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La Central de Abasto de la CdMx, el mercado de alimentos más grande del mundo, no para en la emergencia

miércoles, abril 1st, 2020

Pese a que las ventas se han reducido hasta en 10 por ciento, la Central de Abastos, el mercado más grande de alimentos del mundo, no para sus actividades pese a las medidas sanitarias por la pandemia de coronavirus en México anunciada el pasado domingo; la Central recibe, todos los días, alrededor de 45 mil toneladas de distintos alimentos que se encargan de alimentar a, por lo menos, 20 millones de personas.

Por Eduard Ribas Admetlla

México, 1 de abril (EFE).- A pesar de una menor afluencia de compradores por la crisis del coronavirus, la Central de Abasto de Ciudad de México, considerado el mercado de alimentos más grande del mundo, trabaja sin descanso y con dispares precauciones sanitarias para alimentar a millones de personas del país durante la pandemia.

“No vamos a parar. Así la contingencia sea muy complicada, el suministro de alimentos está garantizado tanto por parte de los campesinos como de la Central de Abasto”, aseguró este miércoles a Efe Pedro Torres, presidente de la Unión de Comerciantes de la Central, quien vende frutas al mayoreo desde 1995.

La industria de la alimentación es una de las actividades económicas consideradas esenciales en la declaración de crisis sanitaria del Gobierno de México de esta semana, por lo que debe seguir funcionando a todo gas durante la pandemia, que lleva mil 215 enfermos y 29 fallecidos en el país.

Vista aérea de la Central de Abastos de la Ciudad de México que continúa en operaciones normales durante la Fase 2 de contagio de Covid-19. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro

El bullicio y el ajetreo no se detienen durante casi las 24 horas del día a lo largo y ancho de las 327 hectáreas – siete veces la Ciudad del Vaticano – que mide la Central de Abasto de la capital mexicana, definida popularmente como una ciudad dentro de la ciudad.

“Los comerciantes, los locatarios y los bodegueros estamos todos abiertos. No he tenido conocimiento de algún compañero que haya cerrado”, explicó Torres, aunque estimó que las ventas al mayorazgo se han reducido entorno al 10 por ciento por el cierre de restaurantes de la capital mexicana.

Trabajadores y vendedores marchantes no pueden descansar debido a que las ventas son inmediatas. Foto:
Victoria Valtierra, Cuartoscuro

Y es que las ventas al por mayor son la actividad principal de la central, donde cada día llegan cerca de 45 mil toneladas de frutas, verduras, carnes y abarrotes para abastecer mercados, supermercados, restaurantes, hoteles y hogares del área metropolitana de Ciudad de México, donde viven unos 20 millones de personas.

MEDIDAS SANITARIAS DISPARES

Entre el tráfico de vehículos de carga que transportan alimentos arriba y abajo de la central es posible divisar algún trabajador con tapabocas, aunque los comerciantes admiten que es difícil establecer un estricto control sanitario, dado que la central está abierta a todo el público.

Medidas contra el COVID-19 en la Central Abastos de la Ciudad de México. Foto: Rogelio Morales, Cuartoscuro

“La recomendación de todos es lavarnos las manos mínimo 20 veces al día y más cuando recibimos dinero”, dijo Torres tras explicar que los pasillos y bodegas se lavan cada noche y que los cerca de 500 mil trabajadores ya no se saludan con abrazos.

El lugar que concentra más gente ajena a la central es la nave de frutas y verduras dedicada a las ventas minoristas, donde ríos de familias hacen la compra desafiando la recomendación de evitar lugares concurridos.

En esta zona regenta un puesto de venta de limones María, quien aseguró que sus ventas han caído a la mitad a pesar de que todavía se ven muchos compradores en este mercado fundado en 1982.

Limpieza y esterilización en la nave de abarrotes de la Central de Abastos frente al COVID-19. Foto: Rogelio Morales, Cuartoscuro

Esta comerciante, que tiene que compaginar su trabajo con el cuidado de sus hijos debido al cierre de las escuelas, vende los cítricos con mascarilla y guantes bajo la premisa de que “si yo me cuido, cuido a los demás”, e intenta que sus compradores usen gel antibacterial.

“Hay clientes que, como no tenemos ese hábito y esos valores de prevención, se molestan. Tengo mi gel, quieres ponerle a los clientes y se lo toman a juego: ‘No estoy débil, no tengo por qué protegerme'”, explicó.

Personal especializado en conjunto con trabajadores de la Central de Abastos realizan trabajos de limpieza y esterilización en distintos sectores de la Central. Foto: Rogelio Morales, Cuartoscuro

CLIENTES FIELES

Los bajos precios de los alimentos en la central, que llegan a estar a la mitad que en otras tiendas de alimentación, son el gran reclamo para los clientes que, a pesar de la crisis sanitaria, seguirán acudiendo a este mercado en el que se mueve tanto dinero como en la bolsa mexicana.

“A diferencia de otros supermercados, aquí no se especula tanto por los precios, se mantienen los precios económicos”, explicó a Efe Javier, un profesor universitario que aprovechó el parón de clases por la pandemia para hacer la compra.

Prevención coronavirus en la Central de Abastos de la Ciudad de México. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro

Según los comerciantes, hace dos semanas hubo un incremento de precios por las compras de pánico desatadas por la COVID-19, pero rápidamente volvieron a estabilizarse.

