Posts Tagged ‘Carlos López Valdés’

Las debilidades del cura y fotos que hizo a sus víctimas, los niños, sacaron a la luz la red de trata

miércoles, marzo 14th, 2018

Además de pederasta, el cura Carlos López Valdez manejaba una red internacional de pornogorafía infantil. Después de la denuncia de una de sus víctimas, un Juez lo condenó a 63 años de prisión, siendo la primera sentencia contra un presbítero en la capital del país. Ahora, exigen, sigue su presunto encubridor: el ex Arzobispo Primado de México, Norberto Rivera Carrera.

Ciudad de México, 14 de marzo (SinEmbargo).- La condena histórica de 63 años de cárcel contra el sacerdote pederasta Carlos López Valdés por los delitos de abuso sexual y corrupción de menores es solo el principio. El proceso continúa y ahora el objetivo serán sus encubridores, encabezados presuntamente por Norberto Rivera Carrera, recientemente jubilado de la Arquidiócesis de México.

¿Quién es el sacerdote Carlos López Valdés? El cura pederasta, de 74 años de edad, no solo abusaba de sus monaguillos y otros niños acólitos, también los fotografiaba para intercambiar las imágenes en una red internacional de pornografía infantil que manejaba desde las parroquias donde oficiaba sus servicios religiosos.

En la imagen, Jesús Romero Colín, aproximadamente en el año 1996. Foto: Especial

“Él tenía un arsenal de fotografías pornográficas. A él le gustaba hacerse fotos cuando abusaba de los niños. También le gustaba tomarles fotos a los niños desnudos. Tenía miles de fotos en su computadora. Cuando dejé la iglesia pude sacar sólo un disco, pero tiene cientos de discos. También tenía fotos en memory stick”, me dijo Jesús Romero Colín en una entrevista incluida en mi libro Prueba de fe: la red de cardenales y obispos en la pederastia clerical, prologado por el Obispo Raúl Vera y cuya edición de bolsillo sale a la venta en estos días bajo el sello de Booket de editorial Planeta.

El CD que Jesús pudo sacar contiene más de 70 imágenes de contenido explícito cuya copia me fue entregada: “El padre Carlos además de pederasta es pornógrafo. Su vida transcurría entre abusos sexuales, material pornográfico y Dios. Él en la mañana me masturbaba, salía, daba misa y las señoras le basaban la mano. ¿Qué pensaría él? Que es omnipotente, que nunca ha hecho mal. La misma gente fomenta a estos sacerdotes, las mismas autoridades que no hacen nada, el gobierno que lo sabe y permanece en silencio sin actuar”, dice Jesús.

Los menores abusados sexualmente por este sacerdote, ahora encarcelado, fueron testigos de cómo manejaba la red de pornografía infantil, intercambiando fotos con gente de México y Estados Unidos particularmente, y relacionándose con homosexuales y otros sacerdotes que tenían las mismas preferencias.

Las fotos no son profesionales, más bien fueron echas sin encuadre, ni enfoque o zoom, a veces sin la suficiente iluminación. Foto: Especial

El material constituyó una prueba demoledora. La identificación de las víctimas y el victimario fue absoluta. Además, existen fotos del sacerdote autorretratándose desnudo en posiciones explícitas de manera exhibicionista. Las imágenes demuestran que él mismo tomaba las fotos de los niños mientras dormían o bien, durante el abuso sexual. Se trata de imágenes domésticas, aparentemente cotidianas, en diferentes estancias como el baño, la sala, el dormitorio, el jardín, la alberca, estancias de su casa o del lugar donde vivía en las parroquias donde ofreció sus servicios sacerdotales durante su carrera eclesiástica.

Las fotos no son profesionales, más bien fueron echas sin encuadre, ni enfoque o zoom, a veces sin la suficiente iluminación. Se trata de imágenes de cuerpos desnudos que muestran la abyección de un adulto abusando de menores. El contenido gráfico en fin, es vulgar, obsceno, repetitivo, soez, infame porque se trata de niños y adolescentes explotados, esclavizados, violados siempre por el mismo hombre que luce complacido posando para la selfie, sonriente, feliz, porque se sabía impune y protegido.

Lo que repugna de estas fotos no es solamente el delito, es también el ensañamiento del agresor. Imágenes que viajaron por Internet para ser intercambiadas, donde según la Interpol, existen más de cuatro millones de zonas que contienen este tipo de material que exhibe el mercado del abuso sexual infantil y del cual, los ministros de culto no están exentos. Un negocio que general miles de millones de dólares anualmente.

