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Los balnearios de EU tienen un problema: quieren abrir y faltan manos, locales o extranjeras

lunes, abril 26th, 2021

El Gobierno de Biden dijo el martes que añadirá otras 22 mil visas para satisfacer la demanda de las escasez de trabajadores temporales en EU.

Por Philip Marcelo

Estados Unidos, 26 de abril (AP).- El dueño de varios restaurantes de comidas del mar de Cape Cod suspendió los almuerzos y demoró la reapertura de algunos locales porque todavía no llegan los trabajadores que vienen del exterior para la temporada veraniega.

A miles de kilómetros, una pareja jamaiquina no sabe si sus parientes podrán acompañarla a ese popular balneario en torno al cual gira la economía de todo ese grupo familiar desde hace décadas.

En Estados Unidos se están levantando algunas restricciones a los viajes y los balnearios anticipan una temporada con mucho movimiento. Pero los dueños de hoteles, restaurantes y tiendas dicen que una escasez de personal agravada por la pandemia del coronavirus puede obligarlos a limitar la cantidad de gente que reciben y acortar horas y servicios, e incluso a permanecer cerrados justo cuando el sector se reactiva tras un año paralizado por el COVID-19.

El problema es doble: No solo la llegada de extranjeros se suspendió en muchos sitios por la pandemia, sino que cuesta conseguir trabajadores locales a pesar del desempleo que generó la pandemia.

“Estos patrones deben luchar para que estos trabajadores temporales puedan venir al país y también buscar personal dentro de Estados Unidos”, expresó Brian Crawford, vicepresidente ejecutivo de la American Hotel and Lodging Association, una organización de Washington que vela por los intereses del sector. “Es muy frustrante. Tratan de sobrevivir después de un año desastroso por la pandemia y siguen enfrentando problemas”.

El Presidente Joe Biden dejó que expirase este mes una polémica suspensión de visas para trabajadores temporales como el programa J-1 para estudiantes y el H-2B para trabajadores ajenos al sector agrícola que impuso su predecesor Donald Trump.

Pero las embajadas y consulados de Estados Unidos siguen cerrados o disponen de muy poco personal en varios países. Y Estados Unidos impuso restricciones a los viajeros de numerosos países, incluidos el Reino Unido, Irlanda, Brasil y Sudáfrica, debido a nuevas variantes del virus o a aumentos en los contagios de COVID-19.

Activistas que defienden el programa J-1, que trae unos 300 mil estudiantes extranjeros todos los años, enviaron el jueves una carta al Departamento de Estado en la que pidieron que excluyesen a los solicitantes de estas visas de las prohibiciones de viaje y a que ofreciesen otros alivios para que puedan comenzar sus trabajaos del verano. Ilir Zherka, director de la Alliance for International Exchange (Alianza para los Intercambios Internacionales), que envió la carta junto con más de 500 organizaciones y empresas, dijo que el programa J-1 no solo beneficia a las economías de la zona, sino que ayuda a reforzar la seguridad nacional al promover una comprensión y valorización de la cultura estadounidense.

Los partidarios del programa H-2B, por su parte, insisten en que hay que ampliar esa iniciativa, que ofrece 66 mil visas al año. El Gobierno de Biden dijo el martes que añadirá otras 22 mil visas para satisfacer la demanda, pero legisladores de New England y otras regiones dicen que necesitan más visas.

“Esa cifra es ínfima. Ni se acerca a lo que necesitamos”, afirmó el representante demócrata Bill Keating, de Cape Cod.

Cem Küçükgenç, estudiante de ingeniería de 22 años en la Universidad Técnica del Medio Oriente de Turquía, es uno de los miles de estudiantes extranjeros de todo el mundo que esperan una visa J-1.

Lo contrató un restaurante de Sturgeon Bay, Wisconsin, para el verano, pero la embajada estadounidense en Ankara dice que no podrá procesar las visas temporales de trabajo a tiempo para la temporada veraniega.

“Me recibo el año que viene”, dijo Küçükgenç. “No sé cuándo volveré a tener otra oportunidad”.