Javier tiene claro que seguirá comprando regularmente en la Central de Abasto tomando sus “precauciones”, puesto que en el coche tiene alcohol para desinfectar sus manos y al llegar a casa limpia la ropa que llevaba puesta durante la compra.

Lo que no tiene previsto es llevar mascarilla, dado que “no tiene caso ponerse cubrebocas salvo que uno esté enfermo”.

Algunos comerciantes y clientes de la Central de Abastos portan cubrebocas ante el aumento de contagios de COVID-19. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro

El Gobierno de México decretó esta semana la emergencia sanitaria, lo que obliga a parar las actividades económicas no esenciales, y exhortó a la población a quedarse en sus casas, aunque la cuarentena no es obligatoria para no afectar a los millones de personas empleadas en el trabajo informal.

El Presidente, Andrés Manuel López Obrador, presentará el domingo un plan de apoyo económico para mitigar los efectos de la crisis sanitaria a la débil economía mexicana, que en 2019 decreció un 0.1 por ciento.

Personal de limpieza, la primera línea de defensa contra la pandemia del coronavirus

jueves, marzo 19th, 2020

Ante la contingencia por el coronavirus, el personal de limpieza aumenta sus horas de trabajo hasta en 80 por ciento y son propicies al contagio pese a las medidas de seguridad y los utensilios que llevan mientras realizan sus actividades; la demanda en general de limpieza es alta, en algunos países como Estados Unidos las vacantes aumentaron hasta en 75 por ciento, aunque cada vez son más las personas que pierden su empleo.

Por Mae Anderson, Alexandra Olson y Kelvin Chan

Nueva York, Estados Unidos, 19 de marzo (AP).- Cuando los hospitales necesitan preparar una sala para la próxima prueba de coronavirus, cuando los aviones dejan a los pasajeros en el aeropuerto, cuando la gente común comienza a tomar las precauciones sanitarias más seriamente, llega el llamado: traigan al personal de limpieza.

Esos trabajadores mayormente ignorados son a menudo la primera línea de defensa contra la pandemia de COVID-19, limpiando y desinfectando hogares, oficinas, instalaciones médicas y espacios públicos en los que el nuevo virus pudiera diseminarse. Pero las personas que hacen toda esa limpieza tienen bajos salarios, frecuentemente carecen de ausencias médicas pagadas y son despedidos sin notificación previa.

En medio de todo ello está el temor constante de que ellos mismos pudieran contraer el virus, pese a las precauciones.

Shasmin Lewis, que se pasa las mañanas haciendo labores de oficina para MaidPro en Filadelfia y las tardes limpiando casas, dijo que sus horarios han aumentado casi 80 por ciento a 40 horas a la semana. Ella lleva su propia máscara al trabajo pese a que MaidPro provee máscaras y guantes, se lava las manos frecuentemente y usa guantes cuando pasa el plumero.

“Estoy muy preocupada, pero planeo seguir hasta que no podamos más”, dijo. No solamente sus clientes ancianos necesitan la ayuda, sino que ella, como innumerables otros trabajadores, tiene apenas suficientes ahorros para sostenerse a ella y a sus dos hijos por un mes.

Un empleado de limpieza desinfecta un vagón del metro en la Ciudad de México, el miércoles 18 de marzo de 2020. Foto: Marco Ugarte, AP

La demanda en general de limpieza ha sido grande. Las aerolíneas, incluyendo Delta y Southwest, añadieron medidas desinfectantes en los vuelos. Amtrak incrementó la frecuencia de los servicios de limpieza en los trenes y sus estaciones, en algunos casos cada hora, y está empleando más desinfectante en barandas, picaportes y manijas.

Durante las primeras dos semanas en marzo, los anuncios publicitarios de limpiadores aumentaron 75 por ciento en Estados Unidos y 20 por ciento en Gran Bretaña respecto al año previo, de acuerdo con Ziprecruiter, un portal de empleos.

Pero eso está comenzando a cambiar a medida en que ciudades en Estados Unidos y Europa cierran escuelas, hoteles, restaurantes y otros negocios.

La semana pasada, Zoraida Rodríguez estaba trabajando tiempo extra para mantener limpio el teatro Bernard B. Jacobs, en Broadway. Ella y otros colegas comenzaban temprano y se quedaban hasta tarde desinfectando puertas, barandas y todo lo otro que pudiera tocar el público.

Esta semana, Rodríguez no tiene trabajo. Los teatros en Broadway cerraron sus puertas hasta al menos el 12 de abril. Por lo menos 204 trabajadores de servicios de teatros y estadios perdieron sus empleos, de acuerdo con el Service Employees International Union, el gremio que los representa. No hay una respuesta clara sobre si les darán indemnización por despido u otro tipo de ayuda. A Rodríguez le dijeron que recogiera su último cheque esta semana.

La mujer de 53 años ha trabajado limpiando teatros en Broadway por casi 16 años, ganando 20 dólares la hora. Tenía seguro médico, licencia médica pagada y vacaciones. Esas prestaciones se acabaron, aunque el gremio está negociando alguna ayuda. Por el momento, dice que dependerá del seguro por desempleo y el salario de su hija en un salón de belleza en Nueva Jersey, aunque las horas allí están bajando al desplomarse el tráfico de clientes.