SIGUEN LOS COMPLICES

La demanda interpuesta el 17 de agosto de 2007 contra el sacerdote Carlos López Valdés y/o quienes resulten responsables, en particular los protectores del presbítero que ofrecía misa en la Parroquia de San Agustín de las Cuevas en la Delegación Tlalpan, en la Ciudad de México.

A la histórica sentencia se añade que, por primera vez, el sacerdote agresor y sus protectores, en este caso el cardenal Norberto Rivera y la Arquidiócesis de México, fueron demandados para que paguen la reparación del daño que deberá ser cualificada próximamente.

Por primera vez también, la justicia exige la apertura del archivo secreto del Tribunal eclesiástico en poder de la Arquidiócesis primada de México, que en su momento, el cardenal Norberto Rivera prefirió no entregar ni colaborar en este caso, a pesar de habérselo prometido a la víctima.

El juicio incluye el proceso contra los encubridores el sacerdote pederasta: el cardenal Norberto Rivera y los obispos Jonás Guerrero y Marcelino Hernández.

El cura pederasta sentenciado a 63 años, era ecónomo del obispo Jonás Guerrero y ambos trabajaron estrechamente, incluso llevaba a los acólitos a la vicaría y estaba enterado perfectamente de los delitos cometidos por Carlos López Valdés: “En 2004, un ex seminarista fue y le entregó pruebas, mediante fotografías, y el obispo hizo caso omiso y permitió que Carlos Lopez siguiera siendo sacerdote”, dice Romero Colín.

El obispo Marcelino Hernández también estuvo enterado porque fue quien ordenó el ingreso de Carlos López a clínicas supuestamente de rehabilitación que existen en la Ciudad de México: la Casa Rougier, la casa Damasco y una más, ubicada en la colonia Postal. El obispo Marcelino cuando fue notificado de los abusos cometidos por el sacerdote pederasta, dijo que solamente eran “toqueteos”.

Pero el principal encubridor es el cardenal Norberto Rivera a quien los obispos le reportan todo. En 2007 cuando el caso cobra notoriedad al publicarse el libro “Prueba de fe”, el sacerdote Carlos López fue simplemente removido de su parroquia pero siguió en el ministerio sacerdotal, hasta que su caso fue denunciado al Tribunal Eclesiástico y finalmente fue suspendido en 2010, aunque le permitieron continuar oficiando misa en distintas parroquias de la Ciudad de México y Cuernavaca, y siguió conviviendo con menores, según las investigaciones.

En 2015, Norberto Rivera recibió a Romero Colín en su oficina de la Arquidiócesis y se comprometió a cooperar con la justicia, algo que nunca sucedió, al contrario, según denunció, el cardenal continúo ejecutando maniobras judiciales de protección: “La razón más obvia es que no cooperaron con la justicia entregando el expediente eclesiástico porque hay más prelados involucrados dentro e mi caso. Al corroborar los abusos, simplemente no fueron a denunciarlo ante la justicia y eso los convierte en cómplices”.

Mientras sucedían los abusos, Norberto Rivera fue enterado del caso y le dijo al propio sacerdote ahora encarcelado: “Tú estás a cargo de tu obispo, que es Jonás Guerrero. Él verá lo que hace contigo”.

—- ¿Y por qué el cardenal protegió a Carlos López?, le pregunté a Romero Colín en entrevista.

—- Porque es igual que ellos. Si no le pareciera lo que hacen, los hubiera atacado. Si no les dice nada, es porque es igual, porque es también abusador de niños. No hay otra explicación. El padre Carlos nunca tuvo miedo de que sus superiores le hicieran algo; al contrario, era muy descarado. Seguramente porque se sabía protegido”.

Sacerdote pederasta recibe una sentencia de 63 años, la primera en toda la historia de la CDMX

martes, marzo 13th, 2018

Jesús Romero Colín sufrió abusos continuados durante más de una década por parte del sacerdote Carlos López Valdez. Ahora tiene 33 años y recientemente terminó la carrera de psicología para ayudar a otras víctimas de abusos sexuales desde su organización Insccide (Prevención y apoyo a víctimas de abuso sexual).

La defensa de la víctima advirtió que emprenderán una nueva batalla legal contra la Iglesia católica a fin de buscar una reparación integral del daño, que incluirá -entre otros elementos- una disculpa pública.

