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El videojuego Just Dance cumple 10 años; sus entregas acumulan 70 millones de copias vendidas

sábado, enero 18th, 2020

El primer título no tuvo críticas excelentes, pero al público le encantó y, tras una treintena de entregas, lo ha encumbrado hasta vender varias decenas de millones de copias y jugadores en todo el mundo.

Por Celia Sierra

Madrid 18 ene (EFE).- Diez años, 70 millones de copias y 120 millones de jugadores. El videojuego Just Dance cumple un decenio en la cumbre del éxito: “Es un juego hecho a conciencia, pero sin tomarnos demasiado en serio”, asegura Damien Pousse, director creativo de la última entrega.

Frente al estereotipo que impera en el sector, Just Dance es la prueba de que hay vida más allá de los videojuegos de disparos cargados de testosterona. También los hay sencillos, de pura diversión, que consiguen reunir a un público familiar.

El éxito fue inesperado, incluso para el propio Ubisoft, el estudio que lo lanzó en 2009, como reconoció recientemente el presidente de la compañía, Yves Guillemont.

El primer título no tuvo críticas excelentes, pero al público le encantó y, tras una treintena de entregas, lo ha encumbrado hasta vender varias decenas de millones de copias y jugadores en todo el mundo.

“En 10 años nos hemos convertido en la serie de videojuegos musicales número uno de todos los tiempos”, declara a Efe Pousse, que dirigió la parte creativa del proyecto desde el primer lanzamiento y también la última de sus entregas, “Just Dance 2020”.

PREGUNTA: ¿Cómo ha evolucionado el juego estos años?

RESPUESTA: Aunque su jugabilidad básica sigue siendo la misma, ha evolucionado mucho, también a nivel gráfico. Cada nuevo juego llega siempre con nuevas características y 40 canciones nuevas.

En general, hemos conseguido aportar personajes más modernos, con nuevos diseños, nueva estética y estilos de baile, pero manteniendo la mentalidad original, es decir, creando una experiencia muy accesible y disfrutable para todos. Just Dance es divertido, hecho a conciencia, pero sin tomarnos demasiado en serio.

P: ¿Qué ha sido lo más difícil al crear Just Dance 2020?

R: Una de las cosas más complicadas es encontrar la selección musical más adecuada porque es la base de nuestra experiencia. Se trata de un buen equilibrio entre los éxitos del momento, los clásicos más conocidos y queridos y las sorpresas. Este año se ha incluido “Con Altura”, de la cantante española Rosalía.

La clave es ofrecer siempre una gran diversidad de estilos y experiencias.

P: ¿Por qué su éxito?

R: Just Dance ocupa un lugar muy concreto dentro de la industria porque es el único que aporta a sus jugadores endorfinas y no adrenalina. Cuando juegas te sientes bien contigo mismo y con los demás porque el baile consiste en crear un vínculo y sentirte bien con tu cuerpo.

Los equipos de producción se esfuerzan cada año para ofrecer el mejor juego de la historia. Lo damos absolutamente todo.

P: ¿Cómo se desarrollan las coreografías?

R: Elegida una canción, el equipo creativo se centra en un concepto único que encaje con la música y la atmósfera que la rodea, y eso incluye la coreografía, el diseño de personajes, el fondo y los efectos visuales. Trabajamos con coreógrafos y bailarines que seleccionamos dependiendo de su estilo y su habilidad para interpretar a cada personaje.

P: ¿Cómo son los jugadores?

R: El rango de edad y perfil general es muy amplio porque es un título para todo el mundo. Just Dance se creó originalmente para Nintendo Wii hace 10 años, así que primero sedujimos a un público familiar y adolescente, como lo hizo la propia Wii. Desde entonces hemos llegado a mucha más gente, acogiendo a jugadores de los 3 a los 90 años.

P: Just Dance se usa en hospitales para rehabilitación.

R: Anima a las personas a moverse y ser positivas. Es, sin duda, el compañero perfecto para una buena salud mental y física, así que no nos sorprende y nos alegra que se use en las terapias de los hospitales.

Las escuelas también lo usan para ayudar a los niños a desarrollar sus capacidades sociales y físicas a una edad temprana, al mismo tiempo que realizan una actividad divertida.

P: Wii ha sido y es muy importante para Just Dance. ¿Qué papel tienen nuevas plataformas como Stadia o Switch?

R: Nuestro objetivo ha sido siempre hacer el juego más accesible de la industria. Nos hemos esforzado cada año en desarrollarlo para casi todas las plataformas. Algunas de ellas como Switch y Stadia estaban claras desde el primer momento.

