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“Me tocó empezar de nuevo a aprender hablar, escribir, caminar”, relata doctora que enfermó de COVID

domingo, diciembre 13th, 2020

Delfina Polo Vivero, una doctora de 30 años de edad que estuvo en laborando en la primera lineal contra la COVID-19, se infectó y tuvo que aprender a hablar, escribir y a realizar otras actividades.

Ciudad de México, 13 de diciembre (RT/SinEmbargo).- Una doctora colombiana tuvo que a aprender de nuevo a hablar y a escribir tras pasar más de dos meses en una unidad de cuidados intensivos por la COVID-19, informaron esta semana los medios locales.

Delfina Polo Vivero, de 30 años de edad, trabajó en el grupo anti COVID-19 de la policía nacional y enfermó tras entrar en contacto con una persona contagiada el 7 de junio. La doctora, que tenía antecedentes de asma en su historial clínico, fue hospitalizada en su Cartagena natal, aunque después tuvo que ser traslada por vía aérea a la UCI de la Fundación Cardiovascular de Colombia en Floridablanca tras sufrir complicaciones.

La mujer, que fue intubada y sometida a una traqueotomía y 3 diálisis, sufrió 2 paros cardiorespiratorios y un fallo multiorgánico y acabó perdiendo 25 kilos, pero ahora no recuerda nada de eso.

Delfina compartió a través de su cuenta de Facebook las consecuencias que sufrió a causa de la infección por el virus SARS-CoV-2. Foto: Facebook Delfina Vivero

“Me dieron de alta el 22 de agosto incapacitada por 6 meses, me toco empezar de nuevo a aprender hablar, abrir la boca, escribir, caminar, vestirme, conducir”, escribió la galena en su Facebook. Tras su recuperación, que fue muy larga y difícil, la mujer pudo por fin regresar a su vida normal, aunque afrontando las secuelas que le dejó la COVID-19, como hipertensión, diabetes y necesidad de anticoagulantes.

La mujer se vio obligada a trabajar de nuevo al cabo de tres meses para poder pagar sus facturas. “Aquí en Colombia para tener algo debes ser amigo de los bancos”, escribió la doctora en su Facebook. Y añade: “las deudas no comen de enfermedad y incapacidad, ni por estar postrada en una cama”.

Asimismo, Polo Vivero denunció que ni ella ni muchos médicos de la primera línea no recibieron el bono por la COVID-19 por parte del Gobierno. “Es triste porque fui médico de primera línea de COVID-19 afectada y con secuela”, escribió el pasado 9 de diciembre.

LA “NEBLINA MENTAL”

Confusión, delirio y otros tipos de disfunción mental, llamados encefalopatía, han ocurrido en personas que requirieron la hospitalización por COVID-19. Médicos en todo el mundo se preguntaban si era una casualidad, algo particular de ciertos enfermos. Pero un estudio encontró que estos pacientes necesitaban hospitalizaciones más largas, tenían tasas de mortalidad más altas y, a menudo, no podían realizar sus actividades diarias inmediatamente después de la hospitalización.

Se le conoce como “niebla mental”, aunque todavía no tiene un nombre formal porque apenas se está reconociendo como un padecimiento de quienes han estado enfermos. Y es por el SARS-CoV-2. Los síntomas cognitivos son tan preocupantes que pueden incluir pérdida de memoria, confusión, dificultad para concentrarse, mareos y comprensión de las palabras cotidianas. Cada vez más, los sobrevivientes de COVID dicen que la niebla mental está afectando su capacidad para trabajar y funcionar normalmente.

“Hay miles de personas que tienen eso”, dijo a The New York Times Igor Koralnik, jefe de enfermedades neuroinfecciosas en Northwestern Medicine en Chicago, quien ya ha visto a cientos de sobrevivientes en una clínica post-COVID que dirige.

Los científicos no están seguros de qué causa esta confusión mental. Afecta incluso a personas que se enfermaron levemente por COVID-19 y no tenían afecciones médicas previas. Las principales teorías son que surge cuando la respuesta inmune del cuerpo al virus no se apaga o por inflamación en los vasos sanguíneos que van al cerebro.

La investigación sobre la “niebla mental” apenas está comenzando. Un informe francés de agosto sobre 120 pacientes que habían sido hospitalizados encontró que el 34 por ciento tenía pérdida de memoria y el 27 por ciento tenía problemas de concentración meses después.

