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No ayudan a los campesinos y les destruyen su amapola; por eso la violencia: Obispo de Chilpancingo

lunes, diciembre 11th, 2017

El Obispo de Chilpancingo señaló que los pueblos de la sierra están viviendo una “situación muy especial”: sobreviven con la siembra de amapola, cuyos cultivos son destruidos por el Ejército. Entonces, “la poca goma que existe, se la están peleando los líderes criminales”.

En cuanto a la Ley de Seguridad Interior, el Obispo declaró que ésta no va a resolver el problema de la violencia en el estado y que, más bien, se está promoviendo con motivos electorales con miras a 2018.

Por Zacarías Cervantes

Guerrero/Ciudad de México, 11 de diciembre (ElSur/SinEmbargo).- El Obispo de Chilpancingo, en Guerrero, Salvador Rangel Mendoza, declaró que la violencia que se desató en pueblos de la sierra entre bandas del crimen organizado es por la destrucción de plantíos de amapola llevada a cabo por el Ejército en abril pasado, y “lo que vemos ahora” es una disputa por la poca cosecha que obtuvieron los productores.

Rangel Mendoza explicó que los habitantes de la zona le han contado que primero la gente de Juan Castillo Gómez, “El Teniente”, fue a Pueblo Viejo hace tres meses a desplazar al grupo de Isaac Navarrete Celis, “El Señor de la I”, y que ahora éste, en venganza, llegó la semana pasada a Izotepec y a Polixtepec, que son territorio del primero.

El Obispo reiteró su propuesta de que mientras no haya apoyos oficiales para los habitantes de los pueblos de esa zona, el Gobierno debería de dejar que los campesinos cultiven y vendan la amapola, “si no, de qué van a vivir”.

“La especial situación” que viven los pueblos de la sierra, señaló, “escaseó” la goma de opio; entonces, “la poca goma que existe se la están peleando”.

“Ustedes saben que los de Izotepec y toda esa zona atacaron (en agosto pasado) Pueblo Viejo, que anteriormente controlaba el señor Isaac (Navarrete) y ahora el mismo Isaac vino a atacar los pueblos del famoso El Teniente (Juan Castillo). Allí es una guerra entre los dos grupos de narcotraficantes”.

El Obispo agregó que “lo penoso” es la inseguridad que sufre la gente que no está involucrada con estos dos grupos. Agregó que incluso le informaron que en la entrada a la sierra, después de Filo de Caballos, uno de los dos grupos está parando y asaltando a toda la gente.

“Tengo una información muy particular, me dijo el párroco del lugar que subieron los soldados pero que salieron corriendo, entonces uno se pregunta actualmente quién está dominando la situación”.

Añadió que también le dio pena que cuando tuvo que salir la gente de Pueblo Viejo, y comunidades de alrededor, por la balacera que ocurrió en agosto pasado, lo hicieron de noche, en medio de la sierra y en periodo de aguas, “imagínese todo lo que están haciendo sufrir”.

Insistió en que por esto debe haber un acercamiento, “ver qué podemos hacer para que esta gente ya no sufra y dejarla vivir en paz”.

Recordó que él siempre ha apoyado el diálogo y que ha pedido que ya no suba el Ejército, “porque al subir es como si le picamos a un panal de avispas, se alborotan y empiezan a picar”.

Declaró que si en la sierra se siembra la amapola, es porque la gente no tiene otra opción, “la gente tiene necesidad de comer y si se les quita eso, qué les vamos a dar de comer a esa gente, es por eso que yo digo que también las autoridades, sobre todo federales, deben voltear más a Guerrero. Nos deben tender más la mano con ciertos programas, con los que la gente olvide la amapola y se dedique a otro tipo de cultivos”.

El Rangel dijo que está consciente de que por sus declaraciones en este sentido “ciertas autoridades del gobierno se han sentido mal y ya me están tomando como un enemigo de ellos, pero yo no quiero ser su enemigo, simplemente digo lo que yo creo que es la verdad y es lo que incomoda, a veces, pero yo lo que quiero es construir y ayudar a Guerrero. Yo no tengo ninguna otra pretensión”, declaró.

