El boicot ayudará a que el Presidente de Estados Unidos aminore las acciones que ha emprendido y está por emprender contra México, como nación, y contra los mexicanos en su país. Francamente me parece ingenuo sostener algo por el estilo. Foto: Cuartoscuro
No exagero al asegurar que, en los últimos tres días, he recibido cerca de un centenar de invitaciones para boicotear a diferentes empresas. La mayoría de estas invitaciones han estado dirigidas a Starbucks pero también incluyen a Coca-Cola, a Pepsi, a Wonder y a diversas marcas de ropa. Fundan su argumento, claro está, en las intenciones de Trump. Entiendo, entonces, que este boicot ayudará a que el Presidente de Estados Unidos aminore las acciones que ha emprendido y está por emprender contra México, como nación, y contra los mexicanos en su país.
Francamente me parece ingenuo sostener algo por el estilo.
Por dos razones: la política y la económica.
No es necesario ser un experto en política exterior o un politólogo estudioso en Estados Unidos para saber que Trump se deja llevar sólo por sus arrebatos. Si los dueños de Coca-Cola (¿existen los dueños de tal empresa?) llegan y le dicen que le baje a sus políticas porque los mexicanos han dejado de comprar sus refrescos, lo más probable es que se bote de la risa o que amenace con serias consecuencias en caso de que no se reactive el mercado de las bebidas azucaradas. Me parece casi inconcebible que diga algo parecido a “Es cierto, los mexicanos han mostrado su poder y, como ya no toman Coca-Cola, voy a derrumbar el muro para convencerlos de que vuelvan a hacerlo”. ¿Impensable, verdad? Y eso que México es uno de los mayores consumidores de esas bebidas en el mundo. Si mal no recuerdo, incluso Monterrey tenía el récord de mayor consumo per cápita del refresco insignia (un récord poco digno de ser presumido).
En términos económicos tampoco es una buena idea. Estas enormes corporaciones funcionan a partir de esquemas de franquicias. Si Starbucks, por ejemplo, dejara de vender café en México, los mayores afectados no serían los dueños de la marca. Ellos verían descender algunos puntos porcentuales sus ganancias y buscarían compensarlo con nuevos mercados. Alsea, en cambio, perdería un enorme porcentaje de sus ingresos. Miles de mexicanos se quedarían sin empleo. Los propietarios de los locales que le rentan a las marcas dejarían de percibir un ingreso asegurado. El perjuicio mayor sería, pues, para el mercado nacional. Y esto sucedería con muchas de las marcas gringas que tienen toda una infraestructura para el desarrollo y comercialización en México.
Además de lo anterior, en caso de que el boicot prosperare, se estaría castigando a quien no necesariamente es culpable. Veamos: Trump toma decisiones absurdas que perjudican a muchos. De hecho, una buena cantidad de las empresas que se pide sean boicoteadas está en contra de sus decisiones y de su presidente. Algunas incluso apoyan de manera pública a los demócratas.
Si el malo (perdón por el facilismo) está tan claramente identificado, si la solución es tan simple como un boicot (perdón por el falso entusiasmo), entonces bastará con volver los cañones contra sus propias empresas. Si, por el contrario, la insistencia persiste, entonces es menester ampliar nuestro campo de batalla. De entrada, deberemos dejar de usar casi todas las redes sociales: no sólo son primordialmente norteamericanas sino que, además, dejan poco dinero en nuestro país. Más aún: adiós a las Mac y a muchas de las PC, las que queden deberán instalar sistemas operativos cuya patente no pertenezca a Microsoft. Algo similar pasará con los teléfonos y las aplicaciones que usamos en ellos. Por supuesto, también es necesario considerar el cine y la televisión que consumimos. Con los automóviles no habrá problemas: hay muchas alternativas europeas y japonesas (además, Ford ya nos hizo enojar). El asunto será que, al cargar gasolina, se nos garantice que no es de la importada. Lo mismo tendremos que exigir con buena parte de la comida que llega desde el norte.
De seguir así, pronto caeremos en la cuenta de que somos nosotros los boicoteados. Sí, caray, los tiempos son duros y el panorama aciago como para seguir pensando en defensas de este tipo.
Definitivamente tienes toda la razón. El bloqueo hacia los productos americanos afectará principalmente a los trabajadores de ellos en México. Esto traerá aún más desempleo y complicaría más las cosas en México.
Después de leer tu artículo veo la gran dependencia tanto material como intelectual no sólo de México sino de muchas partes del mundo hacia Estados Unidos
lo único que podemos seguir haciendo es tratar de desarrollar y marcar presencia quizás más en el mundo intelectual y cultural para que la gente se de cuenta de la gran valía que tenemos Los mexicanos.
Que tal cobrandole a las mineras gringas los impuestos justos por la riqueza que se llevan? Los impuestos actuales a la mineria son para reir.
Que tal informando al mundo sobre la forma que se apropiarion de 2 millones de kilometros cuadrados. Engaños, mentiras y 4 guerras provocadas por los ancestros gringos?