Millones de personas han enfermado de COVID-19 en el mundo. Foto: Cuartoscuro.

Enfermos de COVID presentan secuelas. Foto: Cuartoscuro.

MÁS CASOS

Hay más. El Times cita una encuesta que se publicará próximamente de 3,930 miembros de Survivor Corps, un grupo de personas que se conectaron para hablar sobre la vida después de COVID, más de la mitad informó tener dificultades para concentrarse o concentrarse, según Natalie Lambert, profesora asociada de investigación en la Escuela de la Universidad de Indiana de Medicina. Fue el cuarto síntoma más común de las 101 afecciones físicas, neurológicas y psicológicas a corto y largo plazo que informaron los sobrevivientes. Un tercio o más de los encuestados informaron problemas de memoria, mareos o confusión.

“La ‘niebla mental’ parece una descripción tan inferior de lo que realmente está sucediendo. Es completamente paralizante. No soy capaz de pensar con la suficiente claridad para [hacer] nada”, describió Mirabai Nicholson-McKellar, una cineasta australiana de 36 años. Se lo dijo a The Guardian.

“No puedo trabajar más de una o dos horas al día e incluso salir de casa para ir de compras puede ser un desafío”, explicó.

El doctor Michael Zandi, consultor del Instituto de Neurología Queen Square de la UCL, en Reino Unido, le dijo a The Guardian que ha visto pacientes que han estado viviendo con la “niebla mental” durante algunos meses y cada vez hay más casos entre las personas no fueron ingresadas en hospital y se enfrentaron al COVID-19 en casa.

“La proporción de personas con síntomas cognitivos durante cualquier período de tiempo, como resultado del COVID-19, se desconoce y es un foco de estudio ahora, pero podría llegar hasta el 20 por ciento”, dijo.

El doctor Wilfred Van Gorp, expresidente de la Academia Estadounidense de Neuropsicología Clínica, señaló que muchos de los que superaron el coronavirus que han reportado la “niebla mental” también tienen problemas que van desde dolores de cabeza hasta dificultades para tolerar ruidos fuertes y controlar las emociones.

“Las quejas son muy similares a las de los pacientes que han sufrido una conmoción cerebral”, dijo. También hay similitudes con el síndrome de fatiga crónica, agregó.

ENSAYO | Escribir es practicar la insatisfacción porque lo que nos hemos propuesto es incendiar la noche

sábado, junio 8th, 2019

Escribir es producir fuegos artificiales que, aunque no ejecuten la combustión total, alcanzan a sugerirnos la altura y la curvatura de la noche y, en sus últimos albores, nos permiten mirarnos unos a otros y aún reconocernos las palmas de las manos. Y esto, como se entenderá, no es mucho ni es poco, es bastante.

Por Romeo Tello 

Ciudad de México, 8 de junio (Langosta Literaria/SinEmbargo).– Lo sabemos bien: escribir es ejercer la insatisfacción. Es fracasar: sofisticada, afanosa, inevitablemente. Se escribe con la conciencia de que no se alcanzará nunca la apartada orilla donde respirar es, efectivamente, salvarse. Escribir es sentir la difusa opresión del infinito, sentir el asedio de las incontables formas que podrían encausar lo que busca ser dicho. Se escribe con la certeza de que, entre todas las posibles figuras, no escogeremos la mejor. Cuando un autor cree haber dado en el blanco con un texto, cuando se imagina que ha derrotado con la mirada al basilisco del misterio y el sentido, puede estar seguro de que no ha hecho más que incurrir en un fiasco o en un embuste notable.

Escribir es confeccionar un fracaso, no un engaño.

El Gran Blanco ha evadido todas las escrituras, incluso las sagradas, incluso a Borges. La literatura —aquella que nos ha inventado un alma, sólo para tener algo que acariciar o rasgar— es en realidad un conjunto de textos asintóticos: lenguaje memorable que se acerca progresivamente, peligrosamente, portentosamente… que se acerca de continuo sin llegar nunca. No hace diana, pero el tiro prodigioso de la carne literaria pasa rozando la piel de la manzana atómica. Y, quizá, sea mejor así; no sabemos qué fenómeno terrible ocurriría si la saeta acertara, quizá todas las concavidades del universo se tornarían convexas, y viceversa, con las previsibles complicaciones que esto traería a los planetas, las retinas y los jarrones de la casa.

