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¿Por qué matan y desaparecen? Académicos de México buscan el rostro a la violencia que vivimos

lunes, febrero 24th, 2020

Al entrevistar a los delincuentes, preguntarles las razones por las cuales cometen estos actos violentos, entender los incentivos que los llevaron a crear carreras criminales y a mantenerse en ellas, especialistas humanizaron la violencia.

Por Juan Manuel Ramírez G.

México, 24 feb (EFE).- Expertos mexicanos estudiaron la criminalidad en América Latina desde la perspectiva de los perpetradores con el objetivo de dejar de analizar la violencia como un acumulado de cifras -número de muertos o de personas desaparecidas, por ejemplo- y entenderla como actos realizados por seres humanos con motivaciones específicas.

Bajo la pregunta ¿qué es lo que impulsa a las personas a realizar estos actos y normalizarlos?, Laura H. Atuesta y Javier Treviño, académicos del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) del México, en la región centro, le dieron forma al libro La muerte es un negocio. Miradas a la violencia criminal en América Latina, en el que se indaga la naturaleza de las acciones y de quienes cometen los hechos criminales.

“El objetivo del libro es explorar la violencia desde la perspectiva de los perpetradores, entendiéndolos como personas humanas que deciden cometer actos violentos”, dijo en entrevista con Efe Atuesta.

Explicó que, a diferencia de la mayoría de los estudios de violencia existentes, que utilizan metodologías cuantitativas, “este libro utiliza metodologías cualitativas para explorar las razones por las cuales se cometen actos perturbadores”.

Entre las herramientas que los investigadores utilizaron estuvieron la entrevista a profundidad y la observación etnográfica, las cuales les permitieron “conocer de cerca a las personas que estaban estudiando”.

Bajo la pregunta ¿qué es lo que impulsa a las personas a realizar estos actos y normalizarlos?, académicos del CIDE dieron forma al libro “La muerte es un negocio. Miradas a la violencia criminal en América Latina”. Foto: Cuartoscuro

A diferencia de la mayoría de los estudios de violencia existentes, que utilizan metodologías cuantitativas, este libro utiliza metodologías cualitativas. Foto: Cuartoscuro

Expertos mexicanos estudiaron la criminalidad en América Latina desde la perspectiva de los perpetradores. Foto: Luis Carbayo, Cuartoscuro

La especialista consideró que, mientras los métodos cuantitativos buscan generalizaciones y estadísticas, “las entrevistas a profundidad y la observación etnográfica permiten que sean los entrevistados/observados quienes guíen la investigación”.

Atuesta dijo que estos métodos “permiten descubrir nuevos caminos, mientras se realiza la investigación además de salirse del guión y de las hipótesis iniciales”.

LA HUMANIDAD DETRÁS DE LA VIOLENCIA

La experta señaló que “la violencia tiene un lado humano porque los actos violentos son realizados por personas humanas”, pero en ocasiones “deshumanizamos el fenómeno para explicarnos lo irracional que resultan los actos violentos”.

Explicó que al entrevistar a los delincuentes, preguntarles las razones por las cuales cometen estos actos violentos, entender los incentivos que los llevaron a crear carreras criminales y a mantenerse en ellas, humanizaron la violencia.

“A pesar de que no compartamos sus motivaciones, entendemos por qué lo hacen y cómo se sienten de estar involucrados en este mundo criminal”, explicó.

Acerca de por qué eligieron como objetos de estudio fenómenos de violencia que aparecieron en México, Colombia y Perú, Atuesta explicó que estos tres países tienen historias entrelazadas y las políticas públicas que han sido implementadas en un país, han afectado directamente lo que sucede en los otros.

“Por ejemplo, en el momento en que se cerró el puente aéreo entre Perú y Colombia para que se dejara de exportar coca, las organizaciones criminales en Colombia se dedicaron no sólo a producir cocaína sino también a sembrar la coca”, expuso.

