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Más mujeres quedan presas en América Latina por extorsión

lunes, mayo 17th, 2021

Las dificultades de acceso a la educación y empleo formal, lazos sentimentales con miembros de estos grupos y necesidades económicas asociadas al hecho de ser madres solteras fueron algunas de las causas de la propensión de las mujeres a unirse a agrupaciones criminales.

Por Lara Loaiza

El Salvador, 17 de mayo (InSightCrime).– Un nuevo informe indica una creciente participación de las mujeres en las actividades extorsivas de las maras en Centroamérica, una muestra de un patrón regional en el que las mujeres han adquirido preponderancia en el crimen organizado.

Las mujeres han pasado de la periferia en actividades extorsivas, como el cobro de cuotas, a asumir roles más centrales, como lo señala un informe publicado en abril pasado por la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional (Global Initiative against Transnational Organized Crime, GI-TOC), grupo de investigación con sede en Ginebra.

“Este cambio se debe en gran medida a que su perfil es más discreto en comparación con el de los miembros masculinos, lo que les permite escapar de autoridades y víctimas con mayor facilidad”, indicaron los autores del informe.

El informe señala varios ejemplos en los que las mujeres tuvieron papeles protagónicos en las actividades violentas de las maras, como cuando una mujer puso una granada en un autobús de servicio público en Guatemala, y otro caso de una mujer implicada en el asesinato de un conductor de autobús en Honduras. El informe también destaca una clica del Barrio 18 en Guatemala, conformada en su mayoría por mujeres, así como una líder de la MS13 en Honduras. El reporte ofrece un raro ejemplo de liderazgo femenino en El Salvador, donde se relata el ascenso de una mujer en la jerarquía de la MS13 a lo largo de veinte años.

El informe destaca además los factores que aumentan la propensión de las mujeres a unirse a agrupaciones criminales. Las dificultades de acceso a la educación y empleo formal, lazos sentimentales con miembros de estos grupos y necesidades económicas asociadas al hecho de ser madres solteras fueron algunas de las causas citadas.

Dificultades al acceso a la educación y empleo formal son algunos de los factores por las cuales la mujeres ingresan al crimen organizado. Imagen ilustrativa. Foto: AP.

ANÁLISIS DE INSIGHT CRIME 

La creciente participación de las mujeres en las redes extorsivas no implica necesariamente que tengan mayor agencia en las pandillas callejeras. Tanto la MS13 como el Barrio 18 son organizaciones profundamente misóginas, cuya jerarquía interna excluye a las féminas de los roles de mando en casi cualquier circunstancia.

Sin embargo, se sabe que las mujeres realizan tareas de mayor responsabilidad, dependiendo de su experiencia y prestigio en las maras. Esas actividades incluyen la vigilancia, participación en asesinatos selectivos e incluso la coordinación directa del cobro de cuotas extorsivas.

Además de esto, las mujeres pueden ser elementos valiosos en los grupos criminales, lo que se evidencia en la evolución de sus roles y el aumento del número de arrestos.

En Guatemala, hay cerca de mil 900 mujeres en prisión por delitos relacionados con la extorsión, según datos publicados por Prensa Libre en abril de 2021. Entre las detenidas hay mujeres que han trabajado como cobradoras tradicionales, junto con mujeres que prestaron sus cuentas bancarias para recibir dineros sin saber que estaban participando en una actividad ilegal.

Según un estudio de la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés) sobre mujeres y narcotráfico, publicado en febrero último, el número de mujeres encarceladas por delitos relacionados con el tráfico de estupefacientes aumentó en 59 por ciento entre 2000 y 2020, mientras que el número de hombres sólo creció 20 por ciento en el mismo periodo.

El incremento de la participación de las mujeres en las actividades extorsivas es un fenómeno común en toda Latinoamérica.

En Venezuela, un estudio publicado en 2019 por la ONG Una Ventana a la Libertad detalla cómo algunas mujeres han comenzado a sumir roles de liderazgo en las prisiones, lo que incluye la exigencia de pagos a otras reclusas para garantizar su seguridad.

En Colombia, las mujeres no sólo se limitan al cobro de cuotas extorsivas, sino que algunas han conformado sus propias organizaciones dedicadas a esta economía criminal. En 2020, las autoridades desmantelaron un grupo de extorsionistas conocidas como “Las Faraonas”.