Escribir es practicar la insatisfacción porque lo que nos hemos propuesto es incendiar la noche —en un mundo que, por supuesto, no conoce el día—. Pero nuestra pólvora verbal no lo consigue y sólo alcanza a iluminar, instantáneamente, una parcela de la bóveda celeste. Escribir es producir fuegos artificiales que, aunque no ejecuten la combustión total, alcanzan a sugerirnos la altura y la curvatura de la noche y, en sus últimos albores, nos permiten mirarnos unos a otros y aún reconocernos las palmas de las manos. Y esto, como se entenderá, no es mucho ni es poco, es bastante.

Todos los que escriben lo saben y, con mayor o menor desagrado, lo aceptan. Son las reglas del juego. Algunos, incluso, sabiendo que la presa es inapresable, ensayan estrategias oblicuas. Se proponen, por ejemplo, como el cazador Cortázar, fabricar redes de tejido amplísimo (not text but texture), absurdamente abierto, para que la bestia dorada, si tuviera el mal tino de acercarse demasiado, pueda escapar cómodamente por entre las arcadas de la red. Esta estrategia no es ingenuidad ni mera resignación. Por el contrario: el cazador piensa que su actitud puede confundir a la presa y provocar una imprudencia de su parte, y entonces quizás deje a su paso un rastro más claro que de costumbre o, incluso, pierda un mechón del vellocino de oro en los hilos de la red. Estos escritores son virtuosos futbolistas que estrellan el balón en el poste: no quieren meter gol, quieren perforar el estadio para ver qué hay del otro lado.

El Gran Blanco no es inaccesible por arduo, lo es por inexistente. Sagrada no es la diana, sino la mirada que la intuye y el gesto que hacía ella apunta aunque ya no pueda verla. Lo sagrado es esa inasibilidad sensible, ese instante asintótico, esa imposibilidad que revela todas las demás posibilidades.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE Langosta Literaria. VER ORIGINAL AQUÍ. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN.

SinEmbargo lanza sección diaria dedicada a los lectores, los autores y, sobre todo, los LIBROS

lunes, febrero 25th, 2019

Desde tu celular, tu computadora, en papel. No importa cómo te guste leer. En LIBROS es la nueva sección de SinEmbargo que se estrena este lunes 25 de febrero. 

 Ciudad de México, 25 de febrero (SinEmbargo).– SinEmbargo lanza este lunes 25 de febrero una nueva sección diaria dedicada a los lectores, los autores y, sobre todo, los LIBROS. Desde tu celular, tu computadora, en papel: no importa cómo te guste leer. En este nuevo espacio encontrarás adelantos, entrevistas, los autores y todo lo que rodea el mundo de los libros.

LIBROS es la única sección diaria en México dedicada enteramente a la lectura. Además, SinEmbargo conserva su suplemento sabatino Puntos y Comas, cuyo último número, el del sábado 23 de febrero, ya puedes consultar.

Tanto LIBROS como Puntos y Comas estarán dirigidos por Jorge Alberto Gudiño, en la coordinación editorial, y por Carlos Vargas como editor. En el viaje por los libros no habrá distinción entre ficción y no ficción; libros para niños o ensayo; crónica, novela o cuentos.

Desde su inicio, SinEmbargo ha dado espacio a los libros, y ahora queremos refrendar el compromiso con los autores, las editoriales y los lectores con este nuevo espacio que se refrescará todos los días.

¿Tienes un libro que no ha sido propiamente difundido? ¡Nos interesan las editoriales y los autores independientes! Haz contacto con nosotros: [email protected].

¿Por qué escribir una novela? ¿Por qué torturarse para inventar una historia que antes no existía?

sábado, febrero 23rd, 2019

Cuando me preguntan por qué escribo novelas o cuando yo le pregunto a los demás, las respuestas siempre son vacilantes, prefiguran una angustia profunda, un temor a no tener ninguna razón importante que poner delante.

Por Carlos González Muñiz

Ciudad de México, 23 de febrero (La vida en la atmósfera/SinEmbargo).– La primera pregunta siempre es ¿por qué? ¿Por qué torturarse durante meses intentando inventar una historia que antes no existía y que nadie necesitaba? ¿Por qué estudiar tramas, construcción de personajes, uso de narradores en sesiones extenuantes en donde nada parece tener sentido o, si lo tiene, es algo que nunca será posible abarcar-comprender-reproducir? ¿Por qué parece imposible que la técnica sea fuente de placer, que la disciplina de cinco cuartillas diarias se traduzca en una forma de la iluminación? ¿Es factible que, al final de todo esto, de las dudas sobre el tema elegido, de la relevancia o insustancialidad de las peripecias que inventamos, aún tenga sentido lo que previmos cuando empezamos? ¿Y si todo cambió desde entonces? ¿Y si nos ocurre como al héroe de Arthur Machen y, luego de un delirio que parece interminable nos convencemos de que hemos escrito una obra definitiva pero, en realidad, nuestros amigos sólo encuentran hojas y hojas de palabras incomprensibles?