En tanto, la Arquidiócesis Primada de México informó a través de un comunicado que, con motivo a la sentencia penal contra el sacerdote católico por el delito de pederastia, ratifican el dictamen de la PGJ capitalina y manifiestan su disponibilidad para colaborar con las autoridades.

Manifestaron su solidaridad con la víctima y su familia, y lamentan “profundamente lo sucedido” asegurando que no hay lugar en el ministerio para los que abusan de los menores y “tolerancia cero” con este crimen.

“Estos comportamientos terribles nos producen dolor y vergüenza, y nos confirman en el compromiso de hacer todo lo necesario para sanar estas situaciones desde la raíz”, se lee en el comunicado.

AÑOS DE PROTECCIÓN

Protegido por obispos y cardenales, el sacerdote pederasta Carlos López Valdez desarrolló su ministerio abusando de niños durante varias décadas y explotando su perfil de pornógrafo, construyendo así una red de intercambio de imágenes a nivel internacional.

Los abusos contra Jesús Romero Colín fueron dados a conocer hace una década a través de una serie de reportajes publicados en La Jornada y la publicación del libro Prueba de fe: la red de cardenales y obispos en la pederastia clerical de la periodista Sanjuana Martínez.

“Son seres perversos. Estos sacerdotes son asesinos, porque te matan, te roban la vida. A mí me robó los cientos de mi vida. Pensaba que era mi culpa. Pero ya no me voy a callar”, dijo en ese entonces Romero Colín quien desde su denuncia pública en el parque de la colonia Postal en septiembre de 2009 donde se ubica una clínica para sacerdotes pederastas atendida por la Arquidiócesis de México.

La historia de Jesús inicia en la parroquia San Agustín de las Cuevas en Tlalpan, donde su madre, doña Esperanza, vendía quesadillas afuera del templo y para quién el sacerdote Carlos López Valdez era un “santo” en la tierra. Jesús tenía 11 años cuando el cura le dijo frente a su madre:

— Chuchito, ¿quieres ser monaguillo?

— Sí mamá, si quiero, sí te hace feliz apúntame.

La madre dejó al niño al cuidado del sacerdote, quien inició los abusos sexuales prácticamente desde el inicio: “Con el tiempo los acercamientos se intensificaban, ya no solo me tocaba, comenzó a masturbarme, después a hacerme sexo oral, hasta llegar a la penetración”, contó Jesús.

Pronto, Jesús se dio cuenta que el sacerdote Carlos López Valdés abusaba también de otros monaguillos y niños creyentes. Descubrió que además las fotografías que les tomaba las compartía con otros en una red de pornografía infantil. Existe además un CD con más de 70 fotografías que prueban esto. “Aproximadamente a mediados del año 1996 descubrí que él tenía contacto con homosexuales por medio de cartas; eran bastantes cartas, en algunas hablaban de contactarse personalmente, de sus preferencias, de relatos, de fantasías y de sus parejas. También hablaban acerca de mí, algunos tipos le mandaban tantas para que yo las usara y después recibieron a cambio fotografías mías. Esto fue un golpe terrible para mil. En ese instante me di cuenta de que en verdad todo estaba muy mal. Desde ese momento comencé a descender al infierno, reclamándole al cura por qué había hecho todo eso conmigo, por qué me había engañado”, dijo la víctima.

El sacerdote fue protegido por el Cardenal Norberto Rivera y la Arquidiócesis Primada de México. Ambos fueron demandados también en este proceso judicial.

Jesús sufrió abusos continuados durante 14 años. Finalmente pudo irse y llevarse pruebas de los delitos del sacerdote. Ahora tiene 33 años y recientemente terminó la carrera de psicología para ayudar a otras víctimas de abusos sexuales desde su organización Insccide (Prevención y apoyo a víctimas de abuso sexual).

Después de años de lucha y de nuevo años de proceso judicial, el sacerdote fue detenido en septiembre de 2016 bajo la orden girada por el juez 55 penal en la causa 244/08 por los delitos de abuso sexual y corrupción de menores cometidos entre 1994 y 1998.

En su primera audiencia pudo decirle: “Yo estuvo preso durante años cuando era niño y no me podía defender; ahora tú estas preso a los 72 años y yo estoy libre y fuerte”.

Ahora luchará por la reparación económica al continuar el proceso contra los protectores del sacerdote: “En este proceso esperamos tener la reparación económica, que es fundamental; tienen que pagarme una indemnización. Sería la primera vez que se entrega una reparación a una víctima de este delito en el país”.