Me parece que tienes razón. Nos hemos dejado llevar por arrebatos y eso no soluciona el problema más bien lo agrava.
Lo que si podemos es dejar de comprar productos importados de Estados Unidos y comprar productos nacionales.
Lo que leo en este artículo solo me confirma lo mucho que hemos asumido un estilo de vida que nos metieron en la cabeza, que no es nuestro y que no es sano. Al leer esto sentí decepción y tristeza de pensar que existen seguramente millones de mexicanos que les aterra la idea de desprenderse de estas falsas “necesidades” gringas. No creo que el Mahatma haya estado equivocado al enseñar esa forma no violenta de ejercer la independencia a través del boicot. Claro, hemos sido adoctrinados para responder mansamente. Respeto las ideas de este artículo pero no las comparto.
Es verdad que nosotros como mexicanos no nos podemos poner en una situación de boicotear totalmente a los productos gringos porque estamos usando Facebook y Macs y un montón de cosas más. Pero aquí hay que distinguir entre lo que sí se puede boicotear y lo que no, y por qué: sí se puede boicotear a Macdonalds porque aquí se hace comida de primera. No podemos boicotear a Mac porque aquí no tenemos tecnología para hacernos de máquinas de ese tipo y calidad. Lo mejor sería que tuviéramos nuestra propia tecnología para poder prescindir de Facebooks y iPhones, pero como no se ha invertido en desarrollo tecnológico propio sino que el modelo económico ha apostado más bien a depender de la tecnología que se fabrica en otros países (y en muchos otros rubros como alimentario, energético, etc.) entonces estamos en la encrucijada de que dependemos de agentes externos hasta para tener trabajos, para comunicarnos, para comer, para transportarnos. Esto es absurdo. Como es absurdo seguir con la letanía de que “o todos coludos o todos rabones con el boicot”. Esto no es posible por la dependencia forzada en la que estamos. Pero eso no significa que con un PROCESO gradual y significativo, esto no pueda cambiar. Ahora no tenemos cómo hacer PCs, pero, ¿y si con estas nuevas olas de patriotismo productivo que estamos adoptando (porque no nos queda de otra, pero al fin y al cabo se está dando), en unos 5 años los chavos que han estado ganando premios en ciencia nos dan la sorpresa y podemos empezar a tener una fuerte industria tecnológica propia, nuestras propias PCs? ¿Tener nuestras marcas de redes sociales, de coches diseñados y armados aquí, con insumos nacionales? ¿Y si el chavo que trabaja en el Starbucks pierde su empleo por el boicot pero encuentra otro en Café Punta de Cielo? Aquí necesitamos esperanza, necesitamos creer en que podemos hacerlo con nuestras propias cualidades y recursos. El boicot es un gran empiezo. Yo apoyo el boicot EN LO QUE PUEDO, en lo que es verosímil de lograr, sin llegar a PURISMOS de que porque no puedo dejar el Facebook entonces venga todo lo gringo. ¡No! ¡Estamos enmedio de un proceso, estamos tratando de encontrar nuestra propia receta para salir de esta madeja, no nos vengan ahora con que el boicot está mal porque se pierden empleos! ¡Si se fortalece el mercado interno, entonces con el tiempo en vez de donas Krispy Kreme vamos a tener Donas Doña Chona! Cuando en EU se estaba aboliendo la esclavitud, existían personas que decían que eso no podía ser porque se iba a caer la economía basada en la esclavitud, y se iban a perder empleos… Tiempo de cambiar de paradigma nacional, tiempo de zafarnos de tanta dependencia, de dejar de ser los milenarios agachones que creen que sólo con dinero y productos extranjeros podemos comer, vestirnos, divertirnos y curarnos.
Otra cosa que quiero decir acerca de este artículo: el boicot no es para cambiar la mentalidad de un señor de 70 años que ha probado ser necio ante claras evidencias. No: el boicot es para CAMBIARNOS A NOSOTROS. No es para que Trump o los gringos sufran con el castigo que les hemos de poner aquí y se retracten y cambien su parecer, no. Como bien dice el artículo, a ellos qué les quita, un pelillo apenas de utilidades. Lo que estamos componiendo es nuestro propio país, queremos volver a tener ánimos en nosotros mismos, estamos luchando por un mercado interno sano, no por un perdón de parte de los extranjeros.
Felicidades por tu comentario, es exactamente lo que se busca con el boicot!
Para poder componer el país lo primero que debemos hacer es sacar a la bola de gobernantes rateros y usar todo lo que robaron en inversiones para el país.
El boicot ayuda a replantearnos cuáles son nuestras necesidades básicas ante esta coyuntura (nuevo gobierno de EU y dólar más caro). En efecto, no podemos prescindir de equipos y tecnología. Pero desde cuándo es de vida o muerte no beber coca o comprar una taza de café en Starbucks o Dunkin. Es como dice, aunque no crea que ella sea autora del adagio: Live below your means but within your needs