Cuando me preguntan por qué escribo novelas o cuando yo le pregunto a los demás, las respuestas siempre son vacilantes, prefiguran una angustia profunda, un temor a no tener ninguna razón importante que poner delante. Y si algo peca de no ser relevante en este mundo en donde nos atrevemos a ser valientes sólo si hemos proyectado grandes hazañas (y no empeños dudosos y alucinados), entonces además de las complicaciones naturales de la creación nos enfrentamos también a las tribulaciones de la culpa que siente la persona improductiva frente a la voracidad de los mercados.

¿Por qué torturarse durante meses intentando inventar una historia que antes no existía y que nadie necesitaba? Foto: Cuartoscuro.

Luego de ese conglomerado de ideas confusas, en esa región abismal e inexplorada e inexplicable, que es en donde reside la verdad de la experiencia creativa (según yo), vienen las razones estructuradas, que le dan sentido temporal a nuestra locura:

¿Por qué escribir una novela?

-las razones místicas, metasensoriales, trans-racionales: porque no puedo evitarlo, porque si no lo hago me muero, porque la novela me eligió a mí, porque las palabras me saltan encima y yo acepto ese dolor aunque no quiero, porque soy un iluminado, porque alguien me dicta en sueños.

-las razones identitarias, existenciales: porque sólo así voy a saber quién soy, porque quiero entender mi infancia, porque hay algo más en mí de lo que soy capaz de decir en mi vida diaria, porque es terapia, porque me prende y me vuelve loco, porque me apaga y me vuelve un responsable padre de familia.

-las razones cínicas: porque puedo, porque quiero, porque siempre soñé con ser un escritor, porque quiero ser famoso, porque me sale bien.

-las razones artísticas, conceptuales: porque sé cómo renovar la tradición latinoamericana del realismo social, porque tengo una propuesta que combina el expresionismo kafkiano con el costumbrismo fantástico de Tolkien, porque la literatura esta en crisis y necesita una voz nueva, porque voy con todo, porque escribiré lo inimaginable.

-las razones del realismo: porque esto pasó así (o le pasó a mi abuela o le pasó a Don Porfirio) y ni modo que no lo cuente.

-las razones de lo fantástico: porque esto lo inventé yo (este mundo, esta criatura mitad lobo mitad físico-matemático) y ni modo que no lo cuente.

Y la verdad es que todas esas razones son ciertas pero hay algo más simple detrás de cualquier empeño de este tipo, desde el amateur hasta el profesional más pulido: escribimos porque la materia de la escritura es nuestra desde hace muchos años, las palabras son ese territorio libre para el que no hay que tener más que un lápiz y una servilleta. O nada. Masticamos las historias en la caminata. Las machacamos antes de conciliar el sueño. No podemos improvisar una sinfonía ni un cuadro figurativo ni un paso de danza ni un edificio vanguardista sin haber estudiado antes un poco. Pero vaya que podemos inventar una historia. Las mejores y las peores personas de este mundo han proyectado su vida como si fuera parte de un libro. Entramos y salimos de la vida de los otros en tramas que podemos reconstruir, reinventar, y a ese entrecruzamiento le llamamos memoria. Y la memoria es una forma finísima de la ficción.

Entonces escribimos novelas porque es un pulso, es la tentación de repetir lo que hemos visto pasar muchas veces frente a nuestros ojos: todo lo que suma y todo lo que termina, todo lo que nos hace felices y miserables. Las novelas crecen, decaen, confrontan y son habitables durante un tiempo. De alguna manera, entendemos que en ese tramar y seguir adelante en una nebulosa que solo cobrará forma cuando seamos capaces de conectar los puntos, de hallar los pliegues correctos, estamos intentando entender el instructivo de la existencia. Y para tremenda búsqueda autoimpuesta no hay razones que alcancen a ser explicadas. El resultado puede ser malo o tremenda porquería, legible o intratable, ¿pero de qué otro modo puede acceder el ciudadano -no iniciado- a la creación artística si no es escribiendo un libro? Sí, ya hay muchos, tal vez debería haber menos. Pero eso se arregla con un cajón muy grande y un poco de vergüenza y autocontención. Y si no, la dificilísima tarea de publicar hará el resto y evitará que todo libro escrito pueda ser publicado.

