy su hijo Gustavo ha tomado la estafeta y recibe a los comensales con una sonrisa.

“Aquí los platillos son de sabor mexicano real, y entre las cosas que más nos piden están las quesadillas tanto al comal como fritas, así como las tostadas y los tacos dorados”. Foto: Pável Gaona, Vice

Irónicamente, la clientela que más los visita no son mexicanos, sino dominicanos. Y es que los oriundos de ese país han caído redonditos ante los sabores de la gastronomía mexa: “lo que más nos piden ellos son quesadillas, tacos y a últimas fechas también se han estado llevando mucho los tamales”. También la clientela gringa los busca porque han podido comparar el sabor de estas garnachas versus las de otros restaurantes mexicanos.

“Nosotros no tenemos nada que ver con lugares con Taco Bell. Para empezar porque somos un negocio casero, familiar. Aquí los platillos son de sabor mexicano real, y entre las cosas que más nos piden están las quesadillas tanto al comal como fritas, así como las tostadas y los tacos dorados. También tenemos salsa verde, pero a veces nos han criticado porque pica mucho”, se ríe.

Más allá de los antojitos, también hay platillos un tanto más elaborados que sería difícil encontrar en otros lugares, aunque, según me confiesa Gustavo, son menos pedidos: en la carta figuran el mole de olla, los chiles rellenos, las enchiladas —sus favoritas, según nos cuenta— así como los especiales de fin de semana, como la barbacoa de chivo, el mole con pollo, el pozole con tostadas y la pancita de res. También cuentan con un menú estilo “fondita”, en el que sirven platillos con arroz, frijoles y tortillas. Estos platos pueden ser cecina, chilaquiles verdes o rojos, bistec encebollado o enchiladas en mole poblano.

La especialidad de Doña Catalina eran las gorditas, tamales, champurrado y arroz con leche. Foto: Pável Gaona, Vice

Y para bajarse toda la variedad de comida, hay bebidas que podrían hacer suspirar a cualquier mexicano que haya estado un buen tiempo fuera de su tierra: Jarritos de diferentes sabores, Boing, Sidral e incluso tepache. Si acaso hay algo que nos quedan a deber en esta embajada no oficial de México son los postres, pero vamos, tampoco es cosa de ponerse rejegos: ya haber encontrado un lugar de verdadera comida mexicana y encima bastante accesible, es algo que se agradece estando en tierras neoyorkinas.

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