En Jamaica, Freda Powell dice que ella y su marido recibieron visas H-2B y viajarán a principios de mayo a Cape Cod, donde trabajan en tiendas y restaurantes desde hace 20 años durante los veranos.

Powell, de 55 años, teme que sus hermanos y otros parientes no tengan la misma suerte. La embajada de Estados Unidos en Kingston suspendió temporalmente el procesamiento de visas por el aumento de contagios de la COVID-19 en la isla, según dijo Powell.

“En Jamaica puedes trabajar, pero ganas muy poco”, manifestó la mujer. “Con el dinero que ganas en Estados Unidos puedes comprarte un auto, arreglar la casa, mandar a los chicos a la escuela y ahorrar”.

La incertidumbre en torno a la llegada de extranjeros obliga a los negocios a tratar de conseguir personal nacional o a limitar sus servicios hasta que lleguen refuerzos.

En White Moiuntains, de New Hampshire, el parque temático alusivo a la Navidad Santa’s Village ofrece a los estudiantes universitarios alojamiento gratis.

En el Sonoma Valley californiano, los viñedos de la región exploran la idea de compartir empleados, entre otras iniciativas.

Markk Bodenhamer, presidente de la Cámara de Comercio del Sonoma Valley, dijo que un restaurante que funciona a la mañana y el mediodía podría compartir personal con uno que se enfoca en las cenas.

“Esas soluciones son complicadas y costosas”, admitió. “A esta altura, sin embargo, no hay que descartar nada”.

En el balneario de Outer Banks, de Carolina del Norte, ya empezó la temporada, pero escasea el personal, de acuerdo con Karen Brown, directora de la cámara de comercio local. Algunos restaurantes tienen que permanecer cerrados un día a la semana o no aceptar pedidos para llevar, mientras que en algunos hoteles los gerentes ayudan a arreglar las habitaciones, según Brown.

“Todos colaboran en lo que pueden para que esto funcione”, declaró.

Mac Hay, dueño de restaurantes y mercados en Cape Cod, duda que puedan conseguir trabajadores nacionales para llenar todas las plazas. Dice que todos los años contrata 350 personas para el verano y que se ve obligado a traer un tercio de ellas de México, Jamaica y otros países porque no puede cubrir las plazas que tiene disponibles con personal estadounidense.

Afirma que los extranjeros son “el alma de la cocina” y permiten que contrate personal nacional para los empleos que sí atraen interesados, como meseros, bármanes y puestos administrativos.

“No vamos a poder satisfacer la demanda si no aumentan la cantidad de trabajadores”, sostuvo.

Empresarios y expertos dicen que hay muchas razones por las que los ciudadanos estadounidenses no llenan las plazas disponibles, desde la preocupación por la COVID-19 hasta el cuidado de los niños o la decisión de cobrar seguros de desempleo.

La necesidad de personal extranjero en sitios como Cape Cod, donde el alto costo de la vivienda impide la presencia de una fuerza laboral sustancial, es una cuestión de números, según Hay.

Provincetown, un balneario popular entre la comunidad gay, tiene apenas dos millones doscientos mil residentes permanentes, pero en la temporada veraniega los restaurantes como los de Hay emplean dos mil personas.

“Es un callejón sin salida”, dijo Hay, agregando que la única solución es traer gente de afuera.

Las malas condiciones laborales de trabajadores temporales los exponen más a la COVID-19: FAO

jueves, agosto 13th, 2020

En Alemania se han multiplicado los contagios entre empleados de mataderos; en Canadá fallecieron dos mexicanos trabajadores temporales, lo que sacó a relucir la precariedad de miles de mexicanos y centroamericanos que trabajan allí en la agricultura.

Las medidas de distanciamiento social “no siempre se ha hecho de forma efectiva por las barreras de idioma de muchos inmigrantes”, destacó la FAO.

Por Belén Delgado

Madrid, 13 de agosto (EFE).- La informalidad y las malas condiciones de vida que sufren muchos temporeros en países tanto ricos como pobres propician una mayor exposición de esos trabajadores a la COVID-19, especialmente en el caso de los que migran.