Adicionalmente, en México una colombiana fue acusada de liderar un esquema de préstamos a usura conocidos como “gota a gota”, en alianza con varios grupos criminales en 2017. De acuerdo con una investigación de Milenio, Ángela Adriana Alzate Ayala, alias “Angie”, contaba con la cooperación de policías corruptos, quienes además de proveerle protección institucional tramitaban documentación falsa para los delincuentes.

En 2019, había en ese país más de 300 mujeres presas por extorsión, según datos del Censo Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Sistema Penitenciario Estatales de 2020.

No obstante, no todas las mujeres que pagan sentencias por delitos relacionados con las economías ilícitas ocupan posiciones de mando dentro de la jerarquía criminal, y aun así, muchas de ellas reciben sentencias más duras que sus contrapartes hombres por los mismos delitos, según el informe de WOLA.

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Las mujeres de México asumen un rol cada vez más protagónico en redes de tráfico, dicen analistas

jueves, enero 16th, 2020

Las autoridades de Estados Unidos sentenciaron a Luz Irene Fajardo Campos, alias “La Comadre”, “La Madrina” o “La Doña”, nacida en Culiacán, por conspirar para traficar drogas en su rol al mando de un grupo que durante casi dos décadas movió grandes cantidades de cocaína y metanfetaminas a ese país, por lo menos desde 1997, como anunció el Departamento de Justicia estadounidense en un comunicado del 19 de diciembre.

Por Parker Asmann

Ciudad de México, 16 de enero (InSightCrime).– Una mujer originaria del centro del narco en México ha sido condenada en Estados Unidos como cabecilla de una sofisticada red internacional de tráfico, un hecho que pone de relieve el liderazgo muchas veces ignorado que pueden desempeñar las mujeres en las filas de los grupos del crimen organizado azteca.

Las autoridades de Estados Unidos sentenciaron a Luz Irene Fajardo Campos, alias “La Comadre”, “La Madrina” o “La Doña”, nacida en Culiacán, por conspirar para traficar drogas en su rol al mando de un grupo que durante casi dos décadas movió grandes cantidades de cocaína y metanfetaminas a ese país, por lo menos desde 1997, como anunció el Departamento de Justicia estadounidense en un comunicado del 19 de diciembre.

Junto con sus hijos adultos, Campos dirigió una “sofisticada red multinacional de narcotráfico alineada con el Cártel de Sinaloa”, según el asistente del Fiscal General Brian Benczkowski. La mujer se abastecía de cocaína directamente en Colombia, negociaba la compra de aviones y contrataba a pilotos para que llevaran las drogas hasta Centroamérica y México, según las autoridades. También tuvo cómplices en Ecuador y Panamá, según dice el pliego de cargos criminales en su contra.

Además, Campos coordinaba la importación de químicos precursores, al parecer a uno de los principales puertos de México, y los procesaba para convertirlos en metanfetaminas, usando un laboratorio clandestino situado en los desiertos que rodean la capital de Hermosillo en el estado de Sonora, noroeste de México, junto a la frontera con Estados Unidos. Sus redes de distribución en Estados Unidos se extendían desde el otro lado de la frontera, en Arizona, hasta el este, en Mississippi, entre otros.

Después de eludir por años su captura, las autoridades migratorias colombianas arrestaron a Campos en abril de 2017 en el aeropuerto internacional de la capital Bogotá, cuando pretendía abordar un vuelo hacia Ciudad de México, según un comunicado oficial divulgado en la época. Las autoridades estadounidenses la sindicaron por primera vez en mayo de 2015, según el pliego de cargos criminal.

ANÁLISIS DE INSIGHT CRIME

Campos no es la primera mexicana que dirige una sofisticada red de narcotráfico transnacional ni es la primera que se hace un nombre propio en el panorama del crimen organizado en México, y sin duda tampoco será la última.

De hecho, luego del arresto del jefe del Cártel de Tijuana Fernando Sánchez Arellano, alias “El Ingeniero”, en junio de 2014, su madre Enedina Arellano Félix, alias “La Narcomami”, tomó las riendas de las operaciones del cártel. También conocida como la Organización Arellano Félix, que durante décadas dominó el tráfico de estupefacientes mexicano a lo largo de la frontera con California, Enedina era la hermana de los hermanos Arellano Felix, los cabecillas originales del grupo.