Por ejemplo, se quejó de que hace unos 10 días las autoridades, no sabe de qué ámbito, no le autorizaron un vuelo en helicóptero para que fuera a coronar una virgen y a celebrar confirmaciones a Pandoloma, municipio de San Miguel Totolapan.

Contó que la gente de la comunidad gestionó su viaje en helicóptero, pero que se lo canceló de última hora la Secretaría de Gobernación; que después un personaje pagaría el costo de un vuelo privado, pero que tampoco se lo autorizaron. “La cosa es que la gente se quedó esperando al Pbispo”, denunció.

LA LEY DE SEGUIRDAD, “MOVIDA POLÍTICA”

Para el Obispo Rangel Mendoza, la Ley de Seguridad Interior “de ninguna manera” es la solución al problema de la violencia en el estado.

“Bien sabemos que el papel del Ejército es defender la patria contra los enemigos, y creo que nosotros, los mexicanos, no somos enemigos del Ejército. Además existe la policía, por eso se llama policía preventiva”, declaró.

Insistió en que darle facultades directas al presidente de la República y de manera discrecional al decidir a dónde va o no el Ejército, “me parece un asunto peligroso, puesto que tenemos en México un país democrático, dividido en los podres que deben desempeñarse de una manera armoniosa”.

El prelado advirtió que la Ley de Seguridad Interior se quiere aprobar al vapor, “yo personalmente creo que es más bien una movida política ahora que vienen elecciones, para poder desplazar al Ejército en las calles y eso va a atemorizar más a la gente”.

Insistió en que por esa causa no confía mucho en esa ley, “para mí la solución es tratar de preparar mejor a la policía de los tres órdenes, tanto federal, estatal, como municipal”, propuso.

También agregó que es necesario certificar a las policías y darles preparación “porque para mí (la Ley de Seguridad Interior) es una salida muy fácil, aventar la bolita al Ejército y desobligar a la parte civil y a las policías, esto no se me hace justo”.

El Obispo Rangel aseguró que ha preguntado a mucha gente y que la opinión de la mayoría “a pesar de que en Guerrero vivimos una situación muy difícil, creen que las cosas se van a complicar mucho más dándole esas facultades al Ejército”.

También declaró que se ha visto que la militarización no ha dado resultados, “vea cómo ha aumentado la presencia del Ejército y de la Policía Federal en lugares muy claves, por ejemplo Chilapa y Zitlala, en donde ha aumentado el crimen y la delincuencia, ese es otro gran argumento que yo tengo. No aumentando la presencia de los militares la delincuencia se va a venir abajo”.

El obispo agregó que Guerrero tiene una situación muy especial, “un estado en donde en la mayor parte del territorio hay presencia de los grupos de narcotraficantes, y se ve que no precisamente tiene la autoridad el Ejército ni el estado. Yo creo que militarizando las cosas no va a cambiar, sino que se va a empeorar”.

 

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Amenazas obligaron a reunirme con jefes criminales: Obispo de Guerrero; “el Gobierno lo hace”

lunes, marzo 27th, 2017

Las amenazas que han recibido sacerdotes en Guerrero han obligado al Obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoz, a reunirse con el crimen organizado, así lo declaró en entrevista con medios locales. Dijo que el Gobierno también lo hace y llega a acuerdos “por debajo de la mesa”. Afirmó que las autoridades no han querido resolver el problema de la violencia porque no les conviene, pues “en el fondo hay cierta repartición de dividendos”. Insistió en un diálogo público y se propuso como intermediario.

Por Zacarías Cervantes

Ciudad de México/Chilpancingo, 27 de marzo (SinEmbargo/ElSur).– El Obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, declaró que las autoridades se han reunido con organizaciones del crimen organizado y que han tenido acuerdos “por debajo de la mesa”, pero que no han querido resolver el problema de la violencia porque no les conviene, debido a que “en el fondo hay cierta repartición de dividendos”.

Admitió que él también se reunió con jefes de los grupos de la delincuencia (sin especificar cuándo ni dónde), pero aclaró que lo hizo porque algunos sacerdotes estaban siendo amenazados y uno de ellos tuvo problemas “más graves”, sin especificar qué tipo de problemas.