“Muchos de esos trabajadores trabajan en condiciones informales y afrontan malas condiciones laborales y de alojamiento, a veces sin medidas de protección o higiene”, explica a Efe el experto de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) Ion Bulgac.

No se trata solo de la falta de medidas en explotaciones agropecuarias o en el transporte, sino también en los asentamientos informales abarrotados en los que no se respeta la distancia de seguridad y el aislamiento es difícil en caso de enfermedad.

Corren así el riesgo de contagio en ambientes en los que los extranjeros sin documentos en regla “sufren una vulnerabilidad adicional porque no pueden acceder a los servicios de salud o los beneficios sociales por su estatus”, precisa Bulgac.

TRABAJADORES POBRES EN PAÍSES RICOS

En España han surgido brotes vinculados a la recogida de la fruta y la industria alimentaria, situación que se repite en otros tantos países.

En Alemania, se han multiplicado los contagios entre empleados de mataderos, muchos de origen extranjero, al igual que ha sucedido en plantas cárnicas de Estados Unidos.

La muerte de dos temporeros por la COVID-19 en Canadá también ha sacado a relucir la precariedad de miles de mexicanos y centroamericanos que trabajan allí en la agricultura, entre otros ejemplos.

Bulgac afirma que, desde el inicio de la pandemia, los gobiernos y empresas de países desarrollados han tenido que introducir medidas con vistas a garantizar la mano de obra para las cosechas y la seguridad alimentaria.

También ha habido que comunicar la información disponible, algo que “no siempre se ha hecho de forma efectiva por las barreras de idioma de muchos inmigrantes”, agrega.

Con el tiempo se han realizado más pruebas diagnósticas, impuesto cuarentenas y reforzado la seguridad en las fincas, pese a las dificultades para guardar la distancia mínima en determinados trabajos, y algunos gobiernos han optado por extender permisos a temporeros extranjeros o regularizar la situación de quienes no tenían papeles.

“Ninguna de esas medidas está a prueba de bombas, sobre todo porque se requieren muchos recursos”, asegura el experto de la FAO, organización que insta a proteger a los temporeros desde el punto de vista sanitario y social, “con independencia de su estatus migratorio o laboral”.

Las actuaciones deben centrarse, según el organismo, en prevenir el coronavirus en el trabajo, regularizar a los inmigrantes y alargar los permisos de trabajo, conectar la oferta con la demanda de mano de obra, asegurar la movilidad de modo seguro dentro de los países y apoyar a los más vulnerables.

MÁS VULNERABLES EN PAÍSES POBRES

En países en desarrollo como la India, Sudáfrica, Brasil o Perú, numerosas personas se encontraron de repente sin casa ni trabajo tras la aparición del virus, y se vieron en la necesidad de volver a sus lugares de origen o de trabajar informalmente, aunque fuera saltándose el confinamiento y poniendo en peligro su salud.

En Centroamérica, resulta habitual la migración de los trabajadores agrícolas a otras regiones o países, que se espera sobre todo en los próximos meses, cuando empiecen las cosechas de cultivos como el café o la zafra azucarera.

“No tenemos los protocolos adecuados para asegurar una migración ordenada ni infraestructuras de vivienda, educación y salud para atender a esas personas”, una realidad que “la pandemia ha desnudado”, según Erick Quirós, coordinador para la región central del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

A su juicio, muchas actividades productivas deberán realizar fuertes inversiones para garantizar unas mínimas condiciones a los jornaleros, acostumbrados muchos de ellos a la falta de agua potable, electricidad, seguridad social y, en el caso de personas indocumentadas, a salarios más bajos.

En otras naciones como Chile, Argentina, Brasil o México, Quirós explica que la concentración de mucha mano de obra en plantaciones intensivas o durante su traslado ha generado también problemas de contagio.

“Los productores saben el alto riesgo que corren de perder una parte importante de la cosecha si todos los trabajadores enferman”, comenta el experto.

A escala global, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que nueve de cada diez trabajadores migrantes se han visto afectados por el cierre parcial o total de las fronteras.