Escribe un libro. Termínalo. Entonces habrás recorrido un camino que nadie ha caminado, habrás ido a donde nadie fue jamás. Y será la mejor cosa que hayas hecho en el mundo.

Carlos González Muñiz (México, 1980), escritor y editor de La Cifra. Más sobre el autor en www.carlosgonzalezmuniz.com; y sobre la editorial: www.lacifraeditorial.com.mx.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE LA VIDA EN LA ATMÓSFERA. VER ORIGINAL AQUÍ. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN.

Daniel Salinas, escritor mexicano, anima a presos de penal en Tijuana a escribir “para sacar sus demonios”

miércoles, mayo 30th, 2018

El autor explicó a medio centenar de reos del Centro de Reinserción Social de Tijuana el contenido de su libro Juglares del Bordo y su experiencia en la creación de textos. Además, recordó que no hace falta tener estudios o “hablar con grandes palabras” para contar un relato.

Tijuana, México, 30 de mayo (EFE).- “Hasta la vida más repetitiva, más rutinaria, puede ser la mayor aventura si somos capaces de contarla”, afirmó hoy a presos del penal de Tijuana el autor mexicano Daniel Salinas, quien les animó a escribir para sacar sus “demonios”.

El escritor explicó a medio centenar de reos del Centro de Reinserción Social de Tijuana el contenido de su libro Juglares del Bordo y su experiencia en la creación de textos.

Comentó que, en primer lugar, se convirtió en lector y empezó a “vivir otras vidas” sin necesidad de salir de su cuarto.

Luego, como una “consecuencia lógica” de su afición, empezó a dedicarse a la escritura, cuando se dio cuenta de que las palabras eran como “piezas de Lego” que estaban dispuestas a ser unidas.

Durante su labor de reportero, a la que se dedicó durante años, aprendió a buscar historias en los ojos de la gente, a no tener certezas y a dudar de todo.

Y cuando se quedó sin trabajo, supo que era el momento de darle una oportunidad a su pasión e “invitar a la imaginación”.

Una herramienta que, junto con las palabras, siempre ha estado presente en su vida y le ha ayudado a salir adelante, aseguró a los internos.

Salinas animó a los asistentes a escribir sus propias historias, preguntando tanto a sus “demonios” como a su “niño interior”: “Cuando lo pones en papel, es como si te hubieras sacado un demonio de dentro”.

Si escriben, “créanme que va a ser como si subieran a una nave y viajaran muy lejos”, agregó.

Después de su charla, algunos de los presos alzaron la mano para interrogar al autor o para hacer algunos comentarios.

Uno de ellos le narró una historia que escribió hace algún tiempo y que salió publicada en un compendio de relatos, mientras que otro exreo que escribía de manera regular en un par de revistas que publican historias de gente que “ha tocado fondo”, pero que han logrado superarse y reintegrarse en la sociedad.

“La vida de nosotros como internos no puede ser aburrida. Rompemos las reglas, nos salimos de lo ordinario”, reflexionó uno de los internos, quien opinó que si cada uno hiciera una historia “sería impresionante”.

Salinas coincidió con esa idea y recordó que no hace falta tener estudios o hablar con grandes palabras para contar un relato.

“No necesitamos un doctorado para escribir, las palabras son suyas”, insistió el autor, quien además se mostró partidario de que los textos no se queden con el autor.

Aunque la escritura “la empecemos como ejercicio de salvación o de liberación, al final es para compartirse”, dejó el autor como reflexión final.

La 36 Feria del Libro de Tijuana se desarrolla en esa ciudad del estado de Baja California hasta el próximo domingo e incluye cerca de un centenar de actividades, entre las que destacan el homenaje al escritor Juan José Arreola por el centenario de su nacimiento.

Las mejores aplicaciones para escribir un libro; muchas son gratuitas

viernes, octubre 6th, 2017

Estas aplicaciones te permitirán seguir desarrollando tu gusto por la escritura y llevarte a un nivel más avanzado, si ya tienes algo escrito.