El clérigo tampoco quiso precisar con qué grupos se ha reunido, pero aclaró que son los que operan en la parte oriental (en referencia a los municipios de Mochitlán y Quechultenango), occidental (en la sierra) y en el sur del estado (el valle de El Ocotito y Tierra Colorada).

En otro tema, declaró que desconoce si la Diputada federal Verónica Muñiz ha construido iglesias, como lo ha declarado, pero respondió a quienes la critican en el sentido de que eso es “populismo” y “demagogia”, que si en ocasiones las autoridades no pueden resolver problemas tan elementales como el de la basura y la escasez de agua en Chilpancingo, que cuando menos dejen que se construyan iglesias en donde la gente va a orar y a calmar su espíritu “delante de Dios”.

En los últimos días la violencia se ha incrementado en Guerrero. Foto: Cuartoscuro.

El Obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa contestó a reporteros en la Iglesia de la Inmaculada Concepción de María, de la colonia del PRI, a donde acudió a las 12 del día para dar posesión al sacerdote Agustín Téllez Salazar, sustituto de Jesús Zepeda Ávila, quien fue cambiado a Chichihualco, mientras que Téllez Salazar vino de Huitzuco.

Después de la misa, el obispo respondió a preguntas de varios reporteros.

De entrada, Rangel Mendoza reconoció que se ha reunido con organizaciones criminales que operan en el estado pero aclaró que lo hizo porque algunos sacerdotes estaban siendo amenazados por el crimen organizado, “incluso otro tuvo un peligro más grave y yo tuve que desplazarme a donde se encontraban, por lo menos dos grupos, y ellos me atendieron muy bien”, contó.

Añadió: “Yo siempre les he dicho que tenemos que abrir un diálogo, incluso oficialmente todas las diócesis de Guerrero decidimos un proyecto a favor de la paz y de la reconciliación, de la misericordia, y yo me vi en la necesidad de hablar con esas personas”, explicó.

Contó que en su plática le dijeron que ellos lo que quieren es el bien de la gente, “porque la parte oriental del estado y la parte occidental han estado muy descuidadas y en esos lugares me quedó muy claro que están molestos porque el gobierno no ha podido, o no ha querido, desarrollar un plan en cuestión de caminos y vivienda”.

Explicó que su encuentro con las agrupaciones del crimen organizado y ayudar a los sacerdotes, a las religiosas, a los catequistas y seminaristas, lo hizo por medio de “ciertas personas” y reconoció que se sigue comunicando con ellos, “tratando de ayudar”.

Sacerdotes han sido amenazados por el crimen organizado en Guerrero. Foto: Cuartoscuro.

También reveló que él ayudó para que se resolviera el conflicto que se vivió en Pataquillas, entre los grupos del Frente Unido por la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG) y la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), igual que el de Tierra Colorada.

Aseguró que en Tierra Colorada, en donde se dijo que hay dos personas desaparecidas del FUSDEG, pidió a quienes acusan que las tienen que las devuelvan, “en una palabra, yo he buscado el diálogo con estas gentes por el bien de la gente”.

Reiteró que a la gente del crimen organizado les ha pedido que, “por favor no secuestren, no asesinen, no maten y ellos me han respondido que ‘nosotros somos narcotraficantes, no sicarios’”.
que él les cree porque en la parte oriental, en referencia a los municipios de Quechultenango y Mochitlan; occidental, la parte de la sierra; así como la parte sur, el valle de El Ocotito y Tierra Colorada, en donde se encuentran los grupos con los que se ha reunido, “es donde más tranquilo está el estado”, expresó.

Reconoció que el diálogo no ha sido con todos, “me falta un grupo con el que no he podido acercarme, ni ellos se han podido acercar a mí, pero con un 70 u 80 por ciento hemos estado dialogando”.

Detalló que en la parte de la sierra se ha reunido con cuatro grupos, en tanto que en la zona oriental se ha reunido con otro y en la parte sur dijo que se ha reunido con uno más, pero no precisó con cuantos.

El Obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza. Foto: ElSur.

El Obispo reconoció que le ha faltado reunirse con alguien de la parte norte, porque no ha habido las condiciones, “y ustedes saben es donde más ha habido crímenes, levantones y asesinatos.