La pandemia ha demostrado la dependencia que tienen los países desarrollados de los temporeros extranjeros para la producción de alimentos, así como el papel “esencial” que estas personas desempeñan para la agricultura y la economía en general, según la OIT.

Sin embargo, la organización lamenta que esos trabajadores no son recompensados en términos de salarios, protección social y condiciones laborales, y sufren desigualdades, agravadas por la covid-19.

Por ello, la OIT insta a “rediseñar los esquemas” e integrar la migración laboral en el conjunto de las políticas, con el fin de “dar sostenibilidad” y mejorar la vida de esos trabajadores esenciales.

La COVID-19 expone la precariedad que los trabajadores mexicanos temporales enfrentan en Canadá

martes, julio 28th, 2020

Solo un puñado de organizaciones como Migrant Workers Alliance for Change (MWAC), una organización que se dedica a la defensa de los derechos de los miles de trabajadores temporales, lleva desde hace años reclamando más derechos y condiciones más justas para los jornaleros.

Por Julio César Rivas

Toronto (Canadá), 28 jul (EFE).- Centenares de temporeros mexicanos y centroamericanos han contraído la COVID-19 en explotaciones agrarias de Canadá y tres han muerto a consecuencia de la pandemia, lo que ha sacado a la luz la problemática de unos trabajadores que durante décadas han sido invisibles para la mayoría de los canadienses.

Hace años, la canadiense de origen nicaragüense Martha Chaves, la humorista de origen latinoamericano más conocida de Canadá, popularizó un chiste utilizando un trabalenguas que repiten los niños en Norteamérica.

En un inglés con un fuerte acento hispano, Chaves recita “Peter Piper Picked a Peck of Pickled Peppers”, lo que se puede traducir como “Peter Piper recogió un manojo de pimientos escabechados” y que en español es el equivalente a “Pablito clavo un clavito en la calva de un calvito”.

Y tras recitar el trabalenguas, Chaves añadió: “Pero siendo de Nicaragua, les puedo decir de verdad que Peter Piper nunca recogió pimientos, era Pedro Pérez el que recogía el manojo de pimientos”.

Si durante años el público se ha reído del chiste de Chaves, la pandemia del coronavirus ha revelado a muchos canadienses lo que esconde la mordaz crítica de la cómica: que son trabajadores centroamericanos, mexicanos y caribeños los que trabajan de sol a sol en los campos del sur del país para abastecer los supermercados del país.

A veces a costa de su salud y su vida, y siempre sin tener las ventajas que otros trabajadores disfrutan en el país norteamericano.

RELACIONES ABUSIVAS

Juan Luis Mendoza de la Cruz es un jornalero mexicano. Desde hace casi 30 años acude cada temporada a Canadá a trabajar en el campo, a veces hasta ocho meses seguidos. En las últimas tres décadas, Mendoza ha pasado más tiempo en Canadá que en México.

Y como integrante del Programa de Trabajadores Temporales Agrícolas de Canadá, las normas laborales no lo protegen: cobra menos del salario mínimo, trabaja hasta 14 horas diarias y no puede cambiar de empresa si el patrón lo trata de forma abusiva.

“Ha habido muchas injusticias”, explica Mendoza a Efe en una finca en la región de Niagara, en la parte más meridional de Canadá.

“A veces las condiciones precarias donde vive uno en las fincas. También en el sentido del racismo que existe aún porque nuestros derechos han sido pisoteados. Y realmente nos sentimos en cierto modo defraudados que no hay quien nos pueda apoyar un poquito más”, continuó Mendoza.

Juan Luis Mendoza de la Cruz es un jornalero mexicano. Foto: Julio Cesar Rivas, EFE.

Blanca Islas Pérez es otra mexicana que lleva 18 años acudiendo a trabajar a Canadá. Su marido lo hizo antes que ella hasta que se suicidó en 1990, tras denunciar las condiciones en las que vivía y trabajaba en una granja del país.

La experiencia de Islas no ha sido mejor. Hace tres años se rompió un pie. El patrón no quiso llevarla al hospital. Cuando finalmente fue transportada al hospital, fue atendida 13 horas después del accidente.