Foto: EFE

Por Andrea Núñez-Torrón Stock

Ciudad de México, 6 de octubre (TICbeat/SinEmbargo).- Si te dedicas a alguna profesión creativa, o tienes un especial interés en la escritura, la tecnología puede convertirse en una potente aliada a la hora de encaminar tu proyecto literario u organizarte adecuadamente para ser capaz de acabar ese libro que tienes en mente. Aunque son muchas las personas (y las ventajas) que optan por escribir a mano, puedes transcribir a posteriori tus borradores a ordenador o apoyarte en uno de los siguientes programas para abordar alguna de las fases del proceso creativo.

Tanto si quieres mejorar tu productividad a la hora de sentarte a escribir como si deseas bloquear los ruidos molestos del exterior para facilitar tu concentración u organizar tu escritura, evitar las distracciones y encontrar un procesador de texto adaptado a tus expectativas, puedes recurrir a las siguientes siete propuestas que enumeramos a continuación. ¡Prepara el tintero y las buenas ideas!

7 APPS IDEALES PARA ESCRIBIR UN PROYECTO  LITERARIO

Story Planner: Esta aplicación creada por Literautas y disponible para iOS tiene un sencillo funcionamiento y es útil para planear todos los detalles de tu proyecto literario, ya sea un relato corto o una novela completa. Con ella podrás crear personajes y lugares para tus historias, las escenas de tu narrativa paso a paso -y reorganizarlas a través de fichas-, exportar tus proyectos de escritura a ficheros de texto (.rtf y .txt), PDF, Final Draft y Scrivener, duplicar los proyectos y sincronizarlos con iCloud u obtener estadísticas de tus historias. Tiene un coste de 2,69 euros. Si te interesa puedes hacerte con el lote completo de Literautas, que incluye la ya citada junto a Retos para escribir e Ideas para escribir.

Write or Die: ¿Tienes tendencia a procrastinar o a dejar tus proyectos literarios abandonados y cogiendo polvo en un rincón? Esta app es ideal para retomar tu historia y continuarla cuando no avanza. ¿Cómo lo logra? Mediante un sistema de penalizaciones y recompensas. Si estás en un parón creativo, Write or Die te presionará desde con un pequeño aviso acústico hasta tiñendo de rojo el color de tu pantalla o haciendo desaparecer palabras. Podrás personalizar tus torturas y animarte a escribir bajo el divertido yugo de Write or Die.

Wattpad: Si quieres compartir tu trabajo literario, Wattpad se trata de una completa e interesante red social compatible con todos los dispositivos y disponible en español destinada a amantes de la escritura y de la lectura. En ella podrás compartir tus creaciones y recibir feedback de otros usuarios, además de encontrar autores, libros y relatos de forma totalmente gratuita.

Bamboo Paper: Si quieres emular la escritura tradicional sobre papel, esta aplicación para iOS une las nuevas tecnologías con el método manual, permitiendo que puedas escribir en la tablet como si estuvieses empuñando bolígrafo y papel. Puedes emplearla para tomar notas, hacer dibujos y crear el esqueleto de tu historia con un delicioso toque vintage. Esta, al igual que otras apps por el estilo como Penultimate son idóneas para usar preferiblemente con iPad o tableta Android y pen.

Nosli: Esta aplicación es idónea para generar ruido blanco y bloquear sonidos molestos que interrumpan tu actividad creativa, huyendo así de las distracciones y logrando que mejoren tu concentración, motivación y productividad. Al igual que hacen otras como SimplyNoisi, el fin de esta app es proporcionarte una atmósfera sonora relajante y agradable con sonidos propios de la naturaleza como el bosque o la lluvia.

Writer Plus: Si estás buscando un procesador de textos online gratuito y sencillo, Writer Plus es una excelente opción para escribir en texto plano. Se encuentra disponible en varios idiomas y te sugerirá sinónimos, dispone de corrector y te permitirá escribir en modo nocturno. También incluye atajos de teclado y recuento de caracteres.

JotterPad: Sencilla, intuitiva, gratuita y disponible para todos los dispositivos, JotterPad es un simple editor de texto sin las molestias ni la distracción de un procesador de textos. Es perfecto para escribir libros, novelas, canciones, poemas, ensayos, proyectos y guiones. La interfaz limpia para escribir te permite centrarte en darle forma a tus pensamientos en forma de texto. personalizar tus propias tipografías, editar tus trabajos en la nube o exportar, imprimir y compartir tus proyectos literarios.