Destacó que se le ha hecho difícil reunirse con los grupos que operan en Chilpancingo, porque “hay varios y para mí es lo más peligroso, porque es donde operan pseudo grupos, que le hacen al traficante, al narcotraficante y al secuestrador, y ya lo dijo el refrán popular: señor, líbrame de los tontos”.

Insistió en que el diálogo es la única vía para resolver los problemas, y que si las partes se lo solicitan él está dispuesto a servir de intermediario para un diálogo “para que logremos que Guerrero viva en paz”.

Pero aclaró que las autoridades “saben bien quiénes son y dónde están, eso lo sabemos bien, el asunto es que no hay voluntad de parte de ellos. Ellos sienten que están por el lado derecho, los que tienen la ley en la mano y, según ellos, la ley no puede dialogar o transigir con los malos, pero mi teoría es que aunque sean los más malos tenemos que escuchar sus razones”.

Sin embargo, aseguró que “por debajo de la mesa ya hay arreglos. Ellos (las autoridades y las bandas) ya se entienden sólo que públicamente no lo quieren decir, y en el fondo, en el fondo, hay cierta repartición de dividendos”.

–Pero esos arreglos no han dado resultados, la violencia sigue y cada vez es más fuerte –destacó el reportero.

–La violencia sigue porque no la quieren aplacar, porque esto del narcotráfico es un gran negocio a nivel nacional, y ni modo que los de Guerrero sean almas puras.

–¿Si hay acuerdos, por qué sigue la violencia? –insistió otro reportero.

–Si hay acuerdos, no conviene que el negocio se acabe, simplemente.

–¿Entonces, a qué nivel son estos acuerdos? –preguntó un tercer reportero.

–Yo no lo sé. Yo más o menos es lo que alcanzo a ver, lo que la gente me cuenta, porque yo ando en la diócesis para arriba y para abajo, pero no sé a qué niveles son esos acuerdos.

Volvió a insistir que si en la sierra de Guerrero se siembra la amapola, sale de allí porque de ella se obtiene la heroína blanca “que es muy cotizada, y tiene salida, lo he dicho, porque a veces las autoridades cierran un ojo y el otro también”.

El Obispo declaró que se lleva bien con el Gobernador Héctor Astudillo Flores y que han platicado, pero que no tocan el tema de la violencia y la delincuencia organizada. “Ha-blamos de muchas cosas, pero esto no se toca”.

–¿Es de parte de él que no quiere tocarlo?

–Yo no lo sé. Hemos hablado con el secretario de Gobierno y con algunas otras autoridades, pero no tocamos el tema.

–¿Usted tampoco lo toca?

–Es que si ellos no me lo solicitan, yo no puedo hablar, ni puedo proponer. El día que ellos me lo soliciten… Porque en un enfermo, mientras no descubramos la enfermedad y no descubramos la gravedad de aquella enfermedad, no le podemos recetar. Yo creo que lo primero sería reconocer humildemente este problema que existe en Guerrero.

“Yo en lo que no estoy de acuerdo es con los discursos triunfalistas que dicen: vamos bien, logramos tanto, pero nunca reconocen los errores que se han cometido, nunca reconocen el mal que existe. Se dan baños de pureza, dicen: ‘vamos bien, vamos perfecto’, pero yo no lo creo, que le pregunten a la gente como ha aumentado la delincuencia, como han aumentado los asesinatos”.

En cuanto a las críticas que recibió la diputada federal priista, Verónica Muñoz Parra, por el regidor del PRD de Chilapa, Edson Gómez Casarrubias, y del ex dirigente estatal y ex regidor del PAN, Oscar Silva Abarca, en el sentido de que actúa con populismo y demagogia, que viola la Constitución al financiar la construcción de iglesias en José Joaquín de Herrera, Chilapa y Zitlala, como ella misma lo declaró, el Obispo respondió que desconoce si en verdad ha construido iglesias con presupuesto público, “ustedes saben que en política cada quien lleva agua a su molino”, dijo.

Luego el Obispo agregó: “Yo simplemente digo que si el dinero se gasta en tantas cosas y por ejemplo no han podido solucionar en Chilpancingo el problema de la basura y el problema del agua, siquiera que construyan iglesias donde la gente va a orar y calma su espíritu delante de Dios”.

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