Tras pasar ocho días en el hospital totalmente sola y sin hablar inglés, fue enviada a un centro en el que también residían personas con enfermedades mentales. Allí intentó suicidarse.

“Era puro llorar, puro sufrimiento. Fue tanto mi desesperación que un día quise suicidarme. Vi una ventana, vi un cable e intente suicidarme. Pero en esos momentos escuché la voz de una de mis hijas, reaccioné y se me quitó esa desesperación. No lo logré hacer, gracias a Dios”, explica.

TRABAJADORES INVISIBLES

Solo un puñado de organizaciones como Migrant Workers Alliance for Change (MWAC), una organización que se dedica a la defensa de los derechos de los miles de trabajadores temporales, lleva desde hace años reclamando más derechos y condiciones más justas para los jornaleros.

Hasta ahora, nadie los escuchaba. Pero en las últimas semanas MWAC ha organizado continuas protestas en varias localidades para denunciar la situación y demandar que se les conceda la residencia permanente.

El hacinamiento en el que viven en las fincas y la falta de material de protección o medidas de distanciamiento social en el lugar de trabajo ha provocado que centenares de temporeros latinoamericanos hayan contraído la COVID-19 tras llegar a Canadá. Al menos tres de ellos, Bonifacio Eugenio Romero, de 32 años; Juan López Chaparro, de 55, y Rogelio Muñoz Santos, de 24, han muerto a consecuencia de la enfermedad.

Y por primera vez, la dramática situación de estos trabajadores invisibles ha saltado a la portada de los principales medios de comunicación del país, dando un nuevo sentido al chiste de Martha Chaves.

“Siempre fuimos los invisibles. Hasta hoy empiezan a vernos un poquito más. Y a veces duele porque al ser una persona que no tiene derechos o algún estatus, uno pasa desapercibido. Ahorita quizás por lo de esta epidemia se nos empieza a ver”, declara Mendoza.

Blanca Islas Pérez, una de las trabajadoras mexicanas en Canadá. Foto: Julio Cesar Rivas, EFE.

Karrie Porter es concejala en la localidad de St. Catharines, en la región de Niagara, uno de los centros agrícolas del país y donde se han producido varios brotes de la enfermedad en explotaciones agrarias.

Porter, una de las pocas voces locales que denuncia las condiciones de los trabajadores extranjeros, habla también de discriminación, invisibilidad e incluso de racismo para explicar la situación en la que se encuentran los temporeros. Para Porter, como para MWAC, Mendoza e Islas, la solución es que los jornaleros puedan solicitar la residencia permanente en Canadá.

“El racismo es un factor enorme en por qué no pueden obtener la residencia permanente. A menudo oigo decir a la gente cosas como que están habituados a trabajar en altas temperaturas, como si fueran distintos a nosotros”, declaró Porter a Efe.

“Hoy vamos a alcanzar casi 40 grados con el factor humedad. Y estos jornaleros van a estar trabajando 10, 12 y hasta 14 horas al día. Y no son diferentes a nosotros. Es asombroso oír decir a la gente que estos trabajadores son de alguna manera diferentes y que pueden soportar condiciones más difíciles que el resto de nosotros”, añadió.

Islas y Mendoza quieren que el Gobierno canadiense cambie la ley para que los temporeros extranjeros puedan solicitar la residencia permanente.

“Es justo que nos otorgue la residencia. Ya basta, ya no más maltrato, ya no más injusticia contra todos nosotros”, declara Islas.

Y añade que si pudiera hablar con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, le diría que tuviera un “tantito de conciencia”.

“Se lo pediría de todo corazón y con respeto. Necesitamos la residencia, necesitamos el estatus para estar libres, para no estar con un solo empleador”, explicó.

Por su parte, Mendoza dice que realmente adora “esta tierra”.

“Quiero esta tierra porque en esta tierra he visto crecer flores, los jitomates, el apio, la cebolla. Quisiéramos que se nos viera como personas y que por lo menos tuviéramos esos derechos que nos corresponden. Y que se nos respete”, afirmó.