P: Lleva en la franquicia desde el principio. ¿Cuál es su canción favorita del juego?

Trabajar en Just Dance durante 10 años ha aniquilado literalmente cualquier atisbo de gusto musical en mí. A día de hoy puedo disfrutar de la música pop tanto como del reguetón o el cancán francés. Me encanta “Vodovorot” en Just Dance 2020 por esa rutina de baile tan potente y alocada.

Bastardos sin gloria: Diez años de una de las obras cumbres en la filmografía de Quentin Tarantino

miércoles, agosto 21st, 2019

Tarantino apuesta por una historia de venganza despiadada protagonizada por un escuadrón de soldados judíos estadounidenses cuya única finalidad es eliminar cuantos más nazis mejor.

Por Antonio Martín Guirado

Madrid, 21 agosto (EFE).- “Creo que esta podría ser mi obra maestra”. Así es como Quentin Tarantino cierra Inglourious basterds, una película revisionista sobre la II Guerra Mundial de la que este miércoles se cumplen diez años de su estreno y que, tal y como sostiene el propio cineasta, para muchos figura entre las cimas de la filmografía del polémico y genial autor.

Así lo sostienen los recientes análisis confeccionados por el diario The Washington Post y la publicación especializada IndieWire, que colocan el filme, hiperviolento y con unos diálogos tan acerados como de costumbre, en lo más alto de la celebrada trayectoria de Tarantino, si bien la mayor parte de los especialistas coinciden en señalar que Pulp Fiction sigue siendo su obra a batir.

Con un reparto de campanillas encabezado por Brad Pitt, Christoph Waltz, Mélanie Laurent, Eli Roth, Michael Fassbender, Diane Kruger y Daniel Brühl, Tarantino apuesta por una historia de venganza despiadada protagonizada por un escuadrón de soldados judíos estadounidenses cuya única finalidad es eliminar cuantos más nazis mejor (“cada uno me debe un centenar de cabelleras nazis”, clama el teniente Aldo Raine, encarnado por Pitt).

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La trama arranca en la Francia ocupada por los nazis con la memorable introducción del coronel Hans Landa (Waltz), una de las mejores creaciones de Tarantino, un “caza judíos” enamorado de la leche y de fumar en pipa, tan locuaz y encantador como mortífero e implacable en sus intenciones.

Empleando música de Ennio Morricone, Landa y sus hombres llegan a la granja de la familia LaPadite en busca de una familia de judíos aún por localizar. Tras un tenso diálogo, el patriarca, tembloroso, admite que los huidos están escondidos en el sótano y los nazis abren fuego sobre ellos a discreción. Sin embargo, Shosanna (Laurent), la hija más joven de la familia asesinada, logra escapar.

A raíz de ahí, Tarantino presenta años después a la banda de Raine, cuyo fin de acabar con el régimen nazi coincide en el tiempo con los planes de venganza de Shosanna, que ahora regenta un cine en París y trata de pasar inadvertida, aunque ve la oportunidad perfecta para llevar a cabo sus planes cuando Joseph Goebbels (ministro nazi de Propaganda) decide estrenar allí mismo una película sobre un héroe de guerra alemán.

Póster de Inglourious basterds. Foto: Especial

Aprovechando la ocasión, con la plana nazi reunida en ese escenario, Shosanna planea blindar todas las salidas e incendiar el lugar, pero desconoce que el grupo de Raine pretende aprovechar la velada para acabar con Hitler haciéndose pasar por miembros de la industria cinematográfica alemana y empleando explosivos.

En su maravilloso final, con la música de David Bowie (“Cat Fire, Putting Out Fire”) como telón de fondo, el cine y la fantasía reescriben la historia haciendo arder a los nazis por sus pecados (“todos vais a morir y quiero que miréis fijamente el rostro de la judía que va a mataros”, clama Shosanna mientras el público ve cómo Hitler es acribillado a tiros.

Inglourious basterds, narrada en su mayor parte en francés y alemán, fue nominada a ocho premios Óscar, incluidos los de mejor película, mejor director y mejor guion, y se llevó el galardón al mejor actor de reparto para Waltz, todo un descubrimiento de Tarantino para el mundo y que repetiría triunfo en esa misma categoría tres años después con “Django desencadenado”.

La cinta, que recaudó más de 320 millones de dólares en todo el mundo, también supuso la primera ocasión en la que Tarantino optó por reformular los acontecimientos del pasado, tal y como volvió a hacer en Django unchained y, especialmente, en Once upon a time in… Hollywood, para ofrecer al espectador una experiencia catártica y liberadora.