La experta señaló que “la violencia tiene un lado humano porque los actos violentos son realizados por personas humanas”. Foto: Luis Carbayo, Cuartoscuro

“A pesar de que no compartamos sus motivaciones, entendemos por qué lo hacen”, dijo la experta. Foto: Luis Carbayo, Cuartoscuro

Para la especialista estudiar el fenómeno de violencia en cualquier país de América Latina es interesante. Foto: Luis Carbayo, Cuartoscuro

Contó que de manera similar ocurrió en el momento en que se cerró el tráfico aéreo de la ruta del Caribe utilizado para traficar la cocaína colombiana a Estados Unidos. “Los narcotraficantes colombianos buscaron aliados en México para llevar la cocaína a Estados Unidos a través de la frontera de México y esto transformó las organizaciones criminales en México”, indicó la académica.

Para la especialista estudiar el fenómeno de violencia en cualquier país de América Latina es interesante. “Sin embargo, no hay países que se encuentren más conectados por sus políticas de drogas que Perú, Colombia y México”, expuso.

ALGUNAS CONCLUSIONES

Atuesta explicó que a pesar de que todos los capítulos del libro describen realidades diferentes, se encontraron cuatro hipótesis en común.

La primera, que los adolescentes son un grupo de la población que es afectado por la violencia, no sólo como víctimas sino también como perpetradores. “Son un grupo en la mayoría de los casos incomprendido y estigmatizado por las políticas públicas actuales”, indicó.

La segunda, que el Estado juega un papel en la violencia, ya sea como actor ausente o presente.

“Muchas veces es su ausencia la que provoca el desarrollo de órdenes alternos y la creación de grupos criminales. Otras veces es su presencia y sus políticas punitivas e injustas las que arriban a la población (principalmente los jóvenes) a adentrarse en el mundo criminal”, dijo la especialista.

La tercera es que existe poca evidencia sobre la causalidad entre drogas y delito: “Esto a pesar de ser dos fenómenos que se observan simultáneamente, no se puede hablar de que uno de ellos provoca el otro”.

los adolescentes son un grupo de la población que es afectado por la violencia, no sólo como víctimas sino también como perpetradores. Foto: Carlos Alberto Carbajal, Cuartoscuro

existe poca evidencia sobre la causalidad entre drogas y delito. Foto: Carlos Alberto Carbajal, Cuartoscuro

Dijo que en la mayoría de los casos “son fenómenos que se generan por contextos externos tales como la pobreza, la marginación, la situación familiar de los afectados y sus relaciones amistosas y afectivas, entre otras”.

Mientras que la cuarta señaló que las organizaciones criminales no sólo cometen actos violentos, sino que buscan crear órdenes alternos al Estado.

“Estos órdenes alternos están basados en reglas, rituales y normas que se respetan y se siguen, muchas veces con el apoyo de la población. Y esto genera una gobernanza que no necesariamente se torna violenta”, finalizó.

¿Qué motiva a los jóvenes al sexting? Estudio indica que se debe a la presión o para sentirse empoderados

jueves, agosto 22nd, 2019

En su cuestionario, la científica, Morgan Johnstonbaugh, pidió a más de mil estudiantes universitarios con 20 años de media de siete universidades de Estados Unidos que describieran la última vez que enviaron una fotografía de sí mismos desnudos o semidesnudos a otra persona por medios electrónicos. Luego se les preguntó por qué compartían la foto. En una lista de 23 posibles razones, podían marcar tantas o tan pocas como quisieran.

Ciudad de México, 22 de agosto (Europa Press).–Una investigadora de la Universidad de Arizona (Estados Unidos) ha explorado qué motiva a los jóvenes a enviar imágenes sexualmente explícitas de sí mismos a través de Internet, una práctica conocida como sexting. Según su encuesta, la explicación no es tan evidente como se podría pensar, especialmente cuando se trata de mujeres jóvenes.

En su cuestionario, la científica, Morgan Johnstonbaugh, pidió a más de mil estudiantes universitarios con 20 años de media de siete universidades de Estados Unidos que describieran la última vez que enviaron una fotografía de sí mismos desnudos o semidesnudos a otra persona por medios electrónicos. Luego se les preguntó por qué compartían la foto. En una lista de 23 posibles razones, podían marcar tantas o tan pocas como quisieran.