Si Canadá y EU lo piden, México les puede mandar trabajadores temporales para el campo y construcción

jueves, abril 2nd, 2020

El Presidente de México aseguró que ya “no hay el ambiente de expulsión como se presentaba antes de la epidemia” y pidió reconocer que “el desarrollo económico de Estados Unidos tiene que ver con los trabajadores mexicanos”.

México, 2 de abril (EFE).- El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, reveló este jueves que negocia con Estados Unidos y Canadá el envío de migrantes mexicanos a estos países para emplearse en trabajos temporales en sectores como la agricultura o la construcción durante la pandemia de la COVID-19.

“Si ellos nos lo piden, convocaríamos para que trabajadores mexicanos pudieran ir temporalmente a ayudar en el campo, la construcción o los servicios”, expresó el Presidente en rueda de prensa en Palacio Nacional.

López Obrador dijo que “se había detenido la entrada de trabajadores migrantes mexicanos” a Canadá por la pandemia, pero ahora “se están haciendo gestiones” para reactivar el convenio binacional que permite la entrada de 10 mil trabajadores temporales.

“Lo mismo estamos buscando en el caso de Estados Unidos. Que se pueda ampliar el número de migrantes que vayan a trabajar como apoyo a Estados Unidos en la circunstancia actual”, expresó.

López Obrador sostuvo que ya “no hay el ambiente de expulsión como se presentaba antes de la epidemia” y pidió reconocer que “el desarrollo económico de Estados Unidos tiene que ver con los trabajadores mexicanos”.

“Está cambiando la actitud de no aceptar migrantes por las circunstancias. Ahora los agricultores (de Estados Unidos y Canadá) están pidiendo que se tome en cuenta el que puedan tener trabajadores migrantes para levantar cosechas”, aseguró.

Estados Unidos tiene la mayor cifra de casos de infección del mundo, con 216 mil contagios confirmados de COVID-19, mientras que Canadá tiene alrededor de 9 mil y México más de mil.

México y Estados Unidos cerraron a mediados de marzo su frontera común a los viajes turísticos, aunque sigue abierta para el comercio y la asistencia sanitaria.

El Gobierno de EU estaría contemplando plan para dar 30 mil visas de trabajo temporal

lunes, mayo 6th, 2019

Las visas, conocidas como H-2B, serán otorgadas sólo a los extranjeros que ya la han tenido en los últimos tres años fiscales.

El Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos comenzará a recibir solicitudes de empleadores a nombre de los empleadores una vez que la norma se publique en el Registro Federal.

Por Colleen Long

Washington, EU, 6 de mayo (AP).- El Gobierno del Presidente Donald Trump planea permitir el ingreso de 30 mil trabajadores temporales extranjeros para hacer labores estacionales hasta finales de septiembre, una medida que refleja cómo el auge económico ha complicado los intentos de Trump de restringir la migración.

Los detalles del plan estaban en un borrador obtenido por The Associated Press. Beneficiaría a las compañías que desbullan ostras, pescaderías, madereras y hoteles de temporada, incluido el club “Mar-a-Lago” propiedad de Trump, todos los cuales contratan migrantes para trabajos estacionales que, según activistas, los estadounidenses no harían.

Las visas, conocidas como H-2B, serán otorgadas sólo a los extranjeros que ya la han tenido en los últimos tres años fiscales. Muchos de ellos regresan con los mismos empleadores año tras año. Esos trabajadores ya han sido aprobados, son de confianza y es poco probable que se queden una vez que expiren sus visas, dijeron las autoridades.

El Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos comenzará a recibir solicitudes de empleadores a nombre de los empleadores una vez que la norma se publique en el Registro Federal, probablemente el miércoles.

La sólida economía ha complicado encontrar mano de obra, y el número de visas temporales es de máximo 66.000 por año fiscal, una cantidad que algunas empresas y legisladores consideran muy desactualizada, sobre todo cuando la tasa de desempleo está en su nivel más bajo en 49 años.

Los empleadores han alegado que necesitan desesperadamente más mano de obra, contradiciendo a los republicanos que afirman que las visas quitan los trabajos a estadounidenses. Trump también se ha beneficiado tanto de trabajadores temporales como de personas que trabajan en el país sin autorización en sus clubes de golf.