Sandra Ávila Beltrán, más conocida como la “Reina del Pacífico” mexicano, fue también una de las criminales más sanguinarias del país, en el ámbito del narcotráfico. Inició su carrera criminal con la unión del Cártel de Sinaloa y el Cártel del Norte del Valle, de Colombia. Su tío, Miguel Ángel Félix Gallardo, alias “El Padrino”, fue uno de los primeros narcos importantes de México. Beltrán fue eventualmente acusada de cargos de tráfico de cocaína, de los cuales se le absolvió posteriormente, presuntamente por conspirar con su socio y traficante colombiano Juan Diego Espinoza Ramírez, alias “El Tigre”. Tras su captura en México en 2007 y su posterior extradición a Estados Unidos en 2012, fue excarcelada antes de que la detuvieran de nuevo en 2013 por cargos de lavado de dinero en su natal México.

Guadalupe Correa-Cabrera, autora del libro publicado en 2017 Los Zetas Inc. y experta en crimen organizado en México, comentó a InSight Crime que una condena como la de Campos no es sorprendente, y que esta debe analizarse en el contexto de tendencias más amplias relacionadas con el rol de las mujeres en la sociedad. “Las mujeres han ido ganando terreno en diferentes actividades económicas, lícitas e ilícitas, y en ocasiones han aventajado a los hombres por su capacidad de organización, liderazgo y conocimiento de los negocios”, señaló.

Sin embargo, los grupos del crimen organizado mexicano mantienen el predominio masculino. Dicho esto, Correa-Cabrera explicó que el análisis de las organización criminales ha pasado por alto a las mujeres con demasiada frecuencia, y no ha considerado los innumerables roles que ellas desempeñan en esos grupos o el impacto que la actividad criminal tiene en ellas. “Lo que hemos visto [a lo largo de los años] es la capacidad que tienen las mujeres de dirigir operaciones transnacionales a un nivel muy alto”, dijo. “Estoy segura de que este no es un caso aislado, y no me cabe duda de que hay más mujeres que estén desempeñando esos roles, solo que aún no se las ha capturado”.

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“Las Panteras”: célula criminal de “Los Zetas” conformada por mujeres que corrompen a las autoridades

martes, noviembre 20th, 2018

Las autoridades definieron el perfil de las afiliadas a la célula criminal: las preferían jóvenes (18 a 30 años), venían de familias de escasos recursos y sus estudios máximos son de secundaria. A las mujeres que invitaban a integrar a “Las Panteras” se les adiestraba en el uso de armas y hacen trabajo de publirrelacionistas.

Coahuila/Ciudad de México, 20 de noviembre (Vanguardia/SinEmbargo).– Al irrumpir como un brazo armado del Cártel del Golfo, “Los Zetas” exclusivamente estaban conformados por ex militares, pero al terminar su sociedad integraron al grupo delictivo a personas dedicadas a diferentes actividades.

Documentos de inteligencia detectaron que entre las células de la organización criminal sobresalía una donde sus participantes eran exclusivamente mujeres.

El grupo recibió el nombre de “Las Panteras” y varias de sus integrantes se encargaron de labores como corromper autoridades e incluso activamente en acciones como la matanza de San Fernando.

Fabiola Saray Díaz Arroyo, alias “La Muñeca”. Foto: Especial

Las autoridades definieron el perfil de las afiliadas a la célula: las preferían jóvenes (18 a 30 años), venían de familias de escasos recursos y sus estudios máximos son de secundaria.

Foto: Especial

A las mujeres que invitaban a integrar a “Las Panteras” se les adiestraba en el uso de armas y hacen trabajo de publirrelacionistas.

Foto: Especial

Nombres como Adriana Guadalupe Medina Galván; María de los Ángeles Ponce Razo; Alicia Tapia Corral; Juana Flores Mendoza; Jovana Susana Cruz; Yesenia Yanet López Romero; Claudia Valeria Fuentes Martínez, “La Popis”; Julieta Maricela Almaguer Reyes y Fabiola Saray Díaz Arroyo, alias “La Muñeca”, fueron relacionados con las narcofosas en Tamaulipas.

Todas ellas fueron detenidas y otras como Mayra Esther Ramos Cortés; Ana Janete Reyes Martínez; Adriana Chávez Salazar; Elena Enríquez Escandón; Yudith Adela Ochoa Marmolejo; Dinora Miriam Pérez Alvarado, alías “La Marrana”; Guadalupe Hernández Ibarra y María Guadalupe Galván Hernández, fueron capturadas por el Ejército por presuntamente participar en operaciones del Cártel e incluso ser responsables de plazas en los estados de Guanajuato, Hidalgo y Puebla.

El éxito de “Las Panteras” llegaba cuando sus jefes les encargaban ser escoltas de los principales capos del Cártel del Golfo.

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