En su análisis de las respuestas, encontró que las probabilidades de que las mujeres dijeran que enviaron imágenes sexualmente explícitas de sí mismas eran cuatro veces mayores que las de los hombres para evitar que el receptor perdiera el interés o que viera imágenes de otros. “Esto podría apuntar a un doble rasero sexual persistente que podría desempoderar a las mujeres”, explica la científica.

“El doble rasero sexual es la idea que se perpetúa en la sociedad de que los hombres y las mujeres tienen diferentes tipos de sexualidad: que los hombres tienen deseos incontrolables y voraces, mientras que las mujeres son capaces de tomar decisiones morales y actuar como guardianes de la actividad sexual. Con esta idea en mente, las mujeres pueden sentirse presionadas a compartir imágenes con sus novios para mantenerlos interesados o para complacer su apetito”, añade.

Sin embargo, Johnstonbaugh descubrió que las probabilidades también eran cuatro veces mayores para las mujeres que para los hombres de decir que enviaban imágenes sexualmente explícitas como una forma de sentirse empoderadas, y que las mujeres tenían el doble de probabilidades que los hombres de decir que enviaban dichas imágenes para aumentar su confianza. “Las mujeres podrían encontrar que el sexting es realmente empoderante porque puedes crear un espacio donde te sientas segura expresando tu sexualidad y explorando tu cuerpo”, argumenta.

No era infrecuente que las encuestadas seleccionaran tanto razones de empoderamiento como de desempoderamiento para el sexting, lo que demuestra cuán complejas pueden ser sus motivaciones. “El hecho de que las mujeres tengan más probabilidades de sentirse empoderadas y desempoderadas (están seleccionando ambas opciones cuando piensan en el mismo evento) resalta el hecho de que las mujeres tienen más que ganar de una interacción potencialmente beneficiosa, pero también tienen más que perder”, argumenta Johnstonbaugh.

La investigadora puntualiza que se necesita más análisis para comprender mejor otras posibles motivaciones para el sexting, así como qué motivaciones podrían ser más comunes para los hombres. En cualquier caso, espera que sus hallazgos ayuden a proporcionar una comprensión más matizada del sexting para académicos, educadores y legisladores interesados en reducir sus prácticas dañinas.

¿Y CÓMO ACTÚAN LOS CHICOS?

De acuerdo con otro trabajo de investigación de la Universidad de Surrey (Reino Unido), que entrevistó a 41 hombres jóvenes de entre 14 y 18 años de edad para comprender sus puntos de vista sobre el sexting, estos chicos se sienten ‘héroes’ al obtener y distribuir imágenes de mujeres jóvenes.

La cosificación y el control sobre las mujeres el control fue una de las características de las prácticas de sexting entre los hombres jóvenes. Sin embargo, mientras se deleitaban al ver las fotos de los cuerpos de las mujeres jóvenes, algunos evitaban participar activamente en este intercambio de fotos desnudos o semidesnudos.

“La posición de los hombres jóvenes dentro de la cultura del sexting juvenil es precaria, ya que están sujetos a las expectativas que rodean a la masculinidad en términos de su apariencia y sus acciones. Además, la desnormalización de la vergüenza social masculina es probable que esconda el verdadero alcance de la dificultades a la que se enfrentan estos jóvenes”, apunta esta investigación.

Las mujeres y los hombres lo interpretan de forma diferente. Foto. Isaac Esquivel, Cuartoscuro

El sexting es una actividad que se realiza de forma cada vez más común y que acarrea muchos peligros. El 31 por ciento de los menores han enviado fotografías sexuales bajo los efectos del alcohol y las drogas, y el 3 por ciento lo han hecho bajo algún tipo de extorsión o amenaza, tal y como asegura un estudio publicado en la revista Pediatrics.

Además, según múltiples investigaciones en los últimos años, el sexting no consentido es también algo común: muchos menores reciben contenido erótico en sus teléfonos móviles que no quieren recibir, tanto por gente que les acosa buscando una respuesta sexual por su parte como por las propias personas que difunden las imágenes o textos de otros para hacer daño (el ‘revenge porn’ o porno vengativo no discrimina en cuanto a edad).