Al interior de la Casa Blanca algunas personas, como el asesor Stephen Miller, buscan restringir la migración legal, incluso mediante la reducción en el número de visas para trabajadores muy capacitados, y suspender o limitar la entrada a Estados Unidos de individuos de países cuyos ciudadanos suelen exceder su tiempo de estadía autorizado.

Mientras tanto, el yerno de Trump, Jared Kushner, lleva meses trabajando en su propio paquete de reforma migratoria, reuniéndose con legisladores y grupos de interés, para intentar implementar cambios en la ley inmigratoria y seguridad fronteriza que los republicanos puedan apoyar con la mira puesta en la elección presidencial de 2020.

En alguna ocasión Trump hizo campaña en contra del flujo de trabajadores extranjeros y argumentó, pese a la presencia de evidencia contradictoria, que los extranjeros perjudican a los obreros estadounidenses al competir por empleo y reducir los salarios. Pero actualmente el mandatario dice que está a favor de mayor migración legal debido a que la economía prospera durante su Gobierno.

Trump dijo en su discurso del Estado de la Unión de este año que quería que las personas “vinieran a nuestro país en la mayor cantidad en la historia, pero tienen que hacerlo de manera legal”.

Una portavoz del Centro de Estudios Migratorios, un grupo a favor de restringir la migración, tuiteó que con su plan de trabajadores con visas temporales, Trump se estaba vendiendo a la mano de obra extranjera de bajo costo.

Pero la Asociación Nacional de Caballos Pura Sangre de Lexington, Kentucky, que representa a un gran número de operadores de hipódromos, dueños, criadores y entrenadores, dijo que muchos de los adiestradores “sin duda calificarán para este tipo de visas debido a la falta de mano de obra que actualmente es la norma en los establos de los hipódromos”, indicó el presidente del grupo, Alex Waldrop.

El debate también ha llegado hasta el Congreso. Dos grupos bipartidistas enviaron cartas al Departamento de Seguridad Nacional: Uno de ellos hizo un llamado a incrementar el número de visas temporales, y el otro expresó su preocupación sobre un posible aumento.

Funcionarios de los departamentos de Seguridad Nacional y del Trabajo indicaron que la decisión de destinar visas
se basa, en parte, al hecho de que algunas empresas podrían sufrir daños irreparables si no pueden emplear a los trabajadores. Las agencias han decidido conjuntamente elevar el tope durante los últimos dos años fiscales, pero solo se otorgaron 15 mil visas adicionales en esas ocasiones.

El Secretario interino de Seguridad Nacional, Kevin McAleenan, dijo que las visas adicionales son una solución temporal.

Indicó que el departamento quiere que los legisladores “busquen una solución legislativa a largo plazo que cumpla con las necesidades de los empleadores y al mismo tiempo se apegue” a los decretos de Trump sobre contratación de empleados y compra de productos estadounidenses.

De acuerdo con los datos más recientes del Gobierno, la mitad de las visas temporales se destinaron a los sectores de agricultura y horticultura. Los servicios alimentarios, silvicultura, tala, pesca y caza representan el resto de las visas otorgadas en 2017.

Los Senadores Thom Tillis y Angus King, junto con los representantes Andy Harris y Chellie Pingree, junto con otros 25 legisladores de ambos partidos enviaron una misiva este año al Departamento de Seguridad Nacional, en la que afirman que trabajaban en una solución sobre el límite de visas, pero que hasta el momento el incremento era necesario.

Pero otro grupo de senadores bipartidistas, entre los que se encuentran Dick Durbin y Chuck Grassley, escribieron el mes pasado sobre su preocupación de que las visas permitieran la explotación laboral y fomentaran el tráfico de personas y servidumbre por deudas debido a las cuotas relacionadas con las visas. Los costos combinados de traslado y el pago de visas pueden llegar a ser de miles de dólares.

“Los estadounidenses que trabajan junto a beneficiarios de visas H-2B podrían tener dificultades para que sus empleadores se apeguen a las leyes estatales y federales del trabajo”, escribieron los senadores.